Lección de Escuela Sabática de Adultos 2do Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 2do Trimestre 2020, Lección 2do Trimestre 2020,
Lección 1: Para el 4 de abril de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 32:45-47; Génesis
49:8-12; Isaías 53:3-7; 1 Corintios 15:3-5, 51-55; Romanos 12:2.
PARA MEMORIZAR:
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).
Compuesta por 66 libros y escrita durante más de 1.500 años en tres continentes (Asia, África y Europa), por más de 40 autores, la Biblia es única. No hay otro libro, sagrado ni religioso, como este. Y no es de extrañar. Al fin y al cabo, es la Palabra de Dios.
Hay más de 24.600 manuscritos del Nuevo Testamento que se conservan de los primeros cuatro siglos después de Cristo. De los manuscritos origi-nales de Platón, hay 7; de Herodoto, 8; y de La Ilíada, de Homero, un poco más: son 263 copias las que perduraron. Por lo tanto, tenemos una poderosa evidencia que confirma la integridad del texto del Nuevo Testamento.
La Biblia fue el primer libro en traducirse, el primer libro impreso en Occidente, y el primer libro cuya distribución fue tan amplia y en tantos idiomas que, en la actualidad, el 95 por ciento de la población puede leerlo.
La Biblia también es única por su contenido y su mensaje, los cuales se centran en los actos redentores de Dios a través de la historia. Es la Palabra viva de Dios, porque los creyentes de hoy cuentan con la promesa de que el mismo Espíritu de Dios que inspiró la Escritura (2 Tim. 3:16, 17) los guiará a toda verdad a medida que estudien la Palabra (Juan 14:16, 17; 15:26; 16:13).
LA PALABRA VIVA DE DIOS
Las palabras más importantes que se dicen, a menudo, son las últimas palabras que una persona pronuncia. Moisés, autor de los primeros cinco libros –y fundacionales– de la Biblia, entona un cántico al pueblo justo antes de su muerte (Deut. 31:30-32:43).
Lee Deuteronomio 32:45 al 47. ¿Cómo describe Moisés la Palabra de Dios y su poder en la vida de los hebreos que están a punto de entrar en la Tierra Prometida?
Entre las últimas palabras de Moisés, se encuentra una fuerte exhorta-ción. Al fijar las palabras que Dios había hablado a través de él en el corazón del pueblo, Moisés quería enfatizarles que debían seguir dándole prioridad a Dios en su vida, y a su voluntad. Al comunicarles estas palabras a sus hijos, cada generación transmitiría el plan de salvación del Pacto de Dios. Fíjate que no debían elegir las palabras, sino que debían observar u obedecer “todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46).
Al final de la historia de la Tierra, Dios tendrá un pueblo que se man-tendrá fiel a todas las Escrituras, lo que implica guardar los mandamientos de Dios y tener la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Este pueblo permanecerá fiel a la enseñanza de la Biblia, porque esta no solo garantiza una vida más abundante en la Tierra, sino un destino eterno en el hogar que Jesús está preparando para nosotros (Juan 14:1-3).
Lee Juan 1:1 al 5 y 14; y 14:6. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre Jesús y la vida eterna? ¿Qué relación hay entre el Verbo hecho carne y la revelación y la inspiración de las Escrituras?
Jesús es el centro y el objetivo de todas las Escrituras. Su encarnación como el Mesías fue el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testa-mento. Debido a que él vivió, murió y resucitó, tenemos la confirmación de las Escrituras y aún más: la gran promesa de la vida eterna en una existencia completamente nueva.
■ Vuelve a leer Deuteronomio 32:47. En tu experiencia, ¿cuán cierto es que la obe-diencia a la Palabra de Dios “no [te] es cosa vana”? ¿Por qué la fe en Dios y la obediencia a su Palabra nunca son en vano?
¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA, Y DÓNDE?
La diversidad de autores, así como sus ubicaciones y antecedentes, brindan un testimonio único de que Dios obra para comunicar la historia y su mensaje a personas culturalmente tan diversas como la audiencia a la que están dirigidos.
¿Qué nos dicen los siguientes versículos sobre los escritores bíblicos y su contexto? (Éxo. 2:10; Amós 7:14; Jer. 1:1-6; Dan. 6:1-5; Mat. 9:9; Fil. 3:3-6; Apoc. 1:9).
La Biblia fue escrita por gente de diferentes orígenes y en diversas cir-cunstancias. Algunos escribieron desde palacios; otros, desde cárceles; otros, en el exilio; y otros, en sus viajes misioneros para compartir el evangelio. Estas personas tenían diferentes formaciones y ocupaciones. Algunos, como Moisés, estaban destinados a ser reyes o, como Daniel, a ocupar altos cargos. Otros eran pastores sencillos. Algunos eran muy jóvenes; y otros, bastante ancianos. A pesar de estas diferencias, todos tenían algo en común: fueron llamados por Dios e inspirados por el Espíritu Santo con el fin de escribir mensajes para su pueblo, sin importar cuándo o dónde vivieran.
Además, algunos de los autores fueron testigos presenciales de los acon-tecimientos relatados. Otros hicieron una investigación personal cuidadosa de los hechos o utilizaron cuidadosamente los documentos existentes (Jos. 10:13; Luc. 1:1-3). Pero, todas las partes de la Biblia son inspiradas (2 Tim. 3:16). Esta es la razón por la que Pablo declara que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por [...] la conso-lación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Rom. 15:4). El Dios que creó el lenguaje humano capacita a los escogidos para comunicar pensamientos inspirados de manera confiable en palabras humanas.
“Dios se ha dignado comunicar su verdad al mundo por medio de ins-trumentos humanos, y él mismo, mediante su Santo Espíritu, hizo idóneos a los hombres y los habilitó para realizar esa obra. Guio la mente de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro; sin embargo, a pesar de todo, es del Cielo” (MS 1:29).
■ Tantos escritores diferentes, en contextos tan diversos y, sin embargo, el mismo Dios se revela a través de todos ellos. ¿Cómo nos ayuda esta asombrosa verdad a confirmar la veracidad de la Palabra de Dios?
LA BIBLIA COMO PROFECÍA
La Biblia es única, entre otras obras religiosas famosas, porque hasta el treinta por ciento de su contenido se compone de profecías y literatura profética. La integración de la profecía y su cumplimiento oportuno es fun-damental para la cosmovisión bíblica, porque el Dios que actúa en la historia también conoce el futuro y lo ha revelado a sus profetas (Amós 3:7). La Biblia no es solo la Palabra viva o la Palabra histórica, es la Palabra profética.
¿Cómo revelan los siguientes pasajes los detalles del Mesías venidero?
Génesis 49:8-12 ________________________
Salmo 22:12-18 ________________________
Isaías 53:3-7 ________________________
Daniel 9:24-27 ________________________
Miqueas 5:2 ________________________
Malaquías 3:1 ________________________
Zacarías 9:9 ________________________
Hay al menos 75 predicciones mesiánicas directas en el Antiguo Tes-tamento, y muchas más si también agregamos la tipología (la tipología es el estudio de los rituales del Antiguo Testamento, como los sacrificios, que se consideran miniprofecías de Jesús). Estas profecías se relacionan con detalles específicos como: “No será quitado el cetro de Judá” (Gén. 49:10); que nacería en Belén de Judá (Miq. 5:2); que sería “despreciado y desechado entre los hombres”; azotado, acusado falsamente, pero sin abrir la boca para defenderse (Isa. 53:3-7); que sus manos y pies serían traspasados; y que se dividirían sus vestiduras entre sus verdugos (Sal. 22:12-18).
El hecho de que estas profecías del Antiguo Testamento se hayan cum-plido con tanta precisión en la vida, la muerte y la resurrección de Jesús es un testimonio de su inspiración y revelación divinas. También indica que Jesús era quien él y otros afirmaban que era. Jesús siguió a los profetas de la antigüedad al predecir su muerte y su resurrección (Luc. 9:21, 22; Mat. 17:22, 23), la caída de Jerusalén (Mat. 24:1, 2) y su segunda venida (Juan 14:1-3). Por lo tanto, la Biblia predice su encarnación, su muerte y su resurrección, y su cumplimiento garantiza su confiabilidad.
■ ¿Cuántas razones puedes enumerar por las que crees en Jesús y en su muerte en nuestro favor? Compártelas en clase el sábado y hazte esta pregunta: ¿Por qué las evidencias son tan convincentes?
LA BIBLIA COMO HISTORIA
La Biblia es única en comparación con otros libros “santos” porque está constituida en la historia. Esto significa que la Biblia no es simplemente el pensamiento filosófico de un ser humano (como Confucio o Buda), ya que registra los actos de Dios en la historia al avanzar hacia un objetivo específico. En el caso de la Biblia, esos objetivos son: (1) la promesa de un Mesías y (2) la segunda venida de Jesús. Esta progresión es exclusiva de la fe judeocristiana, en contraste con la visión cíclica de muchas otras religiones del mundo desde el antiguo Egipto hasta las religiones orientales modernas.
Lee 1 Corintios 15:3 al 5 y 51 al 55; Romanos 8:11; y 1 Tesalonicenses 4:14. ¿Qué nos enseñan estos pasajes no solo sobre la verdad histórica de la re-surrección de Cristo, sino también acerca de lo que significa para nosotros?
El testimonio de los cuatro evangelios y de Pablo es que Jesús murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos, y se les manifestó a varias personas. Esto lo corroboraron testigos oculares que lo colocaron en la tumba y luego la vieron vacía. Hubo testigos que tocaron a Jesús, y él comió con ellos. María Magdalena, María (la madre de Jesús) y otras mujeres lo vieron como el Cristo resucitado. Los discípulos hablaron con él camino a Emaús. Jesús se les apareció para la gran comisión evangélica. Pablo escribe que, si el testimonio de las Escrituras es rechazado, entonces nuestra predi-cación y nuestra fe son “vana[s]” (1 Cor. 15:14). Otras traducciones dicen “es inútil” (NTV), “carecen de sentido” (BLP) o “no sirve para nada” (NVI). Los discípulos afirman: “¡Es cierto! [...] El Señor ha resucitado” (Luc. 24:34, NVI). El término griego ontos se refiere a algo que realmente ocurrió. Se traduce como “realmente”, “de veras” o “verdaderamente”. Los discípulos declaran que “ha resucitado el Señor verdaderamente”.
A Cristo también se lo describe como las “primicias” (1 Cor. 15:20) de todos los que murieron. El hecho histórico de que Cristo haya resucitado corporalmente de entre los muertos y esté vivo hoy es la garantía de que ellos también resucitarán así como él resucitó. Todos los justos “en Cristo [...] serán vivificados” (1 Cor. 15:22; énfasis añadido). Este término implica un acto futuro de creación, cuando aquellos “que son de Cristo” o que permanecen leales a él serán resucitados “en su venida” (1 Cor. 15:23) “a la final trompeta” (1 Cor. 15:52).
