El tema del sostén de la Iglesia encierra un valor que sobrepasa lo administrativo. Tiene que ver con la eclesiología y con la misionología. El uso del diezmo guarda relación con el principio de unidad dentro de la iglesia. Se trata también de un asunto polémico, ya que no todos, incluso dentro de la iglesia adventista, están de acuerdo con la forma en que deben ser administrados estos recursos de los cuales hablan las Escrituras.
Surge entonces la necesidad de estudiar la enseñanza de la Biblia y las orientaciones que se encuentran en los escritos de Elena G. de White sobre el uso del diezmo en su relación con la unidad eclesiástica.
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INTRODUCCIÓN
- Dios es dueño de todo. Es dueño del cielo y la tierra (Deut. 10:14) . Le pertenecen los animales (Psalm. 50:10-12). Es suya toda la riqueza (Hag. 2:8). Le pertenecen nuestro cuerpo y nuestra vida (1 Cor. 6:20).
- Somos mayordomos de Dios. El Señor quiere que actuemos como sus mayordomos (Mat. 25:14; Psalm. 8:4-8). Nos da la fuerza para acumular riquezas (Deut. 8:18; Prov. 10:22). Pero nos insta a no tener amor al dinero (1 Tim. 6:10). Debemos ser mayordomos fieles (1 Cor. 4:1-2). Hay que dar conforme a las bendiciones que Dios nos haya concedido (Deut. 16:17). Donde esté nuestro tesoro estará nuestro corazón (Luk. 12:33-34).
COLABORADORES CON DIOS
El Hacedor es también el gran Proveedor. Nos da la vida, el sustento y el conocimiento de la verdad. Como demostración de su amor, nos hace sus colaboradores. Lo que Dios nos pide no es porque lo necesite, sino para que recordemos nuestra dependencia de él y para establecer una sociedad beneficiosa para nosotros.
EL DIEZMO
El diezmo es la décima parte de las ganancias, y pertenece a Dios (Lev. 27:30; 1 Chron. 29:12, 14). Abraham deba su diezmo a Dios (Gen. 14:20; Heb. 7:1-7). También Jacob lo daba (Gen. 28:22). Era práctica habitual del pueblo hebreo (2 Chron. 31:5-6; Neh. 10:37-38). Nuestro Señor Jesucristo aprobó dicha práctica (Mat. 23:23).
“El sistema especial del diezmo se fundaba en un principio que es tan duradero como la ley de Dios. Este sistema del diezmo era una bendición para los judíos; de lo contrario, Dios no se lo hubiera dada. Así también será una bendición para los que lo practiquen hasta el fin del tiempo”, (Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, t.1, pág. 385).
USO SAGRADO DEL DIEZMO
El diezmo siempre fue usado para el sostenimiento del culto y sus ministros (Num. 18:21). Es muy clara la enseñanza bíblica de que los ministros deben ser sostenidos económicamente para poder dedicarse exclusivamente al ejercicio de su ministerio (1 Cor. 9:13-14; Luk. 10:7). La Iglesia Adventista usa el diezmo que sus miembros dan generosamente para predicar el Evangelio y sostener a los ministros. De esa manera, cada centavo es empleado directamente en la obra de Dios. Se forma así una cadena de salvación; Ud. conoció la verdad por que otros fueron fieles en dar su diezmo, ahora Ud. colabora para que otros tengan el mismo bendito privilegio.
OTRAS OFRENDAS
El diezmo es lo que devolvemos a Dios porque le pertenece. Nuestra dadivosidad se mide por las ofrendas. Las ofrendas que damos en el culto denominado Escuela Sabática, se destinan a la extensión del Evangelio en las misiones extranjeras. Las ofrendas que damos en el culto divino son para los gastos de nuestra propia iglesia. A veces damos ofrendas para proyectos especiales. La Santa Biblia nos recomienda ser generosos al dar nuestra ofrendas (1 Chron. 16:29; Psalm. 96:8; Mar. 12:41-44).
MARAVILLOSA PROMESA DE DIOS
En el sistema de los diezmos y ofrendas, en realidad Dios nos propone una sociedad. El, que es el dueño de toda la riqueza, nos invita a participar de las inmensas bendiciones que es capaz de derramar. Es por eso que nos pide que demos con abundancia y alegría (2 Cor. 9:6-7). El promete cuidarnos en todo momento (Heb. 13:5-6). Nos asegura que podemos probarlo en sus promesa de concedernos bendiciones hasta que sobreabunden (Mal. 3:10-11; Prov. 11:24-25).
Dios lo bendiga!!!
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► Continúa la Lección 18: Lo que la Biblia enseña acerca de la Vida Cristiana
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