Lección de Escuela Sabática de Adultos 2do Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 2do Trimestre 2020, Lección 2do Trimestre 2020,
Lección 1: Para el 2 de mayo de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Corintios 4:1-6; Tito 1:9; 2 Ti-moteo 1:13; Marcos 12:10, 26; Lucas 24:27, 44, 45; Isaías 8:20.
PARA MEMORIZAR:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12).
El postulado protestante de Sola Scriptura (solo la Biblia) elevó la Escritura como criterio único y fuente concluyente para la teología. En contraste con la teología católicorromana, que enfatizaba las Escrituras y la tradición, la fe protestante enfatizaba la palabra clave “sola”; es decir, solo las Escrituras son la autoridad final cuando se trata de asuntos de fe y doctrina.
Fue la Biblia lo que le dio fuerza y autoridad decisivas a la Reforma Protestante, y su revuelta contra Roma y los errores que había estado enseñando durante siglos. Confrontados con una interpretación alegórica de la Escritura, donde se inferían muchos significados diferentes del texto bíblico, los reformadores protestantes enfatizaron la importancia de una interpretación gramatical-histórica de la Biblia, que consideraba seriamente la gramática y el significado literal del texto bíblico.
Esta semana consideraremos el principio de Sola Scriptura con mayor detalle. Descubriremos que Sola Scriptura implica algunos principios fundamentales de interpretación bíblica que son indispensables para una interpretación adecuada de la Palabra de Dios.
LA BIBLIA COMO NORMA IMPERANTE
Desde el comienzo, los Adventistas del Séptimo Día se consideran “el pueblo del Libro”; es decir, cristianos que creen en la Biblia. Para afirmar el principio bíblico de Sola Scriptura (solo la Biblia), reconocemos la autoridad única de la Biblia. Solo la Escritura es la norma imperante para nuestra teología, y la máxima autoridad para la vida y la doctrina. Otras fuentes, como la experiencia religiosa, la razón humana o la tradición, están subordinadas a la Biblia. De hecho, el principio de Sola Scriptura tenía la intención de salvaguardar la autoridad de las Escrituras de la dependencia de la iglesia y su interpretación, y descartaba la posibilidad de que la norma para su interpretación fuera ajena a la Biblia.
Lee 1 Corintios 4:1 al 6, especialmente el versículo 6, en el que Pablo dice que no debemos “pensar más de lo que está escrito”. ¿Por qué este aspecto es tan crucial para nuestra fe?
No ir más allá de lo que está escrito no excluye las perspectivas de otros campos de estudio, como la arqueología bíblica o la historia. Otros campos pueden arrojar luz sobre algunos aspectos bíblicos y el trasfondo de los pasajes de las Escrituras, y por lo tanto pueden ayudarnos a entender mejor el texto bíblico. Tampoco excluye la ayuda de otros recursos en la tarea de interpretación, como los léxicos, los diccionarios, las concordancias y otros libros y comentarios. Sin embargo, en la correcta interpretación de la Biblia, el texto de la Escritura tiene prioridad sobre todos los demás aspectos, ciencias y ayudas secundarias. Otras perspectivas deben evaluarse cuidadosamente desde el punto de vista de la Escritura en su conjunto.
Lo que afirmamos positivamente cuando practicamos el principio de Sola Scriptura es que, si surge un conflicto en la interpretación de nuestra fe, entonces la Biblia sola posee la autoridad que trasciende y juzga cualquier otra fuente o tradición eclesiástica. No debemos ir más allá o en contra de lo que está escrito en la Biblia. El verdadero cristianismo y la convincente predicación del evangelio dependen de un compromiso firme con la autoridad de las Escrituras.
“Solo la Biblia es el verdadero señor y maestro de todos los escritos y doctrinas de la Tierra” (M. Lutero, Luther’s Works, t. 32, pp. 11, 12).
■ Lee Hechos 17:10 y 11. ¿Cómo fundamentan estos versículos lo que estamos hablando aquí en cuanto a la primacía de la Escritura?
LA UNIDAD DE LA ESCRITURA
La Biblia misma afirma que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16) y que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:20, 21). Como Dios es el Autor supremo de la Biblia, podemos asumir que existe una unidad y una armonía fundamentales entre las diversas partes de las Escrituras con respecto a los temas clave que enseña.
Lee Tito 1:9 y 2 Timoteo 1:13. ¿Por qué es importante la unidad de la Biblia para nuestra fe?
Únicamente sobre la base de su unidad interna, una unidad que proviene de su inspiración divina, las Escrituras pueden funcionar como su propio intérprete. Si las Escrituras no tuvieran esa unidad general en sus enseñanzas, no podríamos encontrar armonía doctrinal sobre un tema determinado. Sin la unidad de la Biblia, la iglesia no tendría medios para distinguir la verdad del error y repudiar la herejía; no tendría base para aplicar medidas disciplinarias ni para corregir desviaciones de la verdad de Dios. Las Escrituras perderían su poder convincente y liberador.
Sin embargo, Jesús y los escritores bíblicos dan por sentada la unidad de las Escrituras, que se basa en su origen divino. Podemos ver esto en su práctica común de citar varios libros del Antiguo Testamento como de igual peso y armonía (Rom. 3:10-18; donde Pablo utiliza referencias bíblicas de Ecl. [7:20], Sal. [14:2, 3; 5:9; 10:7] e Isa. [59:7, 8]).
Los escritores de la Biblia consideraban las Escrituras como un todo inseparable y coherente en el que se desarrollan los temas principales. No hay discordia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no contiene un nuevo evangelio ni una nueva religión. El Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento se basa en el Antiguo Testamento. Como tales, los dos Testamentos tienen una relación recíproca en la que se iluminan mutuamente.
La unidad de las Escrituras también implica que todas las Escrituras (Tota Scriptura) deben tomarse en consideración cuando estudiamos un tema bíblico, en lugar de construir nuestra enseñanza solo en declaraciones aisladas.
■ ¿Qué debemos hacer cuando nos encontramos con versículos o ideas que parecen contradictorios en la Biblia? ¿Cómo trabajamos para resolverlos?
LA CLARIDAD DE LA BIBLIA
Cualquier apelación a las Escrituras en sí tiene poco sentido si el texto bíblico no es claro en su significado.
Lee Mateo 21:42; 12:3 y 5; 19:4; 22:31; Marcos 12:10 y 26; Lucas 6:3; Mateo 24:15; y Marcos 13:14. ¿Qué sugieren las repetidas referencias de Jesús a las Escrituras con respecto a la claridad del mensaje?
El testimonio bíblico es inequívoco: la Biblia es suficientemente clara en lo que enseña. La Biblia es tan clara que la pueden entender tanto niños como adultos, especialmente en sus enseñanzas más básicas. Y, sin embargo, existen infinitas oportunidades para profundizar nuestro conocimiento y comprensión. No necesitamos ningún Magisterio de la Iglesia que nos proporcione el significado de la Biblia. Al contrario, todos los creyentes pueden entender sus enseñanzas básicas. Esto da por sentado el sacerdocio de todos los creyentes en vez de restringir su interpretación a unos pocos elegidos, como el sacerdocio clerical. Por lo tanto, en la Biblia se nos alienta a estudiar la Biblia por nosotros mismos porque podemos entender el mensaje de Dios para nosotros.
Se ha señalado acertadamente que “el ejemplo coherente de los escritores de la Biblia muestra que las Escrituras deben considerarse en su sentido evidente y literal, a menos que esta quiera proyectar un cuadro figurado especial. [...] No hay tal cosa como un ‘descascaramiento’ del sentido literal para llegar al ‘grano’ de un significado místico, oculto o alegórico, que solo los iniciados pueden descubrir” (Tratado de teología adventista del séptimo día, p. 76). Al contrario, la claridad de la Biblia guarda relación con el lenguaje, el sentido y las palabras de las Escrituras, porque los escritores bíblicos procuran una verdad específica, no significados subjetivos, descontrolados y diversos del texto bíblico.
Nada de esto significa que, a veces, no encontraremos textos e ideas que no entendamos plenamente o que no captemos. Después de todo, esta es la Palabra de Dios, y nosotros no somos más que seres humanos caídos. Sin embargo, la Palabra de Dios es suficientemente clara sobre las cosas que realmente necesitamos saber y comprender, especialmente en relación con el tema de la salvación.
■ Piensa en alguna ocasión en la que no entendías algunos pasajes, que posteriormente se esclarecieron. ¿Qué aprendiste de esa experiencia que quizá podría ayudar a otros a luchar contra algo similar?
LA ESCRITURA INTERPRETA A LA ESCRITURA
Únicamente porque hay una unidad subyacente en las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Sin esa unidad, la Escritura no podría ser la luz que revele su propio significado, donde una parte de la Escritura interpreta otras partes y, por lo tanto, se convierte en la clave para interpretar pasajes relacionados.
Lee Lucas 24:27, 44 y 45. ¿Cómo alude Jesús a las Escrituras para explicar quién es él? ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo podemos utilizar las Escrituras?
La belleza de permitir que la Escritura interprete la Escritura es que arroja más luz sobre su propio significado. Al hacerlo, no enlazamos varios pasajes indiscriminadamente para justificar nuestra opinión, sino que consideramos cuidadosamente el contexto de cada pasaje. Además del contexto inmediato anterior y posterior de un pasaje que estamos investigando, debemos tener en cuenta el contexto del libro en el que se encuentra el pasaje. Además, puesto que en las Escrituras “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” (Rom. 15:4), según Pablo, debemos estudiar todo lo que dice la Escritura sobre determinado tema.
“La Biblia es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto. El estudiante debería aprender a considerar la Biblia como un todo y a ver la relación que existe entre sus partes. Debería adquirir el conocimiento de su gran tema central, del propósito original de Dios hacia el mundo, del comienzo de la gran controversia y de la obra de la redención” (Ed 190).
Cuando comparamos la Escritura con la Escritura, es importante estudiar la Biblia detenidamente. En lo posible, deberíamos hacerlo en sus idiomas originales, o al menos con una traducción apropiada de la Biblia del significado del hebreo y el griego originales. Aunque no se necesita conocer los idiomas originales para tener una buena comprensión de la Biblia, ciertamente es una ayuda. El estudio fiel y en oración de la Palabra, con una actitud de humildad y sumisión, seguramente dará grandes frutos.
■ Piensa en una doctrina, como el estado de los muertos. Enfocarse en algunos pasajes selectos podría conducir a un error si se ignoran otros pasajes. ¿Qué nos dice esto acerca de lo importante que es reunir y leer todo lo que la Biblia dice sobre un tema para entender mejor lo que enseña?
