Fe Real | Lección 6: El tiempo del fin: El chasco | 1er Trimestre 2023 | Año B
Lección 6 de Fe Real
EL TIEMPO DEL FIN: EL CHASCO
¿Dónde estás, Señor?
Examina dos temas inseparables: el Gran Chasco y el santuario celestial.
¿DÓNDE ESTÁS, SEÑOR?
(Esto no es más que una ilustración. ¿Qué relación podría tener con las citas bíblicas de la página siguiente?).Ella sentía que Dios jamás la abandonaría en sus momentos de necesidad. Después de todo, él se lo había demostrado durante sus 16 años de vida. Con seguridad tampoco lo haría ahora que estaba pasando por la mayor desilusión de su vida.
Con lágrimas en los ojos recordó su primera tragedia. Tenía solo nueve años y regresaba de la escuela con su hermana gemela Elizabeth cuando comenzó el alboroto. «¡Detente, niña consentida de la maestra! —le ordenó airadamente una compañera de clases mayor que ella—. Así que te crees mejor que el resto, ¿no es así?»
Las gemelas ignoraron a la niña y aceleraron el paso. Recordaban las palabras de su madre, que les había dicho: «Nunca peleen con nadie. Si alguien los amenaza, regresen rápidamente a casa».
«¡Cobarde!», le gritó la niña, mientras levantaba una piedra del camino. Cuando Elena volteó a ver cuán lejos estaba la niña, esta le lanzó la piedra con todas sus fuerzas, golpeándola justo en la nariz y tumbándola al suelo con el rostro bañado en sangre.
Después de varios desvanecimientos, Elena llegó a su casa y cayó en coma durante tres semanas. Cuando volvió en sí, su mundo había cambiado para siempre. El que una vez había sido un lindo rostro había quedado desfigurado, al punto de que su propia familia la encontraba irreconocible. Sus amigos la rechazaron, la soledad se convirtió en algo común para ella, y la timidez y la baja autoestima ocuparon el lugar de su antigua disposición alegre.
«A pesar de ello, Dios vino a mí —cuenta ella misma—. Lo busqué con todo mi corazón, y él escuchó mi clamor. Me mostró que yo era de gran valor y que él me amaba». Tocándose el lugar de su antigua herida, dijo: «Si no hubiese sufrido ese accidente, tal vez nunca habría aceptado a Jesús».
Pero esa fue su primera tragedia. ¿Qué ocurría ahora?
Era un 23 de octubre, el día después de la fecha en que junto a un grupo de seguidores de William Miller, habían estado aguardando el regreso de Jesús a la tierra para llevarlos al hogar celestial. Lo habían dejado todo por aguardar ese día. Su iglesia había excomulgado a su familia, los Harmon, por haber adoptado la doctrina «fanática» del regreso literal de Jesús. Habían soportado años de burlas e improperios debido a sus puntos de vista, pero habían concluido que bien valía la pena. El 22 de octubre Jesús regresaría y acabaría con el pecado, el dolor, las enfermedades, la división, la guerra, los crímenes y supliría todas sus necesidades.
«Algunos de nosotros incluso regalamos nuestras granjas, nuestros negocios y todas nuestras posesiones materiales —recordó más tarde Elena al referirse al suceso—. Ya no tendríamos necesidad de nada porque estaríamos en el cielo».
¡Pero Jesús no regresó! ¿Había sido engañada? ¿La había abandonado definitivamente el Señor?
Durante cierto tiempo, Elena se quedó contemplando el firmamento como si pudiera mirar al mismísimo cielo. Entonces declaró con un suspiro: «No, ¡Dios no ha abandonado a William Miller ni al resto de nosotros! Tampoco hemos sido engañados. ¡Ese año de preparación había sido el más maravilloso de nuestra vida! Dios se había manifestado con poder por nuestro medio, llevando a los pecadores más endurecidos que escucharon nuestro llamado a rendirse a Jesús».
Entonces sonrió mientras recordaba. «Hemos cumplido con nuestro deber y vivido de acuerdo con la Palabra de Dios. Él nos hará salir airosos de esta gran desilusión, al igual que lo hizo durante mi niñez».
Acto seguido se secó las lágrimas, y caminó resueltamente de regreso a su hogar.
Texto clave
Escoge uno de los textos de la sección del miércoles. Escríbelo aquí y apréndelo de memoria para esta semana.
