Lección de Escuela Sabática de Adultos 4to Trimestre 2019, Escuela Sabática Adultos 4to Trimestre 2019, Lección 4to Trimestre 2019,
Lección 11: Para el 14 de diciembre de 2019
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Nehemías 13:1–9; Deuteronomio 23:3–6; Nehemías 13:10–14; Números 18:21–24; Nehemías 13:15–22; Juan 5:5–16.
PARA MEMORIZAR:
“Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia” (Neh. 13:22).
En el ínterin entre los capítulos 12 y 13, Nehemías regresa a Babilonia. Aunque no sabemos por cuánto tiempo se ausentó, cuando regresó (probablemente, alrededor de 430–425 a.C.), el pueblo había reincidido en sus malos hábitos. Si bien había pactado con Dios en estas cuestiones (no casarse con idólatras, guardar fielmente el sábado, y ocuparse del Templo y su personal mediante los diezmos y las ofrendas [Neh. 10]), había violado las tres promesas.
Cuando Nehemías regresó, los encontró muy descuidados en su devoción a Dios. El pueblo había dejado de devolver los diezmos y las ofrendas, co-menzó a usar las salas del Templo para otros fines, dejó de guardar el sábado correctamente e incluso volvió a celebrar matrimonios con las naciones circundantes. Lo peor de todo es que los dirigentes que él había dejado a cargo fueron los que contribuyeron al deterioro de la relación de los israelitas con Dios. No es de extrañar que Nehemías haya quedado devastado cuando se enteró de cuánto habían cambiado. Sin embargo, en lugar de aceptarlo, una vez más, como lo exigía su carácter, intervino para la gloria de Dios.
LOS DIRIGENTES DEL TEMPLO SE CORROMPEN
Nehemías 13 comienza con una preocupación respecto de los extran-jeros/idólatras amonitas y moabitas en medio de ellos (Neh. 13:1-3). Estos versículos no hablan de expulsar a gente de otra nación o raza que seguía a Dios, sino de expulsar a quienes tenían una fe diferente: no a los conversos, sino a los idólatras. (Ver, además, Deut. 23:3–6.)
Lee Nehemías 13:1 al 9. ¿Quiénes eran Eliasib y Tobías? ¿Por qué es inaceptable lo que hicieron? Analiza Nehemías 2:10 y 19; 3:1; 12:10 y 22; y 13:28.
Tanto Eliasib como Tobías son figuras conocidas en el libro de Nehemías. Eliasib era el sumo sacerdote de la nación, y también estaba a cargo del Templo. Se menciona a Tobías como el enemigo amonita de Nehemías que se opuso vehementemente a su trabajo en Jerusalén. La alianza de Eliasib y Tobías sugiere una relación establecida a través del matrimonio.
Aunque no se han conservado los registros de la conexión matrimonial, sabemos que Tobías tenía un nombre judío (que significa “el Señor es bueno”) y, por lo tanto, muy probablemente haya sido de origen judío. Se cree que los familiares de su esposa, los descendientes de Ara, aunque no se los identifica, estaban emparentados con la familia de Eliasib. Además, Sanbalat el horo-nita, el otro adversario de Nehemías, tenía una hija que estaba casada con el nieto de Eliasib. Por lo tanto, el círculo de intriga alrededor de Nehemías debió haber sido intenso, ya que los funcionarios de más alto rango de la región estaban emparentados y aliados contra el liderazgo de Nehemías.
Durante la ausencia del gobernador, el sumo sacerdote le dio a Tobías una de las habitaciones del Templo que estaba destinada a guardar el diezmo, los regalos y las ofrendas. A Tobías se le otorgó residencia permanente en el Templo, una forma de establecerlo como uno de los líderes de la nación. Los enemigos de Nehemías finalmente lograron lo que siempre quisieron: desplazar a Nehemías y asumir el liderazgo ellos mismos. Afortunadamente, Nehemías no iba a quedarse sentado sin hacer nada.
■ El pueblo de Dios a lo largo de la historia sagrada (los judíos del antiguo Israel o los cristianos que los siguieron durante y después de la época neotestamentaria) ¿se dejaba engañar muy fácilmente? ¿Cómo podemos evitar sus errores?
LOS LEVITAS EN LOS CAMPOS
Lee Nehemías 13:10 al 14. ¿Qué intenta solucionar Nehemías aquí?
Los cantantes, los guardianes y otros servidores del Templo tuvieron que volver a trabajar al campo para alimentar a sus familias, porque el pueblo no estaba sosteniendo la obra de Dios. Todo el sistema de diezmos y ofrendas que fue establecido con tanto cuidado ahora estaba en ruinas. Nehemías tuvo que empezar de nuevo. El acto de arrojar todo afuera de la habitación muestra desesperación.
“No solo se había profanado el Templo, sino también se había dado una aplicación incorrecta a las ofrendas. Esto propendió a desalentar la libera-lidad del pueblo. Habiendo este perdido su celo y su fervor, le costaba mucho pagar sus diezmos. La tesorería de la casa del Señor estaba mal provista, y muchos de los cantores y otros empleados en el servicio del Templo, al no recibir suficiente sustento, habían dejado la obra de Dios para trabajar en otra parte” (PR 491).
Es fascinante ver que todo Judá se volvió a reunir y reconstruyó lo que se había destruido. El pueblo estaba de parte de Nehemías contra Tobías y Eliasib, porque debieron de haber notado que Nehemías hacía todo lo posible en beneficio del pueblo. Además, Nehemías les confió los cargos de super-visores de los terrenos del Templo a hombres a quienes consideraba fieles y dignos de confianza. A ellos se les encomendó la tarea de recolectar los diezmos y las ofrendas, asegurarse de que las mercaderías se almacenaran correctamente y distribuir los recursos a las partes correspondientes. En otras palabras, Nehemías entró y arrancó de raíz el sistema corrupto de liderazgo, aparentemente de un plumazo.
Aunque Nehemías designó a hombres fieles en la organización del Templo, el corrupto sumo sacerdote, Eliasib, no perdió su puesto, ya que se transmitía a través de los descendientes de Aarón. Su trabajo en el Templo es posible que haya quedado paralizado por las medidas de Nehemías de asignar a otros para algunas de las responsabilidades del sumo sacerdote, pero él todavía seguía siendo el sumo sacerdote.
Nehemías había orado: “¡Recuerda esto, Dios mío, y favoréceme; no olvi-des todo el bien que hice por el Templo de mi Dios y de su culto!” (Neh. 13:14, NVI). ¿Por qué era tan humana esta oración?
DIEZMOS Y OFRENDAS
Las reformas de los servicios del Templo por parte de Nehemías incluían la implementación de diezmos y ofrendas.
Lee Números 18:21 al 24; Malaquías 3:10; Mateo 23:23; 1 Corintios 9:7 al 14; 2 Corintios 9:6 al 8; y Hebreos 7:1 y 2. ¿Qué nos enseñan estos pasajes acerca de la importancia de los diezmos y las ofrendas, no solo en el servicio del Templo, sino también en la actualidad?
Si no se recolectaban los diezmos y las ofrendas, el Templo no podía funcionar. Cuando cesó el diezmo, los servicios del Templo se vinieron abajo y todo el sistema de adoración corría peligro. Como el personal del Templo tuvo que salir a buscar otros trabajos para alimentar a sus familias, no podían concentrarse en atender el Templo. En consecuencia, la adoración a Dios disminuyó.
“El sistema del diezmo es hermoso por su sencillez. Su equidad se revela en la obligación proporcional que coloca sobre ricos y pobres. En proporción a la manera en que Dios nos ha dado el uso de su propiedad, así también debemos devolverle el diezmo.
“Cuando Dios pide nuestros diezmos (Mal. 3:10), no apela a nuestra gra-titud ni a nuestra generosidad. Si bien es cierto que la gratitud debería tener una parte en todas nuestras expresiones a Dios, diezmamos porque Dios lo ha ordenado. El diezmo pertenece al Señor, y él requiere que se lo devolvamos” (Creencias de los adventistas del séptimo día, p. 375).
Tal como sucedió con el Templo israelita, nuestra iglesia se vendría abajo sin el apoyo de los diezmos y las ofrendas de los miembros. Nuestros ser-vicios religiosos no funcionarían sin gente a la que se le paga para dedicar tiempo de calidad a un ministerio, a una planificación y a una gestión ecle-siástica para Dios. La adoración a Dios también disminuiría en calidad. Pero, lo más importante es que sin diezmos y ofrendas no habría evangelización.
Además, diezmamos porque Dios estableció el sistema en su Palabra. Hay veces en las que Dios no tiene que explicar por qué establece algo. Él espera que confiemos en que él ejerce el control. Nosotros debemos averi-guar y estar informados de cómo funciona el sistema, pero luego confiar todo en sus manos.
■ ¿Por qué el diezmo es tan importante para nuestra espiritualidad, y como medida de nuestra confianza en Dios?
PISANDO EN LAGARES EN SÁBADO
Lee Nehemías 13:15 y 16. ¿Cuál es el problema que Nehemías trata aquí?
No es fácil alzarse a favor de Dios cuando eres minoría. Como Dios dijo que el sábado era un día santo en el que nadie debía trabajar, Nehemías tenía el objetivo de asegurarse de que este mandato se cumpliera en Jerusalén. Sin duda, sintió la obligación moral de asumir esa postura y luego actuar en consecuencia.
El sábado se creó como la corona de la semana de la Creación porque es un día especial en el que las personas deben renovarse y recrearse al dedicarle tiempo a Dios de una manera que no pueden hacerlo mientras se dedican a sus ocupaciones o a otras actividades seculares.
Un famoso escritor judío ha dicho que “más que guardar Israel el shabat, el shabat ha guardado a Israel”. El hecho es que el día de reposo sabático fue, y sigue siendo, un medio poderoso para ayudar a mantener viva la fe en quienes, por la gracia de Dios, buscan guardarlo y disfrutar de los beneficios físicos y espirituales que les ofrece.
Lee Nehemías 13:17 al 22. ¿Qué hace Nehemías para detener la “compra-venta” en el día de reposo?
Como Nehemías es el gobernador de Judá, considera que su rol es hacer cumplir las reglas. Debido a que las reglas de Judá se basaban en la Ley de Dios, él se convierte en guardián de esa Ley, incluyendo el sábado. Tal vez si los nobles de Judá hubieran resistido la corrupción provocada por el sumo sacerdote, Nehemías no se habría encontrado en esta situación. Sin embargo, los gobernantes y los nobles quizá ya estaban molestos con Nehemías porque anteriormente les había hecho devolver a los pobres; por lo tanto, parece que tampoco se opusieron a los cambios que introdujeron Eliasib y Tobías.
