Lección 4: Para el 23 de enero de 2021 POR LAS MALAS Sábado 16 de enero LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 7:14–16; 7:17–2...
Lección 4: Para el 23 de enero de 2021
POR LAS MALAS
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 7:14–16; 7:17–25; 8:1–10; 8:11–15; 8:16–22.
PARA MEMORIZAR:
“Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré” (Isa. 8:17).
En un edificio en llamas en Harlem, Nueva York, una niña ciega estaba sentada en la ventana del cuarto piso. Los bomberos se habían deses-perado. No podían encajar el camión que portaba la escalera entre los edificios, y no pudieron hacer que saltara a una red, que ella, por supuesto, no podía ver.
“Finalmente llegó su padre y gritó a través del megáfono que había una red, y que ella debía saltar cuando él le diera la orden. La niña saltó y estaba tan completamente relajada que no se rompió ningún hueso ni se hizo un esguince en la caída de cuatro pisos. Debido a que confiaba completamente en su padre, cuando escuchó la voz de su padre hizo lo que él dijo que era lo mejor” (M. P. Green, ed., 1500 Illustrations for Biblical Preaching, p. 135).
De la misma manera, Dios ofreció poderosas evidencias de que él quería lo mejor para sus hijos, pero ellos rechazaron las aguas mansas en la que se les presentó por primera vez; por ende, tuvo que hablarles con estrépito, como el ruido de muchas aguas.
¿Qué lecciones podemos aprender hoy de los errores de ellos?
Sábado
Hermanos, con el apóstol Juan os invito a mirar “cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1… Podemos dirigirnos a él con el nombre cariñoso de “Padre nuestro”, que es una señal de nuestro afecto por él, y una prenda de su tierna consideración y relación con nosotros…
Todo el amor paterno que se haya transmitido de generación a generación por medio de los corazones humanos, todos los manantiales de ternura que se hayan abierto en las almas de los hombres, son tan solo como una gota del ilimitado océano, cuando se comparan con el amor infinito e inagotable de Dios. La lengua no lo puede expresar, la pluma no lo puede describir. Podéis meditar en él cada día de vuestra vida; podéis escudriñar las Escrituras diligentemente a fin de comprenderlo; podéis dedicar toda facultad y capacidad que Dios os ha dado al esfuerzo de comprender el amor y la compasión del Padre celestial; y aun queda su infinidad. Podéis estudiar este amor durante siglos, sin comprender nunca plenamente la longitud y la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios al dar a su Hijo para que muriese por el mundo. La eternidad misma no lo revelará nunca plenamente.
Sin embargo, cuando estudiemos la Biblia y meditemos en la vida de Cristo y el plan de redención, estos grandes temas se revelarán más y más a nuestro entendimiento (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 691, 692).
Debemos confiar cabalmente en el Señor. Será para nosotros un pronto auxilio en las tribulaciones. Esperemos en el Altísimo y ejerzamos fe en sus promesas. Nos escuchará. Limitémonos a creer. El Capitán de nuestra salvación no nos dejará conducir nuestro propio barco. Dispondremos de su ayuda y su sabiduría justamente cuando las necesitemos (Cada día con Dios, p. 359).
En una vida completamente dedicada al beneficio ajeno, el Salvador hallaba necesario retirarse de los caminos muy transitados y de las muchedumbres que le seguían día tras día. Debía apartarse de una vida de incesante actividad y contacto con las necesidades humanas, para buscar retraimiento y comunión directa con su Padre. Como uno de nosotros, participante de nuestras necesidades y debilidades, dependía enteramente de Dios, y en el lugar secreto de oración, buscaba fuerza divina, a fin de salir fortalecido para hacer frente a los deberes y las pruebas. En un mundo de pecado, Jesús soportó luchas y torturas del alma. En la comunión con Dios, podía descargarse de los pesares que le abrumaban. Allí encontraba consuelo y gozo.
En Cristo el clamor de la humanidad llegaba al Padre de compasión infinita. Como hombre, suplicaba al trono de Dios, hasta que su humanidad se cargaba de una corriente celestial que conectaba a la humanidad con la divinidad. Por medio de la comunión continua, recibía vida de Dios a fin de impartirla al mundo. Su experiencia ha de ser la nuestra (El Deseado de todas las gentes, p. 330).
PROFECÍA CUMPLIDA (ISA. 7:14-16)
En Isaías 7:14 al 16, Emanuel es una señal relacionada con el dilema es-pecífico de Acaz: antes de que el niño Emanuel tuviera edad suficiente para decidir entre diferentes tipos de alimentos, “la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada” (Isa. 7:16). Esto se refiere a la tierra y los reyes de Siria y del reino del norte, Israel (ver 7:1, 2, 4–9) y reitera la promesa de Dios de que el poder de ellos pronto se extinguirá.
¿Por qué Isaías menciona que el niño tendría que comer “mantequilla y miel”? Isa. 7:15.
