Lección 9: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! | El Libro de Salmos | Escuela Sabática 1T 2024
Lección 9: Para el 2 de marzo de 2024
¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 23; Juan 10:11-15; Salmos 22; 89:27-32; Colosenses 1:16; Salmo 2; Hebreos 7:20-28.
PARA MEMORIZAR:
“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra angular. Obra del Señor es esto, es una maravilla a nuestros ojos” (Sal. 118:22, 23).
Los salmos dan testimonio de la persona y el ministerio de Cristo. Casi todos
los aspectos de su obra en el plan de salvación se ven en los salmos. De
diversas maneras, la vida y la obra de Cristo están prefiguradas y predichas
en ellos, a menudo con notable exactitud.
Los temas revelados en los salmos incluyen la divinidad de Cristo, su filiación divina, su obediencia, su celo por el Templo de Dios, su identidad como Buen Pastor, la traición, su sufrimiento, sus huesos que no fueron quebrados; su muerte, resurrección, ascensión, sacerdocio y realeza. Todo está allí, como se predijo muchos siglos antes de que Jesús viniera en carne y hueso.
No es de extrañar, por ejemplo, que al hablar de su ministerio Jesús citara Salmos en su conversación con los discípulos camino a Emaús (Luc. 24:44). Quería que encontraran en los salmos la prueba de quién era él.
Algunos de los salmos que tienen un cumplimiento tipológico en Cristo son Salmos 24, 45, 72 y 101 (el Rey y Juez ideal), 88 y 102 (oraciones del siervo sufriente de Dios). En todos los salmos, mediante lamentos, acciones de gracias, alabanzas y el clamor en busca de justicia y liberación de los salmistas, podemos oír los ecos de la oración de Cristo por la salvación del mundo.
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- Notas de EGW - Sábado
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EL PASTOR DIVINO Y ABNEGADO
Lee Salmos 23; 28:9; 80:1; 78:52 y 53; 79:13; y 100:3. ¿Cómo se describe en estos textos la relación entre el Señor y su pueblo?
La imagen del Señor como Pastor y del pueblo de Dios como ovejas de su prado pone de relieve la guía y el cuidado sustentador de Dios para con su pueblo, así como su dependencia de Dios para satisfacer todas sus necesidades. La imagen transmite la noción de cercanía entre Dios y su pueblo, porque los pastores vivían con sus rebaños y cuidaban de cada oveja individualmente. La imagen pastoral subraya también la propiedad de Dios sobre su rebaño, garantizada por dos fuertes vínculos: la Creación (Sal. 95:6, 7; 100:3) y el Pacto (Sal. 28:9; Heb. 13:20).
La imagen del Pastor divino que conduce a José como a un rebaño (Sal. 80:1) alude, quizás, a la bendición que Jacob le dio a José, que presenta a Dios como el Pastor de Israel, y apela así a esta gran promesa y bendición (Gén. 49:24). Los reyes eran considerados pastores de su pueblo (2 Sam. 5:2). Sin embargo, únicamente Dios merece realmente este título, porque la mayoría de los reyes humanos no estuvieron a la altura de esa vocación. Solamente el Señor lo merece, y por eso se lo llama el Buen Pastor.
Lee Juan 10:11 al 15. ¿Qué dice Jesús de sí mismo como Buen Pastor?
El vínculo íntimo entre el Pastor divino y su rebaño se aprecia en que el rebaño conoce inequívocamente la voz del Pastor (Juan 10:4, 27). Hasta el día de hoy, los pastores de Medio Oriente pueden dividir sus rebaños que se han mezclado simplemente llamando a sus ovejas, que reconocen a su pastor y siguen su voz.
A veces, el rebaño de Dios sufre diversas aflicciones, que el pueblo entiende como señal del descontento y el abandono de Dios. Sin embargo, el Buen Pastor nunca abandona a sus ovejas descarriadas, sino que las busca para salvarlas. Esta es una poderosa imagen de la relación de Dios con su pueblo. Él está dispuesto a morir por sus ovejas (Juan 10:11, 15) y, paradójicamente, a convertirse en Cordero sacrificado por ellas (Juan 1:29). Además, Jesús confirmó que llamaría a sus ovejas de otros rebaños y las uniría en un solo rebaño (Juan 10:16).