Nehemías reprende primero a los nobles, y luego ordena que se cierren las puertas y coloca a los criados en las puertas para protegerlas. Cuando el mercado simplemente se muda del interior de la ciudad hacia el exterior, toma medidas aún más drásticas y amenaza con echar mano sobre los negociantes al siguiente sábado. Nehemías debió haber sido un hombre de palabra, porque los negociantes entendieron y no se aparecieron de allí en más.
¿NO HICIERON ASÍ VUESTROS PADRES?
El celo de Nehemías por el sábado es admirable. Nehemías era tan fer-viente en observar el sábado correctamente que incluso prometió “echar mano” de los negociantes de otras naciones. En otras palabras, él habría intervenido personalmente si los hubiera vuelto a atrapar en sábado en la ciudad o junto a las puertas. Como gobernador, sentía la responsabilidad oficial de garantizar que este mandamiento se cumpliera correctamente.
“Nehemías los reprendió intrépidamente por haber descuidado su deber. Les preguntó severamente: ‘¡Ustedes están pecando al profanar el día sábado! Lo mismo hicieron sus antepasados, y por eso nuestro Dios envió toda esta desgracia sobre nosotros y sobre esta ciudad. ¿Acaso quieren que aumente la ira de Dios sobre Israel por profanar el sábado?’ Luego ordenó que ‘se cerraran las puertas [...] al caer la tarde [...] antes de que comenzara el sábado’, y que no se volviesen a abrir ‘hasta después de ese día’ (Miq. 4:8). Y, teniendo más confianza en sus propios criados que en aquellos a quienes pudieran designar los magistrados de Jerusalén, los puso al lado de las puertas para que hiciesen cumplir sus órdenes” (PR 496).
La advertencia de Nehemías sobre la profanación del sábado, junto con otras advertencias relacionadas con su violación, aparentemente encontró eco a través de los siglos hasta la época de Jesús, solo que él luchó no contra la profanación del sábado, sino contra su observancia legalista.
Lee Mateo 12:1 al 8; Marcos 3:1 al 6; Lucas 6:6 al 11; y Juan 5:5 al 16. ¿Cuál era el problema aquí? Entender la historia del antiguo Israel, ¿cómo nos ayuda a explicar por qué surgió el conflicto?
En su celo (aunque equivocado) por garantizar que el sábado no fuera profanado, estos líderes religiosos eran tan fanáticos que acusaron a Jesús, el “Señor del día de reposo” (Luc. 6:5), de violarlo. La ironía es que, si bien mu-chos de estos hombres expresaban gran preocupación por la Ley, olvidaban “lo más importante” de esa ley: “la justicia, la misericordia y la fe” (Mat. 23:23).
■ ¿Cómo podemos nosotros, individualmente y como iglesia, cuidarnos de no come-ter el mismo error que estos hombres, ya sea con el sábado o con otra cosa que creemos que es importante para la fe?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El camino a Cristo, “La fuente de regocijo y felicidad”, pp. 115-126.
“Cuando les hubo presentado los mandatos y las amenazas de Dios, así como los terribles castigos que en lo pasado habían caído sobre Israel por ese preciso pecado, se les despertó la conciencia, y se inició una obra de reforma que desvió de ellos la ira de Dios, y les atrajo su aprobación y bendición.
“Algunos que desempeñaban cargos sagrados rogaron por sus esposas paganas, declarando que no podían separarse de ellas. Pero, no se hizo distinción alguna; no se respetaron la jerarquía ni los puestos. Cualquiera de los sacerdotes o de los gobernantes que rehusó cortar sus vínculos con los idólatras quedó inmediatamente separado del servicio del Señor. Un nieto del sumo sacerdote, casado con una hija del notorio Sanbalat, no solo fue destituido de su cargo sino también prestamente desterrado de Israel. Nehemías oró así: ‘Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas’ ” (PR 497).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Lee la cita anterior de Elena de White. En clase, comparte lo que piensas sobre lo que hizo Nehemías, que no dio lugar a ninguna excepción, incluso con quienes parecían amar verdaderamente a sus esposas y no querían se-pararse de ellas. ¿Crees que Nehemías era demasiado enérgico, demasiado inflexible, y que podría haber hecho algunas excepciones? ¿Por qué? En este mismo contexto, ¿de qué manera la iglesia ejerce la disciplina con amor y comprensión, y al mismo tiempo es coherente y no atenúa los parámetros divinos de la verdad?
2. Aunque sabemos que no tiene nada de legalista guardar el día de reposo sabático, al igual que no es legalista no codiciar, no robar ni mentir, ¿cómo podemos asegurarnos de que la observancia del sábado (o la obe-diencia de cualquier mandamiento) no se convierta en algo legalista? Tener siempre presente la Cruz y lo que Cristo ha hecho por nosotros en ella, ¿por qué es la protección más poderosa contra la trampa del legalismo?
3. Por otro lado, ¿cómo podemos protegernos contra los peligros que surgen de una transigencia lenta pero constante, como la que enfrentó Nehemías?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Nehemías 13:22.
Enfoque del estudio: Nehemías 13:1-22.
El capítulo comienza con una rápida mención de que la Ley de Moisés prohíbe que los amonitas y los moabitas participen en las fiestas y las asambleas solemnes de Israel. Nehemías declara que, cuando el pueblo escuchó la ley de no mezclarse con los idólatras (Deut. 23:3), "separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros" (Neh. 13:3). Tal era el poder de la Ley sobre la mente y el corazón del pueblo.
El capítulo luego pasa a describir las reformas que Nehemías instituyó antes de regresar a la corte. El rey Artajerjes le había pedido que regresara a Persia, pero luego le dio permiso para viajar nuevamente a Israel. Entonces, después de un tiempo de ausencia, Nehemías regresó a Jerusalén. Tal vez había escuchado algunos rumores sobre la sombría situación de Israel desde su partida y los líderes corruptos que habían asumido el Gobierno. Efectivamente, después de que Nehemías llegó a Jerusalén, descubrió que Eliasib, el sumo sacerdote, había permitido que Tobías, el amonita, residiera en una habitación del Templo. La primera reforma de Nehemías fue echar a Tobías y devolverle a la habitación su propósito original de almacenar ofrendas de grano e incienso. La segunda reforma se refería a los levitas y los cantores que no habían recibido los diezmos y las ofrendas que les debían. Tal vez el pueblo se desanimó por la mala administración del Templo Y, en consecuencia, no daba sus diezmos y sus ofrendas. Nehemías restauró el sistema de diezmos y nombró líderes en determinados aspectos del Templo para que el sumo sacerdote corrupto no tuviera control sobre esos temas. Finalmente, Nehemías restauró la observancia apropiada del sábado. Cerró las puertas de la ciudad en sábado para detener las transacciones comerciales, y luego amenazó a quienes todavía estaban comprando y vendiendo fuera de los muros de Jerusalén. Su celo por la correcta observancia del sábado es un ejemplo hasta el día de hoy.
Parte II: COMENTARIO
El diezmo
Uno de los aspectos extremadamente importantes para Nehemías era el diezmo. Él restauró la práctica en Israel porque el Templo y sus servicios no podían funcionar correctamente sin él. ¿Por qué Nehemías creía firmemente en la devolución del diezmo?
Cuando se mencionan los diezmos y las ofrendas, a menudo nos enfocamos en la recompensa que recibiremos, basada en Malaquías 3:10. En este pasaje, Dios les dice a los israelitas que lo prueben en diezmos porque, si le dan a él, él los bendecirá. Lo afirma personalmente: "Os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Mal. 3:10). Por lo tanto, alentamos a los demás a dar a Dios para que reciban la bendición que Dios promete.
Sin embargo, la entrega de diezmos y ofrendas no debe ser en función de las bendiciones que recibimos. De hecho, al acto de diezmar se lo conoce como "devolver" el diezmo, porque todo lo que tenemos ya es una bendición de Dios, porque él nos la ha dado. Lo devolvemos porque Dios es nuestro Creador y lo reconocemos como tal. Damos en gratitud por lo que él ha hecho: nos creó, nos sostiene, nos cuida, murió por nosotros y continúa re-creándonos. Vemos la actitud de gratitud al diezmar, especialmente en las historias de Abraham y Jacob.
En Génesis 14, leemos de una batalla en Canaán. Cuatro reyes mesopotámicos (los reyes de Sinar, Elasar, Elam y Goim) lucharon contra cinco reyes de Canaán, específicamente de las ciudades de Sodoma, Gomarra, Adma, Zeboim y Bela. Los reyes mesopotámicos ganaron la batalla, y se apoderaron del botín y de los cautivos. Como Lot vivía en esa región, fue capturado. Cuando Abram se dio cuenta de que se habían llevado a su sobrino, armó a 318 de sus sirvientes entrenados y persiguió al ejército mesopotámico. Su pequeño contingente de guerreros alcanzó y atacó a los mesopotámicos, y ganó. Dios le dio a Abram una victoria increíble, y él recuperó todo lo que habían tomado, incluyendo a Lot.
En el camino de regreso, Abram tuvo un encuentro sorprendente con el rey de Salem, a quien también se lo llama "sacerdote del Dios Altísimo". Melquisedec bendijo a Abram, y luego Abram le dio a él "los diezmos de todo" (Gén. 14:20). Hebreos 7:2 y 4 especifica que Abram dio una décima parte de lo que tenía. Abram devolvió un décimo a Dios porque Dios le dio una victoria increíble. Fue sorprendido por el asombroso y poderoso Dios que fue con él y luchó por él. Su corazón estaba lleno de gratitud, y así, por agradecimiento, dio un diezmo.
Jacob tuvo una experiencia similar cuando sus padres lo enviaron con su tío Labán para casarse con una esposa que obedeciera Dios, en lugar de una mujer cananea, y también para protegerlo de su hermano Esaú, que había decidido matarlo. Mientras huía a Harán, Jacob se quedó dormido, y Dios le dio un sueño donde vio una escalera que subía al cielo y los ángeles subían y bajaban, y "Jehová estaba en lo alto de ella" (Gén. 28:13). Dios le habló y le prometió estar con él y bendecirlo. Cuando Jacob se despertó del sueño, exclamó: "¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo" (Gén. 28:17). Después, Jacob hizo una promesa de que si Dios realmente estaba con él, como se lo manifestó en el sueño, entonces no solo el Señor sería su Dios, sino también Jacob le daría a Dios una décima parte de todo lo que Dios le diera (Gén. 28:20-22). Una vez más, vemos a una persona asombrada por quién es Dios y por lo que hace, y luego, en gratitud, promete dar el diezmo fielmente.
Por lo tanto, es con un corazón lleno de gratitud y agradecimiento que devolvemos el diezmo. No principalmente porque recibiremos una bendición al hacerlo, sino porque Dios es fiel y maravilloso al cuidarnos y proveer para nosotros todos los días. Nehemías demostró a través de sus actos que el diezmo es extremadamente importante, no solo para apoyar la obra de Dios sino también para ayudarnos a reconocer que todo proviene de él. Damos porque Dios nos da. De esta manera, participamos en su ministerio en favor de la humanidad.