Las cosechas y los campos de Judá serían destruidos por los asirios (Isa. 7:23-25). Por lo tanto, el pueblo, incluido el Emanuel del Antiguo Testamento, quienquiera que fuera (Isa. 7:14, 15), se vería obligado a volver a la dieta de los nómadas (Isa. 7:21, 22). Sin embargo, tendrían suficiente para sobrevivir.
¿Cuándo se cumplió la profecía sobre Siria e Israel, el reino del norte? 2 Reyes 15:29, 30; 16:7–9; 1 Crón. 5:6, 26.
Esta profecía de Isaías fue dada alrededor de 734 a.C. En respuesta al soborno de Acaz, Tiglat-pileser III hizo lo que probablemente habría hecho de todos modos: aplastó a la coalición del norte, conquistó las regiones de Galilea y Transjordania del reino norteño de Israel, deportó a parte de la población y convirtió los territorios en provincias asirias (734–733 a.C.). El resto de Israel se salvó cuando Oseas, después de asesinar al rey Peka, se rindió y pagó tributos. Entre 733 y 732 a.C., Tiglat-pileser conquistó Damasco, la capital de Siria. Luego convirtió a Siria en provincia asiria. Por lo tanto, para 732, aproximadamente dos años después de la predicción de Isaías, Siria e Israel habían sido derrotados de manera concluyente, y todo había terminado para los dos reyes que habían amenazado a Acaz.
Poco después de que Salmanasar V reemplazara a Tiglat-pileser III en 727 a.C., el rey Oseas de Israel cometió suicidio político al rebelarse contra Asiria. Los asirios tomaron la ciudad capital de Samaria en 722 a.C., y depor-taron a miles de israelitas a Mesopotamia y Media, donde finalmente fueron absorbidos por las poblaciones locales y perdieron su identidad (ver Isa. 7:8; en un lapso de 65 años, Efraín dejaría de ser pueblo). Dios había predicho lo que sucedería a los enemigos de Judá, pero su explicación a Acaz fue que esto sucedería de todos modos, sin necesidad de depender de Asiria.
Domingo
Con esta esperanza de una herencia segura en la tierra nueva, se regocijaban los cristianos primitivos aun en tiempos de severa prueba y aflicción. “En lo cual… os alegráis —escribió Pedro— estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuere manifestado…
Las palabras del apóstol fueron escritas para instrucción de los creyentes de todas las épocas y tienen un significado especial para los que viven en el tiempo cuando “el fin de todas las cosas se acerca”. Toda alma que desea mantenerse en la fe, “firme hasta el fin” (Hebreos 3:14) necesita sus exhortaciones y reprensiones y sus palabras de fe y ánimo.
El apóstol procuró enseñar a los creyentes cuán importante es impedir a la mente divagar en asuntos prohibidos o gastar energías en cosas triviales. Los que no quieren ser víctimas de las trampas de Satanás deben guardar bien las avenidas del alma; deben evitar el leer, mirar u oír lo que puede sugerir pensamientos impuros. No debe permitirse que la mente se espacie al azar en cualquier tema que sugiera el enemigo de nuestras almas. El corazón debe ser fielmente vigilado, o males de afuera despertarán males de adentro, y el alma vagará en tinieblas (Los hechos de los apóstoles, p. 413).
“Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. 1 Juan 5:4. La fe es lo que nos habilita para mirar más allá del presente, con sus cargas y congojas, hacia el gran porvenir de la vida venidera, donde se aclarará todo lo que ahora nos deja perplejos. La fe ve a Jesús de pie como Mediador nuestro a la diestra de Dios. La fe contempla las mansiones que Cristo ha ido a preparar para aquellos que le aman. La fe ve el manto y la corona aparejados para el vencedor, y oye el canto de los redimidos…
La fe no es sentimiento. “Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven”. Hebreos 1:1. La verdadera fe no va en ningún sentido aliada a la presunción. Únicamente aquel que tiene verdadera fe está seguro contra la presunción, porque la presunción es la falsificación de la fe por Satanás.
La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce fruto en obediencia… La verdadera fe tiene su cimiento en las promesas y provisiones de las Escrituras (Obreros evangélicos, p. 273).
Haced de la Palabra de Cristo vuestra seguridad. ¿No os ha invitado a ir a él? Nunca os permitáis hablar de una manera descorazonada y desesperada. Si lo hacéis perderéis mucho. Mirando las apariencias, y quejándoos cuando vienen las dificultades y premuras, revelaréis una fe enferma y débil. Hablad y obrad como si vuestra fe fuera invencible. El Señor es rico en recursos: el mundo le pertenece. Mirad al cielo con fe. Mirad a Aquel que posee luz, poder y eficiencia.
Hay en la fe genuina un bienestar, una firmeza de principios y una invariabilidad de propósito que ni el tiempo ni las pruebas pueden debilitar (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 112, 113).
CONSECUENCIAS PREVISTAS (ISA. 7:17-25)
Lee los versículos anteriores. ¿Qué dice el Señor que le sucederá a la tierra? ¿Por qué no deberíamos sorprendernos de este resultado?
