Lección 2 de Intermediarios
EL SERVIDOR SUPREMO
Textos clave y referencias:
Juan 13:1-17; Lucas 22:7-13;
El Deseado de todas las gentes, cap. 71.
Versículo para Memorizar:
“Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Un ejemplo yo les he dado, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he dado.
(Juan 13:14-15).
Mensaje:
Compartimos el amor de Dios con los demás cuando les servimos.
Juan 13:1-17; Lucas 22:7-13;
El Deseado de todas las gentes, cap. 71.
Versículo para Memorizar:
“Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Un ejemplo yo les he dado, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he dado.
(Juan 13:14-15).
Mensaje:
Compartimos el amor de Dios con los demás cuando les servimos.
¿Ha hecho alguien en tu lugar un trabajo que tú detestabas? ¿Has hecho tú alguna vez un trabajo desagradable por otra persona? ¿Estarías dispuesto a hacer lo mismo en favor de alguien que te ha tratado con aspereza? Eso es lo que hace un verdadero servidor.
—¡Ahí está! —exclamó Pedro—. Tal como dijo Jesús.
—¿Dónde? —preguntó Juan.
—Cerca del vendedor de canastos. ¿Lo ves? Lleva un cántaro con agua. Vamos rápido porque va en dirección a esa casa.
Los dos discípulos siguieron al hombre, lo cual no fue difícil, porque era el único varón que llevaba un cántaro con agua, ya que ese era trabajo de las mujeres. Pedro se alegró porque Jesús les había pedido que hicieran los preparativos para la cena de aquella noche. Cuando el hombre del cántaro entró por el pórtico de la casa, ellos lo siguieron.
El dueño de la casa estaba cerca de la puerta. Tal como Jesús los había instruido, Pedro le dijo:
—El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?
Y tal como Jesús había dicho, el hombre los condujo a un amplio que hacer, porque ya todo estaba preparado.
Atendieron algunos detalles y dejaron todo listo. Solo faltaba la comida. Pedro casi tropezó con una palangana y el cántaro con agua que el hombre había llevado. Comprendió que el sirviente había llevado esa agua para que se lavaran los pies antes de comer.
De pronto la puerta se abrió y entraron el dueño de la casa seguido por sus cocineros que llevaban la comida de la Pascua.
Cuando los cocineros llevaron el cordero asado a la mesa, el resto de los discípulos entraron en el aposento. Miraron a su alrededor y comenzaron a discutir en qué lugar preferencial se sentaría cada uno. Ni siquiera vieron cuando Jesús entró con el rostro triste. Parecía que sus pensamientos estaban en otro lugar. Judas se abrió paso hasta el asiento que estaba junto al de Jesús.
Los discípulos dejaron de platicar entre ellos y se sosegaron. Miraron a Jesús y esperaron que dijera algo.
El silencio les pareció muy largo. Finalmente Jesús se levantó y se puso una toalla alrededor de la cintura. Después echó agua en una palangana, la puso frente a Judas y comenzó a lavarle los pies, aunque ya sabía que Judas lo traicionaría.
Judas se sintió mal, pero no dijo nada. Esperaba que su cara no revelara la traición que había cometido contra Jesús antes de ir a aquel lugar.
Los demás discípulos, confundidos, guardaron silencio. Jesús avanzó lentamente lavando los pies a cada discípulo. Cuando le tocó el turno a Pedro, este extendió las manos como para detener a Jesús. Rompió el silencio diciendo con decisión:
—Jesús, tú no me lavarás los pies.
Jesús lo miró con ternura y le dijo:
—Pedro, si no te lavo los pies, no podrás estar conmigo.
—Entonces, Señor, lávame todo el cuerpo —exclamó Pedro con ansiedad.
—Eso no es necesario —contestó Jesús—. El que está recién bañado no necesita lavar todo el cuerpo, sino solo los pies.
Pedro se tranquilizó, volvió a sentarse y dejó que Jesús le lavara los pies.
Jesús lavó los pies a Juan en último lugar. Juan fue el único de los discípulos que comprendió lo que Jesús estaba haciendo. Aunque no dijo nada, Jesús podía ver en sus ojos la gratitud que sentía.
Cuando Jesús terminó su tarea volvió a su asiento. Miró a cada uno de los discípulos y luego dijo:
—Si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies los unos a los otros. Porque ejemplo les he dado, para que como yo he hecho, ustedes también lo hagan. Si lo hacen, recibirán bendiciones..
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Dios les bendiga!!!
Piola 👍
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