El sábado
El segundo aspecto que Nehemías aborda en este capítulo es el día de adoración, el sábado. Los israelitas hacían transacciones comerciales con gente de los alrededores en sábado en lugar de adorar al Señor (Lev. 23:3). Nehemías se opuso enérgicamente a la forma en que se guardaba el sábado.
Nehemías era el gobernador de la nación y, como era un hombre muy piadoso, quería asegurarse de que el pueblo también siguiera las instrucciones de Dios. Nehemías sintió que tenía que tomar algunas medidas estrictas para que el pueblo entendiera que el sábado tenía que ser realmente santo. Era un día de descanso en el Señor en el que el pueblo de Dios dedicaba tiempo a la familia y los amigos Y, lo más importante, le dedicaba tiempo a Dios. Al hacer negocios en sábado, el pueblo de Dios estaba eludiendo oportunidades para tener comunión con Dios, y también se estaba privando de las oportunidades para mostrar amor y cuidar a los demás.
Dios el Creador consideró que el sábado era extremadamente importante; de lo contrario, no lo hubiese creado como un día especial. Si todo lo necesario se hubiera terminado en seis días, entonces Dios no habría creado el séptimo. Pero lo hizo para darnos un día especial como recordatorio de que él es nuestro Creador, y que fuimos creados para estar en comunión con él y depender de él. También, en este día de descanso de los asuntos cotidianos, renovamos nuestra fuerza Y, lo más importante, respetamos la manera en que Dios celebró la vida al santificar este día. No era como todos los demás días; este era un día santo. Santo significa "separado para" un propósito especial y "apartado para" actividades edificantes. Por lo tanto, las cosas que hacemos deben ser diferentes de las que hacemos los demás días de la semana. El mismo Jesús permaneció en la tumba en sábado y resucitó en domingo, y así guardó el sábado incluso en su muerte. Así de importante es el sábado para Dios.
A lo largo de toda la Biblia, Dios nos muestra cuán primordial es el día de reposo, al instruirnos para que nos alejemos de los negocios y las actividades comunes, y celebremos al Señor del sábado. Él nos anima a reconocer el sábado como una "delicia", como un día "santo, glorioso de Jehová" y a honrarlo al no andar en nuestros propios caminos, ni ir tras nuestros placeres egoístas, ni hablar nuestras propias palabras mundanas. Dios una vez más promete una bendición (Isa. 58:13, 14). De la misma manera que promete bendecirnos cuando damos el diezmo, también promete una bendición cuando vivimos el sábado a su manera, no centrándonos en nuestros propios deseos sino glorificando a Dios en todo lo que hacemos. Sin embargo, una vez más, tal como se mencionó con el diezmo, no debemos guardar el día de reposo para obtener bendiciones. Más bien, debemos santificarlo porque es un día que nos fue dado como regalo para concentrarnos en la bondad del Señor.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
El diezmo
1. ¿Cuál es el principio que está detrás del diezmo? ¿Por qué Dios pide la devolución del diez por ciento?
2. Enumera las lecciones que podemos aprender de la práctica de diezmar.
El sábado
1. ¿Por qué crees que la Biblia no menciona específicamente lo que debemos y no debemos hacer en sábado?
2. Presta atención a los siguientes pasajes prácticos acerca de la observancia del sábado: Éxodo 16:22 al 30; Éxodo 34:21; Éxodo 35:3; lsaías 56:2; lsaías 58:13; y Jeremías 17:21. Sobre la base de estos textos, escribe los principios acerca de cómo Dios quiere que vivamos el día de reposo.
3. Considera las siguientes historias bíblicas sobre la observancia del sábado: Marcos 2:23 al 28; Marcos 3:1 al 6; Lucas 13:10 al 17; y Juan 5:1 al 12. Medita en estos relatos y responde las siguientes preguntas:
a. ¿Qué enseña Jesús sobre el sábado que el pueblo/los líderes no entendían?
b. ¿Cuáles son los principios sobre la observancia del sábado que extraemos de estas historias?
Dios lo bendiga!!!
UN PUEBLO REINCIDENTE
Sábado 7 de diciembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Nehemías 13:1–9; Deuteronomio 23:3–6; Nehemías 13:10–14; Números 18:21–24; Nehemías 13:15–22; Juan 5:5–16.
PARA MEMORIZAR:
“Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia” (Neh. 13:22).
En el ínterin entre los capítulos 12 y 13, Nehemías regresa a Babilonia. Aunque no sabemos por cuánto tiempo se ausentó, cuando regresó (probablemente, alrededor de 430–425 a.C.), el pueblo había reincidido en sus malos hábitos. Si bien había pactado con Dios en estas cuestiones (no casarse con idólatras, guardar fielmente el sábado, y ocuparse del Templo y su personal mediante los diezmos y las ofrendas [Neh. 10]), había violado las tres promesas.
Cuando Nehemías regresó, los encontró muy descuidados en su devoción a Dios. El pueblo había dejado de devolver los diezmos y las ofrendas, co-menzó a usar las salas del Templo para otros fines, dejó de guardar el sábado correctamente e incluso volvió a celebrar matrimonios con las naciones circundantes. Lo peor de todo es que los dirigentes que él había dejado a cargo fueron los que contribuyeron al deterioro de la relación de los israelitas con Dios. No es de extrañar que Nehemías haya quedado devastado cuando se enteró de cuánto habían cambiado. Sin embargo, en lugar de aceptarlo, una vez más, como lo exigía su carácter, intervino para la gloria de Dios.
Notas EGW
Sábado - Un Pueblo Reincidente
El origen de todos los pecados y excesos de Salomón se puede encontrar en su gran error al dejar de depender de Dios en lo que respecta a sabiduría, y al no caminar humildemente delante de él.
La lección que debemos aprender de la historia de esta vida pervertida es la necesidad de depender continuamente de los consejos de Dios, de vigilar cuidadosamente las inclinaciones de nuestra conducta, de reformar cada hábito que tienda a alejarnos de Dios. Nos enseña que se necesitan gran precaución, vigilancia y oración para mantener inmaculadas la sencillez y la pureza de nuestra fe. Si nos eleváramos a loa excelencia moral más acabada y lográramos la perfección del carácter religioso, ¡cuánto cuidado emplearíamos en la formación de amistades y en la elección de un cónyuge para la vida! (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, pp. 1024, 1025).
Muchos, como [Salomón], siguen sus propios deseos carnales y establecen vínculos matrimoniales no santificados. Muchos que comienzan su vida, dentro de su esfera limitada, con una mañana tan bella y promisoria como la tuvo Salomón en su excelso cargo, pierden su alma y arrastran a otros consigo a la ruina debido a un paso en falso, irreparable, en su relación matrimonial. Así como las esposas de Salomón desviaron su corazón de Dios y lo inclinaron a la idolatría, también los cónyuges frívolos, no están arraigados en los principios, desvían el corazón de los que una vez fueron nobles y leales, llevándolos a la vanidad, a los placeres corruptores y al vicio absoluto (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, p. 1025).
Los cristianos deben mantenerse distintos y separados del mundo, de su espíritu y de su influencia. Dios tiene pleno poder para guardarnos en el mundo, pero no debemos formar parte de él. El amor de Dios no es incierto ni fluctuante. El vela siempre sobre sus hijos con un cuidado inconmensurable. Pero requiere una fidelidad indivisa. “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a Mammón.” Mateo 6:24 (Profetas y reyes, p. 42).
Cuando se ha limpiado el alma, el deber del cristiano es mantenerla inmaculada. Muchos parecen pensar que la religión de Cristo no demanda el abandono de los pecados diarios, la ruptura con los hábitos que habían mantenido el alma en servidumbre. Renuncian a algunas cosas condenadas por la conciencia, pero no representan a Cristo en la vida diaria….
Para guardar el corazón debemos ser constantes en la oración e incansables en las peticiones en procura de ayuda ante el trono de la gracia. Los que toman el nombre de cristianos debieran acudir a Dios suplicando ayuda con fervor y humildad. El Salvador nos ha dicho que oremos sin cesar. El cristiano no puede estar siempre en una posición que indique que está orando, pero puede elevar constantemente sus pensamientos y deseos. Nuestra confianza propia se desvanecería si habláramos menos y oráramos más (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1175).
Sábado - Un Pueblo Reincidente
El origen de todos los pecados y excesos de Salomón se puede encontrar en su gran error al dejar de depender de Dios en lo que respecta a sabiduría, y al no caminar humildemente delante de él.
La lección que debemos aprender de la historia de esta vida pervertida es la necesidad de depender continuamente de los consejos de Dios, de vigilar cuidadosamente las inclinaciones de nuestra conducta, de reformar cada hábito que tienda a alejarnos de Dios. Nos enseña que se necesitan gran precaución, vigilancia y oración para mantener inmaculadas la sencillez y la pureza de nuestra fe. Si nos eleváramos a loa excelencia moral más acabada y lográramos la perfección del carácter religioso, ¡cuánto cuidado emplearíamos en la formación de amistades y en la elección de un cónyuge para la vida! (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, pp. 1024, 1025).
Muchos, como [Salomón], siguen sus propios deseos carnales y establecen vínculos matrimoniales no santificados. Muchos que comienzan su vida, dentro de su esfera limitada, con una mañana tan bella y promisoria como la tuvo Salomón en su excelso cargo, pierden su alma y arrastran a otros consigo a la ruina debido a un paso en falso, irreparable, en su relación matrimonial. Así como las esposas de Salomón desviaron su corazón de Dios y lo inclinaron a la idolatría, también los cónyuges frívolos, no están arraigados en los principios, desvían el corazón de los que una vez fueron nobles y leales, llevándolos a la vanidad, a los placeres corruptores y al vicio absoluto (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 2, p. 1025).
Los cristianos deben mantenerse distintos y separados del mundo, de su espíritu y de su influencia. Dios tiene pleno poder para guardarnos en el mundo, pero no debemos formar parte de él. El amor de Dios no es incierto ni fluctuante. El vela siempre sobre sus hijos con un cuidado inconmensurable. Pero requiere una fidelidad indivisa. “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a Mammón.” Mateo 6:24 (Profetas y reyes, p. 42).
Cuando se ha limpiado el alma, el deber del cristiano es mantenerla inmaculada. Muchos parecen pensar que la religión de Cristo no demanda el abandono de los pecados diarios, la ruptura con los hábitos que habían mantenido el alma en servidumbre. Renuncian a algunas cosas condenadas por la conciencia, pero no representan a Cristo en la vida diaria….
