Lección de Escuela Sabática de Adultos 2do Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 2do Trimestre 2020, Lección 2do Trimestre 2020,
Lección 12: Para el 20 de junio de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Timoteo 2:10-15; 1 Crónicas 29:17; Santiago 4:6-10; Gálatas 6:9; Hechos 17:11.
PARA MEMORIZAR:
“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Ped. 3:15, 16).
Al analizar las cartas del apóstol Pablo, Pedro escribe que, en ellas y en algunos otros lugares de las Escrituras, hay algunas cosas “difíciles de entender”. “Los indoctos e inconstantes” (2 Ped. 3:16) tuercen o distorsionan estas palabras para su propia destrucción. Pedro no dice que todas las cosas sean difíciles de entender, sino solo algunas.
Esta semana le daremos una mirada, no tanto a los textos difíciles propia-mente dichos, sino a las posibles razones de estos desafíos y de qué manera podemos resolverlos. En definitiva, algunas de estas declaraciones desafiantes quizá nunca se resuelvan de este lado del cielo. Al mismo tiempo, la gran ma-yoría de los pasajes bíblicos no presentan ninguna dificultad, y no debemos permitir que el escaso número de pasajes difíciles debilite nuestra confianza en la confiabilidad y la autoridad de la Palabra de Dios en su conjunto.
RAZONES POSIBLES PARA CONTRADICCIONES APARENTES
Lee 2 Timoteo 2:10 al 15. Pablo le advierte a Timoteo que sea diligente y que “us[e] bien la palabra de verdad”. ¿Qué mensaje importante nos está dando a todos nosotros aquí?
Nadie que estudie la Biblia con reflexión y honestidad negará el hecho de que hay cosas en la Biblia que son difíciles de entender. Esta realidad no debería perturbarnos. De hecho, en cierto sentido, esas dificultades son de esperar. A fin de cuentas, somos seres imperfectos y finitos, y nadie tiene un conocimiento exhaustivo de cada esfera de aprendizaje, y mucho menos de las cosas divinas. Por lo tanto, cuando los seres humanos ignorantes y finitos intentan comprender la sabiduría del Dios infinito de las Escrituras, es probable que haya alguna dificultad. Sin embargo, esa dificultad para entender las enseñanzas bíblicas de ninguna manera prueba que lo que la Biblia afirma es falso.
Quienes rechazan la enseñanza bíblica de la revelación y la inspira-ción divinas a menudo afirman que esas dificultades son contradicciones y errores. Como para ellos la Biblia es casi como cualquier libro humano, creen que la Biblia debe contener imperfecciones y errores. Con esa actitud, a menudo no hay un intento serio de buscar una explicación que tenga en cuenta la unidad y la confiabilidad de las Escrituras como consecuencia de su inspiración divina. Quienes comienzan a cuestionar las primeras páginas de las Escrituras, el relato de la Creación (por ejemplo), pronto también pueden verse tentados a poner bajo un manto de duda e incertidumbre gran parte del resto de las Escrituras.
Algunas discrepancias en las Escrituras podrían deberse a errores me-nores de copistas o traductores. Elena de White declaró: “Algunos nos miran serios y dicen: ‘¿No creen que pudo haber habido algún error de copista o traductor?’ Todo es probable, y los que son tan estrechos para vacilar y tro-pezar en esa posibilidad o probabilidad también estarán listos para tropezar en los misterios de la Palabra inspirada, porque su mente débil no puede discernir los propósitos de Dios. Sí, tropezarían con la misma facilidad en los claros hechos que acepta la mente común que discierne lo divino, y para la cual las declaraciones de Dios son claras y bellas, llenas de meollo y grosura. Todos los errores no ocasionarán dificultad a un alma ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada” (MS 1:18, 19).
■ ¿Por qué es tan importante que abordemos la Biblia con un espíritu de humildad y sumisión?
AFRONTAR LAS DIFICULTADES CON HONESTIDAD Y CUIDADO
¿Alguna vez te encontraste con un versículo o un pasaje que no enten-días, o que te resultaba difícil armonizar con otros textos o con la realidad en general? Es difícil imaginar que en algún momento no hayas enfrentado este problema. La pregunta es: ¿cómo respondiste? O, mejor aún, ¿cómo deberías responder?
Lee 1 Crónicas 29:17, Proverbios 2:7 y 1 Timoteo 4:16. ¿Qué dicen estos versículos que puede aplicarse a la cuestión de cómo abordar los pasajes difíciles?
Solo con honestidad podemos enfrentar las dificultades en forma ade-cuada. La honestidad nos protege para no evadir ninguna dificultad ni intentar ocultarla. La honestidad también nos impedirá dar respuestas superficiales que no soporten realmente la prueba del escrutinio. Dios se complace con la honestidad y la integridad. Por lo tanto, debemos emular su carácter en todo lo que hacemos, incluso en nuestro estudio de la Biblia.
Los honestos afrontarán las dificultades de la Biblia de tal manera que tendrán cuidado de no presentar información fuera de contexto, distor-sionar la verdad con lenguaje cargado o engañar a otros mediante la manipu-lación de pruebas. Es mucho mejor aguardar una respuesta sostenible para una dificultad que intentar brindar una solución evasiva o insatisfactoria. Un efecto secundario positivo de ser honesto en nuestro estudio bíblico es que genera confianza, y la confianza es la base de todas las relaciones perso-nales sanas; convence a la gente mucho más que las respuestas endebles. Es mejor decir que simplemente no sabes cómo responder la pregunta o cómo explicar el texto con precisión que procurar que este diga lo que tú quieres que diga cuando, quizá, realmente no sea así.
Las personas cuidadosas fervientemente desean conocer la verdad de la Palabra de Dios y, por lo tanto, se cercioran constantemente de no apresu-rarse a llegar a conclusiones basadas en un conocimiento limitado o en una evidencia endeble. Los cuidadosos deciden no pasar por alto ningún aspecto ni detalle que pueda ser importante. No se apresuran en su pensamiento; son minuciosas y diligentes en el estudio de la Palabra de Dios y en toda la información relacionada.
■ ¿Qué haces tú, o qué deberías hacer, con textos que no entiendes plenamente o que parece que no encajan con tu interpretación de la verdad?
AFRONTAR LAS DIFICULTADES CON HUMILDAD
Lee Santiago 4:6 al 10, 2 Crónicas 7:14 y Sofonías 3:12. ¿Por qué es impor-tante la humildad cuando tratamos de abordar pasajes bíblicos difíciles?
Muchos han llegado al increíble y aleccionador descubrimiento de que dependen de algo y de alguien fuera de sí mismos. Se dan cuenta de que no son la medida de todas las cosas. Estas personas valoran la verdad por sobre la necesidad de su ego de tener la razón, y son conscientes de que la verdad no es creación suya, sino que esta los confronta. Quizá la verdad más grande que estos conciban sea lo poco que realmente saben acerca de la verdad. Ellos saben, según escribió Pablo, que “vemos por espejo, oscu-ramente” (1 Cor. 13:12).
Los beneficios de esta humildad de pensamiento son diversos: el hábito de la indagación humilde es la base de todo aumento de conocimiento, ya que genera una libertad que naturalmente produce un espíritu dócil. Esto no significa que los humildes muchas veces estén necesariamente equivocados, o que siempre cambiarán de opinión y nunca tendrán una convicción firme. Solo significa que son sumisos a la verdad bíblica. Son conscientes de las limitaciones de su conocimiento y, por lo tanto, son capaces de expandir su conocimiento y su comprensión de la Palabra de Dios de una manera que el intelectual arrogante y el orgulloso no pueden.
“Todos los que acudan a la Palabra de Dios en busca de orientación, con mente humilde e inquieta, decididos a conocer los términos de la salvación, comprenderán lo que dice la Escritura. Pero, los que aportan a la investiga-ción de la Palabra un espíritu que esta no aprueba, extraerán del estudio un espíritu que Dios no ha impartido. El Señor no le hablará a una mente desinteresada. No desperdicia su instrucción en alguien que es irreverente o que se corrompe por voluntad propia. Pero el tentador educa a todas las mentes que se someten a sus sugerencias y están dispuestas a hacer que la Ley santa de Dios no tenga ningún efecto.
“Necesitamos humillarnos de corazón, y con sinceridad y reverencia investigar la Palabra de vida; solo la mente que es humilde y contrita puede ver la luz” (The Advent Review and Sabbath Herald, 22 de agosto de 1907).
■ ¿Cómo lograr el equilibrio justo entre la humildad y la certeza? Por ejemplo, ¿cómo responderías a la siguiente acusación: ¿Cómo pueden estar tan seguros los adven-tistas del séptimo día de que tienen razón con respecto al sábado y que casi todos los demás están equivocados?
DETERMINACIÓN Y PACIENCIA
Lee Gálatas 6:9. Si bien Pablo aquí habla sobre nuestra persistencia en hacer el bien a los demás, necesitamos tener la misma actitud al ocuparnos de cuestiones difíciles. ¿Por qué la determinación y la paciencia son impor-tantes para resolver problemas?
Conseguir algo siempre requiere tenacidad. Lo que logramos con de-masiada facilidad a menudo lo consideramos con demasiada ligereza. Las dificultades en la Biblia nos dan la oportunidad de poner a trabajar nuestro cerebro, y la determinación y la persistencia con la que buscamos una so-lución revelan cuán importante es el tema para nosotros. Siempre que dediquemos tiempo a estudiar la Biblia para tratar de descubrir más sobre su significado y su mensaje es un tiempo bien invertido. Tal vez la expe-riencia de buscar diligentemente una respuesta en las Escrituras, incluso durante mucho tiempo, será de mayor bendición que la solución al problema si finalmente lo hallamos. Al fin y al cabo, cuando encontramos la solución a un problema acuciante, esto es muy valioso para nosotros.
El hecho de que no puedas resolver una dificultad rápidamente no prueba que no se pueda resolver. Es notable la frecuencia con la que pasamos por alto este hecho evidente. Hay muchos que, al toparse con una dificultad en la Biblia, al pensar un poco al respecto y no poder ver ninguna solución posible, inmediatamente llegan a la conclusión de que el problema no puede resolverse. Algunos comienzan a cuestionar la credibilidad de toda la Biblia. Pero, no debemos olvidar que puede haber una solución muy fácil, por más que en nuestra limitada sabiduría humana (o ignorancia) no la veamos. ¿Qué pensaríamos de un principiante en álgebra que, después de haber intentado en vano durante media hora resolver un problema difícil, declara que no hay una solución posible al problema porque no pudo encontrarla? Lo mismo ocurre con nuestro estudio de la Biblia.
Cuando algunas dificultades desafíen incluso tus mayores esfuerzos para resolverlas, déjalas a un lado por un tiempo y, mientras tanto, practica lo que Dios te ha mostrado claramente. Algunas ideas espirituales se ob-tienen solo después de haber estado dispuestos a seguir lo que Dios ya nos ha dicho que hagamos. Por lo tanto, sé persistente y paciente en tu estudio de la Biblia. A fin de cuentas, la paciencia es una virtud de los creyentes del tiempo del fin (ver Apoc. 14:12).
■ ¿Qué podemos aprender de otros que han estudiado pasajes bíblicos desafiantes con diligencia y paciencia? ¿Cómo podemos alentar a otros a no rendirse en su búsqueda de la verdad?
