Meditaciones para la Puesta del Sol 2016 | Perlas del Señor | Mayordomía Cristiana | Online
PRESENTACIÓN
¿Quién nunca vio su propia vida en por lo menos una de estas meditaciones para la puesta de sol del sábado? Todos los años, estas historias reales revelan que la mano de Dios permanece sobre su pueblo, mientras este busca preservar y vivir verdades que el resto no acepta.
Además de servir de incentivo a la fe de los lectores, este material, naturalmente, atrae la atención de personas de prácticamente cualquier edad. Por eso, está destinado a ocupar un lugar importante en el culto familiar, considerado informalmente como el más importante de la semana, el culto del viernes a la puesta de sol, cuando normalmente las familias dedican un poco más de tiempo a adorar.
Siempre es bueno recordar que el culto familiar es una parte muy importante del pacto entre Dios y su pueblo. Y si quiere saber más sobre cómo realizarlo, solo debe leer el capítulo 78 del libro Conducción del niño, que coincidentemente es parte ele la colección Mensajes de esperanza.
Deseo que estos testimonios y los videos del Probad y ved (que puede volver a ver en YouTube) sirvan de gran incentivo para su vida espiritual.
Marcos Faiock Bomfim
Mayordomía Cristiana Asociación General IASD
CONTENIDO - Haga clic en el día de la meditación deseada:
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Enero | 01 | 08 | 15 | 22 | 29 |
Febrero | 05 | 12 | 19 | 26 |
Marzo | 04 | 11 | 18 | 25 |
Abril | 01 | 08 | 15 | 22 | 29 |
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01 DE ENERO
La salvación en la basura
"¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?" (Salmo 139:7).
A pesar de venir de un hogar tradicionalmente cristiano, no me animaba a asistir a la iglesia o a leer la Biblia. Era cristiano por fuera, pero no tenía la esencia del verdadero cristianismo. Ya había visitado varias congregaciones, pero no me interesaban los temas espirituales. Respetaba a todos los credos, pero consideraba que ser cristiano era igual a estar preso.
Mi visión verdadera de la salvación comenzó en el 2010, cuando caminaba por una calle cerca de mi barrio. En una esquina había un terreno baldío, con un montículo de basura y escombros. Al observar un librito amarillento en medio de la basura, fijé los ojos en la pequeña planta que brotaba de la tierra seca y quebrada, en la tapa. No le di demasiada importancia, pues pensé que era un libro más de autoayuda. Sin embargo, para mi sorpresa, una sensación incómoda me hizo volver y tomar aquel librito titulado Todavía existe esperanza.
Me lo llevé a casa, pero no me interesaba leerlo. Algunos días después, en una tarde tranquila, me tomé algunos minutos para hacerlo. Me maravillaron tanto los textos profundos y verdaderos, que terminé la lectura en menos de una semana. Esas grandes verdades que no había conocido antes estaban despertando mi deseo de estudiar la Biblia. Al final del libro, estaba la dirección de la Casa Publicadora Brasileña, editora de la obra. Les escribí una carta contándoles sobre las bendiciones y los cambios en mi vida, como fruto del estudio de las Sagradas Escrituras.
lo solicité ningún material; pero, algunos días después, me enviaron varias revistas, libros y estudios cristianos. Decidí volver a asistir a la iglesia y comencé a visitar varias denominaciones, ya que estaba dividido entre varias iglesias. Fue en ese tiempo cuando oré a Dios para pedirle una posición concreta sobre la iglesia baluarte de la Verdad de la cual debía ser miembro. Él escuchó mi clamor y me dio la respuesta después de terminar la serie de estudios "Escuchando la voz de Dios".
Cierto día sentí que el Espíritu Santo me hablaba y me invitaba a ir a la Iglesia Adventista. Las canciones, las oraciones y el mensaje tocaron mi corazón y, a partir de aquel día, incentivado por el Espíritu Santo, tomé mi decisión. Siete meses después, descendí a las aguas bautismales.
Alex Gomes Moraes
Feira de Santana, BA (Unión Este Brasileña)
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08 DE ENERO
La mejor decisión
"Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios" (Deuteronomio 28:2 ).
Enrique y su familia viven en una de las ciudades satélite del Gran Buenos Aires; viven en la ciudad de José C. Paz desde hace cinco años. El es panadero y trabajaba arduamente para mantener su hogar. Sus jornadas de trabajo eran agotadoras y no tenía ni un día de desca nso. Todas las semanas el ritmo era el mismo, de domingo a sábado. La lucha era muy difícil.
Su esposa, María Lorena, y los hijos comenzaron a asistir a la iglesia adventista y a conocer no solo los consejos divinos sino que también las promesas del Señor para los que son fieles. Poco a poco, Enrique fue conociendo a Dios y su voluntad. Primero por el testimonio de la familia y después de forma personal. Día a día iba creciendo en él el deseo de ser fiel a Dios.
Siempre que era posible, él asistía a algún programa especial de la iglesia. Muchas veces fue invitado a tomar la decisión por Cristo, pero su fe todavía se estaba desarrollando. Enrique ya sabía cuál decisión tomar, pero dudaba de sí mismo. Guardar el sábado y las demás enseñanzas no sería fácil. Mientras pensaba, su esposa oraba.
Con el tiempo, se fueron acumulando una serie de dificultades en el trabajo. Cerca de fin de año, sus patrones salieron de vacaciones, atrasa ndo el pago de su salario. Era 31 de diciembre y él solo tenía 200 pesos. ¿Qué podría hacer con esa suma? La perturbación por no estar haciendo la voluntad de Dios coincidía providencialmente con las dificultades en su trabajo. Después de dos días de descanso y reflexión , él tomó la decisión de renunciar a su única fuente de ingresos. Con serenidad, más firmemente, decidió ser fiel a Dios en cada decisión posterior. Aunque con un futuro incierto , él creía que había tomado la decisión correcta, así que, sintió una dulce paz.