SOLA SCRIPTURA Y ELENA DE WHITE
Lee Isaías 8:20. ¿Por qué siempre es importante remitirse a “la ley y el testimonio” bíblicos como las normas para nuestra enseñanza y doctrina? ¿Qué implica esto para el ministerio de los profetas que no han llegado a formar parte del canon bíblico?
Cuando hablamos de Sola Scriptura (solo la Biblia), los adventistas del séptimo día nos enfrentamos inevitablemente a la pregunta de qué hacer con Elena de White, quien también fue inspirada por Dios y sirvió como mensajera de Dios para su pueblo remanente. ¿Cuál es la relación de sus escritos con las Escrituras?
Incluso una lectura superficial de los escritos de Elena de White muestra claramente que, para ella, la Biblia era fundamental y esencial en todos sus pensamientos y teología. De hecho, ella sostuvo repetidamente que la Biblia es la máxima autoridad y la norma final para todas las doctrinas, la fe y la práctica (ver CS 581). Además, ella claramente apoyó y mantuvo el gran principio protestante de Sola Scriptura (ver CS 12).
Según la misma Elena de White, sus escritos, en comparación con las Escrituras, eran una “una luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor” (MS 3:32), la Biblia. Sus escritos nunca son un atajo ni un reemplazo para ningún estudio bíblico serio. De hecho, ella comenta: “No están familiarizados con las Escrituras. Si hubieran estudiado la Palabra de Dios, con un deseo de alcanzar la norma bíblica y lograr la perfección cristiana, no habrían necesitado los Testimonios. Es porque han descuidado el conocimiento del Libro inspirado por Dios por lo que él ha intentado alcanzarlos por medio de testimonios sencillos y directos” (TI 2:535).
Por lo tanto, debemos apreciar sus escritos. Comparten el mismo tipo de inspiración que tenían los escritores bíblicos, pero tienen una función diferente de la de la Biblia. Sus escritos no son una adición a las Escrituras, sino que están subordinados a las Santa Biblia. Ella nunca tuvo la intención de que sus escritos ocuparan el lugar de las Escrituras; al contrario, exaltó la Biblia como la única norma de fe y práctica.
■ Piensa en el increíble regalo que se nos ha dado a través del ministerio de Elena de White. ¿Cómo podemos aprender a apreciar mejor la asombrosa luz que proviene de ella y, al mismo tiempo, defender la supremacía de las Escrituras?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
En el capítulo sobre interpretación bíblica del Tratado de teología adventista del séptimo día, lee las partes sobre la “Analogía de la Escrituras”, “Las Escrituras son su propio intérprete”, “La coherencia de las Escrituras” y “La claridad de las Escrituras”, pp. 75-77. Lee La educación, capítulo 20, “La enseñanza y el estudio de la Biblia”, pp. 185-192; Mensajes selectos, t. 3, “La primacía de la Palabra”, pp. 31-35.
“Debería enseñarse al estudiante de la Biblia a acercarse a ella con el espíritu del que aprende. Debemos escudriñar sus páginas, no en busca de pruebas que apoyen nuestras opiniones, sino para saber lo que Dios dice.
“Solo se puede obtener un verdadero conocimiento de la Biblia mediante la ayuda del Espíritu que dio la Palabra; y a fin de obtener ese conocimiento debemos vivir de acuerdo con él. Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. [...] El estudio de la Biblia requiere nuestro más diligente esfuerzo y nuestra más perseverante meditación. Con el mismo afán y la misma persistencia con que el minero excava la tierra en busca del tesoro, deberíamos buscar nosotros el tesoro de la Palabra de Dios” (Ed 189).
“Cuando hagan de la Biblia vuestro alimento, vuestra comida y vuestra bebida, cuando hagan de sus principios los elementos de vuestro carácter, sabrán mejor cómo recibir el consejo de Dios. Exalto la preciosa Palabra delante de ustedes hoy. No repitan lo que yo he dicho: ‘La Hna. White ha dicho así’ y ‘La Hna. White ha dicho asá’. Descubran lo que el Señor de Israel ha dicho, y entonces hagan lo que él ordena” (MS 3:35).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué creencias erróneas tienen algunos porque solo analizaron algunos textos selectos en vez de estudiar todo lo que dice la Biblia sobre un tema?
2. En Mateo 11:11, Jesús dijo de Juan el Bautista: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”. Jesús señala a un profeta que no tiene escritos en la Biblia y aun así dice cosas de él. ¿Qué debería decirnos esto sobre por qué un verdadero profeta no tiene que tener un libro en la Biblia y aun así ser un verdadero profeta? ¿Qué mensaje podemos sacar los adventistas del séptimo día de este hecho?
3. Como Adventistas, no estamos solos al afirmar que la Biblia es nuestra autoridad final. Otras iglesias también lo sostienen. Entonces, ¿cómo explicamos las doctrinas contradictorias que otros cristianos dicen encontrar en la Biblia?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Hebreos 4:12; 1 Corintios 4:6; Isaías 8:20; Tito 1:9; 2 Timoteo 1:13; Lucas 24:27, 44, 45.
Parte I: RESEÑA
La Biblia y el protestantismo están entrelazados en una historia común. Se podría decir que la historia del cristianismo es, en cierto sentido, la historia de la interpretación de la Biblia. Sola Scriptura, solo la Biblia, ha sido el grito de batalla de la Reforma Protestante. Sola Scriptura elevó el papel de la Escritura a un estándar único y a una fuente normativa para la teología. Además, Sola Scriptura fue un instrumento para criticar las estructuras del poder eclesiástico y las tradiciones eclesiásticas de larga data. Restituyó la Biblia a las manos de la gente común. Como tal, Sola Scriptura es el principio rector esencial que dirige la vida de la iglesia. Denota la convicción de que la Biblia, y solo la Biblia, es el único criterio para la fe y la vida cristiana. Lo que creemos en cuestiones de fe es verdad solo si nuestras creencias se ajustan al testimonio de la totalidad de la Escritura, a toda la Escritura (Tota Scriptura). Este precepto implica la unidad de la Escritura y la premisa de que la Biblia es lo suficientemente clara en lo que dice.
Por lo tanto, Sola Scriptura es mucho más que un lema de la Reforma. Sin la Biblia, la Reforma no hubiera podido lograr lo que hizo. Sola Scriptura también implica una serie de principios importantes para la interpretación de las Escrituras que están inextricablemente entrelazados con el principio de Sola Scriptura. Esta semana veremos más de cerca algunos de estos principios de interpretación.
Parte II: COMENTARIO
Cuando reafirmamos la importancia de Sola Scriptura para nuestra fe, reconocemos la autoridad divina única de la Biblia sobre cualquier otra fuente que pueda influir en nuestra teología. Sola Scriptura no significa solo Scriptura (texto bíblico sin acompañamiento). Hay otras fuentes que inevitablemente son parte de lo que creemos. Pero la Biblia sola es la norma imperante y la máxima autoridad sobre cualquier otra fuente en cuanto a asuntos de fe y práctica. Las Escrituras están por encima de cualquier credo de la iglesia. Las Escrituras no están sujetas al juicio de la ciencia ni a la voz de la mayoría, ni a ninguna tradición, razón o experiencia. En palabras de Elena de White: “Pero Dios tendrá un pueblo en la Tierra que sostendrá la Biblia y la Biblia sola como regla fija de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o las decisiones de concilios ecuménicos, tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías; nada de eso, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia a favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto, debemos exigir un categórico ‘Así dice Jehová’ ” (CS 653).
La Biblia tiene este papel magistral debido a su origen y su autoridad divinos. Por lo tanto, no deberíamos decir menos de lo que las Escrituras afirman. Tampoco debemos agregar a las palabras de las Escrituras e ir más allá de sus claras enseñanzas. Al final del último libro de la Biblia, leemos la siguiente advertencia que se puede aplicar a toda la Escritura: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apoc. 22:18, 19).
¿Por qué crees que es importante no agregar ni quitar palabras de las Escrituras? ¿Qué pasaría si le añadiéramos o le restáramos a su verdad? ¿Qué implicaría quitarle o restarle autoridad a la Escritura? ¿Qué nos dice esta respuesta sobre la autoridad de la persona que agrega o quita partes de las Escrituras?
Solo la Biblia es la norma rectora de nuestra fe. Este precepto implica una serie de otros aspectos y principios, a saber:
La unidad de la Escritura
El hecho de que la Escritura pueda funcionar como una guía y norma teológica solo es posible debido a su unidad interna. Esta unidad es el resultado de su inspiración divina. La unidad no se superpone a las Escrituras, sino que fluye de su origen divino. La Biblia misma testifica de esta unidad por el hecho de que los escritores del Nuevo Testamento citan básicamente todo el Antiguo Testamento (la Escritura de su época). Además, las palabras de Jesús y los escritos del Nuevo Testamento fueron puestos al mismo nivel de autoridad que el Antiguo Testamento (comparar con Luc. 10:16; 2 Ped. 3:16). Por lo tanto, ninguna parte de las Escrituras tiene más autoridad que otra. El Nuevo Testamento no está por encima del Antiguo Testamento; y el Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento.
Si no hubiera inspiración divina, no habría unidad en la Escritura. Sin la inspiración de Dios, solo tendríamos escritos bíblicos dispares y contradictorios. Sin la unidad de la Escritura, no podríamos desarrollar una teología bíblica integral. Solo podríamos hablar de las tantas teologías inconsistentes de varios escritores bíblicos. Solo la unidad de la Escritura nos permite considerar toda la Escritura y comparar pasaje con pasaje. Si no hubiera unidad de la Escritura, ya no podríamos comparar la Escritura con la Escritura misma. Ya no podríamos volver a consultar las Escrituras para resolver las preguntas. La unidad de la Escritura tiene implicaciones de largo alcance para nuestra teología. Sin una unidad básica de la Escritura, no podríamos distinguir la verdad del error. Tampoco podríamos oponernos más a la herejía teológica. Sin la unidad de la Escritura, terminaríamos con una pluralidad de creencias dispares en la Biblia, y la Biblia estaría llena de contradicciones e inconsistencias. Por lo tanto, la Biblia habría perdido efectivamente su capacidad de ser la norma y la guía de lo que creemos, y no podría usarse para aportar una unidad teológica entre los creyentes.
Aplicación
Hoy hay algunos que afirman que el Nuevo Testamento tiene más autoridad que el Antiguo Testamento. Sostienen que el Antiguo Testamento imparte ira y venganza y una salvación que se basa en nuestras obras, mientras que en el Nuevo Testamento encontramos amor y misericordia, perdón y gracia. Por lo tanto, no hay unidad de pensamiento. Por consiguiente, el Nuevo Testamento, y especialmente las palabras de Jesús, están por encima de las palabras del Antiguo Testamento. ¿Cómo responderías a esa postura? ¿Dónde ves problemas con este enfoque? ¿Qué implicaciones tiene este punto de vista para la autoridad de la Biblia?
