Lección de Escuela Sabática de Adultos 2do Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 2do Trimestre 2020, Lección 2do Trimestre 2020,
Lección 7: Para el 16 de mayo de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 32:46, 47; 1 Reyes 3:6; Números 6:24-26; Génesis 1:26, 27; 2:15-23; 15:1-5.
PARA MEMORIZAR:
“Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deut. 31:26).
Se hablan más de seis mil idiomas en el mundo actualmente. La Biblia completa se ha traducido a más de seiscientos idiomas, y el Nuevo Testamento o algunas porciones se tradujeron a más de dos mil quinientos idiomas también. Esos son muchos idiomas, por cierto. Pero, al mismo tiempo, todavía es menos de la mitad de los idiomas que se conocen en el mundo.
Se estima que mil quinientos millones de personas no cuentan con la Biblia completa traducida a su lengua materna. Si bien todavía hay mucho por hacer, los esfuerzos de las sociedades bíblicas han garantizado que seis mil millones de personas puedan leer las Escrituras.
Y ¡qué bendición es estar entre quienes tienen la Biblia en su propio idioma! A menudo lo damos por sentado, olvidando que muchos no tienen la Biblia y que, durante siglos en Europa, la Biblia se mantuvo deliberadamente alejada de las masas. Gracias a la imprenta y la Reforma, eso ya no es así. Quienes sí tenemos la Biblia seguimos viendo cómo podemos aprender a estudiar la Palabra, llenos del Espíritu, y conocer al Señor revelado en sus páginas.
CÓMO ENTENDER LAS ESCRITURAS
Lee 2 Timoteo 3:16 y 17. ¿Con qué propósito nos fue dada la Biblia?
La Biblia se escribió como testimonio de la obra de Dios en la historia, de su plan para redimir a la raza caída de la humanidad y para instruirnos en todos los caminos de la justicia. El Señor eligió hacer esto en lenguaje humano, haciendo que sus pensamientos e ideas sean visibles mediante las palabras humanas. Al redimir a Israel de Egipto, Dios eligió una nación específica para transmitir su mensaje a todos los pueblos. Permitió que esa nación comunicara su Palabra a través de su idioma, el hebreo (y algunas partes en arameo, un idioma relacionado con el hebreo).
El auge de la cultura griega trajo una nueva oportunidad, al permitir que el Nuevo Testamento se comunicara a través del idioma universal, el griego, que se hablaba ampliamente en esa parte del mundo en ese momento. (De hecho, también hubo una traducción al griego del Antiguo Testamento, la versión de los LXX, o Septuaginta.) Este lenguaje “universal” les permitió a los apóstoles y a la iglesia primitiva difundir el mensaje por todas partes con un nuevo celo misionero después de la muerte de Cristo. Posteriormente, el apóstol Juan dio “testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto” (Apoc. 1:2). De esta manera, la Biblia indica la continuidad de este “testimonio” inspirado desde el primer autor de las Escrituras hasta el último.
Lee Deuteronomio 32:46 y 47. ¿Por qué era tan importante que los hijos de Israel obedecieran “todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46), la Torá? ¿De qué manera la Palabra de Dios “prolonga” nuestros días? ¿Qué podría significar eso en nuestro contexto actual?
Algunos tienen la Biblia traducida a su lengua materna, e incluso tienen varias versiones de ella en su propio idioma. Otros quizá tengan una sola versión a lo sumo. Pero, al margen de lo que tú tengas, la clave es apreciarla como la Palabra de Dios y, principalmente, obedecer lo que enseña.
■ ¿Por qué nunca es “cosa vana” (Deut. 32:47) obedecer la Palabra de Dios y enseñársela también a tus hijos?
LAS PALABRAS Y SUS SIGNIFICADOS
En todos los idiomas hay palabras que tienen un significado tan rico y profundo que son difíciles de traducir adecuadamente con una sola palabra a otro idioma. En la Biblia, ese tipo de palabras requiere un amplio estudio de su uso para comprender la amplitud de su significado.
Lee 1 Reyes 3:6; Salmo 57:3; 66:20; 143:8; y Miqueas 7:20. ¿Cómo se extienden la misericordia y la bondad de Dios hacia sus seres creados?
La palabra hebrea chesed (misericordia) es una de las palabras más ricas y profundas del Antiguo Testamento. Describe el amor, la benignidad y la misericordia de Dios y su actitud de pacto hacia su pueblo. En estos pocos pasajes, lo hemos visto mostrar “gran misericordia (chesed) a tu siervo David [...] tú le has reservado esta tu gran misericordia (chesed)” (1 Rey. 3:6). Él “enviará su misericordia (chesed) y su verdad” (Sal. 57:3). Con respecto a Israel, él le cumpliría “la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia (chesed)” (Miq. 7:20). Se han escrito libros enteros sobre la palabra chesed, que intentan captar la profundidad de la misericordia y el amor de Dios hacia nosotros.
Lee Números 6:24 al 26; Job 3:26; Salmo 29:11; Isaías 9:6; y 32:17. En estos pasajes, ¿qué es la “paz”, o shalom, que se menciona?
La palabra hebrea shalom a menudo se traduce como “paz”. Pero el significado de la palabra es mucho más profundo y más amplio. Puede traducirse como “totalidad, integridad y bienestar”. La bendición y la gracia de Dios nos mantienen en un estado de shalom, que es un regalo de Dios (Núm. 6:24-26). Al contrario, la experiencia angustiante de Job produce una situación en la que no tiene “tranquilidad ni reposo” (RVC) porque carece de shalom. En este mundo agitado, es una profunda bendición dar la bienvenida al día de reposo con las palabras shabbat shalom, ya que nuestra comunión con Dios proporciona la máxima paz y plenitud que nuestra vida anhela..
■ Cualquiera que sea el idioma que hablemos y leamos, incluso sin saber el significado original de estas palabras, ¿cómo podemos experimentar la realidad de lo que significan según nuestro leal saber y entender?
REPETICIÓN, FORMAS DE ESCRITURA Y SIGNIFICADO
En el pensamiento hebreo, hay varias formas de expresar ideas que refuerzan el significado y enfatizan la importancia de los conceptos. A diferencia de los idiomas europeos, el hebreo no contiene signos de puntuación en el idioma original, por lo que la estructura del lenguaje desarrolló otras formas de comunicar esas ideas.
Lee Génesis 1:26 y 27; e Isaías 6:1 al 3. ¿Qué palabras se repiten en estos pasajes? ¿Cómo se realzan estas palabras repetidas con diferentes conceptos que se presentan a través de la repetición?
Una de las formas en que el escritor hebreo podía enfatizar determinado atributo de Dios era repitiéndolo tres veces. A medida que el relato de la Creación llega al clímax de la obra creadora de Dios, el texto enfatiza la importancia única de la humanidad creada. El término bara’, “crear”, siempre tiene solo a Dios como sujeto. Es decir, solo Dios tiene el poder de crear sin depender de la materia preexistente. Este texto describe la creación del hombre: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gén. 1:27). Observa la repetición triple de la palabra “crear”. Por lo tanto, Moisés enfatizó que Dios creó a la humanidad, y también que la creó a su imagen. Estas verdades fueron su énfasis.
En la visión y el llamado de Isaías, los serafines repiten las palabras: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos” (Isa. 6:3). El énfasis está en la santidad de un Dios asombroso cuya presencia llena el Templo. También vemos esta santidad a través de las palabras de Isaías, mientras se halla en presencia del Todopoderoso: “¡Ay de mí! que soy muerto” (Isa. 6:5). Incluso un profeta como Isaías, confrontado con la santidad y el carácter de Dios, tembló ante su propia indignidad. Por lo tanto, incluso aquí, mucho antes de la exposición de Pablo sobre el pecado humano y la necesidad de un Salvador (Rom. 1-3), podemos ver que la Biblia expresa la naturaleza caída de la humanidad, incluso en una persona “buena” como Isaías.
En Daniel 3, tenemos una repetición (con variaciones) de la frase “la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado” (Dan. 3:1, 2, 3, 5, 7, 12, 14, 15, 18). Esta frase, o sus variantes, se repite diez veces en el capítulo, para contrastar el proceder de Nabucodonosor en desafío a la imagen que Dios le reveló a través de Daniel (Dan. 2:31-45). El énfasis aquí está en el intento de la humanidad de convertirse en dios para que la adoren, en contraste con el único Dios verdadero, el único digno de adoración.
TEXTOS Y CONTEXTOS
Las palabras en las Escrituras siempre se dan en un contexto. No están solas. Una palabra tiene su contexto inmediato dentro de una oración, y es esta unidad la que debe entenderse primero. Luego está el contexto más amplio de la unidad general en la que aparece la oración. Quizá sea una parte del pasaje, un capítulo o una serie de capítulos. Es fundamental comprender lo mejor posible el contexto de las palabras y las oraciones para no arribar a conclusiones erróneas.
Compara Génesis 1:27 con Génesis 2:7. Luego lee Génesis 2:15 al 23. ¿Cómo podemos entender, a partir de estos diferentes pasajes y contextos, la definición de adam, la palabra hebrea para “hombre”?
Ya hemos visto que la repetición del término bara’ en Génesis 1:27 indica un énfasis en la creación del hombre. Ahora vemos que el hombre se define dentro del contexto de este versículo como “hombre y mujer”. Esto significa que el término hebreo adam debe entenderse en este pasaje como una referencia al género humano, o la humanidad.
Sin embargo, en Génesis 2:7, el mismo término adam se usa para referirse a la formación de Adán del polvo de la “tierra” (en hebreo adamah, observa el juego de palabras). Aquí solo se hace referencia al Adán masculino, ya que la creación de Eva es posterior y de una manera totalmente diferente. Así, en cada pasaje, incluso dentro del contexto de dos capítulos, vemos una diferenciación entre la definición de adam como “humanidad” (Gén. 1:27) y el hombre Adán (Gén. 2:7). Más adelante en las genealogías se confirma el hecho de que Adán es una persona (Gén. 5:1-5; 1 Crón. 1:1; Luc. 3:38) y en la alusión a Jesús, quien se convierte en el “segundo Adán” (Rom. 5:12-14).
Así como la palabra Adán aparece en un pasaje específico, así también el contexto de la creación de Adán y Eva se encuentra en el relato más extenso de la Creación, como podemos ver en Génesis 1 y 2. Esto es lo que se entiende por una unidad más grande. La unidad informa al intérprete de temas, ideas y desarrollos adicionales. A Génesis 2:4 al 25 a veces se lo llama el segundo relato de la Creación, pero en realidad solo hay una diferencia en el énfasis (ver la próxima semana). Sin embargo, en ambos relatos se nos muestran los orígenes definitivos de la humanidad.
■ Como podemos ver, el hombre y la mujer, la humanidad, son creaciones directas de Dios. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán necia es realmente la “sabiduría del mundo” (1 Cor. 1:20) al enseñarnos que surgimos de la mera casualidad?