Al día siguiente, sin ninguna referencia sobre él, otra panadería lo llamó para una entrevista de trabajo. Él fu e a la entrevista y explicó que tenía una sola condición: tener el sábado libre. Sin cuestionarlo, su pedido fue aceptado. Y aun le ofrecieron un contrato básico de diez mil pesos mensuales. Enrique no lo podía creer y, agradecido, elevó una oración al cielo. La decisión más difícil que tuvo que tomar en la vida fue la mayor bendición para él y su familia.
Quien toma la decisión de poner a Dios en primer lugar, entrega la vida en las manos cuidadosas de nuestro bendito Señor y Salvador.
Enrique e Lorena Cabral
Buenos Aires, Argentina (Unión Argentina)
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15 DE ENERO
Dios ve
"Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios" (Éxodo 23:19).
Cuando Raimunda Pereira comenzó a estudiar la Biblia, el tema del diezmo le llamó mucho la atención. Pronto ente ndió que la fidelidad a Dios también se extendía al compromiso de honra rlo con los recursos fin ancieros y, en ese mome nto, comenzó a devolver el diezmo de sus ingresos. Con el paso del tiempo, Raimunda sintió el deseo de separar el 10% también para la ofrenda. Sin embargo, ella sa bía que, a fin de mes, esa suma podía fa lta rle para paga r sus gastos y deudas. Creyendo que Dios supliría sus necesidades, también entregó su vida fin a nciera e n las manos divi nas. Ni bie n recibió el sueldo de aquel mes, separó el 20% para llevarlo a la iglesia. Con el resto de la suma pagó var ias cuentas, pero le faltó más o menos lo equiva lente a 300 dóla res para pagar todas las deudas.
En oración, Raimunda reafirmó una vez más dela nte ele Dios el deseo de su corazón y le pidió que le mostrara un medio a través del cual pagar lo que faltaba.
Pocos días después, Raimunda se encontró con unos amigos a los que ella había ayudado económicamente en un mome nto de necesidad. A pesar de nunca haberles pedido que se lo devolviera n, ella nos cuenta que la fa milia beneficiada, a manera de agradecimiento, le entregó un sobre con un valor simbólico, mucho menor que el va lor que ella les había dado. Sin embargo, el sobre contenía el valor exacto que Raimunda necesitaba para pagar sus cuentas.
De esa manera, Raimunda tuvo la certeza de la acción divina en su vida, ya que ella no le había contado a nadie sobre la suma que necesitaba. En ese momento, renovó el compromiso con Dios de continuar devolviendo el 10 % de diezmo y separando otro 10% para las ofrendas. Además de diezmar y ofrendar todos los meses, sintió el deseo de hacer algo más y se convirtió en un Ángel de esperanza, enviando sus recursos a la TV Nuevo Tiempo, para que otras personas conozcan a Cristo.
"Dios ha dispuesto que la proclamación del Evangelio dependa de las labores y dádivas de su pueblo. Las ofrendas voluntarias y el diezmo constituyen los ingresos de la obra del Señor. De los medios confi ados al hombre, Dios reclama cierta porción: la décima parte. Los deja libres a todos de dec ir si han de dar o no más que esto. Pero cuando el corazón se conmueve por la influencia del Espíritu Santo, y se hace un voto de dar cierta ca ntidad, el que ha hecho el voto no tiene ya ningún derecho a la porción consagrada" (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 61).
Raimunda Almeida Pereira
Taguatinga, DF (Unión Centro-Oeste Brasileña)
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22 DE ENERO
Decisión correcta
"En verdad vosotros guardaréis nús días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os
santifico" (Éxodo 31:13).
Desde pequeño, me enseñaron a guardar el sábado, porque ese día es el "cumpleaños de Dios". Sin embargo, cuando fui a la universidad, mi fe se debilitó. En los dos primeros años, le fa llé a Dios y asistí a clases los sábados. Fui persuadido por mis profeso res de que faltar a las reuniones de la iglesia por una buena causa no estaba mal. De esa manera, mi vida espiritual comenzó a decaer. Aunque mis notas era n las mejores, no compensaba el vacío espiritual que sentía.
En el quinto semestre, decidí cambiar de rumbo. Sin embargo, en aquel semestre, las clases serían con el profeso r más temido de la universidad. Para él, no había trabajo perfecto y, si acumulábamos tres faltas, ya estaba en peligro la materia. No nos aceptaba ni un atraso de un minuto y todas sus clases eran en sábado. Él enseñaba los sábados porque los otros días de la semana trabajaba como director de prensa de un importa nte canal de televisión.
Ser fiel o perder un año: ese era mi dilema. Le pedí ay uda a Dios y, providencialmente, el testimonio de Probad y ved ele aquel sábado mostra ba un joven universitario que era fiel, a pesar ele que le habían puesto pruebas en sábado. En aquel culto, el pastor predicó sobre la fidelidad en la observancia del séptimo día. Era Dios quien me estaba hablando ele manera personal. Entonces, decidí serle fiel bajo el riesgo ele yercler el año lectivo.
El lunes conversé con el profesor. El me miró y me elijo: "Si no as istes a clases, reprobarás. Piensa bien si te conviene perder un año".
Esas palabras me hirieron y fui a buscar a la directora ele la carrera. Ella me elijo casi lo mismo pero agregó: "Hay muchos jóvenes adventistas que estudian en sábado. Piénsalo bien porque podrías perder un año". Eso me dolió aún más, porque yo había flaqueado antes, y le había dado un mal testimonio a la escuela.
Y para complicar aún más la situación, el mes en el que comenzaría aquella materia, operaron a mi madre por un tumor. Sin embargo, un día, en el hospital, una compañera ele clase me elijo que la directora de la carrera me estaba buscando con urgencia. Inmediatamente, la llamé y me informaron que el rector me había autorizado a cursar la materia otro día y que debía ir inmediatamente a la universidad. No pude contener las lágrimas. Lloré ele alegría y oré en agradecimiento a Dios por su intervención.
Richard Nelson Carpio Ramírez
Pirai (Unión Boliviana)
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29 DE ENERO
Dios de imposibles
"Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios" (Lucas 18:27).
