Lección de Escuela Sabática de Adultos 4to Trimestre 2019, Escuela Sabática Adultos 4to Trimestre 2019, Lección 4to Trimestre 2019,
Lección 10: Para el 7 de diciembre de 2019
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Nehemías 12:27–47; 1 Crónicas 25:6–8; 1 Juan 1:7–9; Juan 1:29, 36; 1 Corintios 5:7; Hebreos 9:1–11.
PARA MEMORIZAR:
“Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel” (Esd. 3:11).
El versículo para memorizar de esta semana nos da una idea de las prác-ticas de adoración de los hebreos y cómo su gratitud hacia Dios se había desbordado en alabanza a él. En 515 a.C., celebraron la dedicación del nuevo Templo (Esd. 6:15–18) y luego, unos sesenta años después, el pueblo celebró la dedicación del muro completo de Jerusalén (Neh. 6:15–7:3; 12:27 en adelante).
Luego de enumerar las genealogías en Nehemías 11 y 12, el autor hace la transición al momento de la celebración por la dedicación del muro de la ciudad. La nación acostumbraba a dedicar cosas a Dios: el Templo, un muro de la ciudad o incluso casas y edificios públicos. Esa dedicación era preparada con esmero, y era acompañada con cantos, música, banquetes, sacrificios, regocijo, alegría y la purificación del pueblo. David estableció la práctica de los sacrificios durante una dedicación, y luego los dirigentes de Israel siguieron su ejemplo, comenzando con Salomón cuando llevó el arca al Templo (1 Rey. 8:5).
Esta semana veremos cómo adoraron al Señor durante esta oportunidad y veremos cosas que, quienes adoramos al mismo Señor, podemos aplicar a nosotros mismos.
ENTONAR EL CANTO PARA JEHOVÁ
Lee Nehemías 12:27 al 29. Observa algunas de las palabras clave que revelan cómo eran la adoración y la alabanza. ¿Cómo las describirías?
La nación israelita le había encomendado a una clase específica de levitas que fueran cantores y músicos para los servicios del Templo. Dios dirigía la práctica y dio instrucciones para el servicio, ya que la adoración en el Templo debía ser hermosa y profesionalmente ejecutada.
El rey David había organizado esta práctica en un sistema más elaborado y magnífico que el que se había utilizado anteriormente. Por lo tanto, los descendientes de Asaf, a quienes David había designado como directores de la adoración en el Templo, todavía eran designados como “cantores, sobre la obra de la casa de Dios” (Neh. 11:22).
Busca 1 Crónicas 25:6 al 8. ¿Qué nos enseña esto acerca de cuán esencial e importante era la música para la adoración y para entonar“el canto para Jehová”?
Los cantores eran levitas y, por lo tanto, oficialmente estaban asignados al Templo. Por consiguiente, ofrecer música para los servicios del Templo era su trabajo remunerado. Durante la época del rey David, se organizó una verdadera academia de música que él supervisaba. Tenía maestros y alumnos, jóvenes y ancianos, que trabajaban en turnos en el Templo, ofre-ciendo música. Algunos eran instrumentistas; otros, cantores; e incluso otros se encargaban de los instrumentos y la ropa que se usaba para los cultos. ¿Cuál era el propósito de una organización tan profesional? Servía para desarrollar talento y la visión de excelencia en la adoración. La ex-celencia siempre debe ser una meta en la adoración. Las alabanzas deben provenir del corazón y expresarse de la mejor manera para que la gente se eleve espiritualmente. Cabe suponer que los músicos y los cantores que servían en el Templo eran cuidadosamente seleccionados para dirigir el culto de adoración.
■ ¿De qué maneras has experimentado el gozo de la adoración a través de la música? ¿En qué medida esto es importante para ti?
PURIFICACIÓN
Después de que las Escrituras hablan de la dedicación del muro, y luego de la reunión de los cantores, el siguiente versículo, Nehemías 12:30, habla de la purificación. “Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro”.
La raíz de la palabra hebrea para “purificaron”, thr, significa estar limpio, ser puro, y se usa en muchos contextos del Antiguo Testamento, incluyendo los que contienen la idea de ser moralmente puro y limpio delante de Dios.
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:7–9). ¿Qué nos enseña este pasaje sobre 1) la naturaleza humana, 2) el perdón de Dios y 3) el poder de Dios en nuestra vida?
El Templo y sus servicios eran componentes esenciales de la religión del antiguo Israel. Pero el Templo y sus servicios eran un medio para un fin, no un fin en sí mismos. Y ese fin, por supuesto, era conducir al pueblo a una relación salvadora con su Dios del Pacto, el Señor Jesucristo, y conocer su poder para purificar la vida. Y el hecho de saber lo que Dios ha hecho, de lo que nos ha salvado el Señor, nos lleva a amarlo y adorarlo. Esa es la razón por la que, vez tras vez, los antiguos israelitas relataban lo que Dios había hecho en el pasado. Los ayudaba a conocer la bondad y el amor del Señor, que era fundamental para el gozo y la acción de gracias que debía impregnar su experiencia de adoración.
Para nosotros hoy, la experiencia y el reconocimiento del perdón por el pecado deberían infundir gratitud a Dios, y un sentido de esperanza y gozo. Entonces, es fácil alabar al Señor y expresar aprecio por la belleza de su carácter. Y ¿qué mayor revelación del carácter de Dios podemos tener que ver a Jesús en la Cruz, soportando el castigo por nuestros pecados para que no tengamos que soportarlo nosotros?
■ Al margen de tus pecados pasados o de tu carácter actual, en la Cruz puedes tener perdón total, incluso ahora. ¿Por qué no reclamas el perdón que Jesús te ofrece ahora mismo?
DOS FORMIDABLES COROS DE ACCIÓN DE GRACIAS
Lee Nehemías 12:31 al 42. ¿Por qué la música era una parte tan importante de esta celebración?
Parte del servicio de adoración en la época de Nehemías fue crear dos coros de acción de gracias que recorrieran Jerusalén cantando, acompa-ñados de instrumentos. Comenzaban en el mismo lugar y luego se sepa-raban, yendo cada uno en una dirección diferente alrededor de los muros de la ciudad. Un grupo era dirigido por Esdras, que iba al frente, y el otro grupo tenía a Nehemías detrás. Los dos coros se reunían una vez más en la puerta del valle y desde allí entraban en el Templo. Los sacerdotes que tocaban las trompetas cerraban cada procesión. Una vez que los coros ingresaban en el Templo, se paraban uno frente al otro. Eran una procesión y un culto de adoración extraordinariamente organizados.
Para responder por qué la música es una parte tan importante de la celebración y el culto de adoración, debemos observar su significado en el contexto del Templo. La música del Templo no era un concierto que el pueblo iba a disfrutar, como si fuesen a escuchar la 4ª sinfonía de Beethoven en una sala de conciertos. Mientras los músicos cantaban y tocaban los instrumentos, el pueblo se inclinaba en oración. Era parte de su adoración.
El acto central del Templo y de la adoración correspondía a los sacrificios, un acto bastante desagradable en sí. A fin de cuentas, ¿qué otra cosa hacían más que degollar animales inocentes? Escuchar una música tan hermosa, además de elevar los pensamientos del pueblo hacia el Cielo, ayudaba a que toda la experiencia de adoración fuera más placentera.
Busca ejemplos en la Biblia donde la música era un aspecto importante de la adoración. Reflexiona especialmente en Éxodo 15:1; 2 Crónicas 20:21 y 22; y Apocalipsis 15:2 al 4.
Tanto en la Tierra como en el cielo, la música es parte de la experiencia de adoración. Ten en cuenta que, en los versículos anteriores, la temática de los cantos es exclusivamente lo que el Señor ha hecho por su pueblo, inclu-yendo la victoria “sobre la bestia” (¿De qué otra forma habrían obtenido esa victoria, a fin de cuentas?) Esa alabanza a Dios es por sus actos de salvación.
■ Menciona algunas de las cosas que Dios ha hecho por ti que son una buena razón para entonarle alabanzas.
LOS SACRIFICIOS COMO PARTE DE LA ADORACIÓN
Lee Nehemías 12:43. ¿Qué tenía de especial ofrecer “numerosas víctimas” como parte de su celebración de adoración?
Los sacrificios eran el aspecto más esencial de la adoración en la época del Templo. Se utilizaban varios sacrificios diferentes, ya sea por la promesa del perdón o para expresar la alegría de la comunión y la gratitud a Dios. Los sacrificios proporcionaban la sustancia para la adoración, ya que les recordaban a los adoradores la verdad de Dios y quién es él, y señalaban a la Simiente Prometida, el Mesías, quien sacrificaría su vida por ellos, porque él es el Cordero de Dios.
Lee Juan 1:29 y 36; 1 Corintios 5:7; y Apocalipsis 5:6, 12 y 13. ¿Qué seña-laban los sacrificios en última instancia? Si los antiguos israelitas podían regocijarse por un animal de granja muerto, una muerte que podía revelar tanta verdad, ¿cuántas más razones tenemos nosotros que ellos para re-gocijarnos?
Observa, además, cuántas veces aparece la idea de gozo y regocijo solo en Nehemías 12:43. Es decir, en medio de la reverencia, y tal vez el temor piadoso que experimentaba el pueblo en su culto de adoración (a fin de cuentas, la muerte de un animal por los pecados del pueblo era algo solemne), también había alegría y regocijo. Cuando nos acercamos a Dios, debemos hacerlo con sobrecogimiento y reverencia, y también con regocijo. El Salmo 95 demuestra que un verdadero acto de adoración consiste en una convo-cación a cantar, aclamar con alegría y hacer música para celebrar a Dios (Sal. 95:1), y también a inclinarse y arrodillarse delante del Señor (Sal. 95:6). Es fundamental tratar de lograr un equilibrio entre el gozo y la reverencia para alabar y adorar a nuestro Creador.
■ Cuando pensamos que, en la Cruz, el Creador de todo lo creado (ver Juan 1:1–3) murió pendiendo del madero por los pecados de su Creación, ¿cuál es la primera emoción que sentimos? ¿Qué papel puede y debe desempeñar la alegría en nues-tra experiencia de la Cruz?
SACERDOTES Y LEVITAS COMO PARTE DE LA ADORACIÓN
Lee Nehemías 12:44 al 47. ¿Por qué se regocijó Judá “con respecto a los sacerdotes y levitas que servían”? ¿Por qué eran importantes?
