Lección de Escuela Sabática de Adultos 3er Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 3er Trimestre 2020, Lección 3er Trimestre 2020,
Lección 10: Para el 5 de septiembre de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:1, 2, 26; Éxodo 18:21–25; 1 Corintios 12:12–25; Hechos 16:11–15, 40; 4:31; 12:12.
Alguien ha dicho: “Hay fuerza en los números”. En cierto sentido, eso es cierto. ¿Alguna vez has notado que estás mucho más motivado para hacer ejercicio si lo haces con un grupo de personas que si tienes que hacer ejercicio solo cada día? Muchas personas se afilian a clubes de salud, gimnasios e instalaciones de ejercicio porque creen que harán más ejercicio y lo disfrutarán mejor si hacen ejercicio con otras personas. De manera similar, Dios nos ha creado para la comunión. Somos seres sociales, y como sucede con el ejercicio también sucede con muchas cosas en la vida: lo hacemos mejor si tenemos un sistema de apoyo social. Esto es especialmente cierto en asuntos espirituales.
En la Biblia, los grupos pequeños se destacan como uno de los métodos de Dios para fortalecer nuestra fe, aumentar nuestro conocimiento de su Palabra, profundizar nuestra vida de oración y capacitarnos para dar testimonio.
GRUPOS PEQUEÑOS: UNA IDEA DE DIOS
Lee Génesis 1:1, 2 y 26; Hebreos 1:1 y 2; y Efesios 3:8 y 9. ¿Cómo revelan estos versículos la unidad de la Deidad?
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo participaron juntos en la Creación. Cada uno tenía tareas diferentes, pero trabajaban juntos en una unión indivisible. El Padre fue el Diseñador maestro, el gran Arquitecto. Él llevó a cabo sus planes a través de Jesús, como el Agente activo en la Creación, al unísono con el poder del Espíritu Santo. Un acto sobrenatural tan poderoso está más allá de nuestra comprensión. Lo que podemos comprender es que Dios mismo ha creado todas las cosas (ver Rom. 1:18-20).
Los grupos pequeños fueron idea de Dios primero. Aunque hay que tener cuidado al usar analogías con respecto a muchos de los aspectos miste-riosos de Dios, usemos uno libremente y digamos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo conformaron el primer “Grupo pequeño” en la historia de la salvación. Participaron juntos en la creación de la raza humana y luego en su redención después de la Caída.
Compara Juan 10:17 y 18 con Romanos 8:11 y 1 Corintios 15:15. ¿Cómo de-muestra la resurrección de Cristo la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el plan de salvación?
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están unidos en un “Grupo pequeño” con el propósito expreso de redimir a la raza humana. “El plan de salvación tuvo su lugar en los consejos asesores del Infinito desde toda la eternidad” (FEC 205). No hay nada más importante para Dios que salvar a tantas per-sonas como sea posible (1 Tim. 2:4; 2 Ped. 3:9). Los Grupos pequeños pueden tener múltiples propósitos que estudiaremos en la lección de esta semana, pero su propósito primordial es enfocarse en ganar a las personas perdidas para Jesús; es decir, al trabajar en Grupos pequeños, podemos ayudarnos no solo a nosotros mismos sino también a los demás. Es decir, el objetivo final de nuestros Grupos pequeños debería ser ganar almas.
■ Reflexiona sobre el misterio de la unidad de nuestro Dios. Es difícil de entender, ¿no es así? Sin embargo, todavía podemos creer y confiar en lo que no entendemos completamente, ¿verdad? ¿Por qué es este un principio tan importante que los cristianos deben seguir cuando se trata de la fe?
LOS GRUPOS PEQUEÑOS EN LAS ESCRITURAS
La Biblia brinda numerosos ejemplos de pequeños grupos que oran, tienen comunión, se animan unos a otros y trabajan para Cristo. Estos brindaron al pueblo de Dios la oportunidad de compartir responsabilidades y utilizar sus variados dones. Es decir, los grupos pequeños pueden proveer la oportunidad para que el Señor nos use a cada uno más plenamente.
Lee Éxodo 18:21 al 25. ¿Qué consejo providencial le dio el suegro de Moi-sés, Jetro, que fue significativamente decisivo para Moisés? ¿Por qué era este plan tan vitalmente importante?
Cada individuo en el campamento de Israel se convirtió en parte de un grupo de diez, dirigido por un líder piadoso. Estos grupos pequeños eran un lugar para resolver problemas, pero también eran mucho más: eran lu-gares de comunión donde se podían prevenir problemas y cultivar la vida espiritual. En grupos como estos, las personas podían formar relaciones estrechas y afectuosas que podrían ayudar a todos los involucrados a re-solver los problemas que enfrentaban. Sin dudas, en aquel entonces, al igual que ahora, las personas luchaban con problemas con los que otros podían ayudar. Los grupos pequeños brindan oportunidades para el compañerismo cálido y afectuoso, el crecimiento espiritual y la resolución de problemas.
Es fascinante que los especialistas en grupos pequeños nos digan que el tamaño ideal para la interacción grupal es entre seis y doce personas. Este es el tamaño exacto que Moisés y Jesús emplearon para formar sus grupos.
Lee Lucas 6:12 y 13; Mateo 10:1; y Marcos 3:13 al 15. ¿Cuál fue el doble propósito de Jesús al llamar a los discípulos y seleccionarlos para formar parte de su grupo pequeño?
El propósito de Jesús al llamar a los discípulos era prepararlos tanto espiritualmente como en forma práctica para su misión en el mundo. En comunión con él, crecerían en gracia. En el contexto de sus reuniones de grupo pequeño, aprenderían a ministrar de manera más efectiva. Día a día, mientras observaban a Jesús atender las necesidades de las personas a su alrededor, aprenderían observando cómo usar sus dones. El propósito del grupo pequeño de Jesús era tanto la educación espiritual como la misión.
■ Piensa en un momento en que estuviste involucrado con un Grupo pequeño de personas, independientemente de las circunstancias, que se preocuparon por los demás y que trabajaban por un objetivo común. ¿Qué aprendiste que podría ayu-darte a comprender el valor de los Grupos pequeños en el contexto de nuestra fe?
ORGANIZADOS PARA SERVIR
Lee 1 Corintios 12:12 al 25. ¿Cómo proporciona el cuerpo humano una excelente ilustración sobre trabajar juntos armoniosamente en grupos pequeños?
Pablo no solo revela la importancia de los dones espirituales en la vida de la iglesia, sino también sugiere un modelo de cómo se pueden organizar. Él aborda los dones espirituales en el contexto del cuerpo de Cristo y cómo puede funcionar.
