Creencias de los Adventistas del Séptimo Día | En esto creemos
CREENCIA DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
Una exposición bíblica de las doctrinas fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
Breve comentario sobre las creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día
A través de los años, los adventistas del séptimo día se han mostrado reacios a la formalización de un credo (en el sentido común de la palabra). Sin embargo, de tiempo en tiempo, y con propósitos prácticos, hemos visto necesario recapitular nuestras creencias.
En 1872, la editorial adventista de Battle Creek, ciudad del Estado de Michigan (EE.UU.), publicó una “sinopsis de nuestra fe”, que abarcaba 25 proposiciones. Este documento, ligeramente revisado y ampliado a 28 secciones, apareció en el anuario de la iglesia (Yearbook) de 1889. No se lo incluyó en las ediciones inmediatamente posteriores, pero en 1905 fue insertado nuevamente en el anuario, y continuó apareciendo hasta 1914. En respuesta a una petición de los dirigentes de diversos campos africanos, quienes pidieron “una declaración que ayudara a los oficiales del Gobierno y a otros individuos a comprender mejor nuestra obra”, un comité de cuatro personas, que incluía al presidente de la Asociación General, preparó una declaración que abarcaba “los principales rasgos” de nuestras creencias en forma abreviada. Esta declaración de 22 creencias fundamentales, publicada por primera vez en el anuario de 1931, permaneció hasta que el Congreso de la Asociación General celebrado en 1980 la reemplazó por un resumen similar pero más abarcador, que contenía 27 párrafos, publicado bajo el título: “Creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día”. Dichos párrafos, encabezados por el mismo título, aparecen también en el Manual de la iglesia, de cuya edición en español de 2001 se los ha tomado para esta obra.
Pero, al publicar el resumen del año 2000, la iglesia adoptó medidas para asegurar que no se lo tomara como un credo incambiable. El preámbulo a la declaración de las creencias fundamentales dice:
“Los adventistas del séptimo día aceptamos la Biblia como nuestro único credo y sostenemos una serie de creencias fundamentales basadas en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Estas creencias, tal como se presentan aquí, constituyen la forma en que la iglesia comprende y expresa las enseñanzas de la Escritura. Se pueden revisar estas declaraciones en un congreso de la Asociación General, si el Espíritu Santo lleva a la iglesia a una comprensión más plena de la verdad bíblica o encuentra un lenguaje mejor para expresar las enseñanzas de la Santa Palabra de Dios”.
Una expansión y revisión tal ocurrió en el Congreso de la Asociación General de 2005, en St. Louis, Missouri, Estados Unidos, cuando se aprobó una creencia fundamental adicional, no para añadir material nuevo o desconocido previamente, sino para expresar mejor el entendimiento de la iglesia respecto del poder de Dios para otorgar una vida victoriosa sobre los poderes del mal a los creyentes en Jesucristo (ver el cap. 11).
Creencias de los adventistas del séptimo día, se basa en los cortos resúmenes que aparecen al comienzo de cada capítulo. En esta obra presentamos en forma ampliada, amena y práctica, para beneficio de nuestros miembros, amigos y otros individuos interesados, estas convicciones doctrinales y su significado para los cristianos adventistas que deben actuar en la sociedad de hoy. Si bien este libro no constituye una declaración aprobada oficialmente por votación formal –únicamente una sesión plenaria de la Asociación General podría proveer esto–, puede ser considerado como una exposición teológica, representativa de “la verdad [...] en Jesús” (Efe. 4:21), que los adventistas de todo el mundo aprecian y proclaman.
Oramos para que, al reflexionar en cada una de estas creencias fundamentales, usted vea claramente a Jesús y su plan de abundancia para su vida personal.