¿Qué simbolizaba el trabajo de los sacerdotes (que eran levitas)? Ver Hebreos 9:1 al 11.
“La intercesión de Cristo en beneficio del hombre en el Santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la Cruz. Por medio de su muerte dio inicio a esa obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, ‘donde Jesús entró por nosotros como precursor’ (Heb. 6:20)” (CS 479).
Nuevamente, aunque el pueblo de ese entonces indudablemente no tenía la luz que tenemos hoy, entendía lo suficiente como para saber que la obra de los levitas, que solo podían servir en el Templo, era muy importante. Estaban entusiasmados de que la obra de Dios se llevara a cabo a través de ellos.
La nación había dedicado tiempo a leer la palabra de Dios, a orar, adorar y rededicarse a él. En medio de todo esto, se dieron cuenta de que los ministe-rios del Templo habían sido descuidados y debían ser restaurados. Ahora que se volvían a establecer, el pueblo se regocijó por la importante obra que los levitas harían en su nombre. Dios le recalcó a la nación que los ministerios del Templo eran parte de su plan para la adoración.
Desgraciadamente, a menudo damos por sentado a los pastores, los maes-tros de la Palabra y los músicos. Incluso durante la época de Nehemías, el apoyo a los levitas a veces era enérgico y otras veces muy débil. Los levitas muchas veces tenían que dedicarse a otros trabajos para poder mantener a sus familias, porque el pueblo dejaba de diezmar y de dar ofrendas.
Sin diezmos ni ofrendas, no existe una iglesia mundial organizada. Si queremos que nuestros ministerios continúen, debemos comprometernos a apoyar a nuestros pastores mediante contribuciones monetarias y también expresándoles nuestro reconocimiento. La iglesia quizá nunca sea perfecta, pero eso no debería impedir que demos voluntariamente para que la obra de Dios pueda continuar en todo el mundo.
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El camino a Cristo, “El secreto del crecimiento”, pp. 67-75.
“La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado contemplarán al Cristo crucificado. Nunca olvidarán que el Ser cuyo poder creó los innumerables mundos y los sostiene a través de la inmensidad del espacio –el Amado de Dios, la Majestad del cielo, a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar– se humilló para levantar al hombre caído; [nunca olvidarán] que llevó la culpa y la vergüenza del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario. Que el Hacedor de todos los mundos, el Árbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se humillase por amor al hombre despertará eternamente la admiración y la adoración del universo. Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y con-templen la gloria eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su reino no tendrá fin, prorrumpirán en un cántico de júbilo: ‘¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima sangre!’ ” (CS 632, 633).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En clase, hablen de cómo encontrar el equilibrio correcto en la adora-ción entre la reverencia y la alegría. O resuelvan esta pregunta: La reverencia y la alegría ¿son mutuamente excluyentes?
2. Los israelitas pusieron el muro de Jerusalén bajo protección divina a través de la ceremonia de dedicación y, por lo tanto, reconocieron que un muro es inútil a menos que Dios lo defienda. Salomón lo expresó bien: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Sal. 127:1). ¿Qué debería decirnos esto sobre nuestros esfuerzos por el Señor?
3. ¿Cuál es el papel de la música en la experiencia de adoración de tu iglesia?
4. La Escritura es clara: Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario celestial. ¿Qué está haciendo por nosotros allí exactamente? ¿Qué puede enseñarnos el ministerio de los sacerdotes en el Templo terrenal sobre lo que Jesús está haciendo por nosotros en el celestial?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Esdras 3:11.
Enfoque del estudio: Nehemías 12:27-47.
Para darle autoridad al sacerdocio de Jerusalén, Nehemías 12 comienza enumerando a los levitas y los sacerdotes desde la época de Babilonia hasta el período de Esdras y Nehemías. Una vez que se estableció que los judíos tenían personas capacitadas para los servicios del Templo, la siguiente parte del capítulo se centra en el servicio de dedicación del muro de Jerusalén. Sin embargo, no es el muro el que garantiza la seguridad, sino el Señor. Por lo tanto, el pueblo no está seguro a menos que el Señor lo proteja. Los israelitas comúnmente realizaban la dedicación de objetos o edificios para reconocer que el poder no está en un objeto sino en Dios (Sal. 127:1, 2).
El servicio de dedicación del muro de Jerusalén comenzó con dos grandes coros que avanzaron en forma separada por Jerusalén y finalmente se unieron en el Templo. Allí, “sacrificaron aquel día numerosas víctimas”, y “se regocijaron”. De hecho, la alegría del pueblo fue tan estridente que incluso sus distantes enemigos escucharon la celebración por la conclusión del muro. Después, Nehemías se aseguró de delegar las responsabilidades del Templo para que los suministros se distribuyeran según la Ley para todos los levitas y los siervos del Templo. El pueblo estaba emocionado de que el Templo volviera a funcionar. Quería asegurarse de que hubiese provisiones para aquellos que servían al Señor, no solo para ese momento sino también para el futuro.
Parte II: COMENTARIO
La purificación
Antes de realizar la dedicación del muro, los sacerdotes y los levitas se purificaron ellos mismos y al pueblo, así como las puertas y el muro. Los ritos de purificación eran comunes en Israel, y simbolizaban la purificación del pecado y la separación con fines santos. Los ritos consistían principalmente en lavar la ropa y bañarse (Éxo. 29:4; 40:12-15; Lev. 16:20-28; Núm. 19:7).
Existían varios ritos de purificación en Israel. El rito de purificación más importante lo realizaba cualquiera que entrara en contacto con un cuerpo muerto.
Puesto que la muerte refleja el estado de mortalidad resultante del pecado, la persona tenía que someterse a una purificación especial, un procedimiento descrito en Números 19. El sacerdote quemaba una vaca rojiza sin mancha cuyas cenizas se colocaban en un recipiente con agua. Alguien que estaba limpio tomaba un hisopo, lo sumergía en el agua y luego lo rociaba sobre los objetos o las personas consideradas impuras. Si el agua de la purificación no se rociaba sobre alguien que estaba inmundo, entonces su inmundicia todavía estaba sobre él (Núm. 19:13).
En el Día de la Expiación, el sacerdote que realizaba la purificación del Santuario, y hacía sacrificios por su pecado y por los del pueblo, se cambiaba de ropa. Antes de ponerse las “santas vestiduras”, se lavaba el cuerpo (Lev. 16:4). Al terminar el servicio, el sacerdote, una vez más, se quitaba las “santas vestiduras” y se lavaba el cuerpo (Lev. 16:23, 24). Quien liberaba al chivo expiatorio hacía lo mismo antes de regresar al campamento israelita (Lev. 16:26).
Otras categorías de purificación incluían la purificación para los sacerdotes (Éxo. 29:1-9), que debían lavarse las manos y el cuerpo (Éxo. 30:17-21;40:12-14, 30-32); la purificación de la lepra (así como el pecado conduce a la muerte, la lepra termina en muerte [Lev. 13:6; 13:34]); de las secreciones corporales (Lev. 15:1-29; Deut. 23:10, 11); y la purificación de los levitas (Núm. 8:5-7; 19:7-22).
Debido a que los sacerdotes y los levitas participaron de la dedicación del muro, primero se purificaron lavándose las manos y los pies, y quizás el cuerpo.
Luego purificaron al pueblo, a quien probablemente se le pidió que también se lavara y tal vez incluso que lavara su ropa. Además, la Biblia menciona que las puertas y el muro fueron purificados, lo que significa que cada uno habría sido rociado con agua.
El agua de la purificación no era milagrosa en sí; era la Palabra de Dios la que declaraba que la purificación limpiaba al pueblo del pecado y la muerte. El ritual servía como símbolo de pureza. La santidad y la limpieza del pecado eran importantes para acercarse a Dios en una ceremonia de dedicación. La purificación ritual mostraba que la sangre de Cristo limpiaba y cubría al pueblo. El servicio de purificación incorporaba el perdón de los pecados. Cuando el pueblo se humillaba ante Dios y se lavaba, reconocía que necesitaba ayuda; que necesitaba ser limpiado por Dios. Dios era quien tenía que darle salud y santidad, no sus propias obras. Sin embargo, Dios requería el acto de lavarse como un recordatorio tangible de su poder transformador en la vida de su pueblo.
Gran regocijo
La mayor parte de la ceremonia de dedicación incluía música y adoración. En primer lugar, los levitas y los cantores se reunieron en Jerusalén; muchos de ellos vivían lejos de Jerusalén y solo iban a la ciudad cuando les tocaba servir.
Los sacerdotes, los levitas y los cantores dirigieron la celebración de la provisión de Dios en su favor mediante acciones de gracias (reconociendo verbalmente lo que Dios había hecho) y entonando alabanzas a él. Las arpas, los címbalos y otros instrumentos de cuerda acompañaron a dos grandes coros mientras cantaban y caminaban separadamente por Jerusalén, y finalmente se volvieron a unir en el Templo y cantaron en voz alta (Neh. 12:42). Literalmente, la frase dice que los cantores fueron escuchados. No podían contener ni reprimir su gozo, como lo demostraron sus potentes alabanzas. Cantaron fuerte porque estaban alborozados con la rápida conclusión del muro y por la forma en que Dios los había acompañado.
Cuando se colocaron los cimientos del Templo después de su regreso del exilio en Babilonia, en 537/536 a.C., el pueblo, los sacerdotes y los levitas alabaron al Señor (Esd. 3:10, 11). Lo mismo ocurrió ahora en la época de Nehemías, después de terminar el muro de Jerusalén. Todos alabaron al Señor y los dos coros designados expresaron su agradecimiento al Señor por la obra realizada (Neh. 12:31, 38).
El pueblo se regocijó grandemente. Literalmente, el versículo 43 dice que Dios los hizo samach (regocijar) con gran samach (gozo). La palabra samach aparece cinco veces en ese solo versículo. Aparece una vez en el versículo 44, ya que el pueblo también se regocijó por los sacerdotes y los levitas que servían en el Templo. Anteriormente, también aparece en el versículo 27, que introduce todo el relato, afirmando que el pueblo llamó a los levitas para celebrar la dedicación con alegría (samach).
