Lección 2: Muerte en un mundo pecaminoso | La muerte y la esperanza futura | Escuela Sabática 4T 2022
Lección 2: Para el 8 de octubre de 2022
MUERTE EN UN MUNDO PECAMINOSO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 2:16, 17; 3:1-7; Salmo 115:17; Juan 5:28, 29; Romanos 5:12; 2 Corintios 5:21.
PARA MEMORIZAR:
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Rom. 5:12).
Cuando Dios el Padre le confirió un honor especial a Cristo y anunció que juntos crearían este mundo, "Lucifer estaba envidioso y tenía celos de Jesucristo" (HR 16), y conspiró contra él.
Como fue expulsado del cielo, Satanás decidió "destruir la felicidad de Adán y de Eva" en la Tierra, y así "causar tristeza en el cielo". Imaginó que "si de alguna manera podía inducirlos [a Adán y a Eva] a desobedecer, Dios haría algo para perdonarlos; entonces él y todos los ángeles caídos dispondrían de una buena oportunidad para compartir con ellos la misericordia de Dios" (HR 29, 30). Plenamente consciente de la estrategia de Satanás, Dios advirtió a Adán y a Eva que no se expusieran a la tentación (Gén. 2:16, 17). Esto significa que, aun cuando el mundo todavía era perfecto e inocente, ya había claras restricciones para que los seres humanos las obedecieran.
Esta semana reflexionaremos sobre la caída de Adán y de Eva, sobre cómo el pecado y la muerte se apoderaron de este mundo y cómo Dios plantó una semilla de esperanza para la humanidad ya desde el Edén.
Sábado
Cuando todos los ángeles se inclinaron ante él para reconocer su supremacía, gran autoridad y derecho de gobernar, se inclinó con ellos, pero su corazón estaba lleno de envidia y odio. Cristo formaba parte del consejo especial de Dios para considerar sus planes, mientras Lucifer los desconocía. No comprendía, ni se le permitía conocer los propósitos de Dios. En cambio, Cristo era reconocido como Soberano del Cielo, con poder y autoridad iguales a los de Dios. Lucifer creyó que él era favorito en el cielo entre los ángeles. Había sido sumamente exaltado, pero eso no despertó en él ni gratitud ni alabanzas a su Creador. Aspiraba llegar a la altura de Dios mismo. Se glorificaba en su propia exaltación… Había estado cerca del gran Creador y los persistentes rayos de la gloriosa luz que rodeaban al Dios eterno habían resplandecido especialmente sobre él. Pensó en cómo los ángeles habían obedecido sus órdenes con placentera celeridad. ¿No eran sus vestiduras brillantes y hermosas? ¿Por qué había que honrar a Cristo más que a él? (La historia de la redención, p. 14).
En medio del huerto, cerca del árbol de la vida, se alzaba el árbol del conocimiento del bien y del mal, destinado especialmente por Dios para ser una prenda de la obediencia, la fe y el amor de Adán y Eva hacia él. Refiriéndose a este árbol, el Señor ordenó a nuestros primeros padres que no comieran de él, ni lo tocaran, porque si lo hacían morirían. Les dijo que podían comer libremente de todos los árboles del huerto, menos de este, porque si comían de él seguramente morirían.
Cuando Adán y Eva fueron instalados en el hermoso huerto, tenían todo cuanto podían desear para su felicidad. Pero Dios, para cumplir sus omniscientes designios, quiso probar su lealtad antes que pudieran ser considerados eternamente fuera de peligro. Habían de disfrutar de su favor, y él conversaría con ellos, y ellos con él. Sin embargo, no puso el mal fuera de su alcance. Permitió que Satanás los tentara. Si soportaban la prueba gozarían del perpetuo favor de Dios y de los ángeles del cielo (La historia de la redención, p. 24).
La gran controversia entre el error y la verdad, entre la luz y las tinieblas, entre el poder de Dios y las usurpaciones que ha intentado el enemigo de toda justicia, es ciertamente un espectáculo que merece atraer la atención de todos los mundos. El que exista una tal controversia como resultado del pecado, y que ella haya de pasar por diversas etapas, para terminar al fin en forma que redunde para la gloria de Dios y la mayor exaltación de sus siervos leales, es algo tan seguro como que la Biblia es una comunicación de Dios a los hombres…
Una época tal es la actual, puesto que todo indica que podemos albergar la esperanza de que este largo conflicto se acerca a su fin (Historia de los patriarcas y profetas, p. 5).
DECLARACIONES EN TENSIÓN
El mundo, tal como salió de Dios, era perfecto (Gén. 1:31). La muerte era una experiencia desconocida para Adán y Eva. En ese contexto, Dios vino al Jardín del Edén y les advirtió: "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Gén. 2:16, 17).
¿Cómo se muestra la realidad del libre albedrío en la perfección del Edén,
según Génesis 2:16, y 17? Es decir, ¿por qué Dios necesitaba advertirles, si
no podían elegir libremente?
Tiempo después de esta advertencia de Dios, Satanás adoptó la forma de una serpiente y también entró en el Edén. Eva observó que la serpiente comía alegremente el fruto prohibido sin que muriera. "Él mismo había comido de ese fruto prohibido" (PP 37), y no le había sucedido nada.
Lee Génesis 3:1 al 4. Ponte en el lugar de Eva, ¿por qué esas palabras podrían sonar convincentes?
Desde la perspectiva de la lógica humana, el argumento de la serpiente podría sonar mucho más convincente que la palabra dada por Dios. En primer lugar, no había ninguna evidencia en el mundo natural, hasta ese entonces, de la existencia del pecado ni de la muerte. En segundo lugar, la serpiente efectivamente estaba comiendo el fruto prohibido, y lo disfrutaba mucho. Entonces, ¿por qué Eva debería abstenerse de hacer lo mismo? El mandato de Dios parecía ser demasiado restrictivo y absurdo.
