Lección 10 de Primarios

ÁNGELES HERALDOS

¿Sabes cuántas personas celebran la Navidad? ¿Cómo piensas que era cuando Jesús nació? ¡Todo el cielo estaba entusiasmado! Y los ángeles estaban ansiosos de dar a conocer las buenas nuevas. Tal vez hablaron entre de sí de la siguiente manera:

Texto y clase de referencias:
Lucas 2:8-15;
El Deseado de todas las gentes, cap. 4, pp. 29-33.

Versículo para memorizar:
“No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo”
(Lucas 2: 10).

Mensaje:
Adoramos a Dios cuando le cantamos alegres cantos de alabanza.

—¡Ha llegado la hora! ¡Se cumplió finalmente el tiempo! ¡Nació Jesús! —decía emocionado un ángel desbordando de alegría.

—Pero, ¿lo han notado? Casi nadie presta atención a su nacimiento —agregó otro.

—Los sacerdotes en el templo continúan sacrificando corderos sin entender muy bien lo que esto significa —dijo un tercero.

—Me gustaría anunciarles que Jesús ha nacido —añadió otro ángel—. Quisiera gritar:
¡Tenemos BUENAS NOTICIAS para ustedes! Ha nacido su Salvador!

El coro de ángeles sabía bien de lo que iban a cantar. Los ángeles estaban listos para hablarle al mundo acerca de Jesús. Ya casi era la hora de comenzar su concierto especial. ¡Sería esa noche! Esa noche iban a cantar y todo el mundo lo recordaría durante años y años. Jesús, el Hijo de Dios, había venido a este planeta lleno de pecado a nacer como un bebé. Se lo di rían al mundo.

Los ángeles habían estado observando a la gente de esta tierra. Vieron a los sacerdotes en el templo. Se suponía que los sacerdotes conocían lo que decían las Escrituras acerca del nacimiento de Jesús. Los profetas lo habían anunciado por años. Pero aquellos que habían estudiado a los profetas, ni siquiera estaban pensando en ello. Había ocurrido el más grande acontecimiento que jamás se había visto en esta tierra; sin embargo, solo unas pocas personas estaban esperándolo.

No, la gente del templo no se acordaba, o tal vez simplemente no le importaba aquel acontecimiento. Pero unas cuantas personas que vivían cerca de Belén, sí estaban interesadas en eso. En ese mismo momento, reunidos en una colina, había unos cuantos pastores que estaban estudiando las profecías. Esos pastores estaban entre las pocas personas que sabían que era tiempo de que viniera el Salvador.

Pronto se oyó la orden celestial y los ángeles se apresuraron a ocupar su lugar. En medio de la noche, el ángel Gabriel los condujo hasta el sitio encima de las colinas de Belén. Allí esperaron hasta que el ángel Gabriel le hablara a los pastores. Entonces el coro angelical podría cantar.

De pronto, se llenó el cielo de la gloria de Dios. Los pastores que estaban en el campo se llenaron de terror.

—No tengan miedo —les dijo Gabriel—. Tengo buenas noticias para ustedes. Este día ha nacido su Salvador. Lo encontrarán en Belén envuelto en pañales y acostado sobre un pesebre.

Inmediatamente se llenó el cielo de ángeles resplandecientes. El coro de ángeles se unió a Gabriel, llenando la noche de la música más gloriosa que jamás se hubiera escuchado. “Gloria a Dios en las alturas. La paz ha venido a la tierra. Dios ha enviado su mejor regalo a la humanidad”. Los ángeles cantaron y cantaron mientras regresaban al cielo. Todavía atónitos, los asombrados pastores observaban atentamente.

Lleno de asombro, uno de los pastores pudo finalmente hablar:

—¿Qué estamos esperando? —les dijo a los demás—. Vamos a Belén para ver este niño que el Señor ha enviado.

Pronto se alejaron de aquellas colinas para ir en busca del Salvador del mundo: un bebé acostado sobre un pesebre.

¿Sabías que los ángeles siguen todavía cantando ese himno de gloria? Nuestro corazón puede también rebosar de ese gozo al adorar a Jesús. Así como los ángeles, podemos adorar a Dios con nuestros cantos.

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