Por lo tanto, la palabra aparece exactamente siete veces en el capítulo, lo que debería ser trascendente para el lector. El siete, en la Biblia, es un número de plenitud, consumación y perfección. Por lo tanto, el samach que el pueblo experimenta es pleno. Dios los ha hecho alegrarse. Su acto de regocijo demuestra lo que es el verdadero gozo en la vida, porque se regocijan por lo que Dios ha hecho. La lección para nosotros hoy es celebrar lo que Dios está haciendo en nuestra vida, sin pasar por alto sus actos benevolentes, ni darlos por sentado. Más bien, deberíamos celebrar su providencia. El reconocimiento de la bendición y el liderazgo de Dios conduce a la gratitud y la estabilidad emocional. El agradecimiento nos hace felices y victoriosos.
El gozo es un aspecto determinante de la adoración, pero también lo es la reverencia a Dios, que puede definirse como una experiencia de sobrecogimiento mediante un encuentro personal con Dios. El equilibrio entre el gozo y la reverencia es muy importante; y sin embargo, lamentablemente, a menudo es ignorado. Si un culto de adoración muestra respeto por Dios pero no gozo, entonces se vuelve seco y rígido. Por otro lado, cuando solo se incorpora el gozo y no se tiene en cuenta la reverencia, los cultos de adoración tienden a estar llenos de emotividad en lugar de verdad. Por lo tanto, nuestros cultos de adoración deben incluir ambas facetas. La reverencia y la alegría trabajan juntas para crear una atmósfera de adoración correcta. Los israelitas entendieron la necesidad de este equilibrio cuando se regocijaron en voz alta y con todo su corazón, al mismo tiempo que alababan a Dios por lo que había hecho. Su adoración se basaba en la verdad y en los hechos de Dios, no en la emotividad.
Algunos que van saltando de un culto de adoración a otro con el fin de experimentar un elevado nivel emocional se equivocan en su alabanza a Dios. Nuestra adoración siempre debe estar cimentada en Jesús, no en nuestros sentimientos. Y, sin embargo, los israelitas decididamente tuvieron un sentimiento de gozo y felicidad al alabar a Dios. Estos sentimientos de alegría eran de origen divino y se basaban en la verdad de quién es Dios y lo que él ha hecho. Al buscar a Dios en la vida y adorarlo, nos mantenemos cimentados en su gracia y gratitud.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Aunque en la actualidad no participamos de los ritos de purificación, ¿de qué manera podemos aplicar el principio que sustenta la purificación? Podemos acudir a Dios como somos, pero no de cualquier forma. Entonces, ¿cómo debemos acercarnos a Dios? ¿Qué debemos hacer para humillarnos ante él? ¿De qué manera podemos demostrar esta actitud en nuestra vida hoy?
El gozo
1. Lee el Salmo 136, un salmo lleno de alabanza y adoración a Dios. ¿Qué nos enseña este salmo con respecto a la adoración? ¿Qué situaciones diferentes se describen al acercarse a Dios? ¿Por qué tipo de cosas el salmo alaba a Dios?
2. ¿Cómo puedes asegurarte de que tu iglesia alabe a Dios respetando el equilibrio entre el gozo y reverencia?
3. Los cantores y los músicos del Antiguo Testamento tenían un papel prominente en la adoración y eran importantes para los servicios del Templo. ¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que valoramos a los músicos de nuestras iglesias?
a. Piensa en las formas en que tu iglesia ha exaltado a los músicos como ministros de Dios o en cómo fueron dejados de lado o incluso desalentados. ¿De qué maneras significativas y reverentes puede tu iglesia incluir a sus pianistas y a los grupos de adoración en el culto?
b. Piensa en formas específicas en las que, como iglesia, puedan hacer que sus músicos y sus cantores entiendan que sus dones de origen divino añaden valor y enriquecen el culto de la iglesia.
4. Si a tu vida le falta alegría para alabar a Dios, ¿qué puedes hacer para recuperar ese “primer amor”?
Dios lo bendiga!!!
ADORACIÓN AL SEÑOR
Sábado 30 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Nehemías 12:27–47; 1 Crónicas 25:6–8; 1 Juan 1:7–9; Juan 1:29, 36; 1 Corintios 5:7; Hebreos 9:1–11.
PARA MEMORIZAR:
“Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel” (Esd. 3:11).
El versículo para memorizar de esta semana nos da una idea de las prác-ticas de adoración de los hebreos y cómo su gratitud hacia Dios se había desbordado en alabanza a él. En 515 a.C., celebraron la dedicación del nuevo Templo (Esd. 6:15–18) y luego, unos sesenta años después, el pueblo celebró la dedicación del muro completo de Jerusalén (Neh. 6:15–7:3; 12:27 en adelante).
Luego de enumerar las genealogías en Nehemías 11 y 12, el autor hace la transición al momento de la celebración por la dedicación del muro de la ciudad. La nación acostumbraba a dedicar cosas a Dios: el Templo, un muro de la ciudad o incluso casas y edificios públicos. Esa dedicación era preparada con esmero, y era acompañada con cantos, música, banquetes, sacrificios, regocijo, alegría y la purificación del pueblo. David estableció la práctica de los sacrificios durante una dedicación, y luego los dirigentes de Israel siguieron su ejemplo, comenzando con Salomón cuando llevó el arca al Templo (1 Rey. 8:5).
Esta semana veremos cómo adoraron al Señor durante esta oportunidad y veremos cosas que, quienes adoramos al mismo Señor, podemos aplicar a nosotros mismos.
Notas EGW
Sábado 30 de noviembre
No necesitamos decir que esta alabanza y este agradecimiento eran completamente apropiados. La casa sobre la cual descansaba su vista era lo bastante importante para el Señor como para que él enviara su mensaje vez tras vez con el fin de animar a los edificadores. Él Señor da a sus siervos palabras para hablar; y todos debieran haber. .. expresado esta gratitud... cuando vieron que se puso el fundamento de la casa (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, pp. 1151, 1152).
Los obreros empeñados eo preparar los materiales de construcción encontraron entre las ruinas algunas de las inmensas piedras que se habían llevado al sitio del templo en los tiempos de Salomón. Las acomodaron para poder usarlas, y se proveyó además mucho material nuevo; de manera que pronto la obra hubo progresado al punto en que debía ponerse la piedra fundamental. Esto se hizo en presencia de muchos miles que se habían congregado para contemplar el progreso de la obta y para expresar su gozo por Lener una parle en ella. Mientras se estaba colocando la piedra angular, el pueblo, acompañado por las trompetas de los sacerdotes y los címbalos de los hijos de Asa1: "canLaban, alabando y confesando a Jehová, y decían: Porque es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel" (Profetas y reyes, p. 411).
Después de que fue acabado el templo, Salomón llamó a todo el pueblo de Israel, y muchas otras naciones vinieron a presenciar la dedicación de la casa de-Dios. Fue dedicada con gran esplendor. Salomón se dirige al pueblo, y busca arrancar de las mentes de todos los presentes las supersticiones que han nublado las mentes de las naciones paganas en cuanto a Jehová. Les dice que Dios no es como los dioses paganos, que son confinados a los templos construidos para ellos; sino que el Dios de Israel se encontrará con ellos por medio de su Espíritu cuando el pueblo se reúne en la casa dedicada a su adoración.
Salomón se arrodilla delante de Dios en presencia de toda la inmensa congregación y ofrece su súplica a Dios...
"Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre" [2 Crónicas 7: 1-3] (Spiritual Gifts. t. 4a, p. 98).
Sábado 30 de noviembre
No necesitamos decir que esta alabanza y este agradecimiento eran completamente apropiados. La casa sobre la cual descansaba su vista era lo bastante importante para el Señor como para que él enviara su mensaje vez tras vez con el fin de animar a los edificadores. Él Señor da a sus siervos palabras para hablar; y todos debieran haber. .. expresado esta gratitud... cuando vieron que se puso el fundamento de la casa (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, pp. 1151, 1152).
Los obreros empeñados eo preparar los materiales de construcción encontraron entre las ruinas algunas de las inmensas piedras que se habían llevado al sitio del templo en los tiempos de Salomón. Las acomodaron para poder usarlas, y se proveyó además mucho material nuevo; de manera que pronto la obra hubo progresado al punto en que debía ponerse la piedra fundamental. Esto se hizo en presencia de muchos miles que se habían congregado para contemplar el progreso de la obta y para expresar su gozo por Lener una parle en ella. Mientras se estaba colocando la piedra angular, el pueblo, acompañado por las trompetas de los sacerdotes y los címbalos de los hijos de Asa1: "canLaban, alabando y confesando a Jehová, y decían: Porque es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel" (Profetas y reyes, p. 411).
Después de que fue acabado el templo, Salomón llamó a todo el pueblo de Israel, y muchas otras naciones vinieron a presenciar la dedicación de la casa de-Dios. Fue dedicada con gran esplendor. Salomón se dirige al pueblo, y busca arrancar de las mentes de todos los presentes las supersticiones que han nublado las mentes de las naciones paganas en cuanto a Jehová. Les dice que Dios no es como los dioses paganos, que son confinados a los templos construidos para ellos; sino que el Dios de Israel se encontrará con ellos por medio de su Espíritu cuando el pueblo se reúne en la casa dedicada a su adoración.
Salomón se arrodilla delante de Dios en presencia de toda la inmensa congregación y ofrece su súplica a Dios...
"Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre" [2 Crónicas 7: 1-3] (Spiritual Gifts. t. 4a, p. 98).
Domingo 1º de diciembre
ENTONAR EL CANTO PARA JEHOVÁ
Lee Nehemías 12:27 al 29. Observa algunas de las palabras clave que revelan cómo eran la adoración y la alabanza. ¿Cómo las describirías?
La nación israelita le había encomendado a una clase específica de levitas que fueran cantores y músicos para los servicios del Templo. Dios dirigía la práctica y dio instrucciones para el servicio, ya que la adoración en el Templo debía ser hermosa y profesionalmente ejecutada.
El rey David había organizado esta práctica en un sistema más elaborado y magnífico que el que se había utilizado anteriormente. Por lo tanto, los descendientes de Asaf, a quienes David había designado como directores de la adoración en el Templo, todavía eran designados como “cantores, sobre la obra de la casa de Dios” (Neh. 11:22).
Busca 1 Crónicas 25:6 al 8. ¿Qué nos enseña esto acerca de cuán esencial e importante era la música para la adoración y para entonar“el canto para Jehová”?