Desafortunadamente, al decidir entre las dos declaraciones contrapuestas, Eva ignoró tres principios básicos: (1) la razón humana no siempre es la forma más segura de evaluar los asuntos espirituales; (2) la Palabra de Dios puede parecernos ilógica y sin sentido, pero siempre es correcta y digna de confianza; y (3) hay cosas que no son ni malas ni incorrectas en sí, pero Dios las ha elegido como prueba de obediencia.
La experiencia de Eva en el Jardín del Edén no es un caso único. Todos los días y en todo momento debemos decidir entre la Palabra de Dios (que para muchos puede ser impopular) y los atractivos seductores de la cultura que nos rodea. Nuestras decisiones tendrán consecuencias eternas.
■ ¿En qué formas la clara enseñanza de la Biblia entra en conflicto con los caminos del mundo?
Domingo
Los ángeles amonestaron a Adán y a Eva a que estuviesen en guardia contra las argucias de Satanás; porque sus esfuerzos por tenderles una celada serían infatigables. Mientras fuesen obedientes a Dios, el maligno no podría perjudicarles; pues, si fuese necesario, todos los ángeles del cielo serían enviados en su ayuda. Si ellos rechazaban firmemente sus primeras insinuaciones, estarían tan seguros como los mismos mensajeros celestiales. Pero si cedían a la tentación, su naturaleza se depravaría, y no tendrían en sí mismos poder ni disposición para resistir a Satanás…
Los ángeles habían prevenido a Eva a tener cuidado de no separarse de su esposo mientras él estaba ocupado en su trabajo cotidiano en el huerto; estando con él correría menos peligro de caer en tentación que estando sola. Pero distraída en sus agradables labores, inconscientemente se alejó del lado de su esposo. Al verse sola, tuvo un presentimiento del peligro, pero desechó sus temores, diciéndose a sí misma que tenía suficiente sabiduría y poder para comprender el mal y resistirlo (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 35, 36).
La curiosidad de Eva se había despertado. En vez de huir de ese lugar, se quedó allí para escuchar hablar a la serpiente. No cruzó por su mente la posibilidad de que el enemigo caído utilizara a esta como un médium. Era Satanás quien hablaba, no la serpiente. Eva estaba encantada, halagada, infatuada. Si se hubiera encontrado con un personaje imponente, que hubiera tenido la forma de los ángeles y se les pareciera, se habría puesto en guardia. Pero esa voz extraña debiera haberla conducido al lado de su esposo para preguntarle por qué otro ser podía dirigirse a ella tan libremente. En cambio, se puso a discutir con la serpiente (La historia de la redención, p. 34).
Se declara expresamente que Satanás obra en los hijos de desobediencia y que no solo tiene acceso a su mente, sino que obra mediante su influencia, ora sea consciente o inconsciente, para atraer a otros a la misma desobediencia. Si los malos ángeles tienen un poder tal sobre los hijos de los hombres en su desobediencia, ¡cuánto mayor poder tienen los ángeles buenos sobre los que se esfuerzan por ser obedientes! Cuando ponemos nuestra confianza en Jesucristo, procediendo con obediencia para justicia, los ángeles de Dios obran en nuestro corazón para justicia…
En sus conflictos con Satanás, la familia humana dispone de toda la ayuda que tuvo Cristo. No necesitamos ser vencidos. Podemos ser más que vencedores mediante Aquel que nos ha amado y ha dado su vida por nosotros. «Habéis sido comprados por precio». 1 Corintios 6:20. ¡Y qué precio! En su humanidad, el Hijo de Dios luchó con las mismísimas terribles y aparentemente abrumadoras tentaciones que asaltan al hombre… Cada uno será tentado, pero declara la Palabra que no seremos tentados más allá de lo que podamos soportar. Podemos resistir y vencer al astuto enemigo (Mensajes selectos, t. 1, pp. 110—112).
EL ENGAÑO DE LA SERPIENTE
Lee Génesis 3:1 al 7. ¿Qué criterio utilizó Eva para decidir entre la Palabra de Dios y la de la serpiente?
Génesis 3 es uno de los ejemplos más claros de la psicología de la tentación. Dios había advertido a Adán y a Eva que, si comían del fruto prohibido, inexorablemente morirían (Gén. 2:16, 17). Al asumir la forma de una serpiente, Satanás utilizó varias estrategias retóricas para inducir a Eva al pecado.
En primer lugar, generalizó la prohibición específica de Dios. Le preguntó: "¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?" (Gén. p, NVI). Eva contraargumentó que la prohibición se refería solo a ese árbol específico, porque si alguna vez comían de él o lo tocaban, morirían.
Entonces, Satanás contradijo la declaración de Dios. Afirmó categóricamente: "Ciertamente no morirán" (Gén. 3:4, RVA-2015).
Y finalmente, Satanás acusó a Dios de ocultarles deliberadamente a ella y a su esposo información esencial. El engañador argumentó: "Sino que sabe Dios que el día que comáis de él [el fruto prohibido], serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" (Gén. 3:5).
La curiosidad de Eva la llevó al terreno encantado de Satanás. Allí se vio obligada a decidir entre permanecer fiel al mandato restrictivo de Dios o aceptar los seductores encantos de Satanás. Como dudó de la palabra expresa de Dios, utilizó sus propios sentidos, el método empírico, el de la observación personal, para decidir entre las dos declaraciones en conflicto.