■ ¿De qué manera puedes aprovechar a diario y en la práctica lo que se nos promete al tener a Jesús como el Buen Pastor?
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- Notas de EGW - Domingo
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EL MESÍAS SUFRIENTE
Lee Salmos 22 y 118:22. ¿Cómo trataron al Mesías aquellos a quienes él había venido a salvar?
Muchos salmos expresan los sentimientos agónicos de máximo desamparo del Mesías sufriente (por ejemplo, Sal. 42; 88; 102). Salmo 22 es una profecía mesiánica directa, porque muchos detalles de este salmo no se pueden relacionar históricamente con el rey David, sino que encajan perfectamente con las circunstancias de la muerte de Cristo. Jesús oró con las palabras de Salmo 22:1 en la cruz (Mat. 27:46).
El tormento de la separación de su Padre que sufrió Cristo, a causa de que el Salvador cargó con los pecados de todo el mundo, solo puede medirse por el alcance del estrecho vínculo que tenían; es decir, su unidad sin parangón (Juan 1:1, 2; 10:30). Sin embargo, ni siquiera las profundidades del sufrimiento inexplicable pudieron romper la unidad entre el Padre y el Hijo. En su total abandono, Cristo se encomienda incondicionalmente al Padre, a pesar de las profundidades de la desesperación a las que se enfrentaba.
“Sobre Cristo como Sustituto y Garante de nosotros fue puesta la iniquidad de todos nosotros. Fue contado por transgresor, para que pudiese redimirnos de la condenación de la Ley. La culpabilidad de cada descendiente de Adán abrumó su corazón. La ira de Dios contra el pecado, la terrible manifestación de su desagrado por causa de la iniquidad, llenó de consternación el alma de su Hijo” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 701).
Las imágenes amenazantes de toros fuertes, leones rugientes y perros resaltan la crueldad y la animosidad que soportó Cristo (a quien se compara con un gusano inofensivo e indefenso) en sus horas finales a manos del pueblo. Con asombrosa exactitud, Salmo 22 transmite los comentarios venenosos de la multitud que se burló de las palabras que Jesús mismo había elevado al Padre (Sal. 22:1, 8; Mat. 27:43) y de los soldados, que se repartieron las vestiduras de Jesús (Sal. 22:18; Mat. 27:35). Poco comprendía entonces el pueblo que el “gusano” que pretendían aplastar se convertiría en la principal “piedra angular” del Templo, para proteger sus cimientos (Sal. 118:22).
Sin embargo, el Mesías rechazado se convirtió en la fuente de la salvación para el pueblo de Dios tras su resurrección de entre los muertos (Mat. 21:42; Hech. 4:10-12). Cristo sufrió el rechazo de la humanidad, pero Dios glorificó a su Hijo al convertirlo en la “piedra angular” viva del Templo espiritual de Dios (Efe. 2:20-22; 1 Ped. 2:4-8). Para quienes rechacen esta Piedra, es decir, al medio de salvación de Dios, esta se convertirá en el agente del Juicio (Isa. 8:14; Mat. 21:44).
■ Jesús, en la Cruz, pagó en sí mismo la pena por cada pecado que tú hayas cometido. ¿Cómo debería influir sobre tu vida actual el hecho de que él sufriera en tu nombre? Es decir, ¿por qué el pecado te debería parecer tan aborrecible?
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SIEMPRE FIEL A SU PACTO
Lee Salmos 89:27 al 32 y 38 al 46; y 132:10 al 12. ¿En qué consiste el pacto davídico? Al parecer, ¿qué fue lo que lo puso en peligro?
