Lección de Escuela Sabática de Adultos 1er Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 1er Trimestre 2020, Lección 1er Trimestre 2020,
Lección 9: Para el 29 de febrero de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 8; Daniel 2:38; Génesis 11:4; Levítico 16; Hebreos 9:23–28.
PARA MEMORIZAR:
“Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado” (Dan. 8:14).
En 548/547 a.C. se le dio al profeta la visión que se presenta en Daniel 8, que brinda algunas aclaraciones importantes sobre el juicio al que se hace referencia en Daniel 7. A diferencia de las visiones de Daniel 2 y 7, la visión de Daniel 8 omite a Babilonia y comienza con Medopersia, porque en ese entonces Babilonia estaba en decadencia y los persas estaban a punto de reemplazar a Babilonia como la próxima potencia mundial. La visión de Daniel 8 es paralela a la de Daniel 7. El lenguaje y los símbolos cambian en Daniel 8, porque se analiza en detalle la purificación del Santuario celestial en relación con el Día de la Expiación celestial. Por ello, la contribución especial de Daniel 8 radica en su énfasis en aspectos del Santuario celes-tial. Mientras Daniel 7 muestra al tribunal celestial y a uno como hijo de hombre que recibe el Reino, Daniel 8 muestra la purificación del Santuario celestial. Entonces, como indican los paralelismos entre estos dos capítulos, la purificación del Santuario celestial representada en Daniel 8 corresponde a la escena del Juicio de Daniel 7.
EL CARNERO Y EL MACHO CABRÍO
Lee Daniel 8. ¿De qué se trata esta visión y cómo se compara con lo que hemos visto en Daniel 2 y 7?
Al igual que en Daniel 2 y 7, esta es otra visión del surgimiento y la caída de los imperios mundiales, aunque con un simbolismo diferente. Este sim-bolismo está directamente relacionado con el Santuario de Dios. En este caso, se utilizan los símbolos de un carnero y un macho cabrío, o chivo (NTV, DHH, PDT), debido a su conexión con el ritual del Santuario en el Día de la Expiación, una ocasión de juicio en el antiguo Israel. Los carneros y los machos cabríos se utilizaban como ofrendas sacrificiales en el servicio del Santuario. Pero los dos se mencionan juntos solo en el Día de la Expiación. Por lo tanto, aquí se elige intencionalmente a estos dos animales para evocar el Día de la Expiación, que es un énfasis importante de la visión.
A medida que se desarrolla la visión, Daniel ve un carnero que embiste en tres direcciones diferentes: hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur (Dan. 8:4). Este movimiento triple indica la expansión de este poder: “Nin-guna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía” (Dan. 8:4). Como explica el ángel, el carnero con dos cuernos representa el Imperio Medopersa (Dan. 8:20), y las tres direcciones muy probablemente señalen literalmente las tres conquistas principales de esta potencia mundial.
A continuación, aparece un macho cabrío con un gran cuerno, que re-presenta el Imperio Griego bajo el mando de Alejandro Magno (Dan. 8:21). El hecho de que el macho cabrío se mueva “sin tocar tierra” (Dan. 8:5) significa que avanza rápidamente. Este simbolismo refleja la rapidez de la conquista de Alejandro, que Daniel 7 presenta como un leopardo alado. Pero, como lo indica la profecía, cuando el macho cabrío estaba “en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado” (Dan. 8:8) y dio paso a cuatro cuernos, que se extienden a los cuatro cuadrantes de la brújula. Esto se cumple cuando Alejandro muere en Babilonia en junio de 323 a.C. a los 33 años, y su reino se divide entre sus cuatro generales.
■ Entre Daniel 2:38 y Daniel 8:20 y 21, se mencionan tres de los cuatro imperios revelados en las visiones. Este hecho sorprendente ¿cómo debería ayudarnos a confirmar la exactitud de nuestra interpretación de estas profecías?
EL SURGIMIENTO DEL CUERNO PEQUEÑO
Lee con atención Daniel 8:8 al 12. ¿En qué direcciones se mueve este cuerno pequeño y por qué es importante entender esto?
Después de describir los cuatro cuernos que se extienden a los cuatro vientos del cielo, el texto bíblico dice que de uno surgió un cuerno pequeño. La pregunta es si este cuerno/poder proviene de uno de los cuatro cuernos que, como vimos ayer, representan a los cuatro generales de Alejandro, o de uno de los cuatro vientos. La estructura gramatical del texto en el idioma original indica que este cuerno proviene de uno de los cuatro vientos del cielo. Y, dado que este poder surge después del Imperio Griego y sus cuatro ramificaciones, una interpretación común es que este cuerno es Roma, pri-mero pagana y luego papal. “Este cuerno pequeño representa a Roma en sus dos fases: pagana y papal. Daniel vio a Roma primero en su fase imperial y pagana cuando combatía contra el pueblo judío y los cristianos primitivos, y después en su fase papal, que continúa hasta nuestros días y se proyecta hacia el futuro” (CBA 4:868).
De acuerdo con el texto bíblico, el cuerno pequeño en primer lugar efectuó un movimiento horizontal y “creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa” (Dan. 8:9). Estas tres direcciones corresponden a las tres regiones principales que cayeron bajo el dominio de la Roma pagana.
A medida que el cuerno pequeño se convierte en el actor principal de la visión, su expansión vertical recibe atención detallada. En este sentido, existe una estrecha correspondencia entre este cuerno de Daniel 8 y el cuerno pequeño de Daniel 7, como lo muestra la siguiente comparación: (1) ambos cuernos son pequeños al principio (Dan. 7:8; 8:9); (2) ambos se hacen grandes posteriormente (Dan. 7:20; 8:9); (3) ambos son poderes perseguidores (Dan. 7:21, 25; 8:10, 24); (4) ambos se exaltan a sí mismos y son blasfemos (Dan. 7:8, 20, 25; 8:10, 11, 25); (5) ambos atacan al pueblo de Dios (Dan. 7:25; 8:24); (6) ambos tienen aspectos de su actividad que están delineados por el tiempo profético (Dan. 7:25; 8:13, 14); (7) ambos llegan hasta el tiempo del fin (Dan. 7:25, 26; 8:17, 19); y (8) ambos sufren una destrucción sobrenatural (Dan. 7:11, 26; 8:25). Finalmente, dado que el cuerno pequeño de Daniel 7 representa al Papado, la expansión vertical del cuerno pequeño en Daniel 8 debe re-presentar el mismo poder. Por ende, al igual que en Daniel 2 y 7, la última potencia principal es Roma, tanto pagana como papal.
EL ATAQUE AL SANTUARIO
Lee Daniel 8:10 al 12. ¿Qué tipo de actividad realiza el cuerno pequeño?
En Daniel 8:10, el cuerno pequeño intenta replicar, en el nivel espiritual, los esfuerzos de los constructores de Babel (Gén. 11:4). Los términos “ejército” y “estrellas” pueden referirse al pueblo de Dios del Antiguo Testamento. A Israel se lo llama huestes/ejércitos del Señor (Éxo. 12:41). Daniel también muestra que los fieles de Dios brillan como las estrellas (Dan. 12:3). Obvia-mente, esto no es un ataque literal a los cuerpos celestes, sino una persecu-ción al pueblo de Dios, cuya “ciudadanía está en los cielos” (Fil. 3:20). Aunque miles de cristianos fueron asesinados por emperadores paganos, el enfoque ahora está en las actividades verticales del cuerno pequeño. Por lo tanto, el cumplimiento final de esta profecía debe asociarse con la Roma papal y su persecución a través de los siglos.
Además, Daniel 8:11 habla de un “príncipe”, que se menciona en otros lugares de Daniel como el “Mesías Príncipe” (Dan. 9:25), “Miguel vuestro príncipe” (Dan. 10:21) y “Miguel, el gran príncipe” (Dan. 12:1). Nadie más que Jesucristo podría ser el referente de esta expresión. Jesucristo es el Príncipe del “ejército” mencionado anteriormente y nuestro Sumo Sacerdote en el cielo. Por lo tanto, el Papado y el sistema religioso que representa ciegan e intentan reemplazar el papel sacerdotal de Jesús.
En Daniel 8:11, el “continuo sacrificio” aparece relacionado con el San-tuario terrenal para designar los diversos aspectos continuos de los servi-cios rituales, incluidos los sacrificios y la intercesión. Es a través de estos servicios que los pecadores reciben el perdón y los pecados quedan en el Tabernáculo. Este sistema terrenal representa el ministerio intercesor de Cristo en el Santuario celestial. Entonces, como predice la profecía, el Papado intercambia la intercesión de Cristo por la intercesión de los sacerdotes y los santos. Mediante esa adoración falsa, el cuerno pequeño quita el minis-terio intercesor de Cristo y simbólicamente derriba el lugar del Santuario de Cristo.
“Y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó” (Dan. 8:12). Jesús afirma que él es la Verdad (Juan 14:6) y también señala a la Palabra de Dios como la verdad (Juan 17:17). En contraste, el Papado prohibió en el pasado la traducción de la Biblia al lenguaje del pueblo, pone la interpreta-ción de la Biblia bajo la autoridad de la iglesia y coloca la tradición a la par de la Biblia como norma suprema de fe.
■ Este estudio, ¿qué debiera decirnos acerca de cuán precioso e importante es realmente el conocimiento de la verdad bíblica en contraste con las tradiciones humanas?
LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO
Lee Daniel 8:14. ¿Qué es lo que ocurre aquí?
Luego del devastador ataque del cuerno, se anuncia que el Santuario será purificado. Para entender este mensaje, debemos tener en cuenta que la purificación del Santuario que se menciona en Daniel 8:14 corresponde a la escena del juicio descrita en Daniel 7:9 al 14. Y, como ese juicio tiene lugar en el cielo, el Santuario también debe estar ubicado en el cielo. Por ende, mien-tras Daniel 7 describe la intervención de Dios en los asuntos humanos y la forma en que él se relaciona con ellos desde una perspectiva judicial, Daniel 8 describe el mismo acontecimiento desde una perspectiva del Santuario.