Para guardar el corazón debemos ser constantes en la oración e incansables en las peticiones en procura de ayuda ante el trono de la gracia. Los que toman el nombre de cristianos debieran acudir a Dios suplicando ayuda con fervor y humildad. El Salvador nos ha dicho que oremos sin cesar. El cristiano no puede estar siempre en una posición que indique que está orando, pero puede elevar constantemente sus pensamientos y deseos. Nuestra confianza propia se desvanecería si habláramos menos y oráramos más (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1175).
Domingo 8 de diciembre
LOS DIRIGENTES DEL TEMPLO SE CORROMPEN
Nehemías 13 comienza con una preocupación respecto de los extran-jeros/idólatras amonitas y moabitas en medio de ellos (Neh. 13:1-3). Estos versículos no hablan de expulsar a gente de otra nación o raza que seguía a Dios, sino de expulsar a quienes tenían una fe diferente: no a los conversos, sino a los idólatras. (Ver, además, Deut. 23:3–6.)
Lee Nehemías 13:1 al 9. ¿Quiénes eran Eliasib y Tobías? ¿Por qué es inaceptable lo que hicieron? Analiza Nehemías 2:10 y 19; 3:1; 12:10 y 22; y 13:28.
Tanto Eliasib como Tobías son figuras conocidas en el libro de Nehemías. Eliasib era el sumo sacerdote de la nación, y también estaba a cargo del Templo. Se menciona a Tobías como el enemigo amonita de Nehemías que se opuso vehementemente a su trabajo en Jerusalén. La alianza de Eliasib y Tobías sugiere una relación establecida a través del matrimonio.
Aunque no se han conservado los registros de la conexión matrimonial, sabemos que Tobías tenía un nombre judío (que significa “el Señor es bueno”) y, por lo tanto, muy probablemente haya sido de origen judío. Se cree que los familiares de su esposa, los descendientes de Ara, aunque no se los identifica, estaban emparentados con la familia de Eliasib. Además, Sanbalat el horo-nita, el otro adversario de Nehemías, tenía una hija que estaba casada con el nieto de Eliasib. Por lo tanto, el círculo de intriga alrededor de Nehemías debió haber sido intenso, ya que los funcionarios de más alto rango de la región estaban emparentados y aliados contra el liderazgo de Nehemías.
Durante la ausencia del gobernador, el sumo sacerdote le dio a Tobías una de las habitaciones del Templo que estaba destinada a guardar el diezmo, los regalos y las ofrendas. A Tobías se le otorgó residencia permanente en el Templo, una forma de establecerlo como uno de los líderes de la nación. Los enemigos de Nehemías finalmente lograron lo que siempre quisieron: desplazar a Nehemías y asumir el liderazgo ellos mismos. Afortunadamente, Nehemías no iba a quedarse sentado sin hacer nada.
■ El pueblo de Dios a lo largo de la historia sagrada (los judíos del antiguo Israel o los cristianos que los siguieron durante y después de la época neotestamentaria) ¿se dejaba engañar muy fácilmente? ¿Cómo podemos evitar sus errores?
Notas EGW
Domingo 8 de diciembre: Los dirigentes del templo se corrompen
Cuando por un tiempo dejó de sentir la influencia de Esdras y Nehemías, muchos se apartaron del Señor. Nehemías había vuelto a Persia. Durante su ausencia de Jerusalén se infiltraron males que amenazaban con pervertir a la nación. No sólo penetraron idólatras en la ciudad, sino que contaminaban con su presencia las mismas dependencias del templo. Mediante alianzas matrimoniales se había creado amistad entre el sumo sacerdote Eliasib y Tobías el amonita, acerbo enemigo de Israel. Como resultado de esta alianza profana, Eliasib había permitido a Tobías que ocupase una dependencia del templo hasta entonces utilizada como almacén para los diezmos y ofrendas del pueblo.
Debido a la crueldad y traición de los amonitas y moabitas para con Israel, Dios había declarado por Moisés que debía mantenérselos para siempre excluídos de la congregación de su pueblo. Deuteronomio 23:3-6. Desafiando estas instrucciones, el sumo sacerdote había sacado las ofrendas de la cámara situada en la casa de Dios, para dar lugar a aquel representante de una raza proscrita. No podría haberse manifestado mayor desprecio hacia Dios que el revelado al conferir un favor tal a ese enemigo de Dios y de su verdad (Profetas y reyes, p. 669).
Si los hermanos dirigentes no cumplen fielmente su deber, los dirigidos no cumplirán el suyo. Los que están a la cabeza de la obra… deben ser ejemplos del rebaño en todo lugar. Si hacen esto, tendrán una gran recompensa. Si no hacen esto y de todos modos aceptan tales posiciones, tendrán que dar una cuenta pavorosa (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 678).
Vivimos en tiempos peligrosos. Los adventistas profesan ser el pueblo de Dios que guarda los mandamientos, pero están perdiendo su espíritu de devoción. El espíritu de reverencia a Dios enseña a los hombres cómo deben aproximarse a su Hacedor: con santidad y respeto mediante la fe, no en sí mismos, sino en un Mediador. Así es como el hombre se mantiene seguro bajo cualquier circunstancia en que se lo coloque. El hombre debe ponerse de rodillas, como un súbdito de la gracia, cuando suplica ante el estrado de la misericordia. Y puesto que recibe diariamente los dones de la mano de Dios, siempre debería tener gratitud en el corazón y expresarla en palabras de agradecimiento y alabanza por esos favores inmerecidos. Los ángeles han guardado su camino durante toda su vida, y no ha visto muchas de las trampas de las que ha sido librado. Y en vista de esa protección y esos cuidados prestados por seres cuyos ojos nunca dormitan ni duermen, debe reconocer en cada oración el servicio que Dios realiza por él (Mensajes selectos, t. 2, p. 363).
Domingo 8 de diciembre: Los dirigentes del templo se corrompen
Cuando por un tiempo dejó de sentir la influencia de Esdras y Nehemías, muchos se apartaron del Señor. Nehemías había vuelto a Persia. Durante su ausencia de Jerusalén se infiltraron males que amenazaban con pervertir a la nación. No sólo penetraron idólatras en la ciudad, sino que contaminaban con su presencia las mismas dependencias del templo. Mediante alianzas matrimoniales se había creado amistad entre el sumo sacerdote Eliasib y Tobías el amonita, acerbo enemigo de Israel. Como resultado de esta alianza profana, Eliasib había permitido a Tobías que ocupase una dependencia del templo hasta entonces utilizada como almacén para los diezmos y ofrendas del pueblo.
Debido a la crueldad y traición de los amonitas y moabitas para con Israel, Dios había declarado por Moisés que debía mantenérselos para siempre excluídos de la congregación de su pueblo. Deuteronomio 23:3-6. Desafiando estas instrucciones, el sumo sacerdote había sacado las ofrendas de la cámara situada en la casa de Dios, para dar lugar a aquel representante de una raza proscrita. No podría haberse manifestado mayor desprecio hacia Dios que el revelado al conferir un favor tal a ese enemigo de Dios y de su verdad (Profetas y reyes, p. 669).
Si los hermanos dirigentes no cumplen fielmente su deber, los dirigidos no cumplirán el suyo. Los que están a la cabeza de la obra… deben ser ejemplos del rebaño en todo lugar. Si hacen esto, tendrán una gran recompensa. Si no hacen esto y de todos modos aceptan tales posiciones, tendrán que dar una cuenta pavorosa (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 678).
Vivimos en tiempos peligrosos. Los adventistas profesan ser el pueblo de Dios que guarda los mandamientos, pero están perdiendo su espíritu de devoción. El espíritu de reverencia a Dios enseña a los hombres cómo deben aproximarse a su Hacedor: con santidad y respeto mediante la fe, no en sí mismos, sino en un Mediador. Así es como el hombre se mantiene seguro bajo cualquier circunstancia en que se lo coloque. El hombre debe ponerse de rodillas, como un súbdito de la gracia, cuando suplica ante el estrado de la misericordia. Y puesto que recibe diariamente los dones de la mano de Dios, siempre debería tener gratitud en el corazón y expresarla en palabras de agradecimiento y alabanza por esos favores inmerecidos. Los ángeles han guardado su camino durante toda su vida, y no ha visto muchas de las trampas de las que ha sido librado. Y en vista de esa protección y esos cuidados prestados por seres cuyos ojos nunca dormitan ni duermen, debe reconocer en cada oración el servicio que Dios realiza por él (Mensajes selectos, t. 2, p. 363).
Lunes 9 de diciembre
LOS LEVITAS EN LOS CAMPOS
Lee Nehemías 13:10 al 14. ¿Qué intenta solucionar Nehemías aquí?
Los cantantes, los guardianes y otros servidores del Templo tuvieron que volver a trabajar al campo para alimentar a sus familias, porque el pueblo no estaba sosteniendo la obra de Dios. Todo el sistema de diezmos y ofrendas que fue establecido con tanto cuidado ahora estaba en ruinas. Nehemías tuvo que empezar de nuevo. El acto de arrojar todo afuera de la habitación muestra desesperación.
“No solo se había profanado el Templo, sino también se había dado una aplicación incorrecta a las ofrendas. Esto propendió a desalentar la libera-lidad del pueblo. Habiendo este perdido su celo y su fervor, le costaba mucho pagar sus diezmos. La tesorería de la casa del Señor estaba mal provista, y muchos de los cantores y otros empleados en el servicio del Templo, al no recibir suficiente sustento, habían dejado la obra de Dios para trabajar en otra parte” (PR 491).
Es fascinante ver que todo Judá se volvió a reunir y reconstruyó lo que se había destruido. El pueblo estaba de parte de Nehemías contra Tobías y Eliasib, porque debieron de haber notado que Nehemías hacía todo lo posible en beneficio del pueblo. Además, Nehemías les confió los cargos de super-visores de los terrenos del Templo a hombres a quienes consideraba fieles y dignos de confianza. A ellos se les encomendó la tarea de recolectar los diezmos y las ofrendas, asegurarse de que las mercaderías se almacenaran correctamente y distribuir los recursos a las partes correspondientes. En otras palabras, Nehemías entró y arrancó de raíz el sistema corrupto de liderazgo, aparentemente de un plumazo.
Aunque Nehemías designó a hombres fieles en la organización del Templo, el corrupto sumo sacerdote, Eliasib, no perdió su puesto, ya que se transmitía a través de los descendientes de Aarón. Su trabajo en el Templo es posible que haya quedado paralizado por las medidas de Nehemías de asignar a otros para algunas de las responsabilidades del sumo sacerdote, pero él todavía seguía siendo el sumo sacerdote.
Nehemías había orado: “¡Recuerda esto, Dios mío, y favoréceme; no olvi-des todo el bien que hice por el Templo de mi Dios y de su culto!” (Neh. 13:14, NVI). ¿Por qué era tan humana esta oración?