MI OPINIÓN
- Imaginemos que nuestra abuela es una señora adventista famosa que ha servido a Dios desde que era niña. A lo largo de los años, Dios la usó para fundar muchas escuelas cristianas y de esta manera educar a miles de estudiantes necesitados. Ahora nuestra abuela sufre de Alzheimer, y nuestro abuelo está muy desilusionado porque Dios no la ha sanado. Dice que Dios la abandonó y que, por lo tanto, ya no quiere saber más nada de ese Dios.
- ¿Qué le diríamos a este hombre que nos enseñó a amar a Dios y confiar en él y en su Palabra? ¿De qué manera podemos confiar en que Dios producirá cosas buenas aun a partir de las cosas malas? ¿A qué edad deja de usarnos el Señor como instrumentos para dar a conocer su amor a los demás?
- Visitemos www.guidemagazine.org/rtf (en inglés) y publiquemos nuestra respuesta. Seamos claros y sinceros. Digamos lo que pensamos.
¿QUÉ TRATA DE DECIRNOS?
Personas diferentes, opiniones diferentes. Las citas que presentamos a continuación representan dos puntos de vista: el de los que son ciudadanos del reino de Dios, y el de aquellos que no lo son. ¿Puedes distinguir entre unos y otros? ¿En qué se comparan estos pensamientos con lo que Dios dice en su Palabra? Después de repasar los textos de la sección «Dios dice...», escribe un párrafo que exprese tu opinión. Preparémonos para exponer lo que hemos escrito en la Escuela Sabática.
- «No hay problema tan grande o complicado que no podamos escapar de él». Linus Charlie Brown.
- «Son las ostras heridas las que reparan sus conchas con perlas». Ralph Waldo Emerson, ensayista y poeta estadounidense del siglo XIX.
- «Vivir es sufrir, y sobrevivir es encontrarle significado al sufrimiento». Roberta Flack, artista pop estadounidense contemporánea.
- «Siempre está mal, en cualquier parte, y para toda persona, creer una cosa cuando no se cuentan con suficientes evidencias». W. K. Clifford, matemático británico del siglo XIX.
- «Dios te examinará, no en busca de medallas o de títulos universitarios, sino de cicatrices». Edward Sheldon, dramaturgo estadounidense del siglo XX.
- «¿Llorarás tú cuando me muera?». Lord Byron, poeta inglés de los siglos XVIII y XIX.
- «Me aferraré a Cristo como un cadillo se pega a un abrigo». Las últimas palabras de Catalina de Bora, esposa de Martín Lutero.
- «Voy a seguir cantando / Voy a seguir gritando / Voy a seguir levantando mi voz / ¡Y hacer que el mundo sepa que Jesús salva!». Andrae Crouch, músico cristiano contemporáneo.
Escribe tu propio pensamiento
Yo digo que...
¿Y ENTONCES?
- El gran chasco y el santuario celestial son temas importantes porque nos llevan a preguntarnos lo que otros se han preguntado durante muchos siglos: si podemos confiar en Dios, si él cuida de nosotros y si tiene una solución para el problema del pecado.
- Los milleritas apostaron todo a la promesa que había hecho Jesús de que regresaría a esta tierra para acabar con el pecado y el sufrimiento, y para llevar a sus seguidores al cielo. Ellos concluyeron erradamente que la tierra era el santuario que sería purificado por el fuego de la segunda venida el 22 de octubre de 1844, cuando llegaba a su fin la profecía de los 2,300 días/años. Jesús les mostró que en realidad, lo que había ocurrido era que el santuario celestial había sido purificado del pecado y que su regreso ciertamente estaba cerca. Les dio la tranquilidad y la luz que necesitaban para sobrellevar el chasco y sobreponerse a sus críticos.
- Los primeros adventistas recibieron ánimo al repasar los detalles del servicio del santuario. Al estudiar este tema, vieron a Jesús como el gran Sumo Sacerdote que fue castigado por nuestras faltas, pero que vivió a fin de interceder por nosotros. Su primordial objetivo era perdonar nuestros pecados y desarrollar su carácter en nosotros. Por medio de los símbolos del servicio en el santuario del Antiguo Testamento les aseguró que el pecado no seguiría existiendo para siempre.