AFRONTAR LAS DIFICULTADES DE MANERA ESPIRITUAL Y CON ORACIÓN
Lee Hechos 17:11; 8:35; y 15:15 y 16. ¿Qué hicieron los apóstoles y los miem-bros de la iglesia primitiva cuando se enfrentaron con cuestiones difíciles? ¿Por qué la Biblia sigue siendo la mejor fuente para su propia interpretación?
La mejor solución para las dificultades bíblicas todavía se encuentra en la Biblia misma. Los problemas bíblicos se abordan mejor cuando se estu-dian a la luz de toda la Escritura en vez de tratar solo un texto aislado de los demás o de toda la Escritura. De hecho, debemos utilizar la Biblia como herramienta para entenderla. Aprender a extraer las grandes verdades que se encuentran en las Escrituras es una de las cosas más importantes que podemos hacer.
Si no comprendes un pasaje de la Biblia, trata de encontrar algo de luz de otros pasajes bíblicos que aborden el mismo tema. Siempre trata de en-contrar declaraciones rotundas de las Escrituras para arrojar luz sobre esos pasajes que son menos claros. También es muy importante no oscurecer ni empañar declaraciones bíblicas contundentes sumándoles pasajes difíciles de entender. En vez de que las fuentes extrabíblicas, o la filosofía o la ciencia expliquen el significado de la Biblia, debemos permitir que el mismo texto bíblico nos revele su significado.
Se ha dicho que, de rodillas, literalmente miramos las dificultades desde una nueva perspectiva. Porque al orar, expresamos que necesitamos ayuda divina para interpretar y comprender las Escrituras. Al orar, buscamos la iluminación de nuestra mente a través del mismo Espíritu Santo que inspiró a los escritores bíblicos para que escribieran lo que escribieron.
Al orar, nuestros motivos se dan a conocer, y podemos decirle a Dios por qué queremos entender lo que leemos. Al orar, le pedimos a Dios que abra nuestros ojos a su Palabra y que nos dé un espíritu dispuesto a seguir y practicar su verdad. (¡Esto es fundamental!) Cuando Dios nos guía a través de su Espíritu Santo en respuesta a nuestras oraciones, no contradice lo que ha revelado en la Biblia. Dios siempre estará en armonía con la Biblia, confirmará lo que comunicó mediante los escritores bíblicos y construirá sobre eso.
■ ¿Cómo te ayuda la oración a prepararte mentalmente para comprender y obedecer mejor la Palabra de Dios?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El camino a Cristo, “Qué hacer con la duda”, pp. 90-97; y del documento “Métodos de estudio de la Biblia”, la octava parte, que se encuentra en https://cort.as/-MdHR.
En la Biblia hay muchos misterios que a los seres humanos finitos se nos hace difícil comprender y que son demasiado profundos para poder explicarlos completamente. Por eso, necesitamos una mente humilde, y deberíamos estar dispuestos a aprender de las Escrituras con oración. La fidelidad a las Escrituras permite que el texto bíblico, a pesar de que su signi-ficado vaya en contra de nuestro razonamiento, diga lo que realmente dice. La fidelidad a las Escrituras respetará el texto; no lo alterará (sí, algunos en efecto cambian los textos) ni evadirá su verdadero significado.
“Cuando la Palabra de Dios se abre sin oración ni reverencia; cuando los pensamientos y los afectos no están fijos en Dios, o en armonía con su voluntad, la mente es oscurecida con dudas; y entonces, con el mismo es-tudio de la Biblia se fortalece el escepticismo. El enemigo se posesiona de los pensamientos y sugiere interpretaciones incorrectas. Cuando los hombres no procuran estar en armonía con Dios en obras y en palabras, entonces, por más instruidos que puedan ser, están expuestos a errar en su modo de entender las Escrituras y no es seguro confiar en sus explicaciones. Los que acuden a las Escrituras para encontrar contradicciones no tienen discerni-miento espiritual. Con visión distorsionada, encontrarán muchos motivos para dudar y no creer en cosas que son realmente claras y sencillas” (CC 95).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué las actitudes hacia la Biblia que analizamos esta semana son esenciales para una comprensión adecuada de las Escrituras? ¿Qué otras actitudes hacia la Biblia crees que son básicas para entenderla mejor?
2. ¿Por qué no deberíamos sorprendernos de encontrar cosas en la Biblia que son difíciles de explicar y entender? De hecho, ¿cuántas cosas del mismo mundo natural a veces son difíciles de entender?Hasta el día de hoy, por ejemplo, el agua (¡el agua!) está llena de misterios.
3. Como adventistas, ¿cómo podemos responder la pregunta de Lu-cas 23:43, donde (según la mayoría de las traducciones) Jesús le dice al ladrón que ese día estará en el cielo con Jesús? ¿Cómo responder en forma honesta? ¿Cómo pueden, por ejemplo, pasajes como Juan 20:17, Eclesiastés 9:5 y 1 Corintios 15:16 al 20 ayudarnos a entender este tema?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: 2 Pedro 3:15, 16; 2 Timoteo 2:15; 1 Timoteo 4:16; 1 Crónicas 29:17; Proverbios 2:7; Santiago 4:6; Gálatas 6:9.
Parte I: RESEÑA
En algún momento, todo aquel que estudia la Biblia ha encontrado algunos pasajes en las Escrituras que son difíciles de entender. Esta dificultad no debería sorprendernos. Cualquiera que enfrente otra cultura y cosmovisión sabe que, inevitablemente, habrá aspectos de ella que no entenderá de inmediato, porque le son extraños. Lo mismo se aplica a la cosmovisión bíblica. Si entendiéramos todo en las Escrituras, no habría necesidad de adquirir nuevas ideas, y habría menos incentivos para crecer en conocimiento espiritual. La forma en que abordamos pasajes difíciles no solo revela mucho acerca de nuestra actitud hacia las Escrituras; también muestra cuán serios somos en nuestra búsqueda de respuestas. La cantidad de tiempo y energía mental que invertimos para abordar las dificultades, tratando de encontrar soluciones que sean fieles a la Escritura, revela cuán importante es la Escritura para nosotros y cuán importante es encontrar respuestas para nosotros. Los pasajes difíciles no solo nos desafían, sino también brindan una oportunidad única de profundizar e investigar las Escrituras más a fondo para poder entender aún más cabalmente a los autores bíblicos y el mensaje de Dios. No necesitamos tener miedo de encontrar aspectos de las Escrituras que no entendemos. De hecho, podemos estar agradecidos incluso por los pasajes desafiantes y difíciles de la Biblia, porque nos brindan la oportunidad de crecer en nuestra comprensión. Hay algunas actitudes importantes que determinarán si esas dificultades se convertirán en una bendición o una maldición para nosotros.
Parte II: COMENTARIO
Posibles razones de las dificultades y las aparentes contradicciones
Muchos eruditos que no creen en la inspiración divina de la Escritura suponen que la Biblia es contradictoria y está llena de errores, porque a su modo de ver ser humano significa ser falible e imperfecto. Si bien es cierto que los seres humanos son falibles y no siempre son fidedignos, también es cierto que incluso los seres humanos falibles son totalmente capaces de discernir y decir la verdad. Si hasta los seres falibles son capaces de comunicar la verdad fielmente, ¿cuánto más deberíamos esperar que Dios, que es imposible que mienta (Heb. 6:18), pueda evitar que los escritores bíblicos nos confundan con lo que escriben?
Cuando la gente se acerca a las Escrituras con dudas metodológicas, aceptará su veracidad solo cuando haya evidencias y pruebas indudables de su exactitud. En lugar de otorgar a la Escritura el beneficio de la duda cuando no tenemos toda la información disponible, muchos eruditos críticos solo aceptan esos pasajes como confiables y verdaderos cuando la razón humana ha demostrado que son correctos o cuando las evidencias externas han revelado claramente que la Escritura está en armonía con hallazgos arqueológicos o científicos. Si estos criterios externos son la norma final para lo que es aceptable, y la Escritura a veces no responde a ello, estos intérpretes piensan que han hallado contradicciones.
Al analizar las declaraciones bíblicas, debemos recordar que sus escritores con frecuencia utilizaban un lenguaje cotidiano, no técnico, habitual, para describir las cosas. Por ejemplo, hablaban de la salida del Sol (Núm. 2:3; Jos. 19:12) y de la puesta del Sol (Deut. 11:30; Dan. 6:14); es decir, utilizaban el lenguaje del aspecto en lugar del lenguaje científico. Además, no debemos confundir una convención social con una afirmación científica. La necesidad de precisión técnica varía según la situación en la que se hace una declaración. Por lo tanto, la imprecisión no es lo mismo que la falsedad.
Algunas discrepancias pueden deberse a pequeñas variaciones y errores causados por copistas y traductores de la Biblia. La mayoría de esos errores de transmisión son cambios no intencionales, donde los copistas confunden letras similares o, al copiar un texto, el copista accidentalmente “salta a otra palabra o línea con la misma palabra o letra. Esta tendencia se agrava cuando no hay espacios entre las palabras o los signos de puntuación, lo que sin duda ocurrió con los textos griegos y también pudo haber sido el caso con el texto hebreo” (P. D. Wegner, A Student’s Guide to Textual Criticism of the Bible, p. 46). A veces se presenta una inversión en el orden de dos letras o palabras. Por ejemplo, en Juan 1:42, el nombre “Juan” [Iōannou], como se encuentra en varios manuscritos, se lee “Juna” [Iōna] en algunos otros manuscritos (ver Wegner, p. 48, para este y otros ejemplos). Esos problemas no deberían angustiarnos. En primer lugar, los manuscritos bíblicos son, con mucho, los manuscritos más confiables y mejor conservados del mundo antiguo. No existe dentro de la literatura otra obra que se transmita en tantos manuscritos y se copie tan meticulosamente en referencia a la composición original como los manuscritos bíblicos. En segundo lugar, esos cambios menores pueden corregirse a la luz de las demás evidencias disponibles. No afectan ninguna doctrina principal ni enseñanza de la Biblia. Si bien los copistas y los traductores generalmente han sido extremadamente cuidadosos en su trabajo, no eran inspirados como los autores bíblicos originales. Elena de White era consciente de que “pudo haber habido algún error de copista o traductor”. Pero, para ella, todos esos “errores no ocasionarán dificultad a un alma ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada” (MS 1:18, 19).
Enfrentar las dificultades con honestidad y cuidado
Dios se complace en la honestidad (1 Crón. 29:17). Si buscamos sinceramente la verdad, la encontraremos. La honestidad ganará, a la larga. Tratar las dificultades honestamente significa que no las negamos ni distorsionamos las evidencias, sino que las tratamos de manera imparcial. Es mucho mejor admitir honestamente que no tenemos una respuesta satisfactoria a una dificultad que torcer las evidencias para hacerlas más agradables a nuestro gusto. Las respuestas superficiales no resistirán la prueba del escrutinio y arrojarán sombra sobre nuestra credibilidad. Una mentira piadosa es quizá la mentira más destructiva de todas, porque arroja una sombra oscura sobre el carácter de Dios y su Palabra, y pondrá en duda incluso nuestra propia integridad. Si ignoramos la honestidad en nuestra búsqueda de respuestas, mataremos nuestra conciencia y pondremos en peligro nuestra vida espiritual. A la larga, corremos peligro de no valorar para nada la verdad. Quizás al final, hasta podríamos ser incapaces de distinguir la verdad del error. Pero, la honestidad trae consigo una bendición desde el mismo comienzo: genera confianza con las mismas personas a quienes queremos ganar para la verdad de la Biblia. La honestidad es la base de todas las relaciones personales saludables. Nuestra honestidad debe ir acompañada de cuidado. La honestidad puede esperar y no se apresurará a sacar conclusiones apresuradas que se basen en información limitada. La honestidad hará todo lo necesario para evaluar cuidadosamente las evidencias disponibles.