Un estudio de anatomía y fisiología revela que los órganos del cuerpo están organizados en diferentes sistemas interrelacionados. Por ejemplo, los sistemas digestivo, cardiovascular, respiratorio y óseo son solo algunos de los complejos sistemas de órganos del cuerpo. Los dones espirituales son como las diferentes partes del cuerpo. Funcionan mejor cuando se organizan en sistemas o grupos; de hecho, en la mayoría de los casos no pueden funcionar solos. Nuestros cuerpos no son solo una masa de órganos separados que se desplazan libremente en cualquier cosa que hagan. Cada función corporal está organizada en un sistema muy unido que trabaja en conjunto hacia un objetivo común.
Todo esto nos dice algo sobre el entorno en el que podemos usar mejor nuestros dones espirituales. Es muy fácil desanimarse cuando trabajamos solos, pero cuando formamos parte de un grupo pequeño con personas de intereses y objetivos similares, descubrimos que nuestros esfuerzos pueden enfocarse mucho mejor y magnificarse mucho.
Los Grupos pequeños brindan el mejor ambiente para ejercer nuestros dones espirituales y pueden convertirse en el corazón del ministerio misio-nero de una congregación local.
Elena de White subraya el valor de los grupos pequeños en estas pala-bras: “La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presentada por Uno que no puede errar. Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros. Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás” (TI 7:24).
El ministerio de Grupos pequeños es ordenado por Dios para permitir que cada miembro de la iglesia crezca espiritualmente, experimente un compañerismo cálido y utilice los dones que Dios le dio en el servicio.
■ Reflexiona sobre la declaración anterior de Elena de White. Analízala frase por frase. ¿Cómo se puede implementar este consejo divino en tu iglesia?
GRUPOS PEQUEÑOS DEL NUEVO TESTAMENTO
La iglesia del Nuevo Testamento explotó en crecimiento. En unos pocos años, pasó de ser un pequeño grupo de creyentes a decenas de miles de fieles. Hubo muchos factores que contribuyeron a esta afluencia de creyentes y a este fenómeno de rápido crecimiento. El ministerio de Jesús sembró la se-milla del evangelio y preparó a las multitudes para aceptar la predicación de los discípulos. Después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió poderosamente el día de Pentecostés sobre los discípulos unidos en oración ferviente. Uno de los factores contribuyentes para el rápido crecimiento de la iglesia del Nuevo Testamento fue su estructura organizativa de grupos pequeños. Los grupos pequeños fueron determinantes.
Lee Hechos 18:1 al 5 y 20:1 al 4. ¿Por qué crees que Lucas enumeró algu-nos de los nombres de aquellos con quienes Pablo trabajó estrechamente?
Es fascinante notar que Lucas menciona algunos de los nombres de aquellos con quienes trabajó Pablo. Para él, cada uno era importante. Los conocía por nombre. Se apoyaron mutuamente en su ministerio misionero. Aunque el número de nombres que mencionó fue pequeño, eso ayuda a demostrar el punto sobre la importancia de trabajar estrechamente unos con otros, incluso en pequeños números.
Cada una de estas personas seguramente tenía dones que eran diferentes de los que otros poseían. Provenían de diferentes orígenes y culturas. Sus formas de ver las cosas no siempre eran las mismas, pero cada una tenía una valiosa contribución que hacer a la causa de Cristo. Sus diversidades de dones, antecedentes y experiencias contribuyeron al crecimiento de la iglesia. Cada uno contribuyó a la misión de Cristo desde la riqueza de sus propios antecedentes y experiencia personal con Jesús.
Compara Hechos 16:11 al 15 y 40; y 12:11 y 12. ¿Qué invitación le extendió Lidia a Pablo inmediatamente después de su conversión? ¿A dónde fueron Pablo y Pedro después de ser liberados de la prisión?
■ ¿Has pensado en comenzar un Grupo pequeño en tu hogar o unirte a un amigo para comenzar un Grupo pequeño en el hogar de esa persona? Si ya formas parte de un Grupo pequeño, piensa en lo que puedes compartir con tu clase de la Escuela Sabática esta semana sobre sus beneficios.
DINÁMICAS DE LOS GRUPOS PEQUEÑOS
Los Grupos pequeños son un vehículo que Dios usa para hacer crecer a su iglesia. Son “refugios seguros” para que las personas expresen sus problemas y discutan preocupaciones mutuas. Brindan oportunidades para el crecimiento espiritual en el contexto de las relaciones afectuosas. Inicialmente, muchos no cristianos se sentirán más cómodos participando en una reunión de Grupo pequeño en un hogar que asistiendo a un servicio tradicional de la iglesia por primera vez.
Lee Hechos 4:31; 12:12; 20:17 al 19 y 27 al 32. Enumera los diferentes ele-mentos en estos grupos del Nuevo Testamento. ¿En qué actividades parti-ciparon estos grupos?
Los primeros cristianos se reunían para interceder por los demás, orar por preocupaciones mutuas, compartir una cálida comunión, estudiar la Pa-labra de Dios, capacitarse para el servicio, ayudar a protegerse mutuamente contra los falsos maestros y participar juntos en actividades misioneras.
Los grupos pequeños marcan la diferencia. Las personas que unen sus dones en el servicio, las personas que se centran en el poder del Espíritu Santo para la misión, son un arma poderosa en las manos del Señor.
Lee Mateo 9:37 y 38. ¿Qué dice Jesús acerca de la cosecha, y cuál es su solución al problema?
Los discípulos solo vieron débiles posibilidades para el progreso del evan-gelio, pero Jesús vio grandes oportunidades. Compartió la buena noticia con ellos de que “la cosecha es abundante”, y luego señaló el problema: “Son pocos los obreros” (Mat. 9:37, NVI). La solución de Cristo fue orar “al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” (9:38, NVI). Los Grupos pequeños son una respuesta a la oración de Cristo y aumentan exponencialmente el número de trabajadores para la cosecha de Cristo.
El interés principal de todos los Grupos pequeños efectivos es el testi-monio y el servicio. El ministerio en Grupos pequeños pronto se extinguirá si su enfoque es interno y no externo. Si el Grupo pequeño se vuelve egoísta y poco más que un grupo de conversación, fracasará en su propósito y perderá la razón vital de su existencia. Los Grupos pequeños existen para guiar a las personas a Jesús, nutrir su fe en él y capacitarlas para dar testimonio de Jesús.
■ ¿Es posible que Dios te esté llamando a comenzar un Grupo pequeño en tu hogar? ¿Por qué no comenzar a orar por lo que Dios puede estar impresionándote? Pue-des estar al borde del momento más gratificante de tu vida espiritual.
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Hace algunos años, una pequeña iglesia europea, en las afueras de una de las principales ciudades del continente, decidió que tenía que hacer algo importante para el Señor. La iglesia estaba estancada. Nadie había sido bautizado por años. Si la tendencia actual continuaba, la iglesia tenía poco futuro. El pastor y la junta de iglesia oraron fervientemente y consideraron cuidadosamente lo que podrían hacer.
