Lección 9 de Intermediarios
ESO ES LO ÚNICO QUE PIDO
Textos clave y referencias:
Texto.
Versículo para Memorizar:
Verso.
Mensaje:
Mensaje.
Texto.
Versículo para Memorizar:
Verso.
Mensaje:
Mensaje.
¿Te han malinterpretado alguna vez, especialmente cuando tratabas de explicar algo importante? Jesús quería que sus discípulos supieran sobre el futuro, pero ellos estaban preocupados solamente por el presente.
“Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros, como yo los he amado a ustedes” (Juan 15:12).
Jesús y los once discípulos transitaban por el camino iluminado por la luna hacia el valle de Cedrón. Juan, que caminaba cerca del Maestro, sabía que se dirigían al huerto de Getsemaní. A Jesús le agradaba orar en aquel lugar. La caminata venía bien después de la cena de la Pascua. La brisa nocturna despejó la mente de Juan. Trató de concentrarse en lo que Jesús decía.
—No me asombra que Jesús nos esté hablando del amor mutuo —pensaba Juan—, ya que discutíamos acaloradamente antes de la cena. Creo que se siente frustrado.
—El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. —dijo Jesús—. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Juan pensó que Jesús de nuevo se estaba refiriendo a su muerte y que insistía en que debían amarse unos a otros y obedecer a Dios.
—Ya no los llamo siervos —continuó diciendo el Maestro—, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.
Ahora Juan reflexionó que Jesús hablaba de esa manera porque había depositado su confianza en ellos y les había revelado una cantidad de cosas.
Comprendían las cosas espirituales mejor que los sacerdotes y los fariseos. Y aunque Jesús seguía diciéndoles que pronto los dejaría, había prometido que su Espíritu Santo permanecería con ellos y continuaría su amistad.
Juan, Jesús y los otros diez discípulos caminaron en silencio durante algunos momentos. Esa noche parecía que Jesús tenía muchas cosas que comunicarles, y que sus pensamientos se encontraban muy lejos. En cambio los discípulos caminaban con el estómago lleno y los ojos cansados.
Jesús comenzó a platicar nuevamente. Les dijo: — Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así, el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.
Juan se dijo que eso era verdad. Había algo realmente especial en la amistad de los discípulos con Jesús. Mucha gente había seguido a Jesús, pero Jesús los había elegido especialmente a ellos. Ahora les pedía que compartieran esa relación especial con otras personas.
Debían amar a los demás en la misma forma en que Jesús los había amado a ellos. Había que reconocer que ahora, después de pasar tres años con Jesús, se trataban mejor entre sí. Todavía discutían en ocasiones, como había sucedido aquella noche, pero eso no era nada comparado con las acaloradas discusiones que habían tenido al comienzo.
—Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros —concluyó Jesús. El Maestro miró a Juan y luego a Pedro y Santiago, como si buscara asegurarse de que lo habían comprendido. Todos dijeron que estaban de acuerdo, pero en realidad no estaban muy seguros.
Ese nuevo mandamiento del amor parecía más difícil de poner en práctica que las demás reglas de los fariseos. Ciertamente ese amor no surgía en forma natural. Pero el hecho de haber estado con Jesús había comenzado a cambiarlos. Imaginaban que el Espíritu Santo que Jesús les había prometido enviar, les daría el poder y la gracia para que continuaran aprendiendo a amar como Jesús amaba.
Continuaron caminando en silencio por el valle de Cedrón. Tal vez Jesús pensó:
—Espero que comprendan finalmente lo que es el amor verdadero cuando dé mi vida por ellos.
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Dios les bendiga!!!
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