Lección 5:
Un raro certamen
Textos clave y referencias:
Ester 1, 2;Versículo para Memorizar:
Profetas y Reyes, cap. 49.
“Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”. (Mateo 5:16).Mensaje:
Dios usa mi vida para influir positivamente en los demás..
¿Has entrado alguna vez a un concurso o certamen? ¿Ganaste? La historia de hoy trata de un certamen de belleza con un premio muy especial. Tal vez pasó lo siguiente:
Primo Mardoqueo —le dijo Ester—. ¿Has oído la noticia? El rey Asuero está enviando a sus hombres a llevar al palacio a las jóvenes solteras. Está buscando una nueva reina.
—Sí, lo he oído —contestó el primo Mardoqueo—. Pero el Rey no está enviando a traer a todas las jóvenes solteras, solo a las que sean hermosas. Estoy seguro de que tú vas a ser elegida —añadió sonriente.
—Oh, primo Mardoqueo —dijo Ester—. No puedo dejarte. Tú me has cuidado tan bien desde que murieron mis padres.
—No te preocupes por mí —contestó Mardoqueo—. Será una buena oportunidad para ti. Recuerda todo lo que te he enseñado. Pero no importa lo que suceda, no dejes que nadie sepa que eres judía o que eres mi prima.
—Pero, ¿por qué, primo Mardoqueo? —preguntó Ester toda asombrada.
—Porque este no es nuestro hogar. Somos hebreos. Aunque nuestro pueblo ha vivido en Persia durante muchos años, mucha gente no nos quiere. Desean deshacerse de nosotros —le dijo Mardoqueo en voz muy baja a su prima Ester.
—Haré como me has dicho, primo Mardoqueo —le contestó Ester.
—No te pongas triste, Ester —dijo Mardoqueo—. Habrá muchas otras jóvenes bellas compitiendo en el palacio. Pero, recuerda: La belleza del alma es muy importante. Sé bondadosa con todos. Esa es la mejor clase de belleza.
Cuando Ester fue llevada ante el rey Asuero, recordó muy bien lo que su primo Mardoqueo le había dicho. Había muchas jóvenes hermosas en el palacio. Algunas de ellas no eran muy amables. Pero Ester era amable con todos.
Jegay, el eunuco del rey, lo notó. (Un eunuco era un hombre que velaba sobre todas las mujeres en el palacio del rey). Jegay notó la bondad con que Ester trataba a los demás. Rápidamente la eligió para que recibiera tratamientos de belleza en el palacio. También le dio alimentación especial. Luego le asignó siete jovencitas para que la sirvieran y las pasó a todas a la parte mejor del área designada a las mujeres en el palacio del rey.
Durante un año entero Ester recibió tratamientos de belleza en el palacio. Era tratada con baños, aceites y perfumes todos los días. Los estilistas le arreglaban el cabello. Los diseñadores le preparaban nuevos vestidos y zapatos. Jegay le dio cualquier cosa que ella pidió.
Mientras tanto, su primo Mardoqueo pasaba una y otra vez, cada día, frente a sus habitaciones. No podía hablar con Ester y ella no podía hablar con él. Pero ambos se podían ver a cierta distancia. Su primo Mardoqueo quería estar seguro de que Ester estaba bien. Pero no quería que nadie supiera que eran familiares. Si lo descubrían, sabrían también que Ester era judía.
Un día vino Jegay sonriendo.
—Ester —le dijo—. El rey quiere verte.
—¿Es verdad? Oh, ¿qué voy a hacer? ¿De qué voy a hablar?
—Puedes hablar de lo que quieras —le dijo Jegay sonriendo.
—Estoy muy nerviosa —dijo muy emocionada Ester—. No puedo ni pensar claro ahora.
—No te preocupes, Ester —le dijo Jegay—. Creo que le vas a gustar a la gente del palacio y al rey.
Jegay tenía razón. A todos les gustó Ester, especialmente al rey. Ester le gustó más que cualquier otra joven que el rey había visto, así que la hizo su reina.
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