Lección 4 de Infantes
ESCONDIDOS DE DIOS
Textos clave y referencias:
GÉNESIS 3: 1-21;
PATRIARCAS Y PROFETAS, CAP. 3, PP. 31-41.
Versículo para Memorizar:
«El Señor es bueno; su amor es eterno»
(SALMO 100: 5).
Mensaje:
Dios nos ama todo el tiempo, aun cuando hacemos mal.
GÉNESIS 3: 1-21;
PATRIARCAS Y PROFETAS, CAP. 3, PP. 31-41.
Versículo para Memorizar:
«El Señor es bueno; su amor es eterno»
(SALMO 100: 5).
Mensaje:
Dios nos ama todo el tiempo, aun cuando hacemos mal.
¿Alguna vez has hecho algo que te avergüenza? Hace mucho tiempo Adán y Eva hicieron algo así.
A Adán y a Eva les gustaba mucho el hogar que Dios les había hecho en el Jardín del Edén. Cada día aprendían algo nuevo.
Un día Eva se encontró sola en el centro del jardín junto a un hermoso árbol. Ella sabía que había solamente un árbol en el jardín cuyo fruto Dios había dicho que no era para comer.
Repentinamente, escuchó una voz.
—¿Así que Dios dice que no pueden comer de ningún árbol del jardín?
¿Quién era? Eva levantó la vista. Allí en las ramas del árbol vio una hermosa serpiente, ¡que hablaba con ella!
—Podemos comer del fruto de los árboles del jardín —respondió Eva—. Pero del fruto de este árbol no podemos comer o moriremos—añadió.
—No morirán —dijo la serpiente, que realmente era Satanás—. Dios solo está tratando de privarlos de algo que es especial para ustedes. Mira, pruébalo. Realmente es muy bueno.
Eva miró la fruta. Parecía deliciosa. Así que decidió creerle a la serpiente. Ella sabía muy bien que no debía comer, pero tomó la fruta y la comió. Entonces cortó más y le dio algunas a Adán.
Adán también decidió desobedecer a Dios. Rápidamente tomó la fruta y la comió. Repentinamente, se avergonzaron y quisieron cubrirse y esconderse. Cuando desobedecieron a Dios, perdieron sus vestidos de luz, así que juntaron unas hojas de higuera, las cosieron y se cubrieron con ellas. Más tarde ese día, Dios fue a caminar con ellos. Pero cuando escucharon que Dios los llamaba, se escondieron de él.
—Adán —llamó Dios—. ¿Dónde estás?
¡Eva! ¡Adán! ¿Dónde están?
Finalmente Adán contestó:
—Escuché que llamabas, y tuve miedo, así que me escondí.
Dios sabía lo que había pasado.
—¿Comiste del fruto del árbol que te dije que no comieras? —le preguntó. Era difícil admitir ante Dios que le habían desobedecido.
Al principio Adán culpó a Eva, y luego Eva culpó a la serpiente.
Dios estaba muy triste. Les dijo a Adán y a Eva que tendrían que dejar su hermoso hogar en el jardín porque habían desobedecido. Pero Dios todavía los amaba. Él usó pieles de animales para vestirlos. Y les prometió que un día su propio Hijo moriría para redimirlos de sus pecados.
Dios verdaderamente amaba a Adán y Eva. Y te ama a ti y a mí también, aun cuando hacemos algo malo todavía nos ama. Él siempre está listo para perdonarnos si sentimos tristeza por lo que hemos hecho.
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Dios les bendiga!!!
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