Lección 9:
¡No! ¡No! ¡No!
Textos clave y referencias:
Mateo 4:1-11;Versículo para Memorizar:
El Deseado de todas las gentes, caps. 12-13.
“En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti”. (Salmo 119:11).Mensaje:
Cuando guardo la palabra de Dios en mi corazón, puedo decirle no a Satanás.
¡Te has visto tentado alguna vez a hacer algo que tu papá y tu mamá te dijeron que no hicieras? ¿Te has visto tentado a hacer algo que tú sabes bien que es malo? Satanás también tentó a Jesús, pero Jesús le dijo “NO” a la tentación. ¿Cómo fue capaz Jesús de ser tan fuerte?
Jesús acababa de ser bautizado por Juan.
Ahora necesitaba estar a solas. Deseaba orar y pensar acerca de lo que iba a hacer en esta tierra. Así que se fue al desierto. Durante cuarenta días no probó alimento. Oraba todo el día y todos los días.
Cuando fue tiempo de terminar su ayuno, Satanás se le presentó de pronto. Esto no era nada raro, porque Satanás había estado creándole problemas a Jesús desde que era muy pequeño. Satanás había presenciado el bautismo de Jesús.
Satanás sabía que Jesús tenía hambre y estaba débil. Entonces le dijo a Jesús:
—Si realmente eres el Hijo de Dios, haz que estas piedras se vuelvan pan.
Satanás sabía que Jesús era el Hijo de Dios. Sabía también que Jesús nunca haría un milagro para ayudarse a sí mismo. Él solamente ayudaba a los demás.
Jesús había aprendido las Escrituras por las enseñanzas de su madre y en la sinagoga a la que iba su familia. Cuando Satanás le dijo: “Haz que estas piedras se hagan pan”, Jesús recordó las cosas que había aprendido en las Escrituras.
—No solo de pan vive la gente —le respondió a Satanás—, sino también de las palabras que salen de la boca de Dios.
Jesús le hizo saber a Satanás que él iba a depender de Dios para su alimento.
Entonces Satanás lo llevó al templo en Jerusalén. Satanás llevó a Jesús a una de las partes más altas del templo. Era probablemente el lugar donde los sacerdotes tocaban el cuerno para llamar a la gente a la oración.
—Si eres el Hijo de Dios —le dijo Satanás esta vez—, arrójate desde aquí, pues las Escrituras dicen que tu Padre enviará ángeles para que te rescaten. Ellos te recibirán en las manos y no dejarán que te estrelles contra las rocas.
Eso era verdad. Dios había prometido que los ángeles guardarían al Hijo de Dios de golpearse contra las rocas. Pero Jesús sabía que él no podía usar sus poderes para salvarse a sí mismo. Sabía también que no debía tirarse de esa altura.
—Las Escrituras dicen también que no debemos tentar al Señor —le contestó Jesús.
Satanás trató una vez más de tentar a Jesús. Llevó a Jesús a un monte alto y desde allí le mostró todos los reinos del mundo.
—Inclínate ante mí y adórame —le ordenó a Jesús—, y te daré todo esto.
Satanás estaba mintiendo. No le podía prometer el mundo a Jesús. ¡No le pertenecía! El mundo y todo lo que hay en él pertenece a Jesús. Satanás sabía que si Jesús se inclinaba ante él, no podría salvar al mundo. Toda la gente se perdería para siempre.
—¡Aléjate de mí, Satanás! —le ordenó Jesús—. Las Escrituras dicen que solamente se debe adorar y servir a Dios.
Satanás se alejó entonces de Jesús. Sabía que Jesús nunca iba a adorar a nadie más que a su Padre.
Después de que Satanás se alejó, vinieron ángeles a estar con Jesús. Los ángeles lo confortaron y le trajeron agua y alimento.
¿Cómo pudo Jesús resistir las tentaciones de Satanás?
Leía las Escrituras y meditaba en ellas.
Iba también a la sinagoga cada semana.
Participaba en los servicios de adoración. También oraba.
Puedes elevar una de sus oraciones registrada en Juan 17.
Su adoración a Dios le daba fuerzas a Jesús. Eso mismo puede hacer la adoración por ti.
Que linda lección,que Dios los bendiga:)
ResponderBorrar:)
ResponderBorrar