Mientras estudiaban el Nuevo Testamento, decidieron establecer un ministerio de Grupos pequeños. Nueve laicos en la congregación captaron la visión. Se comprometieron a orar juntos y estudiar cómo establecer su mi-nisterio de Grupos pequeños de manera efectiva. Pronto decidieron hacer de cada uno de sus hogares un centro evangelizador. Los Grupos aprendieron a ejercer sus dones de varias maneras. Lanzaron ministerios de oración y hospitalidad. Desarrollaron amistades en la comunidad. Se acercaron en actos de bondad a su familia, amigos y exadventistas. Los líderes de Grupos pequeños comenzaron estudios bíblicos en 9 hogares, con 40 invitados. Es-taban asombrados de lo que estaba haciendo el Espíritu Santo. Finalmente, 17 de los 40 fueron bautizados.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En clase, discute más a fondo los elementos esenciales en cada Gru-po pequeño como se describe en la lección del jueves. ¿En qué otro tipo de actividades podría participar un Grupo pequeño? ¿Cuáles son las formas en que un Grupo pequeño podría ayudar a quienes tienen dones especiales a poder usar esos dones como nunca antes?
2. ¿Por qué es tan importante que los Grupos pequeños mantengan un enfoque externo de misión? Es decir, por mucho que un Gru-po pueda ayudar a nutrir y apoyar a sus miembros, ¿por qué debe mantenerse siempre centrado en su propósito de difundir el evan-gelio? ¿Por qué, también, un Grupo pequeño siempre debe mante-nerse conectado con el cuerpo de la iglesia local? ¿Por qué es eso tan importante?
3. ¿Alguna vez has sido parte o has oído hablar de Grupos pequeños que no funcionaron de manera efectiva y finalmente se extinguieron? Comenta las razones por las cuales crees que esto podría suceder.
4. Piensa en la historia anterior, sobre lo que sucedió en Europa con el ministerio en Grupos pequeños. ¿Por qué crees que funcionó tan bien? ¿Qué hicieron que fue, en muchos sentidos, tan simple y tan efectivo? ¿Por qué, también, trabajar desde el entorno “más seguro” de los hogares, en lugar de un edificio de iglesia, podría ser una forma efectiva de iniciar una evangelización al vecindario o comunidad?
Dios lo bendiga!!!
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Génesis 1:1-3.
Enfoque del estudio: 1 Corintios 12:12-25; Hechos 2:41-47; 6:3-7; 12:5, 12-18; 16:9, 10; 16:14, 15.
Parte I: RESEÑA
En algunas partes del mundo, los grupos pequeños forman la base de la educación espiritual y el alcance de la iglesia. En otras partes del mundo, hay pocos –si alguno– grupos pequeños en las congregaciones locales. Los grupos pequeños se describen a lo largo de las Escrituras en una variedad de formas. Aunque se detallan en Éxodo como parte del plan organizativo de Moisés para Israel, son un eje principal del testimonio del Nuevo Testamento tanto en el ministerio de Jesús como en la iglesia del primer siglo.
Los grupos pequeños cumplen múltiples funciones, y no todos están organizados de la misma manera. Hay una variedad de tipos de grupos. Algunos son principalmente grupos de crianza que enfatizan la oración y el estudio de la Biblia. Otros grupos están más enfocados en el testimonio y la divulgación, y aun otros brindan comunión cristiana y resolución de problemas. La característica más común en las Escrituras es que los grupos pequeños combinan oración, estudio de la Biblia, compañerismo y testimonio. Los pequeños grupos exitosos que son sostenibles deben tener estos cuatro elementos.
Los grupos pequeños que no logran concentrarse en la misión a menudo no sobreviven por mucho tiempo. Los grupos pequeños con solo un enfoque misionero y poca o ninguna oración, estudio bíblico y compañerismo a menudo “agotan” a sus miembros en una actividad incesante. En la lección de esta semana, analizaremos brevemente los grupos pequeños del Antiguo Testamento, pero pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo examinando cuidadosamente el ministerio de grupos pequeños de Jesús, y los pequeños grupos dinámicos y multifacéticos en el libro de los Hechos.
Parte II: COMENTARIO
El primer versículo de la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1) usa la palabra plural para Dios. Es el sustantivo hebreo “Elohim”. A lo largo de la historia cristiana, los estudiosos han visto en este versículo el concepto de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este concepto es aún más claro en Génesis 1:26. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (1:26). Aquí el nombre plural de Dios se combina con el verbo en plural “hagamos” y el adjetivo posesivo plural “nuestra”, para indicar una vez más la pluralidad de la Deidad. Génesis 1, combinado con la revelación adicional de la Escritura, proporciona evidencia sólida como una roca de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, como tres personas eternas distintivas, coexistieron en un grupo pequeño de unidad indivisible y trabajaron juntos en diferentes roles para crear este mundo y el cosmos. (Ver Gén. 1:1; Efe. 3:9; Heb. 1:1-3; Col. 1:13-17.)
La Biblia enseña que Dios no existe en soledad; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo existieron juntos desde toda la eternidad, en comunión íntima y abundante amor mutuo. El amor reflejado en la relación de los miembros de la Trinidad y su cooperación juntos en la Creación y la Redención son un ejemplo para todos los grupos pequeños de hoy.
Vemos esta verdad modelada en el Nuevo Testamento, especialmente en el ministerio de Jesús y sus discípulos. Lucas 6:13 registra que Jesús selecciona a los doce discípulos de entre sus muchos seguidores. Antes de su selección, “pasó la noche orando a Dios” (Luc. 6:12). Cuando el Espíritu Santo lo dirigió, eligió doce discípulos para formar parte de su grupo pequeño. Dentro de ese grupo pequeño, su círculo íntimo de Pedro, Santiago y Juan tuvo el contacto más cercano con él. Jesús oró con y por sus discípulos. Él compartió la Palabra de Dios con ellos. A menudo comían juntos, desarrollaban lazos de comunión duraderos, compartían la vida de los demás y participaban juntos en la misión de Cristo.
Aunque eran hombres de orígenes variados, personalidades diferentes, temperamentos muy diversos y entendimientos diversos, Jesús pudo reunirlos después de la resurrección con el objetivo decidido de alcanzar al mundo para Cristo. Juntos eran más fuertes que si estuvieran separados. En la unidad hay fortaleza, y en la división hay debilidad. Cuando los miembros de la iglesia se organizan en grupos pequeños, unidos en una misión en la que cada componente comprende su papel en el cuerpo de Cristo, la iglesia dará un poderoso testimonio al mundo.
Consideremos algunos ejemplos del ministerio de grupos pequeños en el libro de los Hechos. Hechos 2 registra que hubo tres mil personas bautizadas el día de Pentecostés. ¿Cómo se nutrieron estos primeros cristianos después de su conversión? ¿Qué mantuvo fuerte a la iglesia cristiana? El registro dice: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hech. 2:42). Este pasaje es extremadamente instructivo. Los nuevos conversos se nutrían en pequeños grupos a través de la oración, el compañerismo social y la renovación de su fe a través del estudio de la Biblia. Su vida estaba llena de “alegría” y “alabanzas”. La comunidad que los rodeaba fue conmovida por el testimonio de sus palabras y el ejemplo de su vida. Este testimonio fue tan poderoso que “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hech. 2:47). Una iglesia unida, organizada para el servicio, es testigo poderoso en la comunidad.
