Lección 13:
LARGOS VIAJES
Textos clave y referencias:
Mateo 2:13-23;
El Deseado de todas las gentes, cap. 6.
Versículo para Memorizar:
“Así que mi Dios les proveerá todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús”
(Filipenses 4:19).
Mensaje:
Dios puede guiar nuestras vidas así como guió a los sabios y a los padres de Jesús.
Mateo 2:13-23;
El Deseado de todas las gentes, cap. 6.
Versículo para Memorizar:
“Así que mi Dios les proveerá todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús”
(Filipenses 4:19).
Mensaje:
Dios puede guiar nuestras vidas así como guió a los sabios y a los padres de Jesús.
¿Has hecho alguna vez un viaje muy largo? ¿Te llevó mucho tiempo preparar las maletas? María y José emprendieron un viaje muy largo. Y tuvieron que salir apresuradamente.
Durante algún tiempo después de que Jesús naciera, José y María vivieron en Belén. Se cambiaron del establo a un lugar mejor. Y María pensaba con frecuencia en la visita nocturna de los pastores. Unas semanas más tarde vino otro grupo de visitantes a ver a Jesús. Sucedió así...
La noche en que nació Jesús, unos sabios de cierto lugar al Oriente de Judea estaban estudiando el cielo. De pronto vieron una luz extraña que fue desapareciendo. Al irse desvaneciendo, apareció una nueva estrella. Estos sabios llamados magos, habían estudiado las estrellas durante mucho tiempo. Pero esta estrella era una que no habían visto antes.
Al ver esa luz y esa nueva estrella brillante se llenaron de curiosidad. Comenzaron inmediatamente a estudiar los viejos escritos. Pronto descubrieron una profecía acerca de una “Estrella de Jacob” y un “cetro” que se “levantaría de Israel”. (Números 24:17). Se preguntaban si esa nueva estrella podría ser el cumplimiento de la profecía. ¿Podría ser una señal del Mesías prometido del que los judíos habían hablado durante tantos años? Concluyeron que lo era.
A través de sueños, Dios les dijo a estos magos que fueran a buscar al niño recién nacido, que era el Mesías. En su país se acostumbraba dar regalos a los príncipes, reyes y otras personas importantes. Así que los magos llevaron consigo oro, incienso y mirra. Le darían estos costosos regalos al Salvador prometido.
Viajaron de noche a fin de poder ir viendo la estrella. Cuando hacían un alto durante el día, continuaban estudiando las profecías. Cada vez estaban más y más convencidos de que este niño era el Prometido.
Después de muchos días los magos llegaron a Jerusalén. Allí parecía que la estrella estaba sobre el templo. Entonces fueron a ver a los sacerdotes y gobernantes.
—¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? —les preguntaron. Pero nadie parecía saberlo.
El rey Herodes escuchó acerca de estos hombres sabios que venían del Oriente. Así que les preguntó a los sacerdotes y dirigentes judíos. A través de ellos se enteró de que el profeta Miqueas había dicho que ese niño habría de nacer en Belén.
Herodes habló con los magos y los envió a Belén. Les dijo:
—Cuando encuentren al niño, regresen a decirme dónde está. Yo también quiero ir a adorarlo.
Pero el rey Herodes estaba mintiendo. Él no deseaba un rey judío. ¡Quería matar a Jesús!
Así que estos hombres sabios viajaron a Belén. Allí encontraron a María, José y el bebé Jesús. Estos magos no eran judíos, pero reconocían que Jesús era Aquel que Dios había prometido. Entonces se arrodillaron y lo adoraron. También le entregaron sus regalos. Pero antes de que se fueran de Belén, Dios les envió otro sueño. “No regresen a ver a Herodes. Vuelvan a casa por un camino diferente”, les advirtió.
Días más tarde, Herodes se dio cuenta de que los magos no iban a regresar a Jerusalén y se enojó en gran manera.
¡Tenía qué encontrar a ese niño! Entonces ordenó que mataran a todos los bebés de Belén que tuvieran menos de dos años.
Pero Dios estaba protegiéndolo y le dijo a José en un sueño: “¡Levántate! Toma al niño y a su madre y escapa a Egipto. Herodes va a buscar al niño para matarlo. Quédense en Egipto hasta que les diga que pueden regresar” (Mateo 2:13).
La pequeña familia salió inmediatamente en las sombras de la noche. Usaron los regalos que les habían dado los magos de Oriente para suplir sus necesidades durante ese tiempo. Egipto fue su hogar hasta que murió Herodes. Entonces Dios envió un ángel a decirle a José que ya era seguro regresar a su tierra.
Al principio José pensaba en regresar a Belén, pero Dios lo envió a otra parte. Se fueron a vivir a Nazaret, donde antes había vivido José. Allí creció Jesús.
De la misma manera como protegió a Jesús cuando era un bebé, Dios continuó velando por él y su familia. Durante casi 30 años Jesús vivió pacíficamente en Nazaret.
Dios también te ama a ti y a tu familia. Y vela por ti cada día. Puedes mirar con confianza hacia el futuro, porque Dios te ama y cuida también de ti.
Dios lo bendiga!!!
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