■ ¿Por qué es tan importante para nuestra fe la promesa de la resurrección, especial-mente por el hecho de que entendemos que los muertos duermen? Sin ella, ¿por qué nuestra fe realmente es “vana”?
EL PODER TRANSFORMADOR DE LA PALABRA
Lee 2 Reyes 22:3 al 20. ¿Qué hace que el rey Josías rasgue su ropa? ¿Cómo cambia su descubrimiento no solo a él, sino a toda la nación de Judá?
En 621 a.C., cuando Josías tenía aproximadamente 25 años, Hilcías, el sumo sacerdote, descubrió “el libro de la ley”, que pudieron haber sido los primeros cinco libros de Moisés o, específicamente, el libro de Deuteronomio. Durante el reinado de su padre Amón y su malvado abuelo Manasés, este rollo se había perdido en medio de la adoración a Baal, Asera y “todo el ejército de los cielos” (2 Rey. 21:3-9). Cuando Josías oyó las condiciones del Pacto, se rasgó la ropa totalmente angustiado, ya que se dio cuenta de cuán lejos se habían apartado él y su pueblo de la adoración al Dios verdadero. Inmediatamente comenzó una reforma en toda la tierra, derribando los lugares altos y destruyendo imágenes a los dioses extranjeros. Al terminar, solo quedaba un lugar para adorar en Judá: el templo de Dios en Jerusalén. El descubrimiento de la Palabra de Dios lleva a la convicción, al arrepenti-miento y al poder para cambiar. Este cambio comienza con Josías y, final-mente, se extiende al resto de Judá.
¿Cómo nos garantiza la Biblia que tiene el poder de cambiar nuestra vida y mostrarnos el camino de la salvación? Lee Juan 16:13; 17:17; Hebreos 4:12; y Romanos 12:2.
Uno de los testimonios más poderosos del poder de la Biblia es la vida transformada de una persona. Es la Palabra la que traspone el pecado hu-mano y la depravación, y revela nuestra verdadera naturaleza humana y nuestra necesidad de un Salvador.
Un libro único como la Biblia, instaurado en la historia, imbuido de profecía y con el poder de transformar vidas, también debe interpretarse de una manera única. No puede interpretarse como cualquier otro libro, ya que la Palabra viva de Dios debe entenderse a la luz de un Cristo vivo que prometió enviar a su Espíritu para guiarnos “a toda la verdad” (Juan 16:13). Por lo tanto, la Biblia como una revelación de la verdad de Dios, debe con-tener sus propios principios internos de interpretación. Estos principios se pueden encontrar al estudiar de qué manera los escritores bíblicos utilizaron las Escrituras y se guiaron por ellas mientras permitían que las Escrituras se interpretaran a sí mismas.
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “No se turbe vuestro corazón”, pp. 617-635.
Muchos han muerto por defender la Palabra de Dios y permanecer fieles a ella. Uno de ellos fue el Dr. Rowland Taylor, un pastor parroquial inglés que se resistió a la imposición de la misa católica durante el reinado de María la Sanguinaria en su parroquia de Hadley, Inglaterra. Después de ser expulsado de la iglesia y ridiculizado por su adhesión a las Escrituras, apeló personalmente al obispo de Wínchester, al Señor Canciller de Inglaterra, pero este lo mandó a la cárcel y finalmente a la hoguera. Justo antes de su muerte, en 1555, pronunció estas palabras:
“¡Buena gente! No les he enseñado nada más que la santa Palabra de Dios, y esas lecciones que he extraído del bendito libro de Dios, la Santa Biblia. He venido aquí este día para sellarlo con mi sangre” (J. Foxe, The New Foxe’s Book of Martyrs, p. 193). Justo antes de que se encendiera el fuego se escuchó al Dr. Taylor repetir el Salmo 51 y entregó su vida.
La pregunta que debemos hacernos ahora es: ¿Seremos tan fieles para defender las verdades de la Palabra de Dios? Tarde o temprano, en el con-flicto final, esa prueba vendrá. El momento de prepararse para ello, por supuesto, es ahora.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿De qué manera la profecía confirma el origen divino de la Biblia? ¿Cómo pueden afirmarnos en nuestra fe estas profecías cumplidas?
2. En cuanto a la pregunta final del estudio del martes, ¿por qué son tan poderosas las evidencias de Jesús como Mesías?
3. Jesús y los apóstoles demostraron una fe inquebrantable en la ve-racidad y la autoridad divina de las Sagradas Escrituras. Por ejem-plo, ¿cuántas veces se refirió Jesús a las Escrituras y a que (a menu-do en referencia a él mismo) las Escrituras deben cumplirse? (ver, p. ej., Mat. 26:54, 56; Mar. 14:49; Luc. 4:21; Juan 13:18; 17:12). Por lo tanto, si Jesús mismo consideraba las Escrituras (en su caso, el Antiguo Testamento) con tanta seriedad, especialmente en términos de la profecía que se estaba cumpliendo, ¿cuál debería ser nuestra acti-tud hacia la Biblia también?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Deuteronomio 32:45-47; Génesis 49:8-12; Isaías 53:3-7; 1 Corintios 15:3-5, 51-55; Romanos 12:2.
Parte I: RESEÑA
En un mundo atiborrado de medios de comunicación, cada vez somos más bombardeados por ideas que compiten por nuestra atención y prometen las últimas tendencias para guiar nuestra vida. En este ambiente de sobreestimulación, se ha vuelto más difícil encontrar un momento a solas con la Palabra de Dios. Algunos incluso pueden comenzar a preguntarse si la Biblia sigue siendo relevante en el mundo vertiginoso de hoy. Necesitamos que se nos recuerde el mandato de “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Sal. 46:10) como una forma de ayudarnos a reconocer que la Biblia sigue siendo el mayor regalo de Dios para comunicar su plan de redención. No hay otro libro como este en ninguna parte del mundo.
Varios elementos importantes hacen que la Biblia sea única en comparación con otros libros religiosos. Cuatro elementos, en particular, contrastan marcadamente con los pensamientos filosóficos y, en algunos casos, esotéricos de Confucio, el Corán y los escritos sagrados hindúes: (1) la Biblia se compone de hasta un treinta por ciento de profecía y literatura profética; (2) la Biblia está constituida en la historia; es decir, habla de un Dios que actúa en la historia; (3) los acontecimientos bíblicos se colocan en una dimensión espacial de lugares geográficos reales; y (4) la Biblia tiene el poder de transformar vidas gracias al Dios que nos habla a través de su Palabra viviente. ¿Es de extrañar, entonces, que durante siglos haya inspirado las mejores obras de música, arte y literatura? Esta semana estudiaremos por qué la Biblia es única e inigualable y sigue siéndolo, incluso con el rápido crecimiento de la tecnología y el conocimiento del siglo XXI
Parte II: COMENTARIO
Ilustración
Las grandes pirámides de Egipto se elevan por sobre la moderna ciudad de El Cairo. Las excavaciones han revelado que fueron construidas durante el Reino Antiguo con una tecnología sofisticada y un conocimiento de edificación que utilizaba cálculos matemáticos y astronómicos que se creían inexistentes antes de los griegos. Antes de la conclusión de la Torre Eiffel en París en 1889, la Gran Pirámide fue el edificio más alto del mundo durante miles de años. Hoy en día, los arqueólogos todavía no consiguen resolver el enigma de la logística y la magnitud de esta hazaña. Moisés llegó al antiguo Egipto cientos de años después de la construcción de la Gran Pirámide y fue educado para ser el futuro rey de este gran imperio. Sin embargo, “por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón” (Heb. 11:24).
Texto bíblico
Las últimas palabras de Moisés al pueblo que él condujo a la Tierra Prometida fueron estas: “Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46). Aplicar el corazón es una expresión que se usa en la Biblia para describir la internalización y la alineación de la Palabra de Dios dentro del corazón. Moisés enfatiza esta idea cuando instruye que a los hijos especialmente se les debe ordenar que sigan las instrucciones, o Ley, de Dios. Esta Ley es más importante que cualquier otra cosa, porque “es vuestra vida” (Deut. 32:47).
Analicen en clase cómo manejan las distracciones a su alrededor para mantener una relación viva con Cristo mediante su Palabra. Pide a la clase que evalúe cuánto tiempo pasan en ciertas actividades todos los días (respondiendo correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales, televisión, trabajo, familia, devociones). Observen que las actividades en las que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo a menudo son las más importantes en nuestra vida. ¿Qué pasos intencionales están tomando los miembros de tu clase para transmitir su experiencia cristiana a sus hijos? ¿Por qué es tan importante este legado viviente en nuestra época?
Texto bíblico
La Biblia está llena de lugares donde Dios se reveló. Entre los más memorables están el Monte Moriah, cuando Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac (Gén. 22:2); la zarza ardiente en el Monte Horeb, en Sinaí (Éxo. 3:1-4); el Mar Rojo, por el que Israel escapó por tierra firme (Éxo. 14:1-30); y Capernaum, donde ocurrieron muchos de los milagros de curación de Jesús. Este patrón de incorporar una dimensión espacial en los acontecimientos descritos, en realidad, distingue a la Biblia de la mayoría de los demás escritos sagrados (todo el Corán, por ejemplo, contiene menos designaciones geográficas que las que se encuentran en Génesis 1 al 20 solamente). La Biblia contiene referencias a cientos de ciudades y países, incluidas referencias a montañas, espejos de agua, desiertos y páramos, regiones y Estados específicos. Hay veces en que la geografía es un elemento crucial que le da un significado y una dimensión adicionales a un hecho.
Belén es un ejemplo de cuán importante es la geografía bíblica para nuestra comprensión de la historia bíblica. En hebreo, Belén significa “la casa del pan”. Fue en Belén donde Rut y Booz se conocieron y se casaron. Allí, tuvieron un hijo llamado Obed, que tuvo un hijo llamado Isaí. Este fue el padre de David, quien luego estableció una dinastía de reyes que gobernó en Jerusalén durante cientos de años hasta la destrucción del Templo (Rut 4:13-17; Mat. 1:5, 6). Cuando Samuel fue a ungir a un nuevo rey, se dirigió a Belén, donde Dios le ordenó que ungiera a David. Luego, setecientos años antes del nacimiento de Jesús, Miqueas 5:2 predice que el Mesías nacerá en Belén, que está en Judea. Por lo tanto, no debería sorprendernos que Dios haya enviado a Jesús, “el pan de vida” (Juan 6:33-51), a nacer en Belén, la casa del pan. Jesús, quien nació del Espíritu Santo a través de María, trae la plenitud del evangelio al mundo, sobre el cual un día reinará como Rey de reyes para siempre.