LOS LIBROS Y SU MENSAJE
Las unidades más grandes de las Escrituras son los libros de la Biblia. Los libros bíblicos se escribieron con diferentes propósitos y en diferentes ámbitos. Algunos sirvieron como mensajes proféticos; otros eran compilaciones, como los Salmos. Hay libros históricos como Primero y Segundo de Reyes, y hay cartas a varias iglesias, como las escritas por Pablo y otros.
Cuando intentamos comprender el significado y el mensaje de un libro, es importante comenzar con la autoría y el entorno. A muchos libros de la Biblia se les atribuyen autores. Se identifica a Moisés como el autor de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento (Jos. 8:31, 32; 1 Rey. 2:3; 2 Rey. 14:6; 21:8; Esd. 6:18; Neh. 13:1; Dan. 9:11-13; Mal. 4:4). Esto lo confirman Jesús (Mar. 12:26; Juan 5:46, 47; 7:19) y los apóstoles (Hech. 3:22; Rom. 10:5). En otros casos, no se identifica a algunos autores bíblicos. Por ejemplo, los autores de los libros de Ester y Rut, así como los autores de muchos de los libros históricos como Samuel y Crónicas, no están identificados.
Lee Génesis 15:1 al 5; y 22:17 y 18. ¿Qué significado tiene para nosotros que Moisés haya escrito el libro de Génesis?
Moisés escribió de Éxodo a Deuteronomio después del Éxodo, por supuesto. Pero, como Génesis es fundamental como historia de los actos de Dios desde la Creación hasta el período patriarcal, es lógico que este libro se haya escrito antes del Éxodo.
“A medida que pasaban los años y erraba con sus rebaños por lugares solitarios, meditando acerca de la condición oprimida en que vivía su pueblo, Moisés repasaba el trato de Dios hacia sus antepasados, las promesas que eran la herencia de la nación elegida, y sus oraciones en favor de Israel ascendían día y noche. Los ángeles celestiales derramaban su luz alrededor de él. Allí, bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió el libro de Génesis” (PP 255, 256).
El libro de Génesis nos habla de nuestros orígenes y también del plan de salvación o los medios por los cuales Dios redimirá a la humanidad caída. Este plan se hace aún más evidente con el pacto que Dios hace con Abraham, que implica su promesa de establecer a través de él una gran nación compuesta por una “descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar” (Gén. 22:17).
■ ¿Qué otras grandes verdades aprendemos con el libro de Génesis, que de otra manera no podríamos conocer? ¿Qué nos enseña esto acerca de la importancia de la Palabra de Dios para nuestra fe?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El conflicto de los siglos, “El lucero de la Reforma”, pp. 75-90; “Un campeón de la verdad”, pp. 135-156. También lee la parte 4, de los puntos a. al j., del documento: “Métodos de estudio de la Biblia”: https://cort.as/-MdHR.
“En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como una revelación autorizada e infalible de su voluntad. Son la norma del carácter, las reveladoras de doctrinas y las examinadoras de la experiencia. [...] Sin embargo, el hecho de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por medio de su Palabra no anuló la necesidad que ellos tienen de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Por el contrario, el Salvador prometió el Espíritu para abrir la Palabra a sus siervos, para iluminar y aplicar sus enseñanzas. Y, como el Espíritu de Dios fue el que inspiró la Biblia, es imposible que alguna vez las enseñanzas del Espíritu sean contrarias a las de la Palabra” (CS 7).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Independientemente de la cantidad de traducciones de la Biblia que haya en tu idioma, ¿qué puedes hacer para aprovechar al máximo lo que tienes? ¿Cómo puedes aprender a apreciar la Biblia como la Palabra de Dios y procurar, con fe, obedecer lo que esta enseña?
2. Piensa en la diferencia entre lo que la Palabra de Dios enseña acerca del origen de la humanidad (que fuimos creados por Dios en el sexto día de la Creación) y lo que la misma humanidad enseña, bajo el nombre de “ciencia” (que evolucionamos durante miles de millones de años). ¿Qué debería decirnos este enorme contraste entre ambas enseñanzas acerca de la importancia de atenernos a lo que enseña la Biblia y de cuán lejos puede llegar la humanidad cuando se aparta de la Palabra de Dios y de lo que esta enseña claramente?
3. ¿Qué herramientas bíblicas tienes disponibles para ayudarte a comprender mejor la Biblia? E incluso, si no tienes herramientas adicionales, ¿cómo puedes aprender a aplicar algunas de las lecciones aprendidas esta semana sobre cómo interpretar la Biblia?
4. A los israelitas se les dijo que les enseñen a sus hijos las grandes verdades que se les confiaban y que vez tras vez relatasen las historias de la conducción de Dios en su vida (Deut. 4:9). Más allá del beneficio obvio que implica transmitir la fe, ¿qué tienen la enseñanza y el relato de historias sobre la conducción de Dios en nuestra vida que tienden a aumentar nuestra fe? Es decir, ¿por qué el hecho de compartir la verdad bíblica con los demás también es beneficioso para nosotros?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Deuteronomio 32:46, 47; 1 Reyes 3:6; Números 6:24-26; Génesis 1:26, 27; 2:15-23; 15:1-5.
Parte I: RESEÑA
Las palabras tienen poder. Pueden despertar a un pueblo de la opresión de la esclavitud a una vida fiel de liberación. Josué instó al pueblo: “Escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). Las palabras también pueden ser devastadoras y usarse para destruir y engañar. Cuando Satanás tentó a Eva en el Jardín del Edén, insinuó la duda: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gén. 3:1). Las palabras pueden ser acusatorias y críticas, y pueden ser relajantes y afables, que traen sanidad al alma.
Dios eligió comunicar la historia de la Creación, la Caída, el plan de redención, la promesa de restauración y la Segunda Venida al mundo a través de profetas y escritores. Estos escribieron en hebreo, arameo y griego, idiomas que a menudo son bastante diferentes de los que aprendimos en la infancia. La Biblia entera ha sido traducida, por lo menos, a 636 idiomas; y el Nuevo Testamento, a otros 3.223 idiomas o más, por lo que el 95 por ciento de la población de la Tierra puede leer la Palabra de Dios. En la lección de esta semana, analizaremos cómo interpretar las palabras, las frases y los relatos de las Escrituras dentro de sus contextos originales para poder comprender mejor el mensaje de Dios para nosotros hoy.
Parte II: COMENTARIO
Texto bíblico
Es importante entender que el significado deriva de las partes más pequeñas del lenguaje, la palabra individual en sí, y se expande al contexto de una oración, una narración y finalmente un libro. La palabra dabar, en hebreo, es muy rica semánticamente, ya que puede significar una “palabra”, una “cosa” o incluso una “profecía”. Por esta razón, es importante estudiar el contexto más amplio de las palabras y cómo se pueden usar en la Biblia. Las palabras hebreas chesed (misericordia) y shalom (paz) son ejemplos de las clases de palabras que tienen un amplio rango semántico y pueden entenderse más profundamente si se estudian desde todo el contexto de la Escritura. En otros casos, hay enseñanzas bíblicas (doctrinas) o ideas que se entienden mejor al estudiar un grupo de palabras con significados similares que juntos brindan una gama completa de interpretación. Una de esas enseñanzas que se beneficia con un enfoque como este es el concepto bíblico del remanente.
Ilustración
La Iglesia Adventista del Séptimo Día se identifica como la iglesia remanente de la profecía bíblica. Surgió como un movimiento en este tiempo del fin para proclamar el mensaje de los tres ángeles con claridad. La iglesia remanente proclama el sábado como el sello que distinguirá a los que guardan los mandamientos y tienen la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Su capacidad para guardar los mandamientos solo puede venir a través de los méritos y el poder de Cristo, como lo demuestra su ejemplo para vencer y heredar la corona de la vida (Juan 16:32, 33; 1 Juan 4:4; 5:4, 5; Apoc. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). Sin embargo, esta afirmación de ser el Remanente suena bastante exclusivista y arrogante en nuestro entorno moderno. ¿Cómo podemos saber que Dios tiene un remanente?
La idea de remanente se encuentra en toda la Escritura. Una de las palabras para “remanente” es she’ār, que en sus diversas derivaciones aparece 226 veces en el Antiguo Testamento. La forma nominal she’ār puede designar al “remanente” de Israel (Isa. 10:20, RVA-2015, NVI), o “su pueblo” (Isa. 11:11, 16; 28:5). En este caso, el texto indica que este es un remanente elegido por Dios. Isaías 4:2 al 6 y 6:13 describen aún más a un remanente que ha pasado por un fuego purificador de juicio divino y se presenta como un pueblo santo. Otras palabras hebreas que describen al remanente también pueden estudiarse e incluir términos como pālat, mālat, yāthar, sārid y ‘aharît. Estos términos también deben estudiarse en sus contextos. Cualquiera puede hacer esto con una buena concordancia. Un estudio de este tipo revela que la Biblia describe el concepto de “remanente” de varias maneras: (1) El “remanente histórico” es el de Isaías 1:4 al 9, que son los sobrevivientes de una catástrofe; (2) el “remanente fiel” son los que permanecen fieles a Dios y que cumplen todas las promesas del pueblo de Dios; y finalmente, (3) el “remanente escatológico” son los que pasan por las tribulaciones del tiempo del fin y salen victoriosos en el gran día del Señor para recibir su Reino. En Apocalipsis, el dragón se enfurece con la mujer y hace guerra “contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12:17). La rica naturaleza de cada uno de estos términos en sus contextos se suma a los demás hasta que, dentro de todo el contexto de la Biblia, el concepto emerge con claridad, y el que estudia comienza a comprender la totalidad de la idea del “remanente” (ver G. F. Hasel, Understanding the Living Word of God, pp. 113–116).
Ilustración
Dos descubrimientos o avances en los últimos tiempos nos han ayudado a comprender el origen de la Biblia. La lengua egipcia, escrita en jeroglíficos, fue descifrada en 1822 por Jean Champollion. Este descubrimiento reveló los secretos perdidos hace mucho tiempo de una de las civilizaciones más antiguas y nos permitió comparar los antiguos textos egipcios con el texto bíblico . Surgieron varias contribuciones interesantes con el tiempo: (1) Los egipcios, que regularmente hacían campaña e intercambios con Canaán, registraron muchos de los lugares geográficos mencionados en la Biblia. Se encontró mucha correspondencia y precisión entre los nombres y los lugares mencionados en Egipto y en la Biblia. (2) Se encontraron muchos términos egipcios de préstamo, especialmente en los primeros cinco libros del Pentateuco. Los académicos han documentado una serie de préstamos, como tevah, la palabra para “arca”, que deriva de la palabra egipcia que significa “caja”, “cofre” o “baúl”. Esta palabra se usa tanto para el arca de Noé como para el arca en la que Moisés fue puesto cuando era bebé. El nombre para Egipto que se utiliza en la Biblia es Mitzraim. Este nombre es una palabra dual en hebreo que proviene del egipcio msr, la palabra para Egipto. El sufijo dual indica las “dos tierras” del Alto y el Bajo Egipto. También se usan modismos egipcios. La frase “brazo extendido”, usada para describir la protección de Dios, es una expresión egipcia común de fuerza. El autor utilizó títulos egipcios, así como modales y costumbres del lenguaje. Finalmente, aparece una serie de nombres personales egipcios. Todos estos descubrimientos apuntan a la conclusión de que los primeros libros de la Biblia se escribieron durante la generación del Éxodo y que el autor estaba íntimamente familiarizado con Egipto, sus costumbres y su historia. Moisés indudablemente tenía la educación y el bagaje necesarios para escribir los libros de Génesis a Deuteronomio, como a menudo afirma la Biblia.