¿Recuerdas algún ejemplo de respuestas deshonestas sobre la Biblia y el impacto negativo (a largo plazo) que han tenido en los demás? ¿Recuerdas situaciones en las que las respuestas honestas a las preguntas bíblicas hayan tenido un impacto positivo (a largo plazo) en quienes las escucharon?
Enfrentar las dificultades con humildad
La humildad es lo opuesto al orgullo. El orgullo nos impide apreciar las ideas y los logros de los demás. El orgullo no necesita aprender, porque piensa que ya lo sabe todo. La humildad, por otro lado, reconoce que la verdad no es algo creado por nosotros mismos, sino que es inspirada por Dios (ver 2 Tim. 3:16). Los humildes tienen un espíritu dócil y no pretenden tener todas las respuestas. Son capaces de expandir su conocimiento de la Palabra de Dios de una manera que los arrogantes y orgullosos no pueden hacer. Debido a que el orgullo está profundamente arraigado en todos nosotros y la humildad va en contra de nuestra cultura y sociedad, una actitud humilde quizá sea la más difícil de asumir en el estudio de la Biblia.
¿Conoces a alguien que tenga un carácter intelectual auténticamente humilde? ¿Quién es? ¿Qué es lo que más te impresiona de su vida y sus estudios?
Reflexiona en la siguiente declaración de Elena de White sobre este tema: “Los que desean dudar tendrán abundante ocasión para ello. Dios no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. Él da evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir por el peso de la evidencia” (MCP 2:674).
Enfrentar las dificultades con determinación y paciencia
Algunas dificultades desafían las respuestas fáciles y rápidas. Requieren determinación y paciencia. Durante siglos, los eruditos estuvieron perplejos sobre una de las discrepancias más desconcertantes de la Escritura: los números dispares de los reinados de los reyes hebreos en el Antiguo Testamento. La Biblia proporciona mucha información sobre estos reyes, pero cuando la información se junta, parece contradictoria. Hubiera sido fácil para el erudito adventista Edwin Thiele aceptar como un hecho esta discrepancia sin resolver. Pero, debido a que creía en la veracidad y la confiabilidad de las Escrituras, estaba decidido a no darse por vencido, y durante años estudió todas las evidencias. Al estudiar cuidadosamente los datos bíblicos y compararlos con fuentes extrabíblicas, finalmente pudo demostrar que se utilizaron diferentes métodos para contabilizar los años en los reinados de los reyes hebreos. Su solución es coherente con el registro de las Escrituras y los registros de otras naciones del mundo antiguo. Su libro The Mysterious Numbers of the Hebrew Kings [Los números misteriosos de los reyes hebreos] ha llegado a ser una obra de referencia ampliamente reconocida en los círculos académicos, mucho más allá de las fronteras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Muchos de los llamados errores no son resultado de la revelación de Dios, sino de nuestras malas interpretaciones. No surgen de ninguna oscuridad de la Biblia sino de la ceguera y el prejuicio del intérprete. Sin embargo, hay algunas dificultades bíblicas que desafían las soluciones rápidas. Son difíciles de entender, incluso para la persona más honesta y decidida. Pero, el hecho de que yo no haya encontrado una solución a un problema en particular no significa que no haya ninguna solución. Es muy probable que otros que estudian la Biblia cuidadosamente hayan luchado con la misma dificultad mucho antes que yo, y probablemente haya una respuesta, por más que yo no sea consciente de ello.
Pero, también podemos experimentar lo mismo que Daniel cuando se encontró con pasajes de las Escrituras que no entendía. Al arrodillarnos, podemos obtener una perspectiva completamente nueva sobre algunos problemas.
¿En qué situaciones la oración ha marcado una diferencia en tu vida, tratándose de preguntas difíciles? Comparte tu experiencia con los demás.
Para más principios y ejemplos específicos sobre cómo abordar pasajes difíciles, ver Gerhard Pfandl (ed.), Interpretación de las Escrituras: Preguntas y respuestas bíblicas (Florida, Buenos Aires, ACES, 2012).
Dios lo bendiga!!!
CÓMO ABORDAR PASAJES DIFÍCILES
Sábado 13 de junio
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Timoteo 2:10-15; 1 Crónicas 29:17; Santiago 4:6-10; Gálatas 6:9; Hechos 17:11.
PARA MEMORIZAR:
“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Ped. 3:15, 16).
Al analizar las cartas del apóstol Pablo, Pedro escribe que, en ellas y en algunos otros lugares de las Escrituras, hay algunas cosas “difíciles de entender”. “Los indoctos e inconstantes” (2 Ped. 3:16) tuercen o distorsionan estas palabras para su propia destrucción. Pedro no dice que todas las cosas sean difíciles de entender, sino solo algunas.
Esta semana le daremos una mirada, no tanto a los textos difíciles propia-mente dichos, sino a las posibles razones de estos desafíos y de qué manera podemos resolverlos. En definitiva, algunas de estas declaraciones desafiantes quizá nunca se resuelvan de este lado del cielo. Al mismo tiempo, la gran ma-yoría de los pasajes bíblicos no presentan ninguna dificultad, y no debemos permitir que el escaso número de pasajes difíciles debilite nuestra confianza en la confiabilidad y la autoridad de la Palabra de Dios en su conjunto.
Notas EGW
Sábado
La naturaleza de la experiencia religiosa de una persona se revela por el carácter de los libros que escoge para leer en los momentos desocupados. Para tener un estado mental sano y principios religiosos firmes, los jóvenes deben vivir en comunión con Dios mediante su Palabra. Al señalar el camino de la salvación por medio de Cristo, la Biblia es nuestra guía hacia una vida más elevada y mejor. Contiene la historia y las biografías más interesantes e instructivas que se hayan escrito. Los que no han pervertido su imaginación con la lectura de novelas, hallarán que la Biblia es el más interesante de los libros —Mensajes para los jóvenes, pp. 193, 194.
Al apartarse de la Palabra de Dios para alimentarse de los escritos de los hombres no inspirados, la mente llega a empequeñecerse y degradarse. No se pone en contacto con los profundos y amplios principios de la verdad eterna. La inteligencia se adapta a la comprensión de las cosas con las cuales se familiariza, y al dedicarse a las cosas finitas se debilita, su poder decrece, y después de un tiempo llega a ser incapaz de ampliarse —Palabras de vida del gran Maestro, p. 23.
Antes de la primera venida de Cristo, y en ocasión de ese acontecimiento, los maestros religiosos elucubraron ideas extrañas tan íntimamente mezcladas con porciones de verdad, que llegaron a tener un tremendo poder para engañar, y apartaron a las almas de Dios, aunque seguían conservando el aspecto de verdaderos adoradores del Señor. Encontramos una situación similar en el seno de la sociedad de estos últimos días. Los que se apartan de la fe mezclan con su creencia diversas opiniones humanas. La Biblia es objeto de crítica. ¿Difieren tanto los pastores en su interpretación porque las Escrituras son inconsecuentes o contradictorias? No, el problema consiste en que los hombres están haciendo hoy lo que hicieron en el tiempo de Cristo, y están enseñando los mandamientos de los hombres como si fueran doctrinas. Los maestros religiosos se encuentran en la misma condición de los fariseos de quienes Jesús dijo: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”. Mateo 22:29. Se presumía que los mismos hombres a quienes se dirigieron estas palabras debían enseñar las Escrituras al pueblo e interpretarlas —Cada día con Dios, p. 162.
Algunos de los que enseñan la verdad presente tienen tan deficiente conocimiento de la Biblia que les es difícil citar un texto de la Escritura correctamente de memoria. Al cometer las torpes equivocaciones en que incurren, pecan contra Dios. Tuercen las Escrituras, y hacen decir a la Biblia cosas que no están escritas en ella.
Algunos piensan que la educación o un conocimiento cabal de las Escrituras son de poca importancia con tal que uno tenga el Espíritu. Pero Dios no manda nunca su Espíritu para sancionar la ignorancia. Él puede compadecerse y bendecir a aquellos que están de tal modo situados que les es imposible educarse, y lo hace; hasta condesciende a veces a hacer perfecta su fuerza en la debilidad de ellos. Pero es deber de los tales estudiar la Palabra de Dios. La falta de conocimiento de las ciencias no es excusa alguna para descuidar el estudio de la Biblia; porque las palabras de la inspiración son tan claras que aun los que no tienen letras pueden comprenderlas —Obreros evangélicos, p. 111, 112.
Sábado
La naturaleza de la experiencia religiosa de una persona se revela por el carácter de los libros que escoge para leer en los momentos desocupados. Para tener un estado mental sano y principios religiosos firmes, los jóvenes deben vivir en comunión con Dios mediante su Palabra. Al señalar el camino de la salvación por medio de Cristo, la Biblia es nuestra guía hacia una vida más elevada y mejor. Contiene la historia y las biografías más interesantes e instructivas que se hayan escrito. Los que no han pervertido su imaginación con la lectura de novelas, hallarán que la Biblia es el más interesante de los libros —Mensajes para los jóvenes, pp. 193, 194.
Al apartarse de la Palabra de Dios para alimentarse de los escritos de los hombres no inspirados, la mente llega a empequeñecerse y degradarse. No se pone en contacto con los profundos y amplios principios de la verdad eterna. La inteligencia se adapta a la comprensión de las cosas con las cuales se familiariza, y al dedicarse a las cosas finitas se debilita, su poder decrece, y después de un tiempo llega a ser incapaz de ampliarse —Palabras de vida del gran Maestro, p. 23.
Antes de la primera venida de Cristo, y en ocasión de ese acontecimiento, los maestros religiosos elucubraron ideas extrañas tan íntimamente mezcladas con porciones de verdad, que llegaron a tener un tremendo poder para engañar, y apartaron a las almas de Dios, aunque seguían conservando el aspecto de verdaderos adoradores del Señor. Encontramos una situación similar en el seno de la sociedad de estos últimos días. Los que se apartan de la fe mezclan con su creencia diversas opiniones humanas. La Biblia es objeto de crítica. ¿Difieren tanto los pastores en su interpretación porque las Escrituras son inconsecuentes o contradictorias? No, el problema consiste en que los hombres están haciendo hoy lo que hicieron en el tiempo de Cristo, y están enseñando los mandamientos de los hombres como si fueran doctrinas. Los maestros religiosos se encuentran en la misma condición de los fariseos de quienes Jesús dijo: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”. Mateo 22:29. Se presumía que los mismos hombres a quienes se dirigieron estas palabras debían enseñar las Escrituras al pueblo e interpretarlas —Cada día con Dios, p. 162.