El Santuario terrenal se diseñó según el modelo de su contraparte celes-tial y servía para ilustrar las amplias implicaciones del plan de salvación. Todos los días los pecadores llevaban sus sacrificios al Santuario, donde recibían el perdón de sus pecados confesados, ya que, en cierto sentido, los pecados se transferían al Santuario. Como resultado, el Santuario se con-taminaba. Por lo tanto, se necesitaba un proceso periódico de purificación para limpiar el Santuario de los pecados registrados en él. Se lo denominaba el Día de la Expiación y tenía lugar una vez al año (ver Lev. 16).
¿Por qué el Santuario celestial necesita ser purificado? Por analogía, podemos decir que los pecados confesados de aquellos que han aceptado a Jesús han sido “transferidos” al Santuario celestial, al igual que los pecados de los israelitas arrepentidos se transferían al Santuario terrenal. En el Día de la Expiación terrenal, se sacrificaba una gran cantidad de animales, lo que simbolizaba la futura muerte de Jesús, razón por la cual los pecadores podían mantenerse en pie en el Día de la Expiación.
Y así como ocurría esto en el Día de la Expiación terrenal, cuando se purificaba el Santuario, ¿cuánto más en el Santuario celestial, donde úni-camente la sangre de Cristo nos saca airosos del Juicio? La purificación del Santuario, descrita en Daniel 8:14, es la contraparte celestial del servicio terrenal, cuyo mensaje básico es: como pecadores, necesitamos la sangre del Mesías para que nuestros pecados sean perdonados y nos permita estar de pie en el Juicio.
Lee Hebreos 9:23 al 28. ¿Cómo revelan estos versículos la salvación que tenemos en Jesús a través de su sacrificio por nosotros?
EL CALENDARIO PROFÉTICO
Lee Daniel 8:13. ¿De qué se trata la pregunta y cómo nos ayuda a entender la respuesta en el siguiente versículo?
¿Cuál es el calendario de las 2.300 tardes y mañanas? En primer lugar, debemos tener en cuenta que después de que Daniel ve el carnero y el macho cabrío, seguidos de las acciones del cuerno pequeño y el daño causado por este, la visión se transforma en una pregunta en Daniel 8:13. Esta pregunta se refiere especialmente a lo que sucederá al final de ese período profético, no a su duración. Además, este período no puede limitarse solo a la duración del accionar del cuerno pequeño, porque el término visión incluye todo: desde el carnero hasta las actividades del cuerno pequeño. Por lo tanto, este debe ser un largo período histórico y real.
A la pregunta: “¿Hasta cuándo durará la visión?” (carnero [Medopersia], macho cabrío [Grecia], y el cuerno pequeño y sus acciones [Roma, pagana y papal]), el otro ser celestial respondió: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado” (Dan. 8:14). Como ya se ha señalado, este período es muy largo porque comienza durante la época del Imperio Medopersa y se extiende a lo largo del período del Imperio Griego y la Roma pagana y papal, miles de años. Según el método de interpretación historicista (ver lección Nº 1), este período profético debe calcularse sobre la base del principio de día por año, lo que significa que las 2.300 tardes y mañanas corresponden a un período de 2.300 años. De lo contrario, los 2.300 días serían un poco más de seis años, un tiempo increíblemente corto para todos los acontecimientos de la visión. Por lo tanto, debe aplicarse el principio de día por año.
Daniel 8 no brinda ninguna información que nos permita calcular el comienzo de este período, con el que, por supuesto, se podría establecer el final. Pero Daniel 9 ofrece esa información crucial (ver la lección de la próxima semana).
■ Los 2.300 años de esta profecía constituyen la profecía más larga de la Biblia. Piénsalo: ¡2.300 años! Eso es mucho tiempo, especialmente en comparación con la cantidad de años que vivimos ahora. Este contraste, ¿cómo puede ayudarnos a aprender a ser pacientes con Dios y con nuestra expectativa de la duración de los acontecimientos finales?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
A continuación se muestra una gráfica que resume lo que hemos visto hasta ahora con respecto a la secuencia de reinos que aparece en Daniel 2, 7 y 8. ¿Qué nos dice esto acerca de la purificación del Santuario?
Como se puede ver aquí, hay paralelismos entre los capítulos. No solamente las naciones se describen en forma paralela: la escena del juicio de Daniel 7 –que aparece después de los 1.260 años [538–1798 d.C.] de la Roma papal– es directamente análoga a la purificación del Santuario, que en Da-niel 8 aparece después de Roma también. En resumen, este juicio celestial de Daniel 7, el juicio que conduce al fin del mundo, equivale a la purificación del Santuario de Daniel 8. Aquí se nos dan dos descripciones diferentes de lo mismo, y ambas tienen lugar después del período de persecución de 1.260 años perpetrado por la potencia del cuerno pequeño.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. La gráfica anterior, ¿cómo nos muestra que la purificación del San-tuario, que es equivalente al juicio de Daniel 7, debe ocurrir en al-gún momento después de la profecía de 1.260 años del cuerno pe-queño, pero antes del establecimiento del Reino final de Dios?
2. La profecía de Daniel 8 describe la historia como algo violento y lle-no de maldad. Los dos animales, que simbolizan dos imperios mun-diales, luchan entre sí (Dan. 8:8–12). La potencia del cuerno peque-ño que aparece después de ellos es un poder violento y perseguidor (Dan. 8:23–25). Por consiguiente, las Escrituras aquí no intentan minimizar la realidad del sufrimiento en este mundo. ¿Cómo debería esto ayudarnos a aprender a confiar en Dios y en su bondad a pesar de la realidad del mal que vemos a nuestro alrededor?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Daniel 8:14.
Enfoque del estudio:
Daniel 8; 2:38; Génesis 11:4; Levítico 16; Hebreos 9:23-28.
Introducción: El tema principal de Daniel 8 es el Día de la Expiación celestial. Por esta razón, los animales simbólicos que representan los imperios mundiales son el carnero y el macho cabrío, dos animales sacrificiales que aparecen en el servicio del Santuario hebreo, pero solo el Día de la Expiación.
Temática de la lección:
1. El cuerno pequeño. El cuerno pequeño representa el poder que ataca el Santuario de Dios y al pueblo de Dios. Este poder representa a Roma en sus fases pagana y papal.
2. El Día de la Expiación. Un tema central del mensaje profético que transmite este capítulo es la purificación del Santuario, que según el sistema ritual del Tabernáculo terrenal se llevaba a cabo el Día de la Expiación.
Aplicación para la vida: En nuestras luchas diarias con el pecado y el sufrimiento, no estamos solos. Tenemos un Sumo Sacerdote en el Santuario celestial que desempeña un ministerio especial en nuestro favor. Nosotros podemos disfrutar la manifestación de la gracia de Dios y compartir nuestra certeza con los que nos rodean. El mensaje del Santuario no solo nos muestra que somos perdonados sino además apunta a la erradicación definitiva del pecado.
Parte II: COMENTARIO
Examinemos más de cerca los temas de la lección bosquejados anteriormente:
1. El cuerno pequeño.
Mientras que en el capítulo 7 el cuerno pequeño crece de la cuarta bestia (la Roma pagana), el cuerno pequeño del capítulo 8 surge de uno de los puntos cardinales. Algunos comentadores aducen que este cuerno representa a Antíoco IV, un rey seléucida, proveniente de una de las cuatro divisiones del Imperio Griego de Alejandro, y que invadió Jerusalén, profanó el Templo y persiguió a los judíos. Sin embargo, una mirada minuciosa al texto bíblico indica otro referente, una interpretación que tiene más validez por dos razones principales.
En primer lugar, debemos señalar que algunas traducciones bíblicas dan la impresión de que el cuerno pequeño viene de uno de los cuatro cuernos que sucedió al cuerno notable del macho cabrío griego. Si fuese así, podría armonizar con Antíoco. No obstante, el texto hebreo indica que el cuerno pequeño viene de uno de los puntos cardinales. El texto hebreo dice: “Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa” (Dan. 8:8). Hay indicaciones claras en el texto hebreo que sugieren que, en la frase “de uno de ellos”, el antecedente de “ellos” es “los cuatro vientos del cielo”. Si es así, el cuerno pequeño debió haber surgido de uno de los puntos cardinales. En segundo lugar, el cuerno es pequeño al comienzo, pero se vuelve extremadamente grande. Antíoco nunca fue un rey tan grande. A pesar de su ataque a los judíos, posteriormente fue derrotado por los romanos y tuvo que regresar humillado a su hogar. En tercer lugar, debido al principio de recapitulación vigente en las visiones de Daniel, sabemos que la escena descrita en Daniel 8:9 al 14 corresponde a la escena de juicio celestial de Daniel 7:9 al 14. Por consiguiente, el Santuario atacado por el cuerno pequeño debe ser el Santuario celestial, no el Templo de Jerusalén profanado por Antíoco.
Debido a que Antíoco no se ajusta a las características del cuerno pequeño, surge la pregunta: ¿a qué entidad se refiere el cuerno pequeño? A estas alturas, tenemos en cuenta el paralelismo entre las visiones proféticas de Daniel. Por lo tanto, el cuerno pequeño de Daniel 8 debe corresponder al cuerno pequeño de Daniel 7. En consecuencia, la Roma papal aflora como el referente más obvio para el cuerno pequeño de Daniel 8. Sin embargo, parece haber una diferencia sutil que vale la pena señalar entre los cuernos de Daniel 7 y 8. El cuerno pequeño de Daniel 7 surge de la cuarta bestia, lo que indica que la Roma papal es la continuación o extensión de la Roma imperial. En contraste, el cuerno pequeño de Daniel 8 aparentemente no surge de ninguna bestia, lo que puede sugerir que representa dos fases continuas de la opresión romana: primeramente, la fase imperial romana, la expansión horizontal (Dan. 8:9); y luego la fase papal romana, la expansión vertical. Es interesante notar que en Daniel 7 el cuerno pequeño intenta cambiar la Ley de Dios; en Daniel 8 dirige su ataque al príncipe del Santuario y los cimientos del propio Santuario. Esos símbolos indican que el sistema papal implementa una falsificación del plan de salvación. Ataca tanto la Ley de Dios como el plan de salvación de Dios.