Otro descubrimiento se refiere al manuscrito original de las Escrituras por parte de Moisés. La invención del alfabeto, derivado de los jeroglíficos egipcios, tuvo lugar en la península del Sinaí aproximadamente un siglo antes del Éxodo. Este gran avance en la comunicación simplificó la escritura e hizo posible la alfabetización para la gente común. Por ende, Moisés podría haber escrito no en jeroglíficos egipcios complicados, sino en el alfabeto protocananeo simplificado que con el tiempo se convertiría en hebreo. Los tiempos de Dios siempre son perfectos para poner su mensaje en manos de su pueblo.
Texto bíblico
Otros conceptos y palabras de la Biblia son completamente únicos. En el relato de la Creación se da más énfasis a la creación de la humanidad que a cualquier otro elemento o criatura. La humanidad se coloca en el pináculo de la Creación. Es la obra del Dios trino cuando proclaman su intención: “Hagamos al hombre a nuestra imagen” (Gén. 1:26). El énfasis triple de este versículo en el verbo bara’, “crear”, reitera la intención de Dios de crear al hombre y a la mujer de manera única a su imagen y semejanza. El contexto inmediato de Génesis 1 indica que tanto ‘Elohim, “Dios”, en su majestuosa pluralidad como ruach Elohim, “el Espíritu de Dios”, participan de la obra creadora (Gén. 1:1, 2). Juan 1:1 al 3 deja en claro que Jesús era el agente de la Creación, porque “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Al permitir que la Escritura en su totalidad se interprete a sí misma, descubrimos que el “hagamos” de Génesis 1:26 incluía a los tres miembros de la Deidad. Por ende, la humanidad fue creada por una relación para una relación, a fin de que pudiera “fructifica[r] y multiplica[rse]; llena[r] la tierra” (Gén. 1:28). Fueron creados para comulgar con Dios en el día de reposo que él creó para ellos. Su propósito para nosotros por toda la eternidad es que Dios pueda habitar entre su pueblo.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Entonces, ¿cómo podemos estudiar la Biblia en profundidad sin entender los idiomas bíblicos originales? Tenemos herramientas disponibles en Internet como miconcordancia.com y BibleGateway.com, o concordancias impresas, que son accesibles hoy más que nunca. Podemos estudiar cómo se usan las palabras dentro de las frases, dentro de los libros y en toda la Biblia. Los fundadores de nuestra iglesia no tenían todas las herramientas disponibles que tenemos hoy. Tenían sus Biblias y concordancias. Siguieron cuidadosamente los principios protestantes de la interpretación bíblica y, bajo la inspiración del Espíritu Santo, pudieron conocer el plan de salvación de Dios y las verdades enseñadas por los profetas y por Jesús. A continuación, hay algunas preguntas para debatir que puedes usar para guiar al grupo:
1. Saber que Moisés escribió los primeros cinco libros de la Biblia ¿cómo nos ayuda a aceptar las Escrituras como una fuente confiable hoy? Recuérdale a la clase las palabras de advertencia que Moisés le dio al pueblo al momento de su muerte (Deut. 32:46). Analicen cómo podemos practicar este principio con nuestras familias.
2. ¿Qué significa permitir que las Escrituras interpreten las Escrituras? ¿Por qué es importante entender el significado de lo que dice la Escritura misma en lugar de introducir nuestras propias ideas a la Escritura?
3. Entender una palabra y su profundidad de significado ¿cómo nos ayuda a ver el propósito de Dios para nuestra vida? ¿Qué tipo de poder tienen ciertas palabras en el Antiguo Testamento (por ejemplo: justicia, misericordia o esperanza)? ¿Cómo impactan estas palabras en nuestro conocimiento del carácter de Dios?
Dios lo bendiga!!!
IDIOMAS, TEXTO Y CONTEXTO
Sábado 9 de mayo
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 32:46, 47; 1 Reyes 3:6; Números 6:24-26; Génesis 1:26, 27; 2:15-23; 15:1-5.
PARA MEMORIZAR:
“Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deut. 31:26).
Se hablan más de seis mil idiomas en el mundo actualmente. La Biblia completa se ha traducido a más de seiscientos idiomas, y el Nuevo Testamento o algunas porciones se tradujeron a más de dos mil quinientos idiomas también. Esos son muchos idiomas, por cierto. Pero, al mismo tiempo, todavía es menos de la mitad de los idiomas que se conocen en el mundo.
Se estima que mil quinientos millones de personas no cuentan con la Biblia completa traducida a su lengua materna. Si bien todavía hay mucho por hacer, los esfuerzos de las sociedades bíblicas han garantizado que seis mil millones de personas puedan leer las Escrituras.
Y ¡qué bendición es estar entre quienes tienen la Biblia en su propio idioma! A menudo lo damos por sentado, olvidando que muchos no tienen la Biblia y que, durante siglos en Europa, la Biblia se mantuvo deliberadamente alejada de las masas. Gracias a la imprenta y la Reforma, eso ya no es así. Quienes sí tenemos la Biblia seguimos viendo cómo podemos aprender a estudiar la Palabra, llenos del Espíritu, y conocer al Señor revelado en sus páginas.
Notas EGW
Sábado
El estandarte de la verdad y de la libertad religiosa que aquellos reformadores hicieron ondear, se nos ha entregado en este último conflicto. La responsabilidad de este gran don descansa sobre quienes Dios ha bendecido con el conocimiento de su Palabra. Debemos considerar la Palabra de Dios como la autoridad suprema. Debemos aceptar sus verdades y hacerlas nuestras. Podremos apreciarlas únicamente si las buscamos mediante el estudio personal.
Cuando convirtamos la Palabra de Dios en la guía de nuestras vidas, se contestará en nosotros la oración de Cristo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Juan 17:17. Reconocer la verdad en palabra y en acción, será nuestra confesión de fe. Únicamente así podrán los demás confirmar que creemos en la Biblia.
Los reformadores cuya protesta hizo que se nos conociera como “protestantes”, creían que Dios los había llamado a llevar el evangelio al mundo. Para cumplir con este mandato estuvieron dispuestos a sacrificar sus posesiones, su libertad y sus vidas. ¿Seremos en este último gran conflicto tan fieles a nuestro cometido, como lo fueron los reformadores a la de ellos? —Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 402, 403.
La verdad para aquel tiempo se llevó a todo rincón del mundo en medio de la persecución y la muerte. La Palabra de Dios se llevó al pueblo. Todas las clases sociales, los encumbrados y el populacho, ricos y pobres, letrados e ignorantes, la estudiaron con entusiasmo. Quienes recibieron la luz se convirtieron a su vez en mensajeros. En aquellos días la verdad se llevó a la gente gracias a la imprenta. La pluma de Lutero era poderosa, y sus escritos, esparcidos por doquier, agitaron al mundo. Las mismas opciones están a nuestra disposición, multiplicadas por cien. Las Biblias y las diversas publicaciones en numerosos idiomas que presentan la verdad para este tiempo, están a nuestro alcance y pueden llevarse rápidamente a cualquier parte del mundo. Debemos proclamar a los hombres el último mensaje de advertencia de Dios, y ¡cuánta diligencia debemos manifestar en el estudio de la Biblia y en nuestro celo al difundir la luz! —Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 403.
En estos días de viajes, las oportunidades para ponerse en contacto con hombres y mujeres de todas las clases sociales y de muchas nacionalidades, son mayores que en los días de los israelitas. Las rutas de viaje se han multiplicado mil veces. Dios ha preparado admirablemente el camino. Tenemos a nuestra disposición los beneficios de la imprenta. Tenemos Biblias y publicaciones en diversos idiomas que explican la verdad para este tiempo, que pueden llevarse con rapidez a todos los países del mundo.
Los cristianos que viven en los grandes centros comerciales y turísticos tienen oportunidades especiales. Los creyentes que moran en estas ciudades pueden trabajar para Dios en el vecindario de sus hogares —Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 99.
Sábado
El estandarte de la verdad y de la libertad religiosa que aquellos reformadores hicieron ondear, se nos ha entregado en este último conflicto. La responsabilidad de este gran don descansa sobre quienes Dios ha bendecido con el conocimiento de su Palabra. Debemos considerar la Palabra de Dios como la autoridad suprema. Debemos aceptar sus verdades y hacerlas nuestras. Podremos apreciarlas únicamente si las buscamos mediante el estudio personal.
Cuando convirtamos la Palabra de Dios en la guía de nuestras vidas, se contestará en nosotros la oración de Cristo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Juan 17:17. Reconocer la verdad en palabra y en acción, será nuestra confesión de fe. Únicamente así podrán los demás confirmar que creemos en la Biblia.
Los reformadores cuya protesta hizo que se nos conociera como “protestantes”, creían que Dios los había llamado a llevar el evangelio al mundo. Para cumplir con este mandato estuvieron dispuestos a sacrificar sus posesiones, su libertad y sus vidas. ¿Seremos en este último gran conflicto tan fieles a nuestro cometido, como lo fueron los reformadores a la de ellos? —Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 402, 403.
La verdad para aquel tiempo se llevó a todo rincón del mundo en medio de la persecución y la muerte. La Palabra de Dios se llevó al pueblo. Todas las clases sociales, los encumbrados y el populacho, ricos y pobres, letrados e ignorantes, la estudiaron con entusiasmo. Quienes recibieron la luz se convirtieron a su vez en mensajeros. En aquellos días la verdad se llevó a la gente gracias a la imprenta. La pluma de Lutero era poderosa, y sus escritos, esparcidos por doquier, agitaron al mundo. Las mismas opciones están a nuestra disposición, multiplicadas por cien. Las Biblias y las diversas publicaciones en numerosos idiomas que presentan la verdad para este tiempo, están a nuestro alcance y pueden llevarse rápidamente a cualquier parte del mundo. Debemos proclamar a los hombres el último mensaje de advertencia de Dios, y ¡cuánta diligencia debemos manifestar en el estudio de la Biblia y en nuestro celo al difundir la luz! —Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 403.
En estos días de viajes, las oportunidades para ponerse en contacto con hombres y mujeres de todas las clases sociales y de muchas nacionalidades, son mayores que en los días de los israelitas. Las rutas de viaje se han multiplicado mil veces. Dios ha preparado admirablemente el camino. Tenemos a nuestra disposición los beneficios de la imprenta. Tenemos Biblias y publicaciones en diversos idiomas que explican la verdad para este tiempo, que pueden llevarse con rapidez a todos los países del mundo.