En primer lugar, vio que, desde una perspectiva nutricional, "el árbol era bueno para comer". En segundo lugar, desde un punto de vista estético, vio que "era agradable a los ojos". En tercer lugar, a partir de un análisis lógico, el árbol era "codiciable para alcanzar la sabiduría". Por lo tanto, en su mente, sin duda tenía buenas razones para hacer caso a las palabras de la serpiente y comer del árbol prohibido. Desgraciadamente, esto fue lo que hizo.
Algunos argumentan que todas las formas de conocimiento son válidas, siempre y cuando retengamos "lo bueno" (r Tes. 5:21). Pero las trágicas experiencias de Adán y de Eva en el Jardín del Edén demuestran que el conocimiento en sí puede ser muy perjudicial. Hay algunas cosas que, de hecho, es mejor que no sepamos.
■ ¿Qué nos enseña este relato sobre lo fácil que es racionalizar y justificar nuestras decisiones pecaminosas?
Lunes
Los santos ángeles visitaban a menudo el huerto, y daban instrucciones a Adán y Eva acerca de sus ocupaciones y también los instruyeron acerca de la rebelión y la caída de Satanás. Los ángeles los pusieron en guardia con respecto a Satanás y les aconsejaron que no se separasen el uno del otro en sus ocupaciones, porque podían encontrarse con el enemigo caído. Los ángeles les recomendaron también que siguiesen estrictamente las indicaciones que Dios les había dado, pues únicamente en la obediencia perfecta podían tener seguridad. Si obraban así, el enemigo caído no tendría poder contra ellos.
Satanás comenzó su obra con Eva, para inducirla a desobedecer. Ella erró, primero al apartarse de su esposo; luego, al demorarse cerca del árbol prohibido; y después, al escuchar la voz del tentador al punto de dudar de lo que Dios había dicho: «El día que de él comieres, ciertamente morirás». Pensó que tal vez el Señor no quería decir precisamente lo que había dicho, y se aventuró a extender la mano, tomó del fruto, y comió. Era agradable al ojo y al paladar. Entonces sintió celos de que Dios les hubiese privado de lo que era realmente bueno para ellos (Primeros escritos, p. 147).
Satanás quería introducir la idea de que al comer del árbol prohibido recibirían una nueva clase de conocimiento más noble que el que habían alcanzado hasta entonces. Esa ha sido su especial tarea, con gran éxito, desde su caída: inducir a los hombres a espiar los secretos del Todopoderoso y a no quedarse satisfechos con lo que Dios ha revelado, y a no obedecer cuidadosamente lo que él ha ordenado. Pretende inducirlos, además, a desobedecer los mandamientos de Dios, para hacerles creer que se están introduciendo en un maravilloso campo de conocimiento. Eso es pura suposición, y un engaño miserable. No logran entender lo que Dios ha revelado, y menosprecian sus explícitos mandamientos y procuran sabiduría, separados de Dios, y tratan de comprender lo que él ha decidido vedar a los mortales. Se ensoberbecen en sus ideas de progreso y se sienten encantados por sus propias vanas filosofías, pero en relación con el verdadero conocimiento andan a tientas en la oscuridad de la medianoche. Siempre están aprendiendo, pero nunca son capaces de llegar al conocimiento de la verdad (La historia de la redención, pp. 34, 35).
Dios no quería que nuestros primeros padres tuvieran conocimiento de la culpa. Cuando ellos aceptaron los asertos de Satanás, que eran falsos, entraron en nuestro mundo la desobediencia y la transgresión. Esta desobediencia a la orden expresa de Dios, el hecho de creer las mentiras de Satanás, abrió las compuertas del mal sobre el mundo (Mente, carácter, y personalidad, t. 2, p. 583).
"NO MORIRÉIS"
Lee Génesis 3:4. ¿De qué formas diferentes se ha repetido esta mentira
a lo largo de los siglos?
Una poderosa manifestación de esta mentira se encuentra en la creencia común de la inmortalidad del alma. Esta noción era la base de muchas religiones y filosofías antiguas. En el antiguo Egipto, motivó las prácticas de momificación y la arquitectura funeraria, como se observa en las pirámides.
Esta teoría también se convirtió en uno de los principales pilares de la filosofía griega. Por ejemplo, en La república, de Platón, Sócrates le pregunta a Glaucón: "¿No eres consciente de que nuestra alma es inmortal y nunca perece?" En Fedón, de Platón, Sócrates razona en un tono similar, al decir que "el alma es inmortal e imperecedera, y nuestras almas realmente existirán en el Hades". Estos conceptos filosóficos dieron forma a gran parte de la cultura occidental e incluso al cristianismo posapostólico. Pero se originaron mucho antes, ya en el Jardín del Edén, con el mismo Satanás.
En el punto central de la tentación edénica, Satanás le aseguró a Eva: "Ciertamente no morirán" (Gén. 3:4, RVA-2015). Con esta enfática afirmación, Satanás puso su palabra por encima de la palabra de Dios.
En contraste con la inmortalidad del alma, ¿qué enseñan estos versículos y cómo pueden usarse para contrarrestar esta mentira? Salmo 115:17; Juan 5:28, 29; Salmo 146:4; Mateo 10:28; 1 Corintios 15:51-58.
La teoría satánica de la inmortalidad natural del alma ha persistido incluso en nuestro mundo moderno. Los libros, las películas y los programas de televisión han seguido promoviendo la idea de que, cuando morimos, simplemente pasamos a otro estado consciente·. ¡Qué lamentable es que este error se proclame también en muchos púlpitos cristianos! Incluso la ciencia se ha entremetido. Hay una fundación, en los Estados Unidos, que intenta crear tecnología que, según afirma, nos permitirá comunicarnos con los muertos, de quienes cree que todavía están vivos pero que existen como PPM, "personas posmateriales". Con este error tan extendido, no es de extrañar que este engaño desempeñe un papel crucial en los acontecimientos finales de la historia humana.