En 1 Corintios 12, el apóstol Pablo usa las imágenes del cuerpo de Cristo para describir la estructura organizativa de la iglesia. Cada miembro tiene una valiosa contribución para hacer en el cuerpo. Cuando pensamos en el cuerpo humano, reconocemos que los diferentes miembros o partes del cuerpo están organizados en sistemas. Cada componente del cuerpo no funciona de manera independiente. El cuerpo humano está compuesto por once sistemas vitales para el funcionamiento efectivo de todo el organismo. Algunos ejemplos son el sistema digestivo, el sistema circulatorio, el sistema nervioso y el sistema respiratorio.
Imagina el sistema respiratorio como un grupo pequeño con diferentes miembros, incluida la nariz, la boca, la laringe, la tráquea y los bronquios, que proporcionan oxígeno a las células. El sistema respiratorio da vida a través de sus conductos de aire a todo el cuerpo. ¿Comienzas a entender ahora por qué el Espíritu Santo impresionó al apóstol Pablo para usar el cuerpo como una ilustración de la iglesia?
Él declara: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Cor. 12:27). Los miembros, organizados en grupos pequeños, cada uno contribuyendo con sus dones individuales al conjunto, crean un ambiente saludable para que cada miembro crezca espiritualmente y para que la iglesia crezca numéricamente. Cuando piensas en el cuerpo humano, cada miembro tiene una función. No hay espectadores ociosos; cada miembro del cuerpo tiene un papel que desempeñar. Primera de Corintios 12:20 al 22 deja este punto enfáticamente claro: “Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”.
Cada miembro de la iglesia es de vital importancia. Cada uno ha sido dotado para el servicio dentro del cuerpo. Los grupos pequeños se convierten en el vehículo que Dios usa para direccionar el testimonio de cada miembro para el bien de todo el cuerpo. Estos grupos interrelacionados, con diferentes roles y responsabilidades, proporcionan la base de una iglesia saludable. La participación en un grupo pequeño fomenta el compromiso cristiano, la responsabilidad y la rendición de cuentas. El cristianismo no es una experiencia solitaria; somos cristianos en la comunidad, contribuyendo mediante el uso de nuestros dones en y para la comunidad.
Aquí hay algunos ejemplos prácticos en el libro de los Hechos. En Hechos 6, surge un problema dentro de la iglesia con respecto a la alimentación de las viudas pobres. Hubo una “murmuración” de que las viudas de habla griega estaban siendo descuidadas en la distribución diaria de alimentos. Este problema podía llegar a ser tan divisivo que se corría el riesgo de disgregar a la iglesia. ¿Cómo se resolvió el problema? Se estableció un pequeño grupo llamado diáconos para reunirse, buscar el bien del cuerpo y encontrar una solución. Como resultado de la dotación unificada de estos hombres piadosos, el problema se resolvió. Aquí hay otro ejemplo de la efectividad de los grupos pequeños en el libro de Hechos. En Hechos 12, Pedro fue encarcelado por Herodes. Parecía que el destino del apóstol estaba sellado. La iglesia formó un grupo pequeño de oración en un hogar. Los miembros buscaron fervientemente a Dios. Milagrosamente, Pedro fue liberado. Los grupos pequeños de creyentes comprometidos que oran marcan una diferencia eterna.
En Hechos 16, el apóstol Pablo organizó un equipo misionero médico-evangélico, incluido el joven protegido de Lucas y Pablo, Timoteo, para evangelizar a Grecia. Las iglesias establecidas en Filipos, Tesalónica y Corinto dan testimonio de la efectividad de su trabajo. Aquí hay tres tipos de grupos pequeños: el grupo de Hechos 6, que trabajó principalmente dentro de la iglesia; el grupo de oración de Hechos 12; y el grupo de evangelización de Hechos 16.
Una de las cosas en las que debemos ser extremadamente cuidadosos en la organización de grupos pequeños es pensar que cada grupo debe ser igual. En el Nuevo Testamento, había diferentes grupos, que satisfacían diferentes necesidades, desempeñaban diferentes ministerios, para el bien del conjunto.
Cada grupo estaba implicado en la oración, el compañerismo, el estudio de la Palabra y el servicio. Pero las formas, la estructura y el ministerio del grupo variaban, según los dones de los miembros. Algunos grupos eran predominantemente de cuidado interno, que ministraban dentro del cuerpo de Cristo, mientras que otros grupos eran predominantemente misioneros, que se enfocaban en ganar a las personas perdidas para Cristo.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Además de nuestro testimonio individual por Cristo, los grupos pequeños brindan una oportunidad para que los dones combinados de cada uno se utilicen a su máxima capacidad. No todos están llamados a hacer lo mismo, pero todos están llamados a usar los dones que Dios les ha dado. Los grupos pequeños son una forma emocionante de involucrarse en la vida de la iglesia. Estos son algunos de los diversos tipos de grupos pequeños para compartir con tu clase:
1. Unidades de Acción de la Escuela Sabática : Las clases de la Escuela Sabática para adultos se reúnen para orar juntas, tener comunión, compartir una comida, estudiar la Palabra y planificar actividades misioneras. En algunas partes del mundo, estas unidades de acción de la Escuela Sabática son la base misma para el crecimiento de la iglesia.
2. Grupos de ministerio : Pequeños grupos de seis a doce miembros de la iglesia con dones e intereses similares se unen para cumplir una tarea o ministerio específico. Un ejemplo podría ser un ministerio de la salud que realiza cursos de cocina, seminarios de manejo del estrés, seminarios de estilo de vida, etc. Otros ejemplos podrían ser el ministerio de vida familiar, ministerio juvenil, ministerio de estudio bíblico o ministerio de literatura, en el cual el Espíritu Santo guía a los miembros con intereses similares a formar un grupo pequeño a fin de usar sus dones para alcanzar a la comunidad.
3. Grupos de fortalecimiento : Estos son grupos pequeños de entre seis y doce miembros de la iglesia cuyo propósito principal es cuidar y fortalecer la fe de los miembros. Estos grupos a menudo se reúnen en hogares durante un período de entre tres y seis meses para compartir las alegrías y las penas, las luchas y los triunfos de los demás mientras oran, comparten, estudian la Palabra y confraternizan.
Aquí hay tres posibilidades prácticas para que te involucres más activamente por Cristo:
En la iglesia cristiana del Nuevo Testamento, no había espectadores. Así que, vamos a involucrarnos. Creceremos en Cristo, y otros serán bendecidos, a medida que usemos nuestros dones para el servicio en el contexto de un grupo pequeño.
Dios lo bendiga!!!
UNA FORMA APASIONANTE DE PARTICIPAR
Sábado 29 de agosto
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:1, 2, 26; Éxodo 18:21–25; 1 Corintios 12:12–25; Hechos 16:11–15, 40; 4:31; 12:12.
