Libro Misionero 2011: Todavía existe una Esperanza | Enrique Chaij | PDF y Online
El Autor de la esperanza
El 12 de enero de 2010 el mundo fue sacudido por un terremoto que devastó Haití, el país más pobre de América, y dejó cerca de 230.000 muertos, sin contar a los más de un millón de desamparados. Como ese país ya había sido castigado por huracanes y tempestades, el periodista Leonard Pitts Jr., del Miami Herald, se preguntó si el planeta no estaba “atentando contra esta pequeña y humilde nación”.
Sí, Leonard, a veces el planeta es cruel. Pero no existe tal conspiración contra Haití. Poco después, el 27 de febrero, le tocó a la República de Chile sufrir un sismo de magnitud 8,8 en la escala de Richter, el cual mató a más de 700 personas y afectó a un millón y medio de viviendas. ¡El temblor fue tan fuerte que los sismólogos estiman que podría haber acortado la duración del día en 1,26 microsegundos y alterado la inclinación del eje terrestre en 8 centímetros! Luego, en abril, las lluvias llegaron a Río de Janeiro, República del Brasil, y mataron a más de 230 personas. Y las catástrofes naturales continúan... ¿Todavía existe esperanza para el planeta?
En 1948 la Declaración Universal de los Derechos del Hombre proclamó que la alimentación es un derecho básico del ser humano. En 1969 la Declaración sobre el Progreso y Desarrollo en el Campo Social afi rmó que es necesario “eliminar el hambre y la desnutrición, y garantizar el derecho a una nutrición adecuada”. En 1974 fue el turno de la Declaración Universal para la Eliminación Defi nitiva del Hambre y la Desnutrición. Entonces se dijo que cada individuo “tiene el derecho inalienable de ser librado del hambre y la desnutrición”. Como si esto no bastara, en 1992 la Declaración Mundial sobre Nutrición reafi rmó que “el acceso a alimentos seguros y nutritivos” constituye un derecho universal. Documentos, declaraciones, palabras... A pesar de las buenas intenciones, ¡la desnutrición castiga a más de mil millones de personas alrededor del mundo! ¿Todavía existe esperanza para los pobres?
Durante el primer siglo de la Era Cristiana, la población mundial oscilaba entre los 200 y los 300 millones. En el siglo XVI llegó a 500 millones. En 1804, debido al rápido crecimiento demográfi co, dio un salto a mil millones. En 1927 alcanzó los 2 mil millones; en 1960, 3 mil millones; en 1974, 4 mil millones; en 1987, 5 mil millones; en 1999, 6 mil millones. Hoy (2011) la población está alcanzando los 7 mil millones. Las estimaciones indican, en números redondos, que llegará a los 8 mil millones en 2025, 9 mil millones en 2040 y 10 mil millones en 2060. Al mundo le tomó 123 años alcanzar sus primeros mil millones de habitantes (de mil millones a 2 mil millones), demoró solamente doce para ir de 5 mil millones a 6 mil millones, y el mismo tiempo para pasar de 6 mil millones a 7 mil millones.2 Entonces, ¿todavía existe esperanza para el mundo?
Podríamos continuar enumerando tragedias y estadísticas en varias áreas, por cientos de páginas, pero ya has captado la idea. La gran pregunta es: ¿Existe esperanza para este mundo, con todos sus problemas, y para cada uno de nosotros, con nuestras crisis? Si hay esperanza, ¿dónde se encuentra? ¿Está en la política, en la religión, en la educación, en la ciencia, en la tecnología, en la creatividad...? Creemos que existe esperanza, pero que no se encuentra en esas cosas. Sólo existe una verdadera fuente de esperanza para el mundo, y este libro fue escrito para ayudarte a conocerla.
No sé cómo llegó este libro a tus manos. Tal vez alguien te lo prestó o te lo obsequió, o lo adquiriste en alguna parte. Esto no es lo importante. Lo que sí realmente importa es que el contenido de este libro te resulte atrayente y provechoso. Para ello, léelo con calma hasta el fi nal, y descubrirás en sus páginas un alimento saludable para tu corazón.
Solemos estar tan ocupados con nuestras obligaciones, o tan absorbidos por la carga misma de la vida, que nos cuesta encontrar un momento adecuado para la reflexión espiritual, ¿verdad? Y, sin darnos cuenta, nos puede suceder como a ese conocido político europeo al que le preguntaron si había visto el eclipse de Sol del día anterior. Y su respuesta fue: “Estoy tan ocupado con los problemas de la Tierra que no tengo tiempo para mirar al cielo”. ¡Qué respuesta!...
¿Puede ser que a veces vivamos una vida tan horizontal que no tengamos tiempo para levantar la mirada del alma? ¿Puede ser que una fi losofía terrena y secular de la vida nos robe la capacidad para cultivar los valores superiores del espíritu? Como resultado, ¡cuánta paz y alegría podemos llegar a perder!
Este libro, pequeño como es, nos introduce en el terreno de la fe, la esperanza y el amor, las tres máximas virtudes que dan plenitud y felicidad al corazón. Pero, especialmente, nos pone en contacto con la esperanza, la gran fuerza creativa y sustentadora del alma.
¿Qué es una persona sin esperanza? Es alguien sin sueños, sin ideales, sin porvenir... en quien está enfermo el optimismo, y donde no hay ganas de luchar ni de perseverar en el esfuerzo. Cuando no hay esperanza, la desesperanza ocupa su lugar.
Entonces el espíritu derrotista se apodera de la persona y sobreviene el fracaso...
¿Qué es una persona con esperanza? Es alguien que tiene mente positiva y optimista, que cree en el triunfo del bien sobre el mal... Es quien no desfallece en la lucha, que se levanta cuando cae, que conserva el entusiasmo de vivir y que confía en la dirección divina sobre su vida.
En este mundo sumergido en la desesperanza, ¿todavía existe esperanza? En las páginas de este libro iremos presentando respuestas. Respuestas que te harán disfrutar de un viaje espiritual en compañía del Autor de la verdadera y suprema esperanza.
Los Editores
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Fuente:
* Portal de la División Sudamericana
Dios los bendiga!!!
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