Los cantores eran levitas y, por lo tanto, oficialmente estaban asignados al Templo. Por consiguiente, ofrecer música para los servicios del Templo era su trabajo remunerado. Durante la época del rey David, se organizó una verdadera academia de música que él supervisaba. Tenía maestros y alumnos, jóvenes y ancianos, que trabajaban en turnos en el Templo, ofre-ciendo música. Algunos eran instrumentistas; otros, cantores; e incluso otros se encargaban de los instrumentos y la ropa que se usaba para los cultos. ¿Cuál era el propósito de una organización tan profesional? Servía para desarrollar talento y la visión de excelencia en la adoración. La ex-celencia siempre debe ser una meta en la adoración. Las alabanzas deben provenir del corazón y expresarse de la mejor manera para que la gente se eleve espiritualmente. Cabe suponer que los músicos y los cantores que servían en el Templo eran cuidadosamente seleccionados para dirigir el culto de adoración.
■ ¿De qué maneras has experimentado el gozo de la adoración a través de la música? ¿En qué medida esto es importante para ti?
Notas EGW
Domingo l de diciembre: Entonar el canto para Jehová
Mientras el pueblo vagaba por el desierto, el canto era un medio de grabar en sus mentes muchas l.ecciones preciosas. Cuando fueron librados del ejército de Faraón, toda la hueste de Israel se unió en un canto de triunfo. Por el desierto y el mar resonaron a lo lejos las estrofas de júbilo y en las montañas repercutieron los acentos de alabanza: "¡Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido!'' [Éxodo 15:21]. Con frecuencia se repetía durante el viaje este canto que animaba los corazones y encendía la fe de los peregrinos. Por indicación divina se expresaban también los mandamientos dados desde el Sinaí, con las promesas del favor de Dios y el relato de los milagros que hizo para librarlos, en cantos acompañados de música instrumental, a cuyo compás marchaba el pueblo mientras unía sus voces en alabanza (La educación, p. 39).
Con cantos, música y gra.n pompa, "los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el oratorio de la casa, en el lugar santísimo"... 2 Crónicas 5:7. Al salir del Santuario interior, se colocaron en los lugares que les habían sido asignados. Los cantores, que eran levitas ataviados de lino blanco y equipados con címbalos, salterios y arpas, se hallaban en el extremo situado al oriente del altar, y con ellos había l 20 sacerdotes que tocaban las trompetas. 2 Crónicas 5: 12.
"Sonaban pues las trompetas, y cantaban con la voz todos a una, para alabar y confesar a Jehová: y cuando alzaban la voz con trompetas y címbalos e instrumentos de música, cuando alababan a Jehová, diciendo: Porque es bueno, porque su misericordia es para siempre: la casa se llenó entonces de una nube, la casa de .Jehová. Y no podían los sacerdotes estar para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había henchido la casa de Dios". 2 Crónicas 5: 13, 14 (Profetas y reyes, pp. 27, 28).
Con cantos sagrados y agradecimiento, los adoradores celebraban ... mientras que toda clase de música, mezclada con clamores de hosanna, acompañaba el canto al unísono. El templo era el centro del gozo universal. Allí se veía la pompa de las ceremonias de los sacrificios. Allí, alineado a ambos lados de las gradas de mármol blanco del edificio sagrado, el coro de levitas dirigía el servicio de canto. La multitud de los adoradores, agitando sus palmas y ramas de rnjrto, unía su voz a los acordes, y repetía el coro; y luego la melodía era entonada por voces cercanas y lejanas, hasta que de las colinas circundantes parecían brotar cantos de alabanza (El Deseado de todas las gentes, p. 412).
La música forma parte del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en nuestros cánticos de alabanza debiéramos procurar aproximarnos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. La educación apropiada de la voz es un rasgo importante en la preparación general, y no debe descuidarse. El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto como lo es la oración. El corazón debe sentir el espíritu del canto para darle expresión correcta (Profetas y reyes, p. 645).
Domingo l de diciembre: Entonar el canto para Jehová
Mientras el pueblo vagaba por el desierto, el canto era un medio de grabar en sus mentes muchas l.ecciones preciosas. Cuando fueron librados del ejército de Faraón, toda la hueste de Israel se unió en un canto de triunfo. Por el desierto y el mar resonaron a lo lejos las estrofas de júbilo y en las montañas repercutieron los acentos de alabanza: "¡Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido!'' [Éxodo 15:21]. Con frecuencia se repetía durante el viaje este canto que animaba los corazones y encendía la fe de los peregrinos. Por indicación divina se expresaban también los mandamientos dados desde el Sinaí, con las promesas del favor de Dios y el relato de los milagros que hizo para librarlos, en cantos acompañados de música instrumental, a cuyo compás marchaba el pueblo mientras unía sus voces en alabanza (La educación, p. 39).
Con cantos, música y gra.n pompa, "los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el oratorio de la casa, en el lugar santísimo"... 2 Crónicas 5:7. Al salir del Santuario interior, se colocaron en los lugares que les habían sido asignados. Los cantores, que eran levitas ataviados de lino blanco y equipados con címbalos, salterios y arpas, se hallaban en el extremo situado al oriente del altar, y con ellos había l 20 sacerdotes que tocaban las trompetas. 2 Crónicas 5: 12.
"Sonaban pues las trompetas, y cantaban con la voz todos a una, para alabar y confesar a Jehová: y cuando alzaban la voz con trompetas y címbalos e instrumentos de música, cuando alababan a Jehová, diciendo: Porque es bueno, porque su misericordia es para siempre: la casa se llenó entonces de una nube, la casa de .Jehová. Y no podían los sacerdotes estar para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había henchido la casa de Dios". 2 Crónicas 5: 13, 14 (Profetas y reyes, pp. 27, 28).
Con cantos sagrados y agradecimiento, los adoradores celebraban ... mientras que toda clase de música, mezclada con clamores de hosanna, acompañaba el canto al unísono. El templo era el centro del gozo universal. Allí se veía la pompa de las ceremonias de los sacrificios. Allí, alineado a ambos lados de las gradas de mármol blanco del edificio sagrado, el coro de levitas dirigía el servicio de canto. La multitud de los adoradores, agitando sus palmas y ramas de rnjrto, unía su voz a los acordes, y repetía el coro; y luego la melodía era entonada por voces cercanas y lejanas, hasta que de las colinas circundantes parecían brotar cantos de alabanza (El Deseado de todas las gentes, p. 412).
La música forma parte del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en nuestros cánticos de alabanza debiéramos procurar aproximarnos tanto como sea posible a la armonía de los coros celestiales. La educación apropiada de la voz es un rasgo importante en la preparación general, y no debe descuidarse. El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto como lo es la oración. El corazón debe sentir el espíritu del canto para darle expresión correcta (Profetas y reyes, p. 645).
Lunes 2 de diciembre
PURIFICACIÓN
Después de que las Escrituras hablan de la dedicación del muro, y luego de la reunión de los cantores, el siguiente versículo, Nehemías 12:30, habla de la purificación. “Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro”.
La raíz de la palabra hebrea para “purificaron”, thr, significa estar limpio, ser puro, y se usa en muchos contextos del Antiguo Testamento, incluyendo los que contienen la idea de ser moralmente puro y limpio delante de Dios.
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:7–9). ¿Qué nos enseña este pasaje sobre 1) la naturaleza humana, 2) el perdón de Dios y 3) el poder de Dios en nuestra vida?
El Templo y sus servicios eran componentes esenciales de la religión del antiguo Israel. Pero el Templo y sus servicios eran un medio para un fin, no un fin en sí mismos. Y ese fin, por supuesto, era conducir al pueblo a una relación salvadora con su Dios del Pacto, el Señor Jesucristo, y conocer su poder para purificar la vida. Y el hecho de saber lo que Dios ha hecho, de lo que nos ha salvado el Señor, nos lleva a amarlo y adorarlo. Esa es la razón por la que, vez tras vez, los antiguos israelitas relataban lo que Dios había hecho en el pasado. Los ayudaba a conocer la bondad y el amor del Señor, que era fundamental para el gozo y la acción de gracias que debía impregnar su experiencia de adoración.
Para nosotros hoy, la experiencia y el reconocimiento del perdón por el pecado deberían infundir gratitud a Dios, y un sentido de esperanza y gozo. Entonces, es fácil alabar al Señor y expresar aprecio por la belleza de su carácter. Y ¿qué mayor revelación del carácter de Dios podemos tener que ver a Jesús en la Cruz, soportando el castigo por nuestros pecados para que no tengamos que soportarlo nosotros?
■ Al margen de tus pecados pasados o de tu carácter actual, en la Cruz puedes tener perdón total, incluso ahora. ¿Por qué no reclamas el perdón que Jesús te ofrece ahora mismo?
Notas EGW
Lunes 2 de diciembre: Compasión y arrepentimiento
Nuestro Padre celestial manifiesta una gran bondad cuando permite que seamos colocados bajo circunstancias que disminuyen las atracciones de la tierra y nos conducen a que coloquemos nuestros afectos en las cosas de arriba. Con frecuencia la pérdida de las bendiciones terrenas nos enseña más que el poseerlas. Cuando pasamos por pruebas y al icciones, no significa que tengamos una evidencia de que Jesús no nos ama y bendice. El misericordioso Cordero de Dios identifica sus intereses con los de sus hijos que sufren. El los guarda en todo momento. Conoce todas sus aflicciones; conoce cada sugestión que hace Satanás, cada duda que torturn el alma ... Defiende el caso del que es tentado, del que yerra, y del que carece de fe. Se esfuerza por elevarlos a un compafíerismo con él. Su obra consiste en santificar a su pueblo, en limpiarlo, ennoblecerlo y purificarlo, y llenar sus corazones de paz. Así los está preparando para la gloria, el honor y la vida eterna; para una herencia más rica y más perdurable que la de cualquier príncipe terrenal (Nuestra elevada vocación, p. 329).
Se llega a Dios por medio de Jesucristo, el Mediador, el úníco camino por el cual él _perdona los pecados. Dios no puede perdonar pecados a expensas de su justicia, su santidad y su verdad. Pero es seguro que perdona pecados... Esta es la única esperanza del pecador, y si depende de ella con fe sincera, estará seguro del perdón, un perdón pleno y gratuito...
Estas lecciones fueron enseñadas al pueblo escogido de Dios hace miles de afíos, y fueron repetidas mediante diversos símbolos y representaciones para que la obra de la verdad pudiera ser afianzada en cada corazón: que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. La gran lección implícita en el sacrificio de cada víctima sangrante, impresa en cada ceremonia e inculcada por Dios mismo, era que únicamente mediante la sangre de Cristo se logra el perdón de los pecados; sin embargo, cuántos sufren el irritante yugo y cuán pocos sienten la fuerza de esta verdad, la tienen en cuenta personalmente y disfrutan de la bendición que podrían recibir mediante una fe perfecta en la sangre del Cordero de Dios (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, pp. 924, 925).