PARA MEMORIZAR:
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mat. 9:37, 38).
Alguien ha dicho: “Hay fuerza en los números”. En cierto sentido, eso es cierto. ¿Alguna vez has notado que estás mucho más motivado para hacer ejercicio si lo haces con un grupo de personas que si tienes que hacer ejercicio solo cada día? Muchas personas se afilian a clubes de salud, gimnasios e instalaciones de ejercicio porque creen que harán más ejercicio y lo disfrutarán mejor si hacen ejercicio con otras personas. De manera similar, Dios nos ha creado para la comunión. Somos seres sociales, y como sucede con el ejercicio también sucede con muchas cosas en la vida: lo hacemos mejor si tenemos un sistema de apoyo social. Esto es especialmente cierto en asuntos espirituales.
En la Biblia, los grupos pequeños se destacan como uno de los métodos de Dios para fortalecer nuestra fe, aumentar nuestro conocimiento de su Palabra, profundizar nuestra vida de oración y capacitarnos para dar testimonio.
Notas EGW
Sábado
Hay una gran obra que hacer, y la viña del Señor necesita obreros. Deben entrar misioneros en los campos antes que estén obligados a cesar de trabajar. Hay ahora puertas abiertas por todos lados; los estudiantes no pueden aguardar hasta terminar largos años de preparación; porque los que nos restan no son muchos, y necesitamos trabajar mientras dura el día…
Entiéndase que con estas palabras no digo nada que signifique despreciar la educación, sino que hablo para amonestar a los que están en peligro de llevar a extremos ilícitos lo que es lícito, y de dar demasiada importancia a la educación humana. Insistid más bien en el desarrollo de una experiencia cristiana, porque sin esta la educación del estudiante no tendrá valor (Consejos para los maestros, p. 400).
Como pueblo no estamos suficientemente despiertos ante el corto tiempo en el cual nos toca trabajar, y no entendemos la magnitud de la obra para este tiempo. La noche pronto viene, en la cual nadie puede obrar. Dios llama a hombres y mujeres que tengan las cualidades necesarias —consagración a la voluntad divina y fervor en el estudio de las Escrituras—, para hacer su obra especial en estos últimos días. Él llama ahora a hombres que puedan trabajar. A medida que se empeñan en la tarea con sinceridad y humildad para hacer todo lo que puedan, obtendrán una experiencia más completa. Tendrán un conocimiento mejor de la verdad y de los métodos para alcanzar a las almas y ayudarlas, precisamente cuando necesitan ser ayudadas. Se necesitan obreros ahora, ahora mismo, para trabajar por Dios. Los campos ya están blancos para la siega, y sin embargo los obreros son pocos (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 234).
Lejos y cerca, no solo entre los jóvenes sino entre los de cualquier edad, hay almas sumidas en la pobreza, la angustia y el pecado, abrumadas por un sentimiento de culpabilidad. Es obra de los siervos de Dios buscar estas almas, orar con ellas y por ellas, y conducirlas paso a paso al Salvador.
Pero los que no reconocen los requerimientos de Dios no son los únicos que viven angustiados y necesitados de ayuda. En el mundo actual, donde predominan el egoísmo, la codicia y la opresión; muchos de los verdaderos hijos de Dios sufren necesidades y aflicción. En lugares humildes y miserables rodeados de pobreza, enfermedad y culpabilidad, incontables son los que soportan pacientemente su carga de dolor y tratan de consolar a los desesperados y pecadores que los rodean. Muchos de ellos son casi desconocidos para las iglesias y los ministros; pero son luces del Señor que resplandecen en medio de las tinieblas. El Señor los cuida en forma especial e invita a su pueblo a ayudarlos a aliviar sus necesidades. Dondequiera que haya una iglesia, debe buscarse con atención especial esta clase de personas y atenderla (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 257).
Sábado
Hay una gran obra que hacer, y la viña del Señor necesita obreros. Deben entrar misioneros en los campos antes que estén obligados a cesar de trabajar. Hay ahora puertas abiertas por todos lados; los estudiantes no pueden aguardar hasta terminar largos años de preparación; porque los que nos restan no son muchos, y necesitamos trabajar mientras dura el día…
Entiéndase que con estas palabras no digo nada que signifique despreciar la educación, sino que hablo para amonestar a los que están en peligro de llevar a extremos ilícitos lo que es lícito, y de dar demasiada importancia a la educación humana. Insistid más bien en el desarrollo de una experiencia cristiana, porque sin esta la educación del estudiante no tendrá valor (Consejos para los maestros, p. 400).
Como pueblo no estamos suficientemente despiertos ante el corto tiempo en el cual nos toca trabajar, y no entendemos la magnitud de la obra para este tiempo. La noche pronto viene, en la cual nadie puede obrar. Dios llama a hombres y mujeres que tengan las cualidades necesarias —consagración a la voluntad divina y fervor en el estudio de las Escrituras—, para hacer su obra especial en estos últimos días. Él llama ahora a hombres que puedan trabajar. A medida que se empeñan en la tarea con sinceridad y humildad para hacer todo lo que puedan, obtendrán una experiencia más completa. Tendrán un conocimiento mejor de la verdad y de los métodos para alcanzar a las almas y ayudarlas, precisamente cuando necesitan ser ayudadas. Se necesitan obreros ahora, ahora mismo, para trabajar por Dios. Los campos ya están blancos para la siega, y sin embargo los obreros son pocos (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 234).
Lejos y cerca, no solo entre los jóvenes sino entre los de cualquier edad, hay almas sumidas en la pobreza, la angustia y el pecado, abrumadas por un sentimiento de culpabilidad. Es obra de los siervos de Dios buscar estas almas, orar con ellas y por ellas, y conducirlas paso a paso al Salvador.
Pero los que no reconocen los requerimientos de Dios no son los únicos que viven angustiados y necesitados de ayuda. En el mundo actual, donde predominan el egoísmo, la codicia y la opresión; muchos de los verdaderos hijos de Dios sufren necesidades y aflicción. En lugares humildes y miserables rodeados de pobreza, enfermedad y culpabilidad, incontables son los que soportan pacientemente su carga de dolor y tratan de consolar a los desesperados y pecadores que los rodean. Muchos de ellos son casi desconocidos para las iglesias y los ministros; pero son luces del Señor que resplandecen en medio de las tinieblas. El Señor los cuida en forma especial e invita a su pueblo a ayudarlos a aliviar sus necesidades. Dondequiera que haya una iglesia, debe buscarse con atención especial esta clase de personas y atenderla (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 257).
Domingo 30 de agosto
GRUPOS PEQUEÑOS: UNA IDEA DE DIOS
Lee Génesis 1:1, 2 y 26; Hebreos 1:1 y 2; y Efesios 3:8 y 9. ¿Cómo revelan estos versículos la unidad de la Deidad?