Los cristianos que viven en los grandes centros comerciales y turísticos tienen oportunidades especiales. Los creyentes que moran en estas ciudades pueden trabajar para Dios en el vecindario de sus hogares —Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 99.
Domingo 10 de mayo
CÓMO ENTENDER LAS ESCRITURAS
Lee 2 Timoteo 3:16 y 17. ¿Con qué propósito nos fue dada la Biblia?
La Biblia se escribió como testimonio de la obra de Dios en la historia, de su plan para redimir a la raza caída de la humanidad y para instruirnos en todos los caminos de la justicia. El Señor eligió hacer esto en lenguaje humano, haciendo que sus pensamientos e ideas sean visibles mediante las palabras humanas. Al redimir a Israel de Egipto, Dios eligió una nación específica para transmitir su mensaje a todos los pueblos. Permitió que esa nación comunicara su Palabra a través de su idioma, el hebreo (y algunas partes en arameo, un idioma relacionado con el hebreo).
El auge de la cultura griega trajo una nueva oportunidad, al permitir que el Nuevo Testamento se comunicara a través del idioma universal, el griego, que se hablaba ampliamente en esa parte del mundo en ese momento. (De hecho, también hubo una traducción al griego del Antiguo Testamento, la versión de los LXX, o Septuaginta.) Este lenguaje “universal” les permitió a los apóstoles y a la iglesia primitiva difundir el mensaje por todas partes con un nuevo celo misionero después de la muerte de Cristo. Posteriormente, el apóstol Juan dio “testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto” (Apoc. 1:2). De esta manera, la Biblia indica la continuidad de este “testimonio” inspirado desde el primer autor de las Escrituras hasta el último.
Lee Deuteronomio 32:46 y 47. ¿Por qué era tan importante que los hijos de Israel obedecieran “todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46), la Torá? ¿De qué manera la Palabra de Dios “prolonga” nuestros días? ¿Qué podría significar eso en nuestro contexto actual?
Algunos tienen la Biblia traducida a su lengua materna, e incluso tienen varias versiones de ella en su propio idioma. Otros quizá tengan una sola versión a lo sumo. Pero, al margen de lo que tú tengas, la clave es apreciarla como la Palabra de Dios y, principalmente, obedecer lo que enseña.
■ ¿Por qué nunca es “cosa vana” (Deut. 32:47) obedecer la Palabra de Dios y enseñársela también a tus hijos?
Notas EGW
Domingo
En la Palabra de Dios están todos los requisitos para el perfeccionamiento del hombre de Dios. Es como una tesorería llena de mercadería valiosa y preciosa, pero no apreciamos sus riquezas ni nos damos cuenta de la necesidad de investigar las Escrituras por nosotros mismos. Muchos descuidan el estudio de la Palabra de Dios para atender intereses seculares o para gozar de placeres efímeros… Oh, bien podríamos dejar a un lado todo lo que sea de carácter terreno antes que la investigación de la Palabra de Dios que puede hacernos sabios para vida eterna.
“Inspirada por Dios”, puede “hacer sabio para la salvación” (vers. 15), haciendo al “hombre de Dios… perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” —el Libro de los libros tiene el máximo derecho a nuestra reverente atención…
En la búsqueda de las verdades reveladas por el cielo, el Espíritu de Dios es puesto en la íntima relación con el sincero investigador de las Escrituras. La comprensión de la voluntad revelada de Dios ensancha la mente, la expande, la eleva y la dota de nuevo vigor, poniendo sus facultades en contacto con la maravillosa verdad…
La Biblia da al verdadero investigador de la verdad una avanzada disciplina mental y él sale de la contemplación de las cosas divinas con sus facultades enriquecidas; el yo es humillado mientras Dios y su verdad revelada son exaltados —En los lugares celestiales, p. 135.
Que el corazón sea enternecido y subyugado por el espíritu de oración antes de comenzar la lectura de la Biblia. La verdad triunfará cuando el Espíritu de verdad colabore con el humilde estudiante de la Biblia. ¡Cuán precioso es el pensamiento de que el Autor de la verdad todavía vive y reina! Pedidle que impresione vuestras mentes con la verdad. Entonces será provechosa vuestra investigación de las Escrituras. Cristo es el gran Maestro de sus seguidores, y no permitirá que andéis en tinieblas —Nuestra elevada vocación, p. 209.
Sus hijos deben tener la oportunidad de estudiar la Biblia en la escuela. Necesitan ser equipados ampliamente con las razones de nuestra fe, a fin de que ellos mismos entiendan las Escrituras. Mediante la comprensión de las verdades de la Biblia, estarán mejor preparados para ocupar posiciones de confianza. Serán fortalecidos contra las tentaciones que los acecharán a diestra y siniestra. Tal como Daniel, si ellos han sido bastante instruidos y consagrados, podrán ser llamados a cumplir responsabilidades importantes. Daniel fue un estadista fiel en la corte de Babilonia, porque amaba, reverenciaba y confiaba en Dios. En medio de la tentación y el peligro fue preservado por el poder de Dios. Leemos que Dios le otorgó a Daniel sabiduría y lo dotó de entendimiento.
Aquellos que obtienen un conocimiento de la voluntad de Dios y practican los preceptos de su palabra serán hallados fieles en cualquier posición de confianza en que se los coloque. Padres, considerad esto, y colocad a vuestros hijos en un lugar donde les serán inculcados los principios de la verdad; donde se hará todo esfuerzo a fin de ayudarlos a mantener su consagración si ya están convertidos; y donde, si aún no se han convertido, serán influidos para llegar a ser hijos de Dios, y así capacitarlos para que salgan a alcanzar a otros para la verdad —Fundamentals of Christian Education, pp. 204, 205.
Domingo
En la Palabra de Dios están todos los requisitos para el perfeccionamiento del hombre de Dios. Es como una tesorería llena de mercadería valiosa y preciosa, pero no apreciamos sus riquezas ni nos damos cuenta de la necesidad de investigar las Escrituras por nosotros mismos. Muchos descuidan el estudio de la Palabra de Dios para atender intereses seculares o para gozar de placeres efímeros… Oh, bien podríamos dejar a un lado todo lo que sea de carácter terreno antes que la investigación de la Palabra de Dios que puede hacernos sabios para vida eterna.
“Inspirada por Dios”, puede “hacer sabio para la salvación” (vers. 15), haciendo al “hombre de Dios… perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” —el Libro de los libros tiene el máximo derecho a nuestra reverente atención…
En la búsqueda de las verdades reveladas por el cielo, el Espíritu de Dios es puesto en la íntima relación con el sincero investigador de las Escrituras. La comprensión de la voluntad revelada de Dios ensancha la mente, la expande, la eleva y la dota de nuevo vigor, poniendo sus facultades en contacto con la maravillosa verdad…
La Biblia da al verdadero investigador de la verdad una avanzada disciplina mental y él sale de la contemplación de las cosas divinas con sus facultades enriquecidas; el yo es humillado mientras Dios y su verdad revelada son exaltados —En los lugares celestiales, p. 135.
Que el corazón sea enternecido y subyugado por el espíritu de oración antes de comenzar la lectura de la Biblia. La verdad triunfará cuando el Espíritu de verdad colabore con el humilde estudiante de la Biblia. ¡Cuán precioso es el pensamiento de que el Autor de la verdad todavía vive y reina! Pedidle que impresione vuestras mentes con la verdad. Entonces será provechosa vuestra investigación de las Escrituras. Cristo es el gran Maestro de sus seguidores, y no permitirá que andéis en tinieblas —Nuestra elevada vocación, p. 209.
Sus hijos deben tener la oportunidad de estudiar la Biblia en la escuela. Necesitan ser equipados ampliamente con las razones de nuestra fe, a fin de que ellos mismos entiendan las Escrituras. Mediante la comprensión de las verdades de la Biblia, estarán mejor preparados para ocupar posiciones de confianza. Serán fortalecidos contra las tentaciones que los acecharán a diestra y siniestra. Tal como Daniel, si ellos han sido bastante instruidos y consagrados, podrán ser llamados a cumplir responsabilidades importantes. Daniel fue un estadista fiel en la corte de Babilonia, porque amaba, reverenciaba y confiaba en Dios. En medio de la tentación y el peligro fue preservado por el poder de Dios. Leemos que Dios le otorgó a Daniel sabiduría y lo dotó de entendimiento.
Aquellos que obtienen un conocimiento de la voluntad de Dios y practican los preceptos de su palabra serán hallados fieles en cualquier posición de confianza en que se los coloque. Padres, considerad esto, y colocad a vuestros hijos en un lugar donde les serán inculcados los principios de la verdad; donde se hará todo esfuerzo a fin de ayudarlos a mantener su consagración si ya están convertidos; y donde, si aún no se han convertido, serán influidos para llegar a ser hijos de Dios, y así capacitarlos para que salgan a alcanzar a otros para la verdad —Fundamentals of Christian Education, pp. 204, 205.
Lunes 11 de mayo
LAS PALABRAS Y SUS SIGNIFICADOS
En todos los idiomas hay palabras que tienen un significado tan rico y profundo que son difíciles de traducir adecuadamente con una sola palabra a otro idioma. En la Biblia, ese tipo de palabras requiere un amplio estudio de su uso para comprender la amplitud de su significado.
Lee 1 Reyes 3:6; Salmo 57:3; 66:20; 143:8; y Miqueas 7:20. ¿Cómo se extienden la misericordia y la bondad de Dios hacia sus seres creados?
La palabra hebrea chesed (misericordia) es una de las palabras más ricas y profundas del Antiguo Testamento. Describe el amor, la benignidad y la misericordia de Dios y su actitud de pacto hacia su pueblo. En estos pocos pasajes, lo hemos visto mostrar “gran misericordia (chesed) a tu siervo David [...] tú le has reservado esta tu gran misericordia (chesed)” (1 Rey. 3:6). Él “enviará su misericordia (chesed) y su verdad” (Sal. 57:3). Con respecto a Israel, él le cumpliría “la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia (chesed)” (Miq. 7:20). Se han escrito libros enteros sobre la palabra chesed, que intentan captar la profundidad de la misericordia y el amor de Dios hacia nosotros.
Lee Números 6:24 al 26; Job 3:26; Salmo 29:11; Isaías 9:6; y 32:17. En estos pasajes, ¿qué es la “paz”, o shalom, que se menciona?
La palabra hebrea shalom a menudo se traduce como “paz”. Pero el significado de la palabra es mucho más profundo y más amplio. Puede traducirse como “totalidad, integridad y bienestar”. La bendición y la gracia de Dios nos mantienen en un estado de shalom, que es un regalo de Dios (Núm. 6:24-26). Al contrario, la experiencia angustiante de Job produce una situación en la que no tiene “tranquilidad ni reposo” (RVC) porque carece de shalom. En este mundo agitado, es una profunda bendición dar la bienvenida al día de reposo con las palabras shabbat shalom, ya que nuestra comunión con Dios proporciona la máxima paz y plenitud que nuestra vida anhela..
■ Cualquiera que sea el idioma que hablemos y leamos, incluso sin saber el significado original de estas palabras, ¿cómo podemos experimentar la realidad de lo que significan según nuestro leal saber y entender?