2. El Día de la Expiación.
En vista de las actividades agresivas del cuerno pequeño contra el Santuario y su ministerio (la imposición de un sistema de adoración falso por parte del Papado), surge la pregunta: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?” (Dan. 8:13, énfasis añadido). Esta pregunta presupone que pasará mucho tiempo antes de que el Santuario pueda restaurarse, porque la palabra “visión” aquí se refiere a la visión del carnero y el macho cabrío, que se extiende desde la época del Imperio Persa hasta el momento de las malas acciones del cuerno pequeño. Antes de considerar la respuesta a esta pregunta de “hasta cuándo”, consideremos las imágenes del Santuario de Daniel 8:9 al 14.
Esta parte de Daniel 8 está llena de imágenes y terminología del Santuario. Palabras como “ejército”, “príncipe”, “continuo sacrificio” y “santuario” nos recuerdan el sistema ritual hebreo. “Ejército” (tsaba’) puede designar a los encargados del servicio del Santuario; “príncipe” (sar) puede designar al sumo sacerdote; “continuo sacrificio” (tamid) es una frase que se usa para calificar algunas actividades religiosas del Santuario que sucedían continuamente, como el incienso, los sacrificios, etc. Ten en cuenta que la palabra “sacrificio” que se usa en algunas versiones de la Biblia no aparece en el original. Los traductores la añadieron al asumir que la profecía se refiere a la suspensión de los sacrificios del Templo por parte de Antíoco IV. De hecho, la mejor traducción para palabra hebrea tamid quizá sea “continuidad” o “regularidad” y se refiere a las diferentes actividades del servicio del Santuario, que incluyen las ofrendas sacrificiales, aunque no se limitan a ellas. Curiosamente, una de las dos palabras que se utilizan aquí para santuario (qodesh) aparece en Levítico 16, en el contexto del Día de la Expiación (la otra es miqdash). Además, el paralelismo entre esta escena del Santuario y el juicio celestial descrito en Daniel 7:9 al 14 indica que ambas visiones representan el mismo acontecimiento. Por lo tanto, el Santuario al que se hace referencia en Daniel 8:14 debe estar situado en el cielo.
Ahora viene la respuesta a la pregunta planteada en Daniel 8:13: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?” La respuesta es: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado” (vers. 14). Esta respuesta de uno de los seres celestiales nos informa que el Santuario, que según la descripción es atacado, se purificará después de 2.300 años (aplicando el principio de día por año). Un calendario tan largo coincide con el marco de tiempo que presupone la pregunta, que se remonta a la época del carnero persa. Aunque no se informa cuándo comienza ni termina este período, es evidente que debe comenzar en algún momento durante el período persa. Pero, el ser celestial establece claramente lo que sucederá cuando este largo período termine: concretamente, la purificación del Santuario. En el calendario religioso de los israelitas había un día especial asignado para la purificación del Santuario: el Día de la Expiación. En esas ocasiones, el Tabernáculo se purificaba (taher) de los pecados del pueblo de Dios. Daniel 8 menciona un tiempo para la purificación del Santuario celestial. Esa acción la anuncia el verbo nitsdaq, que significa ser restaurado, limpiado y reivindicado. Por ende, las ideas principales que transmite este verbo son que
(1) el Santuario debe purificarse de los pecados del pueblo de Dios;
(2) el ministerio de intercesión de Dios en el Santuario celestial debe restaurarse;
(3) Dios debe ser vindicado por la profanación de su Santuario. El sistema papal introdujo distorsiones en el plan de salvación, y usurpó la obra intercesora de Cristo mediante el sacramento de la misa, la penitencia y la absolución de los pecados por parte de los sacerdotes humanos. De la información dada en Daniel 9:23 al 27, podemos determinar que el año 457 a.C. marcó el inicio de este período profético de 2.300 años. Por lo tanto, el final de este período profético debe concluir en el año 1844 d.C.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
1. ¿Qué piensas de la idea de que el Papado distorsionó la verdad de Dios y estableció un sistema de adoración distorsionado?
2. De los símbolos y el lenguaje utilizados en Daniel 8, ¿qué puedes aprender sobre el método de enseñanza de Dios?
3. Reflexiona en esta declaración de Elena de White: “Mientras prosigue el Juicio Investigador en el cielo, mientras los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del Santuario, debe haber una obra especial de purificación, de eliminación del pecado, entre el pueblo de Dios en la Tierra” (CS 421).
4. ¿Qué relación hay entre la purificación del Santuario y la purificación de tu vida como seguidor de Cristo? ¿Puedes pensar en algún pecado que debas abandonar para sentir que eres totalmente leal a Jesús?
5. ¿Qué diferencia ves entre la obra que Jesús consumó en la Cruz y su ministerio en el Santuario celestial? ¿Cuál es la relevancia de cada uno de ellos en tu vida?
6. ¿Por qué Dios necesita efectuar un juicio investigador en el Santuario celestial? ¿Por qué no tomar una decisión divina instantánea sobre el destino final de los profesos seguidores de Cristo? ¿Qué revela este procedimiento judicial sobre el carácter de Dios?
Dios lo bendiga!!!
DE LA CONTAMINACIÓN A LA PURIFICACIÓN
Sábado 22 de febrero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 8; Daniel 2:38; Génesis 11:4; Levítico 16; Hebreos 9:23–28.
PARA MEMORIZAR:
“Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado” (Dan. 8:14).
En 548/547 a.C. se le dio al profeta la visión que se presenta en Daniel 8, que brinda algunas aclaraciones importantes sobre el juicio al que se hace referencia en Daniel 7. A diferencia de las visiones de Daniel 2 y 7, la visión de Daniel 8 omite a Babilonia y comienza con Medopersia, porque en ese entonces Babilonia estaba en decadencia y los persas estaban a punto de reemplazar a Babilonia como la próxima potencia mundial. La visión de Daniel 8 es paralela a la de Daniel 7. El lenguaje y los símbolos cambian en Daniel 8, porque se analiza en detalle la purificación del Santuario celestial en relación con el Día de la Expiación celestial. Por ello, la contribución especial de Daniel 8 radica en su énfasis en aspectos del Santuario celes-tial. Mientras Daniel 7 muestra al tribunal celestial y a uno como hijo de hombre que recibe el Reino, Daniel 8 muestra la purificación del Santuario celestial. Entonces, como indican los paralelismos entre estos dos capítulos, la purificación del Santuario celestial representada en Daniel 8 corresponde a la escena del Juicio de Daniel 7.
Notas EGW
Sábado
Las Escrituras contestan con claridad a la pregunta: ¿Qué es el Santuario? La palabra “santuario”, tal cual la usa la Biblia, se refiere, en primer lugar, al tabernáculo que construyó Moisés, como figura o imagen de las cosas celestiales; y, en segundo lugar, al “verdadero tabernáculo” en el cielo, hacia el cual señalaba el Santuario terrenal. Muerto Cristo, terminó el ritual típico. El “verdadero tabernáculo” en el cielo es el Santuario del nuevo pacto. Y como la profecía de Daniel 8:14 se cumple en esta dispensación, el santuario al cual se refiere debe ser el santuario del nuevo pacto. Cuando terminaron los 2.300 días, en 1844, hacía muchos siglos que no había Santuario en la tierra. De manera que la profecía: “Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el santuario”, se refiere indudablemente al Santuario que está en el cielo.
Pero queda aún la pregunta más importante por contestar: ¿Qué es la purificación del santuario? En el Antiguo Testamento se hace mención de un servicio tal con referencia al Santuario terrenal. ¿Pero puede haber algo que purificar en el cielo? En el noveno capítulo de la Epístola a los Hebreos, se menciona claramente la purificación de ambos santuarios, el terrenal y el celestial. “Según la ley, casi todas las cosas son purificadas con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión. Fue pues necesario que las representaciones de las cosas celestiales fuesen purificadas con estos sacrificios, pero las mismas cosas celestiales, con mejores sacrificios que estos” (Hebreos 9:22, 23, VM), a saber, la preciosa sangre de Cristo (El conflicto de los siglos, p. 412).
El Día de la Expiación, el sumo sacerdote, después de haber tomado una víctima ofrecida por la congregación, iba al Lugar Santísimo con la sangre de dicha víctima y rociaba con ella el propiciatorio, encima mismo de la ley, para dar satisfacción a sus exigencias. Luego, en calidad de mediador, tomaba los pecados sobre sí y los llevaba fuera del Santuario. Poniendo sus manos sobre la cabeza del segundo macho cabrío, confesaba sobre él todos esos pecados, transfiriéndolos así figurativamente de él al macho cabrío emisario. Este los llevaba luego lejos y se los consideraba como si estuviesen para siempre quitados y echados lejos del pueblo.
Tal era el servicio que se efectuaba como “mera representación y sombra de las cosas celestiales”. Y lo que se hacía típicamente en el Santuario terrenal, se hace en realidad en el Santuario celestial. Después de su ascensión, nuestro Salvador empezó a actuar como nuestro Sumo Sacerdote. San Pablo dice: “No entró Cristo en un Lugar Santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros”. Hebreos 9:24 (VM) (El conflicto de los siglos, pp. 414, 415).
Sábado
Las Escrituras contestan con claridad a la pregunta: ¿Qué es el Santuario? La palabra “santuario”, tal cual la usa la Biblia, se refiere, en primer lugar, al tabernáculo que construyó Moisés, como figura o imagen de las cosas celestiales; y, en segundo lugar, al “verdadero tabernáculo” en el cielo, hacia el cual señalaba el Santuario terrenal. Muerto Cristo, terminó el ritual típico. El “verdadero tabernáculo” en el cielo es el Santuario del nuevo pacto. Y como la profecía de Daniel 8:14 se cumple en esta dispensación, el santuario al cual se refiere debe ser el santuario del nuevo pacto. Cuando terminaron los 2.300 días, en 1844, hacía muchos siglos que no había Santuario en la tierra. De manera que la profecía: “Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el santuario”, se refiere indudablemente al Santuario que está en el cielo.
