Infantes | Lección 5: Manos ayudadoras | 4to Trimestre 2023

Lección 5:
MANOS AYUDADORAS

Textos clave y referencias:
HECHOS 9:36-43;
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES, PP. 107, 108.
Versículo para Memorizar:
“¡Dichoso el que se compadece de los pobres!”
(PROVERBIOS 14:21).

Mensaje:
Ser amables nos hace felices.

¿Alguna vez has hecho algo realmente agradable para alguien? ¿Cómo hiciste que se sintiera? ¿Cómo te sentiste tú?Dorcas hizo muchos actos bondadosos para otros, y Dios cuidó de ella en una forma milagrosa.

Hola, amiguito(a). Mi nombre es Tabita. Ese es mi nombre arameo. Pero algunas personas me dicen Dorcas. Mi nombre en griego. Tú puedes llamarme de cualquiera de las dos formas.

Desde que aprendí acerca de Jesús y llegué a ser cristiana, verdaderamente he deseado ayudar a las personas así como lo hizo él. Cuando alguien se enferma, voy a verlo. Acostumbro llevarle algo para comer y tal vez una cobija o frazada calentita. Si se necesita limpiar la casa, también hago eso.
Siempre oro con ellos y a veces les canto himnos acerca de Jesús.

La gente pobre también necesita mi ayuda. Especialmente las viudas. Ellas no tiene un esposo que las ayude. Me encanta confeccionar ropa nueva para ellas.

Especialmente amo a los niños. Con aquellos que están enfermos o no tiene padres, paso más tiempo. Los abrazo y escucho sus problemas. Algunas veces les enseño un canto o les cuento una historia acerca de Jesús.

Ahora sé por qué Jesús estaba tan ocupado ayudando a la gente. Si observas con cuidado, siempre encontrarás a alguien que necesita ayuda. Me gusta llevarle felicidad a otros. Pero lo mejor de todo esto, es la cantidad de felicidad que también a mí me reporta.

Hace poco me sucedió algo maravilloso, aunque no tuvo un comienzo muy maravilloso. ¡Yo estaba muy enferma! Estaba tan enferma, que morí. Así me contaron. Y mis amigos se entristecieron mucho.

Cuando sucedió eso nuestro amigo Pedro, acababa de llegar a un pueblo cercano. Alguien mandó por él, y vino rápidamente. Mis amigos estaban llorando. Le mostraron a Pedro la ropa que les había hecho. Le contaron de cuánto los había ayudado. Eso fue muy bonito, pero pienso que ¡me habría ruborizado si los hubiera escuchado!

Te cuento que Pedro oró por mí. Yo solo recuerdo que de repente abrí los ojos y vi a Pedro parado junto a mí. ¡Me sorprendió tanto que enseguida me senté! Él me tomó de la mano y me condujo al cuarto de al lado donde muchas personas estaban llorando. ¡Todos me miraron asombrados! Entonces ¡gritaron de alegría!

¡Realmente yo no entendía lo que estaba pasando! Pero la noticia acerca del milagro se extendió rápidamente, y muchas personas creyeron en Jesús.

Estoy tan feliz de que Dios le dio a Pedro el poder de traerme de regreso a la vida.
¡Todavía tengo mucho trabajo por hacer!

Quiero seguir trayendo gozo y felicidad a otros. Estoy agradecida porque Dios me ha dado más tiempo para servirlo.