Notas EGW
Lunes
La Justicia y la Misericordia se mantuvieron separadas, opuestas la una a la otra, separadas por un ancho abismo. El Señor, nuestro Redentor, revisitó su divinidad con humanidad, y forjó a favor del hombre un carácter que era sin mancha ni tacha. Plantó su cruz a mitad del camino entre el cielo y la tierra, y la convirtió en el objeto de atracción que se extendía en ambas direcciones, uniendo a la Justicia y a la Misericordia a través del abismo. La Justicia se trasladó desde su elevado trono y con todos los ejércitos del cielo se aproximó a la cruz. Allí vio a Uno igual a Dios llevando el castigo de toda injusticia y todo pecado. La Justicia se inclinó con reverencia ante la cruz con perfecta satisfacción, diciendo: Es suficiente —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 947.
[Nuestro Redentor] vivió no para gratificarse a sí mismo, sino para hacer el bien y para salvar a otros del sufrimiento, para ayudar a los que más lo necesitaban. Perseveró en esta actitud hasta el mismo fin. El castigo de nuestra paz recayó sobre él, y llevó las iniquidades de todos nosotros. Nosotros debimos beber esa amarga copa. Nuestros pecados fueron los ingredientes de esa mezcla. Pero nuestro querido Salvador la sacó de nuestros labios y la bebió él mismo, y en su lugar nos ofrece una copa de misericordia, bendición y salvación. ¡Oh, qué inmenso sacrificio se hizo en favor de la raza caída! ¡Qué amor, qué amor maravilloso e incomparable! Después de todas estas manifestaciones de amor, hechas precisamente con el fin de revelarnos su amor, ¿trataremos de evitar las pequeñas pruebas que tenemos que soportar? ¿Podemos amar a Cristo y al mismo tiempo no estar dispuestos a llevar la cruz? ¿Podemos querer participar de su gloria, pero no a seguirlo siquiera desde el tribunal hasta el Calvario? Si Cristo está en nosotros, la esperanza de gloria, caminaremos como él lo hizo; imitaremos su vida de sacrificio para bendecir a los demás; beberemos de su copa y seremos bautizados de su bautismo; daremos la bienvenida a una vida de devoción, pruebas, y abnegación por causa de Cristo. Por más sacrificios que hagamos para obtenerlo, el Cielo será demasiado barato —Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 67, 68.
La paz mental, que es el resultado de las acciones y los motivos puros y santos, le dará un tono de vigor y libertad a todos los órganos del cuerpo.
La paz interior, y una conciencia desprovista de ofensas a Dios, vivificará y vigorizará el intelecto, como el rocío que se derrama sobre las tiernas plantas. La voluntad está, entonces, correctamente dirigida y controlada, y aunque es más decidida, está libre de perversidad. Las meditaciones son placenteras porque están santificadas. La serenidad mental que usted puede poseer será una bendición para todos los que se relacionan con usted. Esta paz y esta calma llegarán a ser naturales con el tiempo, y reflejarán sus preciosos rayos sobre todos los que la rodean, para volver de nuevo a reflejarse sobre usted. Mientras más guste de esta paz celestial y de esta serenidad de la mente, más aumentarán. Es un placer animado y viviente que no sume todas las energías morales en un estupor, sino que las despierta para llevar a cabo una actividad mayor. La paz perfecta es un atributo del Cielo que los ángeles poseen. Quiera Dios ayudarle a poseer esta paz —Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 293, 294.
Lunes
La Justicia y la Misericordia se mantuvieron separadas, opuestas la una a la otra, separadas por un ancho abismo. El Señor, nuestro Redentor, revisitó su divinidad con humanidad, y forjó a favor del hombre un carácter que era sin mancha ni tacha. Plantó su cruz a mitad del camino entre el cielo y la tierra, y la convirtió en el objeto de atracción que se extendía en ambas direcciones, uniendo a la Justicia y a la Misericordia a través del abismo. La Justicia se trasladó desde su elevado trono y con todos los ejércitos del cielo se aproximó a la cruz. Allí vio a Uno igual a Dios llevando el castigo de toda injusticia y todo pecado. La Justicia se inclinó con reverencia ante la cruz con perfecta satisfacción, diciendo: Es suficiente —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 947.
[Nuestro Redentor] vivió no para gratificarse a sí mismo, sino para hacer el bien y para salvar a otros del sufrimiento, para ayudar a los que más lo necesitaban. Perseveró en esta actitud hasta el mismo fin. El castigo de nuestra paz recayó sobre él, y llevó las iniquidades de todos nosotros. Nosotros debimos beber esa amarga copa. Nuestros pecados fueron los ingredientes de esa mezcla. Pero nuestro querido Salvador la sacó de nuestros labios y la bebió él mismo, y en su lugar nos ofrece una copa de misericordia, bendición y salvación. ¡Oh, qué inmenso sacrificio se hizo en favor de la raza caída! ¡Qué amor, qué amor maravilloso e incomparable! Después de todas estas manifestaciones de amor, hechas precisamente con el fin de revelarnos su amor, ¿trataremos de evitar las pequeñas pruebas que tenemos que soportar? ¿Podemos amar a Cristo y al mismo tiempo no estar dispuestos a llevar la cruz? ¿Podemos querer participar de su gloria, pero no a seguirlo siquiera desde el tribunal hasta el Calvario? Si Cristo está en nosotros, la esperanza de gloria, caminaremos como él lo hizo; imitaremos su vida de sacrificio para bendecir a los demás; beberemos de su copa y seremos bautizados de su bautismo; daremos la bienvenida a una vida de devoción, pruebas, y abnegación por causa de Cristo. Por más sacrificios que hagamos para obtenerlo, el Cielo será demasiado barato —Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 67, 68.
La paz mental, que es el resultado de las acciones y los motivos puros y santos, le dará un tono de vigor y libertad a todos los órganos del cuerpo.
La paz interior, y una conciencia desprovista de ofensas a Dios, vivificará y vigorizará el intelecto, como el rocío que se derrama sobre las tiernas plantas. La voluntad está, entonces, correctamente dirigida y controlada, y aunque es más decidida, está libre de perversidad. Las meditaciones son placenteras porque están santificadas. La serenidad mental que usted puede poseer será una bendición para todos los que se relacionan con usted. Esta paz y esta calma llegarán a ser naturales con el tiempo, y reflejarán sus preciosos rayos sobre todos los que la rodean, para volver de nuevo a reflejarse sobre usted. Mientras más guste de esta paz celestial y de esta serenidad de la mente, más aumentarán. Es un placer animado y viviente que no sume todas las energías morales en un estupor, sino que las despierta para llevar a cabo una actividad mayor. La paz perfecta es un atributo del Cielo que los ángeles poseen. Quiera Dios ayudarle a poseer esta paz —Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 293, 294.
Martes 12 de mayo
REPETICIÓN, FORMAS DE ESCRITURA Y SIGNIFICADO
En el pensamiento hebreo, hay varias formas de expresar ideas que refuerzan el significado y enfatizan la importancia de los conceptos. A diferencia de los idiomas europeos, el hebreo no contiene signos de puntuación en el idioma original, por lo que la estructura del lenguaje desarrolló otras formas de comunicar esas ideas.
Lee Génesis 1:26 y 27; e Isaías 6:1 al 3. ¿Qué palabras se repiten en estos pasajes? ¿Cómo se realzan estas palabras repetidas con diferentes conceptos que se presentan a través de la repetición?
Una de las formas en que el escritor hebreo podía enfatizar determinado atributo de Dios era repitiéndolo tres veces. A medida que el relato de la Creación llega al clímax de la obra creadora de Dios, el texto enfatiza la importancia única de la humanidad creada. El término bara’, “crear”, siempre tiene solo a Dios como sujeto. Es decir, solo Dios tiene el poder de crear sin depender de la materia preexistente. Este texto describe la creación del hombre: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gén. 1:27). Observa la repetición triple de la palabra “crear”. Por lo tanto, Moisés enfatizó que Dios creó a la humanidad, y también que la creó a su imagen. Estas verdades fueron su énfasis.
En la visión y el llamado de Isaías, los serafines repiten las palabras: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos” (Isa. 6:3). El énfasis está en la santidad de un Dios asombroso cuya presencia llena el Templo. También vemos esta santidad a través de las palabras de Isaías, mientras se halla en presencia del Todopoderoso: “¡Ay de mí! que soy muerto” (Isa. 6:5). Incluso un profeta como Isaías, confrontado con la santidad y el carácter de Dios, tembló ante su propia indignidad. Por lo tanto, incluso aquí, mucho antes de la exposición de Pablo sobre el pecado humano y la necesidad de un Salvador (Rom. 1-3), podemos ver que la Biblia expresa la naturaleza caída de la humanidad, incluso en una persona “buena” como Isaías.
En Daniel 3, tenemos una repetición (con variaciones) de la frase “la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado” (Dan. 3:1, 2, 3, 5, 7, 12, 14, 15, 18). Esta frase, o sus variantes, se repite diez veces en el capítulo, para contrastar el proceder de Nabucodonosor en desafío a la imagen que Dios le reveló a través de Daniel (Dan. 2:31-45). El énfasis aquí está en el intento de la humanidad de convertirse en dios para que la adoren, en contraste con el único Dios verdadero, el único digno de adoración.
Notas EGW
Martes
Y el uno daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Isaías 6:3.
Esos seres santos cantaban la alabanza y la gloria a Dios con labios no contaminados por el pecado. El contraste entre la pobre alabanza que [Isaías] había estado acostumbrado a dar al Creador y las fervientes alabanzas de los serafines, sorprendía y humillaba al profeta…
Así, cuando al siervo de Dios le es permitido contemplar la gloria del Dios del cielo que se revela a la humanidad, y percibe en un grado [aunque sea] mínimo la pureza del Santo de Israel, hará confesiones pasmosas de la contaminación de su alma, más que jactancias orgullosas de su santidad. Con profunda humildad Isaías exclamó: “¡Ay de mí, pues soy perdido! porque soy hombre de labios inmundos”. No se trata aquí de la humildad forzada y del servil reproche de sí mismo cuyo despliegue pareciera que muchos consideran una virtud. Este dudoso remedo de la humildad es impulsado por corazones llenos de orgullo y estima propia. Muchos de los que se desmerecen a sí mismos de palabra, se sentirían decepcionados si ese proceder no suscitara expresiones de alabanza y aprecio de parte de los demás. Pero la convicción del profeta era genuina —Conflicto y valor, p. 233.