Pero queda aún la pregunta más importante por contestar: ¿Qué es la purificación del santuario? En el Antiguo Testamento se hace mención de un servicio tal con referencia al Santuario terrenal. ¿Pero puede haber algo que purificar en el cielo? En el noveno capítulo de la Epístola a los Hebreos, se menciona claramente la purificación de ambos santuarios, el terrenal y el celestial. “Según la ley, casi todas las cosas son purificadas con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión. Fue pues necesario que las representaciones de las cosas celestiales fuesen purificadas con estos sacrificios, pero las mismas cosas celestiales, con mejores sacrificios que estos” (Hebreos 9:22, 23, VM), a saber, la preciosa sangre de Cristo (El conflicto de los siglos, p. 412).
El Día de la Expiación, el sumo sacerdote, después de haber tomado una víctima ofrecida por la congregación, iba al Lugar Santísimo con la sangre de dicha víctima y rociaba con ella el propiciatorio, encima mismo de la ley, para dar satisfacción a sus exigencias. Luego, en calidad de mediador, tomaba los pecados sobre sí y los llevaba fuera del Santuario. Poniendo sus manos sobre la cabeza del segundo macho cabrío, confesaba sobre él todos esos pecados, transfiriéndolos así figurativamente de él al macho cabrío emisario. Este los llevaba luego lejos y se los consideraba como si estuviesen para siempre quitados y echados lejos del pueblo.
Tal era el servicio que se efectuaba como “mera representación y sombra de las cosas celestiales”. Y lo que se hacía típicamente en el Santuario terrenal, se hace en realidad en el Santuario celestial. Después de su ascensión, nuestro Salvador empezó a actuar como nuestro Sumo Sacerdote. San Pablo dice: “No entró Cristo en un Lugar Santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros”. Hebreos 9:24 (VM) (El conflicto de los siglos, pp. 414, 415).
Domingo 23 de febrero
EL CARNERO Y EL MACHO CABRÍO
Lee Daniel 8. ¿De qué se trata esta visión y cómo se compara con lo que hemos visto en Daniel 2 y 7?
Al igual que en Daniel 2 y 7, esta es otra visión del surgimiento y la caída de los imperios mundiales, aunque con un simbolismo diferente. Este sim-bolismo está directamente relacionado con el Santuario de Dios. En este caso, se utilizan los símbolos de un carnero y un macho cabrío, o chivo (NTV, DHH, PDT), debido a su conexión con el ritual del Santuario en el Día de la Expiación, una ocasión de juicio en el antiguo Israel. Los carneros y los machos cabríos se utilizaban como ofrendas sacrificiales en el servicio del Santuario. Pero los dos se mencionan juntos solo en el Día de la Expiación. Por lo tanto, aquí se elige intencionalmente a estos dos animales para evocar el Día de la Expiación, que es un énfasis importante de la visión.
A medida que se desarrolla la visión, Daniel ve un carnero que embiste en tres direcciones diferentes: hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur (Dan. 8:4). Este movimiento triple indica la expansión de este poder: “Nin-guna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía” (Dan. 8:4). Como explica el ángel, el carnero con dos cuernos representa el Imperio Medopersa (Dan. 8:20), y las tres direcciones muy probablemente señalen literalmente las tres conquistas principales de esta potencia mundial.
A continuación, aparece un macho cabrío con un gran cuerno, que re-presenta el Imperio Griego bajo el mando de Alejandro Magno (Dan. 8:21). El hecho de que el macho cabrío se mueva “sin tocar tierra” (Dan. 8:5) significa que avanza rápidamente. Este simbolismo refleja la rapidez de la conquista de Alejandro, que Daniel 7 presenta como un leopardo alado. Pero, como lo indica la profecía, cuando el macho cabrío estaba “en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado” (Dan. 8:8) y dio paso a cuatro cuernos, que se extienden a los cuatro cuadrantes de la brújula. Esto se cumple cuando Alejandro muere en Babilonia en junio de 323 a.C. a los 33 años, y su reino se divide entre sus cuatro generales.
■ Entre Daniel 2:38 y Daniel 8:20 y 21, se mencionan tres de los cuatro imperios revelados en las visiones. Este hecho sorprendente ¿cómo debería ayudarnos a confirmar la exactitud de nuestra interpretación de estas profecías?
Notas EGW
Domingo
Mientras Daniel se aferraba a Dios con una confianza inquebrantable, se manifestó en él el espíritu del poder profético. Al mismo tiempo que recibía instrucciones de los hombres acerca de los deberes que debía cumplir en la corte, Dios le enseñaba a leer los misterios de lo por venir, y a registrar para las generaciones futuras, mediante figuras y símbolos, acontecimientos que abarcaban la historia de este mundo hasta el fin del tiempo (Profetas y reyes, pp. 355, 356).
Cual áureo tesoro, la verdad había sido confiada al pueblo hebreo. El sistema de culto judaico, que llevaba la firma celestial, había sido instituido por Cristo mismo. Las grandes verdades de la redención se hallaban veladas tras los tipos y los símbolos. Sin embargo, cuando Cristo vino, no reconocieron a Aquel a quien señalaban todos los símbolos. Tenían la Palabra de Dios en su poder; pero las tradiciones que habían pasado de una generación a otra y la interpretación humana de las Escrituras, escondieron de su vista la verdad tal cual es en Jesús. La significación espiritual de los Sagrados Escritos se perdió. El lugar donde estaba atesorado todo el conocimiento les estaba abierto, pero no lo sabían.
Dios no esconde su verdad de los hombres. Por su propia conducta, ellos la oscurecen para sí mismos. Cristo dio al pueblo judío abundantes evidencias de que era el Mesías; pero su enseñanza exigía un cambio decidido en sus vidas. Ellos vieron que si recibían a Cristo debían abandonar sus máximas y tradiciones favoritas y sus prácticas egoístas e impías. Exigía un sacrificio el recibir la verdad invariable y eterna… Temían ser convencidos, no fuera que se convirtieran y se vieran impelidos a abandonar sus opiniones preconcebidas. El tesoro del evangelio, el Camino, la Verdad y la Vida estaba entre ellos, pero rechazaron la dádiva más grande que los cielos pudieran conceder…
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente”. 1 Corintios 2:14.
“Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto: en los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2 Corintios 4:3, 4 (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 77, 78).
Eran incapaces de discernir el profundo significado espiritual de su servicio simbólico. Dominados por un sentimiento de justicia propia, confiaban en sus propias obras, en los sacrificios y los ritos mismos, en vez de los méritos de Aquel a quien señalaban todas esas cosas. De este modo, “ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia” (Romanos 10:3), se encerraron en un formalismo egoísta. Careciendo del Espíritu y de la gracia de Dios, procuraron suplir esta falta mediante una rigurosa observancia de las ceremonias y los ritos religiosos. Sin conformarse con los ritos que Dios mismo había ordenado, agravaron los mandamientos divinos con innumerables exacciones propias. Cuanto más se alejaban de Dios, más rigurosos se volvían en la observancia de esas formas (Profetas y reyes, p. 523).
Domingo
Mientras Daniel se aferraba a Dios con una confianza inquebrantable, se manifestó en él el espíritu del poder profético. Al mismo tiempo que recibía instrucciones de los hombres acerca de los deberes que debía cumplir en la corte, Dios le enseñaba a leer los misterios de lo por venir, y a registrar para las generaciones futuras, mediante figuras y símbolos, acontecimientos que abarcaban la historia de este mundo hasta el fin del tiempo (Profetas y reyes, pp. 355, 356).
Cual áureo tesoro, la verdad había sido confiada al pueblo hebreo. El sistema de culto judaico, que llevaba la firma celestial, había sido instituido por Cristo mismo. Las grandes verdades de la redención se hallaban veladas tras los tipos y los símbolos. Sin embargo, cuando Cristo vino, no reconocieron a Aquel a quien señalaban todos los símbolos. Tenían la Palabra de Dios en su poder; pero las tradiciones que habían pasado de una generación a otra y la interpretación humana de las Escrituras, escondieron de su vista la verdad tal cual es en Jesús. La significación espiritual de los Sagrados Escritos se perdió. El lugar donde estaba atesorado todo el conocimiento les estaba abierto, pero no lo sabían.
Dios no esconde su verdad de los hombres. Por su propia conducta, ellos la oscurecen para sí mismos. Cristo dio al pueblo judío abundantes evidencias de que era el Mesías; pero su enseñanza exigía un cambio decidido en sus vidas. Ellos vieron que si recibían a Cristo debían abandonar sus máximas y tradiciones favoritas y sus prácticas egoístas e impías. Exigía un sacrificio el recibir la verdad invariable y eterna… Temían ser convencidos, no fuera que se convirtieran y se vieran impelidos a abandonar sus opiniones preconcebidas. El tesoro del evangelio, el Camino, la Verdad y la Vida estaba entre ellos, pero rechazaron la dádiva más grande que los cielos pudieran conceder…
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente”. 1 Corintios 2:14.
“Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto: en los cuales el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. 2 Corintios 4:3, 4 (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 77, 78).
Eran incapaces de discernir el profundo significado espiritual de su servicio simbólico. Dominados por un sentimiento de justicia propia, confiaban en sus propias obras, en los sacrificios y los ritos mismos, en vez de los méritos de Aquel a quien señalaban todas esas cosas. De este modo, “ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia” (Romanos 10:3), se encerraron en un formalismo egoísta. Careciendo del Espíritu y de la gracia de Dios, procuraron suplir esta falta mediante una rigurosa observancia de las ceremonias y los ritos religiosos. Sin conformarse con los ritos que Dios mismo había ordenado, agravaron los mandamientos divinos con innumerables exacciones propias. Cuanto más se alejaban de Dios, más rigurosos se volvían en la observancia de esas formas (Profetas y reyes, p. 523).
Lunes 24 de febrero
EL SURGIMIENTO DEL CUERNO PEQUEÑO
Lee con atención Daniel 8:8 al 12. ¿En qué direcciones se mueve este cuerno pequeño y por qué es importante entender esto?
