ADORACIÓN Cuando hablamos de adoración, debemos entender que Dios es el destinatario de esta, y que todo culto es un culto a Dios. Si perdem...
ADORACIÓN
Cuando hablamos de adoración, debemos entender que Dios es el destinatario de esta, y que todo culto es un culto a Dios. Si perdemos esta perspectiva, vamos a tener visiones muy diferentes acerca de la adoración.
Una clara comprensión del concepto de la adoración y su verdadero significado es esencial para el liderazgo juvenil. La adoración no significa simplemente estar en la iglesia. La adoración es aprender a vivir en la presencia de Dios diariamente e integrar a la vida cotidiana lo que se aprende en la iglesia. La adoración, entonces, es un estilo de vida.
La adoración debe tener una parte esencial en cada Culto Joven. Ni las reuniones sociales ni ningún otro tipo de reunión deben sustituir la adoración.
Hablando de esto, Elena de White es muy clara: “Nuestras reuniones deben hacerse intensamente interesantes. Deben estar impregnadas por la misma atmósfera del cielo. No haya discursos largos y áridos, ni oraciones formales simplemente para ocupar el tiempo. Todos deben estar listos para hacer su parte con prontitud, y cuando han cumplido su deber la reunión debe clausurarse. Así el interés será mantenido hasta el final. Esto es ofrecer a Dios un culto aceptable. Su servicio debe ser hecho interesante y atrayente, y no dejarse que degenere en una forma árida” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 252).
Contrariamente a lo que se puede creer, no existe una iglesia para jóvenes y una iglesia para adultos, así como no existe un evangelio para jóvenes y otro para adultos. Lo mismo sucede con la adoración. La iglesia es una sola, y en ella tanto jóvenes como adultos se reúnen para adorar a Dios. Entender esto es clave para todos los cultos.
Recuerda que para que el servicio de adoración transcurra sin problemas, el orden y la información correcta son esenciales. Recuerda, además, que es tu responsabilidad, como líder de jóvenes, ayudarlos a entender que cada vez que abren las puertas de la iglesia hay una oportunidad para adorar, tanto en la Escuela Sabática, como en el Culto de Adoración, las reuniones de oración y el Culto Joven.
No debes olvidar tampoco que adorar a Dios es algo que requiere la preparación de la persona que tendrá a cargo esta parte. Pasar a cantar implica mucho más que tener una voz afinada o mucha experiencia en el campo musical. Ser parte de la adoración implica una vida pura, de arrepentimiento y confesión de los pecados. Tener a cargo esta parte en el culto es una responsabilidad de gran importancia.
Por último, recuerda que la adoración no es una especie de “relleno” en el Culto Joven. Si la consideras como tal, no te preocuparás por hacer de esta parte algo vital. Proporciónale a la adoración la parte que le corresponde, y verás pronto los hermosos resultados en tu Culto Joven.
ORACIÓN INTERCESORA
Aunque no lo creas, este es un elemento fundamental en el desarrollo de un culto vibrante, atractivo, poderoso y significativo en la vida de los participantes. Antes de todo, sería bueno definir estas dos palabras.
Empecemos por la oración. “La verdadera oración es el ejercicio espiritual por el cual armonizamos nuestros sueños y deseos con los planes de Dios”, dijo Robert Schuller. No podemos dejar de lado la conocida definición de Elena de White: “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo”. También señala: “La oración no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él”.
Podemos agregar, además, que la oración es todopoderosa, porque nos abre las puertas a todo lo que Dios puede hacer. Es la herramienta del éxito establecida por el Cielo.
Y ¿qué diremos de la intercesión? En principio, que es un ruego en favor de otro. Siempre hay tres personas involucradas: el que tiene la necesidad, el que tiene poder para suplirla y el que tiene contacto con las otras dos. El intercesor es el intermediario. Conoce al necesitado y a la Fuente de provisión, y puede poner la mano sobre ambos.
A través de los siglos, los héroes de la fe creyeron en la oración intercesora. La oración intercesora es bíblica. En Efesios 1:15 y 16, el apóstol Pablo lo afirma de este modo: “Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que muestran por todos los santos, no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones”. Una oración de intercesión hecha con sinceridad y fervor hacia una persona específica siempre trae como consecuencia, por lo menos, una dote de misericordia divina sobre esa persona.
¡Es algo maravilloso saber que un amigo está orando por ti!
¡Es algo maravilloso tener un esposo o una esposa que ora por ti!
¡Es algo maravilloso tener un hijo o una hija que ora por su papá o su mamá!
¡Es algo maravilloso saber que alguien está orando por ti!
En la Biblia, hay un pasaje muy alentador que revela lo que sucede cuando nosotros intercedemos. Se encuentra en 1 Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”. ¿Dónde se encuentra nuestra confianza?
¡En él! Nuestra confianza no está en nuestras oraciones. Nuestra confianza no descansa en nuestra fe. ¡Nuestra confianza está en él! El pasaje sencillamente dice: “él nos oye”. Punto. Tú y yo estamos orando sobre nuestras rodillas, buscando a Dios y llegando a ser el eslabón entre el Cielo y la Tierra.