Cuántos se aferran tenazmente a lo que creen que es dignidad, y que solo es estima propia. Los tales tratan de honrarse a sí mismos, en vez de esperar con humildad de corazón que Cristo los honre. En la conversación, más tiempo se pasa hablando del yo que exaltando las riquezas de la gracia de Cristo…
La verdadera santidad y humildad son inseparables. Mientras más cerca esté el alma de Dios, más completamente se humillará y someterá. Cuando Job oyó la voz del Señor desde el torbellino, exclamó: “Me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”. Job 42:6…
El que capta un destello del incomparable amor de Cristo, computa todas las otras cosas como pérdida, y considera al Señor como el principal entre diez mil, y todo él codiciable. Cuando los serafines y querubines contemplan a Cristo, cubren su rostro con sus alas. No despliegan su perfección y belleza en la presencia de la gloria de su Señor. ¡Cuán impropio es, pues, que los hombres se exalten a sí mismos! Deberían, más bien, ser revestidos de humildad, cesar toda lucha por la supremacía, y aprender lo que significa ser manso y humilde de corazón. El que contempla la gloria y el amor infinito de Dios tendrá un concepto humilde de sí mismo; y contemplando el carácter de Dios, será transformado a su divina imagen —That I May Know Him, p. 175; parcialmente en A fin de conocerle, p. 176.
Martes
Y el uno daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Isaías 6:3.
Esos seres santos cantaban la alabanza y la gloria a Dios con labios no contaminados por el pecado. El contraste entre la pobre alabanza que [Isaías] había estado acostumbrado a dar al Creador y las fervientes alabanzas de los serafines, sorprendía y humillaba al profeta…
Así, cuando al siervo de Dios le es permitido contemplar la gloria del Dios del cielo que se revela a la humanidad, y percibe en un grado [aunque sea] mínimo la pureza del Santo de Israel, hará confesiones pasmosas de la contaminación de su alma, más que jactancias orgullosas de su santidad. Con profunda humildad Isaías exclamó: “¡Ay de mí, pues soy perdido! porque soy hombre de labios inmundos”. No se trata aquí de la humildad forzada y del servil reproche de sí mismo cuyo despliegue pareciera que muchos consideran una virtud. Este dudoso remedo de la humildad es impulsado por corazones llenos de orgullo y estima propia. Muchos de los que se desmerecen a sí mismos de palabra, se sentirían decepcionados si ese proceder no suscitara expresiones de alabanza y aprecio de parte de los demás. Pero la convicción del profeta era genuina —Conflicto y valor, p. 233.
Cuántos se aferran tenazmente a lo que creen que es dignidad, y que solo es estima propia. Los tales tratan de honrarse a sí mismos, en vez de esperar con humildad de corazón que Cristo los honre. En la conversación, más tiempo se pasa hablando del yo que exaltando las riquezas de la gracia de Cristo…
La verdadera santidad y humildad son inseparables. Mientras más cerca esté el alma de Dios, más completamente se humillará y someterá. Cuando Job oyó la voz del Señor desde el torbellino, exclamó: “Me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”. Job 42:6…
El que capta un destello del incomparable amor de Cristo, computa todas las otras cosas como pérdida, y considera al Señor como el principal entre diez mil, y todo él codiciable. Cuando los serafines y querubines contemplan a Cristo, cubren su rostro con sus alas. No despliegan su perfección y belleza en la presencia de la gloria de su Señor. ¡Cuán impropio es, pues, que los hombres se exalten a sí mismos! Deberían, más bien, ser revestidos de humildad, cesar toda lucha por la supremacía, y aprender lo que significa ser manso y humilde de corazón. El que contempla la gloria y el amor infinito de Dios tendrá un concepto humilde de sí mismo; y contemplando el carácter de Dios, será transformado a su divina imagen —That I May Know Him, p. 175; parcialmente en A fin de conocerle, p. 176.
Miércoles 13 de mayo
TEXTOS Y CONTEXTOS
Las palabras en las Escrituras siempre se dan en un contexto. No están solas. Una palabra tiene su contexto inmediato dentro de una oración, y es esta unidad la que debe entenderse primero. Luego está el contexto más amplio de la unidad general en la que aparece la oración. Quizá sea una parte del pasaje, un capítulo o una serie de capítulos. Es fundamental comprender lo mejor posible el contexto de las palabras y las oraciones para no arribar a conclusiones erróneas.
Compara Génesis 1:27 con Génesis 2:7. Luego lee Génesis 2:15 al 23. ¿Cómo podemos entender, a partir de estos diferentes pasajes y contextos, la definición de adam, la palabra hebrea para “hombre”?
Ya hemos visto que la repetición del término bara’ en Génesis 1:27 indica un énfasis en la creación del hombre. Ahora vemos que el hombre se define dentro del contexto de este versículo como “hombre y mujer”. Esto significa que el término hebreo adam debe entenderse en este pasaje como una referencia al género humano, o la humanidad.
Sin embargo, en Génesis 2:7, el mismo término adam se usa para referirse a la formación de Adán del polvo de la “tierra” (en hebreo adamah, observa el juego de palabras). Aquí solo se hace referencia al Adán masculino, ya que la creación de Eva es posterior y de una manera totalmente diferente. Así, en cada pasaje, incluso dentro del contexto de dos capítulos, vemos una diferenciación entre la definición de adam como “humanidad” (Gén. 1:27) y el hombre Adán (Gén. 2:7). Más adelante en las genealogías se confirma el hecho de que Adán es una persona (Gén. 5:1-5; 1 Crón. 1:1; Luc. 3:38) y en la alusión a Jesús, quien se convierte en el “segundo Adán” (Rom. 5:12-14).
Así como la palabra Adán aparece en un pasaje específico, así también el contexto de la creación de Adán y Eva se encuentra en el relato más extenso de la Creación, como podemos ver en Génesis 1 y 2. Esto es lo que se entiende por una unidad más grande. La unidad informa al intérprete de temas, ideas y desarrollos adicionales. A Génesis 2:4 al 25 a veces se lo llama el segundo relato de la Creación, pero en realidad solo hay una diferencia en el énfasis (ver la próxima semana). Sin embargo, en ambos relatos se nos muestran los orígenes definitivos de la humanidad.
■ Como podemos ver, el hombre y la mujer, la humanidad, son creaciones directas de Dios. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán necia es realmente la “sabiduría del mundo” (1 Cor. 1:20) al enseñarnos que surgimos de la mera casualidad?
Notas EGW
Miércoles
Satanás tentó al primer Adán en el Edén, y Adán argumentó con el enemigo, dándole así una ventaja. Satanás ejerció su poder hipnótico sobre Adán y Eva, y se esforzó por ejercer ese poder sobre Cristo. Pero después de que fueron citadas las palabras de las Escrituras, Satanás supo que no tendría la oportunidad de triunfar…
Cristo ocupó el lugar de Adán en el desierto de la tentación, para soportar la prueba en que este fracasó. Entonces Cristo venció en lugar del pecador, cuatro mil años después de que Adán dio la espalda a la luz de su hogar. La familia humana, separada de la presencia de Dios, se había apartado más y más, generación tras generación, de la pureza original, de la sabiduría y el conocimiento que Adán poseía en el Edén. Cristo llevó los pecados y las debilidades de la raza humana en la condición en que esta se encontraba cuando él vino a la tierra para socorrer al hombre. En favor de la raza humana y con las debilidades del hombre caído sobre sí, debía resistir las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los cuales sería atacado el hombre —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1057.
¡Qué contraste el del segundo Adán cuando fue al sombrío desierto para hacer frente sin ninguna ayuda a Satanás! Desde la caída, la raza humana había estado disminuyendo en tamaño y en fortaleza física, y hundiéndose más profundamente en la escala de la dignidad moral, hasta el período del advenimiento de Cristo a la tierra. Y a fin de elevar al hombre caído, Cristo debía alcanzarlo donde estaba. Él tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la degeneración del hombre. El que no conoció pecado, llegó a ser pecado por nosotros. Se humilló a sí mismo hasta las profundidades más hondas del infortunio humano a fin de poder estar calificado para llegar hasta el hombre y elevarlo de la degradación en que el pecado lo había sumergido —Mensajes selectos, t. 1, pp. 314, 315.
¡Cuántos están haciendo un intenso trabajo para andar en la senda estrecha de la santidad! Para muchos la paz y el descanso de este bendito camino no parecen estar más cercanos hoy que lo que estaban años atrás en lo pasado. Miran muy a lo lejos para hallar lo que está cerca; hacen complicado lo que Jesús hizo muy sencillo. Él es “el camino, la verdad, y la vida”. El plan de salvación ha sido revelado con sencillez en la Palabra de Dios; pero se ha buscado demasiado la sabiduría del mundo y demasiado poco la sabiduría de la justicia de Cristo. Y almas que podrían haber descansado en el amor de Jesús, han estado dudando, y confusas acerca de muchas cosas…
Debéis confiar en Jesús por vosotros mismos, y apropiaros de las promesas de Dios para vosotros, o de otra manera ¿cómo podéis educar a otros a tener una confianza humilde y santa en él? —Mensajes selectos, t. 3, p. 170, 171.
Miércoles
Satanás tentó al primer Adán en el Edén, y Adán argumentó con el enemigo, dándole así una ventaja. Satanás ejerció su poder hipnótico sobre Adán y Eva, y se esforzó por ejercer ese poder sobre Cristo. Pero después de que fueron citadas las palabras de las Escrituras, Satanás supo que no tendría la oportunidad de triunfar…
Cristo ocupó el lugar de Adán en el desierto de la tentación, para soportar la prueba en que este fracasó. Entonces Cristo venció en lugar del pecador, cuatro mil años después de que Adán dio la espalda a la luz de su hogar. La familia humana, separada de la presencia de Dios, se había apartado más y más, generación tras generación, de la pureza original, de la sabiduría y el conocimiento que Adán poseía en el Edén. Cristo llevó los pecados y las debilidades de la raza humana en la condición en que esta se encontraba cuando él vino a la tierra para socorrer al hombre. En favor de la raza humana y con las debilidades del hombre caído sobre sí, debía resistir las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los cuales sería atacado el hombre —Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1057.
¡Qué contraste el del segundo Adán cuando fue al sombrío desierto para hacer frente sin ninguna ayuda a Satanás! Desde la caída, la raza humana había estado disminuyendo en tamaño y en fortaleza física, y hundiéndose más profundamente en la escala de la dignidad moral, hasta el período del advenimiento de Cristo a la tierra. Y a fin de elevar al hombre caído, Cristo debía alcanzarlo donde estaba. Él tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la degeneración del hombre. El que no conoció pecado, llegó a ser pecado por nosotros. Se humilló a sí mismo hasta las profundidades más hondas del infortunio humano a fin de poder estar calificado para llegar hasta el hombre y elevarlo de la degradación en que el pecado lo había sumergido —Mensajes selectos, t. 1, pp. 314, 315.
¡Cuántos están haciendo un intenso trabajo para andar en la senda estrecha de la santidad! Para muchos la paz y el descanso de este bendito camino no parecen estar más cercanos hoy que lo que estaban años atrás en lo pasado. Miran muy a lo lejos para hallar lo que está cerca; hacen complicado lo que Jesús hizo muy sencillo. Él es “el camino, la verdad, y la vida”. El plan de salvación ha sido revelado con sencillez en la Palabra de Dios; pero se ha buscado demasiado la sabiduría del mundo y demasiado poco la sabiduría de la justicia de Cristo. Y almas que podrían haber descansado en el amor de Jesús, han estado dudando, y confusas acerca de muchas cosas…
Debéis confiar en Jesús por vosotros mismos, y apropiaros de las promesas de Dios para vosotros, o de otra manera ¿cómo podéis educar a otros a tener una confianza humilde y santa en él? —Mensajes selectos, t. 3, p. 170, 171.