“Y así sucedió durante el reinado de Acaz. Se envió al errante Israel una invitación tras otra para que volviese a ser leal a Jehová. Tiernas eran las súplicas que le dirigían los profetas; y mientras estaban exhortando fer-vorosamente al pueblo a que se arrepintiese y se reformase, sus palabras dieron fruto para gloria de Dios” (PR 219).
Por lo tanto, para Acaz, el hombre de miedo más que de fe, la buena noticia por parte de Dios era que Siria e Israel serían aniquilados. Lo malo era que Asiria, el aliado y “amigo” que él había elegido para que lo ayudara, resultaría ser un enemigo mucho más peligroso que Siria e Israel. Al re-chazar la liberación gratuita ofrecida por Dios, Acaz se aseguró la derrota. Si Acaz creía que su mundo se estaba cayendo a pedazos ahora, ¡las cosas solo empeorarían!
“Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes” (Sal. 118:9). ¿Cómo podía esperar Acaz que Tiglat-pileser III estuviese satisfecho con ocupar los países al norte y que respetaría a Judá? Los escritos asirios, como los mismos anales de los reyes asirios, dan testimonio del hecho de que su deseo de poder era insaciable.
Lee 2 Reyes 16:10 al 18 y 2 Crónicas 28:20 al 25. ¿Qué estaba ocurriendo con Acaz? ¿Qué principio espiritual vemos que se revela aquí? ¿Por qué no deberíamos sorprendernos de su accionar?
Segundo de Crónicas 28:20 al 23 resume poderosamente los resultados de que Acaz pidiera ayuda a Asiria en lugar de confiar en el Señor.
■ Nuestra tendencia natural es confiar en lo que podemos ver, sentir, gustar, tocar: las cosas del mundo. Sin embargo, como sabemos, las cosas del mundo se esfu-man. Observa 2 Corintios 4:18. ¿Qué nos quiere indicar este versículo? ¿Cómo po-demos aplicar su mensaje a nuestra vida? Y ¿qué diferencia habrá si lo aplicamos?
Lunes
A causa de las continuas transgresiones, “Jehová había humillado a Judá”. En ese tiempo de castigo, en vez de arrepentirse, Acaz rebelóse “gravemente contra Jehová… Porque sacrificó a los dioses de Damasco…” 2 Crónicas 28:19…
Hacia el fin de su reinado, el rey apóstata hizo cerrar las puertas del templo. Se interrumpieron los servicios sagrados. Ya no ardían los candeleros delante del altar. Ya no se ofrecían sacrificios por los pecados del pueblo. Ya no ascendía el suave sahumerio del incienso a la hora de los sacrificios de la mañana y de la tarde. Abandonando los atrios de la casa de Dios y atrancando sus puertas, los habitantes de la ciudad impía construyeron audazmente altares para el culto de las divinidades paganas en las esquinas de las calles de Jerusalén. El paganismo parecía triunfante; y a punto de prevalecer las potestades de las tinieblas (Profetas y reyes, pp. 243, 244).
Del nacimiento y de la caída de las naciones, según resaltan en los libros de Daniel y Apocalipsis, necesitamos aprender cuán vana es la gloria y pompa mundanal. Babilonia, con todo su poder y magnificencia, cuyo parangón nuestro mundo no ha vuelto a contemplar —un poder y una magnificencia que la gente de aquel tiempo creía estables y duraderos—, se desvaneció y ¡cuán completamente! Pereció “como la flor de la hierba”. Santiago 1:10… Y así perece todo lo que no está fundado en Dios. Solo puede perdurar lo que se vincula con su propósito y expresa su carácter. Sus principios son lo único firme que conoce nuestro mundo.
Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras, nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y las que no se ven, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la vida (Profetas y reyes, pp. 402, 403).
Cada cual debe tratar de conocer la Palabra de Dios por sí mismo mediante ferviente oración, y cumplirla. Solamente cuando pone su confianza en Dios cada día, y no en el brazo de carne, obtendrá el alma la experiencia necesaria para responder esta oración de Cristo: “Y esta empero es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado”. Juan 17:3. En todas las preocupaciones temporales de ustedes, en todos los cuidados y ansiedades, esperen en el Señor. No confíen en príncipes, ni en hijos de hombres porque ocupan cargos de confianza. El Señor ha unido los corazones de ustedes con el de él. Si lo aman, y han sido aceptados en su servicio, lleven al Señor todas sus cargas, públicas y privadas, y esperen en él. Tendrán entonces una experiencia individual, una convicción de su presencia y su disposición a escuchar las oraciones de ustedes en demanda de sabiduría e instrucción, que les dará seguridad y confianza en la buena voluntad del Señor para socorrerlos en sus perplejidades (Cada día con Dios, p. 80).
¿QUÉ HAY EN UN NOMBRE? (ISA. 8:1–10)
¿Te imaginas jugando a la pelota con el segundo hijo de Isaías? Para cuando terminaras de decir “Maher-salal-hasbaz, ¡tírame la pelota!” sería demasiado tarde. Pero, más largo que el nombre es su significado: “El des-pojo se apresura, la presa se precipita” o “Pronto al saqueo, presto al botín”.