Notas EGW
Lunes 9 de diciembre: Los levitas en los campos
El diezmo es sagrado y ha sido reservado por Dios para sí mismo. Hay que traerlo a su tesorería para que se use en el sostén de los obreros evangélicos…
Algunos no han estado satisfechos y han dicho: “No seguiré pagando el diezmo, porque no tengo confianza en la forma como se administran las cosas en el corazón de la obra. ¿Pero robaréis a Dios porque pensáis que la dirección de la obra no es adecuada? Presentad vuestras quejas claramente y con franqueza, con el espíritu debido y a las personas responsables. Pedid que se hagan los ajustes necesarios; pero no retengáis lo que le corresponde a la obra de Dios, y no seáis infieles, porque otras personas no están obrando correctamente (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 200).
La obra de evangelizar el mundo ha sido gravemente obstaculizada a causa del egoísmo personal. Algunos, aun entre los cristianos profesos, son incapaces de ver que la obra del Evangelio debe ser sostenida por los recursos que Cristo les ha dado. Se necesita dinero para que la obra que se efectúa en todo el mundo pueda continuar realizándose…. Hay hombres listos para ir como mensajeros del Señor, pero por falta de recursos en la tesorería, no pueden ser enviados a donde la gente está rogando que vaya alguien a enseñarles la verdad.
Hay muchos en nuestro mundo que anhelan escuchar la palabra de vida. ¿Pero cómo pueden oírla sin un predicador? ¿Y cómo podrían vivir sin sostén los que sean enviados a enseñarles? Dios desea que las vidas de sus obreros sean sostenidas con cuidado. Son su propiedad, y él es deshonrado cuando ellos se ven compelidos a trabajar en una forma que perjudica su salud. El es también deshonrado cuando los obreros no pueden ser enviados a lugares necesitados por falta de recursos (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 42).
El verdadero cristiano es siervo de Cristo. Su obra en favor de Cristo debe ser perfectamente bien hecha. No debe permitir que nada desvíe su mente de su obra. Puede atender como se debe otros asuntos, pero deben ocupar un segundo lugar, pues el servicio de Cristo requiere todo su ser: el corazón, la mente, el alma y la fuerza. El Señor no aceptará un corazón dividido. Espera que hagamos lo mejor. Y nada que se haga fielmente por él será insignificante a su vista.
Cada cual debe hacer la obra que Dios le ha asignado. Deberíamos estar dispuestos a prestar pequeños servicios, llevar a cabo las cosas que se deben hacer, que alguien las debe hacer, aprovechando las pequeñas oportunidades. Si éstas fueran las únicas que se nos presentan, aún así debemos trabajar fielmente…
Cuando alguien ama a Dios por sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo, no se va a detener a averiguar si lo que puede hacer le va a proporcionar mucho o poco. Hará el trabajo, y aceptará el sueldo que se le ofrezca. No va a dar el mal ejemplo de rechazar un empleo porque no puede recibir un sueldo tan bueno como a él le parece que debiera recibir (Cada día con Dios, p. 159).
Lunes 9 de diciembre: Los levitas en los campos
El diezmo es sagrado y ha sido reservado por Dios para sí mismo. Hay que traerlo a su tesorería para que se use en el sostén de los obreros evangélicos…
Algunos no han estado satisfechos y han dicho: “No seguiré pagando el diezmo, porque no tengo confianza en la forma como se administran las cosas en el corazón de la obra. ¿Pero robaréis a Dios porque pensáis que la dirección de la obra no es adecuada? Presentad vuestras quejas claramente y con franqueza, con el espíritu debido y a las personas responsables. Pedid que se hagan los ajustes necesarios; pero no retengáis lo que le corresponde a la obra de Dios, y no seáis infieles, porque otras personas no están obrando correctamente (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 200).
La obra de evangelizar el mundo ha sido gravemente obstaculizada a causa del egoísmo personal. Algunos, aun entre los cristianos profesos, son incapaces de ver que la obra del Evangelio debe ser sostenida por los recursos que Cristo les ha dado. Se necesita dinero para que la obra que se efectúa en todo el mundo pueda continuar realizándose…. Hay hombres listos para ir como mensajeros del Señor, pero por falta de recursos en la tesorería, no pueden ser enviados a donde la gente está rogando que vaya alguien a enseñarles la verdad.
Hay muchos en nuestro mundo que anhelan escuchar la palabra de vida. ¿Pero cómo pueden oírla sin un predicador? ¿Y cómo podrían vivir sin sostén los que sean enviados a enseñarles? Dios desea que las vidas de sus obreros sean sostenidas con cuidado. Son su propiedad, y él es deshonrado cuando ellos se ven compelidos a trabajar en una forma que perjudica su salud. El es también deshonrado cuando los obreros no pueden ser enviados a lugares necesitados por falta de recursos (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 42).
El verdadero cristiano es siervo de Cristo. Su obra en favor de Cristo debe ser perfectamente bien hecha. No debe permitir que nada desvíe su mente de su obra. Puede atender como se debe otros asuntos, pero deben ocupar un segundo lugar, pues el servicio de Cristo requiere todo su ser: el corazón, la mente, el alma y la fuerza. El Señor no aceptará un corazón dividido. Espera que hagamos lo mejor. Y nada que se haga fielmente por él será insignificante a su vista.
Cada cual debe hacer la obra que Dios le ha asignado. Deberíamos estar dispuestos a prestar pequeños servicios, llevar a cabo las cosas que se deben hacer, que alguien las debe hacer, aprovechando las pequeñas oportunidades. Si éstas fueran las únicas que se nos presentan, aún así debemos trabajar fielmente…
Cuando alguien ama a Dios por sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo, no se va a detener a averiguar si lo que puede hacer le va a proporcionar mucho o poco. Hará el trabajo, y aceptará el sueldo que se le ofrezca. No va a dar el mal ejemplo de rechazar un empleo porque no puede recibir un sueldo tan bueno como a él le parece que debiera recibir (Cada día con Dios, p. 159).
Martes 10 de diciembre
DIEZMOS Y OFRENDAS
Las reformas de los servicios del Templo por parte de Nehemías incluían la implementación de diezmos y ofrendas.
Lee Números 18:21 al 24; Malaquías 3:10; Mateo 23:23; 1 Corintios 9:7 al 14; 2 Corintios 9:6 al 8; y Hebreos 7:1 y 2. ¿Qué nos enseñan estos pasajes acerca de la importancia de los diezmos y las ofrendas, no solo en el servicio del Templo, sino también en la actualidad?
Si no se recolectaban los diezmos y las ofrendas, el Templo no podía funcionar. Cuando cesó el diezmo, los servicios del Templo se vinieron abajo y todo el sistema de adoración corría peligro. Como el personal del Templo tuvo que salir a buscar otros trabajos para alimentar a sus familias, no podían concentrarse en atender el Templo. En consecuencia, la adoración a Dios disminuyó.
“El sistema del diezmo es hermoso por su sencillez. Su equidad se revela en la obligación proporcional que coloca sobre ricos y pobres. En proporción a la manera en que Dios nos ha dado el uso de su propiedad, así también debemos devolverle el diezmo.
“Cuando Dios pide nuestros diezmos (Mal. 3:10), no apela a nuestra gra-titud ni a nuestra generosidad. Si bien es cierto que la gratitud debería tener una parte en todas nuestras expresiones a Dios, diezmamos porque Dios lo ha ordenado. El diezmo pertenece al Señor, y él requiere que se lo devolvamos” (Creencias de los adventistas del séptimo día, p. 375).
Tal como sucedió con el Templo israelita, nuestra iglesia se vendría abajo sin el apoyo de los diezmos y las ofrendas de los miembros. Nuestros ser-vicios religiosos no funcionarían sin gente a la que se le paga para dedicar tiempo de calidad a un ministerio, a una planificación y a una gestión ecle-siástica para Dios. La adoración a Dios también disminuiría en calidad. Pero, lo más importante es que sin diezmos y ofrendas no habría evangelización.
Además, diezmamos porque Dios estableció el sistema en su Palabra. Hay veces en las que Dios no tiene que explicar por qué establece algo. Él espera que confiemos en que él ejerce el control. Nosotros debemos averi-guar y estar informados de cómo funciona el sistema, pero luego confiar todo en sus manos.
■ ¿Por qué el diezmo es tan importante para nuestra espiritualidad, y como medida de nuestra confianza en Dios?
Notas EGW
Martes 10 de diciembre: Diezmos y ofrendas
Dios extiende su mano sobre los diezmos tanto como sobre los donativos y las ofrendas, y dice: “Esto me pertenece. Cuando os confié mis bienes especifiqué que una parte debía ser vuestra, para suplir vuestras necesidades, y otra porción debía devolvérseme”.
Cuando reuníais vuestra cosecha y llenabais vuestros galpones y graneros para vuestra propia comodidad, ¿devolvisteis a Dios fielmente el diezmo? ¿Le presentasteis vuestros donativos y ofrendas para que su causa no sufriera? ¿Habéis cuidado de los huérfanos y las viudas? Esto constituye un ramo de la actividad misionera que por ninguna razón debería descuidarse (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 50).
Dios está constantemente derramando sobre vosotros las bendiciones de esta vida; y si os pide que ayudéis en los diversos ramos de su obra, lo hace en vuestro propio interés temporal y espiritual, para que así reconozcáis que Dios es el dador de toda bendición. Dios, como Obrero principal colabora con los hombres en la tarea de proporcionar los medios necesarios para su mantenimiento; por eso requiere que ellos colaboren con él en la salvación de las almas. Ha colocado en manos de sus siervos los recursos necesarios para promover su obra en las misiones nacionales y extranjeras. Pero si tan sólo la mitad de la gente cumple con su deber, la tesorería carecerá de los fondos necesarios, y como resultado muchas partes de la obra de Dios quedarán incompletas (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 51).
Dios pudo haber llevado acabo su obra en el mundo, haber provisto para los pobres, sin la colaboración de los hombres. Él pide nuestro servicio y nuestros dones, no solo para que así manifestemos nuestro amor por él y por nuestros semejantes, sino porque el servicio y el sacrificio en bien de los demás fortalece el espíritu de benevolencia en el corazón del dador y nos alía más de cerca con aquel que fue rico, más por nuestro bien se hizo pobre, para que por medio de su pobreza pudiésemos ser ricos. Solo así habremos de imitar el ejemplo del Salvador a fin de que nuestros caracteres se desarrollen a semejanza de él (In Heavenly Places, p. 303).
