Lección de Escuela Sabática de Adultos 1er Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 1er Trimestre 2020, Lección 1er Trimestre 2020,
Lección 8: Para el 22 de febrero de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 7; 2 Tesalonicenses 2:1–12; Romanos 8:1; Marcos 13:26; Lucas 9:26; Lucas 12:8; 1 Timoteo 2:5.
PARA MEMORIZAR:
“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es Reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Dan. 7:27).
La visión de Daniel 7, nuestro tema de esta semana, es paralela al sueño de Daniel 2. Pero Daniel 7 amplía lo revelado en Daniel 2. En primer lugar, la visión ocurre de noche y retrata al mar agitado por los cuatro vientos. La oscuridad y el agua nos recuerdan la Creación, pero esta Creación parece estar de algún modo distorsionada o bajo ataque. En segundo lugar, los animales de la visión son inmundos e híbridos, lo que representa una violación del orden creado. En tercer lugar, los animales descritos ejercen dominio; por lo tanto, al parecer estos poderes usurparon el dominio que Dios le dio a Adán en el Edén. En cuarto lugar, con la venida del Hijo del Hombre, el dominio de Dios les es restituido a quienes pertenece por derecho.
La descripción anterior ofrece una vista panorámica de las imágenes bíblicas que se ejecutan en segundo plano en esta visión sumamente sim-bólica. Afortunadamente, el ángel explica algunos de los detalles funda-mentales de la visión para que podamos entender los entornos principales de esta sorprendente profecía.
CUATRO ANIMALES
Lee Daniel 7. ¿Cuál es la esencia de lo que se le muestra a Daniel y de qué trata la visión?
Cada animal que ve Daniel corresponde a una parte de la estatua que se le muestra a Nabucodonosor, pero ahora se dan más detalles sobre cada reino. Es interesante que todas las criaturas, que simbolizan las naciones paganas, sean bestias inmundas. Además, salvo la cuarta bestia, Daniel define a los animales como semejantes a algunas criaturas conocidas. Por ende, los animales no son símbolos arbitrarios, ya que cada uno tiene al-gunas características o señala algún aspecto del reino que representa.
León: Un león es la representación más adecuada de Babilonia. Los leones alados decoraban las paredes de un palacio y otras obras de arte babilónico. Al león representado en la visión finalmente le arrancan las alas, se para sobre sus patas traseras como un hombre y recibe un corazón humano. Este proceso simboliza la decadencia del Imperio Babilónico bajo sus reyes posteriores.
Oso: El oso representa al Imperio Medopersa. El hecho de que se levante para un costado indica la superioridad de los persas sobre los medos. Las tres costillas entre los dientes representan las tres conquistas principales del Imperio Medopersa: Lidia, Babilonia y Egipto.
Leopardo: El leopardo veloz representa al Imperio Griego que fundó Alejandro Magno. Las cuatro alas hacen que esta bestia sea aún más veloz, una adecuada representación de Alejandro, que en pocos años sometió a todo ese sector del mundo bajo su dominio.
La bestia espantosa y terrible: Mientras que las entidades anteriores solamente se asemejan a los animales mencionados, esta tiene identidad propia. Es decir, a las primeras se las representa “como” un león o “como” un oso, pero esta no se compara con nada. Esta bestia con múltiples cuernos también parece mucho más cruel y rapaz que las anteriores. Como tal, es una representación adecuada de la Roma pagana, que conquistó, gobernó y pisoteó el mundo con pies de hierro.
■ Todos estos miles de años de historia humana han ido sucediendo tal como fue predicho. ¿Cuánto consuelo te da saber que Dios gobierna por encima de todo el clamor, el desconcierto y, a veces, el caos absoluto? ¿Qué nos enseña esto acerca de la veracidad de las Escrituras?
EL CUERNO PEQUEÑO
Lee Daniel 7:7, 8 y 19 al 25. ¿Quién es el poder del cuerno pequeño que surge directamente de la cuarta bestia y continúa siendo parte de ella?
Ayer aprendimos que el animal feroz de diez cuernos que gobierna el mundo con la mayor crueldad representa a la Roma pagana. Ahora debemos considerar el cuerno pequeño y el poder que representa. Como se muestra en la visión, el cuarto animal tiene diez cuernos, de los cuales tres fueron arran-cados para dar paso a un cuerno pequeño. Este cuerno tiene ojos humanos y habla “grandes cosas” (Dan. 7:8). Está claro que el cuerno pequeño surge de la entidad representada por el animal terrible, que es la Roma pagana. En cierto modo, el cuerno extiende, o mantiene, algunas características de la Roma pagana. Es solo una etapa posterior del mismo poder.
Daniel ve que este otro cuerno hace guerra contra los santos. El ángel le explica que este cuerno es un reino que realizará tres actos ilícitos: (1) pronunciar grandes cosas contra el Altísimo, (2) perseguir a los santos del Altísimo, y (3) intentar cambiar los tiempos y la ley. Y, como consecuencia, los santos serían entregados en sus manos. A continuación, el ángel da el plazo para las actividades del cuerno pequeño: tiempo, y tiempos y medio tiempo. En este ejemplo de lenguaje profético, la palabra tiempo significa “año”, por lo que la expresión tiempos significa años, una forma dual: “dos años”. Por lo tanto, este es un período de tres años y medio proféticos que, según el principio día/año, indica un período de 1.260 años. Durante este tiempo, el cuerno pequeño organiza un ataque contra Dios, persigue a los santos e intenta cambiar la Ley de Dios.
Lee 2 Tesalonicenses 2:1 al 12. ¿Qué similitudes hay entre el hombre de pecado y el cuerno pequeño? ¿De qué poder creemos que está hablando, y por qué? ¿Cuál es el único poder que derivó de la Roma pagana, pero conti-núa formando parte de Roma?; poder que se extiende desde la época de la Roma pagana hasta el fin del mundo, lo que significa que todavía existe hoy.
FUERON PUESTOS TRONOS
Después de la visión de los cuatro animales y las actividades del cuerno pequeño, el profeta ve una escena de juicio en el cielo (Dan. 7:9, 10, 13, 14). Cuando el tribunal se reúne, se colocan tronos y el Anciano de días toma asiento. Como muestra la escena celestial, miles y miles de seres celestiales sirven delante del Anciano de días, el tribunal se sienta y se abren los libros.
Es importante notar que este juicio tiene lugar después del período de 1.260 años de actividad del cuerno pequeño (538–1798 d.C; ver la lección del viernes) pero antes de la instauración del Reino final de Dios. De hecho, tres veces aparece la siguiente secuencia en la visión:
Fase de cuerno pequeño (538–1798)
Juicio celestial
El Reino eterno de Dios
Lee Daniel 7:13, 14, 21, 22, 26 y 27. ¿De qué manera el Juicio beneficia al pueblo de Dios?
El Antiguo Testamento describe varios actos de juicio que se emiten desde el Tabernáculo y el Templo, pero el juicio al que se hace referencia aquí es diferente. Este es un juicio cósmico que afecta no solo al cuerno pequeño sino también a los santos del Altísimo, quienes finalmente reci-birán el reinado.
Daniel 7 no describe el Juicio ni da detalles sobre su comienzo ni fin. Pero da a entender que el Juicio se lleva a cabo después del ataque del cuerno pequeño contra Dios y su pueblo. Por lo tanto, el propósito es enfatizar el comienzo de un juicio de proporciones cósmicas. Al estudiar Daniel 8 y 9 (ver próximas semanas), aprenderemos acerca del momento en que comienza el Juicio y el hecho de que este juicio está relacionado con la purificación del Santuario celestial en el Día de la Expiación celestial. La lección es que indudablemente tendremos un juicio preadvenimiento en el cielo, que estará a favor del pueblo de Dios (Dan. 7:22).
■ ¿Por qué es tan importante que entendamos lo que Jesús logró por nosotros en la Cruz para poder tener seguridad en el Día del Juicio? ¿Qué esperanza tendríamos, o podríamos tener, sin la Cruz? (Ver Rom. 8:1.)
LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE
Lee Daniel 7:13. ¿Quién es este hijo de hombre aquí y cómo lo identificas? (Ver además Mar. 13:26; Mat. 8:20; 9:6; Luc. 9:26; 12:8).
A medida que se desenvuelve el Juicio, una figura más importante entra en escena: uno como hijo de hombre. ¿Quién es? En primer lugar, este hijo de hombre aparece como un personaje celestial individual. Pero, como el título lo indica, también muestra rasgos humanos. En otras palabras, es divino-humano y desempeña un papel activo en el Juicio. En segundo lugar, el Hijo del Hombre que viene en las nubes de los cielos es una imagen común de la Segunda Venida en el Nuevo Testamento. Sin embargo, en Daniel 7:13 específicamente, no se describe a ese hijo de hombre viniendo del cielo a la Tierra, sino desplazándose horizontalmente, de un lugar del cielo a otro para presentarse delante del Anciano de días. En tercer lugar, la representación de ese hijo de hombre que viene en las nubes del cielo sugiere una manifes-tación visible del Señor. Pero estas imágenes también nos recuerdan al sumo sacerdote que, rodeado por una nube de incienso, ingresa al Lugar Santísimo el Día de la Expiación para llevar a cabo la purificación del Santuario.
Este hijo de hombre es también un personaje real. Recibe “dominio, gloria y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran” (Dan. 7:14). El verbo “servir” también se puede traducir como “adorar”. Aparece nueve veces en los capítulos 1 al 7 (Dan. 3:12, 14, 17, 18, 28; 6:16, 20; 7:14, 27) y transmite la idea de rendir homenaje a una deidad. Entonces, como consecuencia del intento de cambiar la Ley de Dios, el sistema religioso representado por el cuerno pequeño corrompe la adoración debida a Dios. El juicio que aquí se describe muestra que finalmente se restablece la verdadera adoración. El sistema de adoración establecido por el sistema papal, entre otros elementos, coloca a un ser humano caído como mediador entre Dios y la humanidad. Da-niel muestra que el único mediador capaz de representar a la humanidad ante Dios es este hijo de hombre. Como dice la Biblia, “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Tim. 2:5).