Pregúntale a la clase qué otras ideas importantes se pueden extraer al comprender la geografía bíblica y los nombres de los lugares de los acontecimientos históricos circundantes. Por ejemplo, ¿qué relación hay entre el encuentro de Abraham con Dios en el monte Moria y la muerte de Cristo en las mismas inmediaciones casi dos mil años después?
Ilustración
José se crio en el centro de la ciudad de Detroit, Michigan. A los once años, ya era parte de una pandilla local; hablaba y actuaba como ellos. Sus padres estaban preocupados por el futuro de su hijo. Un día recibieron un anuncio de un curso de cocina vegetariana. El padre de José era cocinero en un restaurante local, y comenzó a asistir con su esposa. En una de las reuniones, se anunció una escuela bíblica de vacaciones, y José y sus hermanas comenzaron a asistir. José nunca había escuchado mucho sobre la Biblia. Estaba muy intrigado por la historia de Josué y su conquista de Canaán bajo la conducción de Dios. Aprendió que Dios era poderoso y que podía vencer a los enemigos de su pueblo. José quería saber más, y comenzó a leer la Biblia. Pronto se inscribió en el Club de Conquistadores local. Sus padres notaron cambios importantes en él. El vocabulario de José cambió. Su ropa cambió. Incluso su forma de caminar cambió. Seis meses después, José solicitó el bautismo. Su familia estaba asombrada por el cambio en la vida de José. Deseaban lo mismo que José estaba viviendo. Después de estudiar la Biblia junto con el pastor, toda la familia se bautizó un sábado de mañana. El poder de la Palabra de Dios había transformado su vida.
Texto bíblico
Josías tenía ocho años cuando llegó a ser rey de Judá. La Biblia dice que su abuelo Manasés sirvió a los dioses cananeos, y que participó del espiritismo y sus perversiones sexuales asociadas, junto con la astrología. Manasés incluso sacrificó a su propio hijo. Condujo a su pueblo a una terrible apostasía, porque “los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel” (2 Rey. 21:9). Según los genes y la educación de Josías, podríamos esperar que Judá estuviera condenada al mismo destino que bajo el rey Manasés. Sin embargo, la Biblia dice que Josías “hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda” (2 Rey. 22:2). ¿Qué marcó la diferencia? El hallazgo y la lectura de la Palabra de Dios, el profundo arrepentimiento de Josías y su accionar para restablecer a todo Israel a la adoración correcta de Dios. Las excavaciones en Judá que cubren este período revelaron un templo en Arad con dos altares y piedras verticales en el Lugar Santísimo que representaban a más de una divinidad. Este templo fue destruido a fines del siglo VII, lo que muchos eruditos han atribuido a la obra de Josías. Debido a esta gran reforma, Dios salvó a Judá y a Jerusalén por algún tiempo y refrenó su juicio hasta unos 35 años después. Dios prometió: “No verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar” (2 Rey. 22:20). Después de leer 2 Reyes 21:2 al 9, pregunta a la clase cómo se compara esta descripción de Judá con los desafíos del mal en el mundo actual. ¿Cómo pueden las Escrituras transformar nuestra vida para que nosotros también podamos vencer?
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
La Biblia es la Palabra inspirada de Dios para todos los tiempos. No se limita ni al tiempo ni a las culturas en los que se escribió. Por lo tanto, todavía tiene poder para transformar vidas hoy. Mientras te preparas para esta lección en tu cultura específica, reflexiona en el impacto de la Biblia en esa parte del mundo en la actualidad. Pídele a la clase que comparta una experiencia en la que hayan sido transformados por la Palabra de Dios y hayan reconocido su poder transformador. A continuación, hay algunas preguntas más específicas que se explayan sobre estos temas.
1. ¿De qué modo las profecías de las Escrituras nos proporcionan esperanza para el futuro, incluso en el contexto de los acontecimientos de los últimos días? ¿En qué sentido estas profecías nos dan garantías de las promesas de Dios y de su capacidad de llevar a cabo su plan hasta el final?
2. Comparte una experiencia de tu vida o la de un amigo que atestigüe el poder de la Palabra de Dios para cambiar la vida de una persona. ¿Cómo ocurrieron estos cambios y cómo vieron los demás el poder del Espíritu Santo en acción?
3. ¿De qué manera puedes dar un testimonio permanente del poder de Dios para transformar a tu familia, tu vecindario o tu ciudad hoy? ¿Cómo puedes compartir la Palabra de Dios de una manera eficaz para impulsar cambios y preparar a los demás para un encuentro con Jesús cuando él venga? Recuerda que somos sus manos y sus pies, y lo que comunicamos en palabras y acciones se reflejará en cómo los demás perciben a Dios.
Dios lo bendiga!!!
LA SINGULARIDAD DE LA BIBLIA
Sábado 28 de marzo
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 32:45-47; Génesis
49:8-12; Isaías 53:3-7; 1 Corintios 15:3-5, 51-55; Romanos 12:2.
PARA MEMORIZAR:
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).
Compuesta por 66 libros y escrita durante más de 1.500 años en tres continentes (Asia, África y Europa), por más de 40 autores, la Biblia es única. No hay otro libro, sagrado ni religioso, como este. Y no es de extrañar. Al fin y al cabo, es la Palabra de Dios.
Hay más de 24.600 manuscritos del Nuevo Testamento que se conservan de los primeros cuatro siglos después de Cristo. De los manuscritos origi-nales de Platón, hay 7; de Herodoto, 8; y de La Ilíada, de Homero, un poco más: son 263 copias las que perduraron. Por lo tanto, tenemos una poderosa evidencia que confirma la integridad del texto del Nuevo Testamento.
La Biblia fue el primer libro en traducirse, el primer libro impreso en Occidente, y el primer libro cuya distribución fue tan amplia y en tantos idiomas que, en la actualidad, el 95 por ciento de la población puede leerlo.
La Biblia también es única por su contenido y su mensaje, los cuales se centran en los actos redentores de Dios a través de la historia. Es la Palabra viva de Dios, porque los creyentes de hoy cuentan con la promesa de que el mismo Espíritu de Dios que inspiró la Escritura (2 Tim. 3:16, 17) los guiará a toda verdad a medida que estudien la Palabra (Juan 14:16, 17; 15:26; 16:13).
Notas EGW
Sábado
La Palabra de Dios debería ser estudiada cabalmente. Toda otra lectura es inferior a esta. Un estudio cuidadoso de la Biblia no debería excluir toda otra lectura de naturaleza religiosa; pero si la Palabra de Dios se estudia con oración, toda lectura que tienda a apartar la mente de ella será excluida. Si estudiamos la Palabra de Dios con interés, y oramos para comprenderla, descubriremos nuevas bellezas en cada línea. Dios revelará preciosas verdades con tanta claridad, que la mente obtendrá de ella verdadero placer, y gozará de una fiesta permanente a medida que se van desarrollando sus sublimes verdades —Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 303.
Los males que han ido penetrando gradualmente entre nosotros han apartado imperceptiblemente a las personas y las iglesias de la reverencia a Dios, y las han privado del poder que él desea darles.
Hermanos míos, dejemos que la Palabra de Dios se destaque tal cual es. No se atreva la sabiduría humana a disminuir la fuerza de una sola declaración de las Escrituras. La solemne denuncia que hay en el Apocalipsis debe ser una advertencia contra una actitud tal. En nombre de mi Maestro, os ruego: “Quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”. Éxodo 3:5 —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 665.
La Biblia entera es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Aceptada, creída y obedecida, constituye el gran instrumento para la transformación del carácter. Es el gran estímulo, la fuerza que constriñe, que vivifica las facultades físicas, mentales y espirituales y encauza debidamente la vida.
La razón por la cual los jóvenes, y aun los de edad madura, se ven tan fácilmente inducidos a la tentación y al pecado es porque no estudian la Palabra de Dios ni la meditan como debieran. La falta de fuerza de voluntad firme y resuelta, que se manifiesta en su vida y carácter resulta del descuido de la sagrada instrucción que da la Palabra de Dios. No hacen esfuerzos verdaderos por dirigir la mente hacia lo que le inspiraría pensamientos puros y santos y la apartaría de lo impuro y falso. Son muy pocos los que escogen la mejor parte, los que se sientan a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender del divino Maestro. Pocos son los que atesoran las palabras de Cristo en su corazón, y que las ponen en práctica en la vida.
Al ser recibidas, las verdades de la Biblia enaltecerán la mente y el alma. Si se apreciara debidamente la Palabra de Dios, jóvenes y ancianos poseerían una rectitud interior y una fuerza de principios que los capacitarían para resistir la tentación…
Dediquen el pensamiento, la aptitud y el ejercicio de un cerebro perspicaz al estudio de los pensamientos de Dios. Estudien, no la filosofía de las conjeturas humanas, sino la filosofía de Aquel que es la verdad. Ninguna otra literatura puede compararse con esta en valor —El ministerio de curación, pp. 364, 365.
Sábado
La Palabra de Dios debería ser estudiada cabalmente. Toda otra lectura es inferior a esta. Un estudio cuidadoso de la Biblia no debería excluir toda otra lectura de naturaleza religiosa; pero si la Palabra de Dios se estudia con oración, toda lectura que tienda a apartar la mente de ella será excluida. Si estudiamos la Palabra de Dios con interés, y oramos para comprenderla, descubriremos nuevas bellezas en cada línea. Dios revelará preciosas verdades con tanta claridad, que la mente obtendrá de ella verdadero placer, y gozará de una fiesta permanente a medida que se van desarrollando sus sublimes verdades —Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 303.
Los males que han ido penetrando gradualmente entre nosotros han apartado imperceptiblemente a las personas y las iglesias de la reverencia a Dios, y las han privado del poder que él desea darles.
Hermanos míos, dejemos que la Palabra de Dios se destaque tal cual es. No se atreva la sabiduría humana a disminuir la fuerza de una sola declaración de las Escrituras. La solemne denuncia que hay en el Apocalipsis debe ser una advertencia contra una actitud tal. En nombre de mi Maestro, os ruego: “Quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”. Éxodo 3:5 —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 665.
La Biblia entera es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Aceptada, creída y obedecida, constituye el gran instrumento para la transformación del carácter. Es el gran estímulo, la fuerza que constriñe, que vivifica las facultades físicas, mentales y espirituales y encauza debidamente la vida.