Después de describir los cuatro cuernos que se extienden a los cuatro vientos del cielo, el texto bíblico dice que de uno surgió un cuerno pequeño. La pregunta es si este cuerno/poder proviene de uno de los cuatro cuernos que, como vimos ayer, representan a los cuatro generales de Alejandro, o de uno de los cuatro vientos. La estructura gramatical del texto en el idioma original indica que este cuerno proviene de uno de los cuatro vientos del cielo. Y, dado que este poder surge después del Imperio Griego y sus cuatro ramificaciones, una interpretación común es que este cuerno es Roma, pri-mero pagana y luego papal. “Este cuerno pequeño representa a Roma en sus dos fases: pagana y papal. Daniel vio a Roma primero en su fase imperial y pagana cuando combatía contra el pueblo judío y los cristianos primitivos, y después en su fase papal, que continúa hasta nuestros días y se proyecta hacia el futuro” (CBA 4:868).
De acuerdo con el texto bíblico, el cuerno pequeño en primer lugar efectuó un movimiento horizontal y “creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa” (Dan. 8:9). Estas tres direcciones corresponden a las tres regiones principales que cayeron bajo el dominio de la Roma pagana.
A medida que el cuerno pequeño se convierte en el actor principal de la visión, su expansión vertical recibe atención detallada. En este sentido, existe una estrecha correspondencia entre este cuerno de Daniel 8 y el cuerno pequeño de Daniel 7, como lo muestra la siguiente comparación: (1) ambos cuernos son pequeños al principio (Dan. 7:8; 8:9); (2) ambos se hacen grandes posteriormente (Dan. 7:20; 8:9); (3) ambos son poderes perseguidores (Dan. 7:21, 25; 8:10, 24); (4) ambos se exaltan a sí mismos y son blasfemos (Dan. 7:8, 20, 25; 8:10, 11, 25); (5) ambos atacan al pueblo de Dios (Dan. 7:25; 8:24); (6) ambos tienen aspectos de su actividad que están delineados por el tiempo profético (Dan. 7:25; 8:13, 14); (7) ambos llegan hasta el tiempo del fin (Dan. 7:25, 26; 8:17, 19); y (8) ambos sufren una destrucción sobrenatural (Dan. 7:11, 26; 8:25). Finalmente, dado que el cuerno pequeño de Daniel 7 representa al Papado, la expansión vertical del cuerno pequeño en Daniel 8 debe re-presentar el mismo poder. Por ende, al igual que en Daniel 2 y 7, la última potencia principal es Roma, tanto pagana como papal.
Notas EGW
Lunes
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, “el misterio de iniquidad” hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo (El conflicto de los siglos, pp. 47, 48).
En el siglo VI el papado ya estaba firmemente establecido. La sede de su poder se hallaba en la ciudad imperial, y se declaró que el obispo de Roma era la cabeza de toda la iglesia. El paganismo había cedido su lugar al papado. El dragón había dado a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad”. Apocalipsis 13:2. Y entonces comenzaron los 1.260 años de opresión papal predichos en las profecías de Daniel y Juan. Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7. Los cristianos se vieron obligados a elegir entre renunciar a su integridad y aceptar las ceremonias y el culto católico, o pasarse la vida en las mazmorras, o morir en el potro, entre rejas o víctimas del hacha del verdugo. La persecución se desató sobre los fieles con mayor furia que antes, y el mundo se convirtió en un vasto campo de batalla (La historia de la redención, p. 347).
Un estudio de la Biblia hecho con oración mostraría a los protestantes el verdadero carácter del papado y se lo haría aborrecer y rehuir; pero muchos son tan sabios en su propia opinión que no sienten ninguna necesidad de buscar humildemente a Dios para ser conducidos a la verdad. Aunque se enorgullecen de su ilustración, desconocen tanto las Sagradas Escrituras como el poder de Dios. Necesitan algo para calmar sus conciencias, y buscan lo que es menos espiritual y humillante. Lo que desean es un modo de olvidar a Dios, pero que parezca recordarlo. El papado responde perfectamente a las necesidades de todas esas personas. Es adecuado a dos clases de seres humanos que abarcan casi a todo el mundo: los que quisieran salvarse por sus méritos, y los que quisieran salvarse en sus pecados. Tal es el secreto de su poder (El conflicto de los siglos, p. 559).
Lunes
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, “el misterio de iniquidad” hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo (El conflicto de los siglos, pp. 47, 48).
En el siglo VI el papado ya estaba firmemente establecido. La sede de su poder se hallaba en la ciudad imperial, y se declaró que el obispo de Roma era la cabeza de toda la iglesia. El paganismo había cedido su lugar al papado. El dragón había dado a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad”. Apocalipsis 13:2. Y entonces comenzaron los 1.260 años de opresión papal predichos en las profecías de Daniel y Juan. Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7. Los cristianos se vieron obligados a elegir entre renunciar a su integridad y aceptar las ceremonias y el culto católico, o pasarse la vida en las mazmorras, o morir en el potro, entre rejas o víctimas del hacha del verdugo. La persecución se desató sobre los fieles con mayor furia que antes, y el mundo se convirtió en un vasto campo de batalla (La historia de la redención, p. 347).
Un estudio de la Biblia hecho con oración mostraría a los protestantes el verdadero carácter del papado y se lo haría aborrecer y rehuir; pero muchos son tan sabios en su propia opinión que no sienten ninguna necesidad de buscar humildemente a Dios para ser conducidos a la verdad. Aunque se enorgullecen de su ilustración, desconocen tanto las Sagradas Escrituras como el poder de Dios. Necesitan algo para calmar sus conciencias, y buscan lo que es menos espiritual y humillante. Lo que desean es un modo de olvidar a Dios, pero que parezca recordarlo. El papado responde perfectamente a las necesidades de todas esas personas. Es adecuado a dos clases de seres humanos que abarcan casi a todo el mundo: los que quisieran salvarse por sus méritos, y los que quisieran salvarse en sus pecados. Tal es el secreto de su poder (El conflicto de los siglos, p. 559).
Martes 25 de febrero
EL ATAQUE AL SANTUARIO
Lee Daniel 8:10 al 12. ¿Qué tipo de actividad realiza el cuerno pequeño?
En Daniel 8:10, el cuerno pequeño intenta replicar, en el nivel espiritual, los esfuerzos de los constructores de Babel (Gén. 11:4). Los términos “ejército” y “estrellas” pueden referirse al pueblo de Dios del Antiguo Testamento. A Israel se lo llama huestes/ejércitos del Señor (Éxo. 12:41). Daniel también muestra que los fieles de Dios brillan como las estrellas (Dan. 12:3). Obvia-mente, esto no es un ataque literal a los cuerpos celestes, sino una persecu-ción al pueblo de Dios, cuya “ciudadanía está en los cielos” (Fil. 3:20). Aunque miles de cristianos fueron asesinados por emperadores paganos, el enfoque ahora está en las actividades verticales del cuerno pequeño. Por lo tanto, el cumplimiento final de esta profecía debe asociarse con la Roma papal y su persecución a través de los siglos.
Además, Daniel 8:11 habla de un “príncipe”, que se menciona en otros lugares de Daniel como el “Mesías Príncipe” (Dan. 9:25), “Miguel vuestro príncipe” (Dan. 10:21) y “Miguel, el gran príncipe” (Dan. 12:1). Nadie más que Jesucristo podría ser el referente de esta expresión. Jesucristo es el Príncipe del “ejército” mencionado anteriormente y nuestro Sumo Sacerdote en el cielo. Por lo tanto, el Papado y el sistema religioso que representa ciegan e intentan reemplazar el papel sacerdotal de Jesús.
En Daniel 8:11, el “continuo sacrificio” aparece relacionado con el San-tuario terrenal para designar los diversos aspectos continuos de los servi-cios rituales, incluidos los sacrificios y la intercesión. Es a través de estos servicios que los pecadores reciben el perdón y los pecados quedan en el Tabernáculo. Este sistema terrenal representa el ministerio intercesor de Cristo en el Santuario celestial. Entonces, como predice la profecía, el Papado intercambia la intercesión de Cristo por la intercesión de los sacerdotes y los santos. Mediante esa adoración falsa, el cuerno pequeño quita el minis-terio intercesor de Cristo y simbólicamente derriba el lugar del Santuario de Cristo.
“Y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó” (Dan. 8:12). Jesús afirma que él es la Verdad (Juan 14:6) y también señala a la Palabra de Dios como la verdad (Juan 17:17). En contraste, el Papado prohibió en el pasado la traducción de la Biblia al lenguaje del pueblo, pone la interpreta-ción de la Biblia bajo la autoridad de la iglesia y coloca la tradición a la par de la Biblia como norma suprema de fe.
■ Este estudio, ¿qué debiera decirnos acerca de cuán precioso e importante es realmente el conocimiento de la verdad bíblica en contraste con las tradiciones humanas?
Notas EGW
Martes
Uno de sus fines, al construir la torre, fue el de alcanzar seguridad si ocurría otro diluvio. Creyeron que, construyendo la torre hasta una altura mucho más elevada que la que habían alcanzado las aguas del diluvio, se hallarían fuera de toda posibilidad de peligro. Y al poder ascender a la región de las nubes, esperaban descubrir la causa del diluvio.
Hay constructores de torres en nuestros días. Los incrédulos formulan sus teorías sobre supuestas deducciones de la ciencia, y rechazan la palabra revelada de Dios… En el mundo que profesa ser cristiano, muchos se alejan de las claras enseñanzas de la Sagrada Escritura y construyen un credo fundado en especulaciones humanas y fábulas agradables: y señalan su torre como una manera de subir al cielo…
El tiempo de la investigación de Dios ha llegado. El Altísimo descenderá para ver lo que los hijos de los hombres han construído. Su poder soberano se revelará; las obras del orgullo humano serán abatidas (Conflicto y valor, p. 42).
