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Intermediarios | Lección 8: Perdonando para siempre | 2do Trimestre 2024 | Año A

Intermediarios | Lección 8: Perdonando para siempre | 2do Trimestre 2024 | Año A

Lección 8 de Intermediarios
PERDONANDO PARA SIEMPRE


Intermediarios | Lección 8: Perdonando para siempre | 2do Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
Esdras 9:1-10:17;
Profetas y reyes, cap. 51.

Versículo para Memorizar:
“Al que disimula el pecado, no le irá bien; pero el que lo confiesa y lo deja, será perdonado”
(Proverbios 28:13).

Mensaje:
Parte de la adoración a Dios es la confesión de los pecados y la alabanza por su perdón.



¿Qué haces tú cuando alguien te hace enojar o te molesta? ¿Te echas a llorar? ¿Dejas de hablarle?
¿Platicas con esa persona acerca de la situación? Imagina que te encuentras en la siguiente situación con Mica.


Mica sentía gran admiración por Esdras. Aunque había mucho trabajo, Esdras había guardado la calma y manifestado una actitud de alegría.
Mica se preguntaba si habría alguna situación que haría enojar a Esdras.

Cierta mañana un grupo de dirigentes de familias llegaron al templo y preguntaron por Esdras. Mica se apresuró a ir en busca de Esdras. Una visita a esa hora del día significaba que el asunto que la motivaba era de importancia.


Después de dar el mensaje, Mica siguió a Esdras. Entonces el líder del grupo habló:
—El pueblo de Israel no ha sido fiel a Dios —dijo—. Muchos, incluso levitas y sacerdotes, han estado participando en las abominaciones de los enemigos paganos.

Esdras, al oír esto, se airó mucho, rasgó su vestido y comenzó a arrancarse el pelo de la
cabeza y la barba.

De pronto Esdras se sentó. Permaneció sentado mirando fijamente.
—Esdras ha quedado muy afectado por los pecados que nuestro pueblo ha cometido contra Dios—le dijo el líder a Mica—. Me parece que debemos dejarlo sentado ahí por un rato.

Con el paso de las horas, numerosas personas que habían sido fieles a Dios se unieron a Esdras, quien seguía mirando fijamente.

Repentinamente, a la hora del sacrificio vespertino, Esdras se puso de pie, rasgó un poco más su ropa. Luego cayó de rodillas con las manos alzadas hacia el cielo y comenzó a orar:
—Oh, Dios, me presento confundido y avergonzado delante de ti. Hemos hecho muchas cosas indebidas. Hemos pecado y eso nos ha causado muchos problemas. Te volvimos la espalda. Esto nos convirtió en esclavos de nuestros enemigos. A pesar de todo esto, tú nos devolviste la libertad. Obraste sobre un rey que no creía en ti para permitirnos reconstruir tu templo. Y aun así, seguimos pecando contra ti.
—Nuevamente nos presentamos ante ti para pedir que nos perdones. Te rogamos que tengas piedad de nosotros y perdones las cosas malas que hemos hecho. Obra en nosotros y ayúdanos a comprender cómo quieres que vivamos y a hacer tu voluntad.


Cuando Esdras terminó de orar, uno de los dirigentes llamado Secanías, le dijo:
—Hemos cometido errores. Debemos renovar nuestro pacto con Dios. Queremos que tú nos guíes de vuelta a Dios y nos enseñes lo que él desea que hagamos.

—Estoy dispuesto a hacer eso. Pero primero los sacerdotes, los levitas y los dirigentes deben jurar que apoyarán lo que Dios nos ha dicho que hagamos.

Todos estuvieron de acuerdo.
—Ahora ya es tarde —dijo Esdras—. Mañana los dirigentes deberán reunirse conmigo para hacer planes acerca de lo que debemos hacer.

A la mañana siguiente Mica se apresuró a ir al templo. Cuando llegaron todos, Esdras comenzó a hablar con los dirigentes acerca de que todos los israelitas necesitaban arrepentirse.

Acordaron enviar una proclamación para llamar a todos los judíos a que se reunieran en Jerusalén, en el término de tres días. Si no lo hacían, perderían sus tierras y no se les permitiría formar parte del grupo de los exiliados repatriados.

Tres días después, la gente se reunió frente al templo a pesar de que había comenzado a llover.

Esdras y los dirigentes fueron a la plaza del templo. Esdras levantó una mano para imponer silencio a la multitud.
—Hoy hemos venido a confesar nuestros pecados y a efectuar una promesa a Dios —anunció Esdras—. ¿Están listos para hacerlo ahora?
—¡Sí, estamos listos! —gritaron todos.


Luego alguien dijo:
—Muchos de nosotros necesitamos hacer confesiones y efectuar promesas. Nos parece que sería mejor que pongas dirigentes en nuestros pueblos, para que escuchen nuestras promesas y nos ayuden a corregir nuestros errores. Ahora es la estación de las lluvias y es difícil acampar afuera.
—Estoy de acuerdo contigo —contestó Esdras—. Hoy mismo elegiré dirigentes para cada grupo. Tendrán tres meses para arreglar lo que hayan hecho mal.

Cuando se dispersó la multitud, Mica esperó para platicar con Esdras.
—Mica, ¿todavía estás aquí? —preguntó Esdras.
—Sí, porque deseaba preguntarte algo —explicó el muchacho—. ¿Crees que Dios podría perdonarnos nuevamente?
—No lo dudes, Mica —contestó Esdras—. Ese es un rasgo maravilloso de Dios. Cuando cometemos errores y lo lamentamos de veras, podemos pedir a Dios que nos perdone. Él lo hará.
—Me alegra que Dios sea tan misericordioso —dijo Mica.
—Y a mí también —añadió Esdras con una sonrisa.

 

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Dios les bendiga!!!

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