Lección 8 de Infantes
TRES VECES AL DÍA
¿Les gusta conversar con sus amigos? Pueden hablar con Jesús como con un amigo en cualquier momento, en cualquier lugar, de cualquier cosa, así como Daniel.
DANIEL 6;
PROFETAS Y REYES, CAP. 44; PP. 361-367.
“Daniel [...] se puso a orar y alabar a Dios” (Daniel 6:10, NVI).
Adoramos a Dios cuando oramos.
Darío, el nuevo rey, se sentó en su trono rodeado por sus sirvientes.
—Estas son mis órdenes —empezó—. Voy a dividir mi reino en 120 partes. Cada
parte tendrá un príncipe para gobernarla. Y habrá tres hombres a cargo de los
príncipes. Daniel será uno de ellos.
Algunos de los príncipes que el rey eligió no querían estar bajo las órdenes de Daniel.
—Vamos a meterlo en problemas —se pusieron de acuerdo secretamente—. Lo atraparemos haciendo mal alguna cosa, y luego le diremos al rey.
Pero aunque vigilaban cuidadosamente a Daniel, cada día, no lo pudieron encontrar haciendo algo malo.
—¡Tengo un nuevo plan! —anunció uno de los príncipes cuando se reunió con los otros hombres celosos, y luego fueron a ver al rey.
—¡Rey Darío para siempre vive! —dijeron los príncipes con una gran inclinación—. Hemos pensado que debes hacer una nueva ley que durante treinta días las personas te adoren únicamente a ti. Si alguien desobedece, deberá ser echado en el foso de los leones.
Al rey Darío le gustaba tener personas que se inclinaran delante de él. Y si el rey hacía una ley, esta no podía ser cambiada. Así que él estuvo de acuerdo.
Los príncipes sonreían mientras se alejaban.
—¡Ahora podremos pescar a Daniel! Todos saben que Daniel ora tres veces al día con las ventanas abiertas.
Los príncipes vigilaron. Pronto vieron a Daniel orando, no al rey, sino a su Dios. Rápidamente fueron ante el rey.
—Daniel todavía sigue orando a su Dios —le informaron.
Ahora el rey Darío se dio cuenta que los príncipes le habían pedido que hiciera esa ley para deshacerse de Daniel. El rey Darío quería a Daniel. Pero él rey había dado la ley, tenía que cumplirla. Daniel tenía que ir al foso de los leones.
—¡Que tu Dios a quien continuamente sirves, pueda salvarte! —le dijo el rey a Daniel cuando los soldados lo llevaron.
Toda esa noche el rey Darío estuvo preocupado por Daniel. Y cuando fue a la cama, no pudo dormir. Tan pronto como los primeros rayos del sol brillaron en la tierra, el rey fue apresuradamente al foso de los leones.
—¡Daniel! ¿Te salvó tu Dios de los leones? —gritó ansiosamente.
—¡Oh rey, para siempre vive! —contestó Daniel—. ¡Mi Dios envió su ángel para cerrar la boca de los leones!
El rey sonrió cuando los soldados sacaban a Daniel del foso de los leones.
Rápidamente regresó a su palacio y escribió una carta para ser leída en todo su reino. “El Dios de Daniel es el Dios viviente —escribió el rey—, ¡Su Dios puede rescatar y salvar a su pueblo. Su Dios salvó a Daniel de los leones!”
La ley del rey Darío no podía impedir a Daniel que orara. Los leones no
pudieron detener a Daniel para que no orara. Dios escuchó las oraciones de
Daniel. Dios también escucha tus oraciones.
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Dios les bendiga!!!
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