Lección 3:
FUERTE POR FUERA Y DÉBIL POR DENTRO
Textos clave y referencias:
Jueces 16;
Patriarcas y profetas, cap. 54.
Versículo para Memorizar:
“Crea en mí, oh Dios un corazón limpio”
(Salmo 51:10).
Mensaje:
Dios me sigue amando y me seguirá usando aun cuando cometa errores.
Jueces 16;
Patriarcas y profetas, cap. 54.
Versículo para Memorizar:
“Crea en mí, oh Dios un corazón limpio”
(Salmo 51:10).
Mensaje:
Dios me sigue amando y me seguirá usando aun cuando cometa errores.
¿Has hecho alguna vez algo que sabías que estaba mal hacerlo? ¿Cómo te sentiste? Así es como se sintió Sansón. Una y otra vez no hizo mucho caso del plan de Dios. Pero Dios no abandonó a Sansón.
Algunos de los recuerdos de la infancia de Sansón eran de cuando su madre le hablaba del plan especial de Dios para su vida. Su madre le hablaba frecuentemente del ángel que había venido a hablarles a ella y a su esposo antes de que él naciera. El ángel les dijo que no debían cortarle el cabello para mostrar que era un nazareno consagrado a Dios. Dios les había prometido: “Mientras no le corten el cabello a Sansón, yo le daré fuerzas”. Dios quería que Sansón usara su fuerza para guiar a Israel contra los filisteos. Pero Sansón no siguió todas las instrucciones de Dios.
Sansón quería hacer las cosas a su manera. Deseaba seguir sus propios deseos, no los de Dios. Dios le había pedido que se casara con una mujer israelita, pero él desobedeció. En vez de ello, se fue a la ciudad extranjera de Gaza para ver a una mujer que era de allí. Sansón quedó atrapado en la casa de esta mujer.
Era media noche. Muchos hombres estaban rodeando la casa y se decían el uno al otro:
—Lo mataremos al amanecer.
Aun cuando Sansón había abandonado a Dios, Dios todavía estaba con él. Sansón corrió hasta las puertas de la ciudad, pero estaban cerradas con candados. Entonces Sansón arrancó con sus manos las enormes y pesadas puertas de madera de la ciudad, las alzó con sus fuertes brazos y escapó. Los filisteos estaban asombrados.
No mucho después de su huida de Gaza, Sansón fue a ver a una mujer filistea llamada Dalila. Cuando lo supieron los dirigentes filisteos, fueron a ver a Dalila y le dijeron: Te vamos a dar mucho dinero si descubres el secreto de la fuerza extraordinaria de Sansón.
Tres veces le rogó Dalila a Sansón que le dijera su secreto. Tres veces Sansón le mintió. Tres veces los filisteos trataron de tomarlo cautivo mientras estaba atado. Pero las tres veces Sansón escapó fácilmente.
—No me quieres —le dijo finalmente Dalila a Sansón—. Si realmente me quisieras, me dirías el secreto de tu fuerza. ¡Me dirías todo!
Sansón finalmente le confesó a Dalila el secreto de su fuerza.
—Si me afeitan la cabeza, se me acabará la fuerza —le dijo.
Esa noche Dalila le cortó el cabello a Sansón. Entonces lo ató con sogas.
—¡Despiértate! —le gritó Dalila—. ¡Los filisteos te están atacando!
Esta vez Sansón no pudo romper las sogas con que estaba atado. Ya no tenía fuerza. Y lo más importante de todo era que Dios también lo había dejado.
Los filisteos capturaron esa noche a Sansón y le sacaron los ojos. Se lo llevaron entonces a Gaza, pasando por las puertas que él mismo había cargado una vez sobre sus hombros. Miles de personas vinieron a ver a Sansón, quien estaba ahora débil y ciego.
Después de un tiempo, los filisteos hicieron una gran fiesta en honor de su dios Dagón. Estaban celebrando la captura de Sansón. Durante la celebración sacaron a Sansón de la cárcel y lo llevaron al templo para que todos lo humillaran y se burlaran de él.
Cuando lo pusieron de pie entre las columnas del templo, Sansón le pidió al muchacho que lo llevaba de la mano que lo pusiera en medio del templo donde estaban las columnas centrales.
Entonces Sansón oró diciendo: “Oh, Señor, dame fuerzas una vez más. Déjame vengarme de los filisteos”.
Sansón empujó con todas sus fuerzas las dos columnas principales que sostenían el templo.
Dios hizo que recuperara su fuerza.
Las columnas se cayeron y entonces se derrumbó todo el templo. Sansón murió junto con miles de filisteos.
Dios le había dado a Sansón una enorme fuerza física, pero Sansón desobedeció a Dios.
Sansón era débil por dentro, aún más débil que Dalila. Vamos a pedirle a Dios que nos dé fuerzas por dentro y por fuera, para que podamos resistir la tentación y guiar hacia él a los demás..
Dios lo bendiga!!!
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