La claridad de la Escritura
Cuando apelamos solo a la Escritura, también expresamos implícitamente nuestra convicción de que lo que la Escritura establece es lo suficientemente claro como para entenderlo a fin de que podamos ponerlo en práctica. Quizá los textos más difíciles de la Biblia no sean aquellos que nos desafían en nuestro conocimiento limitado. Al contrario, los textos más difíciles pueden ser aquellos que entendemos claramente, pero que a menudo nos resistimos a seguir. Niños y adultos por igual pueden entender la Biblia claramente. Sin embargo, hay un alcance infinito para las verdades de las Escrituras más allá de lo que sabemos. Por lo tanto, incluso las mentes más educadas tienen un amplio espacio para crecer en una comprensión y un conocimiento más profundos.
Las Escrituras afirman repetidamente que es lo suficientemente clara como para que la entiendan quienes la leen y la escuchan (ver Neh. 8:8; 12; Efe. 3:4; Mat. 21:42; 12:3, 5; 19:4; 22:31; Mar. 12:10, 26; Luc. 6:3). Como la Biblia es lo suficientemente clara, somos totalmente responsables de lo que hacemos o dejamos de hacer, cuando lo entendemos.
¿De qué serviría la Escritura si fuera oscura y poco clara? ¿Podría funcionar como una norma y una guía? Explica.
La Escritura interpreta la Escritura
Debido a la unidad de las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Una parte de la Escritura puede arrojar luz sobre otras partes. Por lo tanto, debemos considerar cuidadosamente los contextos históricos y literarios de las declaraciones bíblicas, en vez de simplemente agrupar los pasajes en los que aparece la misma palabra. Cuando le damos a la Escritura la oportunidad de arrojar luz sobre otras partes de la Escritura en las que se muestran las mismas ideas y palabras, debemos tener en cuenta todo lo que la Escritura dice sobre un tema determinado. Una cuidadosa comparación y estudio de las Escrituras debe tener prioridad sobre cualquier comentario o autor secundario que escriba sobre temas bíblicos o dé una interpretación de las Escrituras. Incluso Elena de White no debe usarse como un atajo para el estudio cuidadoso de la Biblia. Si bien podemos obtener información valiosa de sus comentarios, ella no puede reemplazar una investigación exhaustiva de la Biblia misma.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
No necesitamos sacerdotes ni las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia u otras autoridades que interpreten las Escrituras por nosotros. Existe el sacerdocio de todos los creyentes. Sin embargo, hay sabiduría en el conocimiento colectivo de aquellos que también estudian la Biblia. Dios también guía a mis hermanos creyentes, y una nueva luz resistirá la prueba de la investigación más profunda por parte de aquellos que también aprecian el mensaje de la Biblia. En palabras de Elena de White: “Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que se les confíe su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo. […] Nadie debe tener confianza en sí mismo, como si Dios le hubiese dado una luz especial más que a sus hermanos […]. Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón […]. Los amonesto a que desconfíen de estas cuestiones secundarias, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca es inofensivo el error. Nunca santifica, sino que siempre produce confusión y disensión” (EUD 92, 93).
¿En qué sentido corres el riesgo de crear una “nueva luz” tan absorbente que cree confusión y provoque disensión? ¿Por qué hay sabiduría al consultar con otros? ¿Qué peligro hay en aceptar “nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo” de Cristo?
Dios lo bendiga!!!
SOLO LA BIBLIA: SOLA SCRIPTURA
Sábado 25 de abril
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Corintios 4:1-6; Tito 1:9; 2 Ti-moteo 1:13; Marcos 12:10, 26; Lucas 24:27, 44, 45; Isaías 8:20.
PARA MEMORIZAR:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12).
El postulado protestante de Sola Scriptura (solo la Biblia) elevó la Escritura como criterio único y fuente concluyente para la teología. En contraste con la teología católicorromana, que enfatizaba las Escrituras y la tradición, la fe protestante enfatizaba la palabra clave “sola”; es decir, solo las Escrituras son la autoridad final cuando se trata de asuntos de fe y doctrina.
Fue la Biblia lo que le dio fuerza y autoridad decisivas a la Reforma Protestante, y su revuelta contra Roma y los errores que había estado enseñando durante siglos. Confrontados con una interpretación alegórica de la Escritura, donde se inferían muchos significados diferentes del texto bíblico, los reformadores protestantes enfatizaron la importancia de una interpretación gramatical-histórica de la Biblia, que consideraba seriamente la gramática y el significado literal del texto bíblico.
Esta semana consideraremos el principio de Sola Scriptura con mayor detalle. Descubriremos que Sola Scriptura implica algunos principios fundamentales de interpretación bíblica que son indispensables para una interpretación adecuada de la Palabra de Dios.
Notas EGW
Sábado
Los que han crecido y se han desarrollado, cuyo raciocinio se ha acrecentado por la investigación profunda de las Escrituras para conocer la voluntad de Dios, ocuparán puestos de utilidad, porque la Palabra de Dios ha tenido entrada en su vida y carácter. La Biblia debe hacer su obra peculiar, aun hasta partir las coyunturas y los tuétanos y discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. La Palabra de Dios debe constituir el alimento por medio del cual el cristiano tiene que fortalecer su en espíritu e intelecto, para batallar por la verdad y la justicia —Mensajes para los jóvenes, p. 301.
Las enseñanzas de Lutero despertaron por toda Alemania la atención de los hombres reflexivos. Sus sermones y demás escritos arrojaban rayos de luz que alumbraban y despertaban a miles y miles de personas. Una fe viva fue reemplazando el formalismo muerto en que había estado viviendo la iglesia por tanto tiempo. El pueblo iba perdiendo cada día la confianza que había depositado en las supersticiones de Roma. Poco a poco iban desapareciendo las vallas de los prejuicios. La Palabra de Dios, por medio de la cual probaba Lutero cada doctrina y cada aserto, era como una espada de dos filos que penetraba en los corazones del pueblo. Por doquiera se notaba un gran deseo de adelanto espiritual. En todas partes había hambre y sed de justicia como no se habían conocido por siglos. Los ojos del pueblo, acostumbrados por tanto tiempo a mirar los ritos humanos y a los mediadores terrenales, se apartaban de estos y se fijaban, con arrepentimiento y fe, en Cristo y Cristo crucificado —El conflicto de los siglos, pp. 124, 125.
Él quiere que aun en esta vida las verdades de su Palabra se vayan revelando de continuo a su pueblo. Y hay solamente un modo por el cual se obtiene este conocimiento. No podemos llegar a entender la Palabra de Dios sino por la iluminación del Espíritu por el cual ella fue dada. “Las cosas de Dios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios”, “porque el Espíritu escudriña todas las cosas, y aun las cosas profundas de Dios”. 1 Corintios 2:11, 10. Y la promesa del Salvador a sus discípulos fue: “Mas cuando viniere aquél, el Espíritu de verdad, él os guiará al conocimiento de toda la verdad… porque tomará de lo mío, y os lo anunciará”. Juan 16:13, 14 —El camino a Cristo, pp. 109, 110.
La Biblia contiene los principios que cimientan la verdadera grandeza, la verdadera prosperidad, se trate del individuo o del país. La nación que permite la libre circulación de las Escrituras brinda oportunidades para que la mente de la gente se desarrolle y amplíe. La lectura de las Escrituras hace brillar la luz en medio de las tinieblas. Cuando se escudriña la Palabra de Dios, se encuentran verdades vivificadoras. En la vida de aquellos que siguen sus enseñanzas habrá una corriente invisible de felicidad que beneficiará a todos aquellos con quienes lleguen a relacionarse —Dios nos cuida, p. 42.
Sábado
Los que han crecido y se han desarrollado, cuyo raciocinio se ha acrecentado por la investigación profunda de las Escrituras para conocer la voluntad de Dios, ocuparán puestos de utilidad, porque la Palabra de Dios ha tenido entrada en su vida y carácter. La Biblia debe hacer su obra peculiar, aun hasta partir las coyunturas y los tuétanos y discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. La Palabra de Dios debe constituir el alimento por medio del cual el cristiano tiene que fortalecer su en espíritu e intelecto, para batallar por la verdad y la justicia —Mensajes para los jóvenes, p. 301.
Las enseñanzas de Lutero despertaron por toda Alemania la atención de los hombres reflexivos. Sus sermones y demás escritos arrojaban rayos de luz que alumbraban y despertaban a miles y miles de personas. Una fe viva fue reemplazando el formalismo muerto en que había estado viviendo la iglesia por tanto tiempo. El pueblo iba perdiendo cada día la confianza que había depositado en las supersticiones de Roma. Poco a poco iban desapareciendo las vallas de los prejuicios. La Palabra de Dios, por medio de la cual probaba Lutero cada doctrina y cada aserto, era como una espada de dos filos que penetraba en los corazones del pueblo. Por doquiera se notaba un gran deseo de adelanto espiritual. En todas partes había hambre y sed de justicia como no se habían conocido por siglos. Los ojos del pueblo, acostumbrados por tanto tiempo a mirar los ritos humanos y a los mediadores terrenales, se apartaban de estos y se fijaban, con arrepentimiento y fe, en Cristo y Cristo crucificado —El conflicto de los siglos, pp. 124, 125.
Él quiere que aun en esta vida las verdades de su Palabra se vayan revelando de continuo a su pueblo. Y hay solamente un modo por el cual se obtiene este conocimiento. No podemos llegar a entender la Palabra de Dios sino por la iluminación del Espíritu por el cual ella fue dada. “Las cosas de Dios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios”, “porque el Espíritu escudriña todas las cosas, y aun las cosas profundas de Dios”. 1 Corintios 2:11, 10. Y la promesa del Salvador a sus discípulos fue: “Mas cuando viniere aquél, el Espíritu de verdad, él os guiará al conocimiento de toda la verdad… porque tomará de lo mío, y os lo anunciará”. Juan 16:13, 14 —El camino a Cristo, pp. 109, 110.
La Biblia contiene los principios que cimientan la verdadera grandeza, la verdadera prosperidad, se trate del individuo o del país. La nación que permite la libre circulación de las Escrituras brinda oportunidades para que la mente de la gente se desarrolle y amplíe. La lectura de las Escrituras hace brillar la luz en medio de las tinieblas. Cuando se escudriña la Palabra de Dios, se encuentran verdades vivificadoras. En la vida de aquellos que siguen sus enseñanzas habrá una corriente invisible de felicidad que beneficiará a todos aquellos con quienes lleguen a relacionarse —Dios nos cuida, p. 42.