La razón por la cual los jóvenes, y aun los de edad madura, se ven tan fácilmente inducidos a la tentación y al pecado es porque no estudian la Palabra de Dios ni la meditan como debieran. La falta de fuerza de voluntad firme y resuelta, que se manifiesta en su vida y carácter resulta del descuido de la sagrada instrucción que da la Palabra de Dios. No hacen esfuerzos verdaderos por dirigir la mente hacia lo que le inspiraría pensamientos puros y santos y la apartaría de lo impuro y falso. Son muy pocos los que escogen la mejor parte, los que se sientan a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender del divino Maestro. Pocos son los que atesoran las palabras de Cristo en su corazón, y que las ponen en práctica en la vida.
Al ser recibidas, las verdades de la Biblia enaltecerán la mente y el alma. Si se apreciara debidamente la Palabra de Dios, jóvenes y ancianos poseerían una rectitud interior y una fuerza de principios que los capacitarían para resistir la tentación…
Dediquen el pensamiento, la aptitud y el ejercicio de un cerebro perspicaz al estudio de los pensamientos de Dios. Estudien, no la filosofía de las conjeturas humanas, sino la filosofía de Aquel que es la verdad. Ninguna otra literatura puede compararse con esta en valor —El ministerio de curación, pp. 364, 365.
Domingo 29 de marzo
LA PALABRA VIVA DE DIOS
Las palabras más importantes que se dicen, a menudo, son las últimas palabras que una persona pronuncia. Moisés, autor de los primeros cinco libros –y fundacionales– de la Biblia, entona un cántico al pueblo justo antes de su muerte (Deut. 31:30-32:43).
Lee Deuteronomio 32:45 al 47. ¿Cómo describe Moisés la Palabra de Dios y su poder en la vida de los hebreos que están a punto de entrar en la Tierra Prometida?
Entre las últimas palabras de Moisés, se encuentra una fuerte exhorta-ción. Al fijar las palabras que Dios había hablado a través de él en el corazón del pueblo, Moisés quería enfatizarles que debían seguir dándole prioridad a Dios en su vida, y a su voluntad. Al comunicarles estas palabras a sus hijos, cada generación transmitiría el plan de salvación del Pacto de Dios. Fíjate que no debían elegir las palabras, sino que debían observar u obedecer “todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46).
Al final de la historia de la Tierra, Dios tendrá un pueblo que se man-tendrá fiel a todas las Escrituras, lo que implica guardar los mandamientos de Dios y tener la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Este pueblo permanecerá fiel a la enseñanza de la Biblia, porque esta no solo garantiza una vida más abundante en la Tierra, sino un destino eterno en el hogar que Jesús está preparando para nosotros (Juan 14:1-3).
Lee Juan 1:1 al 5 y 14; y 14:6. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre Jesús y la vida eterna? ¿Qué relación hay entre el Verbo hecho carne y la revelación y la inspiración de las Escrituras?
Jesús es el centro y el objetivo de todas las Escrituras. Su encarnación como el Mesías fue el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testa-mento. Debido a que él vivió, murió y resucitó, tenemos la confirmación de las Escrituras y aún más: la gran promesa de la vida eterna en una existencia completamente nueva.
■ Vuelve a leer Deuteronomio 32:47. En tu experiencia, ¿cuán cierto es que la obe-diencia a la Palabra de Dios “no [te] es cosa vana”? ¿Por qué la fe en Dios y la obediencia a su Palabra nunca son en vano?
Notas EGW
Domingo
La doctrina de la encarnación de Cristo es un misterio: “El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades”. Colosenses 1:26. Es el misterio grande y profundo de la piedad. “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a la suya que era celestial. Nada demuestra como esto la incomprensible condescendencia de Dios. “De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito”. Juan trata este admirable tema con tal sencillez que todos pueden comprender las ideas que presenta y ser iluminados…
Pero aunque la Palabra de Dios se refiere a la humanidad de Cristo mientras estuvo en la tierra, también habla decididamente acerca de su preexistencia. La Palabra (Verbo) existía como un ser divino, como el mismo eterno Hijo de Dios, en unión con su Padre y siendo uno con él. Desde la eternidad se constituyó en el Mediador del pacto, la Persona en quien serían benditas todas las naciones de la tierra, tanto judíos como gentiles, si tan solo lo aceptaban. “El Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Desde antes que fueran creados los hombres o los ángeles, el Verbo (Palabra) era con Dios, y era Dios —Exaltad a Jesús, p. 68.
Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos, dice: “Yo les he manifestado tu nombre —misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad—, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”. Pero no solo para sus hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual “desean mirar los ángeles”, y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario, se verá que la ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo; que el amor que “no busca lo suyo” tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz inaccesible al hombre —El Deseado de todas las gentes, p. 11.
En esta época, cuando se nos pide que llamemos la atención a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, vemos la misma enemistad que se manifestó en los días de Cristo. Acerca del último pueblo de Dios, está escrito: “El dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”. Apocalipsis 12:17 —El Deseado de todas las gentes, pp. 363, 364.
Domingo
La doctrina de la encarnación de Cristo es un misterio: “El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades”. Colosenses 1:26. Es el misterio grande y profundo de la piedad. “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a la suya que era celestial. Nada demuestra como esto la incomprensible condescendencia de Dios. “De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito”. Juan trata este admirable tema con tal sencillez que todos pueden comprender las ideas que presenta y ser iluminados…
Pero aunque la Palabra de Dios se refiere a la humanidad de Cristo mientras estuvo en la tierra, también habla decididamente acerca de su preexistencia. La Palabra (Verbo) existía como un ser divino, como el mismo eterno Hijo de Dios, en unión con su Padre y siendo uno con él. Desde la eternidad se constituyó en el Mediador del pacto, la Persona en quien serían benditas todas las naciones de la tierra, tanto judíos como gentiles, si tan solo lo aceptaban. “El Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Desde antes que fueran creados los hombres o los ángeles, el Verbo (Palabra) era con Dios, y era Dios —Exaltad a Jesús, p. 68.
Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos, dice: “Yo les he manifestado tu nombre —misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad—, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”. Pero no solo para sus hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual “desean mirar los ángeles”, y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario, se verá que la ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo; que el amor que “no busca lo suyo” tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz inaccesible al hombre —El Deseado de todas las gentes, p. 11.
En esta época, cuando se nos pide que llamemos la atención a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, vemos la misma enemistad que se manifestó en los días de Cristo. Acerca del último pueblo de Dios, está escrito: “El dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”. Apocalipsis 12:17 —El Deseado de todas las gentes, pp. 363, 364.
Lunes 30 de marzo
¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA, Y DÓNDE?
La diversidad de autores, así como sus ubicaciones y antecedentes, brindan un testimonio único de que Dios obra para comunicar la historia y su mensaje a personas culturalmente tan diversas como la audiencia a la que están dirigidos.
¿Qué nos dicen los siguientes versículos sobre los escritores bíblicos y su contexto? (Éxo. 2:10; Amós 7:14; Jer. 1:1-6; Dan. 6:1-5; Mat. 9:9; Fil. 3:3-6; Apoc. 1:9).
La Biblia fue escrita por gente de diferentes orígenes y en diversas cir-cunstancias. Algunos escribieron desde palacios; otros, desde cárceles; otros, en el exilio; y otros, en sus viajes misioneros para compartir el evangelio. Estas personas tenían diferentes formaciones y ocupaciones. Algunos, como Moisés, estaban destinados a ser reyes o, como Daniel, a ocupar altos cargos. Otros eran pastores sencillos. Algunos eran muy jóvenes; y otros, bastante ancianos. A pesar de estas diferencias, todos tenían algo en común: fueron llamados por Dios e inspirados por el Espíritu Santo con el fin de escribir mensajes para su pueblo, sin importar cuándo o dónde vivieran.
Además, algunos de los autores fueron testigos presenciales de los acon-tecimientos relatados. Otros hicieron una investigación personal cuidadosa de los hechos o utilizaron cuidadosamente los documentos existentes (Jos. 10:13; Luc. 1:1-3). Pero, todas las partes de la Biblia son inspiradas (2 Tim. 3:16). Esta es la razón por la que Pablo declara que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por [...] la conso-lación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Rom. 15:4). El Dios que creó el lenguaje humano capacita a los escogidos para comunicar pensamientos inspirados de manera confiable en palabras humanas.
“Dios se ha dignado comunicar su verdad al mundo por medio de ins-trumentos humanos, y él mismo, mediante su Santo Espíritu, hizo idóneos a los hombres y los habilitó para realizar esa obra. Guio la mente de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro; sin embargo, a pesar de todo, es del Cielo” (MS 1:29).
■ Tantos escritores diferentes, en contextos tan diversos y, sin embargo, el mismo Dios se revela a través de todos ellos. ¿Cómo nos ayuda esta asombrosa verdad a confirmar la veracidad de la Palabra de Dios?
Notas EGW
Lunes
La Biblia presenta una norma perfecta de carácter. Este libro sagrado, inspirado por Dios y escrito por hombres santos, es un guía perfecto en todas las circunstancias de la vida. Presenta claramente los deberes de jóvenes y viejos. Si se hace de ella el guía de la vida, sus enseñanzas conducirán al ser hacia arriba. Elevarán la mente, mejorarán el carácter y darán gozo y paz al corazón —Mensajes para los jóvenes, p. 313.
Dios entregó a hombres finitos la preparación de su Palabra divinamente inspirada. Esta Palabra, distribuida en dos libros, el Antiguo y el Nuevo Testamentos, es el libro guía para los habitantes de un mundo caído, libro legado a ellos para que, mediante su estudio y la obediencia a sus instrucciones, ninguna alma pierda su camino al cielo.
Los que piensan que pueden simplificar las pretendidas dificultades de las sencillas Escrituras, calibrando con su regla finita lo que es inspirado y lo que no es inspirado, mejor sería que se cubrieran el rostro, como Elías cuando le habló la tenue vocecilla, pues están en la presencia de Dios y de los santos ángeles, que durante siglos han comunicado a los hombres luz y conocimiento, diciéndoles qué hacer y qué no hacer, desplegando delante de ellos escenas de emocionante interés, hito tras hito, en símbolos, representaciones e ilustraciones —Mensajes selectos, t. 1, pp. 18, 19.
Lucas, el autor del libro de los Hechos, y Teófilo, a quien está dirigido, habían disfrutado de un grato compañerismo. Teófilo había recibido muchas instrucciones y gran discernimiento espiritual de Lucas. Este había sido el maestro de Teófilo, y aún sentía la responsabilidad de dirigirlo e instruirlo, de sostenerlo y protegerlo en su obra.
La costumbre de ese tiempo era que el autor enviara su manuscrito a alguien para que lo examinara y criticara. Lucas eligió a Teófilo, como a un hombre en quien tenía confianza, para que hiciera esa importante obra. Primero dirige la atención de Teófilo al registro de la vida de Cristo tal como se presenta en el Evangelio de Lucas, que el mismo autor también había dirigido a Teófilo [se cita Hechos 1:1-5]… Las enseñanzas de Cristo debían ser preservadas en manuscritos y libros —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 6, p. 1051.
