Primarios | Lección 12: Palabras para recordar | 2do Trimestre 2024

Lección 12 de Primarios
PALABRAS PARA RECORDAR

Primarios | Lección 12: Palabras para recordar | 2do Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
Deuteronomio 4, 6, 28; Patriarcas y profetas, cap. 42, pp. 439-445.

Versículo para Memorizar:
“Adoren al Señor su Dios... y sírvanle solo a él”
(Deuteronomio 6:13).

Mensaje:
Adoramos a Dios cuando elegimos obedecerle.

¿Te han dicho alguna vez tus padres algo como “No te olvides de sacar la basura”, o “No te olvides de darle la comida al perro”? Te están recordando que debes obedecer. Los israelitas estaban a punto de entrar a la tierra prometida, sin Moisés. ¿Qué mensaje les daría Moisés?

Moisés mira con anhelo más allá del Jordán, hacia la tierra prometida. Está triste porque no podrá entrar allí. Le ruega a Dios que lo deje entrar con su pueblo, pero Dios le dice: –No me hables más de eso. Puedes ver la tierra desde la cima del monte Pisga, pero no entrarás en ella.

Así que Moisés no se lo pide más ni se queja por ello. Acepta la sabiduría y la voluntad de Dios. Pero ahora Moisés piensa en todos los israelitas: “¿Quién los dirigirá si yo ya no voy a estar con ellos? ¿Quién los cuidará?”. Moisés ora a Dios pidiendo que envíe un buen dirigente. Dios escucha la oración de Moisés y le dice que Josué será quien guiará ahora al pueblo. Josué ha estado trabajando al lado de Moisés desde que murió Aarón. Así que Moisés está contento con la elección de Josué.

Pero Dios desea que Moisés haga una cosa más. Han pasado ya muchos años desde que Dios le dio por primera vez a su pueblo los Diez Mandamientos en el Sinaí. La mayoría de las personas adultas que vivían en ese momento eran niños pequeños o todavía no habían nacido cuando Moisés subió al monte Sinaí y Dios le dio los Diez Mandamientos. No sabían entonces lo que estaba pasando. La mayoría de ellos no eran lo suficientemente grandes para saber lo que eso significaba. Así que Dios le dice a Moisés que proclame nuevamente esas leyes. Dios quiere que su pueblo siga esas leyes al establecerse en la tierra prometida.

Así que Moisés reúne al pueblo para esa ocasión. El rostro de Moisés está iluminado por una santa luz. Sus largos cabellos blancos caen sobre sus hombros todavía fuertes. Su mirada clara y sabia contempla a miles de personas que están delante de él. Estas serán sus últimas palabras al pueblo de Israel.

Comienza a hablar con gran emoción. Repite la historia del pueblo de Israel, recordándoles que eran esclavos en Egipto y fueron rescatados por Dios. Les recuerda las grandes maravillas que Dios obró para que pudieran escapar a través del Mar Rojo. Durante todos sus viajes les proveyó alimento y agua y los guió con una nube y una columna de fuego. Les habla de los pecados de sus padres, quienes murmuraron, se quejaron y adoraron ídolos. Les recuerda la razón por la que han tenido que vagar por el desierto durante cuarenta años, antes de poder entrar en Canaán. Moisés también les habla de la gran paciencia y amor de Dios hacia ellos y de su perdón y gracia.

Moisés les dice que las reglas o mandamientos que Dios les dio son más sabias que las reglas de las otras naciones. Ellos deben ser ejemplo de la sabiduría de Dios. Deben cuidar también de las otras naciones. Les habla también de las cosas maravillosas que les esperan en Canaán.

Entonces Moisés les recuerda nuevamente las leyes. Tiene miedo de que las olviden y se aparten de Dios. Así que les recuerda las maravillosas bendiciones que recibirán si obedecen a Dios. Les recuerda también las maldiciones que les vendrán si desobedecen. Les habla de las bendiciones de
riqueza y prosperidad. Dios les ofrece abundancia de alimento, buenos dirigentes y protección contra sus enemigos.

Pero Moisés les habla también de las maldiciones que recibirán si desobedecen. Perderán sus tierras. No tendrán entonces paz ni seguridad. Vivirán llenos de temor y tristeza y también de enfermedades.

Entonces Moisés termina con un canto. Lo puedes leer en Deuteronomio 32. Ese canto habla de la forma maravillosa como Dios les mostró su amor en el pasado, de los acontecimientos futuros y la victoria final, en ocasión de la segunda venida de Cristo. Moisés les dice: —Manden a sus hijos que obedezcan las palabras de esta ley. No son palabras sin importancia, son palabras de vida. Vivan según estas palabras ahora y en los años que han de venir. Le pide a la gente que memorice ese canto y que se lo enseñen a sus hijos. Lo deben recordar siempre. Les va a ayudar a recordar todo lo que Dios hizo por ellos.

Después de esto, Moisés sube al monte Nebo, en la tierra de Moab. Desde allí mira una vez más hacia la tierra prometida. “Así Moisés, el siervo de Dios, murió en la tierra de Moab, tal como el Señor lo había dicho” (Deuteronomio 34:5).

“Pero no permaneció mucho tiempo en la tumba. Cristo mismo, acompañado de los ángeles que enterraron a Moisés, descendió del cielo para llamar al santo que dormía [...]. Moisés salió de la tumba glorificado, y ascendió con su Libertador a la ciudad de Dios” (Patriarcas y profetas, cap. 43, pp. 490-491).

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