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Intermediarios | Lección 9: Escogiendo la palabra correcta | 4to Trimestre 2023 | Año D

Intermediarios | Lección 9: Escogiendo la palabra correcta | 4to Trimestre 2023 | Año D

Lección 9:
ESCOGIENDO LA PALABRA CORRECTA


Intermediarios | Lección 9: Escogiendo la palabra correcta | 4to Trimestre | Año D



Textos clave y referencias:
Juan 1:1-5;
El Deseado de todas las gentes, cap. 29, pp. 253, 254.

Versículo para Memorizar:
“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. [...] En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad”
(Juan 1:1, 4).

Mensaje:
Jesús es el Creador y el mensajero de vida y luz.


¿Has estado alguna vez en un lugar totalmente oscuro, quizás en lo profundo de una cueva o en un cuarto oscuro? ¿Cómo te sentías allí? ¿Es ese un lugar donde quieres pasar mucho tiempo?

Juan estaba sentado en su sencillo escritorio de madera, un trozo limpio de pergamino descansaba sobre la superficie rústica. Comenzaba a amanecer en el cielo oriental. En solo algunos minutos no necesitaría la lámpara vacilante delante de él.

A su edad ya no siempre dormía bien, de modo que a menudo se levantaba antes de que saliera el sol. No importaba. Esa era la hora del día que más le gustaba, cuando los primeros rayos del amanecer cincelaban la noche a través del cielo. Se deleitaba en la promesa de la vida que comienza cada nuevo día. En su juventud esto significaba el fin de un día de trabajo, porque en el mar de Galilea el mejor momento para pescar era durante la noche con el cielo oscuro. Pero cuando conoció a Jesús, su vida cambió tan drásticamente como cambia el día en la noche.

Juan mojó su pluma con tinta y la colocó sobre el papel. Había estado pensando acerca de esto por mucho tiempo. Todos los que habían conocido a Jesús personalmente ya habían muerto; Juan era el único que quedaba vivo. Si no escribía lo que había visto, escuchado y sentido personalmente, pronto se perdería para siempre.

Era importante que escogiera exactamente las palabras correctas para expresar lo que quería decir. Después de todo, las personas para las que estaba escribiendo nunca habían visto a Jesús, nunca habían caminado con él ni hablado con él como lo había hecho Juan. ¿Cómo podría hacerles comprender quién era Jesús y la razón por la cual había venido?

¿Dónde comenzar? Juan mojó nuevamente su pluma con la tinta y comenzó a escribir. En el principio... ¿En el principio qué? En el principio... bueno, Dios estaba allí en la persona de Jesús. Jesús el Creador, quien había creado todas las cosas por su palabra. Su palabra era tan poderosa que todo lo que tenía que hacer era hablar y lo que decía se hacía realidad.


Juan puso a un lado su pluma y acarició su larga barba blanca. Si, Jesús había creado el mundo y todo lo que en él había, solamente con el poder de su voz, pero su palabra era más que eso, era algo diferente. Las palabras que él, Juan, le había oído decir a Jesús no eran las palabras de la creación, sino palabras de vida. Vida y amor. Jesús hablaba constantemente acerca de su Padre. De hecho, él dijo que había venido para revelar a su Padre, para que el mundo conociera a su Padre.


¡Eso era! Sus palabras eran un mensaje, un mensaje de amor y de vida. Y ese mensaje estaba allí en el principio, antes de que el mundo se formara. Dios era amor desde el principio, y Jesús vino a la tierra para traer ese mensaje. Ese mismo amor fue el que formó el mundo, el que dio vida al mundo y el que nació en el mundo para morir en nuestro lugar y devolvernos la vida que Satanás nos había quitado.

Ese mensaje era la luz. Era tan fresco y tan glorioso como el sol que asoma en el horizonte cada mañana. Era tan encantador y lleno de esperanza como una nueva planta que abre su camino por el oscuro lodo hasta alcanzar la cálida luz. Esa luz trajo vida.

“Por eso yo estaba tan deseoso de dejar de pescar en las noches para seguir a Jesús —musitó Juan—. Cambié una vida en la oscuridad por una vida en la luz de Jesús”.

Ahora su pensamiento era más claro. Una vez más Juan mojó la pluma y miró lo que había escrito. En el principio... ¡por supuesto! era el Verbo! El Verbo que creó la vida, el Verbo que era el mensaje de Dios. El Verbo que era Jesús. Y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios, Juan continuó escribiendo, ahora más rápido. Él estaba con Dios en el principio (Juan 1:1, 2).


Las ideas ahora fluían más rápido de lo que la pluma podía escribir. Si alguien escuchaba podía oír el sonido de la pluma sobre el papel interrumpido por breves pausas para mojar la pluma en la tinta. Y un corto soplido apagó la lámpara que ya no era necesaria, porque había llegado la luz.


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Dios lo bendiga!!!

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