Hombres y mujeres... Oirán contar la historia del amor manifestado por el Salvador y del perdón concedido gratuitamente a cuantos acuden a él confesando sus pecados.
Bajo tales influencias, muchos pacientes serán llevados al camino de la vida. Los ángeles celestiales cooperan con los agentes humanos para infundir aliento, esperanza, gozo y paz en los corazones de los enfermos y dolientes. En tales condiciones los enfermos reciben doble bendición, y muchos encuentran la salud. El paso débil recobra suelasticidad y la mirada su brillo. El desesperado vuelve a la esperanza. El semblante desanimado reviste expresión de gozo. La voz quejumbrosa se torna alegre y satisfecha (El ministerio de curación, p. 205).
Lunes 2 de diciembre: Compasión y arrepentimiento
Nuestro Padre celestial manifiesta una gran bondad cuando permite que seamos colocados bajo circunstancias que disminuyen las atracciones de la tierra y nos conducen a que coloquemos nuestros afectos en las cosas de arriba. Con frecuencia la pérdida de las bendiciones terrenas nos enseña más que el poseerlas. Cuando pasamos por pruebas y al icciones, no significa que tengamos una evidencia de que Jesús no nos ama y bendice. El misericordioso Cordero de Dios identifica sus intereses con los de sus hijos que sufren. El los guarda en todo momento. Conoce todas sus aflicciones; conoce cada sugestión que hace Satanás, cada duda que torturn el alma ... Defiende el caso del que es tentado, del que yerra, y del que carece de fe. Se esfuerza por elevarlos a un compafíerismo con él. Su obra consiste en santificar a su pueblo, en limpiarlo, ennoblecerlo y purificarlo, y llenar sus corazones de paz. Así los está preparando para la gloria, el honor y la vida eterna; para una herencia más rica y más perdurable que la de cualquier príncipe terrenal (Nuestra elevada vocación, p. 329).
Se llega a Dios por medio de Jesucristo, el Mediador, el úníco camino por el cual él _perdona los pecados. Dios no puede perdonar pecados a expensas de su justicia, su santidad y su verdad. Pero es seguro que perdona pecados... Esta es la única esperanza del pecador, y si depende de ella con fe sincera, estará seguro del perdón, un perdón pleno y gratuito...
Estas lecciones fueron enseñadas al pueblo escogido de Dios hace miles de afíos, y fueron repetidas mediante diversos símbolos y representaciones para que la obra de la verdad pudiera ser afianzada en cada corazón: que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. La gran lección implícita en el sacrificio de cada víctima sangrante, impresa en cada ceremonia e inculcada por Dios mismo, era que únicamente mediante la sangre de Cristo se logra el perdón de los pecados; sin embargo, cuántos sufren el irritante yugo y cuán pocos sienten la fuerza de esta verdad, la tienen en cuenta personalmente y disfrutan de la bendición que podrían recibir mediante una fe perfecta en la sangre del Cordero de Dios (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, pp. 924, 925).
Hombres y mujeres... Oirán contar la historia del amor manifestado por el Salvador y del perdón concedido gratuitamente a cuantos acuden a él confesando sus pecados.
Bajo tales influencias, muchos pacientes serán llevados al camino de la vida. Los ángeles celestiales cooperan con los agentes humanos para infundir aliento, esperanza, gozo y paz en los corazones de los enfermos y dolientes. En tales condiciones los enfermos reciben doble bendición, y muchos encuentran la salud. El paso débil recobra suelasticidad y la mirada su brillo. El desesperado vuelve a la esperanza. El semblante desanimado reviste expresión de gozo. La voz quejumbrosa se torna alegre y satisfecha (El ministerio de curación, p. 205).
Martes 3 de diciembre
DOS FORMIDABLES COROS DE ACCIÓN DE GRACIAS
Lee Nehemías 12:31 al 42. ¿Por qué la música era una parte tan importante de esta celebración?
Parte del servicio de adoración en la época de Nehemías fue crear dos coros de acción de gracias que recorrieran Jerusalén cantando, acompa-ñados de instrumentos. Comenzaban en el mismo lugar y luego se sepa-raban, yendo cada uno en una dirección diferente alrededor de los muros de la ciudad. Un grupo era dirigido por Esdras, que iba al frente, y el otro grupo tenía a Nehemías detrás. Los dos coros se reunían una vez más en la puerta del valle y desde allí entraban en el Templo. Los sacerdotes que tocaban las trompetas cerraban cada procesión. Una vez que los coros ingresaban en el Templo, se paraban uno frente al otro. Eran una procesión y un culto de adoración extraordinariamente organizados.
Para responder por qué la música es una parte tan importante de la celebración y el culto de adoración, debemos observar su significado en el contexto del Templo. La música del Templo no era un concierto que el pueblo iba a disfrutar, como si fuesen a escuchar la 4ª sinfonía de Beethoven en una sala de conciertos. Mientras los músicos cantaban y tocaban los instrumentos, el pueblo se inclinaba en oración. Era parte de su adoración.
El acto central del Templo y de la adoración correspondía a los sacrificios, un acto bastante desagradable en sí. A fin de cuentas, ¿qué otra cosa hacían más que degollar animales inocentes? Escuchar una música tan hermosa, además de elevar los pensamientos del pueblo hacia el Cielo, ayudaba a que toda la experiencia de adoración fuera más placentera.
Busca ejemplos en la Biblia donde la música era un aspecto importante de la adoración. Reflexiona especialmente en Éxodo 15:1; 2 Crónicas 20:21 y 22; y Apocalipsis 15:2 al 4.
Tanto en la Tierra como en el cielo, la música es parte de la experiencia de adoración. Ten en cuenta que, en los versículos anteriores, la temática de los cantos es exclusivamente lo que el Señor ha hecho por su pueblo, inclu-yendo la victoria “sobre la bestia” (¿De qué otra forma habrían obtenido esa victoria, a fin de cuentas?) Esa alabanza a Dios es por sus actos de salvación.
■ Menciona algunas de las cosas que Dios ha hecho por ti que son una buena razón para entonarle alabanzas.
Notas EGW
Martes 3 de diciembre: Dos formidables coros de acción de gracias
Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente. (Éxodo 15: 1).
Este canto y la gran I iberación que conmemoraba hicieron una impresión imborrable en la memoria del pueblo hebreo. Siglo tras siglo fue repetido por los profetas y los cantores de Israel para atestiguar que Jehová es la fortaleza y la liberación de los que confían en él...
Tal fue el espíritu que saturaba el canto de liberación de Israel, y es el espíritu que debe morar en el corazón de los que aman y temen a Dios. Al libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, Dios ba obrado para nosotros una liberación todavía mayor que la de los hebreos ante el Mar Rojo... Las bendiciones diarias que recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la felicidad y el cielo a nuestro alcance, debieran ser objeto de constante gratitud...
Todos los habitantes del cielo se unen para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes. Digamos con el salmista: "Alabaré a Jehová en mi vida: cantaré salmos a mi Dios mientras viviere" [Salmos 146:2] (La maravillosa gracia de Dios, p. 352).
Educad el alma en la alegría, la gratitud y la expresión de gracias a Dios por el gran amor con que nos ha amado ... La alegría cristiana es la belleza misma de la santidad.
Mientras el pesar y la ansiedad no pueden remediar un solo mal, pueden causar muchísimo daño; en tanto que la alegría y la esperanza, al mismo tiempo que iluminan el sendero a los demás, "son vida a los que las hallan, y medicina a toda carne'' (Hijos e hijas de Dios, p. 170).
¿Por qué no despertamos la voz del himno espiritual en los días de nuestro peregrinaje?... Necesitamos estudiar la Palabra de Dios, necesitamos meditar y orar. Entonces tendremos visión espiritual para discernir los atrios interiores del templo celestial. Percibiremos los acordes de acción de gracia entonados por el coro celestial alrededor del trono. Cuando Sion se levante y resplandezca, su luz será más penetrante, y se escucharán himnos de alabanza y gratitud en la asamblea de los santos. Las pequeñas desilusiones y dificultades se perderán de vista.
El Señor es nuestro ayudador... Nadie confió jamás en Dios. Nunca chasquea a quienes ponen su confianza en él. Si tan solo hiciéramos la obra que el Señor quisiera qrue hiciésemos, siguiendo las pisadas de Jesús, nuestros corazones se co1Jvertirían en arpas sagradas, y cada uno de sus acordes emitiría alabanza y acción de gracias a Aquel que fue enviado por Dios a quitar el pecado del mundo (Conflicto y valor, p. 218).
En el Santuario del cielo [los ángeles] escuchan los testimonios de los testigos de Cristo que están en el atrio de la tierra, y las alabanzas y los agradecimientos que proceden de la iglesia de abajo, son llevados arriba en la antífona celestial, y la alabanza y el gozo resuenan a través de las cortes celestiales porque Cristo no murió en vano por los hijos caídos de Adán...
En cada asamblea de los santos, aquí abajo, los ángeles de Dios están escuchando las alabanzas, los agradecimientos, las súplicas que ofrece el pueblo de Dios mediante testimonios, cantos y oraciones. Que ellos recuerden que sus alabanzas son apoyadas por los coros de las huestes angélicas de arriba (Nuestra elevada vocación, p. 169).
Martes 3 de diciembre: Dos formidables coros de acción de gracias
Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente. (Éxodo 15: 1).
Este canto y la gran I iberación que conmemoraba hicieron una impresión imborrable en la memoria del pueblo hebreo. Siglo tras siglo fue repetido por los profetas y los cantores de Israel para atestiguar que Jehová es la fortaleza y la liberación de los que confían en él...
Tal fue el espíritu que saturaba el canto de liberación de Israel, y es el espíritu que debe morar en el corazón de los que aman y temen a Dios. Al libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, Dios ba obrado para nosotros una liberación todavía mayor que la de los hebreos ante el Mar Rojo... Las bendiciones diarias que recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la felicidad y el cielo a nuestro alcance, debieran ser objeto de constante gratitud...
Todos los habitantes del cielo se unen para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes. Digamos con el salmista: "Alabaré a Jehová en mi vida: cantaré salmos a mi Dios mientras viviere" [Salmos 146:2] (La maravillosa gracia de Dios, p. 352).