El pacto davídico contiene la promesa de Dios de sostener eternamente el linaje de David y la prosperidad del pueblo de Dios (1 Sam. 7:5-16; Sal. 89:1-4, 19-37; 132:12-18). La permanencia del pacto se afianzaba sobre el solemne juramento de Dios y la fidelidad del rey a Dios. Sin embargo, incluso los reyes devotos, como el rey David, no siempre fueron fieles al Señor. Salmo 89 se lamenta por la dura realidad que parece indicar que las gloriosas promesas del pacto davídico se han perdido. ¿Abandonó Dios irremediablemente a Israel? La respuesta, por supuesto, es ¡NO!
Sí, la ira de Dios es una expresión del juicio divino (Sal. 38:1; 74:1). No obstante, no dura para siempre, porque el amor eterno de Dios perdona los pecados de las personas cuando estas se arrepienten. Pero, mientras dura, el descontento de Dios con su pueblo descarriado es grave. El pueblo siente las amargas consecuencias de su desobediencia y se da cuenta de la gravedad de sus pecados (Sal. 89:38-46). Con todo, pregunta: “¿Hasta cuándo?”, apelando al carácter pasajero de la ira de Dios (Sal. 89:46). La esperanza renovada surge de una nueva seguridad en la fidelidad de Dios para “recordar” su gracia (Sal. 89:47, 50). En resumen, aunque el componente humano del pacto fracasara, el pueblo podía descansar en la promesa de los propósitos inmutables de Dios mediante el Mesías, que encarna toda la justicia y la salvación de Israel y del mundo entero. Es decir, al final, Dios prevalecerá y su Reino eterno se establecerá para siempre, pero únicamente gracias a Jesús, y no al pueblo de Dios.
Jesucristo es el Hijo de David y es el Mesías (Mat. 1:1; Heb. 1:8). Se lo llama “el primogénito (el principal) de toda creación” (Col. 1:15), en alusión a Salmo 89:27, que llama a David, quien era el tipo de Cristo, el primogénito de Dios. “Yo también lo pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra”.
Es evidente que el título “primogénito” no expresa la condición biológica de David, porque David era el octavo hijo de sus padres (1 Sam. 16:10, 11). Lo mismo sucede con Jesús. Este título significa su honor y su autoridad especiales (Col. 1:16, 20-22). Dios hizo de Jesús el Rey supremo sobre todo el mundo cuando lo resucitó de entre los muertos (Hech. 2:30, 31).
■ Lee Colosenses 1:16 y 20 al 22. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de quién es Jesús y qué hizo por nosotros? ¿Qué promesa puedes extraer de esto para ti?
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- Notas de EGW - Martes
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REY ETERNO DE PODER INCOMPARABLE
Lee Salmos 2; 110:1 al 3; 89:4 y 13 al 17; y 110:1, 2, 5 y 6. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca de Cristo como Rey?
La descripción de Dios como Padre del Mesías apunta a la coronación del rey cuando este fue adoptado en el Pacto de Dios (Sal. 2:7; 89:26-28). Salmo 2:7 prevé la resurrección y la exaltación de Cristo como el amanecer del nuevo Pacto eterno y del sacerdocio real de Cristo (Hech. 13:33-39; Heb. 1:5; 5:5). El Mesías se sienta a la diestra de Dios como alguien que posee honor y autoridad sin precedentes (Sal. 110:1; Hech. 7:55, 56). “Además, la interacción entre el Señor y el ‘ungido’ (Mesías) sugiere incluso una intención de identificar a este Mesías davídico con el Señor mismo. [...] Si el que está sentado a la diestra es el Señor, entonces, el Señor es el Mesías, ya que este último también es visto a la diestra [ver Salmo 110:1, 5]” (Jacques Doukhan, On the Way to Emmaus [Clarksville, MD: Lederer Books, 2012], pp. 26, 27).
Finalmente, Cristo tendrá la victoria absoluta sobre sus enemigos. Hacer de los enemigos un “estrado” es una imagen que refleja la costumbre de los antiguos reyes del Cercano Oriente de colocar sus pies sobre el cuello de sus enemigos derrotados para demostrar el dominio total sobre ellos. Sin embargo, la vara de Cristo no es aquí una herramienta de terror (Sal. 2:9; 110:2).