■ ¿De qué manera se manifiesta esta mentira en tu cultura? ¿Por qué debemos confiar en la Palabra de Dios a pesar de lo que nos digan nuestros sentidos?
Martes
Por ceder a las sugerencias de Satanás nuestros primeros padres abrieron las compuertas del mal sobre el mundo. Los principios objetables de los padres de la raza humana influyeron sobre algunos de aquellos con los cuales se asociaron. El mal que comenzó en el Paraíso se extendió a través de las edades. Aunque Adán y Eva narraron con tristeza a sus hijos la dolorosa historia de la caída, su familia llegó a ser una familia dividida. Caín eligió servir a Satanás, Abel escogió servir a Dios. Caín mató a Abel, porque este no quiso seguir su ejemplo (Alza tus ojos, p. 39).
El espiritismo moderno y las formas de la brujería antigua y del culto idólatra, por tener todos la comunión con los muertos como principio vital, se basan en aquella primera mentira mediante la cual Satanás engañó a Adán ya Eva: «No moriréis; mas sabe Dios que el día que comiereis de él,… seréis como dioses». Génesis 3:4, 5. Como se basan igualmente en la mentira y la perpetúan, provienen por igual del padre de las mentiras…
Los espíritus adivinadores no eran los espíritus de los muertos, sino ángeles malos, mensajeros de Satanás. La idolatría antigua, que, según hemos visto, abarca tanto el culto de los muertos como la pretendida comunicación con ellos, era, declara la Biblia, una manifestación del culto de los demonios…
Ese espiritismo moderno, basado en el mismo fundamento, no es sino un renacimiento, en nueva forma, de la hechicería y del culto demoníaco que Dios había condenado y prohibido en la antigüedad…
Dios nos reveló en su Palabra los grandes acontecimientos del porvenir, todo lo que es esencial que sepamos, y nos ha dado una guía segura para nuestros pies en medio de los peligros; pero Satanás quiere destruir la confianza y la fe de los hombres en Dios, dejarlos descontentos de su condición en la vida, e inducirlos a procurar el conocimiento de lo que Dios sabiamente les vedó y a menospreciar lo que les reveló en su santa Palabra (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 740—742).
Los que quieran estar en condiciones de resistir en los momentos de peligro, necesitan comprender el testimonio de las Escrituras con respecto a la naturaleza del hombre y al estado de los muertos, porque en un futuro cercano muchos tendrán que enfrentar a espíritus de demonios mientras representan a parientes o amigos amados, y declaran las más peligrosas herejías. Esos visitantes apelarán a nuestras más tiernas simpatías y obrarán milagros para sostener sus pretensiones. Debemos estar preparados para hacerles frente con la verdad bíblica de que los muertos nada saben, y de que los que aparecen son espíritus de demonios…
Poco a poco [Satanás] ha preparado el camino para su obra maestra de engaño: el desarrollo del espiritismo. Aún no ha logrado el pleno cumplimiento de sus designios; pero lo conseguirá en los últimos tiempos, y el mundo será incorporado en las filas de este engaño. Rápidamente se están adormeciendo como consecuencia de una fatal seguridad, para despertar solamente cuando se derrame la ira de Dios (La historia de la redención, pp. 417, 418).
CONSECUENCIAS DEL PECADO
Según Génesis 3:7 al 19 y Romanos 5:12, ¿cuáles fueron las principales consecuencias del pecado?
Cautivada por el persuasivo discurso de la serpiente, Eva no previó las graves consecuencias del curso que estaba siguiendo. En sí, el acto de comer del fruto prohibido no era tan significativo como lo que realmente representaba. Con ese acto de desobediencia, Eva puso fin a su lealtad a Dios y comenzó a ser leal a Satanás.
Génesis 3 describe la caída de Adán y de Eva y algunas de sus consecuencias más trágicas. Desde una perspectiva teológica, ambos contrajeron teofobia (tener miedo de Dios) y se escondieron de él (Gén. 3:8). Desde una evaluación psicosocial, se avergonzaron de sí mismos y comenzaron a acusarse mutuamente (Gén. n, 9-13). Desde un punto de vista físico, sudarían, sentirían dolor, y finalmente morirían (Gén. 3:16-19). Y, desde una perspectiva ecológica, el mundo natural se iría degenerando (Gén. p7, 18).
El Jardín del Edén ya no era el lugar hermoso y agradable que solía ser. "Cuando vieron en la caída de las flores y las hojas los primeros signos de la decadencia, Adán y su compañera se apenaron más profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus muertos. La muerte de las delicadas y frágiles flores fue en realidad un motivo de tristeza; pero cuando los bellos . árboles dejaron caer sus hojas, la escena les recordó vivamente la dura realidad de que la muerte es el destino de todo lo que tiene vida" (PP 46).
Adán y Eva no murieron inmediatamente, en el sentido de dejar de existir, sino que ese mismo día recibieron su sentencia de muerte. El Señor dijo a Adán: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Gén. 3:19). De hecho, la Caída tuvo trágicas consecuencias para toda la humanidad. El apóstol Pablo explica que, "como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Rom. 5:12).
Lo triste y doloroso es que, así como la humanidad sufrió a lo largo de todas las edades, hoy también sufrimos las consecuencias de lo que sucedió en el Edén. Sin embargo, cuán agradecidos debemos estar porque, gracias a Jesús y a la Cruz, tenemos la esperanza de la vida eterna en un mundo donde el pecado nunca volverá a surgir.
■ ¿Qué lecciones podemos aprender de la trágica experiencia de Eva y de las consecuencias de nuestros actos pecaminosos?
