Lección 5:
UNA REINA CURIOSA
Textos clave y referencias:
1 Reyes 10: 13;
Profetas y reyes,.cap, 4;
Creencias fundamentales 11, 22, 12.
Versículo para Memorizar:
«Ustedes son miis testigos, mis siervos, que yo elegí para que me conozcan y confíen en mí y entiendan quién soy»
(lsaías 43: 10).
Mensaje:
Servimos mejor cuando nuestras palabras están de acuerdo con nuestras acciones.
1 Reyes 10: 13;
Profetas y reyes,.cap, 4;
Creencias fundamentales 11, 22, 12.
Versículo para Memorizar:
«Ustedes son miis testigos, mis siervos, que yo elegí para que me conozcan y confíen en mí y entiendan quién soy»
(lsaías 43: 10).
Mensaje:
Servimos mejor cuando nuestras palabras están de acuerdo con nuestras acciones.
¿Alguna vez has oído el dicho que dice: «Tus acciones hablan tan fuerte que no me dejan oír tus palabras»? Nuestra historia de esta semana analiza la vida de Salomón. ¿Concordaban sus acciones con sus palabras?
El calor del día afectaba bastante a la reina. El viaje desde Sabá, al sureste de Arabia, había sido largo. De repente se despertó al escuchar un grito, se incorporó para ver lo que estaba pasando. Haciendo a un lado la cortina que cerraba su compartimiento, pudo ver el palacio del rey Salomón en el horizonte.
Al fin, hemos llegado a la casa del sabio, pensó la reina. Me pregunto si será verdad todo lo que dicen de él.
Los monarcas que pasaban por su país habían traído noticias del rey de Israel y su fabulosa sabiduría. Sin embargo, ella sabía que los hombres, algunas veces, son dados a exagerar. Algunos incluso lo habían proclamado como el hombre más sabio del mundo. Creyendo que necesitaba confirmarlo por sí misma, la reina hizo los preparativos para viajar a Israel. En cada lugar donde se detuvo la caravana, la reina escuchó más acerca del rey Salomón. Pronto estaría en su presencia.
Arribaron a las afueras de Jerusalén. Sus músicos se reunieron y empezaron una procesión anunciando su llegada. El maestro de ceremonias vino a saludar a la caravana y escoltó a la reina en su entrada en la ciudad de Salomón.
La caravana marchó pomposamente por Jerusalén y luego se detuvo frente al palacio. Los asistentes de la reina la ayudaron a descender. Después de intercambiar algunos saludos con el primer ministro de Israel, el cortejo real fue conducido a las habitaciones para huéspedes del palacio. El personal del rey sirvió refrescos y los ayudó a ponerse cómodos. Unas pocas horas más tarde, el grupo fue convocado para encontrarse con el rey Salomón. La reina observaba todo lo que la rodeaba. Hasta la sala de espera es elegante, pensó.
-¡Su alteza real, la reina de Sabá! -anunció el cortesano, mientras la reina atravesaba las puertas de un inmenso salón de banquetes.
Todo era más hermoso de lo que ella había imaginado. Las cortinas parecían como de oro. Los muebles estaban hechos con las maderas más finas y embellecidos con oro. Incontables candiles titilaban por todo el salón. El olor a flores recién cortadas y los manjares perfectamente cocinados llenaban el salón mientras avanzaba hacia el rey Salomón.
Él se adelantó sonriendo.
-Bienvenida -le dijo-. Espero que haya tenido un viaje placentero. Por favor venga y disfrute el banquete preparado por mi personal.
Durante meses antes de salir de su país, la reina había sido instruida por el hombre más sabio de su reino para preparar preguntas difíciles y enigmas para Salomón. No se habían puesto límites a las preguntas que pudiera hacer. Eligieron una variedad de preguntas de ciencias, literatura, matemáticas, historia, música, filosofía y religión. Durante la comida, la reina le hizo a Salomón esas preguntas. Maravillada ante la habilidad del rey para contestar aun los problemas más difíciles, aumentó su respeto por él.
En los días que siguieron, pasó horas probando a Salomón. Mientras paseaba por el palacio y la ciudad, miraba cómo se relacionaba con su personal y los oficiales de la corte. Observó los sacrificios que se ofrecían a Dios en el magnífico templo que Salomón había mandado construir. Empezó a hacer sus propias preguntas mientras él le presentaba a Dios el Creador.
Durante la última reunión, la reina pidió hablar a solas con el rey. Él despidió al personal.
-Rey.Salomón, la primera vez que escuché acerca de ti fue cuando enviaste a pedir maderas de sándalo de mi país. Veo que las usaste para construir el templo del Dios viviente. Después de eso escuché muchas cosas acerca de ti y de tu país. Yo he venido para ver por mí misma si esto era verdad. Desde que vine aquí y me reuní contigo y tu pueblo, he visto que es verdad. Alabo a tu Dios que te puso sobre el trono. Él ciertamente debe amar mucho a Israel, pues te ha dado tanta sabiduría para gobernar este reino. Debo aprender más de él.
He traído conmigo cuatro toneladas de oro, grandes cantidades de especias y piedras preciosas. Por favor, acepta estos humildes regalos de mi reino.
El rey Salomón los aceptó y con mucha cortesía le agradeció.
Mientras su carroza se alejaba del palacio a la mañana siguiente, la reina de Sabá repasaba todo lo que había visto y oído. Todo encajaba perfectamente como el tejido de una pieza de tela.
Dios lo bendiga!!!
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