Lección 4:
Una gran celebración
Textos clave y referencias:
2 Reyes 23:21-25; 2 Crónicas 35Versículo para Memorizar:
Profetas y reyes, cap. 33.
“Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que, como él, se volviera al Señor de todo corazón”. (2 Reyes 23:25).Mensaje:
Celebramos juntos lo que Jesús ha hecho por nosotros.
Piensa en la mejor celebración que hayas tenido en tu vida. Tal vez fue un cumpleaños o una fiesta de Navidad. ¿Qué hizo que esa celebración fuera tan especial? El rey Josías y los israelitas tuvieron juntos una celebración muy especial. Vamos a leer lo que pasó en esa celebración..
Josías había logrado muchas cosas durante su reinado. Los israelitas destruyeron sus ídolos y fue encontrado en el templo el libro de la ley. Después de leer el libro de la ley, Josías deseaba celebrar la decisión de la gente de seguir a Dios. Hacía muchos años que no se había celebrado la fiesta de la Pascua, así que decidió reunir a todos para una gran celebración de la comunidad.
Normalmente la gente celebraba la fiesta de la Pascua con su familia o sus vecinos. Josías reconoció que no todas las familias tenían los medios para sacrificar un animal. Así que donó 30.000 ovejas y cabras y 3.000 becerros. Otros dirigentes deseaban también ayudar y dieron miles de animales para las ofrendas de la Pascua.
La celebración de la Pascua debía recordarles a los israelitas el tiempo en que fueron esclavos en Egipto. Faraón, el rey de Egipto, no dejaba ir a los israelitas. Entonces Dios envió diez plagas para forzar a faraón a dejar libres a los israelitas. Las plagas fueron terribles. El agua se convirtió en sangre. Había ranas por todos lados. La oscuridad, los piojos y las piedras de granizo añadieron más dificultades. Pero la décima plaga fue la peor.
En cierta noche especial, el ángel pasó por toda la tierra de Egipto y murió cada hijo mayor o primogénito en cada familia egipcia. A cada familia israelita se le había pedido que le diera a Dios una señal de manera que el ángel destructor no pasara por su casa. Dios les pidió a los israelitas que sacrificaran un cordero y rociaran con su sangre los postes de las puertas de la casa. Cuando el ángel viera la sangre, pasaría por alto esa casa. Si el ángel no veía la sangre en el poste de la puerta, el hijo mayor moriría.
La fiesta de la Pascua también le mostraba a la gente la forma como Dios los salvaría del pecado. El cordero sacrificado durante la fiesta representaba a Jesús, quien iba a morir en la cruz por los pecados de todos.
La fiesta de la Pascua incluía alimentos. La gente debía comer pan sin levadura. Era un pan no leudado. Al tiempo de la primera Pascua, los israelitas no tuvieron tiempo para dejar que el pan se leudara. La levadura también le recordaba a la gente acerca del pecado y cómo puede obrar silenciosamente en nuestra vida. El cordero debía asarse y comerse con hierbas amargas remojadas en agua de sal. Las hierbas amargas le recordaban a los israelitas los tiempos tan difíciles y amargos que habían experimentado como esclavos. El agua con sal les ayudaba también a recordar las lágrimas que tuvieron que derramar durante su sufrimiento.
Cuando llegó el día de la Pascua, todos los sacerdotes se colocaron en su sitio para celebrar la Pascua con toda la gente. Los sacerdotes dividieron a todo el pueblo en grupos familiares. Entonces sacrificaron los animales, los asaron y le dieron la carne a la gente.
No se le permitió a nadie que trabajara durante la Pascua. La gente gozó de abundancia de alimento y hermosa música. Después de la Pascua, los israelitas celebraron durante siete días la fiesta de los panes sin levadura. Todo este tiempo se dedicó a la celebración de la bondad de Dios. Dios había salvado a su pueblo. Y ellos nunca lo olvidarían.
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