La ascensión de la Iglesia Católica al poder señaló el principio de la Edad Media. A medida que su poder aumentaba, las tinieblas se hacían más intensas. La fe se trasladó de Cristo, su verdadero fundamento, al papa de Roma. En lugar de confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de los pecados y la salvación eterna, la gente recurría al papa, y los sacerdotes y los prelados en quienes este delegaba su autoridad. Se les enseñó que el papa era su mediador, y que solo podían acercarse a Dios a través de él, y más aún, que estaba en lugar de Dios para ellos, y por lo tanto debía ser obedecido sin vacilar. Cualquier desviación de sus requerimientos era causa suficiente para que se lanzaran los más severos castigos sobre los cuerpos y las almas de los ofensores. De ese modo la atención de la gente se desvió de Dios para dirigirse a hombres falibles y sujetos a error; todavía más, al mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por medio de ellos. El pecado se cubrió con un manto de santidad. Cuando se suprimen las Escrituras y el hombre se considera supremo, todo lo que podemos esperar es fraude, engaño y degradante iniquidad. Con la elevación de las leyes y tradiciones humanas, se manifestó la corrupción que siempre resulta cuando se pone a un lado la ley de Dios (La historia de la redención, p. 348).
La única seguridad consiste ahora en buscar como a un tesoro escondido la verdad revelada en la Palabra de Dios. Los temas del sábado, la naturaleza del hombre y el testimonio de Jesús, son las grandes e importantes verdades que se han de comprender. Resultarán como un ancla que sostendrá al pueblo de Dios en estos tiempos peligrosos. Pero la masa de la humanidad desprecia las verdades de la Palabra de Dios y prefiere escuchar las fábulas. “Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira”. 2 Tesalonicenses 2:10-11 (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 270).
Martes
Uno de sus fines, al construir la torre, fue el de alcanzar seguridad si ocurría otro diluvio. Creyeron que, construyendo la torre hasta una altura mucho más elevada que la que habían alcanzado las aguas del diluvio, se hallarían fuera de toda posibilidad de peligro. Y al poder ascender a la región de las nubes, esperaban descubrir la causa del diluvio.
Hay constructores de torres en nuestros días. Los incrédulos formulan sus teorías sobre supuestas deducciones de la ciencia, y rechazan la palabra revelada de Dios… En el mundo que profesa ser cristiano, muchos se alejan de las claras enseñanzas de la Sagrada Escritura y construyen un credo fundado en especulaciones humanas y fábulas agradables: y señalan su torre como una manera de subir al cielo…
El tiempo de la investigación de Dios ha llegado. El Altísimo descenderá para ver lo que los hijos de los hombres han construído. Su poder soberano se revelará; las obras del orgullo humano serán abatidas (Conflicto y valor, p. 42).
La ascensión de la Iglesia Católica al poder señaló el principio de la Edad Media. A medida que su poder aumentaba, las tinieblas se hacían más intensas. La fe se trasladó de Cristo, su verdadero fundamento, al papa de Roma. En lugar de confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de los pecados y la salvación eterna, la gente recurría al papa, y los sacerdotes y los prelados en quienes este delegaba su autoridad. Se les enseñó que el papa era su mediador, y que solo podían acercarse a Dios a través de él, y más aún, que estaba en lugar de Dios para ellos, y por lo tanto debía ser obedecido sin vacilar. Cualquier desviación de sus requerimientos era causa suficiente para que se lanzaran los más severos castigos sobre los cuerpos y las almas de los ofensores. De ese modo la atención de la gente se desvió de Dios para dirigirse a hombres falibles y sujetos a error; todavía más, al mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por medio de ellos. El pecado se cubrió con un manto de santidad. Cuando se suprimen las Escrituras y el hombre se considera supremo, todo lo que podemos esperar es fraude, engaño y degradante iniquidad. Con la elevación de las leyes y tradiciones humanas, se manifestó la corrupción que siempre resulta cuando se pone a un lado la ley de Dios (La historia de la redención, p. 348).
La única seguridad consiste ahora en buscar como a un tesoro escondido la verdad revelada en la Palabra de Dios. Los temas del sábado, la naturaleza del hombre y el testimonio de Jesús, son las grandes e importantes verdades que se han de comprender. Resultarán como un ancla que sostendrá al pueblo de Dios en estos tiempos peligrosos. Pero la masa de la humanidad desprecia las verdades de la Palabra de Dios y prefiere escuchar las fábulas. “Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira”. 2 Tesalonicenses 2:10-11 (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 270).
Miércoles 26 de febrero
LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO
Lee Daniel 8:14. ¿Qué es lo que ocurre aquí?
Luego del devastador ataque del cuerno, se anuncia que el Santuario será purificado. Para entender este mensaje, debemos tener en cuenta que la purificación del Santuario que se menciona en Daniel 8:14 corresponde a la escena del juicio descrita en Daniel 7:9 al 14. Y, como ese juicio tiene lugar en el cielo, el Santuario también debe estar ubicado en el cielo. Por ende, mien-tras Daniel 7 describe la intervención de Dios en los asuntos humanos y la forma en que él se relaciona con ellos desde una perspectiva judicial, Daniel 8 describe el mismo acontecimiento desde una perspectiva del Santuario.
El Santuario terrenal se diseñó según el modelo de su contraparte celes-tial y servía para ilustrar las amplias implicaciones del plan de salvación. Todos los días los pecadores llevaban sus sacrificios al Santuario, donde recibían el perdón de sus pecados confesados, ya que, en cierto sentido, los pecados se transferían al Santuario. Como resultado, el Santuario se con-taminaba. Por lo tanto, se necesitaba un proceso periódico de purificación para limpiar el Santuario de los pecados registrados en él. Se lo denominaba el Día de la Expiación y tenía lugar una vez al año (ver Lev. 16).
¿Por qué el Santuario celestial necesita ser purificado? Por analogía, podemos decir que los pecados confesados de aquellos que han aceptado a Jesús han sido “transferidos” al Santuario celestial, al igual que los pecados de los israelitas arrepentidos se transferían al Santuario terrenal. En el Día de la Expiación terrenal, se sacrificaba una gran cantidad de animales, lo que simbolizaba la futura muerte de Jesús, razón por la cual los pecadores podían mantenerse en pie en el Día de la Expiación.
Y así como ocurría esto en el Día de la Expiación terrenal, cuando se purificaba el Santuario, ¿cuánto más en el Santuario celestial, donde úni-camente la sangre de Cristo nos saca airosos del Juicio? La purificación del Santuario, descrita en Daniel 8:14, es la contraparte celestial del servicio terrenal, cuyo mensaje básico es: como pecadores, necesitamos la sangre del Mesías para que nuestros pecados sean perdonados y nos permita estar de pie en el Juicio.
Lee Hebreos 9:23 al 28. ¿Cómo revelan estos versículos la salvación que tenemos en Jesús a través de su sacrificio por nosotros?
Notas EGW
Miércoles
Durante dieciocho siglos [Jesús siguió efectuando su ministerio] en el primer departamento del Santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre, pero no obstante sus pecados permanecían inscritos en los libros de registro. Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expiación para quitar el pecado del Santuario. Este es el servicio que empezó cuando terminaron los 2.300 días. Entonces, así como lo había anunciado Daniel el profeta, nuestro Sumo Sacerdote entró en el Lugar Santísimo, para cumplir la última parte de su solemne obra: la purificación del Santuario.
Así como en la antigüedad los pecados del pueblo eran puestos por fe sobre la víctima ofrecida, y por la sangre de esta se transferían figurativamente al Santuario terrenal, así también, en el nuevo pacto, los pecados de los que se arrepienten son puestos por fe sobre Cristo, y transferidos, de hecho, al Santuario celestial. Y así como la purificación típica de lo terrenal se efectuaba quitando los pecados con los cuales había sido contaminado, así también la purificación real de lo celestial debe efectuarse quitando o borrando los pecados registrados en el cielo…
Así que los que andaban en la luz de la palabra profética vieron que en lugar de venir a la tierra al fin de los 2.300 días, en 1844, Cristo entró entonces en el Lugar Santísimo del Santuario celestial para cumplir la obra final de la expiación preparatoria para su venida (El conflicto de los siglos, pp. 415, 416).
La purificación del santuario implica… una obra de investigación: Una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón estará con él, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra.
En el día final del ajuste de cuentas, la posición, el rango o la riqueza no alterarán ni en el espesor de un cabello el caso de nadie. El Dios que todo lo ve juzgará a los hombres por lo que éstos son en pureza, nobleza y amor a Cristo (Maranata, el Señor viene, p. 256).
[La respuesta], “Hasta dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado” (Daniel 8:14), le llenó de perplejidad. Con fervor solicitó que se le permitiera conocer el significado de la visión. No podía comprender la relación que pudiera haber entre los setenta años de cautiverio, predichos por Jeremías, y los dos mil trescientos años que, según oyó en visión, el visitante celestial anunciaba como habiendo de transcurrir antes de la purificación del santuario. El ángel Gabriel le dio una interpretación parcial; pero cuando el profeta oyó las palabras: “La visión … es para muchos días”, se desmayó. Anota al respecto: “Yo Daniel fui quebrantado, y estuve enfermo algunos días: y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese”. Daniel 8:26, 27 (Profetas y reyes, p. 406).
Miércoles
Durante dieciocho siglos [Jesús siguió efectuando su ministerio] en el primer departamento del Santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre, pero no obstante sus pecados permanecían inscritos en los libros de registro. Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expiación para quitar el pecado del Santuario. Este es el servicio que empezó cuando terminaron los 2.300 días. Entonces, así como lo había anunciado Daniel el profeta, nuestro Sumo Sacerdote entró en el Lugar Santísimo, para cumplir la última parte de su solemne obra: la purificación del Santuario.
Así como en la antigüedad los pecados del pueblo eran puestos por fe sobre la víctima ofrecida, y por la sangre de esta se transferían figurativamente al Santuario terrenal, así también, en el nuevo pacto, los pecados de los que se arrepienten son puestos por fe sobre Cristo, y transferidos, de hecho, al Santuario celestial. Y así como la purificación típica de lo terrenal se efectuaba quitando los pecados con los cuales había sido contaminado, así también la purificación real de lo celestial debe efectuarse quitando o borrando los pecados registrados en el cielo…
Así que los que andaban en la luz de la palabra profética vieron que en lugar de venir a la tierra al fin de los 2.300 días, en 1844, Cristo entró entonces en el Lugar Santísimo del Santuario celestial para cumplir la obra final de la expiación preparatoria para su venida (El conflicto de los siglos, pp. 415, 416).