Jueves 14 de mayo
LOS LIBROS Y SU MENSAJE
Las unidades más grandes de las Escrituras son los libros de la Biblia. Los libros bíblicos se escribieron con diferentes propósitos y en diferentes ámbitos. Algunos sirvieron como mensajes proféticos; otros eran compilaciones, como los Salmos. Hay libros históricos como Primero y Segundo de Reyes, y hay cartas a varias iglesias, como las escritas por Pablo y otros.
Cuando intentamos comprender el significado y el mensaje de un libro, es importante comenzar con la autoría y el entorno. A muchos libros de la Biblia se les atribuyen autores. Se identifica a Moisés como el autor de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento (Jos. 8:31, 32; 1 Rey. 2:3; 2 Rey. 14:6; 21:8; Esd. 6:18; Neh. 13:1; Dan. 9:11-13; Mal. 4:4). Esto lo confirman Jesús (Mar. 12:26; Juan 5:46, 47; 7:19) y los apóstoles (Hech. 3:22; Rom. 10:5). En otros casos, no se identifica a algunos autores bíblicos. Por ejemplo, los autores de los libros de Ester y Rut, así como los autores de muchos de los libros históricos como Samuel y Crónicas, no están identificados.
Lee Génesis 15:1 al 5; y 22:17 y 18. ¿Qué significado tiene para nosotros que Moisés haya escrito el libro de Génesis?
Moisés escribió de Éxodo a Deuteronomio después del Éxodo, por supuesto. Pero, como Génesis es fundamental como historia de los actos de Dios desde la Creación hasta el período patriarcal, es lógico que este libro se haya escrito antes del Éxodo.
“A medida que pasaban los años y erraba con sus rebaños por lugares solitarios, meditando acerca de la condición oprimida en que vivía su pueblo, Moisés repasaba el trato de Dios hacia sus antepasados, las promesas que eran la herencia de la nación elegida, y sus oraciones en favor de Israel ascendían día y noche. Los ángeles celestiales derramaban su luz alrededor de él. Allí, bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió el libro de Génesis” (PP 255, 256).
El libro de Génesis nos habla de nuestros orígenes y también del plan de salvación o los medios por los cuales Dios redimirá a la humanidad caída. Este plan se hace aún más evidente con el pacto que Dios hace con Abraham, que implica su promesa de establecer a través de él una gran nación compuesta por una “descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar” (Gén. 22:17).
■ ¿Qué otras grandes verdades aprendemos con el libro de Génesis, que de otra manera no podríamos conocer? ¿Qué nos enseña esto acerca de la importancia de la Palabra de Dios para nuestra fe?
Notas EGW
Jueves
Durante los veinticinco primeros siglos de la historia humana no hubo revelación escrita. Los que eran enseñados por Dios comunicaban sus conocimientos a otros, y estos conocimientos eran así legados de padres a hijos a través de varias generaciones. La redacción de la palabra escrita empezó en tiempo de Moisés. Los conocimientos inspirados fueron entonces compilados en un libro inspirado. Esa labor continuó durante el largo período de dieciséis siglos, desde Moisés, el historiador de la creación y el legislador, hasta Juan, el narrador de las verdades más sublimes del evangelio —El conflicto de los siglos, p. 9.
Escritos en épocas diferentes y por hombres que diferían notablemente en posición social y económica y en facultades intelectuales y espirituales, los libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en la naturaleza de los asuntos que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de expresiones diferentes; a menudo la misma verdad está presentada por uno de ellos de modo más patente que por otro. Ahora bien, como varios de sus autores nos presentan el mismo asunto desde puntos de vista y aspectos diferentes, puede parecer al lector superficial, descuidado y prevenido, que hay divergencias o contradicciones, allí donde el lector atento y respetuoso discierne, con mayor penetración, la armonía fundamental.
Presentada por diversas personalidades, la verdad aparece en sus variados aspectos. Un escritor percibe con más fuerza cierta parte del asunto; comprende los puntos que armonizan con su experiencia o con sus facultades de percepción y apreciación; otro nota más bien otro aspecto del mismo asunto; y cada cual, bajo la dirección del Espíritu Santo, presenta lo que ha quedado inculcado con más fuerza en su propia mente. De aquí que encontremos en cada cual un aspecto diferente de la verdad, pero perfecta armonía entre todos ellos. Y las verdades así reveladas se unen en perfecto conjunto, adecuado para satisfacer las necesidades de los hombres en todas las circunstancias de la vida —El conflicto de los siglos, p. 10.
Al predicar a los tesalonicenses, Pablo apeló a las profecías del Antiguo Testamento concernientes al Mesías. Cristo había abierto en su ministerio la mente de sus discípulos a estas profecías; pues “comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, declarábales en todas las Escrituras lo que de él decían”. Lucas 24:27. Pedro, al predicar a Cristo, había sacado del Antiguo Testamento sus evidencias. Esteban había seguido el mismo plan. Y también Pablo en su ministerio apelaba a las Escrituras que predecían el nacimiento, los sufrimientos, la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Por el inspirado testimonio de Moisés y los profetas, probaba claramente la identidad de Jesús de Nazaret como el Mesías, y mostraba que desde los días de Adán era la voz de Cristo la que había hablado por los patriarcas y profetas…
Moisés, cerca del fin de su trabajo como jefe y maestro de Israel, profetizó claramente del Mesías venidero. “Profeta de en medio de ti —declaró a las huestes reunidas de Israel—, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: a él oiréis”. Y Moisés aseguró a los israelitas que Dios mismo le había revelado esto en el monte de Horeb, diciendo: “Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”. Deuteronomio 18:15, 18 —Los hechos de los apóstoles, pp. 180, 181.
Jueves
Durante los veinticinco primeros siglos de la historia humana no hubo revelación escrita. Los que eran enseñados por Dios comunicaban sus conocimientos a otros, y estos conocimientos eran así legados de padres a hijos a través de varias generaciones. La redacción de la palabra escrita empezó en tiempo de Moisés. Los conocimientos inspirados fueron entonces compilados en un libro inspirado. Esa labor continuó durante el largo período de dieciséis siglos, desde Moisés, el historiador de la creación y el legislador, hasta Juan, el narrador de las verdades más sublimes del evangelio —El conflicto de los siglos, p. 9.
Escritos en épocas diferentes y por hombres que diferían notablemente en posición social y económica y en facultades intelectuales y espirituales, los libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en la naturaleza de los asuntos que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de expresiones diferentes; a menudo la misma verdad está presentada por uno de ellos de modo más patente que por otro. Ahora bien, como varios de sus autores nos presentan el mismo asunto desde puntos de vista y aspectos diferentes, puede parecer al lector superficial, descuidado y prevenido, que hay divergencias o contradicciones, allí donde el lector atento y respetuoso discierne, con mayor penetración, la armonía fundamental.
Presentada por diversas personalidades, la verdad aparece en sus variados aspectos. Un escritor percibe con más fuerza cierta parte del asunto; comprende los puntos que armonizan con su experiencia o con sus facultades de percepción y apreciación; otro nota más bien otro aspecto del mismo asunto; y cada cual, bajo la dirección del Espíritu Santo, presenta lo que ha quedado inculcado con más fuerza en su propia mente. De aquí que encontremos en cada cual un aspecto diferente de la verdad, pero perfecta armonía entre todos ellos. Y las verdades así reveladas se unen en perfecto conjunto, adecuado para satisfacer las necesidades de los hombres en todas las circunstancias de la vida —El conflicto de los siglos, p. 10.
Al predicar a los tesalonicenses, Pablo apeló a las profecías del Antiguo Testamento concernientes al Mesías. Cristo había abierto en su ministerio la mente de sus discípulos a estas profecías; pues “comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, declarábales en todas las Escrituras lo que de él decían”. Lucas 24:27. Pedro, al predicar a Cristo, había sacado del Antiguo Testamento sus evidencias. Esteban había seguido el mismo plan. Y también Pablo en su ministerio apelaba a las Escrituras que predecían el nacimiento, los sufrimientos, la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Por el inspirado testimonio de Moisés y los profetas, probaba claramente la identidad de Jesús de Nazaret como el Mesías, y mostraba que desde los días de Adán era la voz de Cristo la que había hablado por los patriarcas y profetas…
Moisés, cerca del fin de su trabajo como jefe y maestro de Israel, profetizó claramente del Mesías venidero. “Profeta de en medio de ti —declaró a las huestes reunidas de Israel—, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: a él oiréis”. Y Moisés aseguró a los israelitas que Dios mismo le había revelado esto en el monte de Horeb, diciendo: “Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”. Deuteronomio 18:15, 18 —Los hechos de los apóstoles, pp. 180, 181.
Viernes 15 de mayo
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El conflicto de los siglos, “El lucero de la Reforma”, pp. 75-90; “Un campeón de la verdad”, pp. 135-156. También lee la parte 4, de los puntos a. al j., del documento: “Métodos de estudio de la Biblia”: https://cort.as/-MdHR.
“En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como una revelación autorizada e infalible de su voluntad. Son la norma del carácter, las reveladoras de doctrinas y las examinadoras de la experiencia. [...] Sin embargo, el hecho de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por medio de su Palabra no anuló la necesidad que ellos tienen de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Por el contrario, el Salvador prometió el Espíritu para abrir la Palabra a sus siervos, para iluminar y aplicar sus enseñanzas. Y, como el Espíritu de Dios fue el que inspiró la Biblia, es imposible que alguna vez las enseñanzas del Espíritu sean contrarias a las de la Palabra” (CS 7).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Independientemente de la cantidad de traducciones de la Biblia que haya en tu idioma, ¿qué puedes hacer para aprovechar al máximo lo que tienes? ¿Cómo puedes aprender a apreciar la Biblia como la Palabra de Dios y procurar, con fe, obedecer lo que esta enseña?
2. Piensa en la diferencia entre lo que la Palabra de Dios enseña acerca del origen de la humanidad (que fuimos creados por Dios en el sexto día de la Creación) y lo que la misma humanidad enseña, bajo el nombre de “ciencia” (que evolucionamos durante miles de millones de años). ¿Qué debería decirnos este enorme contraste entre ambas enseñanzas acerca de la importancia de atenernos a lo que enseña la Biblia y de cuán lejos puede llegar la humanidad cuando se aparta de la Palabra de Dios y de lo que esta enseña claramente?
3. ¿Qué herramientas bíblicas tienes disponibles para ayudarte a comprender mejor la Biblia? E incluso, si no tienes herramientas adicionales, ¿cómo puedes aprender a aplicar algunas de las lecciones aprendidas esta semana sobre cómo interpretar la Biblia?
