Lección 9 de Infantes
UNA TÚNICA ESPECIAL
Piensa en un regalo que tu mamá o papá te hayan dado. El padre de José le dio un regalo especial. Así hace Dios con nosotros.
GÉNESIS 37:1-11;
PATRIARCAS Y PROFETAS, CAP. 19; PP. 186-189.
“Su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan”
(Mateo 7:11, DHH).
Dios nos da buenos regalos porque nos ama.
José sumergió toda
su cabeza en el agua. Salió sacudiéndose el agua y riendo. ¡El agua fría se
sentía tan agradable! Cuidar las ovejas todo el día era un negocio muy
polvoriento. José sacudió su cabeza hacia atrás y adelante. Pequeñas gotas de
agua volaron por todas partes.
—¡Hey! ¡Cuidado con lo que estás haciendo! —le gritó furioso su hermano Rubén.
—¿Es José? —lo llamó su padre—. ¿Dónde está mi hijo José?
Jacob tenía muchos hijos, pero amaba más a José. Jacob era anciano y su hijo menor le daba muchos motivos de felicidad. José no era como sus diez hermanos mayores. Ellos peleaban, y algunas veces le causaban problemas a su padre. José era amable, y siempre decía la verdad. Estaba lleno de gozo y contentamiento en todo lo que hacía. Hacía que su padre sonriera.
José se apresuró para ver lo que quería su padre. Jacob tenía un regalo especial para José, un hermoso traje nuevo. Hecho de muchos colores diferentes, era una túnica finísima, una ropa que solo usaba un príncipe o persona especial.
José deslizó sus brazos en la túnica. Pasó las manos por la suave tela. Le gustaban especialmente los brillantes colores.
—Gracias, papá —dijo suavemente.
Los hermanos mayores de José lo observaron con el ceño fruncido en sus rostros. ¿Por qué era él tan especial? ¿Por qué siempre conseguía regalos especiales de su padre? Los celosos hermanos murmuraban entre ellos.
Una noche José tuvo un sueño muy extraño. Al día siguiente, se lo contó a sus hermanos.—Estábamos en el campo atando gavillas de trigo. Mi gavilla permanecía levantada derecha y las gavillas de ustedes se inclinaban ante la mía.
—¿Realmente piensas que alguna vez nos inclinaremos ante ti? —dijeron enfadados los hermanos mientras murmuraban entre sí.
Más tarde, José tuvo otro sueño. Se lo contó a su padre y a sus hermanos también. —Vi el sol, la luna, y once estrellas que se inclinaban ante mi —dijo.
Jacob, el padre, reprendió gentilmente a José.
—¿Realmente crees que tu madre, tus hermanos y yo vamos a inclinarnos ante ti? —le preguntó.
Nadie entendía el significado de los sueños de José. Pero Jacob no los olvidó. Años más tarde los recordaría y comprendería.
José fue bendecido al recibir muchos regalos de Dios. Dios le dio padres que lo amaban. Dios también bendijo a José con el don de interpretar los sueños. Dios guió a José y le dio buenos pensamientos.
Dios te ama a ti y también te bendice con muchos dones. Él te da buenos
pensamientos. Él siempre te ayudará a hacer bien las cosas.
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Dios les bendiga!!!
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