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Intermediarios | Lección 11: El reino invisible | 2do Trimestre 2024 | Año A

Intermediarios | Lección 11: El reino invisible | 2do Trimestre 2024 | Año A

Lección 11 de Intermediarios
EL REINO INVISIBLE


Intermediarios | Lección 11: El reino invisible | 2do Trimestre 2024 | Año A

Textos clave y referencias:
Mateo 5:1-16; Lucas 6:17-26;
El Deseado de todas las gentes, cap. 3; Así dijo Jesús [El discurso maestro de Jesucristo], caps. 1 y 2.

Versículo para Memorizar:
“Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el
bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en los cielos”
(Mateo 5:16).

Mensaje:
Porque Dios
nos ama, aceptamos sus valores y los compartimos con los demás.



¿Te ha dicho alguien algo que cambió tu manera de pensar? ¿Cómo cambió eso tu vida? Imagina que te encuentras en el monte y que escuchas las enseñanzas de Jesús.

Manasés se protegió los ojos con una mano mientras trataba de ubicar a sus familiares. Habían oído numerosos comentarios acerca del maestro llamado Jesús.
El día anterior, Manasés había escuchado un poquito a Jesús en la plaza del pueblo, mientras hacía algunos mandados. La noche anterior su padre había dicho a la familia que hoy irían a escuchar a Jesús. Por fin Manasés ubicó a su familia.
—Temí no encontrarlos —dijo Manasés a su madre.
—Yo también sentí el mismo temor. No puedo creer que haya venido tanta gente.

—Oí decir que Jesús hoy se haría cargo de su reino —dijo Manasés.


Leora, hermana mayor de Manasés, impuso silencio y dijo que Jesús estaba por comenzar a hablar.
Manasés miró a su alrededor y vio a gente procedente de diversos lugares. Podía distinguirlas por su manera de vestir y de hablar. Habían venido de lugares tan lejanos como Jerusalén. También vio algunos fariseos.

Manasés oyó que Jesús decía:
—La manera como ustedes se comportan mostrará a otros que forman parte del reino de Dios. Comprendan que no pueden hacer nada por su propia cuenta. Deben permitir que Dios asuma el control de todo en sus vidas y entonces encontarán la felicidad.

Manasés pensó:
—Me gustaría hacer eso, pero a veces es muy difícil.
—Si observan el mundo a su alrededor, verán que hay muchas personas que no conocen a Dios —continuó diciendo Jesús—. Debieran sentirse tristes por esto. Cuando se sientan así, encontrarán toda clase de maneras de hablar a otros acerca de Dios. Mientras están ocupados haciendo esto, descubrirán la verdadera felicidad al conocer mejor a Dios ustedes mismos.
—Papá —dijo Manasés—, ¿quiere decir Jesús que debo hablar a mis amigos acerca de él?
—No solo a tus amigos —explicó el padre a Manasés—. Él también quiere que hables a los desconocidos con quienes te encuentras.

Jesús no había terminado su discurso. Continuó diciendo:
—Si entregan su vida totalmente a Dios, le permitirán que controle sus actos. Revelarán a los demás que Dios está en sus vidas. Si alguien trata de iniciar una discusión o pelea, harán todo lo posible por ponerle fin en forma pacífica.


A Manasés le pareció que Jesús había adivinado que él tenía mal carácter y que se enojaba con facilidad y se peleaba con la gente. Pensó que tendría que pedirle que le ayudara a cambiar esa situación negativa.
—Cuando ustedes son hijos de Dios —dijo Jesús—, su amistad con otras personas mejora. Tratarán de ver las cosas como los demás las ven. Se esforzarán para que su amistad con la gente resulte satisfactoria.
—Así es como abuelito actúa con todos —dijo Manasés—. Él siempre trata de ver las cosas desde el punto de vista de los demás. Tal vez por eso hay tantas personas que van en busca de su consejo.

Manasés escuchó atentamente lo que Jesús dijo a continuación.
—Ustedes desearán estar bien con Dios con tanta intensidad como si estuvieran hambrientos y desearan comer con desesperación. Pero tengo que hacerles una advertencia en relación con algo —continuó diciendo Jesús—. Si deciden seguir a Dios de todo corazón, no será una tarea fácil. Habrá gente que se burlará de ustedes. Dirán mentiras de ustedes y hasta tratarán de causarles daño. Pero Dios los acompañará y protegerá cuando ocurran esas situaciones desagradables y peligrosas.

Manasés pensaba en lo que Jesús estaba diciendo. Alcanzaba a ver algunos fariseos y doctores de la ley. No parecían contentos. Manasés pensó que nunca estaban contentos. Era posible que ni siquiera conocieran a Dios en la forma como Jesús lo describía.
—Cuando encienden una lámpara de aceite no la esconden debajo de un cajón para que nadie vea su luz —dijo Jesús a la gente—. En cambio la colocan en un lugar alto para que ilumine lo más posible. Así es como deben ser cuando son hijos de Dios. Serán como una luz puesta en lo alto de una colina para iluminar con el amor de Dios a todos los que estén a su alrededor.

Manasés se inclinó hacia su padre y le dijo:
—Yo quiero ser la clase de persona que Jesús está describiendo. Quiero formar parte de su reino.


—¿Comprendes que no puedes hacer eso por tu propia cuenta? —dijo el padre.
—Sí, lo entiendo. Pero Jesús dijo que Dios me dará el poder para hacerlo —replicó el niño.
—Y lo hará —dijo el padre—. Según lo que Jesús acaba de decir, lo único que necesitas es comprender que debes tener su reino invisible en el corazón; desearlo con todas tus fuerzas y luego compartirlo con los demás.
—Padre, ¿crees que puedo llegar a ser un príncipe en el reino? —quiso saber Manasés.
—Creo que lo eres —dijo el padre sonriendo.

 

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Dios les bendiga!!!

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