Corría el año 2004 y yo me estaba preparando para e ntrar en una de las mayores empresas de Brasil, la Moto Honda de Amazonas, lo que para mí significaba la realización de un gran sueño. Yo estaba feliz porque ese sería mi primer empleo. Aparentemente, todo iba bien hasta que caí en una terrible depresión y también comencé a sufrir ataques de pánico. Con el sistema emocional afectado, me alejé de todos, tanto en el trabajo como también en mi casa, y solo me pasaba una cosa por la cabeza: el suicidio. Al ver mi situación , mi hermano Sergio y mi madre, fervientes adve ntistas, me invitaron a la igles ia un sábado. Sergio me dijo: "Estoy seguro de que Dios te sanará".
Desde aquel sábado, come ncé a as istir a la igles ia adventista hasta que el pastor del distrito, Nilson Pereira, fue a mi casa y me preguntó si no quería bautizarme con mi esposa. Y aceptamos.
Sin embargo, había un "problema":cómo iba a guardar el sábado en una empresa que no paraba nunca. Yo trabajaba en el tercer turno, o sea, del viernes a la noche al sábado de mañana. La fecha de mi bautismo era el 8 de marzo del 2008. Entonces, decidí hablar con mi jefe. La respuesta fue: "¿Acaso te volviste loco? Con tantas iglesias por ahí, ¿justo te fuiste a meter en eso? No te daré el sábado libre. Si quieres, ve a RRHH y presenta la renuncia".
Llegó el viernes de noche y no fui a trabajar. El sábado por la mañana, la iglesia preparó una linda fiesta bautismal y mi esposa y yo nos bautizamos. ¡Ese fue el mejor día de mi vida! Desde ese día, no fui a trabajar nunca los sábados a la empresa y esas fa ltas me las descontaban del sueldo, pero Dios no permitió que nada faltara en mi casa.
Cuando cumplí cuatro a ños en la empresa, en julio del 2008, mi jefe me llamó para darme la eva luación anual. De todos mis compañeros que también cumplían un año más de trabajo, ¡solamente a mí me aumentaron el sueldo! Él me dijo: "El superior te dio los sábados libres. A partir de hoy, ya no te pondremos fa ltas pero, con una condición: tendrás que venir los sábados a la noche hasta el domingo de mañana para compensar la ausencia". No hace falta decir que en ese momento mis ojos se llenaron de lágrimas de alegría.
Wallace Rodrigues Machado
Manaus, AM (Unión Noroeste Brasileña)
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05 DE FEBRERO
Los dos perales
"Conoce, pues, que jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones" (Deuteronomio 7:9).
A 126 km de la ciudad de Tacna, se encuentra el valle de Chejaya, el lugar donde se inició la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, hace 48 años, y donde se estableció una congregación con el mismo nombre del lugar. Actualmente, pertenece al distrito misionero de Jorge Basadre.
En ese lindo lugar, Mario Chiri y su esposa, Victoria Alvarado, conocieron a Jesús y decidieron bautizarse, hace cerca de 40 años. Desde entonces continuaron siendo fieles al Señor en todas las circunstancias. Poco tiempo después de su conversión, hicieron un pacto con Dios de dedicar dos perales como diezmo. Así comenzaron su sociedad con Dios. Las bendiciones no tardaron en llegar y, año y tras año, fue creciendo la cosecha y también los árboles.
Algunos años después, en un accidente de tránsito Victoria sufrió la peor prueba de su vida: el fallecimiento de su marido, en 1991. La pérdida del marido le causó mucho dolor, pero ella se fortaleció en el Señor y continuó asumiendo la responsabilidad total del cultivo de los árboles, sin dejar de asistir a la iglesia ni dejar de confiar en Dios.
Hoy, la hermana Victoria tiene 76 años y es la mayor productora de peras en aquella región. Además, contribuyó con inumerables donaciones a la Escuela Adventista de Mirave, que cuenta con más de 150 alumnos. El mayor deseo de la hermana Victoria es ver al Señor cara a cara. Aunque su cuerpo esté desgastado por los años, su fe se mantiene inquebrantable.
Los dos perales que un día participaron de un pacto, todavía existen y son testimonio de que Dios cumple sus promesas.
Hace algún tiempo, Victoria se enfermó, y el pastor distrital fue a visitarla. Después de la visita, Victoria se depidió del pastor con lágrimas y le dijo: "Pastor, en cualquier momento, el Señor me llamará al descanso. Si al final de la cosecha no puedo ir a la iglesia, por favor, no se olvide de venir a casa para llevar el diezmo y las ofrendas".
Victoria decidió ser fiel al principio de su conversión y continuará siendo fiel durante toda su vida.
Victoria Alvarado Tolentino
Jorge Basadre,Tacna (Unión Peruana del Sur)
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12 DE FEBRERO
De vendedor de pan a pastor
"Porque Jehová juzgará a su pueblo, y se compadecerá de sus sien1os" (Salmo 135:14).
N aci en un hogar muy humilde, en la ciudad de Sobradinho, en el estado brasileño de Bahía. Soy el segundo hijo de los 12 que tuvieron mis padres. Fuimos criados sin afiliación a ninguna religión. Un día, mi padre decidió llevar a toda la familia a vivir a la ciudad de Simoes Filho y trabajar en la empresa de un viejo amigo.
Llevaba tres años en aquel empleo, teníamos una vida razonable y una casa cómoda que la empresa pagaba. Mis hermanos y yo podíamos soñar con un futuro mejor. Sin embargo, el sueño terminó cuando mi padre fue despedido.
Cuando volvimos a Sobradinho, yo tenía 14 años. La falta del pan de cada dia no tardó mucho en llegar, como consecuencia del desempleo. Era triste ver el fracaso en la mirada de mis padres y el semblante gris de mis hermanos. Fue en ese contexto en el que conocí el mensaje adventista. Dos evangelistas vinieron a realizar unas reuniones en la ciudad y me invitaron. Me bauticé el 11 de diciembre de 1994.
Después conocí a un hermano que tenía una panadería y decidí trabajar para él. Lo ayudaba a hacer panes de madrugada y viajaba 25 km para vender los panes.
Cierto sábado, el predicador habló sobre la mayordomía cristiana. Dijo que el Señor desea que seamos fieles mayordomos en todo, incluso en la devolución de diezmos y ofrendas. Entendí que debía hacerlo, no como un intercambio de favores, sino por amor. Decidí que comenzaría a diezmar y a hacer pactos, aunque mi sueldo era de 5 dólares por mes.
