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Infantes | Lección 7: El horno de fuego | 2do Trimestre 2025 | Año B

Infantes | Lección 7: El horno de fuego | 2do Trimestre 2025 | Año B
Infantes | Lección 7: El horno de fuego | 2do Trimestre | Año B

Lección 7 de Infantes

EL HORNO DE FUEGO

 

¿Alguna vez alguien ha querido que hagas algo incorrecto? ¿Qué hiciste? A Sadrac, Mesac y Abednego se les pidió que hicieran algo que no estaba bien.


Texto y clase de referencias:
DANIEL 3;
PROFETAS Y REYES, CAP. 41; PP. 335-341.
Versículo para memorizar:
“Serviremos al Señor”
(Josué 24:15, NVI).
Mensaje:
Adoramos al Señor cuando nos negamos a hacer cosas malas.

 

Finalmente quedó terminada. La gigantesca estatua de oro que el rey Nabucodonosor había mandado hacer se elevaba en forma impresionante, ¡tan alta como un edificio de ocho pisos!

Al día siguiente, muchos gobernantes que servían a Nabucodonosor se reunieron en la llanura. Miraban asombrados la inmensa estatua de oro.

Los gobernantes también observaron un gran horno cerca de la estatua. Los soldados estaban encendiendo un gran fuego en él.

—¿Por qué están haciendo eso? —susurraba la gente.

Finalmente, un hombre se puso en pie ante la multitud. 

—¡Pueblo! —dijo en voz alta—, ¡Escuchen la orden del rey! ¡Cuando los músicos toquen, ustedes deben inclinarse y adorar la estatua de oro del rey. Todo aquel que no obedezca será lanzado en este horno de fuego ardiente!

Repentinamente prorrumpió la música. Todos se inclinaron. Es decir todos, excepto Sadrac, Mesac y Abednego. ¡Ellos no podrían adorar una estatua! Algunos hombres los vieron y se apresuraron a ir al rey. 

—¡Mira! —exclamaron—. ¡Esos tres hebreos no se inclinaron!

—¡Tráiganlos aquí! —ordenó el rey Nabucodonosor rojo de ira.

Los guardias se apresuraron a traer a Sadrac, Mesac y Abednego ante el rey.

—¿Es verdad, que ustedes no se inclinaron para adorar la estatua de oro que yo he levantado? —demandó el rey—. Voy a darles una oportunidad más. Pero si no se inclinan y adoran la estatua, ¡serán lanzados en el horno de fuego ardiente! ¿Y quién los ayudará entonces?


Sadrac, Mesac y Abednego permanecieron de pie y erguidos. 

—¡Oh, rey —dijeron—, nuestro Dios puede salvarnos. Pero aunque decidiera no hacerlo, nosotros nunca adoraremos tus dioses!

—¡Hagan calentar siete veces más el horno! —gritó furioso a los soldados, el rey Nabucodonosor—. ¡Aten a estos hombres y échenlos en el horno!

Así que los guardias lanzaron a Sadrac, Mesac y Abednego en el rugiente fuego.

El rey Nabucodonosor observaba el fuego. De repente se levantó de un salto y gritó:

—¿No pusimos en el fuego tres hombres? ¡Yo veo cuatro! ¡Y el cuarto tiene la apariencia del Hijo de Dios!

—¡Sadrac, Mesac y Abednego! ¡Salgan! —los llamó el rey.

Los jóvenes hebreos salieron del fuego. Los gobernadores se reunieron a su alrededor. ¡No podían creerlo! Sadrac, Mesac y Abednego no se habían quemado. ¡Ni siquiera olían a humo!

—¡Alaben al Dios de Sadrac, Mesac y Abednego! —exclamó el rey—. Su Dios salvó a sus siervos del fuego. ¡Ningún otro Dios puede salvar a su pueblo de esta manera!

 

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Dios les bendiga!!!

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