El mensaje del nombre evidentemente tiene que ver con una conquista rápida; pero ¿quién conquista a quién? Isaías 8:4.
Isaías 8:1 al 10 refuerza el mensaje del capítulo 7. Antes de que un niño pudiera alcanzar determinada etapa, Asiria se llevaría el botín de guerra de las capitales de Siria y de Israel. Además, debido a que Judá había rechazado el mensaje de certidumbre por parte de Dios, representado por las mansas aguas del arroyo de Siloé en Jerusalén, se vería abrumado por el poderoso poder de Asiria, representado por las inundaciones del gran río Éufrates.
Debido a que Acaz recurrió a Asiria, los nombres de los hijos de Isaías aludían tanto a Judá como al reino del norte, Israel: “El despojo se apresura, la presa se precipita”, pero “el remanente volverá”. ¿Por qué todavía había esperanza? Porque, aunque Asiria saturaría la tierra de Emanuel (Isa. 8:8), todavía tenían la promesa de que “Dios está con nosotros” (Isa. 8:10). De hecho, lo que vemos aquí es un tema que permea todo el libro de Isaías, a saber: que habría juicios sobre los enemigos de Dios en Judá y otras naciones, ejecutados en forma de desastres militares, sufrimiento y exilio, y el Señor estaría con los fieles sobrevivientes de su pueblo y los restauraría a su tierra.
¿Por qué Isaías nos dice que registró legalmente el nombre del niño y tuvo relaciones matrimoniales con su esposa (“la profetisa”)? Isaías 8:1–3.
El tiempo exacto relacionado con este hijo era fundamental para su rele-vancia como señal. Al igual que con la señal de Emanuel, se tardaría menos en que Asiria derrotara a Siria e Israel que lo que el niño tardara en decir “papá” y “mamá” desde el momento en que fuera concebido y naciera (Isa. 8:4) . Cuando Isaías registró legalmente el nombre del niño incluso antes de su concepción, hizo del niño y su nombre una profecía pública que podría demostrarse con acontecimientos posteriores.
■ A pesar de los repetidos errores de su pueblo, el Señor todavía estaba dispuesto a salvarlo. ¿Cómo podemos tomar este principio y aplicarlo a nosotros en forma individual, especialmente cuando fallamos y caemos en nuestra vida espiritual?
Martes
La orden del Señor, “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Corintios 6:14), no se refiere solamente al matrimonio de los cristianos con los irreligiosos, sino a cualquier clase de asociación en la que las partes están en íntima vinculación, y que requiera armonía de espíritu y acción. El Señor dio directivas especiales a los israelitas para que se mantuvieran separados de los idólatras. No debían casarse con las mujeres de estos ni darles las suyas en matrimonio, ni formar ninguna clase de asociación con ellos: “Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. Porque no te has de inclinar a ningún otro Dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es”. Éxodo ٣٤:١٢-١٤.
“Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres… Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”. Deuteronomio 7:6-9 (Mensajes selectos, t. 2, pp. 139, 140).
Conocemos muy poco nuestro propio corazón y poca necesidad sentimos de la misericordia de Dios. Esta es la razón por la cual albergamos tan poco de aquella dulce compasión que Cristo manifiesta para con nosotros, y que deberíamos manifestar unos hacia otros. Debemos recordar que nuestros hermanos son como nosotros, débiles mortales que yerran. Supongamos que un hermano, por no ejercer bastante vigilancia, quedó vencido por la tentación; y contrariamente a su conducta general, cometió algún error. ¿Qué proceder debemos seguir para con él? Por la historia bíblica sabemos que algunos hombres a quienes Dios había usado para hacer una obra grande y buena, cometieron graves errores. El Señor no los dejó sin reprensión, ni desechó a sus siervos. Cuando ellos se arrepintieron, él los perdonó misericordiosamente, les reveló su presencia y obró por medio de ellos. Consideren los pobres y débiles mortales cuánta compasión y tolerancia de Dios y de sus hermanos necesitan ellos mismos. Tengan cuidado acerca de cómo juzgan y condenan a los demás (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 228).
¡Cuán grande es la longanimidad de Dios hacia los impíos! Tanto los filisteos idólatras como los israelitas apóstatas habían gozado de las dádivas de su providencia. Diez mil misericordias inadvertidas caían silenciosamente sobre la senda de hombres ingratos y rebeldes. Cada bendición les hablaba del Dador, pero ellos eran indiferentes a su amor. Muy grande era la tolerancia de Dios hacia los hijos de los hombres; pero cuando ellos se obstinaron en su impenitencia, apartó de ellos su mano protectora. Se negaron a escuchar la voz de Dios, que les hablaba en sus obras creadas y en las advertencias, las reprensiones y los consejos de su Palabra, y así se vio obligado a hablarles por medio de sus juicios (Patriarcas y profetas, p. 637).
NADA QUE TEMER CUANDO TEMEMOS A DIOS (ISA. 8:11-15)
En su primer discurso inaugural, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt dijo a una nación desanimada por la Gran Depresión: “A lo único que debemos temerle es al miedo mismo” (Capitolio de EE.UU., Wáshington, D.C., 4/3/1933). El mensaje de Isaías a los deprimidos es: “No tenemos nada que temer cuando tememos a Dios”.
