Lección 3: El poder del Jesús exaltado | Efesios | Escuela Sabática 3T 2023
Lección 1: Para el 15 de julio de 2023
EL PODER DEL JESÚS EXALTADO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 1:15–23; 3:14–21; 1 Tesalonicenses 5:16–18; Deuteronomio 9:29; 1 Corintios 15:20–22; Salmo 110:1.
PARA MEMORIZAR:
Mediante el Espíritu Santo, los creyentes pueden conocer “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos, según la acción de su potencia. Ese poder Dios lo ejerció en Cristo cuando lo resucitó de los muertos, y lo sentó a su diestra en los cielos” (Efe. 1:19, 20).
Los seres humanos, al parecer, siempre buscan más poder. El fabricante
de automóviles Devel Motors, por ejemplo, mostró el prototipo de su
Devel Sixteen, un vehículo con un motor de 16 cilindros y 12,3 litros que
produce más de 5.000 caballos de fuerza. O, si eso no es suficiente, considera
el semirremolque Peterbilt, que ostenta tres motores a reacción Pratt & Whitney
J34–48. Con 36.000 caballos de fuerza, el camión recorre 400 metros en
6,5 segundos y habitualmente alcanza los 600 km/h antes de desplegar sus
dos paracaídas.
En contraste, Pablo ora para que los creyentes de Éfeso, bajo la tentación de admirar los diversos poderes y deidades de su cultura, experimenten mediante el Espíritu Santo la inmensidad del poder que Dios pone a su disposición en Cristo. Este poder divino no se mide en caballos de fuerza ni en magia, sino que se verifica en cuatro eventos de la historia de la salvación que transforman el Cosmos: (1) la resurrección de Jesús; (2) su exaltación en el Trono de Dios; (3) todas las cosas están subordinadas a Cristo; (4) Cristo es entregado a la iglesia como su Cabeza (Efe. 1:19–23).
Los creyentes pueden, entonces, comenzar a comprender y experimentar el vasto alcance del poder que Dios ejerce en favor de ellos.
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- Notas de EGW - Sábado
- El Salvador anhela darnos una bendición mayor que la que solicitamos; y dilata la respuesta a nuestra petición a fin de poder mostrarnos el mal que hay en nuestro corazón y nuestra profunda necesidad de su gracia. Desea que renunciemos al egoísmo que nos induce a buscarle. Confesando nuestra impotencia y acerba necesidad, debemos confiarnos completamente a su amor…
Nuestra fe en Cristo no debe estribar en que veamos o sintamos que él nos oye. Debemos confiar en sus promesas. Cuando acudimos a él con fe, toda petición alcanza al corazón de Dios. Cuando hemos pedido su bendición, debemos creer que la recibimos y agradecerle de que la hemos recibido. Luego debemos atender nuestros deberes, seguros de que la bendición se realizará cuando más la necesitemos. Cuando hayamos aprendido a hacer esto, sabremos que nuestras oraciones son contestadas. Dios obrará por nosotros “mucho más abundantemente de lo que pedimos”, “conforme a las riquezas de su gloria”, y “por la operación de la potencia de su fortaleza”. Efesios 3:20, 16; 1:19 (El Deseado de todas las gentes, p. 200).
Todos los seres creados subsisten por la voluntad y el poder de Dios. Reciben la vida del Hijo de Dios. Por capaces y talentosos que sean, por notables que sean sus dones, reciben nueva provisión de vida de parte de la Fuente de toda vida. Él es el manantial de la vida. Solamente “el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible”, y que es “la vida” pudo decir: “Yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar” (1 Timoteo 6:16; Juan 14:6; 10:17, 18)…
Todos los que son uno con Cristo, por fe en él adquieren experiencia que será vida para vida eterna…: “La vida que yo tengo la tendrán también ustedes” (Juan 14:19, LPH).
Cristo se identificó con los seres humanos, para que ellos pudieran ser uno en Espíritu y vida con él. En virtud de esta unión a obediencia a la Palabra de Dios, su vida llega a ser la vida de ellos (Mi vida hoy, p. 299).
El poder de la piedad casi ha dejado de existir en nuestras iglesias. ¿A qué se debe esto? El Señor aun espera derramar su gracia; no ha cerrado las ventanas de los cielos. Nosotros nos hemos separado de él. Necesitamos fijar el ojo de la fe sobre la cruz y creer que Jesús es nuestra fuerza, nuestra salvación…
Lo que falta es la fe. Dios posee abundancia de gracia y poder que esperan ser reclamados por nosotros; pero la razón porque no sentimos nuestra gran necesidad es que nos miramos a nosotros mismos y no a Jesús. No exaltamos a Jesús y no confiamos enteramente en sus méritos (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 156).
ORACIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS
Motivado por la noticia de que los creyentes de Éfeso están prosperando en la fe en Jesús y en el amor mutuo (noticias que quizá le haya transmitido Tíquico, Efe. 6:21, 22), Pablo les informa cómo ora por ellos.
Compara las dos reseñas de oración de Pablo en Efesios (Efe. 1:15–23; 3:14–21). ¿Qué temáticas comparten las dos reseñas?
A veces, nuestro tono predeterminado al orar puede ser lastimero, al lamentarnos por este desafío o aquel problema. Las reseñas de oración de Pablo en Efesios sugieren que la acción de gracias es la lengua madre de la oración. Reunimos las bendiciones de Dios y le agradecemos por ellas. Intentamos percibir a Dios obrando en circunstancias difíciles y lo alabamos por su presencia transformadora en nuestra vida. Al celebrar la gracia y el poder del Jesús exaltado (Efe. 1:20–23), le agradecemos por bendecir a nuestro círculo de influencia. Este es el secreto transformador de Pablo para la oración: la oración es la clave de la alabanza y la acción de gracias.