Algunos de los que enseñan la verdad presente tienen tan deficiente conocimiento de la Biblia que les es difícil citar un texto de la Escritura correctamente de memoria. Al cometer las torpes equivocaciones en que incurren, pecan contra Dios. Tuercen las Escrituras, y hacen decir a la Biblia cosas que no están escritas en ella.
Algunos piensan que la educación o un conocimiento cabal de las Escrituras son de poca importancia con tal que uno tenga el Espíritu. Pero Dios no manda nunca su Espíritu para sancionar la ignorancia. Él puede compadecerse y bendecir a aquellos que están de tal modo situados que les es imposible educarse, y lo hace; hasta condesciende a veces a hacer perfecta su fuerza en la debilidad de ellos. Pero es deber de los tales estudiar la Palabra de Dios. La falta de conocimiento de las ciencias no es excusa alguna para descuidar el estudio de la Biblia; porque las palabras de la inspiración son tan claras que aun los que no tienen letras pueden comprenderlas —Obreros evangélicos, p. 111, 112.
Domingo 14 de junio
RAZONES POSIBLES PARA CONTRADICCIONES APARENTES
Lee 2 Timoteo 2:10 al 15. Pablo le advierte a Timoteo que sea diligente y que “us[e] bien la palabra de verdad”. ¿Qué mensaje importante nos está dando a todos nosotros aquí?
Nadie que estudie la Biblia con reflexión y honestidad negará el hecho de que hay cosas en la Biblia que son difíciles de entender. Esta realidad no debería perturbarnos. De hecho, en cierto sentido, esas dificultades son de esperar. A fin de cuentas, somos seres imperfectos y finitos, y nadie tiene un conocimiento exhaustivo de cada esfera de aprendizaje, y mucho menos de las cosas divinas. Por lo tanto, cuando los seres humanos ignorantes y finitos intentan comprender la sabiduría del Dios infinito de las Escrituras, es probable que haya alguna dificultad. Sin embargo, esa dificultad para entender las enseñanzas bíblicas de ninguna manera prueba que lo que la Biblia afirma es falso.
Quienes rechazan la enseñanza bíblica de la revelación y la inspira-ción divinas a menudo afirman que esas dificultades son contradicciones y errores. Como para ellos la Biblia es casi como cualquier libro humano, creen que la Biblia debe contener imperfecciones y errores. Con esa actitud, a menudo no hay un intento serio de buscar una explicación que tenga en cuenta la unidad y la confiabilidad de las Escrituras como consecuencia de su inspiración divina. Quienes comienzan a cuestionar las primeras páginas de las Escrituras, el relato de la Creación (por ejemplo), pronto también pueden verse tentados a poner bajo un manto de duda e incertidumbre gran parte del resto de las Escrituras.
Algunas discrepancias en las Escrituras podrían deberse a errores me-nores de copistas o traductores. Elena de White declaró: “Algunos nos miran serios y dicen: ‘¿No creen que pudo haber habido algún error de copista o traductor?’ Todo es probable, y los que son tan estrechos para vacilar y tro-pezar en esa posibilidad o probabilidad también estarán listos para tropezar en los misterios de la Palabra inspirada, porque su mente débil no puede discernir los propósitos de Dios. Sí, tropezarían con la misma facilidad en los claros hechos que acepta la mente común que discierne lo divino, y para la cual las declaraciones de Dios son claras y bellas, llenas de meollo y grosura. Todos los errores no ocasionarán dificultad a un alma ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada” (MS 1:18, 19).
■ ¿Por qué es tan importante que abordemos la Biblia con un espíritu de humildad y sumisión?
Notas EGW
Domingo
Aunque los judíos tenían la Escritura que testificaba de Cristo, no fueron capaces de percibir a Cristo en las Escrituras; y aunque tenemos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, hoy la gente tuerce las Escrituras para esquivar sus verdades, y en sus interpretaciones de las Escrituras enseña, como lo hicieron los fariseos, las máximas y tradiciones de la humanidad en lugar de enseñar los mandamientos de Dios. En el tiempo de Cristo, los líderes religiosos habían presentado ideas humanas por tanto tiempo ante el pueblo, que la enseñanza de Cristo se oponía en todo a sus teorías y prácticas.
Su Sermón del Monte virtualmente contradijo las doctrinas de la justicia propia de los escribas y fariseos. Habían representado tan mal a Dios, que se lo consideraba como un Juez severo, incapaz de tener compasión, misericordia y amor. Cuando no tenían un “Así dice el Señor” como su autoridad, presentaban al pueblo máximas y tradiciones interminables como procedentes de Dios. Aunque profesaban conocer y adorar al Dios vivo y verdadero, lo desfiguraban totalmente; y el carácter de Dios, como lo representaba su Hijo, fue como un asunto original, un nuevo don al mundo. Cristo hizo todo esfuerzo para eliminar las falsificaciones de Satanás, para que pudiera ser restaurada la confianza del pueblo en el amor de Dios. Él enseño a los hombres a dirigirse al Rey supremo del universo con un nombre nuevo: “Padre nuestro”. Este nombre indica su verdadera relación con nosotros, y cuando es pronunciado con sinceridad por los labios humanos, suena como música a los oídos de Dios. Cristo nos lleva al trono de Dios en una manera nueva y vivificador, y nos presenta el Padre en todo su amor paternal —Fundamentals of Christian Education, pp. 308, 309; parcialmente en Ser semejante a Jesús, p. 125.
Satanás es hábil para sugerir dudas e idear objeciones al testimonio directo que Dios envía, y muchos piensan que es una virtud, un indicio de inteligencia en ellos el ser incrédulos y presentar dudas. Los que desean dudar, tendrán abundante ocasión para ello. Dios no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. Él da evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir por el peso de la evidencia”. “Dios da suficiente evidencia para que pueda creer el espíritu sincero; pero el que se aparta del peso de la evidencia porque hay unas pocas cosas que su entendimiento finito no puede aclarar, será dejado en la atmósfera fría y helada de la incredulidad y de la duda, y perderá su fe —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 633.
Nunca tendrán éxito los que trabajan indiferentemente y sin entusiasmo. Es necesario que los jóvenes como los mayores lean la Palabra de Dios, y no solo que la lean, sino que la estudien con diligente fervor, orando, creyendo e investigando. De este modo hallarán el tesoro escondido, pues el Señor avivará su entendimiento —Mensajes para los jóvenes, p. 183.
Domingo
Aunque los judíos tenían la Escritura que testificaba de Cristo, no fueron capaces de percibir a Cristo en las Escrituras; y aunque tenemos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, hoy la gente tuerce las Escrituras para esquivar sus verdades, y en sus interpretaciones de las Escrituras enseña, como lo hicieron los fariseos, las máximas y tradiciones de la humanidad en lugar de enseñar los mandamientos de Dios. En el tiempo de Cristo, los líderes religiosos habían presentado ideas humanas por tanto tiempo ante el pueblo, que la enseñanza de Cristo se oponía en todo a sus teorías y prácticas.
Su Sermón del Monte virtualmente contradijo las doctrinas de la justicia propia de los escribas y fariseos. Habían representado tan mal a Dios, que se lo consideraba como un Juez severo, incapaz de tener compasión, misericordia y amor. Cuando no tenían un “Así dice el Señor” como su autoridad, presentaban al pueblo máximas y tradiciones interminables como procedentes de Dios. Aunque profesaban conocer y adorar al Dios vivo y verdadero, lo desfiguraban totalmente; y el carácter de Dios, como lo representaba su Hijo, fue como un asunto original, un nuevo don al mundo. Cristo hizo todo esfuerzo para eliminar las falsificaciones de Satanás, para que pudiera ser restaurada la confianza del pueblo en el amor de Dios. Él enseño a los hombres a dirigirse al Rey supremo del universo con un nombre nuevo: “Padre nuestro”. Este nombre indica su verdadera relación con nosotros, y cuando es pronunciado con sinceridad por los labios humanos, suena como música a los oídos de Dios. Cristo nos lleva al trono de Dios en una manera nueva y vivificador, y nos presenta el Padre en todo su amor paternal —Fundamentals of Christian Education, pp. 308, 309; parcialmente en Ser semejante a Jesús, p. 125.
Satanás es hábil para sugerir dudas e idear objeciones al testimonio directo que Dios envía, y muchos piensan que es una virtud, un indicio de inteligencia en ellos el ser incrédulos y presentar dudas. Los que desean dudar, tendrán abundante ocasión para ello. Dios no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. Él da evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir por el peso de la evidencia”. “Dios da suficiente evidencia para que pueda creer el espíritu sincero; pero el que se aparta del peso de la evidencia porque hay unas pocas cosas que su entendimiento finito no puede aclarar, será dejado en la atmósfera fría y helada de la incredulidad y de la duda, y perderá su fe —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 633.
Nunca tendrán éxito los que trabajan indiferentemente y sin entusiasmo. Es necesario que los jóvenes como los mayores lean la Palabra de Dios, y no solo que la lean, sino que la estudien con diligente fervor, orando, creyendo e investigando. De este modo hallarán el tesoro escondido, pues el Señor avivará su entendimiento —Mensajes para los jóvenes, p. 183.
Lunes 15 de junio
AFRONTAR LAS DIFICULTADES CON HONESTIDAD Y CUIDADO
¿Alguna vez te encontraste con un versículo o un pasaje que no enten-días, o que te resultaba difícil armonizar con otros textos o con la realidad en general? Es difícil imaginar que en algún momento no hayas enfrentado este problema. La pregunta es: ¿cómo respondiste? O, mejor aún, ¿cómo deberías responder?
Lee 1 Crónicas 29:17, Proverbios 2:7 y 1 Timoteo 4:16. ¿Qué dicen estos versículos que puede aplicarse a la cuestión de cómo abordar los pasajes difíciles?
Solo con honestidad podemos enfrentar las dificultades en forma ade-cuada. La honestidad nos protege para no evadir ninguna dificultad ni intentar ocultarla. La honestidad también nos impedirá dar respuestas superficiales que no soporten realmente la prueba del escrutinio. Dios se complace con la honestidad y la integridad. Por lo tanto, debemos emular su carácter en todo lo que hacemos, incluso en nuestro estudio de la Biblia.
Los honestos afrontarán las dificultades de la Biblia de tal manera que tendrán cuidado de no presentar información fuera de contexto, distor-sionar la verdad con lenguaje cargado o engañar a otros mediante la manipu-lación de pruebas. Es mucho mejor aguardar una respuesta sostenible para una dificultad que intentar brindar una solución evasiva o insatisfactoria. Un efecto secundario positivo de ser honesto en nuestro estudio bíblico es que genera confianza, y la confianza es la base de todas las relaciones perso-nales sanas; convence a la gente mucho más que las respuestas endebles. Es mejor decir que simplemente no sabes cómo responder la pregunta o cómo explicar el texto con precisión que procurar que este diga lo que tú quieres que diga cuando, quizá, realmente no sea así.
Las personas cuidadosas fervientemente desean conocer la verdad de la Palabra de Dios y, por lo tanto, se cercioran constantemente de no apresu-rarse a llegar a conclusiones basadas en un conocimiento limitado o en una evidencia endeble. Los cuidadosos deciden no pasar por alto ningún aspecto ni detalle que pueda ser importante. No se apresuran en su pensamiento; son minuciosas y diligentes en el estudio de la Palabra de Dios y en toda la información relacionada.