La purificación del santuario implica… una obra de investigación: Una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón estará con él, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra.
En el día final del ajuste de cuentas, la posición, el rango o la riqueza no alterarán ni en el espesor de un cabello el caso de nadie. El Dios que todo lo ve juzgará a los hombres por lo que éstos son en pureza, nobleza y amor a Cristo (Maranata, el Señor viene, p. 256).
[La respuesta], “Hasta dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado” (Daniel 8:14), le llenó de perplejidad. Con fervor solicitó que se le permitiera conocer el significado de la visión. No podía comprender la relación que pudiera haber entre los setenta años de cautiverio, predichos por Jeremías, y los dos mil trescientos años que, según oyó en visión, el visitante celestial anunciaba como habiendo de transcurrir antes de la purificación del santuario. El ángel Gabriel le dio una interpretación parcial; pero cuando el profeta oyó las palabras: “La visión … es para muchos días”, se desmayó. Anota al respecto: “Yo Daniel fui quebrantado, y estuve enfermo algunos días: y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese”. Daniel 8:26, 27 (Profetas y reyes, p. 406).
Jueves 27 de febrero
EL CALENDARIO PROFÉTICO
Lee Daniel 8:13. ¿De qué se trata la pregunta y cómo nos ayuda a entender la respuesta en el siguiente versículo?
¿Cuál es el calendario de las 2.300 tardes y mañanas? En primer lugar, debemos tener en cuenta que después de que Daniel ve el carnero y el macho cabrío, seguidos de las acciones del cuerno pequeño y el daño causado por este, la visión se transforma en una pregunta en Daniel 8:13. Esta pregunta se refiere especialmente a lo que sucederá al final de ese período profético, no a su duración. Además, este período no puede limitarse solo a la duración del accionar del cuerno pequeño, porque el término visión incluye todo: desde el carnero hasta las actividades del cuerno pequeño. Por lo tanto, este debe ser un largo período histórico y real.
A la pregunta: “¿Hasta cuándo durará la visión?” (carnero [Medopersia], macho cabrío [Grecia], y el cuerno pequeño y sus acciones [Roma, pagana y papal]), el otro ser celestial respondió: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado” (Dan. 8:14). Como ya se ha señalado, este período es muy largo porque comienza durante la época del Imperio Medopersa y se extiende a lo largo del período del Imperio Griego y la Roma pagana y papal, miles de años. Según el método de interpretación historicista (ver lección Nº 1), este período profético debe calcularse sobre la base del principio de día por año, lo que significa que las 2.300 tardes y mañanas corresponden a un período de 2.300 años. De lo contrario, los 2.300 días serían un poco más de seis años, un tiempo increíblemente corto para todos los acontecimientos de la visión. Por lo tanto, debe aplicarse el principio de día por año.
Daniel 8 no brinda ninguna información que nos permita calcular el comienzo de este período, con el que, por supuesto, se podría establecer el final. Pero Daniel 9 ofrece esa información crucial (ver la lección de la próxima semana).
■ Los 2.300 años de esta profecía constituyen la profecía más larga de la Biblia. Piénsalo: ¡2.300 años! Eso es mucho tiempo, especialmente en comparación con la cantidad de años que vivimos ahora. Este contraste, ¿cómo puede ayudarnos a aprender a ser pacientes con Dios y con nuestra expectativa de la duración de los acontecimientos finales?
Notas EGW
Jueves
La historia de las naciones que sucesivamente ocuparon el tiempo y el lugar que se les asignó, y que inconscientemente dieron testimonio de la verdad cuyo significado ignoraban, tiene un mensaje para nosotros. Dios ha asignado un lugar en su gran plan a toda nación y a todo individuo de la actualidad. Hoy los hombres y las naciones son medidos por la plomada que sostiene Aquel que no se equivoca. Todos deciden su destino por su propia resolución, y Dios dirige todo para que se cumplan sus propósitos.
La historia que el gran Yo Soy ha trazado en su Palabra, al unir los eslabones de la cadena profética desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, nos dice dónde estamos hoy en el transcurso de los siglos, y qué es lo que se puede esperar del futuro. Todo lo que la profecía anunció que sucedería hasta el presente, ha sido registrado en las páginas de la historia, y podemos estar seguros de que todo lo que vendrá aún se cumplirá en su orden (La educación, p. 178).
El tiempo de la venida de Cristo, su ungimiento por el Espíritu Santo, su muerte y la proclamación del evangelio a los gentiles, habían sido indicados en forma definida. Era privilegio del pueblo judío comprender estas profecías, y reconocer su cumplimiento en la misión de Jesús. Cristo instó a sus discípulos a reconocer la importancia del estudio de la profecía. Refiriéndose a la que fue dada a Daniel con respecto a su tiempo, dijo: “El que lee, entienda”. Mateo 24:15. Después de su resurrección, explicó a los discípulos en “todos los profetas” “lo que de él decían”. Lucas 24:27. El Salvador había hablado por medio de todos los profetas. “El espíritu de Cristo que estaba en ellos” “prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas”.
Fue Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios, quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fue a Gabriel, “su ángel”, a quien envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas en ella escritas. Apocalipsis 1:3.
“No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Aunque “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios… las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre”. Amós 3:7; Deuteronomio 29:29. Dios nos ha dado estas cosas, y su bendición acompañará al estudio reverente, con oración, de las escrituras proféticas (El Deseado de todas las gentes, p. 201).
Jueves
La historia de las naciones que sucesivamente ocuparon el tiempo y el lugar que se les asignó, y que inconscientemente dieron testimonio de la verdad cuyo significado ignoraban, tiene un mensaje para nosotros. Dios ha asignado un lugar en su gran plan a toda nación y a todo individuo de la actualidad. Hoy los hombres y las naciones son medidos por la plomada que sostiene Aquel que no se equivoca. Todos deciden su destino por su propia resolución, y Dios dirige todo para que se cumplan sus propósitos.
La historia que el gran Yo Soy ha trazado en su Palabra, al unir los eslabones de la cadena profética desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, nos dice dónde estamos hoy en el transcurso de los siglos, y qué es lo que se puede esperar del futuro. Todo lo que la profecía anunció que sucedería hasta el presente, ha sido registrado en las páginas de la historia, y podemos estar seguros de que todo lo que vendrá aún se cumplirá en su orden (La educación, p. 178).
El tiempo de la venida de Cristo, su ungimiento por el Espíritu Santo, su muerte y la proclamación del evangelio a los gentiles, habían sido indicados en forma definida. Era privilegio del pueblo judío comprender estas profecías, y reconocer su cumplimiento en la misión de Jesús. Cristo instó a sus discípulos a reconocer la importancia del estudio de la profecía. Refiriéndose a la que fue dada a Daniel con respecto a su tiempo, dijo: “El que lee, entienda”. Mateo 24:15. Después de su resurrección, explicó a los discípulos en “todos los profetas” “lo que de él decían”. Lucas 24:27. El Salvador había hablado por medio de todos los profetas. “El espíritu de Cristo que estaba en ellos” “prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas”.
Fue Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios, quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fue a Gabriel, “su ángel”, a quien envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas en ella escritas. Apocalipsis 1:3.
“No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Aunque “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios… las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre”. Amós 3:7; Deuteronomio 29:29. Dios nos ha dado estas cosas, y su bendición acompañará al estudio reverente, con oración, de las escrituras proféticas (El Deseado de todas las gentes, p. 201).
Viernes 28 de febrero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
A continuación se muestra una gráfica que resume lo que hemos visto hasta ahora con respecto a la secuencia de reinos que aparece en Daniel 2, 7 y 8. ¿Qué nos dice esto acerca de la purificación del Santuario?
Daniel 2 | Daniel 7 | Daniel 8 |
---|---|---|
Babilonia | Babilonia | --- |
Medopersia | Medopersia | Medopersia |
Grecia | Grecia | Grecia |
Roma pagana | Roma pagana | Roma pagana |
Roma papal | Roma papal | Roma papal |
--- | Juicio en el cielo | Purificación del Santuario |
Segunda Venida | Segunda Venida | Segunda Venida |
[Piedra cortada no con mano] | [Santos reciben el Reino] | [Destrucción, no con mano] |
Como se puede ver aquí, hay paralelismos entre los capítulos. No solamente las naciones se describen en forma paralela: la escena del juicio de Daniel 7 –que aparece después de los 1.260 años [538–1798 d.C.] de la Roma papal– es directamente análoga a la purificación del Santuario, que en Da-niel 8 aparece después de Roma también. En resumen, este juicio celestial de Daniel 7, el juicio que conduce al fin del mundo, equivale a la purificación del Santuario de Daniel 8. Aquí se nos dan dos descripciones diferentes de lo mismo, y ambas tienen lugar después del período de persecución de 1.260 años perpetrado por la potencia del cuerno pequeño.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. La gráfica anterior, ¿cómo nos muestra que la purificación del San-tuario, que es equivalente al juicio de Daniel 7, debe ocurrir en al-gún momento después de la profecía de 1.260 años del cuerno pe-queño, pero antes del establecimiento del Reino final de Dios?
2. La profecía de Daniel 8 describe la historia como algo violento y lle-no de maldad. Los dos animales, que simbolizan dos imperios mun-diales, luchan entre sí (Dan. 8:8–12). La potencia del cuerno peque-ño que aparece después de ellos es un poder violento y perseguidor (Dan. 8:23–25). Por consiguiente, las Escrituras aquí no intentan minimizar la realidad del sufrimiento en este mundo. ¿Cómo debería esto ayudarnos a aprender a confiar en Dios y en su bondad a pesar de la realidad del mal que vemos a nuestro alrededor?