Pablo también dijo: “No ceso de dar gracias por ustedes, recordándolos en mis oraciones” (Efe. 1:16; ver también Fil. 1:3, 4; 1 Tes. 1:2; 5:16–18).
¿Qué significa realmente “Oren sin cesar” (1 Tes. 5:17)? No puede significar que siempre estemos arrodillados delante de Dios en oración. Significa que, al ser bendecidos por el Espíritu de Dios, avanzamos por la vida con el corazón abierto a la presencia y el poder de Dios, buscando señales para darle gracias. Significa la disposición a procesar los problemas de la vida en la presencia de Dios, y buscar el consejo divino a medida que experimentamos las idas y vueltas de la vida. Significa vivir no alejados de Dios sino comprometidos con él, siempre abiertos a la conducción divina.
Con demasiada frecuencia vemos la oración como una sutileza, un complemento del discipulado para valernos de él cuando sea conveniente. Pablo ilustra un concepto diferente. Pablo se toma en serio la tarea de orar por los creyentes de Éfeso, y lo hace dando gracias por ellos (Efe. 1:16; comparar con Efe. 1:3–14) e intercediendo por ellos (Efe. 1:17–23; comparar con Efe. 3:14–21). Para el apóstol, la oración es una tarea fundamental, e incluso la tarea primordial de la fe cristiana. Estos versículos brindan un llamado conmovedor a la oración, una invitación a considerar nuestro propio “ministerio de oración” teniendo en cuenta la vocación de Pablo de orar.
■ ¿Por qué es importante agradecer siempre a Dios en oración por lo que tienes que agradecer?
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- Notas de EGW - Domingo
- ¿Acaso no tenemos sobradas razones para hablar de la bondad de Dios y de su poder? Cuando nuestros amigos son bondadosos con nosotros, consideramos que es un privilegio corresponderles. ¡Con cuánta mayor razón deberíamos darle las gracias al Amigo de quien hemos recibido “toda buena dádiva y todo don perfecto” (Santiago 1:17)! Cultivemos pues en todas las iglesias el agradecimiento a Dios. Eduquemos nuestros labios para alabar a Dios en el círculo familiar. Nuestras dádivas y ofrendas deben declarar nuestra gratitud por los favores que recibimos diariamente. En todo deberíamos revelar el gozo del Señor y dar a conocer el mensaje de la gracia salvadora de Dios…
El corazón de los que manifiestan los atributos de Cristo irradia amor celestial, porque están impregnados de gratitud… Exaltemos a Jesús; exaltemos al Hombre del Calvario en nuestras oraciones y alabanzas (My Life Today, p. 170; parcialmente en Mi vida hoy, p. 174).
Para guardar el corazón debemos ser constantes en la oración e incansables en las peticiones en procura de ayuda ante el trono de la gracia. Los que toman el nombre de cristianos debieran acudir a Dios suplicando ayuda con fervor y humildad. El Salvador nos ha dicho que oremos sin cesar. El cristiano no puede estar siempre en una posición que indique que está orando, pero puede elevar constantemente sus pensamientos y deseos. Nuestra confianza propia se desvanecería si habláramos menos y oráramos más…
Para guardar el corazón debemos ser constantes en la oración e incansables en las peticiones en procura de ayuda ante el trono de la gracia. Los que toman el nombre de cristianos debieran acudir a Dios suplicando ayuda con fervor y humildad. El Salvador nos ha dicho que oremos sin cesar. El cristiano no puede estar siempre en una posición que indique que está orando, pero puede elevar constantemente sus pensamientos y deseos. Nuestra confianza propia se desvanecería si habláramos menos y oráramos más (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 3, p. 1175).
El alabar a Dios de todo corazón y con sinceridad, es un deber igual al de la oración. Hemos de mostrar al mundo y a los seres celestiales que apreciamos el maravilloso amor de Dios hacia la humanidad caída, y que esperamos bendiciones cada vez mayores de su infinita plenitud. Mucho más de lo que hacemos, debemos hablar de los preciosos capítulos de nuestra vida cristiana. Después de un derramamiento especial del Espíritu Santo, aumentarían grandemente nuestro gozo en el Señor y nuestra eficiencia en su servicio, al repasar sus bondades y sus maravillosas obras en favor de sus hijos.
Estas prácticas rechazan el poder de Satanás. Excluyen el espíritu de murmuración y queja, y el tentador pierde terreno. Fomentan aquellos atributos del carácter que habilitarán a los habitantes de la tierra para las mansiones celestiales.
Un testimonio tal tendrá influencia sobre otros. No se puede emplear un medio más eficaz para ganar almas para Cristo (Palabras de vida del gran Maestro, p. 241).
EXPERIMENTAR LA PERCEPCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
“No ceso de dar gracias por ustedes, recordándolos en mis oraciones; y pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación para que lo conozcamos mejor” (Efe. 1:16, 17).
Al reseñar sus oraciones, Pablo registra una petición central que presenta ante el Trono de Dios. Él ya ha constatado que el Espíritu Santo ha llegado a la vida de los creyentes al momento de su conversión (Efe. 1:13, 14). Ahora Pablo ora por una nueva bendición del Espíritu para que les dé la necesaria percepción espiritual en pro de una comprensión más profunda de Jesús (“…para que lo conozcamos mejor”, Efe. 1:17).
Pablo ora para que el Espíritu Santo dé una perspectiva especial a los creyentes, ¿sobre qué tres temas? Ver Efesios 1:17 al 19.