Domingo 26 de abril
LA BIBLIA COMO NORMA IMPERANTE
Desde el comienzo, los Adventistas del Séptimo Día se consideran “el pueblo del Libro”; es decir, cristianos que creen en la Biblia. Para afirmar el principio bíblico de Sola Scriptura (solo la Biblia), reconocemos la autoridad única de la Biblia. Solo la Escritura es la norma imperante para nuestra teología, y la máxima autoridad para la vida y la doctrina. Otras fuentes, como la experiencia religiosa, la razón humana o la tradición, están subordinadas a la Biblia. De hecho, el principio de Sola Scriptura tenía la intención de salvaguardar la autoridad de las Escrituras de la dependencia de la iglesia y su interpretación, y descartaba la posibilidad de que la norma para su interpretación fuera ajena a la Biblia.
Lee 1 Corintios 4:1 al 6, especialmente el versículo 6, en el que Pablo dice que no debemos “pensar más de lo que está escrito”. ¿Por qué este aspecto es tan crucial para nuestra fe?
No ir más allá de lo que está escrito no excluye las perspectivas de otros campos de estudio, como la arqueología bíblica o la historia. Otros campos pueden arrojar luz sobre algunos aspectos bíblicos y el trasfondo de los pasajes de las Escrituras, y por lo tanto pueden ayudarnos a entender mejor el texto bíblico. Tampoco excluye la ayuda de otros recursos en la tarea de interpretación, como los léxicos, los diccionarios, las concordancias y otros libros y comentarios. Sin embargo, en la correcta interpretación de la Biblia, el texto de la Escritura tiene prioridad sobre todos los demás aspectos, ciencias y ayudas secundarias. Otras perspectivas deben evaluarse cuidadosamente desde el punto de vista de la Escritura en su conjunto.
Lo que afirmamos positivamente cuando practicamos el principio de Sola Scriptura es que, si surge un conflicto en la interpretación de nuestra fe, entonces la Biblia sola posee la autoridad que trasciende y juzga cualquier otra fuente o tradición eclesiástica. No debemos ir más allá o en contra de lo que está escrito en la Biblia. El verdadero cristianismo y la convincente predicación del evangelio dependen de un compromiso firme con la autoridad de las Escrituras.
“Solo la Biblia es el verdadero señor y maestro de todos los escritos y doctrinas de la Tierra” (M. Lutero, Luther’s Works, t. 32, pp. 11, 12).
■ Lee Hechos 17:10 y 11. ¿Cómo fundamentan estos versículos lo que estamos hablando aquí en cuanto a la primacía de la Escritura?
Notas EGW
Domingo
Es bueno estudiar detenidamente las enseñanzas de la Escritura e investigar “las profundidades de Dios” hasta donde se revelan en ella, porque si bien “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios”, “las reveladas nos pertenecen a nosotros”. Deuteronomio 29:29 Pero Satanás obra para pervertir las facultades de investigación del entendimiento. Cierto orgullo se mezcla con la consideración de la verdad bíblica, de modo que cuando los hombres no pueden explicar todas sus partes como quieren se impacientan y se sienten derrotados. Es para ellos demasiado humillante reconocer que no pueden entender las palabras inspiradas. No están dispuestos a esperar pacientemente hasta que Dios juzgue oportuno revelarles la verdad. Creen que su sabiduría humana sin auxilio alguno basta para hacerles entender la Escritura, y cuando no lo logran niegan virtualmente la autoridad de esta. Es verdad que muchas teorías y doctrinas que se consideran generalmente derivadas de la Biblia no tienen fundamento en lo que ella enseña, y en realidad contrarían todo el tenor de la inspiración. Estas cosas han sido motivo de duda y perplejidad para muchos espíritus. No son, sin embargo, imputables a la Palabra de Dios, sino a la perversión que los hombres han hecho de ella —El camino a Cristo, pp. 108, 109.
Cuando surgen errores y son enseñados como verdad bíblica, los que están conectados con Cristo no confiarán en lo que dice el ministro, sino que -como los nobles bereanos- escudriñarán cada día las Escrituras para ver si estas cosas son así. Al descubrir cuál es la palabra del Señor, se pondrán de parte de la verdad. Oirán la voz del verdadero Pastor, que dice: “Este es el camino, andad en él”. De esa manera serán instruidos para hacer de la Biblia su consejero, y no oirán ni seguirán la voz de un extraño —Fe y obras, p. 88.
La Palabra de Dios es verdadera filosofía, verdadera ciencia. Las opiniones humanas y la predicación sensacional valen muy poco. Los que están imbuidos de ella, la enseñarán de la misma manera sencilla que Cristo la enseñó. El mayor Maestro del mundo usaba el lenguaje más sencillo y los símbolos más claros…
El maestro de verdad puede impartir eficazmente aquello que él mismo conoce por experiencia. Cristo enseñaba la verdad porque él mismo era la verdad. Su propio pensamiento, su carácter, la experiencia de su vida, se personificaban en su enseñanza. Así también con sus siervos: los que enseñan la Palabra deben hacerla suya por experiencia personal. Deben saber lo que es tener a Cristo para ellos mismos como sabiduría y justicia y santificación y redención —Consejos para los maestros, pp. 419, 420.
Ha habido una gran falta de investigación profunda de las Escrituras para atesorar gemas de verdad en la mente. Cuánto perdemos todos porque no esforzamos nuestra mente para escudriñar, con mucha oración, la luz divina a fin de entender la santa Palabra de Dios —Mensajes selectos, t. 1, p. 425.
Domingo
Es bueno estudiar detenidamente las enseñanzas de la Escritura e investigar “las profundidades de Dios” hasta donde se revelan en ella, porque si bien “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios”, “las reveladas nos pertenecen a nosotros”. Deuteronomio 29:29 Pero Satanás obra para pervertir las facultades de investigación del entendimiento. Cierto orgullo se mezcla con la consideración de la verdad bíblica, de modo que cuando los hombres no pueden explicar todas sus partes como quieren se impacientan y se sienten derrotados. Es para ellos demasiado humillante reconocer que no pueden entender las palabras inspiradas. No están dispuestos a esperar pacientemente hasta que Dios juzgue oportuno revelarles la verdad. Creen que su sabiduría humana sin auxilio alguno basta para hacerles entender la Escritura, y cuando no lo logran niegan virtualmente la autoridad de esta. Es verdad que muchas teorías y doctrinas que se consideran generalmente derivadas de la Biblia no tienen fundamento en lo que ella enseña, y en realidad contrarían todo el tenor de la inspiración. Estas cosas han sido motivo de duda y perplejidad para muchos espíritus. No son, sin embargo, imputables a la Palabra de Dios, sino a la perversión que los hombres han hecho de ella —El camino a Cristo, pp. 108, 109.
Cuando surgen errores y son enseñados como verdad bíblica, los que están conectados con Cristo no confiarán en lo que dice el ministro, sino que -como los nobles bereanos- escudriñarán cada día las Escrituras para ver si estas cosas son así. Al descubrir cuál es la palabra del Señor, se pondrán de parte de la verdad. Oirán la voz del verdadero Pastor, que dice: “Este es el camino, andad en él”. De esa manera serán instruidos para hacer de la Biblia su consejero, y no oirán ni seguirán la voz de un extraño —Fe y obras, p. 88.
La Palabra de Dios es verdadera filosofía, verdadera ciencia. Las opiniones humanas y la predicación sensacional valen muy poco. Los que están imbuidos de ella, la enseñarán de la misma manera sencilla que Cristo la enseñó. El mayor Maestro del mundo usaba el lenguaje más sencillo y los símbolos más claros…
El maestro de verdad puede impartir eficazmente aquello que él mismo conoce por experiencia. Cristo enseñaba la verdad porque él mismo era la verdad. Su propio pensamiento, su carácter, la experiencia de su vida, se personificaban en su enseñanza. Así también con sus siervos: los que enseñan la Palabra deben hacerla suya por experiencia personal. Deben saber lo que es tener a Cristo para ellos mismos como sabiduría y justicia y santificación y redención —Consejos para los maestros, pp. 419, 420.
Ha habido una gran falta de investigación profunda de las Escrituras para atesorar gemas de verdad en la mente. Cuánto perdemos todos porque no esforzamos nuestra mente para escudriñar, con mucha oración, la luz divina a fin de entender la santa Palabra de Dios —Mensajes selectos, t. 1, p. 425.
Lunes 27 de abril
LA UNIDAD DE LA ESCRITURA
La Biblia misma afirma que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16) y que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:20, 21). Como Dios es el Autor supremo de la Biblia, podemos asumir que existe una unidad y una armonía fundamentales entre las diversas partes de las Escrituras con respecto a los temas clave que enseña.
Lee Tito 1:9 y 2 Timoteo 1:13. ¿Por qué es importante la unidad de la Biblia para nuestra fe?
Únicamente sobre la base de su unidad interna, una unidad que proviene de su inspiración divina, las Escrituras pueden funcionar como su propio intérprete. Si las Escrituras no tuvieran esa unidad general en sus enseñanzas, no podríamos encontrar armonía doctrinal sobre un tema determinado. Sin la unidad de la Biblia, la iglesia no tendría medios para distinguir la verdad del error y repudiar la herejía; no tendría base para aplicar medidas disciplinarias ni para corregir desviaciones de la verdad de Dios. Las Escrituras perderían su poder convincente y liberador.
Sin embargo, Jesús y los escritores bíblicos dan por sentada la unidad de las Escrituras, que se basa en su origen divino. Podemos ver esto en su práctica común de citar varios libros del Antiguo Testamento como de igual peso y armonía (Rom. 3:10-18; donde Pablo utiliza referencias bíblicas de Ecl. [7:20], Sal. [14:2, 3; 5:9; 10:7] e Isa. [59:7, 8]).
Los escritores de la Biblia consideraban las Escrituras como un todo inseparable y coherente en el que se desarrollan los temas principales. No hay discordia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no contiene un nuevo evangelio ni una nueva religión. El Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento se basa en el Antiguo Testamento. Como tales, los dos Testamentos tienen una relación recíproca en la que se iluminan mutuamente.
La unidad de las Escrituras también implica que todas las Escrituras (Tota Scriptura) deben tomarse en consideración cuando estudiamos un tema bíblico, en lugar de construir nuestra enseñanza solo en declaraciones aisladas.
■ ¿Qué debemos hacer cuando nos encontramos con versículos o ideas que parecen contradictorios en la Biblia? ¿Cómo trabajamos para resolverlos?