■ De todo lo que hemos leído en la Biblia acerca de la vida y el carácter de Jesús, ¿qué es lo más reconfortante al saber que él es tan esencial en el juicio que aquí se describe?
LOS SANTOS DEL ALTÍSIMO
¿Qué sucede con el pueblo de Dios según los siguientes versículos? Daniel 7:18, 21, 22, 25 y 27.
Los “santos del Altísimo” es una designación del pueblo de Dios. El poder representado por el cuerno pequeño los ataca. Debido a que insisten en permanecer fieles a la Palabra de Dios, son perseguidos durante la época del gobierno papal. Los cristianos también fueron perseguidos durante el tiempo del Imperio Romano pagano (la cuarta bestia), pero la persecución que se menciona en Daniel 7:25 es una persecución de los santos por parte del cuerno pequeño, que surge recién después de que termina la fase pagana de Roma.
Sin embargo, el poder mundano no someterá a la opresión al pueblo de Dios para siempre. El Reino de Dios reemplazará a los reinos del mundo. Curiosamente, en esta visión, al hijo de hombre “le fue dado dominio, gloria y reino” (Dan. 7:14). Pero, en la interpretación brindada por el ángel, son los “santos” quienes reciben el Reino (Dan. 7:18). No hay contradicción aquí. Debido a que este hijo de hombre está relacionado con Dios y con la huma-nidad, su victoria es la victoria de aquellos a quienes él representa.
Cuando el sumo sacerdote le preguntó a Jesús si era el Mesías, el Hijo de Dios, Jesús se remitió al Salmo 110:1 y Daniel 7:13 y 14, y dijo: “Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mar. 14:62). Por lo tanto, Jesús es el que nos representa en el tribunal celestial. Él ya ha derrotado a los poderes de las tinieblas y comparte su triunfo con quienes se acercan a él. Por lo tanto, no hay razón para temer. Como el apóstol Pablo tan acertadamente declara: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 8:37–39).
■ Fíjate con qué precisión la visión de Daniel representa la historia, miles de años antes. ¿En qué medida esto debería ayudarnos a aprender a confiar en todas las promesas de Dios para el futuro?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Una mirada rápida a la historia revela que después de la caída del Im-perio Romano, que sobrevino por los ataques de los bárbaros del norte, el obispo de Roma aprovechó el derrocamiento de tres tribus bárbaras y se consolidó como el único poder de Roma a partir de 538 d.C. En este proceso, adoptó varias funciones institucionales y políticas del emperador romano. De allí surgió el Papado, investido con el poder temporal y religioso, hasta que en 1798 Napoleón lo depuso. Esto no le puso fin a Roma, sino solo a esa fase específica de persecución. El Papa no solo pretendía ser el vicario de Cristo, sino además introdujo varias doctrinas y prácticas contrarias a la Biblia. El purgatorio, la penitencia, la confesión verbal oída y el cambio del mandamiento del sábado al domingo se encuentran entre muchos otros cambios de “los tiempos y la ley” introducidos por el Papado.
“Por sí mismo, el hombre no puede enfrentar esas acusaciones del ene-migo. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad delante de Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la Ley de Dios le ha dado toda potestad en el cielo y en la Tierra, y él solicita a su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable. Al acusador de sus hijos, declara: ‘¡Jehová te reprenda, oh Satanás! Estos son la compra de mi sangre, tizones arrancados del fuego’. Y, los que confían en él con fe reciben la consoladora promesa: ‘Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala’ (Zac. 3:4)” (PR 430, 431).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
Repasa todas las características del poder del cuerno pequeño que surge de la cuarta bestia, Roma, y continúa formando parte de ella.
¿Cuál es el único poder que surgió de la Roma pagana hace muchos siglos y que, además de haber perseguido al pueblo de Dios, sigue existiendo en la actualidad?
¿Por qué esta identificación clara debería ayudarnos a protegernos de las especulaciones sobre su identidad, incluida la idea de que el cuerno pequeño se refiere a un rey griego pagano que desapareció de la historia más de un siglo y medio antes de la primera venida de Jesús?
Estas claras señas de identidad, ¿cómo deberían protegernos también de la creencia de que el cuerno pequeño es un poder que surgirá en el futuro?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Daniel 7:27.
Enfoque del estudio:
Daniel 7; 2 Tesalonicenses 2:1-12; Romanos 8:1; Marcos 13:26; Lucas 9:26; 1 Timoteo 2:5.
Introducción: Daniel 7 muestra que, después de una secuencia de poderes mundiales que gobiernan el mundo con un poderío despiadado, se dispone el tribunal celestial, y Cristo recibe el poder y el Reino a fin de gobernar para siempre con su pueblo.
Temática de la lección:
1. El cuerno pequeño. De la cuarta bestia con diez cuernos emerge un cuerno pequeño que blasfema a Dios y persigue a su pueblo.
2. El Juicio celestial. El Juicio celestial condena al cuerno pequeño y da liberación y salvación al pueblo de Dios.
3. El hijo de hombre. El hijo de hombre sale del Juicio celestial para vindicar a su pueblo.
3. Los santos del Altísimo. Los “santos” sufren persecución, pero permanecen fieles a Dios.
Aplicación para la vida: A pesar de tanta injusticia, persecución y juicio, el pueblo de Dios puede mirar el futuro con esperanza. Una mirada a esta descripción profética de la historia muestra que la historia humana culminará con el Juicio celestial y el Reino eterno de Cristo. Anhelamos que el Reino eterno de Dios se establezca pronto.
Parte II: COMENTARIO
1. El cuerno pequeño.
El cuerno pequeño crece de entre los otros diez cuernos de la bestia terrible que representa el Imperio Romano. De hecho, arranca tres de los diez reinos que surgen de la Roma pagana. El poder del cuerno pequeño es una extensión de la Roma pagana y, por lo tanto, comparte características esenciales del antiguo Imperio. Usurpa las prerrogativas de Cristo, persigue al pueblo de Dios, cambia la Ley de Dios, habla en contra de Dios y actúa como le place por tres tiempos y medio (1.260 años calendario). Estas actividades indican que esta entidad tiene poder político y religioso, que encaja con el Papado. La historia muestra que la conversión del emperador Constantino, el reconocimiento oficial del domingo como día de adoración, la caída de Roma a manos de los bárbaros y la fundación de Constantinopla en el este fueron factores importantes que favorecieron el ascenso del Papado. Con la desaparición del Imperio Romano occidental pagano, el obispo de Roma llenó el vacío de poder que se creó en Roma con la transferencia de la capital del Imperio Romano a Constantinopla.
Con el decreto del emperador Justiniano en 538 d.C., que declaraba que el Papa era cabeza de todas las iglesias, se abrió la puerta para que el Papado implementara su gobierno. Ahora el obispo de Roma tenía no solo autoridad religiosa sino también poder político. Los papas pronto comenzaron a llamarse pontifex (pontífice), y adoptaron otras costumbres y leyes del Imperio Romano pagano. Por medio de alianzas con poderes temporales, la iglesia perseguida se convirtió en perseguidora. Mediante las Cruzadas y la Inquisición, la iglesia romana infligió un sufrimiento tremendo a muchos que querían permanecer fieles a las enseñanzas bíblicas. Así que, ya durante la Edad Media el Papa llegó a identificarse con el Anticristo (Mat. 24; 2 Tes. 2:3, 4; Apoc. 13:1-10). En 1798, Napoleón encarceló al Papa, poniendo fin a los 1.260 años de gobierno papal.
2. El Juicio celestial.
La escena de la corte celestial de Daniel 7:9 al 14 describe el acontecimiento central del capítulo. Los libros; el Anciano de días en el Trono; y el hijo de hombre, rodeado de nubes celestiales (Dan. 7:13) al presentarse ante el Anciano de días, retrata una escena de juicio en el cielo. El juicio, en las Escrituras, expresa tanto condena como vindicación. Para el cuerno pequeño, el Juicio significa condenación y ocasionará la aniquilación final del cuerno. Pero, para los santos, que han sido perseguidos por el cuerno pequeño, el Juicio significa vindicación, salvación y restauración. A medida que sus nombres se examinan en el Juicio celestial, se los declara inocentes. Ellos son reivindicados y finalmente recibirán el Reino.
Cabe mencionar algunos aspectos de este juicio. En primer lugar, debemos destacar que este juicio comienza después de que el cuerno pequeño asciende al poder, y termina inmediatamente antes de la recompensa de los santos y del castigo del cuerno pequeño. Por lo tanto, a este juicio adecuadamente se lo ha denominado Juicio Investigador. Elena de White menciona los siguientes libros en relación con este juicio: (1) el libro de la vida, que contiene los nombres de quienes han aceptado servir a Dios; (2) el libro de memoria, un registro de las buenas obras de los santos; y (3) un registro de los pecados (CS 472, 473). En bien de la justicia y la transparencia para todos aquellos involucrados y afectados por la decisión final, Dios debe llevar a cabo una investigación para que nadie pueda poner en duda la rectitud de la decisión final. En segundo lugar, debido a que este juicio tiene un alcance cósmico y, según la cronología profética, se está llevando a cabo en este momento, algunos se han preguntado si Dios podría comenzar a juzgar a los vivos en un futuro cercano. Esa preocupación impide el pleno deleite de la vida cristiana. Debemos tener en cuenta que el juicio de los vivos se llevará a cabo solo cuando el tiempo de prueba se cierre y las siete últimas plagas comiencen a derramarse sobre Babilonia (Apoc. 15; 16). Pero, lo más importante es que no debemos temer el Juicio porque el “hijo de hombre” es nuestro representante en el tribunal celestial. Por eso, en lugar de la condenación, el Juicio celestial nos traerá vindicación y liberación.