1. Cuando Pablo ora para que ellos se percaten de “la esperanza a que fueron llamados” (Efe. 1:18), ora con el fin de que estén atentos a las intervenciones pasadas que Dios ya ha realizado para su salvación (Efe. 1:3–9, 11–13) y al glorioso futuro que él ha ideado para ellos (Efe. 1:10, 14).
2. Cuando ora para que perciban “la riqueza de su gloriosa herencia en los santos” (Efe. 1:18), tiene en mente la idea veterotestamentaria de los creyentes como herencia de Dios (Deut. 9:29; 32:9; Zac. 2:12, comparar con Efe. 1:11). Desea que sepan que no solo poseen una herencia de Dios, sino además son la herencia de Dios, y Pablo quiere que entiendan su valor para Dios.
3. Cuando Pablo ora pidiendo percepción espiritual acerca de “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos” (Efe. 1:19), imagina al Espíritu Santo, que trae una nueva comprensión de la inmensidad del poder de Dios y lo lleva a la práctica en la vivencia de ellos.
4. En todas estas oraciones, Pablo anhela que esta gente experimente personalmente lo que se le ha dado en Jesús.
■ ¿Cómo puedes vivenciar mejor “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos”? ¿Qué significa esto en la vida diaria?
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- Notas de EGW - Lunes
- Aquí se revelan las alturas de las realizaciones que podemos alcanzar mediante la fe en las promesas de nuestro Padre celestial, cuando cumplamos sus requerimientos. Tenemos acceso al trono de poder infinito mediante los méritos de Cristo. “El que aun a su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32…
Es el misterio de Dios en la carne, Dios en Cristo, la divinidad en la humanidad. Cristo se inclinó con una humildad sin paralelo, para que en su exaltación al trono de Dios también pudiera exaltar a aquellos que creen en él a un lugar con él en su trono…
“Mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”, se nos dará “el Espíritu de sabiduría y la revelación para su conocimiento” (Efesios 1:17), para que seamos capaces de “comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longitud y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento”, para que seamos “llenos de toda la plenitud de Dios” (Nuestra elevada vocación, p. 368).
Lo que necesitamos es conocer por experiencia a Dios y el poder de su amor como se revelan en Cristo. Debemos escudriñar las Escrituras diligentemente y con oración; nuestro entendimiento debe ser vivificado por el Espíritu Santo, y nuestro corazón debe elevarse a Dios con fe y esperanza y continua alabanza.
Por los méritos de Cristo, por su justicia que nos es imputada por la fe, debemos alcanzar la perfección del carácter cristiano. Se presenta nuestra obra diaria y de cada hora en las palabras del apóstol: “Puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesús”. Hebreos 12:2. Mientras hagamos esto, nuestro intelecto se esclarecerá, nuestra fe se fortalecerá y se confirmará nuestra esperanza; nos embargará de tal manera la visión de su pureza y hermosura, y el sacrificio que ha hecho para ponernos de acuerdo con Dios, que no tendremos disposición para hablar de dudas y desalientos.
La manifestación del amor de Dios, su misericordia y su bondad, y la obra del Espíritu Santo en el corazón para iluminarlo y renovarlo, nos colocan por la fe en una relación tan íntima con Cristo que, teniendo un claro concepto de su carácter, podemos discernir los magistrales engaños de Satanás. Mirando a Jesús, y confiando en sus méritos, nos apropiamos las bendiciones de la luz, de la paz y del gozo en el Espíritu Santo. Y en vista de las grandes cosas que Cristo ha hecho en nuestro favor, estamos listos para exclamar: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1 (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 694, 695).
PARTICIPAR DEL PODER DE LA RESURRECCIÓN
En los versículos restantes de la reseña, Efesios 1:20 al 23, Pablo amplía la tercera temática de conocimiento que espera que el Espíritu Santo infunda en los creyentes: la inmensidad del poder de Dios, que él ejerce en favor de ellos. Comienza señalando dos eventos de la historia de la salvación como las principales ilustraciones del poder de Dios: (1) la resurrección de Jesús de entre los muertos; (2) la exaltación de Jesús al Trono cósmico (Efe. 1:20).
¿Cómo se expresa el poder de Dios mediante la resurrección de Jesús? Efesios 1:20; 1 Corintios 15:20–22; Filipenses 3:8–11; Hebreos 13:20, 21; 1 Pedro 1:3.
La resurrección de Jesús es una creencia innegociable de la fe cristiana (1 Cor. 15:14, 17). Debido a que Cristo resucitó, los creyentes fieles esperan la gran resurrección futura a la vida eterna en la venida de Cristo (1 Cor. 15:20–23). Debido a que Cristo resucitó, nosotros podemos acudir a él hoy para obtener todas las bendiciones del evangelio, incluyendo la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida.
La imagen de que Dios “lo sentó [a Cristo] a su diestra” (Efe. 1:20) proviene del Salmo 110:1, el pasaje citado con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento (todos los pasajes anteriormente citados parecen estar inspirados en él). La exaltación de Cristo tiene un alto perfil en Efesios. Los creyentes están “sent[ados] en el cielo con Cristo Jesús” (Efe. 2:6). Además, Pablo se refiere a la ascensión de Cristo como un preludio: Cristo llenará todas las cosas y le dará dones a la iglesia (ver Efe. 4:8–11).