Ahora, precisamente ahora, todo el que pretende ser hijo de Dios debiera traer de sus medios a la tesorería del Señor, a fin de que haya una provisión de la cual extraer medios para proveer a los obreros de lo necesario para entrar en nuevos lugares a fin de presentar la verdad a los que nunca la han oído. No debe haber escasez en la tesorería del Señor. Es de su tesoro de donde Dios suple todas nuestras necesidades. ¿Seremos solamente consumidores? ¿No debiéramos ser productores, dando de nuestros medios a fin de que la verdad pueda ser presentada a mucha gente que reconocerá el mensaje y devolverá, a su vez, a Dios?…
No debemos recibir solamente los dones de Dios. Con un sentido pleno de nuestra responsabilidad debemos devolverle lo que es suyo, a fin de que haya abundancia de medios en su tesorería para el avance de su obra, una abundancia de la cual sus obreros pueden extraer lo necesario para llevar el mensaje de ciudad en ciudad, y de país en país. Debiera proveerse a los abnegados obreros de Dios con los medios suficientes para hacer de su obra un éxito (Alza tus ojos, p. 358).
Martes 10 de diciembre: Diezmos y ofrendas
Dios extiende su mano sobre los diezmos tanto como sobre los donativos y las ofrendas, y dice: “Esto me pertenece. Cuando os confié mis bienes especifiqué que una parte debía ser vuestra, para suplir vuestras necesidades, y otra porción debía devolvérseme”.
Cuando reuníais vuestra cosecha y llenabais vuestros galpones y graneros para vuestra propia comodidad, ¿devolvisteis a Dios fielmente el diezmo? ¿Le presentasteis vuestros donativos y ofrendas para que su causa no sufriera? ¿Habéis cuidado de los huérfanos y las viudas? Esto constituye un ramo de la actividad misionera que por ninguna razón debería descuidarse (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 50).
Dios está constantemente derramando sobre vosotros las bendiciones de esta vida; y si os pide que ayudéis en los diversos ramos de su obra, lo hace en vuestro propio interés temporal y espiritual, para que así reconozcáis que Dios es el dador de toda bendición. Dios, como Obrero principal colabora con los hombres en la tarea de proporcionar los medios necesarios para su mantenimiento; por eso requiere que ellos colaboren con él en la salvación de las almas. Ha colocado en manos de sus siervos los recursos necesarios para promover su obra en las misiones nacionales y extranjeras. Pero si tan sólo la mitad de la gente cumple con su deber, la tesorería carecerá de los fondos necesarios, y como resultado muchas partes de la obra de Dios quedarán incompletas (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 51).
Dios pudo haber llevado acabo su obra en el mundo, haber provisto para los pobres, sin la colaboración de los hombres. Él pide nuestro servicio y nuestros dones, no solo para que así manifestemos nuestro amor por él y por nuestros semejantes, sino porque el servicio y el sacrificio en bien de los demás fortalece el espíritu de benevolencia en el corazón del dador y nos alía más de cerca con aquel que fue rico, más por nuestro bien se hizo pobre, para que por medio de su pobreza pudiésemos ser ricos. Solo así habremos de imitar el ejemplo del Salvador a fin de que nuestros caracteres se desarrollen a semejanza de él (In Heavenly Places, p. 303).
Ahora, precisamente ahora, todo el que pretende ser hijo de Dios debiera traer de sus medios a la tesorería del Señor, a fin de que haya una provisión de la cual extraer medios para proveer a los obreros de lo necesario para entrar en nuevos lugares a fin de presentar la verdad a los que nunca la han oído. No debe haber escasez en la tesorería del Señor. Es de su tesoro de donde Dios suple todas nuestras necesidades. ¿Seremos solamente consumidores? ¿No debiéramos ser productores, dando de nuestros medios a fin de que la verdad pueda ser presentada a mucha gente que reconocerá el mensaje y devolverá, a su vez, a Dios?…
No debemos recibir solamente los dones de Dios. Con un sentido pleno de nuestra responsabilidad debemos devolverle lo que es suyo, a fin de que haya abundancia de medios en su tesorería para el avance de su obra, una abundancia de la cual sus obreros pueden extraer lo necesario para llevar el mensaje de ciudad en ciudad, y de país en país. Debiera proveerse a los abnegados obreros de Dios con los medios suficientes para hacer de su obra un éxito (Alza tus ojos, p. 358).
Miércoles 11 de diciembre
PISANDO EN LAGARES EN SÁBADO
Lee Nehemías 13:15 y 16. ¿Cuál es el problema que Nehemías trata aquí?
No es fácil alzarse a favor de Dios cuando eres minoría. Como Dios dijo que el sábado era un día santo en el que nadie debía trabajar, Nehemías tenía el objetivo de asegurarse de que este mandato se cumpliera en Jerusalén. Sin duda, sintió la obligación moral de asumir esa postura y luego actuar en consecuencia.
El sábado se creó como la corona de la semana de la Creación porque es un día especial en el que las personas deben renovarse y recrearse al dedicarle tiempo a Dios de una manera que no pueden hacerlo mientras se dedican a sus ocupaciones o a otras actividades seculares.
Un famoso escritor judío ha dicho que “más que guardar Israel el shabat, el shabat ha guardado a Israel”. El hecho es que el día de reposo sabático fue, y sigue siendo, un medio poderoso para ayudar a mantener viva la fe en quienes, por la gracia de Dios, buscan guardarlo y disfrutar de los beneficios físicos y espirituales que les ofrece.
Lee Nehemías 13:17 al 22. ¿Qué hace Nehemías para detener la “compra-venta” en el día de reposo?
Como Nehemías es el gobernador de Judá, considera que su rol es hacer cumplir las reglas. Debido a que las reglas de Judá se basaban en la Ley de Dios, él se convierte en guardián de esa Ley, incluyendo el sábado. Tal vez si los nobles de Judá hubieran resistido la corrupción provocada por el sumo sacerdote, Nehemías no se habría encontrado en esta situación. Sin embargo, los gobernantes y los nobles quizá ya estaban molestos con Nehemías porque anteriormente les había hecho devolver a los pobres; por lo tanto, parece que tampoco se opusieron a los cambios que introdujeron Eliasib y Tobías.
Nehemías reprende primero a los nobles, y luego ordena que se cierren las puertas y coloca a los criados en las puertas para protegerlas. Cuando el mercado simplemente se muda del interior de la ciudad hacia el exterior, toma medidas aún más drásticas y amenaza con echar mano sobre los negociantes al siguiente sábado. Nehemías debió haber sido un hombre de palabra, porque los negociantes entendieron y no se aparecieron de allí en más.
Notas EGW
Miércoles 11 de diciembre: Pisando en lagares en sábado
Otro resultado de [interactuar] con los idólatras era el desprecio en que se tenía al sábado, o sea la señal que distinguía a los israelitas de todas las demás naciones como adoradores del Dios verdadero. Nehemías comprobó que los mercaderes y traficantes paganos de la comarca venían a Jerusalén y habían inducido a muchos de los israelitas a comerciar en sábado. A algunos no los habían podido persuadir a sacrificar sus principios; pero otros habían transgredido y participado con los paganos en los esfuerzos de éstos para vencer los escrúpulos de los más concienzudos. Muchos se atrevían a violar abiertamente el sábado. Nehemías escribe: “En aquellos días ví en Judá algunos que pisaban en lagares el sábado, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda suerte de carga, y traían a Jerusalem en día de sábado. … También estaban en ella Tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá” (Profetas y reyes, p. 495).
En la obra de reforma que debe ejecutarse hoy, se necesitan hombres que, como Esdras y Nehemías, no reconocerán paliativos ni excusas para el pecado, ni rehuirán de vindicar el honor de Dios. Aquellos sobre quienes recae el peso de esta obra no callarán cuando vean que se obra mal ni cubrirán a éste con un manto de falsa caridad…. En su obra, Esdras y Nehemías se humillaron delante de Dios, confesaron sus pecados y los del pueblo, y pidieron perdón como si ellos mismos hubiesen sido los culpables. Con paciencia trabajaron, oraron y sufrieron. Lo que más dificultó su obra no fue la franca hostilidad de los paganos, sino la oposición secreta de los que se decían sus amigos, quienes, al prestar su influencia al servicio del mal, decuplicaban la carga de los siervos de Dios…
El éxito que acompañó los esfuerzos de Nehemías revela lo que lograrán la oración, la fe y la acción sabia y enérgica (Profetas y reyes, p. 498).
Durante la dispensación cristiana, el gran enemigo de la felicidad del hombre hizo al sábado del cuarto mandamiento objeto de ataques especiales. Satanás dice: “Obraré en forma contraria a los propósitos de Dios. Daré a mis secuaces poder para desechar el monumento de Dios, el séptimo día como día de reposo. Así demostraré al mundo que el día santificado y bendecido por Dios fué cambiado. Ese día no vivirá en la mente del pueblo. Borraré su recuerdo. Pondré en su lugar un día que no lleva las credenciales de Dios, un día que no puede ser una señal entre Dios y su pueblo. Induciré a los que acepten este día a que lo revistan de la santidad que Dios dio al séptimo día…
Por el establecimiento de un falso día de reposo, el enemigo pensó cambiar los tiempos y las leyes. Pero ¿logró realmente cambiar la ley de Dios? La respuesta se encuentra en las palabras del capítulo 31 de Éxodo. El que es el mismo ayer, hoy y por los siglos, declaró acerca del día de reposo, o sábado: “Es señal entre mí y vosotros por vuestras edades.” “Señal es para siempre.” Éxodo 31:13, 17 (Profetas y reyes, p. 136, 137).
Miércoles 11 de diciembre: Pisando en lagares en sábado
Otro resultado de [interactuar] con los idólatras era el desprecio en que se tenía al sábado, o sea la señal que distinguía a los israelitas de todas las demás naciones como adoradores del Dios verdadero. Nehemías comprobó que los mercaderes y traficantes paganos de la comarca venían a Jerusalén y habían inducido a muchos de los israelitas a comerciar en sábado. A algunos no los habían podido persuadir a sacrificar sus principios; pero otros habían transgredido y participado con los paganos en los esfuerzos de éstos para vencer los escrúpulos de los más concienzudos. Muchos se atrevían a violar abiertamente el sábado. Nehemías escribe: “En aquellos días ví en Judá algunos que pisaban en lagares el sábado, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda suerte de carga, y traían a Jerusalem en día de sábado. … También estaban en ella Tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá” (Profetas y reyes, p. 495).
En la obra de reforma que debe ejecutarse hoy, se necesitan hombres que, como Esdras y Nehemías, no reconocerán paliativos ni excusas para el pecado, ni rehuirán de vindicar el honor de Dios. Aquellos sobre quienes recae el peso de esta obra no callarán cuando vean que se obra mal ni cubrirán a éste con un manto de falsa caridad…. En su obra, Esdras y Nehemías se humillaron delante de Dios, confesaron sus pecados y los del pueblo, y pidieron perdón como si ellos mismos hubiesen sido los culpables. Con paciencia trabajaron, oraron y sufrieron. Lo que más dificultó su obra no fue la franca hostilidad de los paganos, sino la oposición secreta de los que se decían sus amigos, quienes, al prestar su influencia al servicio del mal, decuplicaban la carga de los siervos de Dios…
El éxito que acompañó los esfuerzos de Nehemías revela lo que lograrán la oración, la fe y la acción sabia y enérgica (Profetas y reyes, p. 498).