Dios advirtió a Isaías que no tuviera miedo de lo que su pueblo temía, sino que le temiera a él (Isa. 8:12, 13). Este es un tema importante en las Es-crituras. Por ejemplo, en Apocalipsis 14:6 al 12, tres ángeles proclaman un mensaje mundial: temer a Dios y darle gloria, en lugar de temer y dar gloria al poder de la bestia terrenal descrito en el capítulo 13.
¿Cómo entiendes la idea de “temer” a Dios? ¿Qué significa eso, especial-mente en vista del mandato de amar a Dios también (Mat. 22:37)?
El verdadero temor de Dios significa que lo reconoces como el Poder supremo del Universo. Ya sea que lo ames o no, ese temor vence cualquier otro miedo. Si él está de tu lado, nadie más puede tocarte sin su permiso. Si está en tu contra porque te has rebelado contra él, podrás huir, ¡pero no esconderte!
La idea de que debemos temer a Dios, ¿no contradice 1 Juan 4:18?: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.
Hay diferentes tipos de temor. Si alguien con un poder asombroso es tu amigo, con quien compartes un amor mutuo, no le temes a esa persona en el sentido de que crees que te lastimará. Pero tienes una especie de temor en el sentido de que conoces y respetas el poder de esa persona y los límites de tu relación.
■ Como cristianos, no debemos amar las cosas del mundo, las cosas que la gente del mundo ama (1 Juan 2:15). Paralelamente, como cristianos, ¿hay cosas que el mundo teme que nosotros como cristianos no debemos temer? Si es así, ¿cuá-les son y por qué no debemos temerlas? Al mismo tiempo, ¿a qué cosas no les teme el mundo que los cristianos sí deberíamos temerles? Ver, por ejemplo, Mateo 10:28 y Jeremías 10:2 y 3.
Miércoles
Nuestra obra consiste en predicar al mundo los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Al cumplir nuestros deberes, no debemos despreciar ni temer a nuestros enemigos…
Al poner nuestra confianza en Dios, debemos avanzar firmemente, para hacer su obra sin egoísmo, dependiendo humildemente de él, consagrándonos con todo lo que concierne a nuestro presente y nuestro futuro a su sabia providencia, conservando hasta el fin el principio de nuestra confianza, recordando que no recibimos las bendiciones del cielo porque somos dignos de ellas, sino porque Cristo es digno, y debido a nuestra aceptación, por fe en él, de la abundante gracia de Dios (Cada día con Dios, p. 194).
La humildad manifestada por Salomón cuando comenzó a llevar las cargas del estado, al reconocer delante de Dios: “Yo soy un niño pequeño” (1 Reyes 3:7); su notable amor a Dios, su profunda reverencia por las cosas divinas, su desconfianza de sí mismo y su ensalzamiento del Creador infinito, todos estos rasgos de carácter, tan dignos de emulación, se revelaron durante los servicios relacionados con la terminación del templo, cuando al elevar su oración dedicatoria lo hizo de rodillas, en la humilde posición de quien ofrece una petición. Los discípulos de Cristo deben precaverse hoy contra la tendencia a perder el espíritu de reverencia y temor piadoso. Las Escrituras enseñan a los hombres cómo deben acercarse a su Hacedor, a saber con humildad y reverencia, por la fe en un Mediador divino (Profetas y reyes, p. 33).
Cada alma es tan plenamente conocida por Jesús como si fuera la única por la cual el Salvador murió. Las penas de cada uno conmueven su corazón. El clamor por auxilio penetra en su oído. Él vino para atraer a todos los hombres a sí. Los invita: “Seguidme”, y su Espíritu obra en sus corazones para inducirlos a venir a él. Muchos rehusan ser atraídos. Jesús conoce quiénes son. Sabe también quiénes oyen alegremente u llamamiento y están listos para colocarse bajo su cuidado pastoral. Él dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”. Cuida a cada una como si no hubiera otra sobre la faz de la tierra…
No es el temor al castigo, o la esperanza de la recompensa eterna, lo que induce a los discípulos de Cristo a seguirle. Contemplan el amor incomparable del Salvador, revelado en su peregrinación en la tierra, desde el pesebre de Belén hasta la cruz del Calvario, y la visión del Salvador atrae, enternece y subyuga el alma. El amor se despierta en el corazón de los que lo contemplan. Ellos oyen su voz, y le siguen (El Deseado de todas las gentes, p. 446).
EL ABATIMIENTO DE LOS INGRATOS MUERTOS EN VIDA (ISA. 8:16–22)
Lee el pasaje anterior. ¿A qué se refiere? ¿Qué tiene esto que ver con el rey Acaz? Resume las ideas.
Acaz estaba muy comprometido con la religión pagana (2 Rey. 16:3, 4, 10–15; 2 Crón. 28:2–4, 23–25), que estaba muy vinculada con el ocultismo (comparar con Deut. 32:17; “a los demonios lo sacrifican”, 1 Cor. 10:20). Varios aspectos de la brujería moderna guardan un paralelismo asombroso con los antiguos rituales del Cercano Oriente, como lo demuestran los antiguos escritos extrabíblicos. De hecho, incluso muchas de las prácticas actuales de la Nueva Era son simplemente manifestaciones contemporáneas de estas antiguas prácticas ocultas.