En Efesios 4:8 al 11, Pablo nos advierte acerca de adoptar una imagen meramente estática de Cristo en el Trono del Padre, y en cambio nos presenta “la dinámica imagen neotestamentaria del Cristo exaltado que sale mediante su Espíritu por todo el mundo, venciendo y para vencer” (F. F. Bruce, The Epistles to the Colossians, to Philemon, and to the Ephesians [Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1984], p. 133). Entonces Pablo presenta la exaltación/coronación de Cristo no simplemente como una ilustración del poder divino ofrecido a los creyentes, sino como la fuente de ese poder.
■ ¿Cuáles son las formas en que necesitamos del poder de Cristo en nuestra vida, y cómo podemos aprovechar mejor ese poder? ¿Qué prácticas podrían impedir que accedamos a ese poder?
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- Notas de EGW - Martes
- [E]l Salvador salió de la tumba por la vida que había en él. Quedó probada la verdad de sus palabras: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar… Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”. Entonces se cumplió la profecía que había hecho a los sacerdotes y príncipes: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. Juan 10:17, 18; 2:19.
Sobre la tumba abierta de José, Cristo había proclamado triunfante: “Yo soy la resurrección y la vida”. Únicamente la Divinidad podía pronunciar estas palabras. Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios. Son receptores dependientes de la vida de Dios. Desde el más sublime serafín hasta el ser animado más humilde, todos son renovados por la Fuente de la vida. Únicamente el que es uno con Dios podía decir: Tengo poder para poner mi vida, y tengo poder para tomarla de nuevo. En su divinidad, Cristo poseía el poder de quebrar las ligaduras de la Muerte (El Deseado de todas las gentes, p. 729).
Acude a Cristo para recibir alivio. Aférrate de él. Persevera lo suficiente como para someter tu voluntad a la de Dios. Muchos están demasiado apurados para orar. Con pasos apresurados avanzan a la sombra de la amante presencia de Cristo, para detenerse tal vez unos pocos momentos en el sagrado recinto, pero sin esperar su consejo. No toman tiempo para sentarse, no toman tiempo para demorar con el Maestro divino. Con todas sus cargas, vuelven a su trabajo.
Concentra tus pensamientos en el Salvador. Apártate del bullicio del mundo y siéntate a la sombra de Cristo. Tienes que hacerlo para recibir las ricas bendiciones que espera concederte. Dedica tus pensamientos a cosas elevadas y santas. Entonces, en medio de la actividad del trabajo y el conflicto diario, se renovará tu fortaleza spiritual (This Day With God, p. 154; parcialmente en Cada día con Dios, p. 152).
No hay hombre viviente que tenga facultad o capacidad alguna que no haya recibido de Dios, y la fuente de la cual vino está abierta para el más débil ser humano. Si se acerca a Dios, la inagotable fuente de fortaleza, se dará cuenta de que el Señor cumple su promesa… “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis”…
El Espíritu Santo espera para dar ayuda a toda alma creyente, y Jesús declara: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Sean fuertes los que creen en Jesús, hombres de oración y plenos de confianza en el poder de Cristo para salvar. “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Testimonios para los ministros, pp. 379, 380.
CRISTO SOBRE TODOS LOS PODERES
Pablo ha celebrado la exaltación de Jesús, quien ahora se sienta con el Padre en el Trono cósmico. Luego de definir la posición de Cristo en relación con el Padre (“lo sentó a su diestra en los cielos”, Efe. 1:20), Pablo vuelve a la relación de Jesús con “todo [...] poder”. Como corregente con el Padre, Jesús está “muy por encima” de todos ellos (Efe. 1:21, RVC).
Compara la mención que hace Pablo de los poderes espirituales del mal en Efesios 1:21; 2:2; y 6:12. ¿Por qué crees que Pablo está tan interesado en estos poderes?
Hechos 19:11 al 20, con su historia de los siete hijos de Esceva, ilustra que Éfeso, en la época de Pablo, era un centro de artes mágicas. “La característica primordial de la práctica de la magia en todo el mundo helénico era el reconocimiento de un mundo espiritual que ejercía influencia sobre prácticamente todos los aspectos de la vida. El objetivo del mago era discernir entre los espíritus útiles y los dañinos, y aprender las distintas operaciones y sobre las fuerzas y las autoridades relativas de los espíritus. Con esta información, se podían armar métodos (con fórmulas habladas o escritas, amuletos y demás) para manipular a los espíritus en beneficio de la persona. Con la fórmula adecuada, se podía curar una enfermedad inducida por el espíritu, [o] se podía ganar una carrera de carros” (Clinton E. Arnold, Power and Magic: The Concept of Power in Ephesians, p. 18).
El interés por mencionar deidades y poderes en hechizos era una característica de la vida religiosa de Éfeso (ver Hech. 19:13); e incluso de algunos en la actualidad. Pablo desea aclarar la relación entre Cristo y “todo [...] poder”: Jesús exaltado está “sobre todo principado, autoridad, poder y señorío” (Efe. 1:21).
Solo para asegurarse de que su audiencia entendiera que no hay poder fuera de la soberanía de Jesús, agrega una alusión a la práctica de reunir los nombres de las deidades en hechizos: “Y sobre todo nombre que se nombra” (Efe. 1:21). Al pasar de la dimensión espacial a la temporal, Pablo enfatiza la cronología ilimitada del reinado exaltado de Jesús. Su gobierno por encima de todos los poderes se aplica “no solo en este siglo sino aún en el venidero” (Efe. 1:21).
■ ¿Cuáles son algunas de las manifestaciones actuales de estas mismas fuerzas malignas y cómo podemos asegurarnos de no quedar atrapados en ninguna de ellas?