Todo comenzó a cambiar cuando, a los 17 años de edad, cuando cursaba la educación secundaria, decidí pasar por un concurso público para ser profesor del municipio. La fila era kilométrica y la inscripción costaba cerca de 15 dólares. Un sábado, cuando caminaba en dirección a mi casa, escuché una voz que provenía de una radio encendida a todo volumen en una casa: QUIRINO NUNES PIMENTEL, DECIMOSÉPTIMO LUGAR. ¡Había aprobado! Ahora era profesor.
Una vez, cuando entré a un aula, una madre me preguntó: "¿Usted es el vendedor de pan?" "No", le dije con una sonrisa. "Ahora soy el profesor de su hijo".
Me sentí muy agradecido a Dios y decidí duplicar el valor de mi pacto, como gratitud. Después recibí el llamado para ser pastor. Dios me bendijo en gran manera en el colportaje y pude pagarme la carrera. Hoy estoy casado y ya llevo 6 años de ministerio.
Quirino Nunes Pimentel
Juazeiro, BA (Unión Este Brasileña)
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19 DE FEBRERO
Cambio de vida
"Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio" (Salmo 62:8).
Me bauticé a los cinco años, y me consideraba una cristiana tibia, que no vivía lo que creía. Asistía a la iglesia, pero no practicaba las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Mi madre tenía muchos problemas y un día intentó suicidarse. Ese intento de quitarse la vida la llevó al hospital por tres meses, a la unidad de terapia intensiva. Esta experiencia me cambió la vida. Frente a esa situación dolorosa, decidí que no podía continuar viviendo una vida medio cristiana. O consagraba mi vida totalmente al Señor, con toda mi familia, o me distanciaba de Dios para siempre. Decidí volver al Señor y vivir una vida cristiana real, genuina, no solo de fachada, sin hipocresía.
Lo primero que hice después de esa decisión fue servir a a Dios con todos los recursos con los cuales él me había bendecido. Decidí administrar no solo las finanzas para Dios, sino también todo lo que yo poseía. El Señor comenzó a operar en mi corazón y llegaron muchos cambios a mi vida, en la alimentación y el estilo de vida. Cierto día, sentí que Dios me llamaba al ministerio del colportaje. Esa experiencia me permitió aprender bastante y mi experiencia espiritual se enriqueció.
Después de mucha oración, decidimos irnos a vivir, con mi familia, a la zona rural, abandonar nuestras profesiones y unirnos a la causa del evangelio, por medio de la obra médico-misionera. Esa decisión no fue fácil. Sin embargo, creíamos que Dios nos estaba llamando a realizar una obra especial. Él continúa proveyendo las cosas que necesitamos y capacitándonos en esa área. Continuamos aprendiendo día a día. No obstante, lo más importante es que él nos permitió compartir las valiosas verdades referidas a la salud en nuestra iglesia y comunidad.
Actualmente, estamos construyendo y formando un centro de vida saludable para ayudar a las personas víctimas del estrés, la ansiedad, la depresión o alguna otra enfermedad que tengamos condiciones de ayudar. Sin embargo, nuestro propósito es predicar el amor de Jesús a cada una de estas personas, mediante la obra médico-misionera.
Fanny García
Rancagua,
Cachapoal (Unión Chilena)
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26 DE FEBRERO
Donador anónimo
"Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; he confiado asimismoo en Jehová sin titubear'' (Salmo 26:1).
Veda creció en un hogar adventista. Pero, a pesar de la inAuencia de la madre y de la abuela, permaneció poco tiempo en la iglesia. Años más tarde, casada y madre de tres hijos, Yeda se encontró nuevamente con la religión cuando su hija comenzó a asistir a los cultos y tomó la decisión de bautizarse. En esa época, la principal fuente de ingreso de la familia venía de un servicio de catering que sacaba la mayor ganancia haciendo eventos los sábados. El tiempo fue pasando y, de a poco, Yeda sintió en el corazón que debía encontrar una religión. Junto a su esposo Luis, comenzaron a orar sobre el tema. Comenzaron también a asistir a la iglesia, pero no asumían un compromiso definitivo.
En esa época, la familia comenzó a pasar por varios problemas de relaciones; y justamente en la iglesia empezaron a encontrar las soluciones. El Espíritu Santo les habló al corazón y, poco tiempo después, llegó la decisión del bautismo.
Después del bautismo, Yeda y el esposo tuvieron que explicarles a los clientes del servicio que ya no realizarían fiestas los sábados. Con menos clientes, y menos trabajo, comenzaron a aparecer las dificultades financieras. En algunos momentos, casi llegó a faltar alimento en la casa, pero la iglesia les ofreció apoyo y ayuda para disminuir las dificultades y renovar la fe de la familia. Inmediatamente después del bautismo, Yeda y Luis buscaron la Escuela Adventista de Taguatinga para matricular a los hijos y solicitaron una beca a la dirección. A pesar de haber obtenido una beca del 100% para uno de los hijos, con las dificultades financieras que tenían, no pudieron pagar todas las cuotas del año. A fin de año, en el momento de la matriculación para el año siguiente, Yeda fue a la escuela a negociar el pago de la deuda. Después de orar y compartir con Dios la necesidad de que sus hijos continúen estudiando en la escuela adventista, buscó al tesorero.
Después de algunos minutos de conversación, el tesorero buscó en el computador los datos financieros de los alumnos para ver qué tipo de arreglo se podía hacer, pero constató que ya no había deuda. Eso se debía a que, días antes, alguien había ido a la escuela a pagar toda la deuda por medio de una donación anónima. Yeda solo tuvo que pagar una pequeña suma administrativa.
A pesar de todos los desafíos, Yeda y Luís .continúan siendo fieles en los diezmos y ofrendas. Hoy comparten su historia como una manera de agradecerle a Dios por el milagro ocurrido.
Yeda Perpétua García Galiano
Brasília, DF (Unión Centro-Oeste Brasileña)
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04 DE MARZO
Comenzar el año con un milagro
"Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios" (Marcos 10:27).