3. El hijo de hombre.
La designación “hijo de hombre” (bar ’enash, en arameo) vincula a este ser celestial con algunas importantes realidades teológicas e históricas. En primer lugar, el hijo de hombre recuerda a Adán, el padre de la raza humana. Adán fue puesto a cargo de la Creación y se le ordenó ejercer dominio. En contraste con Adán, que ejerció el dominio temporalmente, y los reyes del mundo, que gobernaron durante un tiempo, el hijo de hombre recibe un Reino eterno. Por lo tanto, el hijo de hombre recupera lo que Adán perdió. En segundo lugar, la designación “hijo de hombre” sugiere que él comparte puntos en común con la humanidad. Esta expresión se puede usar para designar a un ser humano (Eze. 2:1). Debido a que en Daniel 7 esta figura es claramente un ser celestial, el título “hijo de hombre” apunta a su vínculo con la humanidad.
Del amplio contexto de las Escrituras, podemos inferir que el hijo de hombre no solo representa a su pueblo en el tribunal celestial, sino también puede identificarse con su pueblo porque participa de su naturaleza humana (Heb. 2:14; 4:15). También debemos observar que el hijo de hombre de Daniel 7 debe identificarse con el Príncipe de los ejércitos (Dan. 8:11), el “varón vestido de lino” (10:5) y Miguel (10:13; 12:1). Para concluir, el hijo de hombre de Daniel 7 claramente es el Mesías Jesucristo, que viene ante la presencia de Dios Padre como representante de los santos (1 Juan 2:1) en el Día antitípico de la Expiación. Esta conexión se hará más clara en el estudio de Daniel 8.
3. Los santos del Altísimo.
Este grupo es el objeto de la persecución del cuerno pequeño y se lo define como “los santos” (Dan. 7:21), “los santos del Altísimo” y como el “pueblo de los santos del Altísimo”, ya que ellos reciben el Reino. También se lo conoce como “pueblo de los santos” en Daniel 8:24, en el contexto de los ataques del cuerno pequeño contra ellos; y en Daniel 12:7, en un contexto de persecución. Esas designaciones del pueblo de Dios como santos se hacen eco de Éxodo 19:6, donde Dios llama a Israel a ser “un reino de sacerdotes, y gente santa”. Por lo tanto, los santos del Altísimo “han de identificarse con los fieles seguidores de Dios que componen su pueblo remanente, que son sus escogidos, separados del resto de las naciones, perseguidos por el poder que se opone a Dios, pero mantienen la fe del Pacto y conservan su confianza en Dios, de quien finalmente reciben un Reino eterno” (Hasel, “The Identity of ‘The Saints of the Most High’ in Daniel 7”, p. 192).
Apocalipsis 12 al 14 describe a los seguidores de Cristo y muestra cómo permanecen fieles durante la crisis final. Juan dice que “el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12:17). Debido a la estrecha relación entre el “testimonio de Jesucristo” y la profecía, “los adventistas del séptimo día interpretan el pasaje de este modo, y creen que el ‘resto’ (o ‘remanente’) se distinguirá por la manifestación del don de profecía en medio de ellos. Creen que el ‘testimonio de Jesucristo’ es el testimonio de Jesús entre ellos mediante el don profético” (CBA 7:827).
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
“Dios le dio a Daniel una visión para que comprendiera que, aunque la violencia y la persecución aumenten en el mundo, Dios lo controla todo. Él es el gran Juez que hará que la verdad finalmente triunfe. Los poderes mundanales, descritos en el sueño de Nabucodonosor y que deterioraron las normas morales, se presentan en Daniel como incrementando su ferocidad y violencia. El clímax de la arrogancia mundanal es patente en el surgimiento del cuerno pequeño que habla ‘grandes cosas’. Mientras los terribles acontecimientos se suceden en la Tierra, en el cielo se establece un tribunal que juzgará todo lo que ocurre en la Tierra de acuerdo con los registros de que se dispone. Y, finalmente, los poderes arrogantes de la Tierra serán condenados y destruidos, mientras que el hijo de hombre y los santos recibirán el dominio eterno que nunca les será arrebatado” (Keough, Dios y nuestro destino, p. 63).
1. ¿Qué sientes ante la perspectiva de un juicio cósmico en el que todos tus pensamientos y acciones serán expuestos ante el tribunal celestial?
2. ¿Cuáles serán los criterios por los que todos son juzgados? Pregúntate: ¿Estoy a la altura de estas normas? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de algunas de las cosas que todavía necesitas superar por la gracia de Dios?
3. ¿Qué supone el hecho de que Jesús sea tu abogado en el Juicio celestial? Explica.
4. Sabiendo que Jesús es nuestro Abogado en el Juicio celestial, ¿cómo deberíamos vivir en la Tierra?
Dios lo bendiga!!!
DEL MAR TORMENTOSO A LAS NUBES DE LOS CIELOS
Sábado 15 de febrero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 7; 2 Tesalonicenses 2:1–12; Romanos 8:1; Marcos 13:26; Lucas 9:26; Lucas 12:8; 1 Timoteo 2:5.
PARA MEMORIZAR:
“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es Reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Dan. 7:27).
La visión de Daniel 7, nuestro tema de esta semana, es paralela al sueño de Daniel 2. Pero Daniel 7 amplía lo revelado en Daniel 2. En primer lugar, la visión ocurre de noche y retrata al mar agitado por los cuatro vientos. La oscuridad y el agua nos recuerdan la Creación, pero esta Creación parece estar de algún modo distorsionada o bajo ataque. En segundo lugar, los animales de la visión son inmundos e híbridos, lo que representa una violación del orden creado. En tercer lugar, los animales descritos ejercen dominio; por lo tanto, al parecer estos poderes usurparon el dominio que Dios le dio a Adán en el Edén. En cuarto lugar, con la venida del Hijo del Hombre, el dominio de Dios les es restituido a quienes pertenece por derecho.
La descripción anterior ofrece una vista panorámica de las imágenes bíblicas que se ejecutan en segundo plano en esta visión sumamente sim-bólica. Afortunadamente, el ángel explica algunos de los detalles funda-mentales de la visión para que podamos entender los entornos principales de esta sorprendente profecía.
Notas EGW
Sábado
Daniel fue honrado por Dios… y le fueron dadas muchas revelaciones de los misterios referentes a los siglos venideros. Sus admirables profecías, como las registradas en los capítulos siete a doce del libro que lleva su nombre, no fueron comprendidas plenamente ni siquiera por el profeta mismo; pero antes que terminaran las labores de su vida, recibió la bienaventurada promesa de que “hasta el tiempo del fin” —en el plazo final de la historia de este mundo— se le permitiría ocupar otra vez su lugar… “Tú empero, Daniel, cierra las palabras y sella el libro”, pues esos escritos debían quedar sellados “hasta el tiempo del fin”. Las indicaciones adicionales que el ángel dio al fiel mensajero de Jehová fueron: “Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas, hasta el tiempo del cumplimiento… Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte al fin de los días”. Daniel 12:9, 13.
A medida que nos acercamos al término de la historia de este mundo, las profecías registradas por Daniel exigen nuestra atención especial, puesto que se relacionan con el tiempo mismo en que estamos viviendo. Con ellas deben vincularse las enseñanzas del último libro del Nuevo Testamento. Satanás ha inducido a muchos a creer que las porciones proféticas de los escritos de Daniel y de Juan el revelador no pueden comprenderse. Pero se ha prometido claramente que una bendición especial acompañará el estudio de esas profecías. “Entenderán los entendidos” (Daniel 12:10), fue dicho acerca de las visiones de Daniel cuyo sello iba a ser quitado en los últimos días; y acerca de la revelación que Cristo dio a su siervo Juan para guiar al pueblo de Dios a través de los siglos, se prometió: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas”. Apocalipsis 1:3 (Profetas y reyes, pp. 401, 402).
La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de decadencia religiosa análoga a la de los primeros siglos. “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de ella”. 2 Timoteo 3:1-5 (VM) (El conflicto de los siglos, p. 438).
Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras, nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y las que no se ven, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la vida. Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo que es verdadero, noble y perdurable. Y al aprender en esta vida a reconocer los principios del reino de nuestro Señor y Salvador, el reino bienaventurado que ha de durar para siempre, podemos ser preparados para entrar con él a poseerlo cuando venga (Profetas y reyes, p. 403).
Sábado
Daniel fue honrado por Dios… y le fueron dadas muchas revelaciones de los misterios referentes a los siglos venideros. Sus admirables profecías, como las registradas en los capítulos siete a doce del libro que lleva su nombre, no fueron comprendidas plenamente ni siquiera por el profeta mismo; pero antes que terminaran las labores de su vida, recibió la bienaventurada promesa de que “hasta el tiempo del fin” —en el plazo final de la historia de este mundo— se le permitiría ocupar otra vez su lugar… “Tú empero, Daniel, cierra las palabras y sella el libro”, pues esos escritos debían quedar sellados “hasta el tiempo del fin”. Las indicaciones adicionales que el ángel dio al fiel mensajero de Jehová fueron: “Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas, hasta el tiempo del cumplimiento… Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte al fin de los días”. Daniel 12:9, 13.
A medida que nos acercamos al término de la historia de este mundo, las profecías registradas por Daniel exigen nuestra atención especial, puesto que se relacionan con el tiempo mismo en que estamos viviendo. Con ellas deben vincularse las enseñanzas del último libro del Nuevo Testamento. Satanás ha inducido a muchos a creer que las porciones proféticas de los escritos de Daniel y de Juan el revelador no pueden comprenderse. Pero se ha prometido claramente que una bendición especial acompañará el estudio de esas profecías. “Entenderán los entendidos” (Daniel 12:10), fue dicho acerca de las visiones de Daniel cuyo sello iba a ser quitado en los últimos días; y acerca de la revelación que Cristo dio a su siervo Juan para guiar al pueblo de Dios a través de los siglos, se prometió: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas”. Apocalipsis 1:3 (Profetas y reyes, pp. 401, 402).
La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de decadencia religiosa análoga a la de los primeros siglos. “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de ella”. 2 Timoteo 3:1-5 (VM) (El conflicto de los siglos, p. 438).
Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras, nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y las que no se ven, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la vida. Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo que es verdadero, noble y perdurable. Y al aprender en esta vida a reconocer los principios del reino de nuestro Señor y Salvador, el reino bienaventurado que ha de durar para siempre, podemos ser preparados para entrar con él a poseerlo cuando venga (Profetas y reyes, p. 403).
Domingo 16 de febrero
CUATRO ANIMALES
Lee Daniel 7. ¿Cuál es la esencia de lo que se le muestra a Daniel y de qué trata la visión?
Cada animal que ve Daniel corresponde a una parte de la estatua que se le muestra a Nabucodonosor, pero ahora se dan más detalles sobre cada reino. Es interesante que todas las criaturas, que simbolizan las naciones paganas, sean bestias inmundas. Además, salvo la cuarta bestia, Daniel define a los animales como semejantes a algunas criaturas conocidas. Por ende, los animales no son símbolos arbitrarios, ya que cada uno tiene al-gunas características o señala algún aspecto del reino que representa.
León: Un león es la representación más adecuada de Babilonia. Los leones alados decoraban las paredes de un palacio y otras obras de arte babilónico. Al león representado en la visión finalmente le arrancan las alas, se para sobre sus patas traseras como un hombre y recibe un corazón humano. Este proceso simboliza la decadencia del Imperio Babilónico bajo sus reyes posteriores.
Oso: El oso representa al Imperio Medopersa. El hecho de que se levante para un costado indica la superioridad de los persas sobre los medos. Las tres costillas entre los dientes representan las tres conquistas principales del Imperio Medopersa: Lidia, Babilonia y Egipto.
Leopardo: El leopardo veloz representa al Imperio Griego que fundó Alejandro Magno. Las cuatro alas hacen que esta bestia sea aún más veloz, una adecuada representación de Alejandro, que en pocos años sometió a todo ese sector del mundo bajo su dominio.
La bestia espantosa y terrible: Mientras que las entidades anteriores solamente se asemejan a los animales mencionados, esta tiene identidad propia. Es decir, a las primeras se las representa “como” un león o “como” un oso, pero esta no se compara con nada. Esta bestia con múltiples cuernos también parece mucho más cruel y rapaz que las anteriores. Como tal, es una representación adecuada de la Roma pagana, que conquistó, gobernó y pisoteó el mundo con pies de hierro.
■ Todos estos miles de años de historia humana han ido sucediendo tal como fue predicho. ¿Cuánto consuelo te da saber que Dios gobierna por encima de todo el clamor, el desconcierto y, a veces, el caos absoluto? ¿Qué nos enseña esto acerca de la veracidad de las Escrituras?
Notas EGW
Domingo
Del nacimiento y de la caída de las naciones, según resaltan en los libros de Daniel y Apocalipsis, necesitamos aprender cuán vana es la gloria y pompa mundanal. Babilonia, con todo su poder y magnificencia, cuyo parangón nuestro mundo no ha vuelto a contemplar —un poder y una magnificencia que la gente de aquel tiempo creía estables y duraderos—, se desvaneció y ¡cuán completamente! Pereció “como la flor de la hierba”. Santiago 1:10. Así perecieron el reino medo-persa, y los imperios de Grecia y de Roma. Y así perece todo lo que no está fundado en Dios. Solo puede perdurar lo que se vincula con su propósito y expresa su carácter. Sus principios son lo único firme que conoce nuestro mundo (Profetas y reyes, pp. 402, 403).
El reino de Cristo… es una nueva creación. Sus principios de desarrollo son opuestos a los que rigen los reinos de este mundo. Los gobiernos terrenales prevalecen por la fuerza física; mantienen su dominio por la guerra; pero el Fundador del nuevo reino es el Príncipe de Paz. El Espíritu Santo representa a los reinos del mundo bajo el símbolo de bestias fieras de rapiña; pero Cristo es el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En su plan de gobierno no hay empleo de fuerza bruta para forzar la conciencia. Los judíos esperaban que el reino de Dios se estableciese en la misma forma que los reinos del mundo. Para promover la justicia ellos recurrieron a las medidas externas. Trazaron métodos y planes. Pero Cristo implanta un principio. Inculcando la verdad y la justicia, contrarresta el error y el pecado (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 54, 55).
Nuestra salvación depende del conocimiento de la voluntad de Dios tal cual se halla contenida en su Palabra. No cesen de indagar y escudriñar la verdad. Necesitan conocer su deber. Necesitan saber qué tienen que hacer para ser salvos. Y la voluntad de Dios es esta: que ustedes sepan lo que él les ha dicho. Pero deben ejercer la fe. Al escudriñar las Escrituras deben creer que Dios existe y que recompensa a los que diligentemente lo buscan.
¡Oh, escudriñad la Biblia con un corazón hambriento de alimento espiritual! Cavad en la Palabra como el minero cava la tierra para encontrar las vetas de oro. No abandonéis vuestra búsqueda hasta que hayáis conocido cuál es vuestra relación con Dios y su voluntad con respecto a vosotros…
El espíritu con el cual os aboquéis a la investigación de las Escrituras determinará el carácter de los que os asistan. Ángeles del mundo de la luz estarán con los que con humildad de corazón buscan dirección divina. Pero si la Biblia se abre con irreverencia, con un sentimiento de suficiencia propia, si el corazón está lleno de prejuicio, Satanás estará a vuestro lado y colocará las declaraciones sencillas de la Palabra de Dios en una luz pervertida (Mensajes para los jóvenes, pp. 258, 259).
Domingo
Del nacimiento y de la caída de las naciones, según resaltan en los libros de Daniel y Apocalipsis, necesitamos aprender cuán vana es la gloria y pompa mundanal. Babilonia, con todo su poder y magnificencia, cuyo parangón nuestro mundo no ha vuelto a contemplar —un poder y una magnificencia que la gente de aquel tiempo creía estables y duraderos—, se desvaneció y ¡cuán completamente! Pereció “como la flor de la hierba”. Santiago 1:10. Así perecieron el reino medo-persa, y los imperios de Grecia y de Roma. Y así perece todo lo que no está fundado en Dios. Solo puede perdurar lo que se vincula con su propósito y expresa su carácter. Sus principios son lo único firme que conoce nuestro mundo (Profetas y reyes, pp. 402, 403).
El reino de Cristo… es una nueva creación. Sus principios de desarrollo son opuestos a los que rigen los reinos de este mundo. Los gobiernos terrenales prevalecen por la fuerza física; mantienen su dominio por la guerra; pero el Fundador del nuevo reino es el Príncipe de Paz. El Espíritu Santo representa a los reinos del mundo bajo el símbolo de bestias fieras de rapiña; pero Cristo es el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En su plan de gobierno no hay empleo de fuerza bruta para forzar la conciencia. Los judíos esperaban que el reino de Dios se estableciese en la misma forma que los reinos del mundo. Para promover la justicia ellos recurrieron a las medidas externas. Trazaron métodos y planes. Pero Cristo implanta un principio. Inculcando la verdad y la justicia, contrarresta el error y el pecado (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 54, 55).
Nuestra salvación depende del conocimiento de la voluntad de Dios tal cual se halla contenida en su Palabra. No cesen de indagar y escudriñar la verdad. Necesitan conocer su deber. Necesitan saber qué tienen que hacer para ser salvos. Y la voluntad de Dios es esta: que ustedes sepan lo que él les ha dicho. Pero deben ejercer la fe. Al escudriñar las Escrituras deben creer que Dios existe y que recompensa a los que diligentemente lo buscan.
¡Oh, escudriñad la Biblia con un corazón hambriento de alimento espiritual! Cavad en la Palabra como el minero cava la tierra para encontrar las vetas de oro. No abandonéis vuestra búsqueda hasta que hayáis conocido cuál es vuestra relación con Dios y su voluntad con respecto a vosotros…
El espíritu con el cual os aboquéis a la investigación de las Escrituras determinará el carácter de los que os asistan. Ángeles del mundo de la luz estarán con los que con humildad de corazón buscan dirección divina. Pero si la Biblia se abre con irreverencia, con un sentimiento de suficiencia propia, si el corazón está lleno de prejuicio, Satanás estará a vuestro lado y colocará las declaraciones sencillas de la Palabra de Dios en una luz pervertida (Mensajes para los jóvenes, pp. 258, 259).
Lunes 17 de febrero
EL CUERNO PEQUEÑO
Lee Daniel 7:7, 8 y 19 al 25. ¿Quién es el poder del cuerno pequeño que surge directamente de la cuarta bestia y continúa siendo parte de ella?
Ayer aprendimos que el animal feroz de diez cuernos que gobierna el mundo con la mayor crueldad representa a la Roma pagana. Ahora debemos considerar el cuerno pequeño y el poder que representa. Como se muestra en la visión, el cuarto animal tiene diez cuernos, de los cuales tres fueron arran-cados para dar paso a un cuerno pequeño. Este cuerno tiene ojos humanos y habla “grandes cosas” (Dan. 7:8). Está claro que el cuerno pequeño surge de la entidad representada por el animal terrible, que es la Roma pagana. En cierto modo, el cuerno extiende, o mantiene, algunas características de la Roma pagana. Es solo una etapa posterior del mismo poder.
Daniel ve que este otro cuerno hace guerra contra los santos. El ángel le explica que este cuerno es un reino que realizará tres actos ilícitos: (1) pronunciar grandes cosas contra el Altísimo, (2) perseguir a los santos del Altísimo, y (3) intentar cambiar los tiempos y la ley. Y, como consecuencia, los santos serían entregados en sus manos. A continuación, el ángel da el plazo para las actividades del cuerno pequeño: tiempo, y tiempos y medio tiempo. En este ejemplo de lenguaje profético, la palabra tiempo significa “año”, por lo que la expresión tiempos significa años, una forma dual: “dos años”. Por lo tanto, este es un período de tres años y medio proféticos que, según el principio día/año, indica un período de 1.260 años. Durante este tiempo, el cuerno pequeño organiza un ataque contra Dios, persigue a los santos e intenta cambiar la Ley de Dios.