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- Notas de EGW - Miércoles
- “Cristo es la cabeza de todo varón”. Dios, quien puso todas las cosas bajo los pies del Salvador, “diolo por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que hinche todas las cosas en todos”. 1 Corintios 11:3; Efesios 1:22, 23. La iglesia está edificada sobre Cristo como su fundamento; ha de obedecer a Cristo como su cabeza. No debe depender del hombre, ni ser regida por el hombre. Muchos sostienen que una posición de confianza en la iglesia les da autoridad para dictar lo que otros hombres deben creer y hacer. Dios no sanciona esta pretensión (El Deseado de todas las gentes, p. 382).
Los primeros cristianos estaban llamados a menudo a hacer frente cara a cara a las potestades de las tinieblas. Por medio de sofistería y persecución el enemigo se esforzaba por apartarlos de la verdadera fe. Ahora, cuando el fin de las cosas terrenales se acerca rápidamente, Satanás realiza desesperados esfuerzos por entrampar al mundo. Inventa muchos planes para ocupar las mentes y apartar la atención de las verdades esenciales para la salvación. En todas las ciudades sus agentes están organizando empeñosamente en partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. El gran engañador está tratando de introducir elementos de confusión y rebelión, y los hombres se están enardeciendo con un celo que no está de acuerdo con su conocimiento.
La maldad está llegando a un grado jamás antes alcanzado; no obstante, muchos ministros del evangelio claman: “Paz y seguridad”. Pero los fieles mensajeros de Dios han de seguir rápidamente adelante con su obra. Vestidos con la armadura celestial, han de avanzar intrépida y victoriosamente, sin cejar en su lucha hasta que toda alma que se halle a su alcance haya recibido el mensaje de verdad para este tiempo (Los hechos de los apóstoles, pp. 178, 179).
En esta hora de suma gravedad, David, en lugar de permitir que su mente se espaciara en esas circunstancias dolorosas, imploró vehementemente la ayuda de Dios. “Se esforzó en Jehová su Dios”. Repasó su vida agitada por tantos acontecimientos. ¿En qué circunstancias le había abandonado el Señor? Su alma se refrigeró recordando las muchas evidencias del favor de Dios… “En el día que temo, yo en ti confío” (Salmo 56:3), fue lo que expresó su corazón. Aunque no acertaba a discernir una salida de esta dificultad, Dios podía verla, y le enseñaría lo que debía hacer…
Todos los poderes terrenales están bajo el dominio del Ser Infinito. Al soberano más poderoso, al opresor más cruel, les dice: “Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante”. Job 38:11. El poder de Dios se ejerce constantemente para contrarrestar los agentes del mal. Obra de continuo entre los hombres, no para destruirlos, sino para corregirlos y preservarlos (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 749, 750).
JESÚS, TODAS LAS COSAS Y SU IGLESIA
Los primeros cristianos vieron en el Salmo 110:1 una profecía de la exaltación de Jesús: “ ‘Dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” ’ ”. Leían el Salmo 8 de la misma manera, que afirma, hablando de Dios: “Todo pusiste bajo sus pies” (Sal. 8:6), los pies del “Hijo del hombre” (Sal. 8:4). Si bien creían que tenían sobre sus cabezas los poderes de las tinieblas en las regiones celestes, que amenazaban con subyugarlos, se aferraban a la verdad de que esos poderes estaban bajo los pies de Cristo.
Observa con atención que, luego de haber “someti[do] todas las cosas bajo sus pies [de Jesús]”, el Padre “lo constituyó por cabeza suprema de la iglesia” (Efe. 1:22; comparar con “lo dio como cabeza de todo a la iglesia”, NVI). Si bien “todas las cosas” es un término universal e inclusivo, Pablo todavía tiene en mente “todo [...] poder”, de Efesios 1:21. Todas las cosas, incluyendo los poderes cósmicos, sobrenaturales y espirituales, están bajo los pies de Cristo, subordinados a él.
¿Qué beneficios ofrece a su iglesia la exaltación de Cristo al Trono cósmico y su gobierno sobre todas las cosas en el Cielo y en la Tierra? Efesios 1:22, 23.
Dios ha dado la victoria a Cristo sobre todos los poderes del mal. La iglesia, estrechamente identificada con Cristo, quien le provee todo lo que necesita, tiene garantizada la victoria sobre esos enemigos. El poder de Dios, manifestado en la resurrección de Cristo y en su exaltación sobre todo poder cósmico, se ha activado para la iglesia. Dios dio a la iglesia al Cristo victorioso, y esta iglesia está tan unida a él que se la llama el cuerpo de Cristo.
¿Cómo podemos los creyentes conocer al Cristo exaltado y experimentar el poder de Dios en nuestra vida? Pablo no menciona directamente ningún mecanismo ni estrategia para que esto ocurra. Sin embargo, es sugerente el hecho de que el pasaje sea parte de una “reseña de oración”. Pablo cree que Dios contestará su oración. Confirma la eficacia de celebrar el poder de Dios revelado en Cristo, en la misma presencia de Dios, y de pedir que se active en la vida de los creyentes.
■ ¿Cuál ha sido tu experiencia con el poder de la oración? Es decir, no solo las oraciones contestadas sino la oración en general, y ¿cómo nos acerca la oración a Dios y al poder que nos ofrece Jesús?