Miércoles
La primera gran lección moral dada a Adán fue la de la abnegación. Las riendas del dominio propio fueron colocadas en sus manos.
A Adán y a Eva se les permitió participar de cada árbol del huerto, con excepción de uno. Había una sola prohibición. El árbol prohibido era tan atrayente y hermoso como cualquiera de los árboles del huerto. Se lo llamó el árbol del conocimiento, porque al participar de ese árbol, del cual Dios había dicho «no comerás» (Génesis 2:17), tendrían un conocimiento del pecado y experimentarían la desobediencia (A fin de conocerle, p. 16).
Humildemente y con indecible pesar Adán y Eva abandonaron el hermoso jardín donde habían sido tan felices hasta que desobedecieron la orden de Dios. La atmósfera había cambiado. Ya no se mantenía invariable como antes de la transgresión. Dios los vistió con túnicas de pieles para cubrirlos de la sensación de frío y calor a la que estaban expuestos.
Todo el cielo se lamentó por la desobediencia y la caída de Adán y Eva, que habían acarreado la ira de Dios sobre toda la especie humana. Ya no podían tener comunión directa con Dios y se habían sumergido en la miseria y la desesperación. No se podía cambiar la ley de Dios para que se adaptara a la necesidad del hombre, porque de acuerdo con el plan de Dios esta nunca debía perder su fuerza ni anular el más pequeño de sus requerimientos.
El Hijo de Dios se compadece del hombre caído. él sabe que la ley de su Padre es tan inmutable como sí mismo. Solamente puede ver una vía de escape para el transgresor. Se ofrece a sí mismo a su Padre como un sacrificio para el hombre, para llevar su culpa y su castigo sobre sí mismo, y redimirlos de la muerte muriendo en su lugar, y así pagar el rescate… Por el bien de su querido Hijo el Padre detiene por un tiempo la ejecución de la muerte, y encomienda a la raza caída a Cristo (Spiritual Gifts, vol. 3, p. 46; parcialmente en La historia de la redención, pp. 47, 48).
La transgresión de la ley de Dios dejó desgracia y muerte en su estela. Por la desobediencia se pervirtieron las facultades del hombre, y el egoísmo reemplazó al amor. Su naturaleza se debilitó de tal manera, que le resultó imposible resistir al poder del mal; el tentador vio que se cumplía su propósito de estorbar el plan divino de la creación del hombre, y de llenar la tierra de miseria y desolación. Los hombres habían elegido a un gobernante que los encadenaba como cautivos a su carro (Consejos para los maestros, p. 33).
LA PRIMERA PROMESA EVANGÉLICA
Lee Génesis 3:15 y 21. ¿Qué esperanza podemos encontrar en estos pasajes
para toda la humanidad?
Génesis 3 describe la terrible tragedia que invadió el mundo después de la Caída. Todo cambió, y Adán y Eva pudieron ver el contraste entre lo que el mundo había sido y en lo que se había convertido.
Pero, en medio de su frustración y desesperación, Dios les dio seguridad para el presente y esperanza para el futuro. En primer lugar, maldijo a la serpiente con una palabra de esperanza mesiánica. Declaró: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Gén. 3:15).
La palabra "enemistad" (hebreo 'evá) implica no solo un conflicto cósmico de larga duración entre el bien y el mal, sino también una repulsión personal al pecado, que ha sido implantada por la gracia de Dios en la mente humana. Por naturaleza, somos seres completamente caídos (Efe. 2:1, s) y "esclavos del pecado" (Rom. 6:20). Sin embargo, la gracia que Cristo implanta en cada vida humana crea en nosotros enemistad contra Satanás. Y es esta "enemistad", un regalo divino desde el Edén, lo que nos permite aceptar su gracia salvífica. Sin esta gracia transformadora y ese poder renovador, la humanidad continuaría siendo cautiva de Satanás, una sierva siempre dispuesta a cumplir sus órdenes.
Entonces, Dios utilizó un sacrificio animal para ilustrar esta promesa mesiánica (ver Gén. 3:21). "Cuando Adán, de acuerdo con las indicaciones especiales de Dios, presentó una ofrenda por el pecado, fue para él una ceremonia sumamente penosa. Tuvo que levantar la mano para tomar una vida que solo Dios podía dar, para entregar su ofrenda por el pecado. Por primera vez estuvo en presencia de la muerte. Al contemplar a la víctima sangrante en medio de las contorsiones de su agonía, se lo indujo a observar por fe al Hijo de Dios, a quien esa víctima prefiguraba, y que moriría como sacrificio en favor del hombre" (HR sr, 52).
Lee 2 Corintios 5:21 y Hebreos 9:28. ¿Qué enseñan estos textos sobre lo que se reveló por primera vez en el Edén?
Adán y Eva abandonaron el Jardín del Edén sabiendo que finalmente morirían (Gén. 3:19, 22-24). Pero no se marcharon desnudos ni con sus hojas de higuera (Gén. n). Dios mismo les "hizo túnicas de pieles", y hasta los vistió (Gén. 3:21), un símbolo de su justicia protectora (ver Zac. 3:1-5; Luc. 15:22). Por lo tanto, incluso entonces, desde el mismo comienzo, en el mismo Edén, el evangelio le fue revelado a la humanidad.