Lee 2 Tesalonicenses 2:1 al 12. ¿Qué similitudes hay entre el hombre de pecado y el cuerno pequeño? ¿De qué poder creemos que está hablando, y por qué? ¿Cuál es el único poder que derivó de la Roma pagana, pero conti-núa formando parte de Roma?; poder que se extiende desde la época de la Roma pagana hasta el fin del mundo, lo que significa que todavía existe hoy.
Notas EGW
Lunes
El rasgo más característico de la bestia, y por consiguiente de su imagen, es la violación de los mandamientos de Dios. Daniel dice del cuerno pequeño, o sea del papado: “Pensará en mudar los tiempos y la ley”. Daniel 7:25. Y San Pablo llama al mismo poder el “hombre de pecado”, que había de ensalzarse sobre Dios. Una profecía es complemento de la otra. Solo adulterando la ley de Dios podía el papado elevarse sobre Dios; y quienquiera que guardase a sabiendas la ley así adulterada daría honor supremo al poder que introdujo el cambio. Tal acto de obediencia a las leyes papales sería señal de sumisión al papa en lugar de sumisión a Dios.
El papado intentó alterar la ley de Dios. El segundo mandamiento, que prohibe el culto de las imágenes, ha sido borrado de la ley, y el cuarto mandamiento ha sido adulterado de manera que autorice la observancia del primer día en lugar del séptimo como día de reposo. Pero los papistas aducen para justificar la supresión del segundo mandamiento, que este es inútil puesto que está incluido en el primero, y que ellos dan la ley tal cual Dios tenía propuesto que fuese entendida. Este no puede ser el cambio predicho por el profeta. Se trata de un cambio intencional y deliberado: “Pensará en mudar los tiempos y la ley”. El cambio introducido en el cuarto mandamiento cumple exactamente la profecía. La única autoridad que se invoca para dicho cambio es la de la iglesia. Aquí el poder papal se ensalza abiertamente sobre Dios (El conflicto de los siglos, p. 440).
Apuntando hacia este tiempo, las Escrituras declaran que Satanás obrará con potencia y “con todo engaño de iniquidad”. 2 Tesalonicenses 2:9, 10. Su obra queda claramente revelada por el aumento acelerado de las tinieblas, los múltiples errores, herejías y engaños de estos postreros días. No solo está Satanás llevando cautivo al mundo, sino que sus seducciones están leudando a las iglesias que profesan ser de nuestro Señor Jesucristo. La gran apostasía se desarrollará en tinieblas tan densas como las de medianoche. Para el pueblo de Dios, será una noche de prueba, de llanto y de persecución por causa de la verdad. Pero de esa noche de tinieblas resplandecerá la luz de Dios (Profetas y reyes, p. 529).
Satanás estudia la Biblia con cuidado. Sabe que le queda poco tiempo y procura en todo punto contrarrestar la obra que el Señor está haciendo sobre esta tierra. Es imposible dar una idea de lo que experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de las persecuciones pasadas. Andará en la luz que emana del trono de Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la tierra se mantendrán constantes… El pueblo de Dios hallará su fortaleza en la señal mencionada en Éxodo 31:12-18. Tendrán que afirmarse sobre la palabra viviente: “Escrito está”. Es el único fundamento seguro (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 15).
Lunes
El rasgo más característico de la bestia, y por consiguiente de su imagen, es la violación de los mandamientos de Dios. Daniel dice del cuerno pequeño, o sea del papado: “Pensará en mudar los tiempos y la ley”. Daniel 7:25. Y San Pablo llama al mismo poder el “hombre de pecado”, que había de ensalzarse sobre Dios. Una profecía es complemento de la otra. Solo adulterando la ley de Dios podía el papado elevarse sobre Dios; y quienquiera que guardase a sabiendas la ley así adulterada daría honor supremo al poder que introdujo el cambio. Tal acto de obediencia a las leyes papales sería señal de sumisión al papa en lugar de sumisión a Dios.
El papado intentó alterar la ley de Dios. El segundo mandamiento, que prohibe el culto de las imágenes, ha sido borrado de la ley, y el cuarto mandamiento ha sido adulterado de manera que autorice la observancia del primer día en lugar del séptimo como día de reposo. Pero los papistas aducen para justificar la supresión del segundo mandamiento, que este es inútil puesto que está incluido en el primero, y que ellos dan la ley tal cual Dios tenía propuesto que fuese entendida. Este no puede ser el cambio predicho por el profeta. Se trata de un cambio intencional y deliberado: “Pensará en mudar los tiempos y la ley”. El cambio introducido en el cuarto mandamiento cumple exactamente la profecía. La única autoridad que se invoca para dicho cambio es la de la iglesia. Aquí el poder papal se ensalza abiertamente sobre Dios (El conflicto de los siglos, p. 440).
Apuntando hacia este tiempo, las Escrituras declaran que Satanás obrará con potencia y “con todo engaño de iniquidad”. 2 Tesalonicenses 2:9, 10. Su obra queda claramente revelada por el aumento acelerado de las tinieblas, los múltiples errores, herejías y engaños de estos postreros días. No solo está Satanás llevando cautivo al mundo, sino que sus seducciones están leudando a las iglesias que profesan ser de nuestro Señor Jesucristo. La gran apostasía se desarrollará en tinieblas tan densas como las de medianoche. Para el pueblo de Dios, será una noche de prueba, de llanto y de persecución por causa de la verdad. Pero de esa noche de tinieblas resplandecerá la luz de Dios (Profetas y reyes, p. 529).
Satanás estudia la Biblia con cuidado. Sabe que le queda poco tiempo y procura en todo punto contrarrestar la obra que el Señor está haciendo sobre esta tierra. Es imposible dar una idea de lo que experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de las persecuciones pasadas. Andará en la luz que emana del trono de Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la tierra se mantendrán constantes… El pueblo de Dios hallará su fortaleza en la señal mencionada en Éxodo 31:12-18. Tendrán que afirmarse sobre la palabra viviente: “Escrito está”. Es el único fundamento seguro (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 15).
Martes 18 de febrero
FUERON PUESTOS TRONOS
Después de la visión de los cuatro animales y las actividades del cuerno pequeño, el profeta ve una escena de juicio en el cielo (Dan. 7:9, 10, 13, 14). Cuando el tribunal se reúne, se colocan tronos y el Anciano de días toma asiento. Como muestra la escena celestial, miles y miles de seres celestiales sirven delante del Anciano de días, el tribunal se sienta y se abren los libros.
Es importante notar que este juicio tiene lugar después del período de 1.260 años de actividad del cuerno pequeño (538–1798 d.C; ver la lección del viernes) pero antes de la instauración del Reino final de Dios. De hecho, tres veces aparece la siguiente secuencia en la visión:
Fase de cuerno pequeño (538–1798)
Juicio celestial
El Reino eterno de Dios
Lee Daniel 7:13, 14, 21, 22, 26 y 27. ¿De qué manera el Juicio beneficia al pueblo de Dios?
El Antiguo Testamento describe varios actos de juicio que se emiten desde el Tabernáculo y el Templo, pero el juicio al que se hace referencia aquí es diferente. Este es un juicio cósmico que afecta no solo al cuerno pequeño sino también a los santos del Altísimo, quienes finalmente reci-birán el reinado.
Daniel 7 no describe el Juicio ni da detalles sobre su comienzo ni fin. Pero da a entender que el Juicio se lleva a cabo después del ataque del cuerno pequeño contra Dios y su pueblo. Por lo tanto, el propósito es enfatizar el comienzo de un juicio de proporciones cósmicas. Al estudiar Daniel 8 y 9 (ver próximas semanas), aprenderemos acerca del momento en que comienza el Juicio y el hecho de que este juicio está relacionado con la purificación del Santuario celestial en el Día de la Expiación celestial. La lección es que indudablemente tendremos un juicio preadvenimiento en el cielo, que estará a favor del pueblo de Dios (Dan. 7:22).
■ ¿Por qué es tan importante que entendamos lo que Jesús logró por nosotros en la Cruz para poder tener seguridad en el Día del Juicio? ¿Qué esperanza tendríamos, o podríamos tener, sin la Cruz? (Ver Rom. 8:1.)
Notas EGW
Martes
“Estuve mirando —dice el profeta Daniel— hasta que fueron puestas sillas: y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él: millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él: el Juez se sentó y los libros se abrieron”. Daniel 7:9, 10.
Así se presentó a la visión del profeta el día grande y solemne en que los caracteres y vidas de los hombres habrán de ser revistados ante el Juez de toda la tierra, y en que a todos los hombres se les dará “conforme a sus obras”. El Anciano de días es Dios, el Padre. El salmista dice: “Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Salmos 90:2. Es él, Autor de todo ser y de toda ley, quien debe presidir en el juicio. Y “millares de millares … y millones de millones” de santos ángeles, como ministros y testigos, están presentes en este gran tribunal (El conflicto de los siglos, pp. 471, 472).
La obra de cada uno pasa bajo la mirada de Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en los libros del cielo, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras…
Todo el más profundo interés manifestado entre los hombres por los fallos de los tribunales terrenales no representa sino débilmente el interés manifestado en los atrios celestiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilen ante el Juez de toda la tierra. El divino Intercesor aboga por que a todos los que han vencido por la fe en su sangre se les perdonen sus transgresiones, a fin de que sean restablecidos en su morada edénica y coronados con él como coherederos del “señorío primero”. Miqueas 4:8 (Exaltad a Jesús, p. 321).