Era el comienzo del año y había llegado el momento de e legir la universidad. Me inscribí en una privada y en una pública. En ambas universidades el examen de ingreso era el sábado. Gracias a Dios, en la privada pude hacer la prueba un miércoles. Obtuve un buen resultado y logré ingresar. Sin embargo, mi familia pasaba por dificultades fin a ncieras y no pude matricularme.
No pude hacer la prueba otro día en la pública y, por un año, tuve que dejar de estudiar. Mi madre me decía: "Hija, ¿y si ese fue el pla n de Dios? ¿Y si eliges otra carrera? ¿Y si estudias en otra universidad?". Ella me insistía para que esperara con fe . Yo no sabía exactamente lo que Dios tenía para mí y el futuro se presentaba incierto, pero continué esperando.
Ese año estudié idiomas, trabajé y continué siendo fiel a Dios en todo, inclusive en la devolución del diezmo. Pasó todo el año y recibí una respuesta.
Comencé el 2014 con una noticia milagrosa. La Universidad pública anunció que el examen de ingreso nuevamente sería un sábado, pero modificarían el horario para todos los jóvenes adventistas. Cerca de 250 jóvenes adventistas realizamos la prueba el sábado, a las 18:30, después de que se puso el sol. Me inscribí a cinco universidades públicas y, finalmente, mis notas me permitieron ingresar a la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.
¡Qué alegría! Yo sabía que Dios había elegido esa institución . Había perdido un año de estudios, pero Dios me estaba respondiendo.
Al comenzar la facultad , debíamos hacer un curso de nive lación. Otra opción sería eximirme de ese curso, haciendo una prueba. La fecha incial establecida era un domingo, pero después la cambiaron para un sábado. Sentí que estaban comenzando las pruebas, pero no me desanimé. Entré en contacto con el abogado de la iglesia para que me diera asesoramiento. Dos semanas antes de la prueba, recibí otra buena noticia: once jóvenes de todo el país darían la prueba conmigo, el sábado a las 18:30. Dios actuó nuevamente. Un mes después, se publicaron los resultados y, gracias a Dios, aprobé el curso de nivelación.
Camila lzurieta
Manta, Manabí (Unión Ecuatoriana)
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11 DE MARZO
El mejor premio - 1
"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor" (Salmo 40:1).
Como todo estudiante, yo también tenía el sueño de ingresar a la educación superior. Mi nombre es Dhiego Arlinsonn y estoy cursando el sexto semestre de Publicidad y Propaganda en Manaos, en el estado brasileño de Amazonas.
Qué marav illa es ser académico y ganar un premio estatal con un trabajo realizado en la facultad. Pero, ¿y si la conquista de ese premio significa no guardar el sábado por una sola vez?
Nací en un hooar adventista y crecí con esos principios que regían mi manera de vivir. En junio del 2012 , ya en la facultad, el profesor de la materia Redacción II pidió un trabajo que consistía en desarrollar el guión de una publicidad, de 60 segundos, para una empresa de calzados infantiles, que además hiciera alusión al día del padre.
Eso me animó y conseguí una buena nota . Después surgió la idea de grabarlo y, con ayuda de a lgunos amigos de la iglesia, produje y finalicé el video.
En agosto, al regresar de las vacaciones escolares, la coordinadora de la carrera me llamó para conversar y me preguntó: "¿Por qué no produces un video del gu ión que escribiste?". Le dije que ya había grabado uno. Ella me pidió verlo, le gustó y me propuso: "Dhiego, ¿qué te parece a idea de que tu trabajo compita al III Premio Amazonense de Propaganda y Marketing?".
De todos los trabajos realizados en cada categoría, los jurados seleccionarían tres que luego se definirían por votación en Internet. Me sorprendí al ver que mi trabajo quedó entre los diez finalistas . Para resumir, la entrega del premio fue fijada para el 7 de diciembre, viernes, a las 20:00. Ese mismo día, fui a la empresa, confirmé mi presencia, retiré los pases para la ceremonia y volví a casa, pero no estaba en paz. Yo sabía que mi presencia allí podía significar un premio académico y me haría conocido en todas las agencias de publicidad del Amazonas, pero esta ría desobedeciendo a Dios.
Oré, conversé con mis padres y con el pastor, y decidí no ir al acto.
Lloré, porque teóricamente estaba renunciando a una oportunidad única, pero ma ntuve mi decisión. Apagué el celular y disfruté aquella recepción de sábado como cualquier otro. Descansé y sentí la paz de Dios, sin ninguna preocupación . (Continuará ... )
Dhiego Arlinsonn
Manaus, AM (Unión Noroeste Brasi leña)
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18 DE MARZO
El mejor premio - 2
"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor" (Salmo 40: 1).
Como había confirmado la presencia al evento de premiación, me pareció correcto enviar un comunicado a través de la red social de la empresa. "Hola, en primer luga r me gustaría agradecer la oportunidad concedida. Fue un inmenso placer pa rticipa r del III Premio Amazonense de Propaganda y Marketing, además de un gran aprendi zaje. Confieso que estar entre los tres mejores fue una gran sorpresa y eso ya es una gran conquista. No sé si ganaré, pues las piezas que concursan en la misma categoría son excelentes, pero quiero justificar mi ausencia. Todos somos guiados por algo en lo que creemos; algunos principios rigen nuestro carácter, y yo no había notado que la ceremonia de premiación sería un viernes. Yo soy adventista del séptimo día y, de las 18:00 del viernes a las 18:00 del sábado, intento realizar actividades que no estén ligadas a mis intereses personales. Intento interesarme por personas que estén necesitando sentir la paz que viene de Dios. Un día elegí esos principios que rigen mi manera de vivir y no podría renunciar a ellos, incluso aunque eso signifique no llegar a una gran realización académica o profesional. Por eso, les pido disculpas si ocasiono algún problema y me pongo a disposición para lo que necesiten. Abrazos".
El domingo de mañana, cuando prendí el celular, me llegaron una gran cantidad de mensajes. El primero que leí fue de un amigo de la facultad que me decía que yo había ga nado, que mi trabajo había sido considerado el mejor del estado de Amazonas. Al principio no lo creí, ya que la ausencia significaba descalificación. Sin emba rgo, Dios es fiel, y no pude contener las lágrimas al saber que era verdad. La alegría y la gratitud se apoderaron de mí.