Jueves
El cielo se entristeció al comprender que el hombre estaba perdido y que el mundo creado por Dios iba a poblarse de mortales condenados a la miseria, la enfermedad y la muerte, sin remisión para el ofensor. Toda la familia de Adán debía morir. Vi al amable Jesús y contemplé una expresión de simpatía y tristeza en su semblante. Luego lo vi acercarse a la deslumbradora luz que envolvía al Padre. El ángel que me acompañaba dijo: «Está en íntimo coloquio con su Padre». La ansiedad de los ángeles parecía muy viva mientras Jesús estaba conversando con su Padre… [Cuando] él vino del Padre… Dijo entonces a los ángeles que se había hallado un medio para salvar al hombre perdido; que había estado intercediendo con su Padre, y había ofrecido dar su vida como rescate y cargar él mismo con la sentencia de muerte, a fin de que por su intervención pudiesen los hombres encontrar perdón; para que por los méritos de la sangre y la obediencia de él a la ley de Dios, ellos obtuviesen el favor del Padre y volviesen al hermoso huerto para comer del fruto del árbol de vida (Primeros escritos, p. 149).
En toda la plenitud de su divinidad, con toda la gloria de su humanidad inmaculada, Cristo se dio a sí mismo libremente por nosotros como un sacrificio pleno, y todo el que acude a él debiera aceptarlo como si fuera la única persona por quien se pagó ese precio. Así como en Adán todos mueren, en Cristo todos serán vivificados, porque los obedientes resucitarán para inmortalidad, y los transgresores saldrán de entre los muertos para sufrir la muerte, el castigo que les aplica la ley que transgredieron…
Muchos han creído que no pueden pecar porque están santificados, pero esta es una trampa engañosa del maligno. Existe el constante peligro de que caigamos en pecado, y por eso Cristo nos ha advertido que debemos velar y orar para que no caigamos en tentación. Si somos conscientes de la debilidad de nuestro yo, no manifestaremos confianza propia ni seremos temerarios frente al peligro, sino que sentiremos la necesidad de buscar la Fuente de nuestra fortaleza, que es Jesús, nuestra justicia. Vendremos arrepentidos y contritos, con la desesperada sensación de nuestra finita debilidad, para aprender que cada día debemos requerir los méritos de la sangre de Cristo, a fin de que podamos ser vasos preparados para que el Maestro los pueda usar. Al depender de este modo de Dios, no se nos encontrará combatiendo contra la verdad, sino que siempre estaremos en condiciones de ponernos de parte de lo recto. Debemos aferrarnos a las enseñanzas de la Biblia, y no seguir las costumbres y las tradiciones del mundo, ni los dichos ni las obras de los hombres (Cada día con Dios, p. 146).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El conflicto de los siglos, "La tentación y la Caída", pp. 34-47, "El plan de la redención", pp. 48-57; La educación, "El conocimiento del bien y del mal", pp. 20-26.
En años recientes, se han realizado estudios sobre lo que se denomina experiencias cercanas a la muerte (ECM). Resulta que la gente "muere por cuanto su corazón deja de latir y deja de respirar. Sin embargo, luego vuelve a la vida, pero con historias fantásticas de haber flotado en otro plano de existencia y encontrarse con un ser de luz. Algunos, incluso, hablan de encuentros con parientes fallecidos hace ya mucho tiempo. Muchas personas, incluso cristianas, que no comprenden la verdad sobre la muerte, creen que estas historias son una prueba más de la inmortalidad del alma. Sin embargo (y esta debería ser la advertencia más clara de que algo anda mal), la mayoría de los que tienen estas experiencias afirman que los seres espirituales que conocieron durante las ECM les dieron palabras reconfortantes, declaraciones agradables sobre el amor, la paz y la bondad; pero no escuchan nada sobre la salvación en Cristo, nada sobre el pecado y nada sobre el Juicio. Mientras "probaban el más allá" cristiano, ¿no deberían haber recibido al menos una pizca de las enseñanzas cristianas más básicas? Sin embargo, lo que se les enseña suena más a un dogma de la Nueva Era, lo que podría explicar por qué, en muchos casos, salen menos inclinados al cristianismo de lo que estaban antes de haber "muerto". Además, ¿por qué ninguno de los cristianos, convencidos de que sus ECM eran un anticipo del cielo cristiano, recibió ninguna teología cristiana mientras estuvo allí, pero sí una gran dosis de sentimentalismo de la Nueva Era? La respuesta es que los engañó el mismo que engañó a Eva en el Edén, y también con la misma mentira. (Ver la lección 11.)
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. La experiencia de Adán y de Eva, ¿cómo demuestra que el perdón de Dios no necesariamente revierte todas las consecuencias del pecado? ¿Por qué siempre debemos recordar esta verdad tan importante?
2. El árbol del conocimiento del bien y del mal era el "terreno encantado" del enemigo para Adán y Eva. ¿Cuáles son algunos "terrenos encantados" en los que podríamos sentirnos tentados a entrar?
3. Satanás está tratando de inducir al pueblo de Dios a creer que "los requerimientos de Cristo son menos estrictos de lo que una vez creyeren, y que asemejándose al mundo podrán ejercer más influencia sobre los mundanos" (TM 485). ¿Qué debemos hacer para no caer en esta trampa sutil?
Viernes
Texto
"LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA"
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Dios lo bendiga!!!
Lección 2
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Génesis 3.
Enfoque del estudio:
Dios creó un mundo perfecto, sin pecado, maldad, violencia, inseguridad, enfermedad ni muerte. Él es el Dios de la vida, la Fuente de la vida y el Dador de la vida. Hay un gran contraste entre el mundo de Génesis 1 y 2 -donde todo es provechoso, hermoso y armonioso, y su descripción es con colores brillantes, alegres y luminosos, con una melodía inspiradora- y el mundo del resto del Génesis, en el que todo lo bueno se ve repentinamente azotado por una tormenta de pecado que termina arruinando las relaciones afectivas. Los colores se vuelven sombríos; y la música, discordante. Se estropea el potencial puro y formidable para el crecimiento y la exploración.