Durante la dispensación cristiana, el gran enemigo de la felicidad del hombre hizo al sábado del cuarto mandamiento objeto de ataques especiales. Satanás dice: “Obraré en forma contraria a los propósitos de Dios. Daré a mis secuaces poder para desechar el monumento de Dios, el séptimo día como día de reposo. Así demostraré al mundo que el día santificado y bendecido por Dios fué cambiado. Ese día no vivirá en la mente del pueblo. Borraré su recuerdo. Pondré en su lugar un día que no lleva las credenciales de Dios, un día que no puede ser una señal entre Dios y su pueblo. Induciré a los que acepten este día a que lo revistan de la santidad que Dios dio al séptimo día…
Por el establecimiento de un falso día de reposo, el enemigo pensó cambiar los tiempos y las leyes. Pero ¿logró realmente cambiar la ley de Dios? La respuesta se encuentra en las palabras del capítulo 31 de Éxodo. El que es el mismo ayer, hoy y por los siglos, declaró acerca del día de reposo, o sábado: “Es señal entre mí y vosotros por vuestras edades.” “Señal es para siempre.” Éxodo 31:13, 17 (Profetas y reyes, p. 136, 137).
Jueves 12 de diciembre
¿NO HICIERON ASÍ VUESTROS PADRES?
El celo de Nehemías por el sábado es admirable. Nehemías era tan fer-viente en observar el sábado correctamente que incluso prometió “echar mano” de los negociantes de otras naciones. En otras palabras, él habría intervenido personalmente si los hubiera vuelto a atrapar en sábado en la ciudad o junto a las puertas. Como gobernador, sentía la responsabilidad oficial de garantizar que este mandamiento se cumpliera correctamente.
“Nehemías los reprendió intrépidamente por haber descuidado su deber. Les preguntó severamente: ‘¡Ustedes están pecando al profanar el día sábado! Lo mismo hicieron sus antepasados, y por eso nuestro Dios envió toda esta desgracia sobre nosotros y sobre esta ciudad. ¿Acaso quieren que aumente la ira de Dios sobre Israel por profanar el sábado?’ Luego ordenó que ‘se cerraran las puertas [...] al caer la tarde [...] antes de que comenzara el sábado’, y que no se volviesen a abrir ‘hasta después de ese día’ (Miq. 4:8). Y, teniendo más confianza en sus propios criados que en aquellos a quienes pudieran designar los magistrados de Jerusalén, los puso al lado de las puertas para que hiciesen cumplir sus órdenes” (PR 496).
La advertencia de Nehemías sobre la profanación del sábado, junto con otras advertencias relacionadas con su violación, aparentemente encontró eco a través de los siglos hasta la época de Jesús, solo que él luchó no contra la profanación del sábado, sino contra su observancia legalista.
Lee Mateo 12:1 al 8; Marcos 3:1 al 6; Lucas 6:6 al 11; y Juan 5:5 al 16. ¿Cuál era el problema aquí? Entender la historia del antiguo Israel, ¿cómo nos ayuda a explicar por qué surgió el conflicto?
En su celo (aunque equivocado) por garantizar que el sábado no fuera profanado, estos líderes religiosos eran tan fanáticos que acusaron a Jesús, el “Señor del día de reposo” (Luc. 6:5), de violarlo. La ironía es que, si bien mu-chos de estos hombres expresaban gran preocupación por la Ley, olvidaban “lo más importante” de esa ley: “la justicia, la misericordia y la fe” (Mat. 23:23).
■ ¿Cómo podemos nosotros, individualmente y como iglesia, cuidarnos de no come-ter el mismo error que estos hombres, ya sea con el sábado o con otra cosa que creemos que es importante para la fe?
Notas EGW
Jueves 12 de diciembre: ¿No hicieron así vuestros padres?
Si estaba bien que David satisficiese su hambre comiendo el pan que había sido apartado para un uso santo, entonces estaba bien que los discípulos supliesen su necesidad recogiendo granos en las horas sagradas del sábado…
Cristo quería enseñar a sus discípulos y a sus enemigos que el servicio de Dios está antes que cualquier otra cosa. El objeto de la obra de Dios en este mundo es la redención del hombre; por lo tanto, lo que es necesario hacer en sábado en cumplimiento de esta obra, está de acuerdo con la ley del sábado. Jesús coronó luego su argumento declarándose “Señor del sábado,” es decir un Ser por encima de toda duda y de toda ley…
Jesús no dejó pasar el asunto con la administración de una reprensión a sus enemigos. Declaró que su ceguera había interpretado mal el objeto del sábado. Dijo: “Si supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes.” [Mateo 12:7] Sus muchos ritos formalistas no podían suplir la falta de aquella integridad veraz y amor tierno que siempre caracterizarán al verdadero adorador de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 251, 252).
Algunos estaban muy sorprendidos de que el sábado nos esforzáramos por traerlos a la reunión. Se les había enseñado que la observancia del sábado consistía mayormente en inactividad física; y pensaban que porque éramos celosos en la observancia del sábado lo guardaríamos de acuerdo con las enseñanzas de los fariseos.
Les dijimos a nuestros amigos que en cuanto a la observancia del sábado, hemos estudiado el ejemplo y las enseñanzas de Cristo, quien a menudo pasaba el sábado haciendo esfuerzos fervientes para sanar y enseñar; que creíamos que una de nuestras hermanas que estaba cuidando a una familia enferma estaba guardando el sábado tanto como quien dirigía una división de la escuela sabática; que Cristo no pudo agradar a los fariseos de su tiempo, y que no esperábamos que nuestros esfuerzos para servir al Señor satisficieran a los fariseos modernos (Mensajes selectos, t. 3, p. 295).
La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos.
¡Oh el sábado! Sea el más dulce y el más bendito de todos los días de la semana…
Los padres pueden… hacer del sábado una delicia, si toman la debida actitud. A los niños puede interesarse en la buena lectura o en la conversación en cuanto a la salvación de su alma. Pero habrán de ser educados y preparados. El corazón natural no está propenso a pensar en Dios, el cielo ni las cosas celestiales. Deberá contrarrestarse continuamente la corriente de mundanalidad e inclinación al mal y deberá fomentarse la luz celestial (Conducción del niño, p. 504).
Jueves 12 de diciembre: ¿No hicieron así vuestros padres?
Si estaba bien que David satisficiese su hambre comiendo el pan que había sido apartado para un uso santo, entonces estaba bien que los discípulos supliesen su necesidad recogiendo granos en las horas sagradas del sábado…
Cristo quería enseñar a sus discípulos y a sus enemigos que el servicio de Dios está antes que cualquier otra cosa. El objeto de la obra de Dios en este mundo es la redención del hombre; por lo tanto, lo que es necesario hacer en sábado en cumplimiento de esta obra, está de acuerdo con la ley del sábado. Jesús coronó luego su argumento declarándose “Señor del sábado,” es decir un Ser por encima de toda duda y de toda ley…
Jesús no dejó pasar el asunto con la administración de una reprensión a sus enemigos. Declaró que su ceguera había interpretado mal el objeto del sábado. Dijo: “Si supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes.” [Mateo 12:7] Sus muchos ritos formalistas no podían suplir la falta de aquella integridad veraz y amor tierno que siempre caracterizarán al verdadero adorador de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 251, 252).
Algunos estaban muy sorprendidos de que el sábado nos esforzáramos por traerlos a la reunión. Se les había enseñado que la observancia del sábado consistía mayormente en inactividad física; y pensaban que porque éramos celosos en la observancia del sábado lo guardaríamos de acuerdo con las enseñanzas de los fariseos.
Les dijimos a nuestros amigos que en cuanto a la observancia del sábado, hemos estudiado el ejemplo y las enseñanzas de Cristo, quien a menudo pasaba el sábado haciendo esfuerzos fervientes para sanar y enseñar; que creíamos que una de nuestras hermanas que estaba cuidando a una familia enferma estaba guardando el sábado tanto como quien dirigía una división de la escuela sabática; que Cristo no pudo agradar a los fariseos de su tiempo, y que no esperábamos que nuestros esfuerzos para servir al Señor satisficieran a los fariseos modernos (Mensajes selectos, t. 3, p. 295).
La escuela sabática y la reunión del culto ocupan sólo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasarlo los padres con sus hijos.
¡Oh el sábado! Sea el más dulce y el más bendito de todos los días de la semana…
Los padres pueden… hacer del sábado una delicia, si toman la debida actitud. A los niños puede interesarse en la buena lectura o en la conversación en cuanto a la salvación de su alma. Pero habrán de ser educados y preparados. El corazón natural no está propenso a pensar en Dios, el cielo ni las cosas celestiales. Deberá contrarrestarse continuamente la corriente de mundanalidad e inclinación al mal y deberá fomentarse la luz celestial (Conducción del niño, p. 504).
Viernes 13 de diciembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El camino a Cristo, “La fuente de regocijo y felicidad”, pp. 115-126.
“Cuando les hubo presentado los mandatos y las amenazas de Dios, así como los terribles castigos que en lo pasado habían caído sobre Israel por ese preciso pecado, se les despertó la conciencia, y se inició una obra de reforma que desvió de ellos la ira de Dios, y les atrajo su aprobación y bendición.
“Algunos que desempeñaban cargos sagrados rogaron por sus esposas paganas, declarando que no podían separarse de ellas. Pero, no se hizo distinción alguna; no se respetaron la jerarquía ni los puestos. Cualquiera de los sacerdotes o de los gobernantes que rehusó cortar sus vínculos con los idólatras quedó inmediatamente separado del servicio del Señor. Un nieto del sumo sacerdote, casado con una hija del notorio Sanbalat, no solo fue destituido de su cargo sino también prestamente desterrado de Israel. Nehemías oró así: ‘Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas’ ” (PR 497).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Lee la cita anterior de Elena de White. En clase, comparte lo que piensas sobre lo que hizo Nehemías, que no dio lugar a ninguna excepción, incluso con quienes parecían amar verdaderamente a sus esposas y no querían se-pararse de ellas. ¿Crees que Nehemías era demasiado enérgico, demasiado inflexible, y que podría haber hecho algunas excepciones? ¿Por qué? En este mismo contexto, ¿de qué manera la iglesia ejerce la disciplina con amor y comprensión, y al mismo tiempo es coherente y no atenúa los parámetros divinos de la verdad?
2. Aunque sabemos que no tiene nada de legalista guardar el día de reposo sabático, al igual que no es legalista no codiciar, no robar ni mentir, ¿cómo podemos asegurarnos de que la observancia del sábado (o la obe-diencia de cualquier mandamiento) no se convierta en algo legalista? Tener siempre presente la Cruz y lo que Cristo ha hecho por nosotros en ella, ¿por qué es la protección más poderosa contra la trampa del legalismo?