Si nuestra buena Biblia hubiese sido escrita por personas no inspiradas, habría presentado un aspecto muy diferente, y su estudio sería desalentador para los mortales que yerran, que contienden con flaquezas naturales y las tentaciones de un enemigo astuto. Pero tal cual es, tenemos un relato correcto de la experiencia religiosa que tuvieron los personajes notables de la historia bíblica. Los hombres a quienes Dios había favorecido, y a quienes había confiado grandes responsabilidades, fueron a veces vencidos por la tentación y cometieron pecados, así como nosotros actualmente luchamos, vacilamos y con frecuencia caemos en el error. Pero es alentador para nuestro corazón abatido saber que por la gracia de Dios ellos pudieron obtener nuevo vigor para levantarse por encima de su naturaleza mala; y al recordar esto, estamos listos para reanudar la lucha nosotros mismos —Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 14.
Lunes
La Biblia presenta una norma perfecta de carácter. Este libro sagrado, inspirado por Dios y escrito por hombres santos, es un guía perfecto en todas las circunstancias de la vida. Presenta claramente los deberes de jóvenes y viejos. Si se hace de ella el guía de la vida, sus enseñanzas conducirán al ser hacia arriba. Elevarán la mente, mejorarán el carácter y darán gozo y paz al corazón —Mensajes para los jóvenes, p. 313.
Dios entregó a hombres finitos la preparación de su Palabra divinamente inspirada. Esta Palabra, distribuida en dos libros, el Antiguo y el Nuevo Testamentos, es el libro guía para los habitantes de un mundo caído, libro legado a ellos para que, mediante su estudio y la obediencia a sus instrucciones, ninguna alma pierda su camino al cielo.
Los que piensan que pueden simplificar las pretendidas dificultades de las sencillas Escrituras, calibrando con su regla finita lo que es inspirado y lo que no es inspirado, mejor sería que se cubrieran el rostro, como Elías cuando le habló la tenue vocecilla, pues están en la presencia de Dios y de los santos ángeles, que durante siglos han comunicado a los hombres luz y conocimiento, diciéndoles qué hacer y qué no hacer, desplegando delante de ellos escenas de emocionante interés, hito tras hito, en símbolos, representaciones e ilustraciones —Mensajes selectos, t. 1, pp. 18, 19.
Lucas, el autor del libro de los Hechos, y Teófilo, a quien está dirigido, habían disfrutado de un grato compañerismo. Teófilo había recibido muchas instrucciones y gran discernimiento espiritual de Lucas. Este había sido el maestro de Teófilo, y aún sentía la responsabilidad de dirigirlo e instruirlo, de sostenerlo y protegerlo en su obra.
La costumbre de ese tiempo era que el autor enviara su manuscrito a alguien para que lo examinara y criticara. Lucas eligió a Teófilo, como a un hombre en quien tenía confianza, para que hiciera esa importante obra. Primero dirige la atención de Teófilo al registro de la vida de Cristo tal como se presenta en el Evangelio de Lucas, que el mismo autor también había dirigido a Teófilo [se cita Hechos 1:1-5]… Las enseñanzas de Cristo debían ser preservadas en manuscritos y libros —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 6, p. 1051.
Si nuestra buena Biblia hubiese sido escrita por personas no inspiradas, habría presentado un aspecto muy diferente, y su estudio sería desalentador para los mortales que yerran, que contienden con flaquezas naturales y las tentaciones de un enemigo astuto. Pero tal cual es, tenemos un relato correcto de la experiencia religiosa que tuvieron los personajes notables de la historia bíblica. Los hombres a quienes Dios había favorecido, y a quienes había confiado grandes responsabilidades, fueron a veces vencidos por la tentación y cometieron pecados, así como nosotros actualmente luchamos, vacilamos y con frecuencia caemos en el error. Pero es alentador para nuestro corazón abatido saber que por la gracia de Dios ellos pudieron obtener nuevo vigor para levantarse por encima de su naturaleza mala; y al recordar esto, estamos listos para reanudar la lucha nosotros mismos —Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 14.
Martes 31 de marzo
LA BIBLIA COMO PROFECÍA
La Biblia es única, entre otras obras religiosas famosas, porque hasta el treinta por ciento de su contenido se compone de profecías y literatura profética. La integración de la profecía y su cumplimiento oportuno es fun-damental para la cosmovisión bíblica, porque el Dios que actúa en la historia también conoce el futuro y lo ha revelado a sus profetas (Amós 3:7). La Biblia no es solo la Palabra viva o la Palabra histórica, es la Palabra profética.
¿Cómo revelan los siguientes pasajes los detalles del Mesías venidero?
Génesis 49:8-12 ________________________
Salmo 22:12-18 ________________________
Isaías 53:3-7 ________________________
Daniel 9:24-27 ________________________
Miqueas 5:2 ________________________
Malaquías 3:1 ________________________
Zacarías 9:9 ________________________
Hay al menos 75 predicciones mesiánicas directas en el Antiguo Tes-tamento, y muchas más si también agregamos la tipología (la tipología es el estudio de los rituales del Antiguo Testamento, como los sacrificios, que se consideran miniprofecías de Jesús). Estas profecías se relacionan con detalles específicos como: “No será quitado el cetro de Judá” (Gén. 49:10); que nacería en Belén de Judá (Miq. 5:2); que sería “despreciado y desechado entre los hombres”; azotado, acusado falsamente, pero sin abrir la boca para defenderse (Isa. 53:3-7); que sus manos y pies serían traspasados; y que se dividirían sus vestiduras entre sus verdugos (Sal. 22:12-18).
El hecho de que estas profecías del Antiguo Testamento se hayan cum-plido con tanta precisión en la vida, la muerte y la resurrección de Jesús es un testimonio de su inspiración y revelación divinas. También indica que Jesús era quien él y otros afirmaban que era. Jesús siguió a los profetas de la antigüedad al predecir su muerte y su resurrección (Luc. 9:21, 22; Mat. 17:22, 23), la caída de Jerusalén (Mat. 24:1, 2) y su segunda venida (Juan 14:1-3). Por lo tanto, la Biblia predice su encarnación, su muerte y su resurrección, y su cumplimiento garantiza su confiabilidad.
■ ¿Cuántas razones puedes enumerar por las que crees en Jesús y en su muerte en nuestro favor? Compártelas en clase el sábado y hazte esta pregunta: ¿Por qué las evidencias son tan convincentes?
Notas EGW
Martes
El tiempo de la venida de Cristo, su ungimiento por el Espíritu Santo, su muerte y la proclamación del evangelio a los gentiles, habían sido indicados en forma definida. Era privilegio del pueblo judío comprender estas profecías, y reconocer su cumplimiento en la misión de Jesús. Cristo instó a sus discípulos a reconocer la importancia del estudio de la profecía. Refiriéndose a la que fue dada a Daniel con respecto a su tiempo, dijo: “El que lee, entienda”. Mateo 24:15. Después de su resurrección, explicó a los discípulos en “todos los profetas” “lo que de él decían”. Lucas 24:27. El Salvador había hablado por medio de todos los profetas. “El espíritu de Cristo que estaba en ellos” “prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas”. 1 Pedro 1:11 —El Deseado de todas las gentes, p. 201.
Pablo mostró cuán estrechamente había ligado Dios el servicio de los sacrificios con las profecías relativas a Aquel que iba a ser llevado como cordero al matadero. El Mesías iba a dar su vida como “expiación por el pecado”. Mirando hacia adelante a través de los siglos las escenas de la expiación del Salvador, el profeta Isaías había testificado que el Cordero de Dios “derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”. Isaías 53:7, 10, 12.
El Salvador profetizado había de venir, no como un rey temporal, para librar a la nación judía de opresores terrenales, sino como hombre entre los hombres, para vivir una vida de pobreza y humildad, y para ser al fin despreciado, rechazado y muerto. El Salvador predicho en las Escrituras del Antiguo Testamento había de ofrecerse a sí mismo como sacrificio en favor de la especie caída, cumpliendo así todos los requerimientos de la ley quebrantada. En él los sacrificios típicos iban a encontrar la realidad prefigurada, y su muerte de cruz iba a darle significado a toda la economía judía —Los hechos de los apóstoles, pp. 184, 185.
En la historia de las naciones el que estudia la Palabra de Dios puede contemplar el cumplimiento literal de la profecía divina. Babilonia, al fin quebrantada, desapareció porque, en tiempos de prosperidad, sus gobernantes se habían considerado independientes de Dios y habían atribuido la gloria de su reino a las hazañas humanas. El reino medo-persa fue objeto de la ira del Cielo porque en él se pisoteaba la ley de Dios. El temor de Jehová no tenía cabida en los corazones de la vasta mayoría del pueblo. Prevalecían la impiedad, la blasfemia y la corrupción. Los reinos que siguieron fueron aun más viles y corruptos; y se fueron hundiendo cada vez más en su falta de valor moral…
Esto se presenta claramente tan solo en la Palabra de Dios. En ella se revela que la fuerza tanto de las naciones como de los individuos no se halla en las oportunidades o los recursos que parecen hacerlos invencibles; no se halla en su jactanciosa grandeza. Se mide por la fidelidad con que cumplen el propósito de Dios —Profetas y reyes, pp. 367, 368.
Martes
El tiempo de la venida de Cristo, su ungimiento por el Espíritu Santo, su muerte y la proclamación del evangelio a los gentiles, habían sido indicados en forma definida. Era privilegio del pueblo judío comprender estas profecías, y reconocer su cumplimiento en la misión de Jesús. Cristo instó a sus discípulos a reconocer la importancia del estudio de la profecía. Refiriéndose a la que fue dada a Daniel con respecto a su tiempo, dijo: “El que lee, entienda”. Mateo 24:15. Después de su resurrección, explicó a los discípulos en “todos los profetas” “lo que de él decían”. Lucas 24:27. El Salvador había hablado por medio de todos los profetas. “El espíritu de Cristo que estaba en ellos” “prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas”. 1 Pedro 1:11 —El Deseado de todas las gentes, p. 201.
Pablo mostró cuán estrechamente había ligado Dios el servicio de los sacrificios con las profecías relativas a Aquel que iba a ser llevado como cordero al matadero. El Mesías iba a dar su vida como “expiación por el pecado”. Mirando hacia adelante a través de los siglos las escenas de la expiación del Salvador, el profeta Isaías había testificado que el Cordero de Dios “derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”. Isaías 53:7, 10, 12.