CONTENIDO
LA DOCTRINA DE DIOS
- Capítulo 1 La Palabra de Dios | Leer 📖
- Capítulo 2 La Deidad | Leer 📖
- Capítulo 3 Dios el Padre | Leer 📖
- Capítulo 4 Dios el Hijo | Leer 📖
- Capítulo 5 Dios el Espíritu Santo | Leer 📖
LA DOCTRINA DEL HOMBRE
LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN
- Capítulo 8 El Gran Conflicto | Leer 📖
- Capítulo 9 La vida, muerte y resurrección de Cristo | Leer 📖
- Capítulo 10 La experiencia de la salvación | Leer 📖
LA DOCTRINA DE LA IGLESIA
- Capítulo 11 Crecer en Cristo | Leer 📖
- Capítulo 12 La iglesia | Leer 📖
- Capítulo 13 El Remanente y su misión
- Capítulo 14 La unidad en el cuerpo de Cristo
- Capítulo 15 El bautismo
- Capítulo 16 La Cena del Señor
- Capítulo 17 Los dones y los ministerios espirituales
- Capítulo 18 El don de profecía
LA DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA
- Capítulo 19 La Ley de Dios
- Capítulo 20 El sábado
- Capítulo 21 La mayordomía
- Capítulo 22 La conducta cristiana
- Capítulo 23 El matrimonio y la familia
LA DOCTRINA DE LOS ACONTECIMIENTOS FINALES
- Capítulo 24 El ministerio de Cristo en el Santuario celestial
- Capítulo 25 La segunda venida de Cristo
- Capítulo 26 La muerte y la resurrección
- Capítulo 27 El milenio y el fin del pecado
- Capítulo 28 La Tierra Nueva
A los lectores
¿Cuál es nuestra creencia acerca de Dios? ¿Quién es él? ¿Qué espera de nosotros? ¿Cómo es él en realidad?
Dios le dijo a Moisés que nadie podría ver su rostro, y vivir. Pero Jesús le dijo a Felipe que el que lo había visto a él había visto al Padre (Juan 14:9). Debido a que Cristo caminó entre nosotros –de hecho, se hizo uno de nosotros–, podemos darnos cuenta de quién es Dios y cómo es su carácter.
Hemos escrito esta exposición de nuestras creencias principales para revelar cómo los adventistas del séptimo día perciben a Dios. Esto es lo que creemos acerca de su amor, bondad, misericordia, gracia, justicia, benevolencia, pureza, santidad y paz. Por medio de Jesucristo, vemos la benevolencia de Dios en el trato con los niños. Vemos cómo llora junto a la tumba de Lázaro, compartiendo la tristeza de los dolientes. Vemos su amor al oírlo exclamar: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Luc. 23:34).
Hemos escrito este libro con el fin de compartir nuestra visión de Cristo, una visión que encuentra su foco en el Calvario, en donde “la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Sal. 85:10); en el Calvario, donde aquel que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros, “para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor. 5:21).
Hemos escrito esta obra creyendo que toda doctrina, toda creencia, debe revelar el amor de nuestro Señor. En él hallamos un amor y una determinación incondicionales sin paralelo en la historia humana. Reconociendo que aquel que es la encarnación de la verdad es infinito, confesamos humildemente que todavía hay mucho de la verdad que queda por descubrir.
Hemos escrito esta obra conscientes de nuestra deuda para con las ricas verdades bíblicas que hemos recibido de manos de la iglesia cristiana a lo largo de la historia. Reconocemos la noble línea de testigos como Wycliffe, Hus, Lutero, Tyndale, Calvino, Knox y Wesley, cuyos avances en la recepción de nueva luz hicieron proseguir a la iglesia hacia una comprensión más plena del carácter de Dios. Esta comprensión es siempre progresiva. “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Prov. 4:18). Sin embargo, al ir descubriendo nuevas facetas de la revelación de Dios, veremos que armonizan perfectamente con el testimonio unido de las Escrituras.
Hemos escrito este libro dejándonos guiar por una clara directiva que continuamente nos recuerda que “si escudriñas las Escrituras para vindicar tus propias opiniones, nunca alcanzarás la verdad. Estudia para aprender qué dice el Señor. Y, cuando la convicción te posea mientras investigas, si ves que tus opiniones acariciadas no están en armonía con la verdad, no tuerzas la verdad para que cuadre con tu creencia, sino acepta la luz dada. Abre la mente y el corazón, para que puedas contemplar las cosas admirables de la Palabra de Dios” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro [Mountain View, California: Pacific Press Pub. Assn., 1971], p. 84).