La expulsión del cielo de Satanás como acusador de sus hermanos fue llevada a cabo por la gran obra de Cristo al dar su vida. El plan de redención siguió adelante a pesar de la persistente oposición de Satanás. El hombre fue estimado de suficiente valor para que Cristo sacrificara su vida por él. Como Satanás sabía que el imperio que había usurpado al fin le sería arrebatado, resolvió no ahorrar esfuerzos para destruir al mayor número posible de las criaturas que Dios había hecho a su imagen. Odiaba al hombre porque Cristo había manifestado por él tal amor perdonador y tal compasión, y se preparó ahora para hacerlo objeto de toda clase de engaños por los cuales pudiera perderse; se entregó a su obra con más energía debido a que su propia condición era desesperada (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, pp. 984, 985).
Martes
“Estuve mirando —dice el profeta Daniel— hasta que fueron puestas sillas: y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él: millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él: el Juez se sentó y los libros se abrieron”. Daniel 7:9, 10.
Así se presentó a la visión del profeta el día grande y solemne en que los caracteres y vidas de los hombres habrán de ser revistados ante el Juez de toda la tierra, y en que a todos los hombres se les dará “conforme a sus obras”. El Anciano de días es Dios, el Padre. El salmista dice: “Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Salmos 90:2. Es él, Autor de todo ser y de toda ley, quien debe presidir en el juicio. Y “millares de millares … y millones de millones” de santos ángeles, como ministros y testigos, están presentes en este gran tribunal (El conflicto de los siglos, pp. 471, 472).
La obra de cada uno pasa bajo la mirada de Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en los libros del cielo, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras…
Todo el más profundo interés manifestado entre los hombres por los fallos de los tribunales terrenales no representa sino débilmente el interés manifestado en los atrios celestiales cuando los nombres inscritos en el libro de la vida desfilen ante el Juez de toda la tierra. El divino Intercesor aboga por que a todos los que han vencido por la fe en su sangre se les perdonen sus transgresiones, a fin de que sean restablecidos en su morada edénica y coronados con él como coherederos del “señorío primero”. Miqueas 4:8 (Exaltad a Jesús, p. 321).
La expulsión del cielo de Satanás como acusador de sus hermanos fue llevada a cabo por la gran obra de Cristo al dar su vida. El plan de redención siguió adelante a pesar de la persistente oposición de Satanás. El hombre fue estimado de suficiente valor para que Cristo sacrificara su vida por él. Como Satanás sabía que el imperio que había usurpado al fin le sería arrebatado, resolvió no ahorrar esfuerzos para destruir al mayor número posible de las criaturas que Dios había hecho a su imagen. Odiaba al hombre porque Cristo había manifestado por él tal amor perdonador y tal compasión, y se preparó ahora para hacerlo objeto de toda clase de engaños por los cuales pudiera perderse; se entregó a su obra con más energía debido a que su propia condición era desesperada (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, pp. 984, 985).
Miércoles 19 de febrero
LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE
Lee Daniel 7:13. ¿Quién es este hijo de hombre aquí y cómo lo identificas? (Ver además Mar. 13:26; Mat. 8:20; 9:6; Luc. 9:26; 12:8).
A medida que se desenvuelve el Juicio, una figura más importante entra en escena: uno como hijo de hombre. ¿Quién es? En primer lugar, este hijo de hombre aparece como un personaje celestial individual. Pero, como el título lo indica, también muestra rasgos humanos. En otras palabras, es divino-humano y desempeña un papel activo en el Juicio. En segundo lugar, el Hijo del Hombre que viene en las nubes de los cielos es una imagen común de la Segunda Venida en el Nuevo Testamento. Sin embargo, en Daniel 7:13 específicamente, no se describe a ese hijo de hombre viniendo del cielo a la Tierra, sino desplazándose horizontalmente, de un lugar del cielo a otro para presentarse delante del Anciano de días. En tercer lugar, la representación de ese hijo de hombre que viene en las nubes del cielo sugiere una manifes-tación visible del Señor. Pero estas imágenes también nos recuerdan al sumo sacerdote que, rodeado por una nube de incienso, ingresa al Lugar Santísimo el Día de la Expiación para llevar a cabo la purificación del Santuario.
Este hijo de hombre es también un personaje real. Recibe “dominio, gloria y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran” (Dan. 7:14). El verbo “servir” también se puede traducir como “adorar”. Aparece nueve veces en los capítulos 1 al 7 (Dan. 3:12, 14, 17, 18, 28; 6:16, 20; 7:14, 27) y transmite la idea de rendir homenaje a una deidad. Entonces, como consecuencia del intento de cambiar la Ley de Dios, el sistema religioso representado por el cuerno pequeño corrompe la adoración debida a Dios. El juicio que aquí se describe muestra que finalmente se restablece la verdadera adoración. El sistema de adoración establecido por el sistema papal, entre otros elementos, coloca a un ser humano caído como mediador entre Dios y la humanidad. Da-niel muestra que el único mediador capaz de representar a la humanidad ante Dios es este hijo de hombre. Como dice la Biblia, “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Tim. 2:5).
■ De todo lo que hemos leído en la Biblia acerca de la vida y el carácter de Jesús, ¿qué es lo más reconfortante al saber que él es tan esencial en el juicio que aquí se describe?
Notas EGW
Miércoles
Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divinidad, se asía del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos imparte poder para obedecer. Fue Cristo quien habló a Moisés desde la zarza del monte Horeb diciendo: “YO SOY EL QUE SOY…. Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros”. Éxodo 3:14. Tal era la garantía de la liberación de Israel. Asimismo, cuando vino “en semejanza de los hombres”, se declaró el YO SOY. El Niño de Belén, el manso y humilde Salvador, es Dios, “manifestado en carne”. 1 Timoteo 3:16. Y a nosotros nos dice: “‘YO SOY el buen pastor’. ‘YO SOY el pan vivo’. ‘YO SOY el camino, y la verdad, y la vida’. ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra’. Juan 10:11; 6:51; 14:6; Mateo 28:18. ‘YO SOY la seguridad de toda promesa’. ‘YO SOY; no tengáis miedo’”. “Dios con nosotros” es la seguridad de nuestra liberación del pecado, la garantía de nuestro poder para obedecer la ley del cielo (El Deseado de todas las gentes, p. 16).
Cristo no necesita en su intercesión como nuestro Abogado de la virtud de ningún hombre, ni de la intercesión de ningún hombre. Cristo es el único que lleva los pecados, la única ofrenda por el pecado. Las oraciones y la confesión deben ofrecerse únicamente a Aquel que entró una vez para siempre en el Lugar Santo. Cristo ha declarado: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Él salvará hasta lo sumo a todos los que se allegan a él por fe. Vive siempre para interceder por nosotros (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. p. 925).
En la historia de José, Daniel y sus compañeros, vemos cómo la áurea cadena de la verdad puede ligar a la juventud al trono de Dios. No podían ser tentados a apartarse de su integridad. Valoraron el favor de Dios por encima del favor y la alabanza de los príncipes, y Dios los amó y los cobijó bajo su escudo.
El Señor los honró señaladamente delante de los hombres por su fiel integridad, por su determinación a honrar a Dios por encima de todo poder humano. Fueron honrados por el Señor Jehová de los ejércitos, cuyo poder se extiende sobre todas las obras de sus manos, arriba en el cielo y abajo en la tierra. Estos jóvenes no se avergonzaban de desplegar su verdadero estandarte. Hasta en la corte del rey, en sus palabras, en sus hábitos, en sus prácticas, confesaron su fe en el Señor Dios del cielo. Rehusaron inclinarse ante cualquier mandato terrenal que detrajera el honor de Dios. Tenían fuerza del cielo para confesar su lealtad a Dios (Mensajes para los jóvenes, pp. 24, 25).
Miércoles
Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divinidad, se asía del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos imparte poder para obedecer. Fue Cristo quien habló a Moisés desde la zarza del monte Horeb diciendo: “YO SOY EL QUE SOY…. Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros”. Éxodo 3:14. Tal era la garantía de la liberación de Israel. Asimismo, cuando vino “en semejanza de los hombres”, se declaró el YO SOY. El Niño de Belén, el manso y humilde Salvador, es Dios, “manifestado en carne”. 1 Timoteo 3:16. Y a nosotros nos dice: “‘YO SOY el buen pastor’. ‘YO SOY el pan vivo’. ‘YO SOY el camino, y la verdad, y la vida’. ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra’. Juan 10:11; 6:51; 14:6; Mateo 28:18. ‘YO SOY la seguridad de toda promesa’. ‘YO SOY; no tengáis miedo’”. “Dios con nosotros” es la seguridad de nuestra liberación del pecado, la garantía de nuestro poder para obedecer la ley del cielo (El Deseado de todas las gentes, p. 16).
Cristo no necesita en su intercesión como nuestro Abogado de la virtud de ningún hombre, ni de la intercesión de ningún hombre. Cristo es el único que lleva los pecados, la única ofrenda por el pecado. Las oraciones y la confesión deben ofrecerse únicamente a Aquel que entró una vez para siempre en el Lugar Santo. Cristo ha declarado: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Él salvará hasta lo sumo a todos los que se allegan a él por fe. Vive siempre para interceder por nosotros (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. p. 925).
En la historia de José, Daniel y sus compañeros, vemos cómo la áurea cadena de la verdad puede ligar a la juventud al trono de Dios. No podían ser tentados a apartarse de su integridad. Valoraron el favor de Dios por encima del favor y la alabanza de los príncipes, y Dios los amó y los cobijó bajo su escudo.
El Señor los honró señaladamente delante de los hombres por su fiel integridad, por su determinación a honrar a Dios por encima de todo poder humano. Fueron honrados por el Señor Jehová de los ejércitos, cuyo poder se extiende sobre todas las obras de sus manos, arriba en el cielo y abajo en la tierra. Estos jóvenes no se avergonzaban de desplegar su verdadero estandarte. Hasta en la corte del rey, en sus palabras, en sus hábitos, en sus prácticas, confesaron su fe en el Señor Dios del cielo. Rehusaron inclinarse ante cualquier mandato terrenal que detrajera el honor de Dios. Tenían fuerza del cielo para confesar su lealtad a Dios (Mensajes para los jóvenes, pp. 24, 25).