El Salvador profetizado había de venir, no como un rey temporal, para librar a la nación judía de opresores terrenales, sino como hombre entre los hombres, para vivir una vida de pobreza y humildad, y para ser al fin despreciado, rechazado y muerto. El Salvador predicho en las Escrituras del Antiguo Testamento había de ofrecerse a sí mismo como sacrificio en favor de la especie caída, cumpliendo así todos los requerimientos de la ley quebrantada. En él los sacrificios típicos iban a encontrar la realidad prefigurada, y su muerte de cruz iba a darle significado a toda la economía judía —Los hechos de los apóstoles, pp. 184, 185.
En la historia de las naciones el que estudia la Palabra de Dios puede contemplar el cumplimiento literal de la profecía divina. Babilonia, al fin quebrantada, desapareció porque, en tiempos de prosperidad, sus gobernantes se habían considerado independientes de Dios y habían atribuido la gloria de su reino a las hazañas humanas. El reino medo-persa fue objeto de la ira del Cielo porque en él se pisoteaba la ley de Dios. El temor de Jehová no tenía cabida en los corazones de la vasta mayoría del pueblo. Prevalecían la impiedad, la blasfemia y la corrupción. Los reinos que siguieron fueron aun más viles y corruptos; y se fueron hundiendo cada vez más en su falta de valor moral…
Esto se presenta claramente tan solo en la Palabra de Dios. En ella se revela que la fuerza tanto de las naciones como de los individuos no se halla en las oportunidades o los recursos que parecen hacerlos invencibles; no se halla en su jactanciosa grandeza. Se mide por la fidelidad con que cumplen el propósito de Dios —Profetas y reyes, pp. 367, 368.
Miércoles 1º de abril
LA BIBLIA COMO HISTORIA
La Biblia es única en comparación con otros libros “santos” porque está constituida en la historia. Esto significa que la Biblia no es simplemente el pensamiento filosófico de un ser humano (como Confucio o Buda), ya que registra los actos de Dios en la historia al avanzar hacia un objetivo específico. En el caso de la Biblia, esos objetivos son: (1) la promesa de un Mesías y (2) la segunda venida de Jesús. Esta progresión es exclusiva de la fe judeocristiana, en contraste con la visión cíclica de muchas otras religiones del mundo desde el antiguo Egipto hasta las religiones orientales modernas.
Lee 1 Corintios 15:3 al 5 y 51 al 55; Romanos 8:11; y 1 Tesalonicenses 4:14. ¿Qué nos enseñan estos pasajes no solo sobre la verdad histórica de la re-surrección de Cristo, sino también acerca de lo que significa para nosotros?
El testimonio de los cuatro evangelios y de Pablo es que Jesús murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos, y se les manifestó a varias personas. Esto lo corroboraron testigos oculares que lo colocaron en la tumba y luego la vieron vacía. Hubo testigos que tocaron a Jesús, y él comió con ellos. María Magdalena, María (la madre de Jesús) y otras mujeres lo vieron como el Cristo resucitado. Los discípulos hablaron con él camino a Emaús. Jesús se les apareció para la gran comisión evangélica. Pablo escribe que, si el testimonio de las Escrituras es rechazado, entonces nuestra predi-cación y nuestra fe son “vana[s]” (1 Cor. 15:14). Otras traducciones dicen “es inútil” (NTV), “carecen de sentido” (BLP) o “no sirve para nada” (NVI). Los discípulos afirman: “¡Es cierto! [...] El Señor ha resucitado” (Luc. 24:34, NVI). El término griego ontos se refiere a algo que realmente ocurrió. Se traduce como “realmente”, “de veras” o “verdaderamente”. Los discípulos declaran que “ha resucitado el Señor verdaderamente”.
A Cristo también se lo describe como las “primicias” (1 Cor. 15:20) de todos los que murieron. El hecho histórico de que Cristo haya resucitado corporalmente de entre los muertos y esté vivo hoy es la garantía de que ellos también resucitarán así como él resucitó. Todos los justos “en Cristo [...] serán vivificados” (1 Cor. 15:22; énfasis añadido). Este término implica un acto futuro de creación, cuando aquellos “que son de Cristo” o que permanecen leales a él serán resucitados “en su venida” (1 Cor. 15:23) “a la final trompeta” (1 Cor. 15:52).
■ ¿Por qué es tan importante para nuestra fe la promesa de la resurrección, especial-mente por el hecho de que entendemos que los muertos duermen? Sin ella, ¿por qué nuestra fe realmente es “vana”?
Notas EGW
Miércoles
Muchos, muchísimos, ponen en duda la veracidad y verdad de las Escrituras. El razonamiento humano y las imaginaciones del corazón humano están socavando la inspiración de la Palabra de Dios, y lo que debiera darse por sentado está rodeado con una nube de misticismo. Nada es claro, nítido e inamovible. Esta es una de las señales distintivas de los últimos días.
Este Libro Santo ha resistido los ataques de Satanás, quien se ha unido con los impíos para envolver todo lo que es de carácter divino con nubes y oscuridad. Pero el Señor ha preservado este Libro Santo en su forma actual mediante su propio poder milagroso, como un mapa o derrotero para la familia humana a fin de señalarnos el camino al cielo —Mensajes selectos, t. 1, p. 17.
Los hombres debieran dejar que Dios cuide de su propio Libro, de sus oráculos vivientes, como lo ha hecho durante siglos. Comienzan a poner en duda algunas partes de la revelación, y buscan defectos en las aparentes inconsecuencias de esta declaración y aquella otra. Comenzando con el Génesis, rechazan lo que les parece cuestionable, y su mente prosigue, pues Satanás los inducirá hasta cualquier extremo a que puedan llegar en su crítica, y ven algo de que dudar en toda la Escritura. Su facultad de criticar se aguza con el ejercicio y no pueden descansar en nada con seguridad. Usted trata de razonar con esos hombres, pero pierde el tiempo. Ejercitan su facultad de ridiculizar aun en la Biblia. Llegan al punto de convertirse en burladores, y quedarían asombrados si usted les expusiera esto desde ese punto de vista.
Hermanos, aferraos a vuestra Biblia, a lo que dice, y terminad con vuestra crítica en cuanto a su validez, y obedeced la Palabra, y ninguno de vosotros se perderá. El ingenio de los hombres se ha ejercitado durante siglos para medir la Palabra de Dios por su mente finita y comprensión limitada. Si el Señor, el Autor de los oráculos vivientes, descorriera la cortina y revelara su sabiduría y su gloria delante de ellos, quedarían reducidos a la nada y exclamarían como Isaías: “Siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey”. Isaías 6:5 —Mensajes selectos, t 1, p. 20.
Las murmuraciones del antiguo Israel y su descontento rebelde, como también los grandes milagros realizados en su favor, y el castigo de su idolatría e ingratitud, fueron registrados para nuestro beneficio. El ejemplo del antiguo Israel es dado como advertencia para el pueblo de Dios, a fin de que evite la incredulidad y escape a su ira. Si las iniquidades de los hebreos hubiesen sido omitidas del relato sagrado, y se hubiesen relatado solamente sus virtudes, su historia no nos habría enseñado la lección que nos enseña —Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 14, 15.
Miércoles
Muchos, muchísimos, ponen en duda la veracidad y verdad de las Escrituras. El razonamiento humano y las imaginaciones del corazón humano están socavando la inspiración de la Palabra de Dios, y lo que debiera darse por sentado está rodeado con una nube de misticismo. Nada es claro, nítido e inamovible. Esta es una de las señales distintivas de los últimos días.
Este Libro Santo ha resistido los ataques de Satanás, quien se ha unido con los impíos para envolver todo lo que es de carácter divino con nubes y oscuridad. Pero el Señor ha preservado este Libro Santo en su forma actual mediante su propio poder milagroso, como un mapa o derrotero para la familia humana a fin de señalarnos el camino al cielo —Mensajes selectos, t. 1, p. 17.
Los hombres debieran dejar que Dios cuide de su propio Libro, de sus oráculos vivientes, como lo ha hecho durante siglos. Comienzan a poner en duda algunas partes de la revelación, y buscan defectos en las aparentes inconsecuencias de esta declaración y aquella otra. Comenzando con el Génesis, rechazan lo que les parece cuestionable, y su mente prosigue, pues Satanás los inducirá hasta cualquier extremo a que puedan llegar en su crítica, y ven algo de que dudar en toda la Escritura. Su facultad de criticar se aguza con el ejercicio y no pueden descansar en nada con seguridad. Usted trata de razonar con esos hombres, pero pierde el tiempo. Ejercitan su facultad de ridiculizar aun en la Biblia. Llegan al punto de convertirse en burladores, y quedarían asombrados si usted les expusiera esto desde ese punto de vista.
Hermanos, aferraos a vuestra Biblia, a lo que dice, y terminad con vuestra crítica en cuanto a su validez, y obedeced la Palabra, y ninguno de vosotros se perderá. El ingenio de los hombres se ha ejercitado durante siglos para medir la Palabra de Dios por su mente finita y comprensión limitada. Si el Señor, el Autor de los oráculos vivientes, descorriera la cortina y revelara su sabiduría y su gloria delante de ellos, quedarían reducidos a la nada y exclamarían como Isaías: “Siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey”. Isaías 6:5 —Mensajes selectos, t 1, p. 20.
Las murmuraciones del antiguo Israel y su descontento rebelde, como también los grandes milagros realizados en su favor, y el castigo de su idolatría e ingratitud, fueron registrados para nuestro beneficio. El ejemplo del antiguo Israel es dado como advertencia para el pueblo de Dios, a fin de que evite la incredulidad y escape a su ira. Si las iniquidades de los hebreos hubiesen sido omitidas del relato sagrado, y se hubiesen relatado solamente sus virtudes, su historia no nos habría enseñado la lección que nos enseña —Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 14, 15.
Jueves 2 de abril
EL PODER TRANSFORMADOR DE LA PALABRA
Lee 2 Reyes 22:3 al 20. ¿Qué hace que el rey Josías rasgue su ropa? ¿Cómo cambia su descubrimiento no solo a él, sino a toda la nación de Judá?
En 621 a.C., cuando Josías tenía aproximadamente 25 años, Hilcías, el sumo sacerdote, descubrió “el libro de la ley”, que pudieron haber sido los primeros cinco libros de Moisés o, específicamente, el libro de Deuteronomio. Durante el reinado de su padre Amón y su malvado abuelo Manasés, este rollo se había perdido en medio de la adoración a Baal, Asera y “todo el ejército de los cielos” (2 Rey. 21:3-9). Cuando Josías oyó las condiciones del Pacto, se rasgó la ropa totalmente angustiado, ya que se dio cuenta de cuán lejos se habían apartado él y su pueblo de la adoración al Dios verdadero. Inmediatamente comenzó una reforma en toda la tierra, derribando los lugares altos y destruyendo imágenes a los dioses extranjeros. Al terminar, solo quedaba un lugar para adorar en Judá: el templo de Dios en Jerusalén. El descubrimiento de la Palabra de Dios lleva a la convicción, al arrepenti-miento y al poder para cambiar. Este cambio comienza con Josías y, final-mente, se extiende al resto de Judá.