Educad el alma en la alegría, la gratitud y la expresión de gracias a Dios por el gran amor con que nos ha amado ... La alegría cristiana es la belleza misma de la santidad.
Mientras el pesar y la ansiedad no pueden remediar un solo mal, pueden causar muchísimo daño; en tanto que la alegría y la esperanza, al mismo tiempo que iluminan el sendero a los demás, "son vida a los que las hallan, y medicina a toda carne'' (Hijos e hijas de Dios, p. 170).
¿Por qué no despertamos la voz del himno espiritual en los días de nuestro peregrinaje?... Necesitamos estudiar la Palabra de Dios, necesitamos meditar y orar. Entonces tendremos visión espiritual para discernir los atrios interiores del templo celestial. Percibiremos los acordes de acción de gracia entonados por el coro celestial alrededor del trono. Cuando Sion se levante y resplandezca, su luz será más penetrante, y se escucharán himnos de alabanza y gratitud en la asamblea de los santos. Las pequeñas desilusiones y dificultades se perderán de vista.
El Señor es nuestro ayudador... Nadie confió jamás en Dios. Nunca chasquea a quienes ponen su confianza en él. Si tan solo hiciéramos la obra que el Señor quisiera qrue hiciésemos, siguiendo las pisadas de Jesús, nuestros corazones se co1Jvertirían en arpas sagradas, y cada uno de sus acordes emitiría alabanza y acción de gracias a Aquel que fue enviado por Dios a quitar el pecado del mundo (Conflicto y valor, p. 218).
En el Santuario del cielo [los ángeles] escuchan los testimonios de los testigos de Cristo que están en el atrio de la tierra, y las alabanzas y los agradecimientos que proceden de la iglesia de abajo, son llevados arriba en la antífona celestial, y la alabanza y el gozo resuenan a través de las cortes celestiales porque Cristo no murió en vano por los hijos caídos de Adán...
En cada asamblea de los santos, aquí abajo, los ángeles de Dios están escuchando las alabanzas, los agradecimientos, las súplicas que ofrece el pueblo de Dios mediante testimonios, cantos y oraciones. Que ellos recuerden que sus alabanzas son apoyadas por los coros de las huestes angélicas de arriba (Nuestra elevada vocación, p. 169).
Miércoles 4 de diciembre
LOS SACRIFICIOS COMO PARTE DE LA ADORACIÓN
Lee Nehemías 12:43. ¿Qué tenía de especial ofrecer “numerosas víctimas” como parte de su celebración de adoración?
Los sacrificios eran el aspecto más esencial de la adoración en la época del Templo. Se utilizaban varios sacrificios diferentes, ya sea por la promesa del perdón o para expresar la alegría de la comunión y la gratitud a Dios. Los sacrificios proporcionaban la sustancia para la adoración, ya que les recordaban a los adoradores la verdad de Dios y quién es él, y señalaban a la Simiente Prometida, el Mesías, quien sacrificaría su vida por ellos, porque él es el Cordero de Dios.
Lee Juan 1:29 y 36; 1 Corintios 5:7; y Apocalipsis 5:6, 12 y 13. ¿Qué seña-laban los sacrificios en última instancia? Si los antiguos israelitas podían regocijarse por un animal de granja muerto, una muerte que podía revelar tanta verdad, ¿cuántas más razones tenemos nosotros que ellos para re-gocijarnos?
Observa, además, cuántas veces aparece la idea de gozo y regocijo solo en Nehemías 12:43. Es decir, en medio de la reverencia, y tal vez el temor piadoso que experimentaba el pueblo en su culto de adoración (a fin de cuentas, la muerte de un animal por los pecados del pueblo era algo solemne), también había alegría y regocijo. Cuando nos acercamos a Dios, debemos hacerlo con sobrecogimiento y reverencia, y también con regocijo. El Salmo 95 demuestra que un verdadero acto de adoración consiste en una convo-cación a cantar, aclamar con alegría y hacer música para celebrar a Dios (Sal. 95:1), y también a inclinarse y arrodillarse delante del Señor (Sal. 95:6). Es fundamental tratar de lograr un equilibrio entre el gozo y la reverencia para alabar y adorar a nuestro Creador.
■ Cuando pensamos que, en la Cruz, el Creador de todo lo creado (ver Juan 1:1–3) murió pendiendo del madero por los pecados de su Creación, ¿cuál es la primera emoción que sentimos? ¿Qué papel puede y debe desempeñar la alegría en nues-tra experiencia de la Cruz?
Notas EGW
Miércoles 4 de diciembre: Los sacrificios como parte de la adoración
De las multitudes reunidas para asistir a la Pascua, miles salen para dar la bienvenida a Jesús. Le saludan agitando palmas y prorrumpiendo en cantos sagrados...
Nunca antes en su vida terrenal había permitido Jesús una demostración semejante. Previó claramente el resultado. Le llevaría a la cruz. Pero era su propósito presentarse públicamente de esta manera como el Redentor. Deseaba llamar la atención al sacrificio que había de coronar su misión en favor de un mundo caído. Mientras el pueblo estaba reunido en Jerusalén para celebrar la Pascua, él, el verdadero Cordero de Dios representado por los sacrificios simbólicos, se puso aparte como una oblación. lba a ser necesario que su iglesia, en todos los siglos subsiguientes, hiciese de su muerte por los pecados del mundo un asunto de profunda meditación y estudio... Después de una demostración como la que acompañó a su entrada triunfal en Jerusalén, todos los ojos seguirían su rápido avance hacia la escena final (El Deseado de todas las gentes, p. 525).
Demasiado a menudo los ritos que señalan la humillación y los padecimientos de nuestro Señor son considerados como una forma. Fueron iostituídos con un propósito. Nuestros sentidos necesitan ser vivificados para comprender el misterio de la piedad. Es patrimonio de todos comprender mucho mejor de lo que los comprendemos los sufrimientos expiatorios de Cristo. "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto", así e.l Hijo de Dios fue levantado, "para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna". (Juan 3: 14, 15) Debemos mirar la cruz del Calva1io, que sostiene a su Salvador moribundo. Nuestros intereses eternos exigen que manifestemos fe en Cristo...
Contemplando al Redentor crucificado, comprendemos más plenamente la magnitud y el significado del sacrificio hecho por la Majestad del cielo. El plan de salvación queda glorificado delante de nosotros, y el pensamiento del Calvario despierta emociones vivas y sagradas en nuestro corazón. Habrá alabanza a Dios y al Cordero en nuestro corazón y en nuestros labios; porque el orgullo y la adoración del yo no pueden florecer en el alma que mantiene frescas en su memoria las escenas del Calvario (El Deseado de todas las gentes, pp. 615, 616).
"Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor". Salmos 95:6...
La actitud debida cuando se ora a Dios consiste en arrodillarse. Se requirió este acto de culto de los tres hebreos cautivos en Babilonia ... Pero ese acto constituía un homeoaje que debe rendirse únicamente a Dios, Soberano del mundo y Gobernante del universo; y los tres hebreos rehusaron tributar ese honor a ningún ídolo, aunque estuviera hecho de oro puro. Al hacerlo así, se habrían estado postrando en realidad ante el rey de Babilonia...
Tanto en el culto público como en el privado, nuestro deber consiste en arrodillarnos delante de Dios cuando le ofrecemos nuestras peticiones. Este acto muestra nuestra dependencia de él (Mensajes selectos, l. 2, p. 360).
Miércoles 4 de diciembre: Los sacrificios como parte de la adoración
De las multitudes reunidas para asistir a la Pascua, miles salen para dar la bienvenida a Jesús. Le saludan agitando palmas y prorrumpiendo en cantos sagrados...
Nunca antes en su vida terrenal había permitido Jesús una demostración semejante. Previó claramente el resultado. Le llevaría a la cruz. Pero era su propósito presentarse públicamente de esta manera como el Redentor. Deseaba llamar la atención al sacrificio que había de coronar su misión en favor de un mundo caído. Mientras el pueblo estaba reunido en Jerusalén para celebrar la Pascua, él, el verdadero Cordero de Dios representado por los sacrificios simbólicos, se puso aparte como una oblación. lba a ser necesario que su iglesia, en todos los siglos subsiguientes, hiciese de su muerte por los pecados del mundo un asunto de profunda meditación y estudio... Después de una demostración como la que acompañó a su entrada triunfal en Jerusalén, todos los ojos seguirían su rápido avance hacia la escena final (El Deseado de todas las gentes, p. 525).
Demasiado a menudo los ritos que señalan la humillación y los padecimientos de nuestro Señor son considerados como una forma. Fueron iostituídos con un propósito. Nuestros sentidos necesitan ser vivificados para comprender el misterio de la piedad. Es patrimonio de todos comprender mucho mejor de lo que los comprendemos los sufrimientos expiatorios de Cristo. "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto", así e.l Hijo de Dios fue levantado, "para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna". (Juan 3: 14, 15) Debemos mirar la cruz del Calva1io, que sostiene a su Salvador moribundo. Nuestros intereses eternos exigen que manifestemos fe en Cristo...
Contemplando al Redentor crucificado, comprendemos más plenamente la magnitud y el significado del sacrificio hecho por la Majestad del cielo. El plan de salvación queda glorificado delante de nosotros, y el pensamiento del Calvario despierta emociones vivas y sagradas en nuestro corazón. Habrá alabanza a Dios y al Cordero en nuestro corazón y en nuestros labios; porque el orgullo y la adoración del yo no pueden florecer en el alma que mantiene frescas en su memoria las escenas del Calvario (El Deseado de todas las gentes, pp. 615, 616).
"Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor". Salmos 95:6...
La actitud debida cuando se ora a Dios consiste en arrodillarse. Se requirió este acto de culto de los tres hebreos cautivos en Babilonia ... Pero ese acto constituía un homeoaje que debe rendirse únicamente a Dios, Soberano del mundo y Gobernante del universo; y los tres hebreos rehusaron tributar ese honor a ningún ídolo, aunque estuviera hecho de oro puro. Al hacerlo así, se habrían estado postrando en realidad ante el rey de Babilonia...
Tanto en el culto público como en el privado, nuestro deber consiste en arrodillarnos delante de Dios cuando le ofrecemos nuestras peticiones. Este acto muestra nuestra dependencia de él (Mensajes selectos, l. 2, p. 360).