Notas EGW
Lunes
El Antiguo y Nuevo Testamento están unidos con el broche áureo de Dios. Necesitamos familiarizarnos con las Escrituras del Antiguo Testamento. Debe verse claramente la inmutabilidad de Dios; debe estudiarse la similitud de su trato con su pueblo de la dispensación pasada con el de la presente…
Mediante la obra del Espíritu Santo la verdad es afianzada en la mente e impresa en el corazón del estudiante diligente y temeroso de Dios. Y no solo él es bendecido por esa clase de labor, sino que también son grandemente bendecidas las almas a las cuales comunica la verdad y por quienes un día tendrá que dar cuenta. Los que hacen de Dios su consejero recogen la más preciosa cosecha cuando reúnen los áureos granos de la verdad de la Palabra divina, pues el Instructor celestial está cerca de ellos. El que así se capacita para el ministerio tendrá derecho a la bendición prometida al que conduce a muchos a la justicia —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1121.
La historia del Antiguo Testamento se registró en beneficio de las generaciones venideras. También son muy necesarias las lecciones del Nuevo Testamento. Aquí de nuevo Cristo es el Instructor, que conduce a su pueblo para que busque esa sabiduría que viene de lo alto, y para que obtenga esa instrucción acerca de la justicia que modelará el carácter de acuerdo con la semejanza divina. Las Escrituras, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, nos enseñan los principios en que se basan tanto la obediencia a los mandamientos como los requisitos para obtener esa vida que se equipara con la de Dios, porque por medio de la obediencia llegamos a participar de la naturaleza divina, y aprendemos a huir de la corrupción que encontramos en el mundo debido a la concupiscencia. Por lo tanto, debemos estudiar sus máximas y obedecer sus mandamientos y principios, que son más preciosos que el oro, para incorporarlos a nuestro diario vivir —Cada día con Dios, p. 252.
El Creador de todas las ideas puede impresionar a diferentes mentes con el mismo pensamiento, pero cada una puede expresarlo de una manera diferente, y sin embargo sin contradicción. El hecho de que existan esas diferencias no debiera dejarnos perplejos o confundidos. Es muy raro que dos personas vean y expresen la verdad de la misma manera. Cada una se ocupa de puntos particulares que su idiosincrasia y educación la capacitan para apreciar. La luz solar que cae sobre diferentes objetos, les da matices diferentes —Mensajes selectos, t. 1, p. 25.
La familiaridad con las Escrituras agudiza la capacidad de discernimiento, y fortifica el alma contra los ataques de Satanás. La Biblia es la Palabra del Espíritu, que nunca dejará de vencer al adversario. Es el único verdadero guía en todos los asuntos de fe y de práctica. La razón por la cual Satanás tiene tanto control sobre la mente y el corazón de los hombres, es que no han hecho de la Palabra de Dios su consejero, y todos sus caminos no han sido probados mediante la prueba verdadera. La Biblia nos mostrará el curso que debemos seguir para llegar a ser los herederos de la gloria —Mente, carácter y personalidad, t. 1, pp. 91, 92.
Lunes
El Antiguo y Nuevo Testamento están unidos con el broche áureo de Dios. Necesitamos familiarizarnos con las Escrituras del Antiguo Testamento. Debe verse claramente la inmutabilidad de Dios; debe estudiarse la similitud de su trato con su pueblo de la dispensación pasada con el de la presente…
Mediante la obra del Espíritu Santo la verdad es afianzada en la mente e impresa en el corazón del estudiante diligente y temeroso de Dios. Y no solo él es bendecido por esa clase de labor, sino que también son grandemente bendecidas las almas a las cuales comunica la verdad y por quienes un día tendrá que dar cuenta. Los que hacen de Dios su consejero recogen la más preciosa cosecha cuando reúnen los áureos granos de la verdad de la Palabra divina, pues el Instructor celestial está cerca de ellos. El que así se capacita para el ministerio tendrá derecho a la bendición prometida al que conduce a muchos a la justicia —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1121.
La historia del Antiguo Testamento se registró en beneficio de las generaciones venideras. También son muy necesarias las lecciones del Nuevo Testamento. Aquí de nuevo Cristo es el Instructor, que conduce a su pueblo para que busque esa sabiduría que viene de lo alto, y para que obtenga esa instrucción acerca de la justicia que modelará el carácter de acuerdo con la semejanza divina. Las Escrituras, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, nos enseñan los principios en que se basan tanto la obediencia a los mandamientos como los requisitos para obtener esa vida que se equipara con la de Dios, porque por medio de la obediencia llegamos a participar de la naturaleza divina, y aprendemos a huir de la corrupción que encontramos en el mundo debido a la concupiscencia. Por lo tanto, debemos estudiar sus máximas y obedecer sus mandamientos y principios, que son más preciosos que el oro, para incorporarlos a nuestro diario vivir —Cada día con Dios, p. 252.
El Creador de todas las ideas puede impresionar a diferentes mentes con el mismo pensamiento, pero cada una puede expresarlo de una manera diferente, y sin embargo sin contradicción. El hecho de que existan esas diferencias no debiera dejarnos perplejos o confundidos. Es muy raro que dos personas vean y expresen la verdad de la misma manera. Cada una se ocupa de puntos particulares que su idiosincrasia y educación la capacitan para apreciar. La luz solar que cae sobre diferentes objetos, les da matices diferentes —Mensajes selectos, t. 1, p. 25.
La familiaridad con las Escrituras agudiza la capacidad de discernimiento, y fortifica el alma contra los ataques de Satanás. La Biblia es la Palabra del Espíritu, que nunca dejará de vencer al adversario. Es el único verdadero guía en todos los asuntos de fe y de práctica. La razón por la cual Satanás tiene tanto control sobre la mente y el corazón de los hombres, es que no han hecho de la Palabra de Dios su consejero, y todos sus caminos no han sido probados mediante la prueba verdadera. La Biblia nos mostrará el curso que debemos seguir para llegar a ser los herederos de la gloria —Mente, carácter y personalidad, t. 1, pp. 91, 92.
Martes 28 de abril
LA CLARIDAD DE LA BIBLIA
Cualquier apelación a las Escrituras en sí tiene poco sentido si el texto bíblico no es claro en su significado.
Lee Mateo 21:42; 12:3 y 5; 19:4; 22:31; Marcos 12:10 y 26; Lucas 6:3; Mateo 24:15; y Marcos 13:14. ¿Qué sugieren las repetidas referencias de Jesús a las Escrituras con respecto a la claridad del mensaje?
El testimonio bíblico es inequívoco: la Biblia es suficientemente clara en lo que enseña. La Biblia es tan clara que la pueden entender tanto niños como adultos, especialmente en sus enseñanzas más básicas. Y, sin embargo, existen infinitas oportunidades para profundizar nuestro conocimiento y comprensión. No necesitamos ningún Magisterio de la Iglesia que nos proporcione el significado de la Biblia. Al contrario, todos los creyentes pueden entender sus enseñanzas básicas. Esto da por sentado el sacerdocio de todos los creyentes en vez de restringir su interpretación a unos pocos elegidos, como el sacerdocio clerical. Por lo tanto, en la Biblia se nos alienta a estudiar la Biblia por nosotros mismos porque podemos entender el mensaje de Dios para nosotros.
Se ha señalado acertadamente que “el ejemplo coherente de los escritores de la Biblia muestra que las Escrituras deben considerarse en su sentido evidente y literal, a menos que esta quiera proyectar un cuadro figurado especial. [...] No hay tal cosa como un ‘descascaramiento’ del sentido literal para llegar al ‘grano’ de un significado místico, oculto o alegórico, que solo los iniciados pueden descubrir” (Tratado de teología adventista del séptimo día, p. 76). Al contrario, la claridad de la Biblia guarda relación con el lenguaje, el sentido y las palabras de las Escrituras, porque los escritores bíblicos procuran una verdad específica, no significados subjetivos, descontrolados y diversos del texto bíblico.
Nada de esto significa que, a veces, no encontraremos textos e ideas que no entendamos plenamente o que no captemos. Después de todo, esta es la Palabra de Dios, y nosotros no somos más que seres humanos caídos. Sin embargo, la Palabra de Dios es suficientemente clara sobre las cosas que realmente necesitamos saber y comprender, especialmente en relación con el tema de la salvación.
■ Piensa en alguna ocasión en la que no entendías algunos pasajes, que posteriormente se esclarecieron. ¿Qué aprendiste de esa experiencia que quizá podría ayudar a otros a luchar contra algo similar?
Notas EGW
Martes
Hay muchas cosas aparentemente difíciles u obscuras que Dios hará claras y sencillas para los que con esa humildad procuren entenderlas. Mas sin la dirección del Espíritu Santo estaremos continuamente expuestos a torcer las Sagradas Escrituras o a interpretarlas mal. Muchos leen la Biblia de una manera que no aprovecha, y hasta, en numerosos casos, produce un daño patente. Cuando el Libro de Dios se abre sin oración ni reverencia; cuando los pensamientos y afectos no están fijos en Dios, o no armonizan con su voluntad, el intelecto queda envuelto en dudas, y entonces con el mismo estudio de la Biblia se fortalece el escepticismo. El enemigo se posesiona de los pensamientos, y sugiere interpretaciones incorrectas. Cuando los hombres no procuran estar en armonía con Dios en obras y en palabras, por instruidos que sean están expuestos a errar en su modo de entender las Santas Escrituras, y no es seguro confiar en sus explicaciones. Los que escudriñan las Escrituras para buscar discrepancias, no tienen penetración espiritual. Con vista distorsionada encontrarán muchas razones para dudar y no creer en cosas realmente claras y sencillas —El camino a Cristo, pp. 110, 111.
El que presta a las Escrituras una atención detenida y acompañada de oración obtendrá una clara comprensión y un juicio sano, como si al dirigirse a Dios hubiese alcanzado un plano más alto de inteligencia.
Si la mente se dedica a la tarea de estudiar la Biblia, la comprensión se fortalece y se perfeccionan las facultades del raciocinio. Con el estudio de las Escrituras, la mente se expande y se equilibra más que si se dedicara a obtener información de libros que no tienen relación con la Biblia —Consejos para los maestros, p. 437.
Sin el Espíritu de Dios, un conocimiento de su Palabra no tiene valor. La teoría de la verdad, cuando no va acompañada del Espíritu Santo, no puede avivar el alma o santificar el corazón. Uno puede estar familiarizado con los mandamientos y las promesas de la Biblia, pero a menos que el Espíritu de Dios grabe la verdad, el carácter no será transformado. Sin la iluminación del Espíritu, los hombres no podrán distinguir la verdad del error, y caerán bajo las tentaciones maestras de Satanás —Palabras de vida del gran Maestro, pp. 337, 338.