La descripción que hace Isaías acerca de la desesperación resultante de la dependencia de espíritus que no son del Señor (Isa. 8:21, 22) encaja bien con Acaz (comparar con 2 Crón. 28:22, 23). Isaías menciona que la gente se enojará y maldecirá a su rey (Isa. 8:21). Esto era una advertencia para Acaz de que, debido a que él condujo al pueblo al ocultismo, este lo maldeciría. De hecho, cuando Acaz murió, se hizo una excepción con respecto a su entierro debido a la falta de respeto hacia él: “No lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel” (2 Crón. 28:27).
¿Qué dicen estos versículos sobre el ocultismo? Levítico 20:27; Deute-ronomio 18:9-14.
Apartarse del ocultismo es una cuestión de lealtad a Dios. Primero de Crónicas 10:13 y 14 aplica este principio al caso del rey Saúl: “Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí”.
■ Échale un vistazo a tu propia vida, a las influencias que te rodean. ¿De qué maneras sutiles estás expuesto a los principios en que se inspiran el ocultismo y las diver-sas manifestaciones del espiritismo? E incluso si no puedes evitarlos totalmente, ¿qué puedes hacer para minimizar su influencia sobre ti o tu familia?
Jueves
Muchos están incursionando en el espiritismo simplemente por curiosidad. No tienen verdadera fe en él, y retrocederían horrorizados ante la idea de convertirse en mediums, pero se están aventurando en terreno prohibido y peligroso. Cuando se encuentran bien entrampados en la red del enemigo, descubren que están sometidos a un poder que convierte a sus siervos en los más abyectos esclavos, y nada puede librarlos de él sino el poder de Dios. Nuestra única seguridad consiste en confiar en Dios sin duda alguna y en seguir fielmente las instrucciones de su Palabra. La Biblia es la única carta que señala la senda estrecha que evita los abismos de la destrucción (Cada día con Dios, p. 245).
Satanás está haciendo creer al mundo que la Biblia es pura ficción, o en el mejor de los casos un libro apropiado para la infancia de la especie, pero al que ahora no hay que darle tanta importancia o hay que ponerlo a un lado porque está pasado de moda. Y en lugar de la Palabra de Dios ofrece manifestaciones espiritistas. Ese es un instrumento que está totalmente bajo su dominio; por ese medio logra que el mundo crea lo que él quiere. Pone en las sombras, donde quiere que esté, el Libro que lo va a juzgar junto con sus seguidores; y del Salvador del mundo hace un hombre común…
El profeta Isaías dice: “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isaías 8:19, 20 (La historia de la redención, p. 416).
Vi que no tardaría… [en incrementar el] poder de Satanás, y que algunos de sus adeptos tendrían poder para realizar milagros, hasta para hacer bajar fuego del cielo a la vista de los hombres. Se me mostró que por los golpes y el mesmerismo, estos magos modernos explicarían aún todos los milagros hechos por nuestro Señor Jesucristo, y que muchos creerían que todas las obras poderosas que hizo el Hijo de Dios cuando estuvo en la tierra, fueron hechas por este mismo poder.1 Se me recordó el tiempo de Moisés, y vi las señales y prodigios que Dios obró por su medio delante de Faraón, la mayoría de los cuales fueron imitados por los magos de Egipto; y se me mostró que, precisamente antes de la liberación final de los santos, Dios obraría poderosamente para su pueblo, y que a estos magos modernos se les permitiría que imitasen la obra de Dios.
Pronto llegará ese tiempo, y habremos de asirnos firmemente del fuerte brazo de Jehová, porque todos los prodigios y las grandes señales del diablo tienen por finalidad engañar y vencer al pueblo de Dios. Nuestra mente debe estar fija en Dios, y no debemos experimentar el temor que tienen los impíos; es decir, no hemos de temer lo que ellos temen, ni reverenciar lo que ellos reverencian, sino ser esforzados y valientes en pro de la verdad. Si nuestros ojos se abrieran veríamos en nuestro derredor a los ángeles malignos tramando alguna nueva manera de dañarnos y destruirnos; pero también veríamos a los ángeles de Dios que con su poder nos amparan, porque el ojo vigilante de Dios está siempre sobre Israel para el bien, y él protegerá y salvará a su pueblo si este confía en él (Primeros escritos, pp. 59, 60).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena G. de White, El conflicto de los siglos, “¿Pueden hablarnos nues-tros muertos”, pp. 607-618.