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo participaron juntos en la Creación. Cada uno tenía tareas diferentes, pero trabajaban juntos en una unión indivisible. El Padre fue el Diseñador maestro, el gran Arquitecto. Él llevó a cabo sus planes a través de Jesús, como el Agente activo en la Creación, al unísono con el poder del Espíritu Santo. Un acto sobrenatural tan poderoso está más allá de nuestra comprensión. Lo que podemos comprender es que Dios mismo ha creado todas las cosas (ver Rom. 1:18-20).
Los grupos pequeños fueron idea de Dios primero. Aunque hay que tener cuidado al usar analogías con respecto a muchos de los aspectos miste-riosos de Dios, usemos uno libremente y digamos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo conformaron el primer “Grupo pequeño” en la historia de la salvación. Participaron juntos en la creación de la raza humana y luego en su redención después de la Caída.
Compara Juan 10:17 y 18 con Romanos 8:11 y 1 Corintios 15:15. ¿Cómo de-muestra la resurrección de Cristo la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el plan de salvación?
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están unidos en un “Grupo pequeño” con el propósito expreso de redimir a la raza humana. “El plan de salvación tuvo su lugar en los consejos asesores del Infinito desde toda la eternidad” (FEC 205). No hay nada más importante para Dios que salvar a tantas per-sonas como sea posible (1 Tim. 2:4; 2 Ped. 3:9). Los Grupos pequeños pueden tener múltiples propósitos que estudiaremos en la lección de esta semana, pero su propósito primordial es enfocarse en ganar a las personas perdidas para Jesús; es decir, al trabajar en Grupos pequeños, podemos ayudarnos no solo a nosotros mismos sino también a los demás. Es decir, el objetivo final de nuestros Grupos pequeños debería ser ganar almas.
■ Reflexiona sobre el misterio de la unidad de nuestro Dios. Es difícil de entender, ¿no es así? Sin embargo, todavía podemos creer y confiar en lo que no entendemos completamente, ¿verdad? ¿Por qué es este un principio tan importante que los cristianos deben seguir cuando se trata de la fe?
Notas EGW
Domingo
El Hijo es toda plenitud de la Divinidad manifestada. La Palabra de Dios declara que él es “la imagen misma de su sustancia”. Hebreos 1:3. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Aquí se muestra la personalidad del Padre.
El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo (El evangelismo, p. 446).
El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia (El Deseado de todas las gentes, p. 625).
Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el mismo portal de su vida cristiana, declaran públicamente que han aceptado la invitación: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. 2 Corintios 6:17, 18; 7:1…
Los que reciben la impronta de Dios por el bautismo presten atención a estas palabras, recordando que Dios ha puesto su firma sobre ellos declarando que son sus hijos y sus hijas. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, poderes infinitos y omnisapientes, reciben a los que entran verdaderamente en una relación de pacto con Dios. Están presentes en cada bautismo para recibir a los candidatos que han renunciado al mundo y han recibido a Cristo en el templo del alma. Esos candidatos han entrado en la familia de Dios y sus nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero (God’s Amazing Grace, p. 143; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 143).
Domingo
El Hijo es toda plenitud de la Divinidad manifestada. La Palabra de Dios declara que él es “la imagen misma de su sustancia”. Hebreos 1:3. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Aquí se muestra la personalidad del Padre.
El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes —el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo— son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo (El evangelismo, p. 446).
El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia (El Deseado de todas las gentes, p. 625).
Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el mismo portal de su vida cristiana, declaran públicamente que han aceptado la invitación: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. 2 Corintios 6:17, 18; 7:1…
Los que reciben la impronta de Dios por el bautismo presten atención a estas palabras, recordando que Dios ha puesto su firma sobre ellos declarando que son sus hijos y sus hijas. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, poderes infinitos y omnisapientes, reciben a los que entran verdaderamente en una relación de pacto con Dios. Están presentes en cada bautismo para recibir a los candidatos que han renunciado al mundo y han recibido a Cristo en el templo del alma. Esos candidatos han entrado en la familia de Dios y sus nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero (God’s Amazing Grace, p. 143; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 143).
Lunes 31 de agosto
LOS GRUPOS PEQUEÑOS EN LAS ESCRITURAS
La Biblia brinda numerosos ejemplos de pequeños grupos que oran, tienen comunión, se animan unos a otros y trabajan para Cristo. Estos brindaron al pueblo de Dios la oportunidad de compartir responsabilidades y utilizar sus variados dones. Es decir, los grupos pequeños pueden proveer la oportunidad para que el Señor nos use a cada uno más plenamente.
Lee Éxodo 18:21 al 25. ¿Qué consejo providencial le dio el suegro de Moi-sés, Jetro, que fue significativamente decisivo para Moisés? ¿Por qué era este plan tan vitalmente importante?
Cada individuo en el campamento de Israel se convirtió en parte de un grupo de diez, dirigido por un líder piadoso. Estos grupos pequeños eran un lugar para resolver problemas, pero también eran mucho más: eran lu-gares de comunión donde se podían prevenir problemas y cultivar la vida espiritual. En grupos como estos, las personas podían formar relaciones estrechas y afectuosas que podrían ayudar a todos los involucrados a re-solver los problemas que enfrentaban. Sin dudas, en aquel entonces, al igual que ahora, las personas luchaban con problemas con los que otros podían ayudar. Los grupos pequeños brindan oportunidades para el compañerismo cálido y afectuoso, el crecimiento espiritual y la resolución de problemas.
Es fascinante que los especialistas en grupos pequeños nos digan que el tamaño ideal para la interacción grupal es entre seis y doce personas. Este es el tamaño exacto que Moisés y Jesús emplearon para formar sus grupos.
Lee Lucas 6:12 y 13; Mateo 10:1; y Marcos 3:13 al 15. ¿Cuál fue el doble propósito de Jesús al llamar a los discípulos y seleccionarlos para formar parte de su grupo pequeño?
El propósito de Jesús al llamar a los discípulos era prepararlos tanto espiritualmente como en forma práctica para su misión en el mundo. En comunión con él, crecerían en gracia. En el contexto de sus reuniones de grupo pequeño, aprenderían a ministrar de manera más efectiva. Día a día, mientras observaban a Jesús atender las necesidades de las personas a su alrededor, aprenderían observando cómo usar sus dones. El propósito del grupo pequeño de Jesús era tanto la educación espiritual como la misión.
■ Piensa en un momento en que estuviste involucrado con un Grupo pequeño de personas, independientemente de las circunstancias, que se preocuparon por los demás y que trabajaban por un objetivo común. ¿Qué aprendiste que podría ayu-darte a comprender el valor de los Grupos pequeños en el contexto de nuestra fe?
Notas EGW
Lunes
Dios dio a Moisés instrucciones especiales para el manejo de su obra. Le ordenó que se relacionara con hombres para que fueran sus consejeros, para que sus responsabilidades pudieran ser aliviadas. Por medio de Jetro recibió el siguiente mensaje: “Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Además, escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo…
Este consejo es para nosotros. Debe ser escuchado (Testimonios para los ministros, pp. 340, 341).