■ ¿Qué haces tú, o qué deberías hacer, con textos que no entiendes plenamente o que parece que no encajan con tu interpretación de la verdad?
Notas EGW
Lunes
Tengan cuidado al interpretar las Escrituras. Léanlas con el corazón abierto a la influencia de la Palabra de Dios, y entonces esta traerá luz del cielo y dará entendimiento a los simples. No me refiero a los retardados mentales, sino a los que se extralimitan en su anhelo de ser originales e independientes con el fin de lograr un conocimiento que supere el verdadero conocimiento —Cada día con Dios, p. 41.
Sin la dirección del Espíritu Santo, estaremos constantemente expuestos a torcer las Escrituras o a interpretarlas mal. Muchas veces la lectura de la Biblia no reporta provecho, y hasta puede causar un daño positivo. Cuando la Palabra de Dios se abre sin reverencia ni oración; cuando los pensamientos y afectos no están fijos en Dios ni armonizan con su voluntad, el intelecto está enturbiado por la duda; y el escepticismo se fortalece en el mismo estudio de la Biblia. El enemigo rige los pensamientos y sugiere interpretaciones que no son correctas.
Cuando quiera que los hombres no traten de estar en armonía con Dios en sus palabras y acciones, por sabios que sean están expuestos a errar en su comprensión de la Escritura, y es peligroso confiar en sus explicaciones. Cuando tratamos verdaderamente de hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo toma los preceptos de su Palabra, hace de ellos los principios de la vida y los escribe en las tablas del alma. Son únicamente los que siguen la luz ya dada quienes pueden esperar recibir mayor iluminación de parte del Espíritu. Esto se presenta claramente en las palabras de Cristo: “El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina” —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 659, 660.
La claridad de nuestra visión de la verdad será proporcional a nuestra comprensión de la Palabra de Dios. Quien presta cuidadosa y devota atención a las Escrituras, obtendrá una comprensión clara y un juicio sólido, como si al volverse a Dios hubiera alcanzado un grado más alto de inteligencia…
No es seguro para nosotros alejarnos de las Sagradas Escrituras, y hacer únicamente una lectura casual de sus páginas sagradas… Ceñid la mente a la elevada tarea que ha sido puesta delante de ella, y estudiad con un decidido interés, para que podáis entender la verdad divina. Aquellos que hacen esto, quedarán sorprendidos de encontrar lo que la mente puede lograr…
La mente debe ser refrenada y no se le debe permitir que divague. Debería ser adiestrada para espaciarse en las Escrituras y en temas nobles y elevados. Porciones de las Escrituras, aun capítulos enteros, pueden ser memorizados a fin de repetirlos cuando Satanás venga con sus tentaciones. El capítulo 58 de Isaías es útil para este propósito. Construya un muro para el alma con las restricciones e instrucciones dadas por la inspiración del Espíritu de Dios —Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 97, 98.
Lunes
Tengan cuidado al interpretar las Escrituras. Léanlas con el corazón abierto a la influencia de la Palabra de Dios, y entonces esta traerá luz del cielo y dará entendimiento a los simples. No me refiero a los retardados mentales, sino a los que se extralimitan en su anhelo de ser originales e independientes con el fin de lograr un conocimiento que supere el verdadero conocimiento —Cada día con Dios, p. 41.
Sin la dirección del Espíritu Santo, estaremos constantemente expuestos a torcer las Escrituras o a interpretarlas mal. Muchas veces la lectura de la Biblia no reporta provecho, y hasta puede causar un daño positivo. Cuando la Palabra de Dios se abre sin reverencia ni oración; cuando los pensamientos y afectos no están fijos en Dios ni armonizan con su voluntad, el intelecto está enturbiado por la duda; y el escepticismo se fortalece en el mismo estudio de la Biblia. El enemigo rige los pensamientos y sugiere interpretaciones que no son correctas.
Cuando quiera que los hombres no traten de estar en armonía con Dios en sus palabras y acciones, por sabios que sean están expuestos a errar en su comprensión de la Escritura, y es peligroso confiar en sus explicaciones. Cuando tratamos verdaderamente de hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo toma los preceptos de su Palabra, hace de ellos los principios de la vida y los escribe en las tablas del alma. Son únicamente los que siguen la luz ya dada quienes pueden esperar recibir mayor iluminación de parte del Espíritu. Esto se presenta claramente en las palabras de Cristo: “El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina” —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 659, 660.
La claridad de nuestra visión de la verdad será proporcional a nuestra comprensión de la Palabra de Dios. Quien presta cuidadosa y devota atención a las Escrituras, obtendrá una comprensión clara y un juicio sólido, como si al volverse a Dios hubiera alcanzado un grado más alto de inteligencia…
No es seguro para nosotros alejarnos de las Sagradas Escrituras, y hacer únicamente una lectura casual de sus páginas sagradas… Ceñid la mente a la elevada tarea que ha sido puesta delante de ella, y estudiad con un decidido interés, para que podáis entender la verdad divina. Aquellos que hacen esto, quedarán sorprendidos de encontrar lo que la mente puede lograr…
La mente debe ser refrenada y no se le debe permitir que divague. Debería ser adiestrada para espaciarse en las Escrituras y en temas nobles y elevados. Porciones de las Escrituras, aun capítulos enteros, pueden ser memorizados a fin de repetirlos cuando Satanás venga con sus tentaciones. El capítulo 58 de Isaías es útil para este propósito. Construya un muro para el alma con las restricciones e instrucciones dadas por la inspiración del Espíritu de Dios —Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 97, 98.
Martes 16 de junio
AFRONTAR LAS DIFICULTADES CON HUMILDAD
Lee Santiago 4:6 al 10, 2 Crónicas 7:14 y Sofonías 3:12. ¿Por qué es impor-tante la humildad cuando tratamos de abordar pasajes bíblicos difíciles?
Muchos han llegado al increíble y aleccionador descubrimiento de que dependen de algo y de alguien fuera de sí mismos. Se dan cuenta de que no son la medida de todas las cosas. Estas personas valoran la verdad por sobre la necesidad de su ego de tener la razón, y son conscientes de que la verdad no es creación suya, sino que esta los confronta. Quizá la verdad más grande que estos conciban sea lo poco que realmente saben acerca de la verdad. Ellos saben, según escribió Pablo, que “vemos por espejo, oscu-ramente” (1 Cor. 13:12).
Los beneficios de esta humildad de pensamiento son diversos: el hábito de la indagación humilde es la base de todo aumento de conocimiento, ya que genera una libertad que naturalmente produce un espíritu dócil. Esto no significa que los humildes muchas veces estén necesariamente equivocados, o que siempre cambiarán de opinión y nunca tendrán una convicción firme. Solo significa que son sumisos a la verdad bíblica. Son conscientes de las limitaciones de su conocimiento y, por lo tanto, son capaces de expandir su conocimiento y su comprensión de la Palabra de Dios de una manera que el intelectual arrogante y el orgulloso no pueden.
“Todos los que acudan a la Palabra de Dios en busca de orientación, con mente humilde e inquieta, decididos a conocer los términos de la salvación, comprenderán lo que dice la Escritura. Pero, los que aportan a la investiga-ción de la Palabra un espíritu que esta no aprueba, extraerán del estudio un espíritu que Dios no ha impartido. El Señor no le hablará a una mente desinteresada. No desperdicia su instrucción en alguien que es irreverente o que se corrompe por voluntad propia. Pero el tentador educa a todas las mentes que se someten a sus sugerencias y están dispuestas a hacer que la Ley santa de Dios no tenga ningún efecto.
“Necesitamos humillarnos de corazón, y con sinceridad y reverencia investigar la Palabra de vida; solo la mente que es humilde y contrita puede ver la luz” (The Advent Review and Sabbath Herald, 22 de agosto de 1907).
■ ¿Cómo lograr el equilibrio justo entre la humildad y la certeza? Por ejemplo, ¿cómo responderías a la siguiente acusación: ¿Cómo pueden estar tan seguros los adven-tistas del séptimo día de que tienen razón con respecto al sábado y que casi todos los demás están equivocados?
Notas EGW
Martes
La Palabra de Dios es verdad y luz. Es como una lámpara que guía nuestros pasos hacia los portales de la ciudad de Dios. Por esta razón, Satanás realiza esfuerzos tan desesperados para poner tropiezos en el sendero trazado para que transiten por él los redimidos del Señor. Usted no debe llevar sus ideas a la Biblia y hacer de sus opiniones el centro en torno al cual la verdad se define. Al llegar a la puerta de la investigación, con humildad hay que deponer todas las ideas personales, y con un corazón contrito, con oración sincera y el yo escondido en Cristo hemos de buscar la sabiduría que procede de Dios. Porque concierne a su bienestar personal y eterno, usted debe sentir que necesita la verdad revelada que proviene de Dios. La Biblia es la guía orientadora que lo ayudará a encontrar las huellas a la vida eterna. Tiene que desear de lo alto todo aquello que le permita conocer la voluntad y los caminos del Señor. No debemos escudriñar las Escrituras con el propósito de encontrar textos que podemos torcer para apoyar nuestras propias teorías; porque la Palabra de Dios declara que esto es usar la Escritura para nuestra propia destrucción. Debemos vaciarnos de todo prejuicio y venir con un espíritu de oración para escudriñar la Palabra de Dios —Fundamentals of Christian Education, p. 307; parcialmente en Recibiréis poder, p. 10.
Dios desea que el hombre ejercite sus facultades de raciocinio; y el estudio de la Biblia fortalecerá y elevará el intelecto como ningún otro estudio puede hacerlo. Es el mejor ejercicio intelectual y espiritual para la mente humana. Sin embargo, no debemos endiosar la razón, que está sujeta a la debilidad y flaqueza de la humanidad. Si no queremos que las Escrituras queden veladas para nuestro entendimiento, de manera que no podamos comprender las más claras verdades, debemos tener la sencillez y fe de un niñito, estar listos para aprender y solicitar la ayuda del Espíritu Santo. Un sentido del poder y la sabiduría de Dios y de nuestra incapacidad para comprender su grandeza, debe inspirarnos humildad, y debemos abrir su Palabra con tanta reverencia como si entráramos en su presencia. Cuando acudimos a la Biblia, la razón debe reconocer una autoridad superior a ella, y el corazón y el intelecto deben inclinarse ante el gran YO SOY.
Progresaremos en el verdadero conocimiento espiritual tan solo en la medida en que comprendamos nuestra propia pequeñez y nuestra entera dependencia de Dios; pero todos los que acudan a la Biblia con un espíritu dispuesto a ser enseñado y a orar, para estudiar sus declaraciones como Palabra de Dios, recibirán iluminación divina. Hay muchas cosas aparentemente difíciles u oscuras, que Dios hará claras y sencillas para los que traten así de comprenderlas —Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 658, 659.
