Lección 4:
ESTOY ESCUCHANDO
Textos clave y referencias:
1 Samuel 3;
Patriarcas y profetas, cap. 57, pp. 569, 570.
Versículo para Memorizar:
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”
(1 Samuel 3:9).
Mensaje:
Voy a escuchar y a responder cuando Dios me hable.
1 Samuel 3;
Patriarcas y profetas, cap. 57, pp. 569, 570.
Versículo para Memorizar:
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”
(1 Samuel 3:9).
Mensaje:
Voy a escuchar y a responder cuando Dios me hable.
¿Has escuchado alguna vez que tu mamá te está llamando, pero haces como que no la has oído? En la historia de hoy ocurrió todo lo contrario. Samuel escuchó que alguien lo llamaba y trató de responderle.?
Este niño había sido una respuesta a las oraciones de su madre. Ana había pedido a Dios que le diera un hijo. Le había prometido a Dios que el hijo que le diera se lo iba a dedicar como siervo suyo. Esa fue la razón por la que Ana llevó al pequeño Samuel a vivir con el sacerdote Elí en el tabernáculo. Samuel y el viejo sacerdote llegaron a tener una relación muy cercana.
“Samuel era servicial y afectuoso, y ningún padre amó jamás a un hijo más tiernamente que Elí a este joven” (Patriarcas y profetas, cap. 55, p. 557).
Cuando Elí se fue haciendo mayor, se llenó de ansiedad y de tristeza por la mala conducta de sus propios hijos y “buscaba consuelo en Samuel” (Ibíd.). Samuel llegó a convertirse en el gozo y deleite del viejo sacerdote. Y Samuel amaba mucho a este anciano.
En aquellos días el Señor no le hablaba directamente a la gente con mucha frecuencia. Pero pronto le hablaría a Samuel en una forma no acostumbrada.
A Elí le estaba fallando la vista. Estaba casi ciego y realmente necesitaba la ayuda de Samuel. Una noche, Elí estaba acostado en su cama y también Samuel estaba acostado en su propia habitación. Samuel se estaba quedando dormido, cuando de pronto escuchó una voz que le dijo:
—¡Samuel!
Samuel se levantó inmediatamente. Había una lámpara que todavía seguía encendida. ¿Será que Elí lo necesitaba?
Samuel se fue a la habitación de Elí.
—Aquí estoy —le dijo al sacerdote—. ¿Me has llamado?
Pero Elí le dijo:
—Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
Samuel regresó silenciosamente a su cama. “Estoy seguro de que Elí me llamó”, pensó mientras cerraba los ojos.
Nuevamente Samuel escuchó la misma voz que lo llamaba:
—¡Samuel! ¡Samuel!
El muchacho volvió a sentarse en la cama y miró a su alrededor. Luego se bajó de la cama y se apresuró a ir al lado de Elí.
—Aquí estoy! —le dijo—. Otra vez me has llamado.
—No, Samuel, yo no te he llamado—respondió Elí—. Vuelve a la cama.
Así que Samuel regresó a su cama.
“Estoy seguro de que oí a Elí llamarme”, pensó mientras se metía otra vez debajo de las cobijas (sábanas).
—¡Samuel! ¡Samuel! —escuchó de nuevo. Samuel brincó de la cama y se apresuró nuevamente a ir al cuarto de Elí.
—Aquí estoy —dijo suavemente—. ¿Me has llamado?
—No —contestó Elí—. Yo no te he llamado.
Entonces Elí se dio cuenta de que el Señor seguramente le estaba hablando a Samuel, así que le dijo:
—Vuelve a tu cama, y si vuelves a escuchar la voz, dile: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3:9).
Nuevamente el Señor le habló a Samuel.—Voy a hacer una cosa que al que la oiga le quedará retumbando en los oídos. Voy a hacer a Elí y a sus hijos todo lo que he prometido, porque sus hijos han hecho cosas terribles.
Samuel se quedó muy sorprendido. Seguramente no durmió mucho el resto de la noche. Por la mañana, cuando se levantó, se fue silenciomente a cumplir con sus deberes. Tenía miedo de contarle a Elí lo que Dios le había dicho. Pero pronto Elí se le acercó a preguntarle:
—¿Qué te dijo el Señor anoche? No me lo ocultes por favor, Samuel.
Así que Samuel le reveló a Elí lo que el Señor le había dicho.
Esa noche, Dios le dio a Samuel el primero de muchos mensajes que tendría que darle al pueblo de Dios en los años venideros. Samuel fue verdaderamente un siervo de Dios a través de toda su vida. Y Dios desea que tú también lo sirvas. Tú puedes ser un mensajero de Dios. Puedes darle a conocer a otros lo que Dios te dice mientras aprendes más de su Palabra, la Biblia.
Y porque Samuel escuchó a Dios esa noche, Dios habló con él muchas veces más. La gente escuchaba a Samuel, porque sabían que él hablaba con Dios, el Señor.
Dios nos ama y desea hablar con cada uno de nosotros. A veces habla directamente con alguien, como lo hizo con Samuel. Pero también nos habla cuando leemos la Biblia y estudiamos las obras de la naturaleza que él ha creado. Necesitamos prestar atención a la Palabra de Dios cuando la escuchamos o cuando oímos a otros cristianos que han escuchado el llamado de Dios.
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Dios lo bendiga!!!
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