La tardanza del esposo representa la expiración del plazo en que se esperaba al Señor, el contratiempo y la demora aparente. En ese momento de incertidumbre, el interés de los superficiales y de los sinceros a medias empezó a vacilar y cejaron en sus esfuerzos; pero aquellos cuya fe descansaba en un conocimiento personal de la Biblia, tenían bajo los pies una roca que no podía ser barrida por las olas de la contrariedad. “Cabecearon todas, y se durmieron”; una clase de cristianos se sumió en la indiferencia y abandonó su fe, la otra siguió esperando pacientemente hasta que se le diese mayor luz. Sin embargo, en la noche de la prueba esta segunda categoría pareció perder, hasta cierto punto, su ardor y devoción. Los tibios y superficiales no podían seguir apoyándose en la fe de sus hermanos. Cada cual debía sostenerse por sí mismo o caer —El conflicto de los siglos, p. 392.
Martes
Hay muchas cosas aparentemente difíciles u obscuras que Dios hará claras y sencillas para los que con esa humildad procuren entenderlas. Mas sin la dirección del Espíritu Santo estaremos continuamente expuestos a torcer las Sagradas Escrituras o a interpretarlas mal. Muchos leen la Biblia de una manera que no aprovecha, y hasta, en numerosos casos, produce un daño patente. Cuando el Libro de Dios se abre sin oración ni reverencia; cuando los pensamientos y afectos no están fijos en Dios, o no armonizan con su voluntad, el intelecto queda envuelto en dudas, y entonces con el mismo estudio de la Biblia se fortalece el escepticismo. El enemigo se posesiona de los pensamientos, y sugiere interpretaciones incorrectas. Cuando los hombres no procuran estar en armonía con Dios en obras y en palabras, por instruidos que sean están expuestos a errar en su modo de entender las Santas Escrituras, y no es seguro confiar en sus explicaciones. Los que escudriñan las Escrituras para buscar discrepancias, no tienen penetración espiritual. Con vista distorsionada encontrarán muchas razones para dudar y no creer en cosas realmente claras y sencillas —El camino a Cristo, pp. 110, 111.
El que presta a las Escrituras una atención detenida y acompañada de oración obtendrá una clara comprensión y un juicio sano, como si al dirigirse a Dios hubiese alcanzado un plano más alto de inteligencia.
Si la mente se dedica a la tarea de estudiar la Biblia, la comprensión se fortalece y se perfeccionan las facultades del raciocinio. Con el estudio de las Escrituras, la mente se expande y se equilibra más que si se dedicara a obtener información de libros que no tienen relación con la Biblia —Consejos para los maestros, p. 437.
Sin el Espíritu de Dios, un conocimiento de su Palabra no tiene valor. La teoría de la verdad, cuando no va acompañada del Espíritu Santo, no puede avivar el alma o santificar el corazón. Uno puede estar familiarizado con los mandamientos y las promesas de la Biblia, pero a menos que el Espíritu de Dios grabe la verdad, el carácter no será transformado. Sin la iluminación del Espíritu, los hombres no podrán distinguir la verdad del error, y caerán bajo las tentaciones maestras de Satanás —Palabras de vida del gran Maestro, pp. 337, 338.
La tardanza del esposo representa la expiración del plazo en que se esperaba al Señor, el contratiempo y la demora aparente. En ese momento de incertidumbre, el interés de los superficiales y de los sinceros a medias empezó a vacilar y cejaron en sus esfuerzos; pero aquellos cuya fe descansaba en un conocimiento personal de la Biblia, tenían bajo los pies una roca que no podía ser barrida por las olas de la contrariedad. “Cabecearon todas, y se durmieron”; una clase de cristianos se sumió en la indiferencia y abandonó su fe, la otra siguió esperando pacientemente hasta que se le diese mayor luz. Sin embargo, en la noche de la prueba esta segunda categoría pareció perder, hasta cierto punto, su ardor y devoción. Los tibios y superficiales no podían seguir apoyándose en la fe de sus hermanos. Cada cual debía sostenerse por sí mismo o caer —El conflicto de los siglos, p. 392.
Miércoles 29 de abril
LA ESCRITURA INTERPRETA A LA ESCRITURA
Únicamente porque hay una unidad subyacente en las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Sin esa unidad, la Escritura no podría ser la luz que revele su propio significado, donde una parte de la Escritura interpreta otras partes y, por lo tanto, se convierte en la clave para interpretar pasajes relacionados.
Lee Lucas 24:27, 44 y 45. ¿Cómo alude Jesús a las Escrituras para explicar quién es él? ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo podemos utilizar las Escrituras?
La belleza de permitir que la Escritura interprete la Escritura es que arroja más luz sobre su propio significado. Al hacerlo, no enlazamos varios pasajes indiscriminadamente para justificar nuestra opinión, sino que consideramos cuidadosamente el contexto de cada pasaje. Además del contexto inmediato anterior y posterior de un pasaje que estamos investigando, debemos tener en cuenta el contexto del libro en el que se encuentra el pasaje. Además, puesto que en las Escrituras “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” (Rom. 15:4), según Pablo, debemos estudiar todo lo que dice la Escritura sobre determinado tema.
“La Biblia es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto. El estudiante debería aprender a considerar la Biblia como un todo y a ver la relación que existe entre sus partes. Debería adquirir el conocimiento de su gran tema central, del propósito original de Dios hacia el mundo, del comienzo de la gran controversia y de la obra de la redención” (Ed 190).
Cuando comparamos la Escritura con la Escritura, es importante estudiar la Biblia detenidamente. En lo posible, deberíamos hacerlo en sus idiomas originales, o al menos con una traducción apropiada de la Biblia del significado del hebreo y el griego originales. Aunque no se necesita conocer los idiomas originales para tener una buena comprensión de la Biblia, ciertamente es una ayuda. El estudio fiel y en oración de la Palabra, con una actitud de humildad y sumisión, seguramente dará grandes frutos.
■ Piensa en una doctrina, como el estado de los muertos. Enfocarse en algunos pasajes selectos podría conducir a un error si se ignoran otros pasajes. ¿Qué nos dice esto acerca de lo importante que es reunir y leer todo lo que la Biblia dice sobre un tema para entender mejor lo que enseña?
Notas EGW
Miércoles
En Berea Pablo encontró judíos que estaban dispuestos a investigar las verdades que enseñaba. El informe de Lucas declara de ellos: “Y fueron estos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos; y mujeres Griegas de distinción, y no pocos hombres”.
La mente de los bereanos no estaba estrechada por el prejuicio. Estaban dispuestos a investigar la verdad de la doctrina presentada por los apóstoles. Estudiaban la Biblia, no por curiosidad, sino para aprender lo que se había escrito concerniente al Mesías prometido. Investigaban diariamente los relatos inspirados; y al comparar escritura con escritura, los ángeles celestiales estaban junto a ellos, iluminando sus mentes e impresionando sus corazones —Los hechos de los apóstoles, p. 188.
Las mentes humanas sin la ayuda especial del Espíritu de Dios considerarán que muchas cosas de la Biblia son muy difíciles de comprender, porque les falta esclarecimiento divino. Los hombres no deben ocuparse de la Palabra de Dios ensalzando su propia manera de obrar, o su propia voluntad, o sus propias ideas, sino deben ocuparse de ella con un espíritu dócil, humilde y santo —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 931.
Dios ha dado en su Palabra pruebas suficientes del divino origen de ella. Las grandes verdades que se relacionan con nuestra redención están presentadas en ella con claridad. Con la ayuda del Espíritu Santo que se promete a todos los que lo pidan con sinceridad, cada cual puede comprender estas verdades por sí mismo. Dios ha dado a los hombres un fundamento firme en que cimentar su fe…
Si bien es cierto que Dios ha dado pruebas evidentes para la fe, él no quitará jamás todas las excusas que pueda haber para la incredulidad. Todos los que buscan motivos de duda los encontrarán. Y todos los que rehusan, aceptar la Palabra de Dios y obedecerla antes que toda objeción haya sido apartada y que no se encuentre más motivo de duda, no llegarán jamás a la luz —El conflicto de los siglos, p. 517.
El interpretar mal y dar un sentido forzado, verdadero a medias y místico a los oráculos de Dios, es para los agentes humanos un acto que pone en peligro sus propias almas y las de otros. “Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”. Apocalipsis 22:18, 19. Aquellos que por su interpretación humana hacen que la Escritura enuncie lo que Cristo jamás puso en ella, debilitando su fuerza, haciendo que la voz de Dios, oída en instrucciones y amonestaciones, testifique mentira, a fin de no pagar el precio que demanda la obediencia a los requerimientos de Dios, se han convertido en letreros que señalan en dirección equivocada, hacia senderos falsos que conducen a la transgresión y la muerte —La educación cristiana, p. 257.
Miércoles
En Berea Pablo encontró judíos que estaban dispuestos a investigar las verdades que enseñaba. El informe de Lucas declara de ellos: “Y fueron estos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos; y mujeres Griegas de distinción, y no pocos hombres”.
La mente de los bereanos no estaba estrechada por el prejuicio. Estaban dispuestos a investigar la verdad de la doctrina presentada por los apóstoles. Estudiaban la Biblia, no por curiosidad, sino para aprender lo que se había escrito concerniente al Mesías prometido. Investigaban diariamente los relatos inspirados; y al comparar escritura con escritura, los ángeles celestiales estaban junto a ellos, iluminando sus mentes e impresionando sus corazones —Los hechos de los apóstoles, p. 188.
Las mentes humanas sin la ayuda especial del Espíritu de Dios considerarán que muchas cosas de la Biblia son muy difíciles de comprender, porque les falta esclarecimiento divino. Los hombres no deben ocuparse de la Palabra de Dios ensalzando su propia manera de obrar, o su propia voluntad, o sus propias ideas, sino deben ocuparse de ella con un espíritu dócil, humilde y santo —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 931.
Dios ha dado en su Palabra pruebas suficientes del divino origen de ella. Las grandes verdades que se relacionan con nuestra redención están presentadas en ella con claridad. Con la ayuda del Espíritu Santo que se promete a todos los que lo pidan con sinceridad, cada cual puede comprender estas verdades por sí mismo. Dios ha dado a los hombres un fundamento firme en que cimentar su fe…
Si bien es cierto que Dios ha dado pruebas evidentes para la fe, él no quitará jamás todas las excusas que pueda haber para la incredulidad. Todos los que buscan motivos de duda los encontrarán. Y todos los que rehusan, aceptar la Palabra de Dios y obedecerla antes que toda objeción haya sido apartada y que no se encuentre más motivo de duda, no llegarán jamás a la luz —El conflicto de los siglos, p. 517.
