Lección 1:
Mujeres liderando
Textos clave y referencias:
Jueces 4, 5;
Patriarcas y profetas, cap. 53, pp. 529, 530.
Versículo para Memorizar:
“Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey”
(1 Pedro 2:17).
Mensaje:
Debemos respeto a los dirigentes que Dios ha colocado en puestos de autoridad.
Jueces 4, 5;
Patriarcas y profetas, cap. 53, pp. 529, 530.
Versículo para Memorizar:
“Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey”
(1 Pedro 2:17).
Mensaje:
Debemos respeto a los dirigentes que Dios ha colocado en puestos de autoridad.
¿Tienes algunos deberes especiales que debes cumplir en la casa? ¿Te piden tu mamá o tu papá que hagas cosas que no puedes hacer? Dios tiene una obra especial para cada uno de nosotros. Nunca nos pide que hagamos cosas que son demasiado difíciles para nosotros. Vamos a descubrir más acerca de una persona a quien Dios le dio una tarea especial.
Dios le dio a Débora una responsabilidad especial: dirigir al pueblo de Israel. ¡Era un trabajo duro! La gente no obedecía a Dios; en vez de obedecerlo, adoraban ídolos. Veinte años antes, el rey Jabín había atacado a Israel. Ganó la batalla e hizo de los israelitas sus esclavos. Ahora todos vivían temerosos del rey y de su general Sísara, quien tenía novecientos carros de hierro.
Débora era una jueza. Pero no tenía una oficina ni una sala de tribunal como los jueces de hoy. Débora tenía su tribunal debajo de una palmera. Cuando la gente tenía un problema, iban a ver a Débora para que los ayudara a encontrar una solución. La gente le pedía consejo. Débora escuchaba cómo la gente estaba triste y arrepentida por haberse alejado de Dios y por haber adorado ídolos. Le pedían a Débora que les enseñara a adorar al verdadero Dios.
Un día, Dios le habló a Débora.
—He escuchado las oraciones de mi pueblo y los voy a librar de la esclavitud.
Débora escuchó atentamente las instrucciones de Dios y luego le pasó esas instrucciones a Barac.
—Dios te manda que reúnas a 10.000 hombres en el monte Tabor. Él va a entregar a Sísara en tus manos.
Barac tenía miedo. Él sabía bien cuán cruel era el ejército de Sísara. Ellos habían atacado el pueblo donde vivía. Pero Barac respetaba a Débora. Sabía que Dios había hablado a través de ella.
—Si tú vas conmigo y con mi ejército —le dijo Barac a Débora—, yo iré.
Cuando Débora aceptó ir con él, Dios le dio otro mensaje para Barac:
—Siendo que quieres que vaya contigo, no tendrás tú el honor de ganar la batalla. El honor será para una mujer.
Débora, Barac y los 10.000 soldados no tuvieron que pelear mucho. Nada más salir Barac al encuentro de Sísara, Dios derrotó a Sísara y a su ejército. Todos abandonaron los carros y salieron huyendo. Barac y sus hombres los capturaron y destruyeron el ejército. Pero en la confusión, Sísara pudo escapar.
Sísara había huido a pie hasta la carpa de Jael. El esposo de Jael era uno de sus amigos. Así que Sísara pensó que estaría a salvo por un tiempo. Sísara le pidió a Jael que le trajera algo de comer y lo escondiera en un lugar donde pudiera descansar.
Jael sabía que Sísara era un hombre malo y mientras dormía, ella lo mató. Y así fue como se cumplió la profecía de Débora. Jael, una mujer, fue la que destruyó a Sísara, no Barac.
Dios usa toda clase de dirigentes en su iglesia: hombres y mujeres, viejos y jóvenes, ricos y pobres. Los niños pueden ser dirigentes también. La Biblia dice que en el cielo, “un niño pequeño los guiará” (Isaías 11:6).
Necesitamos prestar atención a los dirigentes que Dios ha elegido, a fin de que podamos obtener TODAS las bendiciones que Dios nos tiene guardadas. Cuando Dios nos pide que hagamos algo, queremos estar listos para obedecerle.
Dios lo bendiga!!!
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