El orden mantenido en la primitiva iglesia cristiana, la habilitó para seguir firmemente adelante como disciplinado ejército revestido de la armadura de Dios. Aunque las compañías o grupos de fieles estaban esparcidos en un dilatado territorio, eran todos miembros de un solo cuerpo y actuaban de concierto y en mutua armonía. Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia local, como ocurrió después en Antioquía y otras partes, y los fieles no lograban avenirse, no se consentía en que la cuestión dividiese a la iglesia, sino que se la sometía a un concilio general de todos los fieles, constituido por delegados de las diversas iglesias locales con los apóstoles y ancianos en funciones de gran responsabilidad. Así por la concertada acción de todos se desbarataban los esfuerzos que Satanás hacía para atacar a las iglesias aisladas, y quedaban deshechos los planes de quebranto y destrucción que forjaba el enemigo (Los hechos de los apóstoles, p. 78).
El Señor desea que su pueblo despierte y haga la labor que se le ha asignado. La responsabilidad de amonestar al mundo reposa no solo sobre los ministros. Los miembros laicos de la iglesia deben compartir la obra de salvar almas…
Que se organicen grupos para buscar las almas. Que los miembros de la iglesia visiten a sus vecinos y abran ante ellos las Escrituras. Algunos pueden ser colocados a trabajar en los vallados; de esta forma, con una sabia planificación, se puede predicar la verdad en todos los distritos
Con perseverancia en esta labor, aumentará la aptitud para ella, y muchos verán el fruto de sus trabajos en la salvación de las almas. Estos convertidos a su vez, enseñarán a otros. Así la semilla se sembrará en muchos lugares y la verdad se proclamará a todos (El ministerio médico, pp. 415, 416).
Lunes
Dios dio a Moisés instrucciones especiales para el manejo de su obra. Le ordenó que se relacionara con hombres para que fueran sus consejeros, para que sus responsabilidades pudieran ser aliviadas. Por medio de Jetro recibió el siguiente mensaje: “Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Además, escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo…
Este consejo es para nosotros. Debe ser escuchado (Testimonios para los ministros, pp. 340, 341).
El orden mantenido en la primitiva iglesia cristiana, la habilitó para seguir firmemente adelante como disciplinado ejército revestido de la armadura de Dios. Aunque las compañías o grupos de fieles estaban esparcidos en un dilatado territorio, eran todos miembros de un solo cuerpo y actuaban de concierto y en mutua armonía. Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia local, como ocurrió después en Antioquía y otras partes, y los fieles no lograban avenirse, no se consentía en que la cuestión dividiese a la iglesia, sino que se la sometía a un concilio general de todos los fieles, constituido por delegados de las diversas iglesias locales con los apóstoles y ancianos en funciones de gran responsabilidad. Así por la concertada acción de todos se desbarataban los esfuerzos que Satanás hacía para atacar a las iglesias aisladas, y quedaban deshechos los planes de quebranto y destrucción que forjaba el enemigo (Los hechos de los apóstoles, p. 78).
El Señor desea que su pueblo despierte y haga la labor que se le ha asignado. La responsabilidad de amonestar al mundo reposa no solo sobre los ministros. Los miembros laicos de la iglesia deben compartir la obra de salvar almas…
Que se organicen grupos para buscar las almas. Que los miembros de la iglesia visiten a sus vecinos y abran ante ellos las Escrituras. Algunos pueden ser colocados a trabajar en los vallados; de esta forma, con una sabia planificación, se puede predicar la verdad en todos los distritos
Con perseverancia en esta labor, aumentará la aptitud para ella, y muchos verán el fruto de sus trabajos en la salvación de las almas. Estos convertidos a su vez, enseñarán a otros. Así la semilla se sembrará en muchos lugares y la verdad se proclamará a todos (El ministerio médico, pp. 415, 416).
Martes 1º de septiembre
ORGANIZADOS PARA SERVIR
Lee 1 Corintios 12:12 al 25. ¿Cómo proporciona el cuerpo humano una excelente ilustración sobre trabajar juntos armoniosamente en grupos pequeños?
Pablo no solo revela la importancia de los dones espirituales en la vida de la iglesia, sino también sugiere un modelo de cómo se pueden organizar. Él aborda los dones espirituales en el contexto del cuerpo de Cristo y cómo puede funcionar.
Un estudio de anatomía y fisiología revela que los órganos del cuerpo están organizados en diferentes sistemas interrelacionados. Por ejemplo, los sistemas digestivo, cardiovascular, respiratorio y óseo son solo algunos de los complejos sistemas de órganos del cuerpo. Los dones espirituales son como las diferentes partes del cuerpo. Funcionan mejor cuando se organizan en sistemas o grupos; de hecho, en la mayoría de los casos no pueden funcionar solos. Nuestros cuerpos no son solo una masa de órganos separados que se desplazan libremente en cualquier cosa que hagan. Cada función corporal está organizada en un sistema muy unido que trabaja en conjunto hacia un objetivo común.
Todo esto nos dice algo sobre el entorno en el que podemos usar mejor nuestros dones espirituales. Es muy fácil desanimarse cuando trabajamos solos, pero cuando formamos parte de un grupo pequeño con personas de intereses y objetivos similares, descubrimos que nuestros esfuerzos pueden enfocarse mucho mejor y magnificarse mucho.
Los Grupos pequeños brindan el mejor ambiente para ejercer nuestros dones espirituales y pueden convertirse en el corazón del ministerio misio-nero de una congregación local.
Elena de White subraya el valor de los grupos pequeños en estas pala-bras: “La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha sido presentada por Uno que no puede errar. Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros. Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás” (TI 7:24).
El ministerio de Grupos pequeños es ordenado por Dios para permitir que cada miembro de la iglesia crezca espiritualmente, experimente un compañerismo cálido y utilice los dones que Dios le dio en el servicio.
■ Reflexiona sobre la declaración anterior de Elena de White. Analízala frase por frase. ¿Cómo se puede implementar este consejo divino en tu iglesia?
Notas EGW
Martes
En toda ciudad grande debiera haber cuerpos de obreros organizados y bien disciplinados; no meramente uno o dos, sino veintenas, dispuestos a trabajar…
Se me ha mostrado que en nuestro esfuerzo por instruir a las gentes de las ciudades grandes, la obra no ha sido tan bien organizada ni los métodos de trabajo tan eficientes como los de otras iglesias que no tienen la gran luz que nosotros consideramos tan esencial. ¿Por qué es esto?…
Debe darse más importancia a la educación y preparación de misioneros con énfasis especial en la obra en las ciudades. Cada grupo de obreros necesita estar bajo la dirección de un líder competente, y siempre hay que mantener delante de ellos el deber de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal labor sistemática, conducida en forma adecuada, producirá resultados benditos (El ministerio médico, pp. 399, 400).