El interpretar mal y dar un sentido forzado, verdadero a medias y místico a los oráculos de Dios, es para los agentes humanos un acto que pone en peligro sus propias almas y las de otros. “Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”. Apocalipsis 22:18, 19. Aquellos que por su interpretación humana hacen que la Escritura enuncie lo que Cristo jamás puso en ella, debilitando su fuerza, haciendo que la voz de Dios, oída en instrucciones y amonestaciones, testifique mentira, a fin de no pagar el precio que demanda la obediencia a los requerimientos de Dios, se han convertido en letreros que señalan en dirección equivocada, hacia senderos falsos que conducen a la transgresión y la muerte —La educación cristiana, p. 257.
Jueves 30 de abril
SOLA SCRIPTURA Y ELENA DE WHITE
Lee Isaías 8:20. ¿Por qué siempre es importante remitirse a “la ley y el testimonio” bíblicos como las normas para nuestra enseñanza y doctrina? ¿Qué implica esto para el ministerio de los profetas que no han llegado a formar parte del canon bíblico?
Cuando hablamos de Sola Scriptura (solo la Biblia), los adventistas del séptimo día nos enfrentamos inevitablemente a la pregunta de qué hacer con Elena de White, quien también fue inspirada por Dios y sirvió como mensajera de Dios para su pueblo remanente. ¿Cuál es la relación de sus escritos con las Escrituras?
Incluso una lectura superficial de los escritos de Elena de White muestra claramente que, para ella, la Biblia era fundamental y esencial en todos sus pensamientos y teología. De hecho, ella sostuvo repetidamente que la Biblia es la máxima autoridad y la norma final para todas las doctrinas, la fe y la práctica (ver CS 581). Además, ella claramente apoyó y mantuvo el gran principio protestante de Sola Scriptura (ver CS 12).
Según la misma Elena de White, sus escritos, en comparación con las Escrituras, eran una “una luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor” (MS 3:32), la Biblia. Sus escritos nunca son un atajo ni un reemplazo para ningún estudio bíblico serio. De hecho, ella comenta: “No están familiarizados con las Escrituras. Si hubieran estudiado la Palabra de Dios, con un deseo de alcanzar la norma bíblica y lograr la perfección cristiana, no habrían necesitado los Testimonios. Es porque han descuidado el conocimiento del Libro inspirado por Dios por lo que él ha intentado alcanzarlos por medio de testimonios sencillos y directos” (TI 2:535).
Por lo tanto, debemos apreciar sus escritos. Comparten el mismo tipo de inspiración que tenían los escritores bíblicos, pero tienen una función diferente de la de la Biblia. Sus escritos no son una adición a las Escrituras, sino que están subordinados a las Santa Biblia. Ella nunca tuvo la intención de que sus escritos ocuparan el lugar de las Escrituras; al contrario, exaltó la Biblia como la única norma de fe y práctica.
■ Piensa en el increíble regalo que se nos ha dado a través del ministerio de Elena de White. ¿Cómo podemos aprender a apreciar mejor la asombrosa luz que proviene de ella y, al mismo tiempo, defender la supremacía de las Escrituras?
Notas EGW
Jueves
¿Qué otro libro presenta a los estudiantes ciencia más ennoblecedora, historia más maravillosa? Claramente retrata la justicia, y vaticina la consecuencia de la desobediencia a la ley de Jehová. A nadie se deja en la oscuridad en cuanto a lo que Dios aprueba o desaprueba. Estudiando las Escrituras llegamos a conocer a Dios y somos encaminados hacia la comprensión de nuestra relación con Cristo, quien llevó nuestros pecados, y es el garante, el sustituto de nuestra humanidad caída. Estas verdades atañen a nuestros intereses presentes y eternos. La Biblia descuella entre los libros, y su estudio tiene un valor superior al de otra literatura para dar vigor y expansión a la mente. Pablo dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad”… Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” —La educación cristiana, p. 54.
No ha cambiado en nada el modo en que trabaja Satanás contra Dios y contra su Palabra; se opone hoy tanto como en el siglo XVI a que las Escrituras sean reconocidas como guía de la vida. En la actualidad los hombres se han alejado mucho de sus doctrinas y preceptos, y se hace muy necesario volver al gran principio protestante: la Biblia, únicamente la Biblia, como regla de la fe y del deber. Satanás sigue valiéndose de todos los medios de que dispone para destruir la libertad religiosa. El mismo poder anticristiano que rechazaron los protestantes de Spira procura ahora, con redoblado esfuerzo, restablecer su perdida supremacía. La misma adhesión incondicional a la Palabra de Dios que se manifestó en los días tan críticos de la Reforma del siglo XVI, es la única esperanza de una reforma en nuestros días —El conflicto de los siglos, p. 188.
Vi que Dios sabía que Satanás iba a ensayar todas sus artes para destruir al hombre. Por esto había hecho escribir su Palabra y presentado sus propósitos acerca de la raza humana con tanta claridad que los más débiles no necesitasen errar. Después de haber dado su Palabra al hombre, la había preservado cuidadosamente de la destrucción por Satanás y sus ángeles, o por cualquiera de sus agentes o representantes. Mientras que otros libros podían ser destruídos, este había de ser inmortal. Y al acercarse el fin del tiempo, cuando los engaños de Satanás aumentarían, iba a multiplicarse de tal manera que todos los que lo deseasen pudiesen obtener un ejemplar, y si querían, podían armarse contra los engaños y los prodigios mentirosos de Satanás.
Vi que Dios había guardado en forma especial la Biblia; sin embargo cuando los ejemplares de ella eran pocos, hubo sabios que en algunos casos cambiaron las palabras, pensando que estaban haciendo más claro su sentido, cuando en realidad estaban confundiendo lo que era claro e inclinándolo hacia sus opiniones establecidas, que eran gobernadas por la tradición. Pero vi que la Palabra de Dios, en conjunto, es una cadena perfecta, de la cual una porción se vincula con la otra y la explica. Los verdaderos buscadores de la verdad no necesitan errar; porque no solo es la Palabra de Dios clara y sencilla al presentar el camino de la vida, sino que el Espíritu Santo es dado como guía para comprender el camino de la vida en ella revelado —Primeros escritos, pp. 220, 221.
Jueves
¿Qué otro libro presenta a los estudiantes ciencia más ennoblecedora, historia más maravillosa? Claramente retrata la justicia, y vaticina la consecuencia de la desobediencia a la ley de Jehová. A nadie se deja en la oscuridad en cuanto a lo que Dios aprueba o desaprueba. Estudiando las Escrituras llegamos a conocer a Dios y somos encaminados hacia la comprensión de nuestra relación con Cristo, quien llevó nuestros pecados, y es el garante, el sustituto de nuestra humanidad caída. Estas verdades atañen a nuestros intereses presentes y eternos. La Biblia descuella entre los libros, y su estudio tiene un valor superior al de otra literatura para dar vigor y expansión a la mente. Pablo dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad”… Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” —La educación cristiana, p. 54.
No ha cambiado en nada el modo en que trabaja Satanás contra Dios y contra su Palabra; se opone hoy tanto como en el siglo XVI a que las Escrituras sean reconocidas como guía de la vida. En la actualidad los hombres se han alejado mucho de sus doctrinas y preceptos, y se hace muy necesario volver al gran principio protestante: la Biblia, únicamente la Biblia, como regla de la fe y del deber. Satanás sigue valiéndose de todos los medios de que dispone para destruir la libertad religiosa. El mismo poder anticristiano que rechazaron los protestantes de Spira procura ahora, con redoblado esfuerzo, restablecer su perdida supremacía. La misma adhesión incondicional a la Palabra de Dios que se manifestó en los días tan críticos de la Reforma del siglo XVI, es la única esperanza de una reforma en nuestros días —El conflicto de los siglos, p. 188.
Vi que Dios sabía que Satanás iba a ensayar todas sus artes para destruir al hombre. Por esto había hecho escribir su Palabra y presentado sus propósitos acerca de la raza humana con tanta claridad que los más débiles no necesitasen errar. Después de haber dado su Palabra al hombre, la había preservado cuidadosamente de la destrucción por Satanás y sus ángeles, o por cualquiera de sus agentes o representantes. Mientras que otros libros podían ser destruídos, este había de ser inmortal. Y al acercarse el fin del tiempo, cuando los engaños de Satanás aumentarían, iba a multiplicarse de tal manera que todos los que lo deseasen pudiesen obtener un ejemplar, y si querían, podían armarse contra los engaños y los prodigios mentirosos de Satanás.
Vi que Dios había guardado en forma especial la Biblia; sin embargo cuando los ejemplares de ella eran pocos, hubo sabios que en algunos casos cambiaron las palabras, pensando que estaban haciendo más claro su sentido, cuando en realidad estaban confundiendo lo que era claro e inclinándolo hacia sus opiniones establecidas, que eran gobernadas por la tradición. Pero vi que la Palabra de Dios, en conjunto, es una cadena perfecta, de la cual una porción se vincula con la otra y la explica. Los verdaderos buscadores de la verdad no necesitan errar; porque no solo es la Palabra de Dios clara y sencilla al presentar el camino de la vida, sino que el Espíritu Santo es dado como guía para comprender el camino de la vida en ella revelado —Primeros escritos, pp. 220, 221.
Viernes 1º de mayo
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
En el capítulo sobre interpretación bíblica del Tratado de teología adventista del séptimo día, lee las partes sobre la “Analogía de la Escrituras”, “Las Escrituras son su propio intérprete”, “La coherencia de las Escrituras” y “La claridad de las Escrituras”, pp. 75-77. Lee La educación, capítulo 20, “La enseñanza y el estudio de la Biblia”, pp. 185-192; Mensajes selectos, t. 3, “La primacía de la Palabra”, pp. 31-35.
“Debería enseñarse al estudiante de la Biblia a acercarse a ella con el espíritu del que aprende. Debemos escudriñar sus páginas, no en busca de pruebas que apoyen nuestras opiniones, sino para saber lo que Dios dice.
“Solo se puede obtener un verdadero conocimiento de la Biblia mediante la ayuda del Espíritu que dio la Palabra; y a fin de obtener ese conocimiento debemos vivir de acuerdo con él. Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. [...] El estudio de la Biblia requiere nuestro más diligente esfuerzo y nuestra más perseverante meditación. Con el mismo afán y la misma persistencia con que el minero excava la tierra en busca del tesoro, deberíamos buscar nosotros el tesoro de la Palabra de Dios” (Ed 189).
“Cuando hagan de la Biblia vuestro alimento, vuestra comida y vuestra bebida, cuando hagan de sus principios los elementos de vuestro carácter, sabrán mejor cómo recibir el consejo de Dios. Exalto la preciosa Palabra delante de ustedes hoy. No repitan lo que yo he dicho: ‘La Hna. White ha dicho así’ y ‘La Hna. White ha dicho asá’. Descubran lo que el Señor de Israel ha dicho, y entonces hagan lo que él ordena” (MS 3:35).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué creencias erróneas tienen algunos porque solo analizaron algunos textos selectos en vez de estudiar todo lo que dice la Biblia sobre un tema?