Jueves 5 de diciembre
SACERDOTES Y LEVITAS COMO PARTE DE LA ADORACIÓN
Lee Nehemías 12:44 al 47. ¿Por qué se regocijó Judá “con respecto a los sacerdotes y levitas que servían”? ¿Por qué eran importantes?
¿Qué simbolizaba el trabajo de los sacerdotes (que eran levitas)? Ver Hebreos 9:1 al 11.
“La intercesión de Cristo en beneficio del hombre en el Santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la Cruz. Por medio de su muerte dio inicio a esa obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, ‘donde Jesús entró por nosotros como precursor’ (Heb. 6:20)” (CS 479).
Nuevamente, aunque el pueblo de ese entonces indudablemente no tenía la luz que tenemos hoy, entendía lo suficiente como para saber que la obra de los levitas, que solo podían servir en el Templo, era muy importante. Estaban entusiasmados de que la obra de Dios se llevara a cabo a través de ellos.
La nación había dedicado tiempo a leer la palabra de Dios, a orar, adorar y rededicarse a él. En medio de todo esto, se dieron cuenta de que los ministe-rios del Templo habían sido descuidados y debían ser restaurados. Ahora que se volvían a establecer, el pueblo se regocijó por la importante obra que los levitas harían en su nombre. Dios le recalcó a la nación que los ministerios del Templo eran parte de su plan para la adoración.
Desgraciadamente, a menudo damos por sentado a los pastores, los maes-tros de la Palabra y los músicos. Incluso durante la época de Nehemías, el apoyo a los levitas a veces era enérgico y otras veces muy débil. Los levitas muchas veces tenían que dedicarse a otros trabajos para poder mantener a sus familias, porque el pueblo dejaba de diezmar y de dar ofrendas.
Sin diezmos ni ofrendas, no existe una iglesia mundial organizada. Si queremos que nuestros ministerios continúen, debemos comprometernos a apoyar a nuestros pastores mediante contribuciones monetarias y también expresándoles nuestro reconocimiento. La iglesia quizá nunca sea perfecta, pero eso no debería impedir que demos voluntariamente para que la obra de Dios pueda continuar en todo el mundo.
Notas EGW
Jueves S de diciembre: Sacerdotes y levitas como parte de la adoración
El tabernáculo construido por Moisés fue hecho según un modelo. El Señor le ordenó: "Conforme a todo lo que yo te mostrare, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus vasos, así lo haréis"... Y San Pablo dice que el primer tabernáculo "era una parábola para aquel tiempo entonces presente; conforme a la cual se ofrecían dones y sacrificios"; que sus santos lugares eran "representaciones de las cosas celestiales"; que los sacerdotes que presentaban las ofrendas según la ley, ministraban lo que era "la mera representación y sombra de las cosas celestiales", y que "no entró Cristo en un lugar santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros". Hebreos 9:9, 23; 8:5; Hebreos 9:24 (VM).
El Santuario celestial, en el cual Jesús ministra, es el gran modelo, del cual el Santuario edificado por Moisés no era más que trasunto (El conflicto de los siglos, p. 409).
En todas sus fiestas los israelitas admitían al pobre, al extranjero y al levita, el cual era a la vez asistente del sacerdote en el Santuario y maestro de religión y misionero. A todos se les consideraba como huéspedes del pueblo, para compartir la hospitalidad en todas las festividades sociales y religiosas y ser atendidos con cariño en casos de enfermedad o penuria. A personas como ésas debemos dar buena acogida en nuestras casas. ¡Cuánto podría hacer semejante acogida para alegrar y alentar al enfermero misionero o al maestro, a la madre cargada de cuidados y de duro trabajo, o a las personas débiles y ancianas que viven tan a menudo sin familia, luchando con la pobreza y el desaliento! (El ministerio de curación, p. 352).
Desde su ascensión, Cristo ba llevado adelante su obra en la tierra mediante embajadores escogidos, por medio de quienes babia aún a los hijos de los hombres y ministra sus necesidades. El que es la gran Cabeza de la iglesia dirige su obra mediante hombres ordenados por Dios para que actúen como sus representantes.
La posición de aquellos que han sido llamados por Dios para trabajar en palabra y en doctrina para la edificación de su iglesia, es ele grave responsabilidad. En lugar de Cristo han de suplicar a los hombres y mujeres que se reconcilien con Dios; y pueden cumplir su misión solamente en la medida en que reciban sabidmía y poder de lo alto (Los hechos de los apóstoles, p. 289).
Se necesitan pastores que, bajo la dirección del Príncipe de los pastores, busquen a los perdidos y extraviados. Esto significa sopo1iar molestias físicas y sacrificar Ja comodidad. Significa una tierna solicitud para con los que yerran, una compasión y tolerancia divinas...
El espíritu del verdadero pastor consiste en el olvido de si mismo. El pierde de vista el yo a fin de hacer las obras de Dios. Por la predicación de la palabra y por el ministerio personal en los hogares de la gente, aprende a conocer sus necesidades, sus tristezas, sus pruebas; y, cooperando con Cristo, el gran AJiviador de las cargas de los hombres, comparte sus aflicciones, consuela sus angustias, alivia el hambre de su alma y gana sus corazones para Dios (Obreros evangélicos, p. 192).
Jueves S de diciembre: Sacerdotes y levitas como parte de la adoración
El tabernáculo construido por Moisés fue hecho según un modelo. El Señor le ordenó: "Conforme a todo lo que yo te mostrare, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus vasos, así lo haréis"... Y San Pablo dice que el primer tabernáculo "era una parábola para aquel tiempo entonces presente; conforme a la cual se ofrecían dones y sacrificios"; que sus santos lugares eran "representaciones de las cosas celestiales"; que los sacerdotes que presentaban las ofrendas según la ley, ministraban lo que era "la mera representación y sombra de las cosas celestiales", y que "no entró Cristo en un lugar santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros". Hebreos 9:9, 23; 8:5; Hebreos 9:24 (VM).
El Santuario celestial, en el cual Jesús ministra, es el gran modelo, del cual el Santuario edificado por Moisés no era más que trasunto (El conflicto de los siglos, p. 409).
En todas sus fiestas los israelitas admitían al pobre, al extranjero y al levita, el cual era a la vez asistente del sacerdote en el Santuario y maestro de religión y misionero. A todos se les consideraba como huéspedes del pueblo, para compartir la hospitalidad en todas las festividades sociales y religiosas y ser atendidos con cariño en casos de enfermedad o penuria. A personas como ésas debemos dar buena acogida en nuestras casas. ¡Cuánto podría hacer semejante acogida para alegrar y alentar al enfermero misionero o al maestro, a la madre cargada de cuidados y de duro trabajo, o a las personas débiles y ancianas que viven tan a menudo sin familia, luchando con la pobreza y el desaliento! (El ministerio de curación, p. 352).
Desde su ascensión, Cristo ba llevado adelante su obra en la tierra mediante embajadores escogidos, por medio de quienes babia aún a los hijos de los hombres y ministra sus necesidades. El que es la gran Cabeza de la iglesia dirige su obra mediante hombres ordenados por Dios para que actúen como sus representantes.
La posición de aquellos que han sido llamados por Dios para trabajar en palabra y en doctrina para la edificación de su iglesia, es ele grave responsabilidad. En lugar de Cristo han de suplicar a los hombres y mujeres que se reconcilien con Dios; y pueden cumplir su misión solamente en la medida en que reciban sabidmía y poder de lo alto (Los hechos de los apóstoles, p. 289).
Se necesitan pastores que, bajo la dirección del Príncipe de los pastores, busquen a los perdidos y extraviados. Esto significa sopo1iar molestias físicas y sacrificar Ja comodidad. Significa una tierna solicitud para con los que yerran, una compasión y tolerancia divinas...
El espíritu del verdadero pastor consiste en el olvido de si mismo. El pierde de vista el yo a fin de hacer las obras de Dios. Por la predicación de la palabra y por el ministerio personal en los hogares de la gente, aprende a conocer sus necesidades, sus tristezas, sus pruebas; y, cooperando con Cristo, el gran AJiviador de las cargas de los hombres, comparte sus aflicciones, consuela sus angustias, alivia el hambre de su alma y gana sus corazones para Dios (Obreros evangélicos, p. 192).
Viernes 6 de diciembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El camino a Cristo, “El secreto del crecimiento”, pp. 67-75.
“La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado contemplarán al Cristo crucificado. Nunca olvidarán que el Ser cuyo poder creó los innumerables mundos y los sostiene a través de la inmensidad del espacio –el Amado de Dios, la Majestad del cielo, a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar– se humilló para levantar al hombre caído; [nunca olvidarán] que llevó la culpa y la vergüenza del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario. Que el Hacedor de todos los mundos, el Árbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se humillase por amor al hombre despertará eternamente la admiración y la adoración del universo. Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y con-templen la gloria eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su reino no tendrá fin, prorrumpirán en un cántico de júbilo: ‘¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima sangre!’ ” (CS 632, 633).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En clase, hablen de cómo encontrar el equilibrio correcto en la adora-ción entre la reverencia y la alegría. O resuelvan esta pregunta: La reverencia y la alegría ¿son mutuamente excluyentes?
2. Los israelitas pusieron el muro de Jerusalén bajo protección divina a través de la ceremonia de dedicación y, por lo tanto, reconocieron que un muro es inútil a menos que Dios lo defienda. Salomón lo expresó bien: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Sal. 127:1). ¿Qué debería decirnos esto sobre nuestros esfuerzos por el Señor?
3. ¿Cuál es el papel de la música en la experiencia de adoración de tu iglesia?
4. La Escritura es clara: Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario celestial. ¿Qué está haciendo por nosotros allí exactamente? ¿Qué puede enseñarnos el ministerio de los sacerdotes en el Templo terrenal sobre lo que Jesús está haciendo por nosotros en el celestial?
Notas EGW
Viernes 6 de diciembre: Para estudiar y meditar
El camino a Cristo, "El secreto del crecimiento", pp. 67-75.
A fin de conocerle, "Una perfecta expiación", p. 73.
Viernes 6 de diciembre: Para estudiar y meditar
El camino a Cristo, "El secreto del crecimiento", pp. 67-75.
A fin de conocerle, "Una perfecta expiación", p. 73.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 10
Lección 10
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Esdras 3:11.
Enfoque del estudio: Nehemías 12:27-47.