4. A los israelitas se les dijo que les enseñen a sus hijos las grandes verdades que se les confiaban y que vez tras vez relatasen las historias de la conducción de Dios en su vida (Deut. 4:9). Más allá del beneficio obvio que implica transmitir la fe, ¿qué tienen la enseñanza y el relato de historias sobre la conducción de Dios en nuestra vida que tienden a aumentar nuestra fe? Es decir, ¿por qué el hecho de compartir la verdad bíblica con los demás también es beneficioso para nosotros?
Notas EGW
Viernes
Exaltad a Jesús, “Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana”, p. 68;
El conflicto de los siglos, “El lucero de la Reforma”, pp. 75-90.
Viernes
Exaltad a Jesús, “Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana”, p. 68;
El conflicto de los siglos, “El lucero de la Reforma”, pp. 75-90.
Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 7
Lección 7
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Deuteronomio 32:46, 47; 1 Reyes 3:6; Números 6:24-26; Génesis 1:26, 27; 2:15-23; 15:1-5.
Parte I: RESEÑA
Las palabras tienen poder. Pueden despertar a un pueblo de la opresión de la esclavitud a una vida fiel de liberación. Josué instó al pueblo: “Escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:15). Las palabras también pueden ser devastadoras y usarse para destruir y engañar. Cuando Satanás tentó a Eva en el Jardín del Edén, insinuó la duda: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gén. 3:1). Las palabras pueden ser acusatorias y críticas, y pueden ser relajantes y afables, que traen sanidad al alma.
Dios eligió comunicar la historia de la Creación, la Caída, el plan de redención, la promesa de restauración y la Segunda Venida al mundo a través de profetas y escritores. Estos escribieron en hebreo, arameo y griego, idiomas que a menudo son bastante diferentes de los que aprendimos en la infancia. La Biblia entera ha sido traducida, por lo menos, a 636 idiomas; y el Nuevo Testamento, a otros 3.223 idiomas o más, por lo que el 95 por ciento de la población de la Tierra puede leer la Palabra de Dios. En la lección de esta semana, analizaremos cómo interpretar las palabras, las frases y los relatos de las Escrituras dentro de sus contextos originales para poder comprender mejor el mensaje de Dios para nosotros hoy.
Parte II: COMENTARIO
Texto bíblico
Es importante entender que el significado deriva de las partes más pequeñas del lenguaje, la palabra individual en sí, y se expande al contexto de una oración, una narración y finalmente un libro. La palabra dabar, en hebreo, es muy rica semánticamente, ya que puede significar una “palabra”, una “cosa” o incluso una “profecía”. Por esta razón, es importante estudiar el contexto más amplio de las palabras y cómo se pueden usar en la Biblia. Las palabras hebreas chesed (misericordia) y shalom (paz) son ejemplos de las clases de palabras que tienen un amplio rango semántico y pueden entenderse más profundamente si se estudian desde todo el contexto de la Escritura. En otros casos, hay enseñanzas bíblicas (doctrinas) o ideas que se entienden mejor al estudiar un grupo de palabras con significados similares que juntos brindan una gama completa de interpretación. Una de esas enseñanzas que se beneficia con un enfoque como este es el concepto bíblico del remanente.
Ilustración
La Iglesia Adventista del Séptimo Día se identifica como la iglesia remanente de la profecía bíblica. Surgió como un movimiento en este tiempo del fin para proclamar el mensaje de los tres ángeles con claridad. La iglesia remanente proclama el sábado como el sello que distinguirá a los que guardan los mandamientos y tienen la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Su capacidad para guardar los mandamientos solo puede venir a través de los méritos y el poder de Cristo, como lo demuestra su ejemplo para vencer y heredar la corona de la vida (Juan 16:32, 33; 1 Juan 4:4; 5:4, 5; Apoc. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). Sin embargo, esta afirmación de ser el Remanente suena bastante exclusivista y arrogante en nuestro entorno moderno. ¿Cómo podemos saber que Dios tiene un remanente?
La idea de remanente se encuentra en toda la Escritura. Una de las palabras para “remanente” es she’ār, que en sus diversas derivaciones aparece 226 veces en el Antiguo Testamento. La forma nominal she’ār puede designar al “remanente” de Israel (Isa. 10:20, RVA-2015, NVI), o “su pueblo” (Isa. 11:11, 16; 28:5). En este caso, el texto indica que este es un remanente elegido por Dios. Isaías 4:2 al 6 y 6:13 describen aún más a un remanente que ha pasado por un fuego purificador de juicio divino y se presenta como un pueblo santo. Otras palabras hebreas que describen al remanente también pueden estudiarse e incluir términos como pālat, mālat, yāthar, sārid y ‘aharît. Estos términos también deben estudiarse en sus contextos. Cualquiera puede hacer esto con una buena concordancia. Un estudio de este tipo revela que la Biblia describe el concepto de “remanente” de varias maneras: (1) El “remanente histórico” es el de Isaías 1:4 al 9, que son los sobrevivientes de una catástrofe; (2) el “remanente fiel” son los que permanecen fieles a Dios y que cumplen todas las promesas del pueblo de Dios; y finalmente, (3) el “remanente escatológico” son los que pasan por las tribulaciones del tiempo del fin y salen victoriosos en el gran día del Señor para recibir su Reino. En Apocalipsis, el dragón se enfurece con la mujer y hace guerra “contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12:17). La rica naturaleza de cada uno de estos términos en sus contextos se suma a los demás hasta que, dentro de todo el contexto de la Biblia, el concepto emerge con claridad, y el que estudia comienza a comprender la totalidad de la idea del “remanente” (ver G. F. Hasel, Understanding the Living Word of God, pp. 113–116).
Ilustración
Dos descubrimientos o avances en los últimos tiempos nos han ayudado a comprender el origen de la Biblia. La lengua egipcia, escrita en jeroglíficos, fue descifrada en 1822 por Jean Champollion. Este descubrimiento reveló los secretos perdidos hace mucho tiempo de una de las civilizaciones más antiguas y nos permitió comparar los antiguos textos egipcios con el texto bíblico . Surgieron varias contribuciones interesantes con el tiempo: (1) Los egipcios, que regularmente hacían campaña e intercambios con Canaán, registraron muchos de los lugares geográficos mencionados en la Biblia. Se encontró mucha correspondencia y precisión entre los nombres y los lugares mencionados en Egipto y en la Biblia. (2) Se encontraron muchos términos egipcios de préstamo, especialmente en los primeros cinco libros del Pentateuco. Los académicos han documentado una serie de préstamos, como tevah, la palabra para “arca”, que deriva de la palabra egipcia que significa “caja”, “cofre” o “baúl”. Esta palabra se usa tanto para el arca de Noé como para el arca en la que Moisés fue puesto cuando era bebé. El nombre para Egipto que se utiliza en la Biblia es Mitzraim. Este nombre es una palabra dual en hebreo que proviene del egipcio msr, la palabra para Egipto. El sufijo dual indica las “dos tierras” del Alto y el Bajo Egipto. También se usan modismos egipcios. La frase “brazo extendido”, usada para describir la protección de Dios, es una expresión egipcia común de fuerza. El autor utilizó títulos egipcios, así como modales y costumbres del lenguaje. Finalmente, aparece una serie de nombres personales egipcios. Todos estos descubrimientos apuntan a la conclusión de que los primeros libros de la Biblia se escribieron durante la generación del Éxodo y que el autor estaba íntimamente familiarizado con Egipto, sus costumbres y su historia. Moisés indudablemente tenía la educación y el bagaje necesarios para escribir los libros de Génesis a Deuteronomio, como a menudo afirma la Biblia.
Otro descubrimiento se refiere al manuscrito original de las Escrituras por parte de Moisés. La invención del alfabeto, derivado de los jeroglíficos egipcios, tuvo lugar en la península del Sinaí aproximadamente un siglo antes del Éxodo. Este gran avance en la comunicación simplificó la escritura e hizo posible la alfabetización para la gente común. Por ende, Moisés podría haber escrito no en jeroglíficos egipcios complicados, sino en el alfabeto protocananeo simplificado que con el tiempo se convertiría en hebreo. Los tiempos de Dios siempre son perfectos para poner su mensaje en manos de su pueblo.
Texto bíblico
Otros conceptos y palabras de la Biblia son completamente únicos. En el relato de la Creación se da más énfasis a la creación de la humanidad que a cualquier otro elemento o criatura. La humanidad se coloca en el pináculo de la Creación. Es la obra del Dios trino cuando proclaman su intención: “Hagamos al hombre a nuestra imagen” (Gén. 1:26). El énfasis triple de este versículo en el verbo bara’, “crear”, reitera la intención de Dios de crear al hombre y a la mujer de manera única a su imagen y semejanza. El contexto inmediato de Génesis 1 indica que tanto ‘Elohim, “Dios”, en su majestuosa pluralidad como ruach Elohim, “el Espíritu de Dios”, participan de la obra creadora (Gén. 1:1, 2). Juan 1:1 al 3 deja en claro que Jesús era el agente de la Creación, porque “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Al permitir que la Escritura en su totalidad se interprete a sí misma, descubrimos que el “hagamos” de Génesis 1:26 incluía a los tres miembros de la Deidad. Por ende, la humanidad fue creada por una relación para una relación, a fin de que pudiera “fructifica[r] y multiplica[rse]; llena[r] la tierra” (Gén. 1:28). Fueron creados para comulgar con Dios en el día de reposo que él creó para ellos. Su propósito para nosotros por toda la eternidad es que Dios pueda habitar entre su pueblo.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Entonces, ¿cómo podemos estudiar la Biblia en profundidad sin entender los idiomas bíblicos originales? Tenemos herramientas disponibles en Internet como miconcordancia.com y BibleGateway.com, o concordancias impresas, que son accesibles hoy más que nunca. Podemos estudiar cómo se usan las palabras dentro de las frases, dentro de los libros y en toda la Biblia. Los fundadores de nuestra iglesia no tenían todas las herramientas disponibles que tenemos hoy. Tenían sus Biblias y concordancias. Siguieron cuidadosamente los principios protestantes de la interpretación bíblica y, bajo la inspiración del Espíritu Santo, pudieron conocer el plan de salvación de Dios y las verdades enseñadas por los profetas y por Jesús. A continuación, hay algunas preguntas para debatir que puedes usar para guiar al grupo:
1. Saber que Moisés escribió los primeros cinco libros de la Biblia ¿cómo nos ayuda a aceptar las Escrituras como una fuente confiable hoy? Recuérdale a la clase las palabras de advertencia que Moisés le dio al pueblo al momento de su muerte (Deut. 32:46). Analicen cómo podemos practicar este principio con nuestras familias.
2. ¿Qué significa permitir que las Escrituras interpreten las Escrituras? ¿Por qué es importante entender el significado de lo que dice la Escritura misma en lugar de introducir nuestras propias ideas a la Escritura?
3. Entender una palabra y su profundidad de significado ¿cómo nos ayuda a ver el propósito de Dios para nuestra vida? ¿Qué tipo de poder tienen ciertas palabras en el Antiguo Testamento (por ejemplo: justicia, misericordia o esperanza)? ¿Cómo impactan estas palabras en nuestro conocimiento del carácter de Dios?
Dios lo bendiga!!!
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