2. En Mateo 11:11, Jesús dijo de Juan el Bautista: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”. Jesús señala a un profeta que no tiene escritos en la Biblia y aun así dice cosas de él. ¿Qué debería decirnos esto sobre por qué un verdadero profeta no tiene que tener un libro en la Biblia y aun así ser un verdadero profeta? ¿Qué mensaje podemos sacar los adventistas del séptimo día de este hecho?
3. Como Adventistas, no estamos solos al afirmar que la Biblia es nuestra autoridad final. Otras iglesias también lo sostienen. Entonces, ¿cómo explicamos las doctrinas contradictorias que otros cristianos dicen encontrar en la Biblia?
Notas EGW
Viernes
Hijos e hijas de Dios, “Todo en nombre de Jesús”, p. 178;
La educación, “La enseñanza y el estudio de la Biblia”, pp. 185-192.
Viernes
Hijos e hijas de Dios, “Todo en nombre de Jesús”, p. 178;
La educación, “La enseñanza y el estudio de la Biblia”, pp. 185-192.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 5
Lección 5
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Hebreos 4:12; 1 Corintios 4:6; Isaías 8:20; Tito 1:9; 2 Timoteo 1:13; Lucas 24:27, 44, 45.
Parte I: RESEÑA
La Biblia y el protestantismo están entrelazados en una historia común. Se podría decir que la historia del cristianismo es, en cierto sentido, la historia de la interpretación de la Biblia. Sola Scriptura, solo la Biblia, ha sido el grito de batalla de la Reforma Protestante. Sola Scriptura elevó el papel de la Escritura a un estándar único y a una fuente normativa para la teología. Además, Sola Scriptura fue un instrumento para criticar las estructuras del poder eclesiástico y las tradiciones eclesiásticas de larga data. Restituyó la Biblia a las manos de la gente común. Como tal, Sola Scriptura es el principio rector esencial que dirige la vida de la iglesia. Denota la convicción de que la Biblia, y solo la Biblia, es el único criterio para la fe y la vida cristiana. Lo que creemos en cuestiones de fe es verdad solo si nuestras creencias se ajustan al testimonio de la totalidad de la Escritura, a toda la Escritura (Tota Scriptura). Este precepto implica la unidad de la Escritura y la premisa de que la Biblia es lo suficientemente clara en lo que dice.
Por lo tanto, Sola Scriptura es mucho más que un lema de la Reforma. Sin la Biblia, la Reforma no hubiera podido lograr lo que hizo. Sola Scriptura también implica una serie de principios importantes para la interpretación de las Escrituras que están inextricablemente entrelazados con el principio de Sola Scriptura. Esta semana veremos más de cerca algunos de estos principios de interpretación.
Parte II: COMENTARIO
Cuando reafirmamos la importancia de Sola Scriptura para nuestra fe, reconocemos la autoridad divina única de la Biblia sobre cualquier otra fuente que pueda influir en nuestra teología. Sola Scriptura no significa solo Scriptura (texto bíblico sin acompañamiento). Hay otras fuentes que inevitablemente son parte de lo que creemos. Pero la Biblia sola es la norma imperante y la máxima autoridad sobre cualquier otra fuente en cuanto a asuntos de fe y práctica. Las Escrituras están por encima de cualquier credo de la iglesia. Las Escrituras no están sujetas al juicio de la ciencia ni a la voz de la mayoría, ni a ninguna tradición, razón o experiencia. En palabras de Elena de White: “Pero Dios tendrá un pueblo en la Tierra que sostendrá la Biblia y la Biblia sola como regla fija de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o las decisiones de concilios ecuménicos, tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías; nada de eso, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia a favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto, debemos exigir un categórico ‘Así dice Jehová’ ” (CS 653).
La Biblia tiene este papel magistral debido a su origen y su autoridad divinos. Por lo tanto, no deberíamos decir menos de lo que las Escrituras afirman. Tampoco debemos agregar a las palabras de las Escrituras e ir más allá de sus claras enseñanzas. Al final del último libro de la Biblia, leemos la siguiente advertencia que se puede aplicar a toda la Escritura: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apoc. 22:18, 19).
¿Por qué crees que es importante no agregar ni quitar palabras de las Escrituras? ¿Qué pasaría si le añadiéramos o le restáramos a su verdad? ¿Qué implicaría quitarle o restarle autoridad a la Escritura? ¿Qué nos dice esta respuesta sobre la autoridad de la persona que agrega o quita partes de las Escrituras?
Solo la Biblia es la norma rectora de nuestra fe. Este precepto implica una serie de otros aspectos y principios, a saber:
La unidad de la Escritura
El hecho de que la Escritura pueda funcionar como una guía y norma teológica solo es posible debido a su unidad interna. Esta unidad es el resultado de su inspiración divina. La unidad no se superpone a las Escrituras, sino que fluye de su origen divino. La Biblia misma testifica de esta unidad por el hecho de que los escritores del Nuevo Testamento citan básicamente todo el Antiguo Testamento (la Escritura de su época). Además, las palabras de Jesús y los escritos del Nuevo Testamento fueron puestos al mismo nivel de autoridad que el Antiguo Testamento (comparar con Luc. 10:16; 2 Ped. 3:16). Por lo tanto, ninguna parte de las Escrituras tiene más autoridad que otra. El Nuevo Testamento no está por encima del Antiguo Testamento; y el Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento.
Si no hubiera inspiración divina, no habría unidad en la Escritura. Sin la inspiración de Dios, solo tendríamos escritos bíblicos dispares y contradictorios. Sin la unidad de la Escritura, no podríamos desarrollar una teología bíblica integral. Solo podríamos hablar de las tantas teologías inconsistentes de varios escritores bíblicos. Solo la unidad de la Escritura nos permite considerar toda la Escritura y comparar pasaje con pasaje. Si no hubiera unidad de la Escritura, ya no podríamos comparar la Escritura con la Escritura misma. Ya no podríamos volver a consultar las Escrituras para resolver las preguntas. La unidad de la Escritura tiene implicaciones de largo alcance para nuestra teología. Sin una unidad básica de la Escritura, no podríamos distinguir la verdad del error. Tampoco podríamos oponernos más a la herejía teológica. Sin la unidad de la Escritura, terminaríamos con una pluralidad de creencias dispares en la Biblia, y la Biblia estaría llena de contradicciones e inconsistencias. Por lo tanto, la Biblia habría perdido efectivamente su capacidad de ser la norma y la guía de lo que creemos, y no podría usarse para aportar una unidad teológica entre los creyentes.
Aplicación
Hoy hay algunos que afirman que el Nuevo Testamento tiene más autoridad que el Antiguo Testamento. Sostienen que el Antiguo Testamento imparte ira y venganza y una salvación que se basa en nuestras obras, mientras que en el Nuevo Testamento encontramos amor y misericordia, perdón y gracia. Por lo tanto, no hay unidad de pensamiento. Por consiguiente, el Nuevo Testamento, y especialmente las palabras de Jesús, están por encima de las palabras del Antiguo Testamento. ¿Cómo responderías a esa postura? ¿Dónde ves problemas con este enfoque? ¿Qué implicaciones tiene este punto de vista para la autoridad de la Biblia?
La claridad de la Escritura
Cuando apelamos solo a la Escritura, también expresamos implícitamente nuestra convicción de que lo que la Escritura establece es lo suficientemente claro como para entenderlo a fin de que podamos ponerlo en práctica. Quizá los textos más difíciles de la Biblia no sean aquellos que nos desafían en nuestro conocimiento limitado. Al contrario, los textos más difíciles pueden ser aquellos que entendemos claramente, pero que a menudo nos resistimos a seguir. Niños y adultos por igual pueden entender la Biblia claramente. Sin embargo, hay un alcance infinito para las verdades de las Escrituras más allá de lo que sabemos. Por lo tanto, incluso las mentes más educadas tienen un amplio espacio para crecer en una comprensión y un conocimiento más profundos.
Las Escrituras afirman repetidamente que es lo suficientemente clara como para que la entiendan quienes la leen y la escuchan (ver Neh. 8:8; 12; Efe. 3:4; Mat. 21:42; 12:3, 5; 19:4; 22:31; Mar. 12:10, 26; Luc. 6:3). Como la Biblia es lo suficientemente clara, somos totalmente responsables de lo que hacemos o dejamos de hacer, cuando lo entendemos.
¿De qué serviría la Escritura si fuera oscura y poco clara? ¿Podría funcionar como una norma y una guía? Explica.
La Escritura interpreta la Escritura
Debido a la unidad de las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Una parte de la Escritura puede arrojar luz sobre otras partes. Por lo tanto, debemos considerar cuidadosamente los contextos históricos y literarios de las declaraciones bíblicas, en vez de simplemente agrupar los pasajes en los que aparece la misma palabra. Cuando le damos a la Escritura la oportunidad de arrojar luz sobre otras partes de la Escritura en las que se muestran las mismas ideas y palabras, debemos tener en cuenta todo lo que la Escritura dice sobre un tema determinado. Una cuidadosa comparación y estudio de las Escrituras debe tener prioridad sobre cualquier comentario o autor secundario que escriba sobre temas bíblicos o dé una interpretación de las Escrituras. Incluso Elena de White no debe usarse como un atajo para el estudio cuidadoso de la Biblia. Si bien podemos obtener información valiosa de sus comentarios, ella no puede reemplazar una investigación exhaustiva de la Biblia misma.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
No necesitamos sacerdotes ni las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia u otras autoridades que interpreten las Escrituras por nosotros. Existe el sacerdocio de todos los creyentes. Sin embargo, hay sabiduría en el conocimiento colectivo de aquellos que también estudian la Biblia. Dios también guía a mis hermanos creyentes, y una nueva luz resistirá la prueba de la investigación más profunda por parte de aquellos que también aprecian el mensaje de la Biblia. En palabras de Elena de White: “Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que se les confíe su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo. […] Nadie debe tener confianza en sí mismo, como si Dios le hubiese dado una luz especial más que a sus hermanos […]. Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón […]. Los amonesto a que desconfíen de estas cuestiones secundarias, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca es inofensivo el error. Nunca santifica, sino que siempre produce confusión y disensión” (EUD 92, 93).
¿En qué sentido corres el riesgo de crear una “nueva luz” tan absorbente que cree confusión y provoque disensión? ¿Por qué hay sabiduría al consultar con otros? ¿Qué peligro hay en aceptar “nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo” de Cristo?
Dios lo bendiga!!!
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