“En tiempos de los hebreos había una clase de personas que pretendía, como los espiritistas de nuestros días, mantener comunicaciones con los muertos. Pero la Biblia declara que los ‘espíritus’, como se solía llamar a los visitantes de otros mundos, son ‘espíritus de demonios’ (comparar con Núm. 25:1-3; Sal. 106:28; 1 Cor. 10:20; Apoc. 16:14). La costumbre de tratar con espíritus o adivinos fue declarada abominación para el Señor y era solemnemente prohibida bajo pena de muerte (Lev. 19:31; 20:27, NVI). Aun el nombre de la hechicería es objeto de desprecio en la actualidad. El aserto de que los hombres pueden tener comunicación con los malos espíritus es considerado como una fábula de la Edad Media. Pero el espiritismo, que cuenta con centenares de miles y hasta con millones de adherentes, que se ha abierto camino entre las sociedades científicas, ha invadido iglesias y que ha sido acogido con favor entre los cuerpos legislativos y hasta en las cortes de los reyes, se trata de un engaño colosal que, no es más que la reaparición, bajo un nuevo disfraz, de la hechicería con denada y prohibida en la antigüedad” (CS 544).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Analicen el tema del espiritismo tal como aparece en películas, li-bros, la televisión y la cultura popular. Si no se puede hacer nada para detenerlo, ¿cómo podemos alertar a otros sobre los peligros de lo que, para tanta gente, parecen distracciones inofensivas, nada más? ¿Por qué es tan importante una comprensión adecuada del estado de los muertos a fin de protegerse contra estos engaños?
2. Lee Isaías 8:20. Reformúlalo con tus propias palabras. Pide que di-ferentes personas de la clase lean sus versiones en voz alta. ¿Qué nos está queriendo decir el Señor aquí?
3. Reflexiona sobre esta idea de amar y temer a Dios al mismo tiempo. ¿De qué manera nuestro amor se origina en ese temor? ¿O nuestro temor se origina en nuestro amor? Analicen en clase.
Resumen: Mediante los actos de Isaías, su familia y sus palabras, Dios reforzó el mensaje de advertencia y esperanza: el único camino seguro es confiar en que Dios sabe lo que está haciendo. Él tiene tanto el amor como el poder para guiar, proteger y velar por quienes se lo permiten. Para quienes recurren a otros poderes, solo hay desolación.
Viernes
Alza tus ojos, “Espera en Dios”, 27 de julio, p. 220;
Historia de los patriarcas y profetas, “La magia antigua y moderna”, pp. 738-745.
"ISAÍAS: "CONSOLAOS, PUEBLO MÍO""
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Dios lo bendiga!!!
Lección 4
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Textos clave: Isaías 7; 8
Parte I: RESEÑA
Isaías 7 y 8 forman una unidad sobre el juicio contra Judá (incluyendo a Aram e Israel). La última parte de Isaías 7 (17–23) trata de los enemigos de la nación de Judá. Aquí vemos pequeños seres vivos, la mosca y la abeja, que son símbolos de las naciones extranjeras, y también instrumentos divinamente designados en la futura devastación del pueblo de Dios. Estos capítulos también testifican que Dios envió muchas señales a Judá sobre su juicio inminente; por ejemplo, el nombre del hijo de Isaías. Dios pide a Isaías que escriba un nombre, Maher-salal-hasbaz, el nombre del hijo del profeta, como un claro pronunciamiento de los próximos acontecimientos. La primera parte del capítulo 8 muestra que Aram, Israel y Judá van a sufrir a causa del rey de Asiria. Específicamente, Judá confía en el gran poder de Asiria en ese momento, no en Dios, por lo que se aproximan tiempos oscuros. Este estudio se divide en tres partes: (1) los enemigos se acercan, (2) la nación amiga viene para tomar Judá, y (3) confía en el Santo.
Parte II: COMENTARIO
Los enemigos se acercan
Isaías 7:17 al 25 presenta una profecía contra Jerusalén. Esta escena de juicio se produce debido a la renuencia del rey de Judá a confiar en la liberación que viene del Señor, ya que el país enfrenta un ataque de los ejércitos arameo e israelita. Dios ha estado hablando a través del profeta Isaías, exhortando al rey a que no tenga miedo de Rezín ni de Peka por muchas razones. Sus planes no se harán realidad (Isa. 7:5-7); es más, sus reinos serán abandonados (Isa. 7:16). Sin embargo, parece que el rey de Judá no está dispuesto a confiarle al Señor los grandes desafíos que enfrenta. En 2 Reyes 16:7 se registra que “Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí”. En consecuencia, el Señor trae juicio sobre el reino de Judá. El Señor permite que Judá experimente un momento que no ha sucedido en años: “Jehová hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, esto es, al rey de Asiria” (Isa. 7:17).
Algunas naciones acechan a Judá durante este tiempo; entre ellas, Aram, Israel (7:1), Egipto y predominantemente Asiria (7:18). Los edomitas y los filisteos (2 Crón. 28:17, 18) también convergen contra Judá. A diferencia de Daniel, el profeta Isaías no usa imágenes de bestias terribles para representar los poderes que atacarán a Judá; utiliza símbolos como la mosca y la abeja (Isa. 7:18). Otros autores bíblicos también utilizan esos elementos para representar a los enemigos del pueblo de Dios (Deut. 1:44; Sal. 118:12). Otra descripción vívida se ofrece en Isaías 7:20: “En aquel día el Señor raerá con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba también quitará”. Los opresores humillan a sus prisioneros de guerra afeitándoles el cabello. La referencia al cabello de la cabeza y de las piernas puede expresar la totalidad de la devastación (W. A. VanGemeren, ed., New International Dictionary of Old Testament Theology and Exegesis, t. 1, p.866). La descripción anterior se amplifica para retratar la desolación completa en la tierra: “Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil siclos de plata, será para espinos y cardos. Con saetas y arco irán allá, porque toda la tierra será espinos y cardos” (Isa. 7:23, 24).