La vara (“bastón”) la llevaban originalmente los líderes tribales como símbolo de la tribu (Núm. 17:2-10). La vara de Cristo procede de Sion, porque él representa al pueblo de Sion. Su vara es un símbolo del juicio divino, que pone fin al dominio del mal y representa el reinado sin rival de Cristo (Apoc. 2:27; 12:5). Incluso los reyes impíos tienen la oportunidad de arrepentirse y someterse al Mesías (Sal. 2:10-12).
Una representación gráfica de la victoria final de Cristo se encuentra en la escena previa al Advenimiento en Daniel 7, que muestra que, después de que se da el juicio “en favor de los santos del Altísimo” (Dan. 7:22), se establece su Reino, “cuyo reino es reino eterno” (Dan. 7:27). Gracias a la Cruz, la promesa del Reino está asegurada.
Se promete una bendición a todos los que confían en el Rey, y el pueblo se regocija en el reinado soberano y justo del Mesías (Sal. 2:12; 89:15-17).
■ Qué agradable es saber que, sí, al final, el bien triunfará sobre el mal, se hará justicia, y el dolor y el sufrimiento serán vencidos para siempre. ¿De qué manera debería consolarnos esta verdad ahora que, desde una perspectiva humana, el mal parece prosperar?
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- Notas de EGW - Miércoles
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SACERDOTE ETERNO SEGÚN EL ORDEN DE MELQUISEDEC
Lee Salmo 110:4 al 7. ¿En qué sentido es único el sacerdocio de Cristo, y qué gran esperanza podemos encontrar en el sacerdocio celestial de Cristo?
Dios dota al Mesías de una realeza eterna (Sal. 110:1-3) y de un sacerdocio de rango superior, el orden de Melquisedec (Sal. 110:4-7). El Señor sella su palabra con una promesa solemne (Heb. 6:18). El juramento de Dios de no cejar en su empeño de darnos un Sacerdote perfecto es una señal de su gracia. Los pecados y las rebeliones abiertas de la gente hacen que Dios abandone constantemente a su pueblo, pero el juramento de Dios es inmutable y garantiza la gracia de Dios al revocar su juicio sobre el pueblo arrepentido (Éxo. 32:14; Sal. 106:45).
El juramento divino introduce un elemento novedoso en el pacto davídico, al declarar que el Mesías Rey es también Sacerdote (Sal. 110:4). Los reyes de Israel nunca pudieron ejercer como sacerdotes levitas (Núm. 8:19; 2 Crón. 26:16- 21). Cuando la Escritura menciona a reyes o pueblos que ofrecen sacrificios, implica que ellos llevaban los sacrificios a los sacerdotes, quienes realmente los ofrecían. Salmo 110 distingue al Mesías Rey de los demás reyes y sacerdotes de Israel. El sacerdocio eterno de Cristo deriva de Melquisedec, quien era a la vez rey de Salem (Jerusalén) y sacerdote del “Dios Altísimo” (Gén. 14:18-20). El Antiguo Testamento nunca habla del rey David ni de ningún otro rey israelita como poseedores del sacerdocio según el orden de Melquisedec, excepto en Salmo 110. Es evidente que este salmo habla del sacerdocio de Melquisedec. Claramente, el salmo habla de un rey-sacerdote distintivo en la historia de Israel.
Lee Hebreos 7:20 al 28. ¿Cuáles son algunas de las implicaciones del sacerdocio superior de Cristo?