"El lunes fui a la facultad a recibir el premio y la coordin adora del curso me dijo que había justificado mi ausencia explicándoles a todos los presentes que yo era fiel al cuarto mandamiento. Me sentí maravillado y me di cuenta de que, además de darme un reconocimie nto académico, Dios quería que muchas personas sepan algo sobre la verdad del sábado.
Dhiego Arlinsonn
Manaus, AM (Unión Noroeste Brasileña)
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25 DE MARZO
Torbellino de bendiciones
"Como pasa el torbellino, así el malo no pennanece; Mas el justo permanece para siempre" (Proverbios 10:25).
Viterba Mabel era una exadventista que, por mucho tiempo, había dejado de asistir a la iglesia hasta que, en febrero del 2013, pasó un tornado por su ciudad. Hizo estragos y dejó muchos desamparados, entre los cuales estaba ella. El gobierno llevó a los desamparados a un gimnasio público.
Durante el período en el que Viterba estuvo en el gimnasio con los hijos, se encontró con una hermana adventista que la invitó a volver a la iglesia.
En respuesta a ese llamado, Viterba volvió a la iglesia, pero no sola, ya que llevó con ella a 17 niños <le su barrio, incluyendo a sus hijos. Hoy, siete niños y dos adolescentes continúan asistiendo a la iglesia regularmente.
En el año en que se bautizó, Viterba asumió el trabajo de la tesorería de la iglesia. En cualquier otra situación, ocupar ese cargo no le hubiera llamado la atención, sin embargo, ante sus circunstancias, eso no solamente era una tentación, sino también un compromiso muy grande. El sueldo del marido, quien trabajaba como leñador, no les proporcionaba muchos recursos y, en las últimas semanas, el clima no había permitido la venta de leña.
Delante de toda esa situación, la hermana Viterba enfrentaba extrema necesidad. A pesar de su condición, las cuentas de la tesorería de la iglesia estaban correctas y al día.
No obstante, lo más asombroso fue que Viterba continuó devolviendo el diezmo de lo poco que ganaba limpiando la casa de un vecino. Al ver cómo Dios, incluso en medio de las necesidades, era su sustento, ella comenzó a animar a los demás hermanos a ser fieles. Por la gracia de Dios, y por la convicción de esa hermana, tres personas que no estaban diezmando comenzaron a devolver el diezmo y sentir la alegría de ser fieles a Dios.
Los tornados de la vida hicieron que esa hermana se fortaleciera en Dios y probara sus maravillas. Hoy podemos ver los frutos no solo en su vida sino también en la iglesia.
Actualmente, Viterba disfruta de seguridad económica, y su hija mayor pronto ingresará al Instituto Adventista del Uruguay, a la carrera de letras. La iglesia sigue contando con esa tesorera que motiva la fidelidad a Dios.
Viterba Mabel
Mercedes. Soriano (Uruguay)
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01 DE ABRIL
Detalles y cuidados
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos ·memoria" (Salmo 20:7).
A mediados del año 2012, me estaba preparando para hacerme un chequeo médico, cuando descubrí que estaba embarazada. Entonces, además del chequeo, tuve que comenzar el control prenatal. Cuando me hice una ultrasonografía mamaria, me detectaron un nódulo en la mama izquierda, y era maligno. Oré, busqué al obstetra y el me derivó a un mastólogo que, a su vez, me dijo que debía extirparmelo de inmediato. Fijamos la fecha para la cirugía y, al entrar al centro quirúrgico, el médico ya no encontró el nódulo. Volví al médico, repetí la ecografía, y ya no había nódulo. Seguí con los controles prenatales, y también me detectaron hipotiroidismo. Era necesario comenzar de inmediato el tratamiento, debido a la gestación.
Mi embarazo era de riesgo debido a mi avanzada edad. En diciembre, al realizarme la ecografía, para la cesárea, fue necesario repetir los exámenes, ya que tenía grandes posibilidades de estar con diabetes gestacional, lo que implicaría graves problemas para el bebé. Continué orando. En esos momentos, ya estaba con varios problemas financieros, debido a muchos gastos que había tenido. Además, por algunos cambios en mi sector de trabajo, me redujeron el sueldo en un 50%.
Mi situación económica ya era crítica, entonces clamé a Dios por socorro. Tenía que pagar el parto (unos 900 dólares aproximadamente), terminar con algunos exámenes y efectuar otros gastos. Pedí dinero prestado y fui a otra ciudad a realizarme la última ecografía obstétrica. Mientras esperaba que me atendieran, recibí llamadas en las que me informaban de una reunión del prefecto con las personas de mi sector de trabajo. Logré llegar a tiempo para la reunión, en la cual el prefecto nos dijo que nos restituiría nuestro sueldo y también nos pagaría un retroactivo. ¡Alabé a mi gran Dios! Una semana después, me informaron que se había reducido el valor del parto a 600 dólares aproximadamente. El tesorero de mi iglesia me dijo que me ayudaría con los costos del parto con cerca de 400 dólares. Una vez más, alabé a Dios. Para completar las bendiciones, mi hija nació perfecta. Alabo a Dios porque él me probó, pero no me desamparó.
Maria Andrade
Araci, BA (Unión Este Brasileña)
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08 DE ABRIL
Estudiante diferente
“Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado,
por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré” (Salmo 28:7).
En la actualidad curso el último año de administración de empresas en una universidad no adventista. Al principio no conversaba mucho con mis compañeros y no salía a la hora del recreo, porque sentía que no encajaba. Sin embargo, me fueron conociendo y comencé a contarles sobre el Club de Conquistadores, de los Aventureros, etc. También les hablé del sábado como día del Señor. A algunos les pareció extraño, pero otros quisieron conocer más.
Yo hacía las pruebas los viernes y los lunes. La prueba de los lunes era com-plicada para estudiar porque la tarde del viernes se pasaba muy rápido; el sába-do iba a la iglesia, y el domingo participaba del Club de Conquistadores o de Aventureros. Por eso, no tenía mucho tiempo para estudiar para las pruebas de los lunes. Además, ese era el día de presentación de los informes de lectura y de otros trabajos. Durante los primeros tres años, esa fue mi rutina.