Martes
La Palabra de Dios es verdad y luz. Es como una lámpara que guía nuestros pasos hacia los portales de la ciudad de Dios. Por esta razón, Satanás realiza esfuerzos tan desesperados para poner tropiezos en el sendero trazado para que transiten por él los redimidos del Señor. Usted no debe llevar sus ideas a la Biblia y hacer de sus opiniones el centro en torno al cual la verdad se define. Al llegar a la puerta de la investigación, con humildad hay que deponer todas las ideas personales, y con un corazón contrito, con oración sincera y el yo escondido en Cristo hemos de buscar la sabiduría que procede de Dios. Porque concierne a su bienestar personal y eterno, usted debe sentir que necesita la verdad revelada que proviene de Dios. La Biblia es la guía orientadora que lo ayudará a encontrar las huellas a la vida eterna. Tiene que desear de lo alto todo aquello que le permita conocer la voluntad y los caminos del Señor. No debemos escudriñar las Escrituras con el propósito de encontrar textos que podemos torcer para apoyar nuestras propias teorías; porque la Palabra de Dios declara que esto es usar la Escritura para nuestra propia destrucción. Debemos vaciarnos de todo prejuicio y venir con un espíritu de oración para escudriñar la Palabra de Dios —Fundamentals of Christian Education, p. 307; parcialmente en Recibiréis poder, p. 10.
Dios desea que el hombre ejercite sus facultades de raciocinio; y el estudio de la Biblia fortalecerá y elevará el intelecto como ningún otro estudio puede hacerlo. Es el mejor ejercicio intelectual y espiritual para la mente humana. Sin embargo, no debemos endiosar la razón, que está sujeta a la debilidad y flaqueza de la humanidad. Si no queremos que las Escrituras queden veladas para nuestro entendimiento, de manera que no podamos comprender las más claras verdades, debemos tener la sencillez y fe de un niñito, estar listos para aprender y solicitar la ayuda del Espíritu Santo. Un sentido del poder y la sabiduría de Dios y de nuestra incapacidad para comprender su grandeza, debe inspirarnos humildad, y debemos abrir su Palabra con tanta reverencia como si entráramos en su presencia. Cuando acudimos a la Biblia, la razón debe reconocer una autoridad superior a ella, y el corazón y el intelecto deben inclinarse ante el gran YO SOY.
Progresaremos en el verdadero conocimiento espiritual tan solo en la medida en que comprendamos nuestra propia pequeñez y nuestra entera dependencia de Dios; pero todos los que acudan a la Biblia con un espíritu dispuesto a ser enseñado y a orar, para estudiar sus declaraciones como Palabra de Dios, recibirán iluminación divina. Hay muchas cosas aparentemente difíciles u oscuras, que Dios hará claras y sencillas para los que traten así de comprenderlas —Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 658, 659.
Miércoles 17 de junio
DETERMINACIÓN Y PACIENCIA
Lee Gálatas 6:9. Si bien Pablo aquí habla sobre nuestra persistencia en hacer el bien a los demás, necesitamos tener la misma actitud al ocuparnos de cuestiones difíciles. ¿Por qué la determinación y la paciencia son impor-tantes para resolver problemas?
Conseguir algo siempre requiere tenacidad. Lo que logramos con de-masiada facilidad a menudo lo consideramos con demasiada ligereza. Las dificultades en la Biblia nos dan la oportunidad de poner a trabajar nuestro cerebro, y la determinación y la persistencia con la que buscamos una so-lución revelan cuán importante es el tema para nosotros. Siempre que dediquemos tiempo a estudiar la Biblia para tratar de descubrir más sobre su significado y su mensaje es un tiempo bien invertido. Tal vez la expe-riencia de buscar diligentemente una respuesta en las Escrituras, incluso durante mucho tiempo, será de mayor bendición que la solución al problema si finalmente lo hallamos. Al fin y al cabo, cuando encontramos la solución a un problema acuciante, esto es muy valioso para nosotros.
El hecho de que no puedas resolver una dificultad rápidamente no prueba que no se pueda resolver. Es notable la frecuencia con la que pasamos por alto este hecho evidente. Hay muchos que, al toparse con una dificultad en la Biblia, al pensar un poco al respecto y no poder ver ninguna solución posible, inmediatamente llegan a la conclusión de que el problema no puede resolverse. Algunos comienzan a cuestionar la credibilidad de toda la Biblia. Pero, no debemos olvidar que puede haber una solución muy fácil, por más que en nuestra limitada sabiduría humana (o ignorancia) no la veamos. ¿Qué pensaríamos de un principiante en álgebra que, después de haber intentado en vano durante media hora resolver un problema difícil, declara que no hay una solución posible al problema porque no pudo encontrarla? Lo mismo ocurre con nuestro estudio de la Biblia.
Cuando algunas dificultades desafíen incluso tus mayores esfuerzos para resolverlas, déjalas a un lado por un tiempo y, mientras tanto, practica lo que Dios te ha mostrado claramente. Algunas ideas espirituales se ob-tienen solo después de haber estado dispuestos a seguir lo que Dios ya nos ha dicho que hagamos. Por lo tanto, sé persistente y paciente en tu estudio de la Biblia. A fin de cuentas, la paciencia es una virtud de los creyentes del tiempo del fin (ver Apoc. 14:12).
■ ¿Qué podemos aprender de otros que han estudiado pasajes bíblicos desafiantes con diligencia y paciencia? ¿Cómo podemos alentar a otros a no rendirse en su búsqueda de la verdad?
Notas EGW
Miércoles
Todos los que enseñan la Palabra de Dios emprenden una tarea muy solemne y sagrada; porque al escudriñarla reciben luz y un conocimiento correcto que deben impartir con los que la ignoran. La enseñanza consiste en inculcar ideas llenas a la vez de luz y verdad. Todo el que investiga las Escrituras con diligencia y paciencia para poder enseñar a los demás, y emprende la tarea con integridad y honestidad, abandonando, antes de comenzar su estudio, todo preconcepto, de cualquier naturaleza que sea, y todos los prejuicios que haya podido heredar, llegará a tener un conocimiento verdadero. Es fácil interpretar erróneamente la Escritura, poniendo énfasis en ciertos pasajes y adjudicándoles un significado que, de primera intención puede parecer verdadero, pero que una investigación ulterior demostrará que es falso. Si el que busca la verdad compara un pasaje con otro, descubrirá la clave para abrir el almacén de los tesoros, clave que le dará una verdadera comprensión de la Palabra de Dios. Entonces se dará cuenta de que sus primeras impresiones no resisten una investigación más profunda, y que al continuar creyendo en ellas tendrá una mezcla de verdad y error —Cada día con Dios, p. 41.
Hay a veces hombres de capacidad intelectual, mejorada por la educación y la cultura, que no alcanzan a comprender ciertos pasajes de la Escritura, mientras que otros que no tienen instrucción, cuyo entendimiento parece débil y cuya mente no está disciplinada, comprenden su significado y hallan fuerza y consuelo en aquello que los primeros declaran tedioso, o pasan por alto corno si no tuviese importancia. ¿Por qué es esto? Me ha sido explicado que la última clase no confía en su propio entendimiento. Van a la fuente de la luz, Aquel que inspiró las Escrituras, y con humildad de corazón piden sabiduría a Dios, y la reciben. Hay minas de verdad que ha de descubrir todavía el investigador ferviente. Cristo representó la verdad por un tesoro oculto en un campo. No está en la misma superficie; debemos cavar para encontrarla. Pero nuestro éxito en esto no depende tanto de nuestra capacidad intelectual como de nuestra humildad de corazón y de una fe que se vale de la ayuda divina —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 659.
Dios desea que todos los que profesan creer en la verdad de su Palabra, la hagan conocer. Su perseverante fidelidad será ricamente recompensada. “Y el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo”.
No nos cansemos de hacer bien. Sometamos enteramente nuestro corazón a las enseñanzas de la Palabra del gran Médico misionero. De acuerdo con nuestra fe en el mensaje, será nuestro fervor y nuestro poder para promover el conocimiento de Jesucristo. Hemos de llegar a ser “coadjutores” de Dios, “creciendo en la obra del Señor siempre”…
Nuestra vida ha de emplearse en un solemne servicio en favor del Maestro. Somos los siervos del Señor. Los miembros de la iglesia de Cristo han de ser ejemplos de una vida de servicio, una vida de completa obediencia a nuestro gran Ejemplo —Hijos e hijas de Dios, p. 267.
Miércoles
Todos los que enseñan la Palabra de Dios emprenden una tarea muy solemne y sagrada; porque al escudriñarla reciben luz y un conocimiento correcto que deben impartir con los que la ignoran. La enseñanza consiste en inculcar ideas llenas a la vez de luz y verdad. Todo el que investiga las Escrituras con diligencia y paciencia para poder enseñar a los demás, y emprende la tarea con integridad y honestidad, abandonando, antes de comenzar su estudio, todo preconcepto, de cualquier naturaleza que sea, y todos los prejuicios que haya podido heredar, llegará a tener un conocimiento verdadero. Es fácil interpretar erróneamente la Escritura, poniendo énfasis en ciertos pasajes y adjudicándoles un significado que, de primera intención puede parecer verdadero, pero que una investigación ulterior demostrará que es falso. Si el que busca la verdad compara un pasaje con otro, descubrirá la clave para abrir el almacén de los tesoros, clave que le dará una verdadera comprensión de la Palabra de Dios. Entonces se dará cuenta de que sus primeras impresiones no resisten una investigación más profunda, y que al continuar creyendo en ellas tendrá una mezcla de verdad y error —Cada día con Dios, p. 41.
Hay a veces hombres de capacidad intelectual, mejorada por la educación y la cultura, que no alcanzan a comprender ciertos pasajes de la Escritura, mientras que otros que no tienen instrucción, cuyo entendimiento parece débil y cuya mente no está disciplinada, comprenden su significado y hallan fuerza y consuelo en aquello que los primeros declaran tedioso, o pasan por alto corno si no tuviese importancia. ¿Por qué es esto? Me ha sido explicado que la última clase no confía en su propio entendimiento. Van a la fuente de la luz, Aquel que inspiró las Escrituras, y con humildad de corazón piden sabiduría a Dios, y la reciben. Hay minas de verdad que ha de descubrir todavía el investigador ferviente. Cristo representó la verdad por un tesoro oculto en un campo. No está en la misma superficie; debemos cavar para encontrarla. Pero nuestro éxito en esto no depende tanto de nuestra capacidad intelectual como de nuestra humildad de corazón y de una fe que se vale de la ayuda divina —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 659.
Dios desea que todos los que profesan creer en la verdad de su Palabra, la hagan conocer. Su perseverante fidelidad será ricamente recompensada. “Y el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo”.
No nos cansemos de hacer bien. Sometamos enteramente nuestro corazón a las enseñanzas de la Palabra del gran Médico misionero. De acuerdo con nuestra fe en el mensaje, será nuestro fervor y nuestro poder para promover el conocimiento de Jesucristo. Hemos de llegar a ser “coadjutores” de Dios, “creciendo en la obra del Señor siempre”…
Nuestra vida ha de emplearse en un solemne servicio en favor del Maestro. Somos los siervos del Señor. Los miembros de la iglesia de Cristo han de ser ejemplos de una vida de servicio, una vida de completa obediencia a nuestro gran Ejemplo —Hijos e hijas de Dios, p. 267.