Jueves 20 de febrero
LOS SANTOS DEL ALTÍSIMO
¿Qué sucede con el pueblo de Dios según los siguientes versículos? Daniel 7:18, 21, 22, 25 y 27.
Los “santos del Altísimo” es una designación del pueblo de Dios. El poder representado por el cuerno pequeño los ataca. Debido a que insisten en permanecer fieles a la Palabra de Dios, son perseguidos durante la época del gobierno papal. Los cristianos también fueron perseguidos durante el tiempo del Imperio Romano pagano (la cuarta bestia), pero la persecución que se menciona en Daniel 7:25 es una persecución de los santos por parte del cuerno pequeño, que surge recién después de que termina la fase pagana de Roma.
Sin embargo, el poder mundano no someterá a la opresión al pueblo de Dios para siempre. El Reino de Dios reemplazará a los reinos del mundo. Curiosamente, en esta visión, al hijo de hombre “le fue dado dominio, gloria y reino” (Dan. 7:14). Pero, en la interpretación brindada por el ángel, son los “santos” quienes reciben el Reino (Dan. 7:18). No hay contradicción aquí. Debido a que este hijo de hombre está relacionado con Dios y con la huma-nidad, su victoria es la victoria de aquellos a quienes él representa.
Cuando el sumo sacerdote le preguntó a Jesús si era el Mesías, el Hijo de Dios, Jesús se remitió al Salmo 110:1 y Daniel 7:13 y 14, y dijo: “Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mar. 14:62). Por lo tanto, Jesús es el que nos representa en el tribunal celestial. Él ya ha derrotado a los poderes de las tinieblas y comparte su triunfo con quienes se acercan a él. Por lo tanto, no hay razón para temer. Como el apóstol Pablo tan acertadamente declara: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 8:37–39).
■ Fíjate con qué precisión la visión de Daniel representa la historia, miles de años antes. ¿En qué medida esto debería ayudarnos a aprender a confiar en todas las promesas de Dios para el futuro?
Notas EGW
Jueves
Esta declaración dirigida a Pedro tiene validez para cada cristiano: “Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”. Lucas 22:31, 32. Gracias a Dios porque no se nos ha dejado solos. Esta es nuestra seguridad. Satanás nunca podrá causar daño eterno al que Cristo haya preparado para la tentación mediante su intercesión, porque en Cristo hay gracia para cada alma, y se ha provisto en él un camino de escape, de manera que nadie necesita caer bajo el poder del enemigo.
Satanás está preparando poderosas y variadas tentaciones para asaltar al pueblo de Dios. Se lo representa como a un león rugiente que busca a alguna alma desprevenida que atrapar con sus sutilezas y para destruirla finalmente. Sin Cristo no podemos dar un solo paso con seguridad. Pero cuánto consuelo podemos encontrar en estas palabras: “He orado por ti, que tu fe no falte”. Satanás no zarandea la paja; quiere tener el trigo en sus manos. Cobremos ánimo y oremos en todo momento (A fin de conocerle, pp. 284, 285).
Por la prueba el Señor examina la fortaleza de sus hijos… Esto lo averigua el Señor probándonos. En el horno de la aflicción nos purifica de toda escoria. Nos envía pruebas, no para causar dolor innecesario, sino para llevarnos a contemplarle, para fortalecer nuestra paciencia, para enseñarnos que si no nos oponemos, sino que confiemos en él, veremos su salvación.
El amor de Cristo por sus hijos es tan vigoroso como tierno. Es un amor más fuerte que la muerte, pues él murió por nosotros. Es un amor más verdadero que el de una madre por su hijo. El amor de la madre puede cambiar, pero el amor de Cristo es inmutable. “Por lo cual estoy seguro”, dice Pablo, “de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:38, 39 (In Heavenly Places, p. 269; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 271).
El reino de la gracia de Dios se está estableciendo, a medida que ahora, día tras día, los corazones que estaban llenos de pecado y rebelión se someten a la soberanía de su amor. Pero el establecimiento completo del reino de su gloria no se producirá hasta la segunda venida de Cristo a este mundo. “El reino y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo” serán dados “al pueblo de los santos del Altísimo”. Daniel 7:27. Heredarán el reino preparado para ellos “desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34. Cristo asumirá entonces su gran poder y reinará.
Las puertas del cielo se abrirán otra vez y nuestro Salvador, acompañado de millones de santos, saldrá como Rey de reyes y Señor de señores. Jehová Emmanuel “será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre”. “El tabernáculo de Dios” estará con los hombres y Dios “morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. Zacarías 14:9; Apocalipsis 21:3 (El discurso maestro de Jesucristo, p. 93).
Jueves
Esta declaración dirigida a Pedro tiene validez para cada cristiano: “Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”. Lucas 22:31, 32. Gracias a Dios porque no se nos ha dejado solos. Esta es nuestra seguridad. Satanás nunca podrá causar daño eterno al que Cristo haya preparado para la tentación mediante su intercesión, porque en Cristo hay gracia para cada alma, y se ha provisto en él un camino de escape, de manera que nadie necesita caer bajo el poder del enemigo.
Satanás está preparando poderosas y variadas tentaciones para asaltar al pueblo de Dios. Se lo representa como a un león rugiente que busca a alguna alma desprevenida que atrapar con sus sutilezas y para destruirla finalmente. Sin Cristo no podemos dar un solo paso con seguridad. Pero cuánto consuelo podemos encontrar en estas palabras: “He orado por ti, que tu fe no falte”. Satanás no zarandea la paja; quiere tener el trigo en sus manos. Cobremos ánimo y oremos en todo momento (A fin de conocerle, pp. 284, 285).
Por la prueba el Señor examina la fortaleza de sus hijos… Esto lo averigua el Señor probándonos. En el horno de la aflicción nos purifica de toda escoria. Nos envía pruebas, no para causar dolor innecesario, sino para llevarnos a contemplarle, para fortalecer nuestra paciencia, para enseñarnos que si no nos oponemos, sino que confiemos en él, veremos su salvación.
El amor de Cristo por sus hijos es tan vigoroso como tierno. Es un amor más fuerte que la muerte, pues él murió por nosotros. Es un amor más verdadero que el de una madre por su hijo. El amor de la madre puede cambiar, pero el amor de Cristo es inmutable. “Por lo cual estoy seguro”, dice Pablo, “de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:38, 39 (In Heavenly Places, p. 269; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 271).
El reino de la gracia de Dios se está estableciendo, a medida que ahora, día tras día, los corazones que estaban llenos de pecado y rebelión se someten a la soberanía de su amor. Pero el establecimiento completo del reino de su gloria no se producirá hasta la segunda venida de Cristo a este mundo. “El reino y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo” serán dados “al pueblo de los santos del Altísimo”. Daniel 7:27. Heredarán el reino preparado para ellos “desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34. Cristo asumirá entonces su gran poder y reinará.
Las puertas del cielo se abrirán otra vez y nuestro Salvador, acompañado de millones de santos, saldrá como Rey de reyes y Señor de señores. Jehová Emmanuel “será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre”. “El tabernáculo de Dios” estará con los hombres y Dios “morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. Zacarías 14:9; Apocalipsis 21:3 (El discurso maestro de Jesucristo, p. 93).
Viernes 21 de febrero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Una mirada rápida a la historia revela que después de la caída del Im-perio Romano, que sobrevino por los ataques de los bárbaros del norte, el obispo de Roma aprovechó el derrocamiento de tres tribus bárbaras y se consolidó como el único poder de Roma a partir de 538 d.C. En este proceso, adoptó varias funciones institucionales y políticas del emperador romano. De allí surgió el Papado, investido con el poder temporal y religioso, hasta que en 1798 Napoleón lo depuso. Esto no le puso fin a Roma, sino solo a esa fase específica de persecución. El Papa no solo pretendía ser el vicario de Cristo, sino además introdujo varias doctrinas y prácticas contrarias a la Biblia. El purgatorio, la penitencia, la confesión verbal oída y el cambio del mandamiento del sábado al domingo se encuentran entre muchos otros cambios de “los tiempos y la ley” introducidos por el Papado.
“Por sí mismo, el hombre no puede enfrentar esas acusaciones del ene-migo. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad delante de Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la Ley de Dios le ha dado toda potestad en el cielo y en la Tierra, y él solicita a su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable. Al acusador de sus hijos, declara: ‘¡Jehová te reprenda, oh Satanás! Estos son la compra de mi sangre, tizones arrancados del fuego’. Y, los que confían en él con fe reciben la consoladora promesa: ‘Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala’ (Zac. 3:4)” (PR 430, 431).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
Repasa todas las características del poder del cuerno pequeño que surge de la cuarta bestia, Roma, y continúa formando parte de ella.
¿Cuál es el único poder que surgió de la Roma pagana hace muchos siglos y que, además de haber perseguido al pueblo de Dios, sigue existiendo en la actualidad?
¿Por qué esta identificación clara debería ayudarnos a protegernos de las especulaciones sobre su identidad, incluida la idea de que el cuerno pequeño se refiere a un rey griego pagano que desapareció de la historia más de un siglo y medio antes de la primera venida de Jesús?
Estas claras señas de identidad, ¿cómo deberían protegernos también de la creencia de que el cuerno pequeño es un poder que surgirá en el futuro?
Notas EGW
Viernes
Exaltad a Jesús, “Anotados en los registros del cielo”, p. 322.
La fe por la cual vivo, “Este mismo Jesús regresará”, p. 353.
Viernes
Exaltad a Jesús, “Anotados en los registros del cielo”, p. 322.
La fe por la cual vivo, “Este mismo Jesús regresará”, p. 353.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 8
Lección 8
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Daniel 7:27.
Enfoque del estudio:
Daniel 7; 2 Tesalonicenses 2:1-12; Romanos 8:1; Marcos 13:26; Lucas 9:26; 1 Timoteo 2:5.
Introducción: Daniel 7 muestra que, después de una secuencia de poderes mundiales que gobiernan el mundo con un poderío despiadado, se dispone el tribunal celestial, y Cristo recibe el poder y el Reino a fin de gobernar para siempre con su pueblo.