Llegamos a ser canales por los cuales Dios derrama las aguas del Río de vida. El poder de Dios es derramado por medio de intercesores.
Separa un momento en el Culto Joven para dedicar tiempo a la oración intercesora. No dejes de crear momentos donde se pueda contar cómo Dios está respondiendo esas oraciones, y guiando la vida de los jóvenes y de la iglesia. Realiza una breve dinámica para introducir este bloque, ya sea con citas especiales, con una corta dramatización, con un breve video, y que simplemente este espacio sea el espacio de la intervención divina a través de los jóvenes como intercesores.
TESTIMONIO
¿No sería espectacular tener un Culto Joven en donde nadie parpadeara, donde todo el tiempo estén a la expectativa con la boca sonriente y con los ojos llenos de lágrimas, y que, además, sea un momento de reflexiones profundas y decisiones impactantes?
¡Puedes tener esos momentos! Y no es necesario contar con un invitado especial, una estrella exclusiva o un predicador rutilante. Tal vez, en algún momento puedes contar con un invitado destacado. Pero, seamos honestos. No hay equipo de Culto Joven que pueda sostener en el tiempo una serie de invitados de primer nivel.
Sin embargo, puedes lograr lo que describimos en el primer párrafo. Y puedes hacerlo si invitas a alguien que brinde el testimonio de cómo Jesús lo transformó. Simplemente, la persona debe contar la historia de su vida. No es difícil conseguir esto.
Queremos que en cada programa de los sábado haya testimonios, porque cuando una historia personal de luchas y victorias es compartida, algo poderoso ocurre en los oyentes. Nos identificamos, nos sensibilizamos y sentimos el deseo de reafirmar nuestras decisiones para Cristo.
Escuchar a un testigo es algo que convence y hasta convierte. Saber que lo que se está oyendo es la historia de una vida transformada (y no un mero relato teórico) produce bendiciones poderosas.
Nuestros jóvenes están buscando canales para expresarse. Ellos quieren decir algo y, de alguna manera, quieren hablar. Prueba de ello son las redes sociales. Tal vez no se animen a hablar en público, pero lo hacen por estos medios. Cada vida es una sucesión de acontecimientos, y muchas de ellas son dignas de convertirse en guion de cine. Historias, abundan. Solo hay que encontrarlas.
Sin embargo, hay ciertos criterios que deben considerarse. En primer lugar, el testimonio debe ser breve y será más interesante si hablan más personas. En segundo lugar, no es tiempo para que el testigo haga reclamos. Y, en tercer lugar, debemos ser cuidadosos para no preguntar o mencionar asuntos íntimos de manera pública.
MENSAJE
Cada vez que leemos o vemos algo, sea lo que sea, queremos conocer el final. Y estamos ansiosos por eso. Quizás el estilo de vida acelerado de esta sociedad nos lleve a conclusiones anticipadas, y si no, a tratar de anticiparse a ellas.
La imaginación y el pensamiento evaluativo, y a veces incluso la sensibilidad emocional, conducen a muchos a crear etiquetas o estereotipos en casi todos los ámbitos de la vida. Además de esto, nos encontramos con la prisa y la ansiedad, que hacen que las personas no quieran perder el tiempo.
Los jóvenes llegan al culto con este bagaje de cosas. Una vez allí, la mayoría de la gente espera encontrar elementos que pueden contribuir a fortalecer una experiencia espiritual creativa, profunda y basada en la Palabra de Dios.
Los jóvenes no están interesados en algo simplemente pasajero. Por eso, necesitamos estar conectados con Dios para poder ofrecer un alimento verdaderamente sólido, es decir, lo que muchos esperan.
Llegamos aquí al cuarto punto de nuestro programa: todo Culto Joven debe tener un mensaje bíblico. Esto será el punto culminante de todo el servicio.
Muchas iglesias se están adaptando a la realidad de la sociedad posmoderna, que facilita las creencias liberales y un estilo de vida cristiano totalmente opuesto al plan de Dios.
Debes difundir el mensaje de la Biblia. La ignorancia de las Escrituras ha sido la puerta de entrada a muchas herejías perniciosas. Vivimos en una sociedad pluralista y sincrética. Las voces humanas están confundiendo al pueblo de Dios, porque no oyen la verdadera voz de Dios a través de las Sagradas Escrituras.
Que en tu Culto Joven no falte un mensaje bíblico. Debemos usar la Biblia y no filosofías humanas.
La Biblia no se equivoca; es infalible y suficiente. Es espada, martillo y fuego. Siempre será eficaz para ejecutar el propósito de Dios. Nuestros jóvenes necesitan saber más acerca de este libro sagrado.
Por tal motivo, el tiempo del mensaje central es muy importante y debe ser dedicado al estudio de un tema de la Biblia. Al terminar el Culto Joven, todos deberían sentir que valió la pena estar allí, y concebir en el corazón la paz, la esperanza y el deseo de permanecer firmes en la verdad. Si esto no ocurre, en vano dedicaste tu tiempo para armar ese programa.
FUENTE:
* Adventistas.org
Dios los bendiga!!!
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