Al ser a la vez Rey divino y Sacerdote eterno, Cristo tiene una superioridad sin precedentes sobre los sacerdotes y los reyes humanos; por lo tanto, podemos tener esperanza. Cristo sostiene un pacto superior que se basa en el juramento de Dios, y no en promesas humanas. Él ejerce su ministerio en el Santuario celestial. Su sacerdocio no se ve afectado por el pecado ni por la muerte, como el de los sacerdotes humanos, y por eso puede interceder por su pueblo y salvarlo por siempre. La obra reconciliadora de Cristo como Sacerdote perfecto y compasivo le da a su pueblo la seguridad duradera de permanecer ante la presencia misma de Dios (Heb. 6:19, 20). El sacerdocio real de Cristo abolirá el dominio del mal, no solamente en el corazón de las personas, sino también en el mundo. Cumplirá la promesa de Salmo 2 de que toda nación y todo gobernante estarán sujetos al juicio real de Cristo Jesús (Sal. 2:6-9; 110:1, 2, 5, 6). El maravilloso sacerdocio real de Jesús reclama nuestras obediencia y confianza absolutas.
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- Notas de EGW - Jueves
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PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “Dios con nosotros”, pp. 11-18.
Al ser a la vez oraciones de Cristo y oraciones acerca de Cristo, los salmos ofrecen una revelación única de la Persona y el ministerio redentor de Cristo como aquel que es “Dios con nosotros” (Mat. 1:23). Jesús es “Dios con nosotros” en las angustiantes oraciones de abandono y sufrimiento. Es “Dios con nosotros” en el clamor por justicia y liberación. Jesús es “Dios con nosotros” al no abandonarnos a nuestra perdición y desesperación, sino que nos muestra el camino victorioso de la fe. Se hizo por nosotros Sacerdote y Rey eterno a fin de salvarnos de la perdición eterna del pecado. En Cristo, el perfecto Rey davídico, se cumplen todas las solemnes promesas de salvación de Dios (2 Cor. 1:20).
Elena de White describe con agudeza la unidad de Cristo con la humanidad: “Por medio de su humanidad, Cristo tocó a la humanidad; por medio de su divinidad se aferró del Trono de Dios. Como Hijo del hombre nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios nos imparte poder para obedecer. Fue Cristo quien habló a Moisés desde la zarza en el monte Horeb diciendo: ‘YO SOY EL QUE SOY. [...] Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros’ (Éxo. 3:14). Tal era la garantía de la liberación de Israel. Asimismo, cuando vino ‘en semejanza de los hombres’, se declaró el YO SOY. El Niño de Belén, el manso y humilde Salvador, es Dios ‘manifestado en carne’ (1 Tim. 3:16). Y a nosotros nos dice: “YO SOY el buen pastor”. “YO SOY el pan vivo”. “YO SOY el camino, y la verdad, y la vida”. “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Juan 10:11; 6:51; 14:6; Mat. 28:18). YO SOY la seguridad de toda promesa. YO SOY; no tengan miedo” (El Deseado de todas las gentes, p. 16).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo ha demostrado Dios su inquebrantable fidelidad a su pacto a pesar de la infidelidad del pueblo? ¿Qué consuelo trae eso a los hijos de Dios que luchan hoy?
2. El sacerdocio único y superior de Cristo según el orden de Melquisedec, ¿de qué manera refuerza la certeza de la salvación del pueblo de Dios?
3. Los evangelios muestran que muchas promesas mesiánicas de los salmos se cumplieron en Jesucristo. ¿Cómo demuestra esto la veracidad de la Palabra de Dios? ¿Por qué debemos resistirnos a todo sentimiento que tienda a debilitar nuestra confianza en la Palabra de Dios?
4. ¿Qué gran consuelo podemos obtener de las palabras de Cristo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18)? ¿Cómo aplicamos esta promesa a nuestra propia experiencia?
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- Notas de EGW - Viernes
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Dios lo bendiga!!!
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MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
Lección 9 -
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Salmo 118:22, 23
Esta semana estudiaremos el tema más sublime de toda la Escritura: nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. La centralidad de Jesús en toda la Biblia es de suma importancia para nuestra comprensión de las Escrituras; y en este sentido, el Salterio no es una excepción. Entre sus diversos cantos de alabanza, perdón, justicia y retribución, Jesús es retratado como Pastor, Mesías sufriente, Hijo de David, Rey eterno y Sacerdote celestial. Estas representaciones nos ayudan a comprender mejor su posición preeminente en el Plan de la Redención y su amor por cada uno de nosotros.