En cierta ocasión, mis pruebas finales y el camporí de la región central de Paraguay cayeron en la misma fecha. Había que organizar muchas cosas y había mucho que estudiar para los exámenes. Después de finalizado el Camporí, yo te-nía que hacer una prueba, la más importante. Sin embargo, me enfermé de neu-monía grave, infección en la garganta y en los oídos. No podía comer nada sólido e ingería líquidos con mucha dificultad. Tampoco podía hablar y hasta respiraba con esfuerzo. Cierta noche, me dieron convulsiones y me tuvieron que llevar al hospital. Pero yo quería hacer esa última prueba. Tomé los medicamentos, me sentí un poco mejor, y reuní las pocas fuerzas que tenía para estudiar.
El día del examen amaneció con una lluvia torrencial y yo aun no estaba del todo curada. De todas formas, decidí ir a la universidad. Salí con ayuda de mi madre y en el trayecto quedamos atrapadas con el auto en un sector inundado. El agua comenzó a subir y entró al auto. Fue allí que clamé a Dios con desespera-ción. Cuando terminé de orar, la lluvia paró de manera increíble, ya pude respirar mejor y ya no tenía tos. Llegué a tiempo, entré al aula y tomé los medicamentos. La profesora me preguntó qué estaba pasando y le conté todo. Ella me dijo que me había arriesgado mucho. Yo le respondí que confiaba en Dios. Ella sonrió y me dijo: “Yo también confío. Puedes hacer la prueba”. Al mediodía, mi garganta estaba mejor y ya podía tragar. Le doy gracias a Dios por haber obrado un milagro cuando más lo necesitaba.
Natalia Vera
Assunção (Unión Paraguaya)
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15 DE ABRIL
Milagros actuales
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
Keila Martins vive con el esposo y el hijo en Brasilia. Es adventista desde pequeña y aprendió que la oración y la confianza en Dios son las herramientas para vencer cualquier dificultad. En junio del 2013, Keila descubrió, después de algunos análisis, que tenía cáncer de mama. El tumor que surgió de un momento a otro y creció rápidamente preocupó a los médicos. Keila tenía un tumor en estado avanzado que la obligaría a iniciar inmediata-mente la quimioterapia y la radioterapia. Ella comenzó a preocuparse por los síntomas comunes de quienes pasan por ese proceso, como la caída del cabello. Afligida, oró a Dios y le pidió que le mostrara un medio de hacer el tratamiento sin perder el cabello.
Sin embargo, durante las consultas con el médico, Keila conoció la reali-dad de otros pacientes que debían hacerse intervenciones más severas, como amputaciones de miembros. En ese momento, ella sintió que Dios le estaba enviando un mensaje al corazón para que dejara de preocuparse por algo insignificante (la caída del cabello) y creyera que Dios la estaba cuidando.
Con la quimioterapia, Keila comenzó un tratamiento natural que cambia-ba totalmente su alimentación. Frutas, legumbres y jugos naturales empeza-ron a ser parte de su dieta, para complementar el tratamiento. Poco tiempo después, los médicos reevaluaron los exámenes y descubrieron una gran me-joría en el cuadro. Keila cuenta que hasta en la elección de una peluca sintió el cuidado de Dios. Ella decidió cortarse el cabello antes de que comenzara a caer y decidió donarlo para que otras personas con cáncer tuvieran la opor-tunidad de tener ese accesorio durante el tratamiento.
No solo cambió su alimentación durante ese tiempo. También fortaleció su comunión con Dios por medio del estudio de la Biblia y de la oración durante las madrugadas. Después de ocho días de tratamiento, Keila volvió al médico para hacer una evaluación general y, sorprendido, afirmó que el nódulo había desaparecido. Según los médicos, fue un milagro, teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad. “Me curé y creo que Dios tiene un plan para nuestra vida. Quiero que el Señor me use para dar ánimo y valentía a otras personas”, afirma Keila.
Keila Ribeiro Magioni Martins
Taguatinga, DF (Unión Centro-Oeste Brasileña)
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22 DE ABRIL
Bendiciones y más bendiciones
“Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia” (Salmo 59:16).
En el momento en que escribo esto, tengo 24 años y estoy preparando mi tesis para graduarme en Psicología. Cuando yo tenía un año y medio de vida, mi madre desapareció. Mi padre agotó todos los recursos para encontrarla pero fue en vano. Al terminar el colegio secundario, ingresé en una universidad pública, pero no me sentía feliz. Fue entonces que la Universidad Peruana Unión (UPeU) se convirtió en un sueño para mí. Sin embargo, mi padre tenía una deu-da con el banco de 50 mil nuevos soles. Como no podía pagarla, empeñó algunos bienes y como garante corría el riesgo de perder la casa. En esas circunstancias, decidí colportar y pude juntar dinero para la matrícula. Allí mi padre hizo un último esfuerzo y me dio mil nuevos soles. Así llegué a la UPeU.
Mi día comenzaba a las 2 de la mañana para estudiar la Biblia, preparar mis alimentos y continuar con mis tareas. De las 5 a las 13 horas trabajaba en el departamento de limpieza y de las 13:30 a las 19 estudiaba. Los sábados, a partir de las 14 horas, salíamos a hacer trabajo misionero. A pesar del poco tiempo que tenía, mis notas me llevaron a estar entre los mejores alumnos.
En el verano, decidí colportar en Lima y Dios me bendijo mucho. Continué estudiando y, el verano siguiente, fui a colportar a Ecuador. En el segundo año de la carrera, perdí a mi abuela y a una tía muy cercana a quien consideraba casi una madre, pero Dios me sostuvo con su brazo fuerte y logré terminar el año exitosamente.
En el cuarto año, decidí colportar en Brasil, pero tenía una deuda de 7 mil nuevos soles. Resolví viajar, a pesar de no saber el idioma. Antes de comenzar, hice un pacto con Dios: presentaría a Jesús y daría de regalo un libro misionero en cada casa, me compraran libros o no. La campaña fue una bendición. Les di estudios bíblicos a seis familias y, cuando terminó la campaña, tenía suficiente dinero para pagar la universidad.