¿Cómo nos garantiza la Biblia que tiene el poder de cambiar nuestra vida y mostrarnos el camino de la salvación? Lee Juan 16:13; 17:17; Hebreos 4:12; y Romanos 12:2.
Uno de los testimonios más poderosos del poder de la Biblia es la vida transformada de una persona. Es la Palabra la que traspone el pecado hu-mano y la depravación, y revela nuestra verdadera naturaleza humana y nuestra necesidad de un Salvador.
Un libro único como la Biblia, instaurado en la historia, imbuido de profecía y con el poder de transformar vidas, también debe interpretarse de una manera única. No puede interpretarse como cualquier otro libro, ya que la Palabra viva de Dios debe entenderse a la luz de un Cristo vivo que prometió enviar a su Espíritu para guiarnos “a toda la verdad” (Juan 16:13). Por lo tanto, la Biblia como una revelación de la verdad de Dios, debe con-tener sus propios principios internos de interpretación. Estos principios se pueden encontrar al estudiar de qué manera los escritores bíblicos utilizaron las Escrituras y se guiaron por ellas mientras permitían que las Escrituras se interpretaran a sí mismas.
Notas EGW
Jueves
Josías se conmovió hondamente al oír por primera vez leer las exhortaciones y amonestaciones registradas en ese antiguo manuscrito. Nunca antes había comprendido tan claramente la sencillez con que Dios había presentado a Israel “la vida y la muerte, la bendición y la maldición” (Deuteronomio 30:19); y cuán a menudo se le había instado a escoger el camino de la vida a fin de llegar a ser una alabanza en la tierra, una bendición para todas las naciones. Por medio de Moisés se había exhortado así a Israel: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará, ni te desamparará”. Deuteronomio 31:6…
Estos pasajes y otros similares revelaron a Josías el amor de Dios hacia su pueblo, y su aborrecimiento por el pecado. Al leer el rey las profecías de los juicios que habrían de caer prestamente sobre los que persistiesen en la rebelión, tembló acerca del futuro. La perversidad de Judá había sido grande —Profetas y reyes, pp. 289, 292.
El rey Josías… rasgó sus vestiduras, y requirió de los hombres en el sagrado oficio que preguntaran por él y por su pueblo; porque se habían apartado de los estatutos del Señor. Reunió a todos los hombres de Israel, e hizo leer las palabras del libro a oídos de la congregación. Se señaló el pecado de los gobernantes y del pueblo, y el rey se levantó ante ellos y confesó su transgresión. Manifestó su arrepentimiento e hizo un pacto para guardar los estatutos del Señor con todo su corazón. Josías no descansó hasta que el pueblo hizo todo lo que podía para retornar de su apostasía y servir al Dios viviente —Reflejemos a Jesús, p. 49.
Las verdades de la Palabra de Dios son la expresión del Altísimo. El que convierte esas verdades en parte de su vida llega a ser en todo sentido una nueva criatura. No recibe nuevas facultades mentales; en cambio, desaparecen las tinieblas que debido a la ignorancia y el pecado entenebrecían su entendimiento. “Te daré un corazón nuevo” quiere decir: “Te daré una mente nueva”. Al cambio de corazón lo acompaña siempre una clara convicción del deber cristiano, y la comprensión de la verdad. El que con oración da atención estricta a las Escrituras tendrá conceptos claros y juicios sanos, como si al volverse hacia Dios hubiera alcanzado un plano superior de inteligencia —Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 464.
El conocimiento de Dios es tan elevado como el cielo, y tan ancho como la tierra… Solamente los que leen las Escrituras como si fuera la voz de Dios hablándoles, son verdaderos discípulos. Tiemblan ante la Palabra de Dios, que para ellos es una realidad viviente. Estudian, buscan un tesoro escondido. Abren el entendimiento y el corazón para recibir, y oran suplicando gracia celestial, a fin de poder obtener una preparación para la vida futura e inmortal. Cuando se pone en sus manos la antorcha celestial, el hombre ve su propia fragilidad, su debilidad, su desesperanza, y busca justicia para sí mismo. Ve que en sí mismo no hay nada que lo recomiende a Dios. Ora en súplica por el Espíritu Santo, el representante de Cristo, para que sea su guía constante, que lo dirija a toda verdad. Todo el conocimiento obtenido en esta vida de prueba, el cual nos ayudará a formar caracteres que nos capacitarán para ser compañeros con los santos en luz, es una verdadera educación. Nos proporcionará bendiciones a nosotros y a otros en esta vida, y nos asegurará la vida futura e inmortal, con sus riquezas imperecederas —Sons and Daughters of God, p. 125; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 127.
Jueves
Josías se conmovió hondamente al oír por primera vez leer las exhortaciones y amonestaciones registradas en ese antiguo manuscrito. Nunca antes había comprendido tan claramente la sencillez con que Dios había presentado a Israel “la vida y la muerte, la bendición y la maldición” (Deuteronomio 30:19); y cuán a menudo se le había instado a escoger el camino de la vida a fin de llegar a ser una alabanza en la tierra, una bendición para todas las naciones. Por medio de Moisés se había exhortado así a Israel: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará, ni te desamparará”. Deuteronomio 31:6…
Estos pasajes y otros similares revelaron a Josías el amor de Dios hacia su pueblo, y su aborrecimiento por el pecado. Al leer el rey las profecías de los juicios que habrían de caer prestamente sobre los que persistiesen en la rebelión, tembló acerca del futuro. La perversidad de Judá había sido grande —Profetas y reyes, pp. 289, 292.
El rey Josías… rasgó sus vestiduras, y requirió de los hombres en el sagrado oficio que preguntaran por él y por su pueblo; porque se habían apartado de los estatutos del Señor. Reunió a todos los hombres de Israel, e hizo leer las palabras del libro a oídos de la congregación. Se señaló el pecado de los gobernantes y del pueblo, y el rey se levantó ante ellos y confesó su transgresión. Manifestó su arrepentimiento e hizo un pacto para guardar los estatutos del Señor con todo su corazón. Josías no descansó hasta que el pueblo hizo todo lo que podía para retornar de su apostasía y servir al Dios viviente —Reflejemos a Jesús, p. 49.
Las verdades de la Palabra de Dios son la expresión del Altísimo. El que convierte esas verdades en parte de su vida llega a ser en todo sentido una nueva criatura. No recibe nuevas facultades mentales; en cambio, desaparecen las tinieblas que debido a la ignorancia y el pecado entenebrecían su entendimiento. “Te daré un corazón nuevo” quiere decir: “Te daré una mente nueva”. Al cambio de corazón lo acompaña siempre una clara convicción del deber cristiano, y la comprensión de la verdad. El que con oración da atención estricta a las Escrituras tendrá conceptos claros y juicios sanos, como si al volverse hacia Dios hubiera alcanzado un plano superior de inteligencia —Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 464.
El conocimiento de Dios es tan elevado como el cielo, y tan ancho como la tierra… Solamente los que leen las Escrituras como si fuera la voz de Dios hablándoles, son verdaderos discípulos. Tiemblan ante la Palabra de Dios, que para ellos es una realidad viviente. Estudian, buscan un tesoro escondido. Abren el entendimiento y el corazón para recibir, y oran suplicando gracia celestial, a fin de poder obtener una preparación para la vida futura e inmortal. Cuando se pone en sus manos la antorcha celestial, el hombre ve su propia fragilidad, su debilidad, su desesperanza, y busca justicia para sí mismo. Ve que en sí mismo no hay nada que lo recomiende a Dios. Ora en súplica por el Espíritu Santo, el representante de Cristo, para que sea su guía constante, que lo dirija a toda verdad. Todo el conocimiento obtenido en esta vida de prueba, el cual nos ayudará a formar caracteres que nos capacitarán para ser compañeros con los santos en luz, es una verdadera educación. Nos proporcionará bendiciones a nosotros y a otros en esta vida, y nos asegurará la vida futura e inmortal, con sus riquezas imperecederas —Sons and Daughters of God, p. 125; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 127.
Viernes 3 de abril
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “No se turbe vuestro corazón”, pp. 617-635.
Muchos han muerto por defender la Palabra de Dios y permanecer fieles a ella. Uno de ellos fue el Dr. Rowland Taylor, un pastor parroquial inglés que se resistió a la imposición de la misa católica durante el reinado de María la Sanguinaria en su parroquia de Hadley, Inglaterra. Después de ser expulsado de la iglesia y ridiculizado por su adhesión a las Escrituras, apeló personalmente al obispo de Wínchester, al Señor Canciller de Inglaterra, pero este lo mandó a la cárcel y finalmente a la hoguera. Justo antes de su muerte, en 1555, pronunció estas palabras:
“¡Buena gente! No les he enseñado nada más que la santa Palabra de Dios, y esas lecciones que he extraído del bendito libro de Dios, la Santa Biblia. He venido aquí este día para sellarlo con mi sangre” (J. Foxe, The New Foxe’s Book of Martyrs, p. 193). Justo antes de que se encendiera el fuego se escuchó al Dr. Taylor repetir el Salmo 51 y entregó su vida.
La pregunta que debemos hacernos ahora es: ¿Seremos tan fieles para defender las verdades de la Palabra de Dios? Tarde o temprano, en el con-flicto final, esa prueba vendrá. El momento de prepararse para ello, por supuesto, es ahora.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿De qué manera la profecía confirma el origen divino de la Biblia? ¿Cómo pueden afirmarnos en nuestra fe estas profecías cumplidas?
2. En cuanto a la pregunta final del estudio del martes, ¿por qué son tan poderosas las evidencias de Jesús como Mesías?
3. Jesús y los apóstoles demostraron una fe inquebrantable en la ve-racidad y la autoridad divina de las Sagradas Escrituras. Por ejem-plo, ¿cuántas veces se refirió Jesús a las Escrituras y a que (a menu-do en referencia a él mismo) las Escrituras deben cumplirse? (ver, p. ej., Mat. 26:54, 56; Mar. 14:49; Luc. 4:21; Juan 13:18; 17:12). Por lo tanto, si Jesús mismo consideraba las Escrituras (en su caso, el Antiguo Testamento) con tanta seriedad, especialmente en términos de la profecía que se estaba cumpliendo, ¿cuál debería ser nuestra acti-tud hacia la Biblia también?