Notas EGW
Viernes
La fe por la cual vivo, “Purificación de las cosas celestiales”, p. 208.
Mensajes selectos, “La justicia de Cristo en la ley”, t. 1, pp. 278-281.
Viernes
La fe por la cual vivo, “Purificación de las cosas celestiales”, p. 208.
Mensajes selectos, “La justicia de Cristo en la ley”, t. 1, pp. 278-281.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 9
Lección 9
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Daniel 8:14.
Enfoque del estudio:
Daniel 8; 2:38; Génesis 11:4; Levítico 16; Hebreos 9:23-28.
Introducción: El tema principal de Daniel 8 es el Día de la Expiación celestial. Por esta razón, los animales simbólicos que representan los imperios mundiales son el carnero y el macho cabrío, dos animales sacrificiales que aparecen en el servicio del Santuario hebreo, pero solo el Día de la Expiación.
Temática de la lección:
1. El cuerno pequeño. El cuerno pequeño representa el poder que ataca el Santuario de Dios y al pueblo de Dios. Este poder representa a Roma en sus fases pagana y papal.
2. El Día de la Expiación. Un tema central del mensaje profético que transmite este capítulo es la purificación del Santuario, que según el sistema ritual del Tabernáculo terrenal se llevaba a cabo el Día de la Expiación.
Aplicación para la vida: En nuestras luchas diarias con el pecado y el sufrimiento, no estamos solos. Tenemos un Sumo Sacerdote en el Santuario celestial que desempeña un ministerio especial en nuestro favor. Nosotros podemos disfrutar la manifestación de la gracia de Dios y compartir nuestra certeza con los que nos rodean. El mensaje del Santuario no solo nos muestra que somos perdonados sino además apunta a la erradicación definitiva del pecado.
Parte II: COMENTARIO
Examinemos más de cerca los temas de la lección bosquejados anteriormente:
1. El cuerno pequeño.
Mientras que en el capítulo 7 el cuerno pequeño crece de la cuarta bestia (la Roma pagana), el cuerno pequeño del capítulo 8 surge de uno de los puntos cardinales. Algunos comentadores aducen que este cuerno representa a Antíoco IV, un rey seléucida, proveniente de una de las cuatro divisiones del Imperio Griego de Alejandro, y que invadió Jerusalén, profanó el Templo y persiguió a los judíos. Sin embargo, una mirada minuciosa al texto bíblico indica otro referente, una interpretación que tiene más validez por dos razones principales.
En primer lugar, debemos señalar que algunas traducciones bíblicas dan la impresión de que el cuerno pequeño viene de uno de los cuatro cuernos que sucedió al cuerno notable del macho cabrío griego. Si fuese así, podría armonizar con Antíoco. No obstante, el texto hebreo indica que el cuerno pequeño viene de uno de los puntos cardinales. El texto hebreo dice: “Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa” (Dan. 8:8). Hay indicaciones claras en el texto hebreo que sugieren que, en la frase “de uno de ellos”, el antecedente de “ellos” es “los cuatro vientos del cielo”. Si es así, el cuerno pequeño debió haber surgido de uno de los puntos cardinales. En segundo lugar, el cuerno es pequeño al comienzo, pero se vuelve extremadamente grande. Antíoco nunca fue un rey tan grande. A pesar de su ataque a los judíos, posteriormente fue derrotado por los romanos y tuvo que regresar humillado a su hogar. En tercer lugar, debido al principio de recapitulación vigente en las visiones de Daniel, sabemos que la escena descrita en Daniel 8:9 al 14 corresponde a la escena de juicio celestial de Daniel 7:9 al 14. Por consiguiente, el Santuario atacado por el cuerno pequeño debe ser el Santuario celestial, no el Templo de Jerusalén profanado por Antíoco.
Debido a que Antíoco no se ajusta a las características del cuerno pequeño, surge la pregunta: ¿a qué entidad se refiere el cuerno pequeño? A estas alturas, tenemos en cuenta el paralelismo entre las visiones proféticas de Daniel. Por lo tanto, el cuerno pequeño de Daniel 8 debe corresponder al cuerno pequeño de Daniel 7. En consecuencia, la Roma papal aflora como el referente más obvio para el cuerno pequeño de Daniel 8. Sin embargo, parece haber una diferencia sutil que vale la pena señalar entre los cuernos de Daniel 7 y 8. El cuerno pequeño de Daniel 7 surge de la cuarta bestia, lo que indica que la Roma papal es la continuación o extensión de la Roma imperial. En contraste, el cuerno pequeño de Daniel 8 aparentemente no surge de ninguna bestia, lo que puede sugerir que representa dos fases continuas de la opresión romana: primeramente, la fase imperial romana, la expansión horizontal (Dan. 8:9); y luego la fase papal romana, la expansión vertical. Es interesante notar que en Daniel 7 el cuerno pequeño intenta cambiar la Ley de Dios; en Daniel 8 dirige su ataque al príncipe del Santuario y los cimientos del propio Santuario. Esos símbolos indican que el sistema papal implementa una falsificación del plan de salvación. Ataca tanto la Ley de Dios como el plan de salvación de Dios.
2. El Día de la Expiación.
En vista de las actividades agresivas del cuerno pequeño contra el Santuario y su ministerio (la imposición de un sistema de adoración falso por parte del Papado), surge la pregunta: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?” (Dan. 8:13, énfasis añadido). Esta pregunta presupone que pasará mucho tiempo antes de que el Santuario pueda restaurarse, porque la palabra “visión” aquí se refiere a la visión del carnero y el macho cabrío, que se extiende desde la época del Imperio Persa hasta el momento de las malas acciones del cuerno pequeño. Antes de considerar la respuesta a esta pregunta de “hasta cuándo”, consideremos las imágenes del Santuario de Daniel 8:9 al 14.
Esta parte de Daniel 8 está llena de imágenes y terminología del Santuario. Palabras como “ejército”, “príncipe”, “continuo sacrificio” y “santuario” nos recuerdan el sistema ritual hebreo. “Ejército” (tsaba’) puede designar a los encargados del servicio del Santuario; “príncipe” (sar) puede designar al sumo sacerdote; “continuo sacrificio” (tamid) es una frase que se usa para calificar algunas actividades religiosas del Santuario que sucedían continuamente, como el incienso, los sacrificios, etc. Ten en cuenta que la palabra “sacrificio” que se usa en algunas versiones de la Biblia no aparece en el original. Los traductores la añadieron al asumir que la profecía se refiere a la suspensión de los sacrificios del Templo por parte de Antíoco IV. De hecho, la mejor traducción para palabra hebrea tamid quizá sea “continuidad” o “regularidad” y se refiere a las diferentes actividades del servicio del Santuario, que incluyen las ofrendas sacrificiales, aunque no se limitan a ellas. Curiosamente, una de las dos palabras que se utilizan aquí para santuario (qodesh) aparece en Levítico 16, en el contexto del Día de la Expiación (la otra es miqdash). Además, el paralelismo entre esta escena del Santuario y el juicio celestial descrito en Daniel 7:9 al 14 indica que ambas visiones representan el mismo acontecimiento. Por lo tanto, el Santuario al que se hace referencia en Daniel 8:14 debe estar situado en el cielo.
Ahora viene la respuesta a la pregunta planteada en Daniel 8:13: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?” La respuesta es: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado” (vers. 14). Esta respuesta de uno de los seres celestiales nos informa que el Santuario, que según la descripción es atacado, se purificará después de 2.300 años (aplicando el principio de día por año). Un calendario tan largo coincide con el marco de tiempo que presupone la pregunta, que se remonta a la época del carnero persa. Aunque no se informa cuándo comienza ni termina este período, es evidente que debe comenzar en algún momento durante el período persa. Pero, el ser celestial establece claramente lo que sucederá cuando este largo período termine: concretamente, la purificación del Santuario. En el calendario religioso de los israelitas había un día especial asignado para la purificación del Santuario: el Día de la Expiación. En esas ocasiones, el Tabernáculo se purificaba (taher) de los pecados del pueblo de Dios. Daniel 8 menciona un tiempo para la purificación del Santuario celestial. Esa acción la anuncia el verbo nitsdaq, que significa ser restaurado, limpiado y reivindicado. Por ende, las ideas principales que transmite este verbo son que
(1) el Santuario debe purificarse de los pecados del pueblo de Dios;
(2) el ministerio de intercesión de Dios en el Santuario celestial debe restaurarse;
(3) Dios debe ser vindicado por la profanación de su Santuario. El sistema papal introdujo distorsiones en el plan de salvación, y usurpó la obra intercesora de Cristo mediante el sacramento de la misa, la penitencia y la absolución de los pecados por parte de los sacerdotes humanos. De la información dada en Daniel 9:23 al 27, podemos determinar que el año 457 a.C. marcó el inicio de este período profético de 2.300 años. Por lo tanto, el final de este período profético debe concluir en el año 1844 d.C.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
1. ¿Qué piensas de la idea de que el Papado distorsionó la verdad de Dios y estableció un sistema de adoración distorsionado?
2. De los símbolos y el lenguaje utilizados en Daniel 8, ¿qué puedes aprender sobre el método de enseñanza de Dios?
3. Reflexiona en esta declaración de Elena de White: “Mientras prosigue el Juicio Investigador en el cielo, mientras los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del Santuario, debe haber una obra especial de purificación, de eliminación del pecado, entre el pueblo de Dios en la Tierra” (CS 421).
4. ¿Qué relación hay entre la purificación del Santuario y la purificación de tu vida como seguidor de Cristo? ¿Puedes pensar en algún pecado que debas abandonar para sentir que eres totalmente leal a Jesús?
5. ¿Qué diferencia ves entre la obra que Jesús consumó en la Cruz y su ministerio en el Santuario celestial? ¿Cuál es la relevancia de cada uno de ellos en tu vida?
6. ¿Por qué Dios necesita efectuar un juicio investigador en el Santuario celestial? ¿Por qué no tomar una decisión divina instantánea sobre el destino final de los profesos seguidores de Cristo? ¿Qué revela este procedimiento judicial sobre el carácter de Dios?
Dios lo bendiga!!!
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