No hemos escrito este libro para que sirva como un credo, es decir, una declaración de creencias “asentadas en concreto”, teológicamente hablando. Los adventistas tienen un solo credo: “La Biblia, y la Biblia sola”.
No hemos escrito este libro con el fin de satisfacer la curiosidad. Esta no es una obra especulativa. En cambio, es una exposición abarcadora de lo que creemos, fundada en Cristo y en la Biblia. Y las creencias que aquí se expresan no son el producto de unos momentos de reflexión ocasional; representan más de 150 años de oración, estudio, meditación y más oración... En otras palabras, son el producto del crecimiento de los adventistas “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18).
Hemos escrito este libro sabiendo que algunos preguntarán si la doctrina es verdaderamente importante en esta época en la que el mundo lucha por sobrevivir ante la amenaza de la aniquilación nuclear; una época preocupada por el crecimiento explosivo de la tecnología, en la que los esfuerzos de los cristianos parecieran ser inútiles para alejar los espectros de la pobreza, el hambre, la injusticia y la ignorancia que se ciernen sobre el mundo. Y, sin embargo...
Hemos escrito esta obra con la profunda convicción de que todas las doctrinas, cuando se las entiende como es debido, están centradas en Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y son extremadamente importantes. Las doctrinas definen el carácter del Dios a quien servimos. Interpretan acontecimientos tanto pasados como presentes, estableciendo un sentido de lugar y propósito en el cosmos. Describen los objetivos que Dios tiene al actuar. Las doctrinas constituyen una guía para los cristianos, al proveer estabilidad en lo que de otro modo podría no ser otra cosa que experiencias que desequilibran, e inyecta certidumbre en una sociedad que niega lo absoluto. Las doctrinas alimentan el intelecto humano, y establecen blancos que inspiran a los cristianos y los motivan a demostrar su preocupación por el prójimo.
Hemos escrito esta obra con el fin de llevar a los creyentes adventistas a establecer una relación más profunda con Cristo por medio del estudio de la Biblia. Conocer a nuestro Salvador y su voluntad tiene importancia vital en esta época de engaño, pluralismo doctrinal y apatía. Esta clase de conocimiento constituye la única salvaguardia del cristiano contra los que, a manera de “lobos rapaces”, vendrán hablando cosas perversas con el fin de subvertir la verdad y destruir la fe del pueblo de Dios (ver Hech. 20:29, 30). Especialmente en estos últimos días, y con el fin de evitar ser “llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres” (Efe. 4:14), todos debemos adquirir un concepto correcto del carácter, el gobierno y los propósitos de Dios. Únicamente los que hayan fortificado sus mentes con la verdad de la Escritura podrán resistir en el conflicto final.
Hemos escrito esta obra como una colaboración para los que están interesados en saber por qué creemos lo que creemos. Este estudio, escrito por adventistas, no constituye un intento de presentar una verdad adornada. Ha sido cuidadosamente documentado, y representa una exposición auténtica de las creencias adventistas.
Finalmente, hemos escrito esta obra reconociendo que la doctrina cristocéntrica cumple tres funciones evidentes: primero, edifica a la iglesia; segundo, preserva la verdad; y tercero, comunica el evangelio en toda su riqueza.
La doctrina verdadera va mucho más allá de ser una mera creencia. Constituye un llamado a la acción. Por medio del Espíritu Santo, las creencias cristianas se convierten en obras de amor. El verdadero conocimiento de Dios, de su Hijo y del Espíritu Santo es “conocimiento salvador”. Ese es el tema de esta obra.
–Los editores.
Fuente: Editorial ACES
Dios los bendiga!!!
Apreciados. Muy buen trabajo, excelente tarea la de poner en las manos de todos los que deseen esta hermosa guía, práctica y escencial para la felicidad y vida eterna del ser humano. Sugiero habilitar la posibilidad de descargar el PDF.
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