Lección 5 de Infantes
EN CUALQUIER MOMENTO, EN CUALQUIER LUGAR
Textos clave y referencias:
MARCOS 1:35-38;
EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES, cap. 26, pp. 229-231; cap. 38.
Versículo para Memorizar:
“Vendrán a mí en oración y yo los escucharé”
(Jeremías 29:12).
Mensaje:
Podemos hablar con Jesús en cualquier momento y en cualquier lugar.
MARCOS 1:35-38;
EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES, cap. 26, pp. 229-231; cap. 38.
Versículo para Memorizar:
“Vendrán a mí en oración y yo los escucharé”
(Jeremías 29:12).
Mensaje:
Podemos hablar con Jesús en cualquier momento y en cualquier lugar.
¿Cual es el lugar más tranquilo que conoces? ¿Ese lugar especial que te gusta está afuera? Puede ser que tengas un lugar silencioso que es tu propio sitio para pensar. Jesús también tenía un lugar tranquilo favorito.
Estaba oscuro, muy oscuro. Los pájaros nocturnos cantaban y los grillos también.
Casi todos estaban durmiendo porque era muy temprano en la mañana. Tú y yo podríamos decir que era de madrugada. Pero alguien estaba levantado y silenciosamente cruzaba las calles del pueblo. Pasó rápidamente por las casas y salió al campo abierto. Caminó ascendiendo por la ladera de la montaña; allí se detuvo y se arrodilló.
Era Jesús. Cada mañana Jesús se levantaba muy temprano, antes que nadie. Le gustaba aquella hora porque era la más tranquila. Así podía estar un tiempo a solas hablando con Dios.
Durante el día la gente se apiñaría alrededor de Jesús para escucharlo y para hacerle preguntas. Traerían sus enfermos para que los sanara. Los niños vendrían y le pedirían que les contara historias.
A Jesús le gustaba contarles historias. Le gustaba ayudar y sanar a la gente. Pero antes de estar todo el día con la gente, él sabía que necesitaba tiempo a solas para hablar con su Padre celestial.
Jesús le contaba a su Padre, Dios, cuánto lo amaba. Le hablaba acerca del pecado y de todas las cosas que entristecían su corazón. Le hablaba de la gente enferma y necesitada. Le hablaba de sus amigos especiales, los discípulos. Jesús le pedía a Dios que lo mantuviera fuerte para así poder ayudar a los demás.
Y Dios siempre contestó las oraciones de Jesús. Lo ayudaba a sentirse seguro y tranquilo. Cuando Jesús terminaba de orar, su corazón estaba feliz y lleno de amor. Entonces estaba listo para empezar el día.
Jesús no solo hablaba con Dios temprano por la mañana. Después, durante el día, mientras enseñaba a la gente, la sanaba y les contaba historias, oraba a Dios en silencio, meditando en las palabras. Le pedía ayuda a Dios para sanar a los enfermos. Le pedía ayuda para contar buenas historias. Pedía ayuda para ser amable y paciente con la gente. Él hablaba con su Padre celestial a lo largo de todo el día.
Tú puedes hablar con Jesús en cualquier momento y lugar. Tú puedes hablar con él si te sientes triste, o solo, o feliz o temeroso. Puedes hablar con Jesús en el carro, en la guardería o en la casa.
Busca tu propio lugar especial y ve en la mañana a hablar con Jesús. Ve otra vez en la tarde y cuéntale cómo estuvo el día. Él siempre te escuchará porque te ama.
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Dios les bendiga!!!
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