Notas EGW
Viernes
Consejos para los maestros, “Estudiad la Biblia por vosotros mismos”, pp. 444, 445;
El conflicto de los siglos, “Nuestra única salvaguardia”, pp. 579-587.
Viernes
Consejos para los maestros, “Estudiad la Biblia por vosotros mismos”, pp. 444, 445;
El conflicto de los siglos, “Nuestra única salvaguardia”, pp. 579-587.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 1
Lección 1
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Deuteronomio 32:45-47; Génesis 49:8-12; Isaías 53:3-7; 1 Corintios 15:3-5, 51-55; Romanos 12:2.
Parte I: RESEÑA
En un mundo atiborrado de medios de comunicación, cada vez somos más bombardeados por ideas que compiten por nuestra atención y prometen las últimas tendencias para guiar nuestra vida. En este ambiente de sobreestimulación, se ha vuelto más difícil encontrar un momento a solas con la Palabra de Dios. Algunos incluso pueden comenzar a preguntarse si la Biblia sigue siendo relevante en el mundo vertiginoso de hoy. Necesitamos que se nos recuerde el mandato de “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Sal. 46:10) como una forma de ayudarnos a reconocer que la Biblia sigue siendo el mayor regalo de Dios para comunicar su plan de redención. No hay otro libro como este en ninguna parte del mundo.
Varios elementos importantes hacen que la Biblia sea única en comparación con otros libros religiosos. Cuatro elementos, en particular, contrastan marcadamente con los pensamientos filosóficos y, en algunos casos, esotéricos de Confucio, el Corán y los escritos sagrados hindúes: (1) la Biblia se compone de hasta un treinta por ciento de profecía y literatura profética; (2) la Biblia está constituida en la historia; es decir, habla de un Dios que actúa en la historia; (3) los acontecimientos bíblicos se colocan en una dimensión espacial de lugares geográficos reales; y (4) la Biblia tiene el poder de transformar vidas gracias al Dios que nos habla a través de su Palabra viviente. ¿Es de extrañar, entonces, que durante siglos haya inspirado las mejores obras de música, arte y literatura? Esta semana estudiaremos por qué la Biblia es única e inigualable y sigue siéndolo, incluso con el rápido crecimiento de la tecnología y el conocimiento del siglo XXI
Parte II: COMENTARIO
Ilustración
Las grandes pirámides de Egipto se elevan por sobre la moderna ciudad de El Cairo. Las excavaciones han revelado que fueron construidas durante el Reino Antiguo con una tecnología sofisticada y un conocimiento de edificación que utilizaba cálculos matemáticos y astronómicos que se creían inexistentes antes de los griegos. Antes de la conclusión de la Torre Eiffel en París en 1889, la Gran Pirámide fue el edificio más alto del mundo durante miles de años. Hoy en día, los arqueólogos todavía no consiguen resolver el enigma de la logística y la magnitud de esta hazaña. Moisés llegó al antiguo Egipto cientos de años después de la construcción de la Gran Pirámide y fue educado para ser el futuro rey de este gran imperio. Sin embargo, “por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón” (Heb. 11:24).
Texto bíblico
Las últimas palabras de Moisés al pueblo que él condujo a la Tierra Prometida fueron estas: “Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46). Aplicar el corazón es una expresión que se usa en la Biblia para describir la internalización y la alineación de la Palabra de Dios dentro del corazón. Moisés enfatiza esta idea cuando instruye que a los hijos especialmente se les debe ordenar que sigan las instrucciones, o Ley, de Dios. Esta Ley es más importante que cualquier otra cosa, porque “es vuestra vida” (Deut. 32:47).
Analicen en clase cómo manejan las distracciones a su alrededor para mantener una relación viva con Cristo mediante su Palabra. Pide a la clase que evalúe cuánto tiempo pasan en ciertas actividades todos los días (respondiendo correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales, televisión, trabajo, familia, devociones). Observen que las actividades en las que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo a menudo son las más importantes en nuestra vida. ¿Qué pasos intencionales están tomando los miembros de tu clase para transmitir su experiencia cristiana a sus hijos? ¿Por qué es tan importante este legado viviente en nuestra época?
Texto bíblico
La Biblia está llena de lugares donde Dios se reveló. Entre los más memorables están el Monte Moriah, cuando Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac (Gén. 22:2); la zarza ardiente en el Monte Horeb, en Sinaí (Éxo. 3:1-4); el Mar Rojo, por el que Israel escapó por tierra firme (Éxo. 14:1-30); y Capernaum, donde ocurrieron muchos de los milagros de curación de Jesús. Este patrón de incorporar una dimensión espacial en los acontecimientos descritos, en realidad, distingue a la Biblia de la mayoría de los demás escritos sagrados (todo el Corán, por ejemplo, contiene menos designaciones geográficas que las que se encuentran en Génesis 1 al 20 solamente). La Biblia contiene referencias a cientos de ciudades y países, incluidas referencias a montañas, espejos de agua, desiertos y páramos, regiones y Estados específicos. Hay veces en que la geografía es un elemento crucial que le da un significado y una dimensión adicionales a un hecho.
Belén es un ejemplo de cuán importante es la geografía bíblica para nuestra comprensión de la historia bíblica. En hebreo, Belén significa “la casa del pan”. Fue en Belén donde Rut y Booz se conocieron y se casaron. Allí, tuvieron un hijo llamado Obed, que tuvo un hijo llamado Isaí. Este fue el padre de David, quien luego estableció una dinastía de reyes que gobernó en Jerusalén durante cientos de años hasta la destrucción del Templo (Rut 4:13-17; Mat. 1:5, 6). Cuando Samuel fue a ungir a un nuevo rey, se dirigió a Belén, donde Dios le ordenó que ungiera a David. Luego, setecientos años antes del nacimiento de Jesús, Miqueas 5:2 predice que el Mesías nacerá en Belén, que está en Judea. Por lo tanto, no debería sorprendernos que Dios haya enviado a Jesús, “el pan de vida” (Juan 6:33-51), a nacer en Belén, la casa del pan. Jesús, quien nació del Espíritu Santo a través de María, trae la plenitud del evangelio al mundo, sobre el cual un día reinará como Rey de reyes para siempre.
Pregúntale a la clase qué otras ideas importantes se pueden extraer al comprender la geografía bíblica y los nombres de los lugares de los acontecimientos históricos circundantes. Por ejemplo, ¿qué relación hay entre el encuentro de Abraham con Dios en el monte Moria y la muerte de Cristo en las mismas inmediaciones casi dos mil años después?
Ilustración
José se crio en el centro de la ciudad de Detroit, Michigan. A los once años, ya era parte de una pandilla local; hablaba y actuaba como ellos. Sus padres estaban preocupados por el futuro de su hijo. Un día recibieron un anuncio de un curso de cocina vegetariana. El padre de José era cocinero en un restaurante local, y comenzó a asistir con su esposa. En una de las reuniones, se anunció una escuela bíblica de vacaciones, y José y sus hermanas comenzaron a asistir. José nunca había escuchado mucho sobre la Biblia. Estaba muy intrigado por la historia de Josué y su conquista de Canaán bajo la conducción de Dios. Aprendió que Dios era poderoso y que podía vencer a los enemigos de su pueblo. José quería saber más, y comenzó a leer la Biblia. Pronto se inscribió en el Club de Conquistadores local. Sus padres notaron cambios importantes en él. El vocabulario de José cambió. Su ropa cambió. Incluso su forma de caminar cambió. Seis meses después, José solicitó el bautismo. Su familia estaba asombrada por el cambio en la vida de José. Deseaban lo mismo que José estaba viviendo. Después de estudiar la Biblia junto con el pastor, toda la familia se bautizó un sábado de mañana. El poder de la Palabra de Dios había transformado su vida.
Texto bíblico
Josías tenía ocho años cuando llegó a ser rey de Judá. La Biblia dice que su abuelo Manasés sirvió a los dioses cananeos, y que participó del espiritismo y sus perversiones sexuales asociadas, junto con la astrología. Manasés incluso sacrificó a su propio hijo. Condujo a su pueblo a una terrible apostasía, porque “los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel” (2 Rey. 21:9). Según los genes y la educación de Josías, podríamos esperar que Judá estuviera condenada al mismo destino que bajo el rey Manasés. Sin embargo, la Biblia dice que Josías “hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda” (2 Rey. 22:2). ¿Qué marcó la diferencia? El hallazgo y la lectura de la Palabra de Dios, el profundo arrepentimiento de Josías y su accionar para restablecer a todo Israel a la adoración correcta de Dios. Las excavaciones en Judá que cubren este período revelaron un templo en Arad con dos altares y piedras verticales en el Lugar Santísimo que representaban a más de una divinidad. Este templo fue destruido a fines del siglo VII, lo que muchos eruditos han atribuido a la obra de Josías. Debido a esta gran reforma, Dios salvó a Judá y a Jerusalén por algún tiempo y refrenó su juicio hasta unos 35 años después. Dios prometió: “No verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar” (2 Rey. 22:20). Después de leer 2 Reyes 21:2 al 9, pregunta a la clase cómo se compara esta descripción de Judá con los desafíos del mal en el mundo actual. ¿Cómo pueden las Escrituras transformar nuestra vida para que nosotros también podamos vencer?
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
La Biblia es la Palabra inspirada de Dios para todos los tiempos. No se limita ni al tiempo ni a las culturas en los que se escribió. Por lo tanto, todavía tiene poder para transformar vidas hoy. Mientras te preparas para esta lección en tu cultura específica, reflexiona en el impacto de la Biblia en esa parte del mundo en la actualidad. Pídele a la clase que comparta una experiencia en la que hayan sido transformados por la Palabra de Dios y hayan reconocido su poder transformador. A continuación, hay algunas preguntas más específicas que se explayan sobre estos temas.
1. ¿De qué modo las profecías de las Escrituras nos proporcionan esperanza para el futuro, incluso en el contexto de los acontecimientos de los últimos días? ¿En qué sentido estas profecías nos dan garantías de las promesas de Dios y de su capacidad de llevar a cabo su plan hasta el final?
2. Comparte una experiencia de tu vida o la de un amigo que atestigüe el poder de la Palabra de Dios para cambiar la vida de una persona. ¿Cómo ocurrieron estos cambios y cómo vieron los demás el poder del Espíritu Santo en acción?
3. ¿De qué manera puedes dar un testimonio permanente del poder de Dios para transformar a tu familia, tu vecindario o tu ciudad hoy? ¿Cómo puedes compartir la Palabra de Dios de una manera eficaz para impulsar cambios y preparar a los demás para un encuentro con Jesús cuando él venga? Recuerda que somos sus manos y sus pies, y lo que comunicamos en palabras y acciones se reflejará en cómo los demás perciben a Dios.
Dios lo bendiga!!!
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