Sin embargo, Dios, en su misericordia, va en pos de la humanidad y, a pesar del pecado, trae esperanza y una solución al problema del pecado y la muerte. Ninguna filosofía ni religión puede ofrecer una solución para la muerte, para el proceso de morir, ni restaurar la vida sin muerte en nuestro mundo. Solo Dios puede hacer esto: el Dios viviente, mediante sus actos misericordiosos; por eso, nada ni nadie puede compararse con nuestro Creador y Redentor. Él es, sobre toda su Creación, único y soberano.
La rebelión y la desobediencia comenzaron en el cielo pero fueron transferidas a la Tierra cuando Adán y Eva pecaron. Dios no dejó a la humanidad en su pecado, sino que dirigió una guerra contra los poderes de las tinieblas y su comandante, Satanás. Dios puso enemistad entre el mal y la humanidad a fin de que la humanidad no quedara hechizada ni atrapada por el mal, sino que pudiera decir NO al aferrarse a él en busca de sabiduría y fuerza. El Dios creador trajo una solución al problema del pecado ál enviar a la Simiente prometida (Gén. 3:15), Jesucristo, como el Salvador de la humanidad (Juan 3:16; 5:24; Hech. 4:12). El pecado trajo no solo complicaciones, sino además la muerte, en última instancia. Sin embargo, Jesús venció la muerte mediante su vida perfecta de servicio amoroso, sacrificio abnegado y obediencia voluntaria (Rom. 6:23).
Parte II: COMENTARIO
Satanás, el autor de la destrucción y la muerte
No fue Dios sino la serpiente quien introdujo la desconfianza en Dios en el corazón humano, e hizo de la muerte parte de nuestro destino. Por la desobediencia de Adán, "la muerte pasó a todos" (Rom. 5:12). Por lo tanto, la muerte es un componente integral de nuestra existencia en este mundo pecaminoso. Salomón dice: "Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben” (Ecl. 9:5). La muerte es una intrusa y es nuestra enemiga (1 Cor. 15:26).
Hubo un tiempo en que la muerte no existía, ni estaba presente en el mundo. Para expresar este aspecto, Génesis 2:5 y 6 contiene la expresión "aún no”, que es corta pero extremadamente significativa. La muerte vino como resultado del distanciamiento de Dios y de llevar una vida autónoma e independiente de él: "Polvo eres, y al polvo volverás" (Gén. 3:19).
Dios advirtió específicamente a la primera pareja que no desobedeciera su Palabra y que el resultado de la desobediencia terminaría en devastación y tragedia, a saber, la muerte (Gén. 2:17). Satanás contradijo a Dios, al afirmar: "Ciertamente no moriréis" (Gén. 3:4, LBLA). Fíjate que la serpiente sabía exactamente lo que Dios había dicho previamente a Adán en el Jardín del Edén y lo niega con las mismas palabras, hasta "ciertamente", como en "ciertamente no moriréis".
Por ende, se advierte al lector que nuestros primeros padres trataban con Satanás y no con un mero reptil, porque la serpiente habla y se opone a Dios directamente. Dios usó "ciertamente" y Satanás también lo enfatizó. Luego, el diablo respaldó su afirmación con dos mentiras engañosas: "Serán abiertos vuestros ojos", es decir, obtendrán nuevos conocimientos especiales, se volverán sabios, y "Seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal", es decir, podrán decidir lo que es bueno y lo que es malo (Gén. 3:5). Satanás, experto en intrigas, presentó la desobediencia como una cuestión de libertad y beneficios.
Al comer, por supuesto que a Adán y a Eva se les abrieron ojos (Gén. 3:7), pero de manera diferente de lo que esperaban. Se dieron cuenta de que habían perdido lo que tenían antes: su pureza e inocencia se desvanecieron, y vieron que estaban desnudos. Esta desnudez era más que la desnudez física, porque (1) ellos también estaban desnudos antes, pero no se avergonzaban (Gén. 2:25); y (2) cuando Dios los visitó y preguntó: "¿Dónde estás tú?" (Gén. 3:9), Adán respondió que se escondieron porque estaban desnudos. Para que quede claro, en esa situación no estaban físicamente desnudos, ya que estaban cubiertos con prendas de hojas de higuera (Gén. 3:7). Pero estaban moralmente desnudos porque, por primera vez, les sobrevino un sentimiento de culpa.
La segunda promesa de Satanás también era una mentira. Adán y Eva no llegaron a ser como Dios al conocer el bien y el mal porque Dios no conoce el mal por experiencia (¡él nunca pecó!). Pero Adán y Eva perdieron lo que tenían: la capacidad de discernir claramente entre el bien y el mal. Una traducción literal de Génesis 3:22 revela este hecho: "He aquí, los humanos eran [no 'se han vuelto'] como uno de nosotros, sabiendo [discerniendo entre] el bien y el mal, pero ahora..." (Para más detalles, ver Jifí Moskala," 'You Will Be Like God Knowing Good and Evil’: Discernment of Truth and Lies",JournalofAdventístMissionStudies 12, N° 2 [2016]: pp. 10-18.) Así, Adán y Eva perdieron no solo su integridad, sino también la capacidad de saber lo que estaba bien y lo que estaba mal. Deallíen más, necesitarían la revelación de Dios para saber qué era bueno y qué era malo. Tendrían que depender del poder espiritual de Dios, ajeno a ellos mismos, para poder hacer lo correcto.