La nación amiga viene para tomar Judá
Isaías 8 es una extensión de la profecía de Isaías 7. Este capítulo hace referencia al juicio contra Judá, junto con otros elementos. El anuncio comienza con el singular nombre hebreo de maher shalal jash baz que recibe el hijo de Isaías. Comúnmente, se lo ha traducido como “el despojo se apresura, la presa se precipita” (8:1). El niño se destacaría como una advertencia para la nación (comparar con 8:18) de las predicciones de Dios tanto para los enemigos de Judá a la puerta como para la misma Judá, la próxima víctima de Asiria (8:4, 8; comparar con 7:17).
En relación con Aram e Israel, una vez más se profetiza: “Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y Madre mía, será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del rey de Asiria” (8:4). Los siguientes versículos dan otros detalles sobre esos acontecimientos: “He aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas” (Isa. 8:7). Después de este versículo, el profeta señala a la próxima víctima de las fuerzas asirias: “Y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel” (8:8).
Incluso después de esos pronunciamientos, 2 Reyes 16 dice que el rey de Judá todavía prefiere confiar en la soberanía asiria: “Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí” (2 Rey. 16:7). Para obtener el apoyo de Asiria, Acaz envía una parte de los tesoros de su reinado (16:8). A partir de entonces se cumple la profecía. Aram es derrotado por los asirios (16:9). El cumplimiento de la profecía en relación con Judá se declara en 2 Crónicas 28:20 y 21: “También vino contra él Tiglat-pileser rey de los asirios, quien lo redujo a estrechez, y no lo fortaleció. No obstante que despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los asirios, éste no le ayudó”.
Confía en el Santo
Segundo de Crónicas nos brinda ciertos detalles que podrían aportar más información a nuestro estudio. Isaías 8 ofrece un pronunciamiento profético claro en relación con los enemigos de Judá en ese momento. Es un mensaje vívido en el nombre del hijo de Isaías. Probablemente, el rey (como muchos en Judá) piensa que el pronunciamiento profético de la futura destrucción de Judá sería parte de las “noticias falsas” del día. En Isaías 8:12 se menciona: “No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo”. La Biblia nos dice que el rey no acude al Señor: “Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová” (2 Crón. 28:22).
El registro bíblico describe algunos de sus actos: “Porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel. Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones. Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres”.
En la última parte de esta sección, el Señor exhorta a sus fieles creyentes de ese entonces: “No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén” (Isa. 8:12-14). Durante la época de Acaz, se profana el Santuario y, entre otras cosas, “cerró las puertas de la casa de Jehová” (2 Crón. 28:23, 24). Por consiguiente, en este momento crítico, el Señor “será por santuario”, el centro de santidad, para algunos; pero “por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer” para otros (Isa. 8:14).
En este sentido, Elena de White comenta: “Pero moraban en Judá algunos que se habían mantenido fieles a Jehová negándose firmemente a practicar la idolatría. A los tales consideraban con esperanza Isaías, Miqueas y sus asociados, mientras miraban la ruina labrada durante los últimos años de Acaz. Su santuario estaba cerrado, pero a los fieles se les dio esta seguridad: ‘Dios está con nosotros […] A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. Entonces él será por santuario’ (Isa. 8:10, 13, 14)” (PR 244).
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
1. Aprendimos que el rey Acaz prefirió confiar en una alianza asiria en vez de descansar en las promesas de Dios. Es fácil para los seres humanos confiar en la acción humana en vez de la intervención de Dios. ¿Por qué a veces es difícil para los creyentes creer en las promesas de Dios en tiempos de crisis? Medita, como parte de tu respuesta, en 2 Crónicas 28:22: “En el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová”.
2. En Isaías 8, el profeta anuncia la destrucción de Judá. Se le podría haber dado esta noticia anticipada al pueblo para impulsarlo a buscar la ayuda de Dios; el enemigo no habría podido destruirlos si hubiesen buscado la protección de Dios. Tenían que temer al Señor su Dios más de lo que temían al rey de Asiria. ¿Qué sienten cuando reciben alguna advertencia en la vida? Analicen las formas en que estas advertencias los han ayudado.
3. Segundo de Crónicas 28:19 declara: “Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por cuanto él había actuado desen-frenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová”. ¿En qué medida el comportamiento de una persona puede tener el po-tencial de ocasionar la ruina de otras? ¿Qué lección podemos aprender de Isaías 8:18: “He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos”?
"ISAÍAS: “CONSOLAOS, PUEBLO MÍO"
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Dios los bendiga!!
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