Al año siguiente, colporté en Panamá, y Dios me bendijo milagrosamente. Antes de mi graduación, un hermano arquitecto y una estudiante cubrieron mis gastos de graduación. Otras personas me compraron un vestido y zapatos. Estoy segura de que Dios puede hacer lo mismo por cualquier persona que confíe en él.
Sonia Herrera Frías
Universidad Peruana Unión (Unión Peruana del Norte)
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29 DE ABRIL
Hacer lo correcto de manera correcta
“Traed todos los diezmos al alfolí” (Malaquías 3:10).
Yo había sido miembro activo de la iglesia, me gustaba trabajar para la obra de Dios y nunca había dejado de devolver el diezmo. Sin embargo, después de algún tiempo, comencé a pensar que podía administrar el diezmo y las ofrendas y no entregarlos más a la iglesia. Esa idea fue madurando hasta que se consumó. Comencé a usar el diezmo para pagar programas de radio, comprar material para la iglesia, etc. cuando los líderes se dieron cuenta de lo que estaba sucendiendo, me orientaron para que abandonara esa práctica. No le di la menor importancia, discutí con los líderes regionales y hasta con el pastor del distrito.
Yo no me daba cuenta de que estaba actuando en evidente discrepancia con un claro principio bíblico que me llevaría a negligenciar otras cosas. De a poco, comencé a dejar de lado el culto familiar, el estudio de la lección de Escuela Sabática y hasta los momentos de oración se vieron comprometidos. En el 2013, recibí la invitación de una empresa para trabajar en mi casa. Tra-bajaría poco tiempo y ganaría mucho. Renuncié a casi todo por ir detrás de ese trabajo. Hice varios viajes y gasté mucho, creyendo que en poco tiempo estaría “nadando en dinero”. Llegué al punto de trabajar los sábados.
Cuatro meses después de mi incorporación, la justicia de Brasil le pro-hibió repentinamente a la empresa seguir con sus operaciones. Desde ese momento, solo me quedaron deudas y el comienzo de una terrible depresión. Cierto día, un gran amigo me dijo que había una solución para el problema, pero que yo debía hacer lo correcto: devolver mi diezmo a la casa de Dios. Incluso con tantas deudas, todavía tenía el dinero del diezmo guardado. Allí mismo le pedí a mi esposa que hiciera un depósito en la cuenta de la Asocia-ción, pues yo no asistía a la iglesia.
Sin que yo lo supiera, mi amigo le pidió al pastor que me visitara. Un día, el pastor llegó a mi casa, fue al lavadero, puso agua en un balde y vino hasta mí. Me sacó los zapatos y me lavó los pies. Yo hice lo mismo. El pastor me miró y me dijo: “Hermano, ¿qué puedo hacer por usted? Estoy aquí para ayudarlo. Cuente conmigo”.
Volví a asistir a la iglesia y, en la actualidad, trabajo como terapeuta natu-rista y fisioterapeuta. Estoy muy feliz, principalmente por el hecho de ser fiel a Dios y percibir, una vez más, cuánto me ama.
Cleiton José Leite
Caicó, RN (Unión Nordeste Brasileña)
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06 DE MAYO
Prioridad
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Algunos consejos de Cristo parecen lejanos, hasta que nos toca vivirlos de cerca. Una de esas profundas enseñanzas se encuentra en las famosas palabras de Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Carina participó del Seminario de Enriquecimiento Espiritual I en su igle-sia. Por algún motivo, en aquel momento y bajo aquellas circunstancias, esa verdad o enseñanza no penetró en su corazón. Sin embargo, la obra de Dios en la mente humana no conoce de prisas o demoras. Al año siguiente, llegó la hora de participar del Seminario de Enriquecimiento Espiritual II. Ella lo realizó con alegría y, además de tomar nuevas decisiones en el área del cuida-do de la salud, ella comprendió la importancia de buscar a Dios en la primera hora de cada día mañana y pedir su ayuda para vivir de acuerdo con sus propó-sitos. Individualmente y en familia, Carina vio los resultados de poner en prác-tica los principios de los ocho remedios naturales y de la vida saludable. Todos comenzaron a consumir más verduras y a ingerir más agua. Fueron avanzando progresivamente en otros aspectos, en conformidad a los consejos de Dios
Carina afirma: “Quiero dar testimonio de las muchas bendiciones que recibí al poder comenzar cada día realizando el Seminario de Enriquecimien-to espiritual a primera hora del día. Comprobé que dedicar una hora de la mañana a estar en presencia de Jesús me otorga su compañía para todo el día y el tiempo me rinde más. En los días en que mi agenda matutina era exce-siva, siempre encontraba un lugar para estacionar, después de mi encuentro con el Señor. En los lugares en los que siempre había filas, quienes atendían siempre estaban “esperándome”. Tenía tiempo para hacer todas mis cosas e incluso me sobraba tiempo para visitar a mi madre y volver a casa antes de la hora prevista. Haciendo una comparación, en términos económicos 9 dólares con el Señor son más que 10 sin él; y 3 horas con Cristo son más que un día entero sin él”.
Carina Kaplan de Maier
Paraná, Entre Ríos (Unión Argentina)
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FUENTE:
* Agradecimiento al Ministerio de Mayordomía Cristiana de la DSA
Dios los bendiga!!!
ResponderBorrarTuve un problema con mi esposo hace 2 años, lo que llevó a nuestra ruptura, no era yo mismo, me sentía tan vacío dentro de mí. hasta que un amigo mío, Walt Pen, me habló de un lanzador de hechizos que también la ayudó con el mismo problema. Le escribo al Dr. Agumagu. Confié en el lanzador de hechizos y le conté mi problema e hice lo que me pidió, para resumir la larga historia. Antes de que supiera lo que estaba sucediendo, mi esposo me llamó y me dijo que volvería a mí en solo 2 días y que estaba muy feliz de tenerlo de vuelta conmigo. Gracias al Dr. Agumagu por salvar mi relación y también por salvar a otros. Sigan con su buen trabajo señor. envíele un correo electrónico: agumaguspelltemple@gmail.com