Jueves 18 de junio
AFRONTAR LAS DIFICULTADES DE MANERA ESPIRITUAL Y CON ORACIÓN
Lee Hechos 17:11; 8:35; y 15:15 y 16. ¿Qué hicieron los apóstoles y los miem-bros de la iglesia primitiva cuando se enfrentaron con cuestiones difíciles? ¿Por qué la Biblia sigue siendo la mejor fuente para su propia interpretación?
La mejor solución para las dificultades bíblicas todavía se encuentra en la Biblia misma. Los problemas bíblicos se abordan mejor cuando se estu-dian a la luz de toda la Escritura en vez de tratar solo un texto aislado de los demás o de toda la Escritura. De hecho, debemos utilizar la Biblia como herramienta para entenderla. Aprender a extraer las grandes verdades que se encuentran en las Escrituras es una de las cosas más importantes que podemos hacer.
Si no comprendes un pasaje de la Biblia, trata de encontrar algo de luz de otros pasajes bíblicos que aborden el mismo tema. Siempre trata de en-contrar declaraciones rotundas de las Escrituras para arrojar luz sobre esos pasajes que son menos claros. También es muy importante no oscurecer ni empañar declaraciones bíblicas contundentes sumándoles pasajes difíciles de entender. En vez de que las fuentes extrabíblicas, o la filosofía o la ciencia expliquen el significado de la Biblia, debemos permitir que el mismo texto bíblico nos revele su significado.
Se ha dicho que, de rodillas, literalmente miramos las dificultades desde una nueva perspectiva. Porque al orar, expresamos que necesitamos ayuda divina para interpretar y comprender las Escrituras. Al orar, buscamos la iluminación de nuestra mente a través del mismo Espíritu Santo que inspiró a los escritores bíblicos para que escribieran lo que escribieron.
Al orar, nuestros motivos se dan a conocer, y podemos decirle a Dios por qué queremos entender lo que leemos. Al orar, le pedimos a Dios que abra nuestros ojos a su Palabra y que nos dé un espíritu dispuesto a seguir y practicar su verdad. (¡Esto es fundamental!) Cuando Dios nos guía a través de su Espíritu Santo en respuesta a nuestras oraciones, no contradice lo que ha revelado en la Biblia. Dios siempre estará en armonía con la Biblia, confirmará lo que comunicó mediante los escritores bíblicos y construirá sobre eso.
■ ¿Cómo te ayuda la oración a prepararte mentalmente para comprender y obedecer mejor la Palabra de Dios?
Notas EGW
Jueves
Estudiemos todos la Palabra. Nadie agobie su alma con tantas responsabilidades que no pueda estudiar las preciosas lecciones que Cristo ha dado…
La Palabra de Dios es apenas medio comprendida. Si cada cual proclamara un ayuno para su propia alma, para estudiar la Palabra de Dios con ferviente oración y leer solo los libros que pudieran ayudarle a obtener un conocimiento más claro de ella, el pueblo de Dios tendría más salud y fortaleza espiritual, más conocimiento y comprensión espiritual de lo que ahora manifiesta. Necesitamos buscar a Dios de manera que sea precioso para nuestras almas. Necesitamos que sea siempre nuestro huésped y compañero para no apartarnos nunca de él.
Es privilegio de cada alma ser una con Cristo en Dios. Pero para lograrlo debemos ser mansos y humildes, dispuestos a aprender y ser obedientes. ¿No formaremos parte de los que consideran su deber conseguir, mediante la oración ferviente y la práctica de la fidelidad, la fe que obra por el amor y purifica el alma? —Cada día con Dios, p. 148.
Sea la Palabra la guía y la regla de conducta para ustedes. Ella les enseñará modales corteses, conducta piadosa y juicio certero. Estudien la Palabra. Cuando estén en perplejidad escudriñen la Palabra en busca de la instrucción que se ajuste al caso de ustedes. Busquen al Señor para que los oriente. Nunca codicien lo que el Señor prohíbe en su Palabra, y traten de hacer siempre aquello que su Palabra requiere. “Escudriñad las escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39 —Alzad los ojos, p. 85.
Los que buscan discrepancias en las Escrituras no tienen percepción espiritual. Con visión torcida ven motivos de duda e incredulidad en cosas que son realmente claras y sencillas. Pero para los que reciben la Palabra de Dios con reverencia y tratan de aprender su voluntad a fin de obedecerla, todo cambia. Se llenan de reverencia y admiración al contemplar la pureza y exaltada excelencia de las verdades reveladas. Las cosas que se parecen se atraen entre sí. Las personas que se asemejan se aprecian entre sí. La santidad se asocia con la santidad, la fe con la fe. Para el corazón humilde y el intelecto sincero e investigador, la Biblia está llena de luz y conocimiento. Los que acuden a las Escrituras con ese espíritu, se ponen en comunión con los profetas y los apóstoles. Su espíritu se adapta al de Cristo y anhelan llegar a ser uno con él —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 660.
Se necesita la oración en la vida del hogar, en la vida de la iglesia, en la vida misionera. Se entiende solo débilmente la eficacia de la oración ferviente. Si la iglesia fuera fiel en la oración, no se la encontraría descuidada en tantas cosas, pues la fidelidad en implorar a Dios dará ricos resultados.
Cuando la iglesia despierte al sentido de su santa vocación, mucho más fervientes y efectivas oraciones ascenderán al cielo para que el Espíritu Santo indique la obra y el deber del pueblo de Dios acerca de la salvación de las almas. Tenemos la promesa permanente de que Dios se acercará a toda alma que lo busque —Mensajes selectos, t. 1, p. 136.
Jueves
Estudiemos todos la Palabra. Nadie agobie su alma con tantas responsabilidades que no pueda estudiar las preciosas lecciones que Cristo ha dado…
La Palabra de Dios es apenas medio comprendida. Si cada cual proclamara un ayuno para su propia alma, para estudiar la Palabra de Dios con ferviente oración y leer solo los libros que pudieran ayudarle a obtener un conocimiento más claro de ella, el pueblo de Dios tendría más salud y fortaleza espiritual, más conocimiento y comprensión espiritual de lo que ahora manifiesta. Necesitamos buscar a Dios de manera que sea precioso para nuestras almas. Necesitamos que sea siempre nuestro huésped y compañero para no apartarnos nunca de él.
Es privilegio de cada alma ser una con Cristo en Dios. Pero para lograrlo debemos ser mansos y humildes, dispuestos a aprender y ser obedientes. ¿No formaremos parte de los que consideran su deber conseguir, mediante la oración ferviente y la práctica de la fidelidad, la fe que obra por el amor y purifica el alma? —Cada día con Dios, p. 148.
Sea la Palabra la guía y la regla de conducta para ustedes. Ella les enseñará modales corteses, conducta piadosa y juicio certero. Estudien la Palabra. Cuando estén en perplejidad escudriñen la Palabra en busca de la instrucción que se ajuste al caso de ustedes. Busquen al Señor para que los oriente. Nunca codicien lo que el Señor prohíbe en su Palabra, y traten de hacer siempre aquello que su Palabra requiere. “Escudriñad las escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39 —Alzad los ojos, p. 85.
Los que buscan discrepancias en las Escrituras no tienen percepción espiritual. Con visión torcida ven motivos de duda e incredulidad en cosas que son realmente claras y sencillas. Pero para los que reciben la Palabra de Dios con reverencia y tratan de aprender su voluntad a fin de obedecerla, todo cambia. Se llenan de reverencia y admiración al contemplar la pureza y exaltada excelencia de las verdades reveladas. Las cosas que se parecen se atraen entre sí. Las personas que se asemejan se aprecian entre sí. La santidad se asocia con la santidad, la fe con la fe. Para el corazón humilde y el intelecto sincero e investigador, la Biblia está llena de luz y conocimiento. Los que acuden a las Escrituras con ese espíritu, se ponen en comunión con los profetas y los apóstoles. Su espíritu se adapta al de Cristo y anhelan llegar a ser uno con él —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 660.
Se necesita la oración en la vida del hogar, en la vida de la iglesia, en la vida misionera. Se entiende solo débilmente la eficacia de la oración ferviente. Si la iglesia fuera fiel en la oración, no se la encontraría descuidada en tantas cosas, pues la fidelidad en implorar a Dios dará ricos resultados.
Cuando la iglesia despierte al sentido de su santa vocación, mucho más fervientes y efectivas oraciones ascenderán al cielo para que el Espíritu Santo indique la obra y el deber del pueblo de Dios acerca de la salvación de las almas. Tenemos la promesa permanente de que Dios se acercará a toda alma que lo busque —Mensajes selectos, t. 1, p. 136.
Viernes 19 de junio
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El camino a Cristo, “Qué hacer con la duda”, pp. 90-97; y del documento “Métodos de estudio de la Biblia”, la octava parte, que se encuentra en https://cort.as/-MdHR.
En la Biblia hay muchos misterios que a los seres humanos finitos se nos hace difícil comprender y que son demasiado profundos para poder explicarlos completamente. Por eso, necesitamos una mente humilde, y deberíamos estar dispuestos a aprender de las Escrituras con oración. La fidelidad a las Escrituras permite que el texto bíblico, a pesar de que su signi-ficado vaya en contra de nuestro razonamiento, diga lo que realmente dice. La fidelidad a las Escrituras respetará el texto; no lo alterará (sí, algunos en efecto cambian los textos) ni evadirá su verdadero significado.
“Cuando la Palabra de Dios se abre sin oración ni reverencia; cuando los pensamientos y los afectos no están fijos en Dios, o en armonía con su voluntad, la mente es oscurecida con dudas; y entonces, con el mismo es-tudio de la Biblia se fortalece el escepticismo. El enemigo se posesiona de los pensamientos y sugiere interpretaciones incorrectas. Cuando los hombres no procuran estar en armonía con Dios en obras y en palabras, entonces, por más instruidos que puedan ser, están expuestos a errar en su modo de entender las Escrituras y no es seguro confiar en sus explicaciones. Los que acuden a las Escrituras para encontrar contradicciones no tienen discerni-miento espiritual. Con visión distorsionada, encontrarán muchos motivos para dudar y no creer en cosas que son realmente claras y sencillas” (CC 95).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué las actitudes hacia la Biblia que analizamos esta semana son esenciales para una comprensión adecuada de las Escrituras? ¿Qué otras actitudes hacia la Biblia crees que son básicas para entenderla mejor?
2. ¿Por qué no deberíamos sorprendernos de encontrar cosas en la Biblia que son difíciles de explicar y entender? De hecho, ¿cuántas cosas del mismo mundo natural a veces son difíciles de entender?Hasta el día de hoy, por ejemplo, el agua (¡el agua!) está llena de misterios.
3. Como adventistas, ¿cómo podemos responder la pregunta de Lu-cas 23:43, donde (según la mayoría de las traducciones) Jesús le dice al ladrón que ese día estará en el cielo con Jesús? ¿Cómo responder en forma honesta? ¿Cómo pueden, por ejemplo, pasajes como Juan 20:17, Eclesiastés 9:5 y 1 Corintios 15:16 al 20 ayudarnos a entender este tema?
Notas EGW
Viernes
La educación, “La fuente de la verdadera educación y su propósito”, pp. 13-19;
Mensajes para los jóvenes, “El esfuerzo perseverante en el estudio de la Biblia”, pp. 182-184.