El libro de Salmos nos ofrece una perspectiva más amplia del ministerio de Jesús en el Cielo y de su segunda venida. Esta semana, consideraremos, desde el Salterio, algunas de estas perspectivas acerca de Jesús y de su obra.Parte II: COMENTARIO
Los autores del Nuevo Testamento consideraban a Salmos como una fuente importante para comprender la vida y la obra de Cristo. El Nuevo Testamento hace referencia a muchos pasajes del Salterio para mostrar cómo Jesús cumple las profecías del Antiguo Testamento. Algunas de estas referencias son “citas”(es decir, menciones palabra por palabra) y otras son “alusiones” (referencias indirectas a un texto del Antiguo Testamento y a sus ideas). Sin embargo, todas revelan la intención de los salmistas, guiados por el Espíritu Santo, de destacar y anunciar la obra de Jesús. Con este panorama en mente, centrémonos en los versículos del Salterio que los escritores del Nuevo Testamento aplican a Jesús.
Jesús es el Jehová del Antiguo Testamento: ¡Él es Dios!
La divinidad de Jesús es un tema importante para los escritores del Nuevo Testamento, como debería serlo también para nosotros. En la tabla anterior, podemos ver los pasajes de Salmos referidos a la divinidad de Jehová, que Pablo y Lucas aplican a Jesús. La divinidad de Jesús hace que su sacrificio sea a la vez singular y poderoso; es decir, el que murió en la Cruz para redimirnos fue el Creador mismo.
¡Qué pensamiento tan profundo! Nunca llegaremos a comprender plenamente sus sublimes profundidades en todas sus dimensiones, ni ahora ni a lo largo de las interminables edades de la Eternidad; aunque tratar de contemplar e interiorizar sus hermosas verdades transformará nuestro corazón.Vida y ministerio de Jesús
Los autores de los evangelios y del Nuevo Testamento entendieron que determinados pasajes del Antiguo Testamento, como ciertos salmos, proclamaban el ministerio de Jesús. Debido al números de citas, podría decirse que Salmos era el libro favorito de los autores neotestamentarios, quienes utilizaron Salmos para afirmar que los profetas predijeron acontecimientos significativos del ministerio de Jesús en la Tierra, como destacan seis de estos acontecimientos en la tabla anterior.
El sufrimiento y la pasión de Jesús
Los apóstoles trataron de proporcionar evidencias bíblicas en apoyo del sufrimiento y la muerte de Jesús, como un evento predicho en detalle en el Antiguo Testamento. (Ten en cuenta que estamos trabajando aquí con pruebas bíblicas basadas únicamente en el Salterio. Por supuesto, se pueden encontrar muchas más en el resto del Antiguo Testamento, especialmente en el libro de Isaías).
La acumulación de pruebas escriturales de Salmos valida la facticidad de la agonía, la muerte y la resurrección de Jesús. La crucifixión y la resurrección de Jesús son la culminación de la historia de la salvación entre la Caída y la Segunda Venida, así como el punto central del Plan de Redención. La exaltación de Jesús tras su resurrección
El ministerio expiatorio de Jesús en el Cielo no es menos importante que el sacrificio expiatorio que realizó en la Cruz. Por lo tanto, no es coincidencia que, entre los autores del Nuevo Testamento, Salmo 110 sea el pasaje del Antiguo Testamento más citado o aludido. Por ejemplo, Salmo 110:1 se utiliza 17 veces en el Nuevo Testamento (Mat. 22:44; 26:44; Mar. 12:36; 16:19; Luc. 20:42, 43; 22:69; Hech. 2:34, 35; 1 Cor. 15:25; Efe. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3, 13; 8:1; 10:12, 13; 12:2); mientras que Salmo 110:4 se cita un total de 4 veces (Heb. 5:6; 6:20; 7:17, 21).
El ministerio celestial de Jesús y nuestra comprensión de su obra por nosotros son fundamentales para nuestra experiencia espiritual diaria como cristianos. Hebreos afirma: “Esa esperanza es una segura y firme ancla de nuestra vida, que penetra más allá del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho Sumo Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Heb. 6:19, 20, donde cita Sal. 110:4).