Temática de la lección:
1. El cuerno pequeño. De la cuarta bestia con diez cuernos emerge un cuerno pequeño que blasfema a Dios y persigue a su pueblo.
2. El Juicio celestial. El Juicio celestial condena al cuerno pequeño y da liberación y salvación al pueblo de Dios.
3. El hijo de hombre. El hijo de hombre sale del Juicio celestial para vindicar a su pueblo.
3. Los santos del Altísimo. Los “santos” sufren persecución, pero permanecen fieles a Dios.
Aplicación para la vida: A pesar de tanta injusticia, persecución y juicio, el pueblo de Dios puede mirar el futuro con esperanza. Una mirada a esta descripción profética de la historia muestra que la historia humana culminará con el Juicio celestial y el Reino eterno de Cristo. Anhelamos que el Reino eterno de Dios se establezca pronto.
Parte II: COMENTARIO
1. El cuerno pequeño.
El cuerno pequeño crece de entre los otros diez cuernos de la bestia terrible que representa el Imperio Romano. De hecho, arranca tres de los diez reinos que surgen de la Roma pagana. El poder del cuerno pequeño es una extensión de la Roma pagana y, por lo tanto, comparte características esenciales del antiguo Imperio. Usurpa las prerrogativas de Cristo, persigue al pueblo de Dios, cambia la Ley de Dios, habla en contra de Dios y actúa como le place por tres tiempos y medio (1.260 años calendario). Estas actividades indican que esta entidad tiene poder político y religioso, que encaja con el Papado. La historia muestra que la conversión del emperador Constantino, el reconocimiento oficial del domingo como día de adoración, la caída de Roma a manos de los bárbaros y la fundación de Constantinopla en el este fueron factores importantes que favorecieron el ascenso del Papado. Con la desaparición del Imperio Romano occidental pagano, el obispo de Roma llenó el vacío de poder que se creó en Roma con la transferencia de la capital del Imperio Romano a Constantinopla.
Con el decreto del emperador Justiniano en 538 d.C., que declaraba que el Papa era cabeza de todas las iglesias, se abrió la puerta para que el Papado implementara su gobierno. Ahora el obispo de Roma tenía no solo autoridad religiosa sino también poder político. Los papas pronto comenzaron a llamarse pontifex (pontífice), y adoptaron otras costumbres y leyes del Imperio Romano pagano. Por medio de alianzas con poderes temporales, la iglesia perseguida se convirtió en perseguidora. Mediante las Cruzadas y la Inquisición, la iglesia romana infligió un sufrimiento tremendo a muchos que querían permanecer fieles a las enseñanzas bíblicas. Así que, ya durante la Edad Media el Papa llegó a identificarse con el Anticristo (Mat. 24; 2 Tes. 2:3, 4; Apoc. 13:1-10). En 1798, Napoleón encarceló al Papa, poniendo fin a los 1.260 años de gobierno papal.
2. El Juicio celestial.
La escena de la corte celestial de Daniel 7:9 al 14 describe el acontecimiento central del capítulo. Los libros; el Anciano de días en el Trono; y el hijo de hombre, rodeado de nubes celestiales (Dan. 7:13) al presentarse ante el Anciano de días, retrata una escena de juicio en el cielo. El juicio, en las Escrituras, expresa tanto condena como vindicación. Para el cuerno pequeño, el Juicio significa condenación y ocasionará la aniquilación final del cuerno. Pero, para los santos, que han sido perseguidos por el cuerno pequeño, el Juicio significa vindicación, salvación y restauración. A medida que sus nombres se examinan en el Juicio celestial, se los declara inocentes. Ellos son reivindicados y finalmente recibirán el Reino.
Cabe mencionar algunos aspectos de este juicio. En primer lugar, debemos destacar que este juicio comienza después de que el cuerno pequeño asciende al poder, y termina inmediatamente antes de la recompensa de los santos y del castigo del cuerno pequeño. Por lo tanto, a este juicio adecuadamente se lo ha denominado Juicio Investigador. Elena de White menciona los siguientes libros en relación con este juicio: (1) el libro de la vida, que contiene los nombres de quienes han aceptado servir a Dios; (2) el libro de memoria, un registro de las buenas obras de los santos; y (3) un registro de los pecados (CS 472, 473). En bien de la justicia y la transparencia para todos aquellos involucrados y afectados por la decisión final, Dios debe llevar a cabo una investigación para que nadie pueda poner en duda la rectitud de la decisión final. En segundo lugar, debido a que este juicio tiene un alcance cósmico y, según la cronología profética, se está llevando a cabo en este momento, algunos se han preguntado si Dios podría comenzar a juzgar a los vivos en un futuro cercano. Esa preocupación impide el pleno deleite de la vida cristiana. Debemos tener en cuenta que el juicio de los vivos se llevará a cabo solo cuando el tiempo de prueba se cierre y las siete últimas plagas comiencen a derramarse sobre Babilonia (Apoc. 15; 16). Pero, lo más importante es que no debemos temer el Juicio porque el “hijo de hombre” es nuestro representante en el tribunal celestial. Por eso, en lugar de la condenación, el Juicio celestial nos traerá vindicación y liberación.
3. El hijo de hombre.
La designación “hijo de hombre” (bar ’enash, en arameo) vincula a este ser celestial con algunas importantes realidades teológicas e históricas. En primer lugar, el hijo de hombre recuerda a Adán, el padre de la raza humana. Adán fue puesto a cargo de la Creación y se le ordenó ejercer dominio. En contraste con Adán, que ejerció el dominio temporalmente, y los reyes del mundo, que gobernaron durante un tiempo, el hijo de hombre recibe un Reino eterno. Por lo tanto, el hijo de hombre recupera lo que Adán perdió. En segundo lugar, la designación “hijo de hombre” sugiere que él comparte puntos en común con la humanidad. Esta expresión se puede usar para designar a un ser humano (Eze. 2:1). Debido a que en Daniel 7 esta figura es claramente un ser celestial, el título “hijo de hombre” apunta a su vínculo con la humanidad.
Del amplio contexto de las Escrituras, podemos inferir que el hijo de hombre no solo representa a su pueblo en el tribunal celestial, sino también puede identificarse con su pueblo porque participa de su naturaleza humana (Heb. 2:14; 4:15). También debemos observar que el hijo de hombre de Daniel 7 debe identificarse con el Príncipe de los ejércitos (Dan. 8:11), el “varón vestido de lino” (10:5) y Miguel (10:13; 12:1). Para concluir, el hijo de hombre de Daniel 7 claramente es el Mesías Jesucristo, que viene ante la presencia de Dios Padre como representante de los santos (1 Juan 2:1) en el Día antitípico de la Expiación. Esta conexión se hará más clara en el estudio de Daniel 8.
3. Los santos del Altísimo.
Este grupo es el objeto de la persecución del cuerno pequeño y se lo define como “los santos” (Dan. 7:21), “los santos del Altísimo” y como el “pueblo de los santos del Altísimo”, ya que ellos reciben el Reino. También se lo conoce como “pueblo de los santos” en Daniel 8:24, en el contexto de los ataques del cuerno pequeño contra ellos; y en Daniel 12:7, en un contexto de persecución. Esas designaciones del pueblo de Dios como santos se hacen eco de Éxodo 19:6, donde Dios llama a Israel a ser “un reino de sacerdotes, y gente santa”. Por lo tanto, los santos del Altísimo “han de identificarse con los fieles seguidores de Dios que componen su pueblo remanente, que son sus escogidos, separados del resto de las naciones, perseguidos por el poder que se opone a Dios, pero mantienen la fe del Pacto y conservan su confianza en Dios, de quien finalmente reciben un Reino eterno” (Hasel, “The Identity of ‘The Saints of the Most High’ in Daniel 7”, p. 192).
Apocalipsis 12 al 14 describe a los seguidores de Cristo y muestra cómo permanecen fieles durante la crisis final. Juan dice que “el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12:17). Debido a la estrecha relación entre el “testimonio de Jesucristo” y la profecía, “los adventistas del séptimo día interpretan el pasaje de este modo, y creen que el ‘resto’ (o ‘remanente’) se distinguirá por la manifestación del don de profecía en medio de ellos. Creen que el ‘testimonio de Jesucristo’ es el testimonio de Jesús entre ellos mediante el don profético” (CBA 7:827).
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
“Dios le dio a Daniel una visión para que comprendiera que, aunque la violencia y la persecución aumenten en el mundo, Dios lo controla todo. Él es el gran Juez que hará que la verdad finalmente triunfe. Los poderes mundanales, descritos en el sueño de Nabucodonosor y que deterioraron las normas morales, se presentan en Daniel como incrementando su ferocidad y violencia. El clímax de la arrogancia mundanal es patente en el surgimiento del cuerno pequeño que habla ‘grandes cosas’. Mientras los terribles acontecimientos se suceden en la Tierra, en el cielo se establece un tribunal que juzgará todo lo que ocurre en la Tierra de acuerdo con los registros de que se dispone. Y, finalmente, los poderes arrogantes de la Tierra serán condenados y destruidos, mientras que el hijo de hombre y los santos recibirán el dominio eterno que nunca les será arrebatado” (Keough, Dios y nuestro destino, p. 63).
1. ¿Qué sientes ante la perspectiva de un juicio cósmico en el que todos tus pensamientos y acciones serán expuestos ante el tribunal celestial?
2. ¿Cuáles serán los criterios por los que todos son juzgados? Pregúntate: ¿Estoy a la altura de estas normas? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de algunas de las cosas que todavía necesitas superar por la gracia de Dios?
3. ¿Qué supone el hecho de que Jesús sea tu abogado en el Juicio celestial? Explica.
4. Sabiendo que Jesús es nuestro Abogado en el Juicio celestial, ¿cómo deberíamos vivir en la Tierra?
Dios lo bendiga!!!
Hermanos amados gracias por este trabajo.
ResponderBorrarQue Dios los bendiga y sigamos fieles hasta el fin