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- Notas de EGW - Jueves
- Esperamos demasiado poco y recibimos de acuerdo con nuestra fe. No debemos aferrarnos a nuestros propios caminos, nuestros propios planes, nuestras propias ideas; hemos de ser reformados por la renovación de nuestras mentes para que podamos demostrar cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta. Debemos vencer los pecados que nos acosan y derrotar los hábitos perversos. Las disposiciones y sentimientos inclinados al mal han de ser extirpados, para dar paso a caracteres y emociones santas, engendrados en nosotros por el Espíritu del Señor…
Por lo tanto, aferrémonos a este maravilloso poder por medio de una fe viva, orando y creyendo, confiando y trabajando. Entonces Dios hará lo que solo él puede hacer…
Entreguémonos a Jesús para ser moldeados y formados por él de modo que podamos ser hechos vasijas de gloria. Las tentaciones, las ideas, los sentimientos, todo debe rendirse a los pies de Cristo. Entonces el alma está preparada para escuchar las palabras divinas de instrucción. Jesús les dará a beber del agua que fluye del río de Dios. Bajo la apacible y suavizante influencia de su Espíritu, su frialdad e indiferencia desaparecerán. Cristo será en ustedes un manantial de agua que manará para vida eterna (Alza tus ojos, p. 216).
La oración de fe es la gran fortaleza del cristiano y ciertamente prevalecerá contra Satanás. Por eso él insinúa que no necesitamos orar. Él detesta el nombre de Jesús, nuestro Abogado; y cuando acudimos sinceramente a él en busca de ayuda, la hueste satánica se alarma. Cuando descuidamos la oración actuamos de acuerdo con su propósito, porque entonces sus maravillas mentirosas se reciben con más facilidad. Lo que no logró cumplir con la tentación de Cristo, lo realiza estableciendo sus tentaciones engañosas delante de los seres humanos (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 267).
La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder espiritual. No puede ser sustituida por ningún otro medio de gracia, y conservar, sin embargo, la salud del alma. La oración pone al corazón en inmediato contacto con la Fuente de la vida, y fortalece los tendones y músculos de la experiencia religiosa. Descuídese el ejercicio de la oración, u órese irregularmente, de vez en cuando, según parezca propio, y se perderá la fortaleza en Dios. Las facultades espirituales perderán su vitalidad, la experiencia religiosa carecerá de salud y vigor.
Es únicamente en el altar de Dios donde podemos encender nuestras antorchas con fuego divino. Será únicamente la luz divina la que revelará la pequeñez, la ineptitud de la capacidad humana, y la que dará una clara visión de la perfección y pureza de Cristo. Es únicamente contemplando a Jesús como llegamos a desear ser semejantes a él; es únicamente al ver su justicia, como sentimos hambre y sed de poseerla; y únicamente cuando pidamos en oración ferviente nos otorgará Dios el deseo de nuestro corazón (Obreros evangélicos, p. 268).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Estudia estas dos descripciones de la exaltación de Cristo en los escritos
de Elena de White:
“Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en
medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto terminó esta ceremonia,
el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y
Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el
Padre, desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación
del cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial.
De acuerdo con su promesa, había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus
seguidores como prueba de que, como sacerdote y rey, había recibido toda
autoridad en el cielo y en la tierra, y era el Ungido sobre su pueblo” (Los hechos
de los apóstoles, p. 31).
“Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: ‘Adórenlo todos los ángeles de Dios’ (Heb. 1:6).
“Con gozo inefable, los principados y las potestades reconocen la supremacía del Príncipe de la vida. La hueste angélica se postra delante de él, mientras el alegre clamor llena todos los atrios del Cielo: ‘¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!’ (Apoc. 5:12).
“Los cantos de triunfo se mezclan con la música de las arpas angelicales, hasta que el cielo parece rebosar de gozo y alabanza. El amor ha vencido. Lo que estaba perdido se ha hallado. El cielo repercute con voces que en armoniosos acentos proclaman: ‘¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!’” (Apoc. 5:13)” (El Deseado de todas las gentes, p. 790).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Reflexiona sobre el “ahora” y el “todavía no” de la exaltación de Jesús. ¿En qué sentido Jesús ya es el Señor de “todas las cosas”, con los poderes demoníacos subordinados a él, es decir, el “ahora”? Y ¿en qué sentido su pleno reinado sobre todas las cosas apunta hacia el futuro, el “todavía no”? (Ver 1 Cor. 15:24–28.)
2. ¿En qué medida vives a la luz del gobierno de Cristo sobre todas las cosas? O ¿hasta qué punto vives bajo la autoridad de estos otros poderes, los poderes caídos, cuya autoridad se está desvaneciendo de todos modos? ¿Cómo sabes cuál es cuál y cómo puedes escapar de las fuerzas del mal que, aunque innegablemente están derrotadas, todavía prevalecen en nuestro mundo?
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- Notas de EGW - Viernes
- -Mi vida hoy, 16 de junio, “Gratitud y alabanza”, p. 175;
-A fin de conocerle, 22 de diciembre, “En el umbral de la eternidad”, p. 360.
Dios lo bendiga!!!
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MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
Lección 3 -
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Efesios 1:19, 20
Enfoque del estudio: Efesios 1:15-23; 3:14-21; Salmo 110:1; 1 Tesalonicenses 5:16-18; Deuteronomio 9:29; 1 Corintios 15:20-22.
Introducción:
Después de resumir y de alabar a Dios por su plan de salvación en Cristo, Pablo asegura a sus hermanos y hermanas de Éfeso que está orando para que sigan viviendo la salvación mediante el ministerio del Espíritu Santo en su vida (Efe. 1:15-23). Pablo pide al Padre que les dé a los efesios (1) la experiencia de conocer a Dios mediante su revelación, (2) la esperanza que emana del llamado y las promesas de Dios, y (3) fe, para que puedan experimentar el poder infinito del Señor Jesucristo (Efe. 1:17-19).
