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Infantes | Lección 10: Columnas de nube y fuego | 3er Trimestre 2023 | Año B

Infantes | Lección 10: Columnas de nube y fuego | 3er Trimestre 2023 | Año B

Lección 10:
Columnas de nube y fuego

Infantes | Lección 10: Columnas de nube y fuego | 3er Trimestre | Año B


Textos clave y referencias:
Éxodo 13:21, 22; 14:19, 20
Patriarcas y Profetas, cap. 25, pp. 253-256.
Versículo para Memorizar:
“Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas”. (Génesis 28:15, NVI).
Mensaje:
Agradecemos a Dios por cuidar de nosotros.

¿Alguna vez has estado perdido? Los israelitas no estaban perdidos porque ellos tenían dos cosas que los guiaban.

Habían pasado muchos años desde que la hija del faraón había encontrado a Moisés en la canasta a la orilla del río. Mientras Moisés vivió con su familia, sus padres le enseñaron a conocer y a amar a Dios. Al cumplir los 12 años fue a vivir con la hija del faraón en el palacio del rey. Moisés había crecido y era un hombre sabio, Dios lo eligió para que guiara a los israelitas a abandonar Egipto y al cruel faraón, para ir hacia una tierra mejor.

Cuando los israelitas dejaron Egipto, cruzaron el Mar Rojo y pronto se encontraron en el desierto. ¿Cómo es el desierto? Es una tierra caliente y seca llena de arena. Muy caliente durante el día, y muy fría por la noche. Allí viven animales salvajes. Y ni aun Moisés estaba seguro por cuál camino debían ir.


Pero Dios tenía un plan especial para mantenerlos a salvo y para asegurar que no se perdieran. Dios los guió en una forma maravillosa.

Durante el día los israelitas podían ver sobre ellos una inmensa nube avanzando como una columna en el cielo. La nube se movía hacia adelante lentamente, y ellos se movían al mismo paso, porque Dios estaba guiándolos con ella. Pero la nube hacía más que solamente mostrarles por dónde debían ir. Durante el calor del día, la nube les daba sombra y los mantenía frescos, protegiéndolos del ardiente sol.




Pero durante la noche, cuando estaba frío y oscuro, una nube no era lo mejor. Entonces los israelitas necesitaban luz y calor. Y era cuando la inmensa nube se transformaba en una columna de fuego. El fuego les daba luz en la noche, les ayudaba a mantenerse calentitos en el frío desierto y les quitaba el miedo de que los lastimaran los animales salvajes.


Dios encontró la forma perfecta de proteger y guiar a su pueblo. Día y noche, los israelitas siempre podían ver que Dios estaba guiándolos y manteniéndolos a salvo. Ellos sabían que los estaba protegiendo, y lo alabaron por su cuidado.

Nosotros también podemos agradecer a Dios por cuidar de nosotros. Él nos vigila atentamente y nos guía cada día. No vemos una nube ni fuego, pero sabemos que nos protege. Recordemos agradecerle por tan buen cuidado que tiene de nosotros.

 

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Dios les bendiga!!!

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