3. Por otro lado, ¿cómo podemos protegernos contra los peligros que surgen de una transigencia lenta pero constante, como la que enfrentó Nehemías?
Notas EGW
Viernes 13 de diciembre: Para estudiar y meditar
El camino a Cristo, "La fuente de regocijo y felicidad", pp. 115-1 26.
Cada día con Dios, "Siempre está conmigo", p. 273.
Viernes 13 de diciembre: Para estudiar y meditar
El camino a Cristo, "La fuente de regocijo y felicidad", pp. 115-1 26.
Cada día con Dios, "Siempre está conmigo", p. 273.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 11
Lección 11
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Nehemías 13:22.
Enfoque del estudio: Nehemías 13:1-22.
El capítulo comienza con una rápida mención de que la Ley de Moisés prohíbe que los amonitas y los moabitas participen en las fiestas y las asambleas solemnes de Israel. Nehemías declara que, cuando el pueblo escuchó la ley de no mezclarse con los idólatras (Deut. 23:3), "separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros" (Neh. 13:3). Tal era el poder de la Ley sobre la mente y el corazón del pueblo.
El capítulo luego pasa a describir las reformas que Nehemías instituyó antes de regresar a la corte. El rey Artajerjes le había pedido que regresara a Persia, pero luego le dio permiso para viajar nuevamente a Israel. Entonces, después de un tiempo de ausencia, Nehemías regresó a Jerusalén. Tal vez había escuchado algunos rumores sobre la sombría situación de Israel desde su partida y los líderes corruptos que habían asumido el Gobierno. Efectivamente, después de que Nehemías llegó a Jerusalén, descubrió que Eliasib, el sumo sacerdote, había permitido que Tobías, el amonita, residiera en una habitación del Templo. La primera reforma de Nehemías fue echar a Tobías y devolverle a la habitación su propósito original de almacenar ofrendas de grano e incienso. La segunda reforma se refería a los levitas y los cantores que no habían recibido los diezmos y las ofrendas que les debían. Tal vez el pueblo se desanimó por la mala administración del Templo Y, en consecuencia, no daba sus diezmos y sus ofrendas. Nehemías restauró el sistema de diezmos y nombró líderes en determinados aspectos del Templo para que el sumo sacerdote corrupto no tuviera control sobre esos temas. Finalmente, Nehemías restauró la observancia apropiada del sábado. Cerró las puertas de la ciudad en sábado para detener las transacciones comerciales, y luego amenazó a quienes todavía estaban comprando y vendiendo fuera de los muros de Jerusalén. Su celo por la correcta observancia del sábado es un ejemplo hasta el día de hoy.
Parte II: COMENTARIO
El diezmo
Uno de los aspectos extremadamente importantes para Nehemías era el diezmo. Él restauró la práctica en Israel porque el Templo y sus servicios no podían funcionar correctamente sin él. ¿Por qué Nehemías creía firmemente en la devolución del diezmo?
Cuando se mencionan los diezmos y las ofrendas, a menudo nos enfocamos en la recompensa que recibiremos, basada en Malaquías 3:10. En este pasaje, Dios les dice a los israelitas que lo prueben en diezmos porque, si le dan a él, él los bendecirá. Lo afirma personalmente: "Os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Mal. 3:10). Por lo tanto, alentamos a los demás a dar a Dios para que reciban la bendición que Dios promete.
Sin embargo, la entrega de diezmos y ofrendas no debe ser en función de las bendiciones que recibimos. De hecho, al acto de diezmar se lo conoce como "devolver" el diezmo, porque todo lo que tenemos ya es una bendición de Dios, porque él nos la ha dado. Lo devolvemos porque Dios es nuestro Creador y lo reconocemos como tal. Damos en gratitud por lo que él ha hecho: nos creó, nos sostiene, nos cuida, murió por nosotros y continúa re-creándonos. Vemos la actitud de gratitud al diezmar, especialmente en las historias de Abraham y Jacob.
En Génesis 14, leemos de una batalla en Canaán. Cuatro reyes mesopotámicos (los reyes de Sinar, Elasar, Elam y Goim) lucharon contra cinco reyes de Canaán, específicamente de las ciudades de Sodoma, Gomarra, Adma, Zeboim y Bela. Los reyes mesopotámicos ganaron la batalla, y se apoderaron del botín y de los cautivos. Como Lot vivía en esa región, fue capturado. Cuando Abram se dio cuenta de que se habían llevado a su sobrino, armó a 318 de sus sirvientes entrenados y persiguió al ejército mesopotámico. Su pequeño contingente de guerreros alcanzó y atacó a los mesopotámicos, y ganó. Dios le dio a Abram una victoria increíble, y él recuperó todo lo que habían tomado, incluyendo a Lot.
En el camino de regreso, Abram tuvo un encuentro sorprendente con el rey de Salem, a quien también se lo llama "sacerdote del Dios Altísimo". Melquisedec bendijo a Abram, y luego Abram le dio a él "los diezmos de todo" (Gén. 14:20). Hebreos 7:2 y 4 especifica que Abram dio una décima parte de lo que tenía. Abram devolvió un décimo a Dios porque Dios le dio una victoria increíble. Fue sorprendido por el asombroso y poderoso Dios que fue con él y luchó por él. Su corazón estaba lleno de gratitud, y así, por agradecimiento, dio un diezmo.
Jacob tuvo una experiencia similar cuando sus padres lo enviaron con su tío Labán para casarse con una esposa que obedeciera Dios, en lugar de una mujer cananea, y también para protegerlo de su hermano Esaú, que había decidido matarlo. Mientras huía a Harán, Jacob se quedó dormido, y Dios le dio un sueño donde vio una escalera que subía al cielo y los ángeles subían y bajaban, y "Jehová estaba en lo alto de ella" (Gén. 28:13). Dios le habló y le prometió estar con él y bendecirlo. Cuando Jacob se despertó del sueño, exclamó: "¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo" (Gén. 28:17). Después, Jacob hizo una promesa de que si Dios realmente estaba con él, como se lo manifestó en el sueño, entonces no solo el Señor sería su Dios, sino también Jacob le daría a Dios una décima parte de todo lo que Dios le diera (Gén. 28:20-22). Una vez más, vemos a una persona asombrada por quién es Dios y por lo que hace, y luego, en gratitud, promete dar el diezmo fielmente.
Por lo tanto, es con un corazón lleno de gratitud y agradecimiento que devolvemos el diezmo. No principalmente porque recibiremos una bendición al hacerlo, sino porque Dios es fiel y maravilloso al cuidarnos y proveer para nosotros todos los días. Nehemías demostró a través de sus actos que el diezmo es extremadamente importante, no solo para apoyar la obra de Dios sino también para ayudarnos a reconocer que todo proviene de él. Damos porque Dios nos da. De esta manera, participamos en su ministerio en favor de la humanidad.
El sábado
El segundo aspecto que Nehemías aborda en este capítulo es el día de adoración, el sábado. Los israelitas hacían transacciones comerciales con gente de los alrededores en sábado en lugar de adorar al Señor (Lev. 23:3). Nehemías se opuso enérgicamente a la forma en que se guardaba el sábado.
Nehemías era el gobernador de la nación y, como era un hombre muy piadoso, quería asegurarse de que el pueblo también siguiera las instrucciones de Dios. Nehemías sintió que tenía que tomar algunas medidas estrictas para que el pueblo entendiera que el sábado tenía que ser realmente santo. Era un día de descanso en el Señor en el que el pueblo de Dios dedicaba tiempo a la familia y los amigos Y, lo más importante, le dedicaba tiempo a Dios. Al hacer negocios en sábado, el pueblo de Dios estaba eludiendo oportunidades para tener comunión con Dios, y también se estaba privando de las oportunidades para mostrar amor y cuidar a los demás.
Dios el Creador consideró que el sábado era extremadamente importante; de lo contrario, no lo hubiese creado como un día especial. Si todo lo necesario se hubiera terminado en seis días, entonces Dios no habría creado el séptimo. Pero lo hizo para darnos un día especial como recordatorio de que él es nuestro Creador, y que fuimos creados para estar en comunión con él y depender de él. También, en este día de descanso de los asuntos cotidianos, renovamos nuestra fuerza Y, lo más importante, respetamos la manera en que Dios celebró la vida al santificar este día. No era como todos los demás días; este era un día santo. Santo significa "separado para" un propósito especial y "apartado para" actividades edificantes. Por lo tanto, las cosas que hacemos deben ser diferentes de las que hacemos los demás días de la semana. El mismo Jesús permaneció en la tumba en sábado y resucitó en domingo, y así guardó el sábado incluso en su muerte. Así de importante es el sábado para Dios.
A lo largo de toda la Biblia, Dios nos muestra cuán primordial es el día de reposo, al instruirnos para que nos alejemos de los negocios y las actividades comunes, y celebremos al Señor del sábado. Él nos anima a reconocer el sábado como una "delicia", como un día "santo, glorioso de Jehová" y a honrarlo al no andar en nuestros propios caminos, ni ir tras nuestros placeres egoístas, ni hablar nuestras propias palabras mundanas. Dios una vez más promete una bendición (Isa. 58:13, 14). De la misma manera que promete bendecirnos cuando damos el diezmo, también promete una bendición cuando vivimos el sábado a su manera, no centrándonos en nuestros propios deseos sino glorificando a Dios en todo lo que hacemos. Sin embargo, una vez más, tal como se mencionó con el diezmo, no debemos guardar el día de reposo para obtener bendiciones. Más bien, debemos santificarlo porque es un día que nos fue dado como regalo para concentrarnos en la bondad del Señor.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
El diezmo
1. ¿Cuál es el principio que está detrás del diezmo? ¿Por qué Dios pide la devolución del diez por ciento?
2. Enumera las lecciones que podemos aprender de la práctica de diezmar.
El sábado
1. ¿Por qué crees que la Biblia no menciona específicamente lo que debemos y no debemos hacer en sábado?
2. Presta atención a los siguientes pasajes prácticos acerca de la observancia del sábado: Éxodo 16:22 al 30; Éxodo 34:21; Éxodo 35:3; lsaías 56:2; lsaías 58:13; y Jeremías 17:21. Sobre la base de estos textos, escribe los principios acerca de cómo Dios quiere que vivamos el día de reposo.
3. Considera las siguientes historias bíblicas sobre la observancia del sábado: Marcos 2:23 al 28; Marcos 3:1 al 6; Lucas 13:10 al 17; y Juan 5:1 al 12. Medita en estos relatos y responde las siguientes preguntas:
a. ¿Qué enseña Jesús sobre el sábado que el pueblo/los líderes no entendían?
b. ¿Cuáles son los principios sobre la observancia del sábado que extraemos de estas historias?
Dios lo bendiga!!!
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