El poder de Cristo se manifiesta de dos maneras. Primeramente, experimentamos el poder de Cristo mediante su resurrección. Resucitamos espiritualmente a la nueva vida en Cristo aquí y ahora y tenemos la promesa de la futura resurrección final para vida eterna. En segundo lugar, experimentamos el poder de Cristo mediante su ascensión, ya que se sienta en el Trono del universo como Dios, nuestro Dios, y nos bendice desde los Cielos, es decir, desde el Santuario celestial. Cristo Jesús creó el universo y todos sus poderes físicos y espirituales; por lo tanto, todos están subordinados a él. Los poderes espirituales rebeldes que reclamaron transitoriamente el dominio sobre la Tierra también están subordinados a él.
Además, saber que Jesús ascendió al Trono de Dios ya nos hace herederos y miembros de los Cielos en él. ¡En Cristo, todas las cosas del universo son nuestras! Un día, nosotros también ascenderemos físicamente a esos lugares celestiales y nos uniremos al universo para alabar a Dios alrededor de su Trono (Apoc. 4:1-4, 8-11; 5:6, 9-14; 15:2-4).Temática de la lección:
La lección de esta semana destaca tres temas principales:
• Las oraciones de alabanza y acción de gracias son esenciales para la vida del cristiano.
• Para el cristiano, es indispensable experimentar el poder transformador de Cristo y del Espíritu Santo en su vida.
• Como verdaderos cristianos, al conocer y experimentar el poder de Cristo, podemos vivir libremente nuestra vida en él sin temer a los poderes rebeldes de este mundo.Parte II: COMENTARIO
“Por tanto”
A lo largo de la Epístola a los Efesios, Pablo utiliza varias expresiones concluyentes, tales como: dia touto (Efe. 1:15; 5:17; 6:13; que significa “a través de”, “debido a”, “a causa de”); dio (Efe. 2:11; 3:13; 4:25; 5:14; que significa “por lo cual”, “en razón de lo cual”, “por lo tanto”); oun (Efe. 4:1; 5:1, 7; 6:14, que significa “por lo tanto”, “entonces”); y touto charin (Efe. 3:1, 14, que significa “a favor de”, “por el placer de”, “a causa de”, “por razón de”, “debido a”).
En Efesios 1:11 al 14, Pablo resume la esencia del evangelio, la plataforma sobre la que coloca su teología “por esta causa” (Efe. 1:15, NVI) y muestra la relación del evangelio con la iglesia (Efe. 1:15-23), que está compuesta de “santos” (Efe. 1:15, 18). Los cristianos, o los santos, son aquellos que tienen fe en Jesús (Efe. 1:15), tienen “espíritu de sabiduría y de revelación” para conocer a Dios (Efe. 1:17) y han sido iluminados para conocer el llamado de Cristo, la herencia que quiere darnos y el superpoder de su resurrección (Efe. 1:18, 19). Estos santos son la iglesia, o el cuerpo de Cristo (Efe. 1:22, 23). Este ejemplo de la teología “por esta causa” de Pablo es la esencia de la iglesia.
La iglesia está edificada sobre el evangelio que Pablo acaba de describir en Efesios 1:1 al 15. El resto de la Epístola a los Efesios trata de la iglesia. Pero esta es una iglesia que está edificada sobre la comprensión adecuada del evangelio, el evangelio de Pablo, como él lo expresa en otro lugar (Rom. 2:16; 16:25; 2 Tim. 2:8). Como se ha señalado, en Éfeso todo se definía relacionándolo con otra cosa. En el contexto cosmopolita de Éfeso, era muy fácil que la identidad se amoldara a la cultura de Éfeso, al familiarizarse religiosa o filosóficamente con otras religiones y filosofías. Pero Pablo es inflexible aquí: el fundamento de la iglesia, la identidad de la iglesia, está moldeada por el evangelio, por el evangelio de Dios, o el plan de Dios que él estableció antes de la fundación del mundo y que ahora reveló en Jesucristo. La iglesia, su identidad, su mensaje y su misión no es una idea cultural evolutiva. La iglesia es el resultado del plan de Dios, de la obra de Dios en el mundo para salvar a los pecadores y a la humanidad.La iglesia, la revelación y la filosofía
Pablo ora por su iglesia (Efe. 1:16, 18), dando gracias a Dios por obrar en ella. Específicamente, Pablo agradece a Dios por su obra de iluminar a la iglesia mediante los dones de la sabiduría y la revelación (Efe. 1:17, 18). Esta oración devela dos aspectos principales de la naturaleza de la iglesia.
En primer lugar, la iglesia está edificada sobre la revelación de Dios, no sobre la filosofía humana. Aunque Pablo era muy versado en filosofía (Hech. 17:28), se negó a poner una piedra filosofal en los cimientos de la iglesia. Para él, la iglesia debía edificarse, no sobre la sabiduría y la retórica humanas, sino sobre el “testimonio de Dios”, su revelación en el Jesucristo crucificado, y sobre la “manifestación del Espíritu y de poder” (1 Cor. 2:1-5). Sin embargo, esta noción no significa que la sabiduría no se vincule con la edificación de la iglesia.
Al contrario, la iglesia se construye sobre la sabiduría, pero “no sabiduría de este mundo, ni de los príncipes de este mundo [...] sino [...] la sabiduría escondida de Dios, que estaba oculta, y que desde el principio Dios destinó para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este mundo conoció” (1 Cor. 2:6-8). Por eso Pablo advierte a los colosenses que se cuiden para “que nadie los engañe por medio de filosofías y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, [...] y no según Cristo” (Col. 2:8; ver también Juan 1:12, 13; 1 Cor. 1:20-27; 3:19; 1 Tim. 6:20, 21).
