Lección 3 de Primarios
BIENVENIDO A LA FAMILIA
¿Has tenido alguna vez un sueño que te hizo pensar acerca de algo? Algunos sueños son extraños, otros son tontos. Pero algunos sueños nos hacen pensar.
Pedro tuvo un “sueño” que en realidad no era, para nada, un sueño. Era una visión que lo hizo pensar acerca de algo importante.
Hechos 10; Los hechos de los apóstoles, pp. 107-115.
"Para Dios no hay favoritismos, sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia” (Hechos 10:34, 35).
Comparto su amor al invitar a otros a unirse a la familia de Dios.
Cornelio era un oficial importante en el ejército romano. Era también un hombre que amaba a Dios. Todos en su casa adoraban a Dios. Como Cornelio amaba mucho a Dios, hablaba con él frecuentemente en oración. También compartía sus bienes y dinero con los necesitados.
Cierto día, como a las tres de la tarde, Cornelio estaba orando. De pronto un ángel se puso a su lado y lo llamó por su nombre. Cornelio estaba muy asombrado y un poco temeroso. Sabía que ese ángel seguramente venía de Dios.
—Dios escucha tus oraciones —le dijo el ángel—. Y sabe también que lo amas tanto, que compartes tus bienes con los pobres. Dios desea que mandes a traer a un hombre llamado Pedro. Pedro se está hospedando en casa de Simón, un hombre que vive junto al mar. Dios desea que escuches lo que Pedro tiene que decirte. Entonces el ángel se fue. Cornelio inmediatamente llamó a dos de sus siervos y a un soldado amigo en quien confiaba, y los envió a encontrar a Pedro.
Mientras fueron a buscar a Pedro, Cornelio habló con todos los que estaban en su casa y con sus vecinos y amigos. Los invitó a todos a venir a su casa. Pronto se iba a celebrar una reunión especial con un mensaje que enviaba Dios.
Más o menos a esa misma hora se encontraba Pedro en el techo de la casa de Simón, el que vivía junto al mar. Pedro tenía hambre, pero la comida todavía no estaba lista. Había subido al techo de la casa para orar mientras esperaba. De pronto él también tuvo una visión. El ángel se había marchado de la casa de Cornelio y había venido ahora a traerle un mensaje a Pedro. El mensaje para Pedro era un sueño muy extraño acerca de toda clase de animales sobre una gran sábana. Delante de él estaba esa sábana y el ángel le dijo que comiera de esos animales. Pedro tenía mucha hambre, pero sabía que los animales que estaban sobre esa sábana eran todos inmundos. Y los animales inmundos no eran buenos para comer.
—No, no puedo hacer eso —dijo Pedro.
Entonces sucedió algo muy extraño. El ángel le dijo muy claramente tres veces:
—Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro.
Pedro supo entonces que Dios le había enviado un mensaje especial. Sabía que el mensaje no era acerca de comer animales inmundos. Pedro estaba pensando en el significado del sueño. De pronto escuchó que llamaban a la puerta de la casa de Simón, donde se encontraba.
—¿Está aquí un hombre llamado Pedro? —preguntaron los tres hombres al siervo que abrió la puerta.
Y el ángel le dijo a Pedro:
—Hay tres hombres abajo que te están buscando. Levántate y baja las escaleras. Ve con ellos. Dios te envía a ellos.
Entonces Pedro entendió lo que Dios le estaba diciendo en ese sueño: Jesús murió por todos. Pedro sabía que debía darle las buenas nuevas acerca de Jesús a toda la gente. A todos, aun cuando no fueran como él o hicieran lo que él hacía. Aun cuando fueran de otro país.
Pedro bajó las escaleras. Le pidió a los hombres que pasaran allí la noche. En la mañana partió con ellos rumbo a la casa de Cornelio. Cornelio tenía en su casa a todos sus amigos y familiares esperando a Pedro. Creía que Pedro había sido enviado por Dios para enseñarle acerca de Jesús. Pedro no tenía ninguna duda con respecto a que Jesús había muerto por todos. Todos debían escuchar las buenas nuevas. ¡No debía dejarse a nadie a un lado!
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Dios les bendiga!!!
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