Algunos atributos del carácter de Dios se reflejan en los salmos aplicados a Jesús en el Nuevo Testamento. Examinemos los siguientes ejemplos del Salterio y sus aplicaciones:
• La bondad del Señor se experimenta personalmente: Salmo 34:8 (1 Ped. 2:3, 4).
• Jesús perdona los pecados: Salmo 103:2, 3 (Luc. 5:21, 24).
• Él es la Vida: Salmo 36:9 (Juan 1:4).
• Él es la Roca: Salmos 18:2; 95:1 (1 Ped. 2:6; 1 Cor. 10:4).
• Él es justo: Salmos 129:4; 145:17 (1 Juan 1:9; 2:1).
• Él es omnipresente: Salmo 139:8 (Efe. 1:23; Mat. 18:20).
• Su Reino es eterno: Salmo 145:13 (Dan. 7:14, el Hijo de hombre).
Como muestran estos ejemplos, el Dios de Salmos es el Mesías revelado en el Nuevo Testamento. Así pues, el Dios del Antiguo Testamento no es una deidad diferente de la Deidad revelada en el Nuevo Testamento.El tono mesiánico de Salmo 24
El Salmo 24 es uno de los salmos que aluden a ciertos acontecimientos o imágenes mesiánicas. Los primeros versículos (1-6) tienen relación con el Salmo 15, dada su similitud temática. También ofrece información sobre la identidad de aquellos a los que se les permite entrar en el Lugar Santo, o Monte Santo de Dios.
De los versículos 7 al 10, el salmo describe al Señor entrando en una ciudad santa. Elena de White aplica esta sección a la ascensión de Jesús al Cielo y su entrada al Reino celestial en medio del canto de los ángeles, que lo proclaman “Rey de gloria” y “el Señor, el fuerte y valiente; el Señor, poderoso en batalla” (Sal. 24:8). Esta escena es una representación en miniatura del gran acontecimiento del futuro, cuando todos los redimidos entren por las puertas de la Ciudad Santa (ver Primeros escritos, pp. 220, 221).Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
A modo de repaso, consideremos las razones de la importancia del estudio de esta semana para nuestra vida espiritual. En primer lugar, nuestro estudio ha sido una confirmación de los orígenes divinos de la Palabra profética. ¿De qué otro modo podemos explicar cómo los escritores bíblicos, desde el siglo X hasta el V a.C., predijeron con precisión infalible los acontecimientos fundamentales de la vida del Mesías venidero? ¿Cómo pudo Jesús, a su vez, cumplir todos los detalles de estas profecías, si no fue por la conducción del Espíritu, bajo cuya inspiración los profetas predijeron la llegada del Salvador? Hoy en día, en los lugares de trabajo, en los círculos académicos y científicos y en las redes sociales abundan las burlas de mentes incrédulas que se mofan de las Escrituras. Ante tal escepticismo, esperamos sinceramente que el estudio de esta semana fortalezca la fe de tus alumnos en el Ungido y en su Palabra.
Como mínimo, nuestro estudio de esta semana revela la unidad de la Biblia. Aunque en apariencia es una colección de escritos de diferentes autores, registrados en diferentes lugares y culturas a lo largo de 16 siglos, juntos forman un todo cohesivo.
Las ideas y los temas de la Biblia están cuidadosamente entrelazados, lo que revela el Espíritu que inspiró la mente de los profetas y los apóstoles que la escribieron. El resultado final es la creación de la mayor obra maestra jamás escrita en la historia de la humanidad. Nuestra fe y nuestras acciones deben basarse en esta roca sólida.
Por último, nuestra comparación del salterio con el Nuevo Testamento nos ha proporcionado nuevas perspectivas acerca de la persona y el carácter de Jesús.
LECCIONES DE ESCUELA SABÁTICA DE ADULTOS - EL LIBRO DE SALMOS
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Dios lo bendiga!!!
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