Viernes
La educación, “La fuente de la verdadera educación y su propósito”, pp. 13-19;
Mensajes para los jóvenes, “El esfuerzo perseverante en el estudio de la Biblia”, pp. 182-184.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 12
Lección 12
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: 2 Pedro 3:15, 16; 2 Timoteo 2:15; 1 Timoteo 4:16; 1 Crónicas 29:17; Proverbios 2:7; Santiago 4:6; Gálatas 6:9.
Parte I: RESEÑA
En algún momento, todo aquel que estudia la Biblia ha encontrado algunos pasajes en las Escrituras que son difíciles de entender. Esta dificultad no debería sorprendernos. Cualquiera que enfrente otra cultura y cosmovisión sabe que, inevitablemente, habrá aspectos de ella que no entenderá de inmediato, porque le son extraños. Lo mismo se aplica a la cosmovisión bíblica. Si entendiéramos todo en las Escrituras, no habría necesidad de adquirir nuevas ideas, y habría menos incentivos para crecer en conocimiento espiritual. La forma en que abordamos pasajes difíciles no solo revela mucho acerca de nuestra actitud hacia las Escrituras; también muestra cuán serios somos en nuestra búsqueda de respuestas. La cantidad de tiempo y energía mental que invertimos para abordar las dificultades, tratando de encontrar soluciones que sean fieles a la Escritura, revela cuán importante es la Escritura para nosotros y cuán importante es encontrar respuestas para nosotros. Los pasajes difíciles no solo nos desafían, sino también brindan una oportunidad única de profundizar e investigar las Escrituras más a fondo para poder entender aún más cabalmente a los autores bíblicos y el mensaje de Dios. No necesitamos tener miedo de encontrar aspectos de las Escrituras que no entendemos. De hecho, podemos estar agradecidos incluso por los pasajes desafiantes y difíciles de la Biblia, porque nos brindan la oportunidad de crecer en nuestra comprensión. Hay algunas actitudes importantes que determinarán si esas dificultades se convertirán en una bendición o una maldición para nosotros.
Parte II: COMENTARIO
Posibles razones de las dificultades y las aparentes contradicciones
Muchos eruditos que no creen en la inspiración divina de la Escritura suponen que la Biblia es contradictoria y está llena de errores, porque a su modo de ver ser humano significa ser falible e imperfecto. Si bien es cierto que los seres humanos son falibles y no siempre son fidedignos, también es cierto que incluso los seres humanos falibles son totalmente capaces de discernir y decir la verdad. Si hasta los seres falibles son capaces de comunicar la verdad fielmente, ¿cuánto más deberíamos esperar que Dios, que es imposible que mienta (Heb. 6:18), pueda evitar que los escritores bíblicos nos confundan con lo que escriben?
Cuando la gente se acerca a las Escrituras con dudas metodológicas, aceptará su veracidad solo cuando haya evidencias y pruebas indudables de su exactitud. En lugar de otorgar a la Escritura el beneficio de la duda cuando no tenemos toda la información disponible, muchos eruditos críticos solo aceptan esos pasajes como confiables y verdaderos cuando la razón humana ha demostrado que son correctos o cuando las evidencias externas han revelado claramente que la Escritura está en armonía con hallazgos arqueológicos o científicos. Si estos criterios externos son la norma final para lo que es aceptable, y la Escritura a veces no responde a ello, estos intérpretes piensan que han hallado contradicciones.
Al analizar las declaraciones bíblicas, debemos recordar que sus escritores con frecuencia utilizaban un lenguaje cotidiano, no técnico, habitual, para describir las cosas. Por ejemplo, hablaban de la salida del Sol (Núm. 2:3; Jos. 19:12) y de la puesta del Sol (Deut. 11:30; Dan. 6:14); es decir, utilizaban el lenguaje del aspecto en lugar del lenguaje científico. Además, no debemos confundir una convención social con una afirmación científica. La necesidad de precisión técnica varía según la situación en la que se hace una declaración. Por lo tanto, la imprecisión no es lo mismo que la falsedad.
Algunas discrepancias pueden deberse a pequeñas variaciones y errores causados por copistas y traductores de la Biblia. La mayoría de esos errores de transmisión son cambios no intencionales, donde los copistas confunden letras similares o, al copiar un texto, el copista accidentalmente “salta a otra palabra o línea con la misma palabra o letra. Esta tendencia se agrava cuando no hay espacios entre las palabras o los signos de puntuación, lo que sin duda ocurrió con los textos griegos y también pudo haber sido el caso con el texto hebreo” (P. D. Wegner, A Student’s Guide to Textual Criticism of the Bible, p. 46). A veces se presenta una inversión en el orden de dos letras o palabras. Por ejemplo, en Juan 1:42, el nombre “Juan” [Iōannou], como se encuentra en varios manuscritos, se lee “Juna” [Iōna] en algunos otros manuscritos (ver Wegner, p. 48, para este y otros ejemplos). Esos problemas no deberían angustiarnos. En primer lugar, los manuscritos bíblicos son, con mucho, los manuscritos más confiables y mejor conservados del mundo antiguo. No existe dentro de la literatura otra obra que se transmita en tantos manuscritos y se copie tan meticulosamente en referencia a la composición original como los manuscritos bíblicos. En segundo lugar, esos cambios menores pueden corregirse a la luz de las demás evidencias disponibles. No afectan ninguna doctrina principal ni enseñanza de la Biblia. Si bien los copistas y los traductores generalmente han sido extremadamente cuidadosos en su trabajo, no eran inspirados como los autores bíblicos originales. Elena de White era consciente de que “pudo haber habido algún error de copista o traductor”. Pero, para ella, todos esos “errores no ocasionarán dificultad a un alma ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada” (MS 1:18, 19).
Enfrentar las dificultades con honestidad y cuidado
Dios se complace en la honestidad (1 Crón. 29:17). Si buscamos sinceramente la verdad, la encontraremos. La honestidad ganará, a la larga. Tratar las dificultades honestamente significa que no las negamos ni distorsionamos las evidencias, sino que las tratamos de manera imparcial. Es mucho mejor admitir honestamente que no tenemos una respuesta satisfactoria a una dificultad que torcer las evidencias para hacerlas más agradables a nuestro gusto. Las respuestas superficiales no resistirán la prueba del escrutinio y arrojarán sombra sobre nuestra credibilidad. Una mentira piadosa es quizá la mentira más destructiva de todas, porque arroja una sombra oscura sobre el carácter de Dios y su Palabra, y pondrá en duda incluso nuestra propia integridad. Si ignoramos la honestidad en nuestra búsqueda de respuestas, mataremos nuestra conciencia y pondremos en peligro nuestra vida espiritual. A la larga, corremos peligro de no valorar para nada la verdad. Quizás al final, hasta podríamos ser incapaces de distinguir la verdad del error. Pero, la honestidad trae consigo una bendición desde el mismo comienzo: genera confianza con las mismas personas a quienes queremos ganar para la verdad de la Biblia. La honestidad es la base de todas las relaciones personales saludables. Nuestra honestidad debe ir acompañada de cuidado. La honestidad puede esperar y no se apresurará a sacar conclusiones apresuradas que se basen en información limitada. La honestidad hará todo lo necesario para evaluar cuidadosamente las evidencias disponibles.
¿Recuerdas algún ejemplo de respuestas deshonestas sobre la Biblia y el impacto negativo (a largo plazo) que han tenido en los demás? ¿Recuerdas situaciones en las que las respuestas honestas a las preguntas bíblicas hayan tenido un impacto positivo (a largo plazo) en quienes las escucharon?
Enfrentar las dificultades con humildad
La humildad es lo opuesto al orgullo. El orgullo nos impide apreciar las ideas y los logros de los demás. El orgullo no necesita aprender, porque piensa que ya lo sabe todo. La humildad, por otro lado, reconoce que la verdad no es algo creado por nosotros mismos, sino que es inspirada por Dios (ver 2 Tim. 3:16). Los humildes tienen un espíritu dócil y no pretenden tener todas las respuestas. Son capaces de expandir su conocimiento de la Palabra de Dios de una manera que los arrogantes y orgullosos no pueden hacer. Debido a que el orgullo está profundamente arraigado en todos nosotros y la humildad va en contra de nuestra cultura y sociedad, una actitud humilde quizá sea la más difícil de asumir en el estudio de la Biblia.
¿Conoces a alguien que tenga un carácter intelectual auténticamente humilde? ¿Quién es? ¿Qué es lo que más te impresiona de su vida y sus estudios?
Reflexiona en la siguiente declaración de Elena de White sobre este tema: “Los que desean dudar tendrán abundante ocasión para ello. Dios no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. Él da evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir por el peso de la evidencia” (MCP 2:674).
Enfrentar las dificultades con determinación y paciencia
Algunas dificultades desafían las respuestas fáciles y rápidas. Requieren determinación y paciencia. Durante siglos, los eruditos estuvieron perplejos sobre una de las discrepancias más desconcertantes de la Escritura: los números dispares de los reinados de los reyes hebreos en el Antiguo Testamento. La Biblia proporciona mucha información sobre estos reyes, pero cuando la información se junta, parece contradictoria. Hubiera sido fácil para el erudito adventista Edwin Thiele aceptar como un hecho esta discrepancia sin resolver. Pero, debido a que creía en la veracidad y la confiabilidad de las Escrituras, estaba decidido a no darse por vencido, y durante años estudió todas las evidencias. Al estudiar cuidadosamente los datos bíblicos y compararlos con fuentes extrabíblicas, finalmente pudo demostrar que se utilizaron diferentes métodos para contabilizar los años en los reinados de los reyes hebreos. Su solución es coherente con el registro de las Escrituras y los registros de otras naciones del mundo antiguo. Su libro The Mysterious Numbers of the Hebrew Kings [Los números misteriosos de los reyes hebreos] ha llegado a ser una obra de referencia ampliamente reconocida en los círculos académicos, mucho más allá de las fronteras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Muchos de los llamados errores no son resultado de la revelación de Dios, sino de nuestras malas interpretaciones. No surgen de ninguna oscuridad de la Biblia sino de la ceguera y el prejuicio del intérprete. Sin embargo, hay algunas dificultades bíblicas que desafían las soluciones rápidas. Son difíciles de entender, incluso para la persona más honesta y decidida. Pero, el hecho de que yo no haya encontrado una solución a un problema en particular no significa que no haya ninguna solución. Es muy probable que otros que estudian la Biblia cuidadosamente hayan luchado con la misma dificultad mucho antes que yo, y probablemente haya una respuesta, por más que yo no sea consciente de ello.
Pero, también podemos experimentar lo mismo que Daniel cuando se encontró con pasajes de las Escrituras que no entendía. Al arrodillarnos, podemos obtener una perspectiva completamente nueva sobre algunos problemas.
¿En qué situaciones la oración ha marcado una diferencia en tu vida, tratándose de preguntas difíciles? Comparte tu experiencia con los demás.
Para más principios y ejemplos específicos sobre cómo abordar pasajes difíciles, ver Gerhard Pfandl (ed.), Interpretación de las Escrituras: Preguntas y respuestas bíblicas (Florida, Buenos Aires, ACES, 2012).
Dios lo bendiga!!!
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