Las consecuencias del pecado
El pecado es una maldición que trae consecuencias terribles. Es como una avalancha. Aparentemente comienza como algo insignificante, luego se rompe y derriba todo lo que es hermoso, valioso y significativo en la vida, y destruye la existencia misma por completo. Donde hay un pensamiento erróneo, automáticamente también habrá un mal comportamiento. El pecado rompe todo tipo de relaciones significativas; solo trae miseria, sufrimiento, separación y complicaciones. Romper nuestra relación con Dios (dimensión vertical) trae consigo múltiples rupturas horizontales. Esa es la causa de muchas consecuencias pecaminosas:
1. Romper nuestra relación con Dios lleva a una relación rota con el "yo". Así, la naturaleza de Adán y de Eva se corrompió como consecuencia del pecado. Vivían con una conciencia de culpa, vergüenza, así como con sentimientos de degradación y derrota.
2. El pecado/la desobediencia hizo que Adán y Eva temieran a Dios, en vez de permitirles disfrutar de su compañía (Gén. 3:10).
3. El pecado/la desobediencia llevó a Adán y a Eva a culpar a otros por su fracaso. Por lo tanto, experimentaron una ruptura de su relación (Gén. 3:12; 4:5-8). El pecado los enajenó el uno del otro.
4. El pecado/la desobediencia trajo muerte a la familia humana porque la relación de Adán y Eva con su Dador de la vida se rompió (Gén. 3:19).
5. El pecado/la desobediencia hizo que dar a luz y criar hijos fuera una experiencia dolorosa (Gén. 3:16).
6. El pecado/la desobediencia haría del matrimonio un lugar de lucha por el dominio y la supremacía, en lugar de una relación amorosa, afectuosa, emocional e íntima entre parejas heterosexuales igualitarias (Gén. 3:16).
7. El pecado/la desobediencia haría del trabajo una experiencia dolorosa; el sudor y el cansancio de trabajar para ganarse la vida se convertirían en parte de la vida (Gén. 3:18).
8. El pecado/la desobediencia de Adán y de Eva dañó su sentido del bien y perdieron la capacidad de discernir entre el bien y el mal (Gén. 3:5, 22). 9. El pecado/la desobediencia rompió la relación de Adán y de Eva con la naturaleza. Como resultado, la tierra produciría espinos y cardos (Gén. 3:18; 6:11).
10. El pecado/la desobediencia trajo violencia, dolor, odio, poligamia, etc. (ver Gén. 4-19). Para más detalles sobre este tema de la naturaleza del pecado, sus consecuencias y el plan redentor de Dios, ver Jirí Moskala, "Origin of Sin and Salvation According to Génesis 3: A Theology of Sin", en Salvation: Contours ofAdventist Soteriology, editado por Martin F. Hanna, Darius W. Jankiewicz, y John W. Reeve (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2018), pp. 119-143. Génesis 3 es un modelo para comprender la naturaleza del pecado y de la salvación. En este capítulo, todo el evangelio ya está presente, como se ve en la gracia inmerecida que ya fluía del Calvario hacia Adán y Eva (Apoc. 13:8).
La solución de Dios
La esperanza aparece contra toda desesperanza. En medio de la oscuridad, la desesperación y la condenación, Dios garantiza el futuro de la humanidad, aunque Adán y Eva no merecen vivir.
Primeramente, Dios busca a Adán y a Eva: "¿Dónde estás tú?" (Gén. 3:9). Esta pregunta tiene múltiples propósitos. Sirve: (1) como una invitación al diálogo; (2) como ofrecimiento de la gracia (Dios clama por sus hijos perdidos y desaparecidos para brindar una solución muy costosa a su situación); (3) para ayudarlos a darse cuenta y comprender la magnitud de su actitud hacia Dios después de su pecado (es decir, en lugar de disfrutar de su presencia, se esconden de él); y (4) como un juicio investigador, que tiene lugar porque ellos son responsables de sus actos pasados hacia Dios como su Creador y Juez.
En segundo lugar, Dios provee una vestimenta real (Gén. 3:21). Así como la desnudez de la primera pareja era más que un fenómeno físico, analógicamente la vestimenta provista por Dios representa más que ropa física. Dios les da una vestidura de pieles hecha por él mismo, y así cubre a los pecadores con el manto de su justicia (1 Cor. 1:30; 2 Cor. 5:21). La solución para el problema del pecado es el Mesías (Efe. 1:4; 1 Ped. 1:20). El perdón y la redención deben obtenerse mediante el sacrificio de la gracia de Dios, representado por la muerte del animal cuya piel vestían Adán y Eva.
En tercer lugar. Dios crea enemistad entre los poderes del bien y del mal a fin de que podamos odiar el mal (Gén. 3:15).
En cuarto lugar, Dios promete enviar a la Simiente (Gén. 3:15) para derrotar a nuestro enemigo, Satanás. La declaración de Dios dirigida a la serpiente se encuentra en el centro de este capítulo. El Mesías se convertirá en el Redentor y Salvador de la humanidad, y su muerte victoriosa y deliberada finalmente destruirá a Satanás y, en consecuencia, a todos y todo lo relacionado con él. El Mesías es el Vencedor, y da la victoria a todos los que se relacionan con él (Rom. 8:1-4)- Él garantiza la victoria final (Apoc. 12:7-12; 19:6,7,15-21; Jud. 24,25).
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
1. La muerte es una realidad ineludible, y la pérdida de nuestros seres queridos es una parte inevitable del mundo caído. ¿Cómo podemos llevar a los afligidos esperanza en medio de la desilusión y la desesperación?
2. Analicen con la clase por qué el pecado parece tan atractivo, como si fuese una ventaja y no un perjuicio, como realmente es. ¿Qué tiene la naturaleza del mal que es tan engañosa? Expliquen.
3. Todos estamos condenados a morir, porque somos pecadores (Rom. 3:23; 6:23). La muerte de Jesús en la Cruz, ¿cómo derrotó a la segunda muerte para que podamos vivir eternamente?
"LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA"
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Dios los bendiga!!
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