Esta actitud hacia la filosofía no implica que Dios, Pablo ni el cristianismo rechacen la lógica ni la razón; al contrario, la razón es una de las habilidades o atributos humanos más elevados con los que Dios nos dotó cuando creó a la humanidad a su imagen. Lo que Pablo comunica aquí es que la iglesia, o la religión cristiana, no está fundada sobre las presuposiciones ni las conclusiones de la filosofía. La filosofía clásica occidental y, recientemente, la ciencia moderna, mayormente se basan en la presuposición de que no existe una revelación divina intencional, amorosa, especial, específica y proposicional. En vez de eso, lo que postulan la filosofía occidental y la ciencia moderna es un esfuerzo humano racional, místico o psicológico, para llegar a Dios o a una esfera divina determinada. Este pensamiento es una reversión de la fe cristiana.
Pablo insiste categóricamente en que la iglesia no es, y no puede ser, el producto de la filosofía ni de la ciencia humana, ni de sus presupuestos y conclusiones. La iglesia es el resultado de la intervención directa de Dios en nuestro mundo, de su revelación en Cristo Jesús y de la revelación específica de Dios mediante las Escrituras. Por medio de Cristo y de las Escrituras, Dios llamó a la humanidad a volverse a él y a su Reino. Cuando los seres humanos responden a este llamado, se convierten en la iglesia de Dios, fundada sobre la obra directa de Jesucristo y del Espíritu Santo en nosotros. Por esta razón, una filosofía exitosa construirá su cosmovisión y sus presupuestos teniendo como referencia la revelación divina.
En segundo lugar, la iglesia no es una sociedad de dos niveles, compuesta por una élite filosófica, ilustrada e intelectual, por un lado, y gente sencilla e ignorante por el otro. Más bien, en la iglesia, todos los miembros de la iglesia son iluminados y reciben la revelación y la sabiduría de Dios. Esta idea es el fundamento cristiano de los conceptos de gracia y unidad. Los salvos, o santos, no recibieron la salvación y la revelación por su perspicacia, habilidades o esfuerzos especiales, sino por la gracia de Dios, porque es Dios quien se revela a toda la humanidad y la llama a la salvación. ¡Todos los miembros de la iglesia heredan las mismas bendiciones! Todos ellos reciben la misma revelación, la misma salvación y la misma misión. Por eso la iglesia es una y no está dividida en dos, tres o cuatro clases o niveles.Miedo a los poderes y victoria sobre ellos
Nuestro mundo está en una constante búsqueda de poder. Si pensamos en el poder como energía, vemos que las fuentes de energía están provocando tensiones constantes, e incluso guerras, en nuestro mundo.
Pero el mundo busca más que fuentes de energía. El mundo busca especialmente fuentes espirituales de poderes, poderes que le den éxito, supremacía o paz, control y plenitud para toda la vida. A medida que nos acercamos al final de la historia humana pecaminosa, consciente o inconscientemente muchos buscan poder en fuentes demoníacas. Estas fuentes demoníacas son poderes esclavizantes y destructivos. De hecho, millones de personas se dan cuenta de que estos poderes demoníacos los esclavizan, pero no pueden liberarse de estos poderes. Muchos ni siquiera conocen algún poder alternativo. Simplemente tienen miedo de estos poderes demoníacos.
Muchos otros les temen a los poderes inanimados como los terremotos, los tsunamis o los agujeros negros. Algunos les tienen miedo a los poderes de la posición de los cuerpos celestes. Algunos sienten miedo del poder del apetito personal o de la ira interior. Más recientemente, la inteligencia artificial se ha convertido en una fuente de temor para muchos.
Pero Pablo insiste en que el poder de Cristo es infinitamente superior a todos estos poderes. Cristo creó todo el universo, con todos sus poderes y fuentes de energía. Por lo tanto, todas estas fuerzas están bajo su control. Él nos creó, y puede restaurarnos y ayudarnos a controlarnos a nosotros mismos y a cualquier problema interno que nos dé miedo. Cristo creó a todos los seres angélicos, una parte de los cuales se rebeló contra Dios y se volvió demoníaca, e intenta controlar el mundo; pero Dios derrotó esa rebelión en su primera venida y finalmente destruirá su poder y a ellos mismos para siempre al final del Gran Conflicto. Incluso ahora, estos agentes demoníacos están derrotados y no pueden lograr ninguna victoria en nosotros cuando estamos en Cristo Jesús.
Por esta razón, la Iglesia Adventista del Séptimo Día sintió la necesidad de expresar esta verdad del evangelio como la creencia fundamental Nº 11, titulada “Crecer en Cristo” (ver Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, [Florida: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 2017], p. 182).Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Algunos edificios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día están cerrados durante gran parte de la semana. En cambio, los cultos de adoración divina de los sábados a veces se atiborran con elementos del programa que solo permiten un tiempo limitado para la oración individual o colectiva. Anima a los alumnos, y a la iglesia local, a elaborar un plan para transformar la iglesia, como congregación y como edificio, en una casa o espacio de oración continua para toda la comunidad y las visitas durante toda la semana.
Invita a los alumnos a pensar en formas en que sus familias y la iglesia puedan convertirse en centros donde la gente de la comunidad pueda vivenciar el poder de Cristo. ¿Cómo podrían ayudar a la comunidad a superar los diversos temores que la mantiene atada a los poderes del universo, la tecnología, a sí misma u otros seres humanos, así como a los poderes demoníacos?
Pide a los miembros de la clase que imaginen que cada uno de ellos ha sido invitado a predicar sobre la creencia fundamental 11. ¿Qué tres ideas constituirían los puntos principales de su sermón?
LECCIONES DE ESCUELA SABÁTICA DE ADULTOS - EFESIOS
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