Para darle autoridad al sacerdocio de Jerusalén, Nehemías 12 comienza enumerando a los levitas y los sacerdotes desde la época de Babilonia hasta el período de Esdras y Nehemías. Una vez que se estableció que los judíos tenían personas capacitadas para los servicios del Templo, la siguiente parte del capítulo se centra en el servicio de dedicación del muro de Jerusalén. Sin embargo, no es el muro el que garantiza la seguridad, sino el Señor. Por lo tanto, el pueblo no está seguro a menos que el Señor lo proteja. Los israelitas comúnmente realizaban la dedicación de objetos o edificios para reconocer que el poder no está en un objeto sino en Dios (Sal. 127:1, 2).
El servicio de dedicación del muro de Jerusalén comenzó con dos grandes coros que avanzaron en forma separada por Jerusalén y finalmente se unieron en el Templo. Allí, “sacrificaron aquel día numerosas víctimas”, y “se regocijaron”. De hecho, la alegría del pueblo fue tan estridente que incluso sus distantes enemigos escucharon la celebración por la conclusión del muro. Después, Nehemías se aseguró de delegar las responsabilidades del Templo para que los suministros se distribuyeran según la Ley para todos los levitas y los siervos del Templo. El pueblo estaba emocionado de que el Templo volviera a funcionar. Quería asegurarse de que hubiese provisiones para aquellos que servían al Señor, no solo para ese momento sino también para el futuro.
Parte II: COMENTARIO
La purificación
Antes de realizar la dedicación del muro, los sacerdotes y los levitas se purificaron ellos mismos y al pueblo, así como las puertas y el muro. Los ritos de purificación eran comunes en Israel, y simbolizaban la purificación del pecado y la separación con fines santos. Los ritos consistían principalmente en lavar la ropa y bañarse (Éxo. 29:4; 40:12-15; Lev. 16:20-28; Núm. 19:7).
Existían varios ritos de purificación en Israel. El rito de purificación más importante lo realizaba cualquiera que entrara en contacto con un cuerpo muerto.
Puesto que la muerte refleja el estado de mortalidad resultante del pecado, la persona tenía que someterse a una purificación especial, un procedimiento descrito en Números 19. El sacerdote quemaba una vaca rojiza sin mancha cuyas cenizas se colocaban en un recipiente con agua. Alguien que estaba limpio tomaba un hisopo, lo sumergía en el agua y luego lo rociaba sobre los objetos o las personas consideradas impuras. Si el agua de la purificación no se rociaba sobre alguien que estaba inmundo, entonces su inmundicia todavía estaba sobre él (Núm. 19:13).
En el Día de la Expiación, el sacerdote que realizaba la purificación del Santuario, y hacía sacrificios por su pecado y por los del pueblo, se cambiaba de ropa. Antes de ponerse las “santas vestiduras”, se lavaba el cuerpo (Lev. 16:4). Al terminar el servicio, el sacerdote, una vez más, se quitaba las “santas vestiduras” y se lavaba el cuerpo (Lev. 16:23, 24). Quien liberaba al chivo expiatorio hacía lo mismo antes de regresar al campamento israelita (Lev. 16:26).
Otras categorías de purificación incluían la purificación para los sacerdotes (Éxo. 29:1-9), que debían lavarse las manos y el cuerpo (Éxo. 30:17-21;40:12-14, 30-32); la purificación de la lepra (así como el pecado conduce a la muerte, la lepra termina en muerte [Lev. 13:6; 13:34]); de las secreciones corporales (Lev. 15:1-29; Deut. 23:10, 11); y la purificación de los levitas (Núm. 8:5-7; 19:7-22).
Debido a que los sacerdotes y los levitas participaron de la dedicación del muro, primero se purificaron lavándose las manos y los pies, y quizás el cuerpo.
Luego purificaron al pueblo, a quien probablemente se le pidió que también se lavara y tal vez incluso que lavara su ropa. Además, la Biblia menciona que las puertas y el muro fueron purificados, lo que significa que cada uno habría sido rociado con agua.
El agua de la purificación no era milagrosa en sí; era la Palabra de Dios la que declaraba que la purificación limpiaba al pueblo del pecado y la muerte. El ritual servía como símbolo de pureza. La santidad y la limpieza del pecado eran importantes para acercarse a Dios en una ceremonia de dedicación. La purificación ritual mostraba que la sangre de Cristo limpiaba y cubría al pueblo. El servicio de purificación incorporaba el perdón de los pecados. Cuando el pueblo se humillaba ante Dios y se lavaba, reconocía que necesitaba ayuda; que necesitaba ser limpiado por Dios. Dios era quien tenía que darle salud y santidad, no sus propias obras. Sin embargo, Dios requería el acto de lavarse como un recordatorio tangible de su poder transformador en la vida de su pueblo.
Gran regocijo
La mayor parte de la ceremonia de dedicación incluía música y adoración. En primer lugar, los levitas y los cantores se reunieron en Jerusalén; muchos de ellos vivían lejos de Jerusalén y solo iban a la ciudad cuando les tocaba servir.
Los sacerdotes, los levitas y los cantores dirigieron la celebración de la provisión de Dios en su favor mediante acciones de gracias (reconociendo verbalmente lo que Dios había hecho) y entonando alabanzas a él. Las arpas, los címbalos y otros instrumentos de cuerda acompañaron a dos grandes coros mientras cantaban y caminaban separadamente por Jerusalén, y finalmente se volvieron a unir en el Templo y cantaron en voz alta (Neh. 12:42). Literalmente, la frase dice que los cantores fueron escuchados. No podían contener ni reprimir su gozo, como lo demostraron sus potentes alabanzas. Cantaron fuerte porque estaban alborozados con la rápida conclusión del muro y por la forma en que Dios los había acompañado.
Cuando se colocaron los cimientos del Templo después de su regreso del exilio en Babilonia, en 537/536 a.C., el pueblo, los sacerdotes y los levitas alabaron al Señor (Esd. 3:10, 11). Lo mismo ocurrió ahora en la época de Nehemías, después de terminar el muro de Jerusalén. Todos alabaron al Señor y los dos coros designados expresaron su agradecimiento al Señor por la obra realizada (Neh. 12:31, 38).
El pueblo se regocijó grandemente. Literalmente, el versículo 43 dice que Dios los hizo samach (regocijar) con gran samach (gozo). La palabra samach aparece cinco veces en ese solo versículo. Aparece una vez en el versículo 44, ya que el pueblo también se regocijó por los sacerdotes y los levitas que servían en el Templo. Anteriormente, también aparece en el versículo 27, que introduce todo el relato, afirmando que el pueblo llamó a los levitas para celebrar la dedicación con alegría (samach).
Por lo tanto, la palabra aparece exactamente siete veces en el capítulo, lo que debería ser trascendente para el lector. El siete, en la Biblia, es un número de plenitud, consumación y perfección. Por lo tanto, el samach que el pueblo experimenta es pleno. Dios los ha hecho alegrarse. Su acto de regocijo demuestra lo que es el verdadero gozo en la vida, porque se regocijan por lo que Dios ha hecho. La lección para nosotros hoy es celebrar lo que Dios está haciendo en nuestra vida, sin pasar por alto sus actos benevolentes, ni darlos por sentado. Más bien, deberíamos celebrar su providencia. El reconocimiento de la bendición y el liderazgo de Dios conduce a la gratitud y la estabilidad emocional. El agradecimiento nos hace felices y victoriosos.
El gozo es un aspecto determinante de la adoración, pero también lo es la reverencia a Dios, que puede definirse como una experiencia de sobrecogimiento mediante un encuentro personal con Dios. El equilibrio entre el gozo y la reverencia es muy importante; y sin embargo, lamentablemente, a menudo es ignorado. Si un culto de adoración muestra respeto por Dios pero no gozo, entonces se vuelve seco y rígido. Por otro lado, cuando solo se incorpora el gozo y no se tiene en cuenta la reverencia, los cultos de adoración tienden a estar llenos de emotividad en lugar de verdad. Por lo tanto, nuestros cultos de adoración deben incluir ambas facetas. La reverencia y la alegría trabajan juntas para crear una atmósfera de adoración correcta. Los israelitas entendieron la necesidad de este equilibrio cuando se regocijaron en voz alta y con todo su corazón, al mismo tiempo que alababan a Dios por lo que había hecho. Su adoración se basaba en la verdad y en los hechos de Dios, no en la emotividad.
Algunos que van saltando de un culto de adoración a otro con el fin de experimentar un elevado nivel emocional se equivocan en su alabanza a Dios. Nuestra adoración siempre debe estar cimentada en Jesús, no en nuestros sentimientos. Y, sin embargo, los israelitas decididamente tuvieron un sentimiento de gozo y felicidad al alabar a Dios. Estos sentimientos de alegría eran de origen divino y se basaban en la verdad de quién es Dios y lo que él ha hecho. Al buscar a Dios en la vida y adorarlo, nos mantenemos cimentados en su gracia y gratitud.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Aunque en la actualidad no participamos de los ritos de purificación, ¿de qué manera podemos aplicar el principio que sustenta la purificación? Podemos acudir a Dios como somos, pero no de cualquier forma. Entonces, ¿cómo debemos acercarnos a Dios? ¿Qué debemos hacer para humillarnos ante él? ¿De qué manera podemos demostrar esta actitud en nuestra vida hoy?
El gozo
1. Lee el Salmo 136, un salmo lleno de alabanza y adoración a Dios. ¿Qué nos enseña este salmo con respecto a la adoración? ¿Qué situaciones diferentes se describen al acercarse a Dios? ¿Por qué tipo de cosas el salmo alaba a Dios?
2. ¿Cómo puedes asegurarte de que tu iglesia alabe a Dios respetando el equilibrio entre el gozo y reverencia?
3. Los cantores y los músicos del Antiguo Testamento tenían un papel prominente en la adoración y eran importantes para los servicios del Templo. ¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que valoramos a los músicos de nuestras iglesias?
a. Piensa en las formas en que tu iglesia ha exaltado a los músicos como ministros de Dios o en cómo fueron dejados de lado o incluso desalentados. ¿De qué maneras significativas y reverentes puede tu iglesia incluir a sus pianistas y a los grupos de adoración en el culto?
b. Piensa en formas específicas en las que, como iglesia, puedan hacer que sus músicos y sus cantores entiendan que sus dones de origen divino añaden valor y enriquecen el culto de la iglesia.
4. Si a tu vida le falta alegría para alabar a Dios, ¿qué puedes hacer para recuperar ese “primer amor”?
Dios lo bendiga!!!
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