- Algunos milleritas se sintieron reconfortados con esta nueva revelación que les aclaró el gran chasco que habían sufrido y los llevó finalmente a convertirse en adventistas del séptimo día. Las buenas nuevas del santuario llegaron a ser la mayor contribución de este pequeño grupo al cristianismo.
DIOS DICE...
- Juan 14: 3
«Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar». - Habacuc 2: 3
«Aún no ha llegado el momento de que esta visión se cumpla; pero no dejará de cumplirse. Tú espera, aunque parezca tardar, pues llegará en el momento preciso». - Hebreos 10: 35
«No pierdan, pues, su confianza, porque ella les traerá una gran recompensa». - Tito 1: 2
«Sostenidos por la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, prometió esta vida desde la eternidad». - 2 Pedro 3: 9, 10
«No es que el Señor se tarde en cumplir su promesa, como algunos suponen, sino que tiene paciencia con ustedes, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios. Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Entonces los cielos se desharán con un ruido espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, quedará sometida al juicio de Dios». - Mateo 10: 30
«En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno». - Salmo 77: 13
«Oh Dios, tú eres santo en tus acciones; ¿qué dios hay tan grande como tú?». - Apocalipsis 21: 3, 4
«Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: “Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir”». - (Versículos adicionales: 1 Corintios 6: 19, 20; 2 Pedro 3: 9, 10; 1 Tesalonicenses 4: 16, 17).
¿QUÉ TIENE QUE VER CONMIGO?
- Aunque apenas estemos al comienzo de la adolescencia, es muy probable que nos hayamos visto afectados por alguna de las siguientes situaciones: divorcios, despidos, muertes, fracasos, opresión, injusticias, enfermedades y accidentes. Y la lista de calamidades humanas podría continuar. Tal vez alguien nos haya preguntado dónde estaba Dios cuando sucedieron algunas de esas cosas. Quizá nosotros mismos nos hayamos preguntado si realmente él cuida de nosotros y si algún día terminará la larga pesadilla del pecado en esta tierra.
- La buena noticia del santuario es que Dios se interesa por nosotros y por los estragos que el pecado ha causado en el planeta. Él envió a su Hijo no solo para proclamar la sentencia de muerte de Satanás, que es el padre del pecado, sino para asumir nuestros pecados personalmente de manera que no tengamos que sufrir la muerte eterna. Lo que es más, él nos ofrece gratuitamente su vida perfecta para que por fe la hagamos nuestra en cualquier momento que queramos. Dios ha retrasado misericordiosamente su segunda venida a esta tierra para que todos acepten su maravillosa oferta.
- Al hacerlo, estaremos borrando el pasado y asegurando nuestro futuro, pero también enriqueciendo nuestro presente, pues Jesús se preocupa por todos los aspectos de nuestra vida. Él no pone fin ya mismo a todas las formas en que se presenta el pecado, pero nos da poder para que luchemos contra él. Nos transforma para que dejemos de ser agentes del mal y nos convierte en agentes del bien.
¿CÓMO FUNCIONA?
- Dios quiere que sepamos que él se interesa por nosotros y que podemos confiar en él. Estimula nuestra curiosidad y recibe de buena gana nuestros esfuerzos para probarlo. En Isaías 1: 18 nos invita diciendo:
«Vengan, vamos a discutir este asunto», y en Malaquías 3: 10 nos dice: «Pónganme a prueba». Con esto en mente, usemos el siguiente cuadro para determinar cuán compasivo, confiable y efectivo es Dios. - Anotemos en la primera columna tres o cuatro problemas de la sección «Qué tiene que ver conmigo». A continuación, busquemos a tres o cuatro miembros de nuestra iglesia que hayan experimentado esos mismos problemas y que estén dispuestos a hablar de ellos. A cada uno, preguntémosle lo siguiente: «¿Se ocupó Dios de usted cuando pasó por esta experiencia? ¿Cómo sabe que lo hizo? ¿De qué manera afectó esta experiencia su relación con él?». Anotemos las respuestas que obtuvimos de manera anónima en la segunda columna. En la última columna, anotemos nuestras propias conclusiones sobre Dios, sobre la base de lo que observamos en las entrevistas.
Problema | Cómo sintió el entrevistado que Dios respondió a su problema | Mis conclusiones sobre Dios |
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Dios les bendiga!!!
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