Que se organicen ahora en forma rápida grupos que salgan de dos en dos y trabajen con el Espíritu de Cristo, siguiendo sus planes. Aunque algunos Judas puedan introducirse en las filas de los obreros, el Señor cuidará de la obra. Sus ángeles irán por delante y prepararán el camino. Antes de este tiempo, toda ciudad grande debió haber escuchado el mensaje probatorio y miles debieron haber sido confrontados con el conocimiento de la verdad. Despertad a las iglesias, sacad la luz de debajo del almud (El ministerio médico, p. 402).
Se debe realizar un trabajo especial en las ciudades por donde la gente pasa constantemente. Cristo dedicó mucho tiempo a trabajar en Capernaum porque era una ciudad frecuentada constantemente por viajeros que muchas veces permanecían en ella durante varios días.
Cristo buscaba a la gente dondequiera que se hallaban y presentaba delante de ellos las grandes verdades relativas a su reino. Mientras iba de un lugar a otro, bendecía y consolaba a los sufrientes y sanaba a los enfermos. Esta es nuestra obra. Grupos pequeños deben salir a realizar el trabajo que Cristo les encomendó a sus discípulos. Mientras trabajan como evangelistas pueden visitar a los enfermos, orar por ellos y, si la ocasión se presenta, darles tratamientos, no con medicinas, sino con los remedios que la naturaleza provee (Consejos sobre la salud, p. 501).
A los que aceptan la teoría de la verdad debe instárseles a ver la necesidad de la religión experimental. Los ministros deben mantener su propia alma en el amor de Dios, y luego, inculcar a la gente la necesidad de una consagración individual, una conversión personal. Todos deben obtener una experiencia viva para sí mismos; deben tener a Cristo entronizado en el corazón, su Espíritu debe controlar los afectos, o la profesión de fe no tendrá valor y la condición de las personas será aún peor que si nunca hubiesen oído la verdad.
Deben hacerse para los pequeños grupos que aceptan la verdad arreglos tales que aseguren la prosperidad de la iglesia. Puede designarse a un hombre para que dirija durante una semana o un mes, luego a otro dirigente durante algunas semanas; y así diferentes personas serán alistadas en la obra (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 582, 583).
Martes
En toda ciudad grande debiera haber cuerpos de obreros organizados y bien disciplinados; no meramente uno o dos, sino veintenas, dispuestos a trabajar…
Se me ha mostrado que en nuestro esfuerzo por instruir a las gentes de las ciudades grandes, la obra no ha sido tan bien organizada ni los métodos de trabajo tan eficientes como los de otras iglesias que no tienen la gran luz que nosotros consideramos tan esencial. ¿Por qué es esto?…
Debe darse más importancia a la educación y preparación de misioneros con énfasis especial en la obra en las ciudades. Cada grupo de obreros necesita estar bajo la dirección de un líder competente, y siempre hay que mantener delante de ellos el deber de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal labor sistemática, conducida en forma adecuada, producirá resultados benditos (El ministerio médico, pp. 399, 400).
Que se organicen ahora en forma rápida grupos que salgan de dos en dos y trabajen con el Espíritu de Cristo, siguiendo sus planes. Aunque algunos Judas puedan introducirse en las filas de los obreros, el Señor cuidará de la obra. Sus ángeles irán por delante y prepararán el camino. Antes de este tiempo, toda ciudad grande debió haber escuchado el mensaje probatorio y miles debieron haber sido confrontados con el conocimiento de la verdad. Despertad a las iglesias, sacad la luz de debajo del almud (El ministerio médico, p. 402).
Se debe realizar un trabajo especial en las ciudades por donde la gente pasa constantemente. Cristo dedicó mucho tiempo a trabajar en Capernaum porque era una ciudad frecuentada constantemente por viajeros que muchas veces permanecían en ella durante varios días.
Cristo buscaba a la gente dondequiera que se hallaban y presentaba delante de ellos las grandes verdades relativas a su reino. Mientras iba de un lugar a otro, bendecía y consolaba a los sufrientes y sanaba a los enfermos. Esta es nuestra obra. Grupos pequeños deben salir a realizar el trabajo que Cristo les encomendó a sus discípulos. Mientras trabajan como evangelistas pueden visitar a los enfermos, orar por ellos y, si la ocasión se presenta, darles tratamientos, no con medicinas, sino con los remedios que la naturaleza provee (Consejos sobre la salud, p. 501).
A los que aceptan la teoría de la verdad debe instárseles a ver la necesidad de la religión experimental. Los ministros deben mantener su propia alma en el amor de Dios, y luego, inculcar a la gente la necesidad de una consagración individual, una conversión personal. Todos deben obtener una experiencia viva para sí mismos; deben tener a Cristo entronizado en el corazón, su Espíritu debe controlar los afectos, o la profesión de fe no tendrá valor y la condición de las personas será aún peor que si nunca hubiesen oído la verdad.
Deben hacerse para los pequeños grupos que aceptan la verdad arreglos tales que aseguren la prosperidad de la iglesia. Puede designarse a un hombre para que dirija durante una semana o un mes, luego a otro dirigente durante algunas semanas; y así diferentes personas serán alistadas en la obra (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 582, 583).
Miércoles 2 de septiembre
GRUPOS PEQUEÑOS DEL NUEVO TESTAMENTO
La iglesia del Nuevo Testamento explotó en crecimiento. En unos pocos años, pasó de ser un pequeño grupo de creyentes a decenas de miles de fieles. Hubo muchos factores que contribuyeron a esta afluencia de creyentes y a este fenómeno de rápido crecimiento. El ministerio de Jesús sembró la se-milla del evangelio y preparó a las multitudes para aceptar la predicación de los discípulos. Después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió poderosamente el día de Pentecostés sobre los discípulos unidos en oración ferviente. Uno de los factores contribuyentes para el rápido crecimiento de la iglesia del Nuevo Testamento fue su estructura organizativa de grupos pequeños. Los grupos pequeños fueron determinantes.
Lee Hechos 18:1 al 5 y 20:1 al 4. ¿Por qué crees que Lucas enumeró algu-nos de los nombres de aquellos con quienes Pablo trabajó estrechamente?
Es fascinante notar que Lucas menciona algunos de los nombres de aquellos con quienes trabajó Pablo. Para él, cada uno era importante. Los conocía por nombre. Se apoyaron mutuamente en su ministerio misionero. Aunque el número de nombres que mencionó fue pequeño, eso ayuda a demostrar el punto sobre la importancia de trabajar estrechamente unos con otros, incluso en pequeños números.
Cada una de estas personas seguramente tenía dones que eran diferentes de los que otros poseían. Provenían de diferentes orígenes y culturas. Sus formas de ver las cosas no siempre eran las mismas, pero cada una tenía una valiosa contribución que hacer a la causa de Cristo. Sus diversidades de dones, antecedentes y experiencias contribuyeron al crecimiento de la iglesia. Cada uno contribuyó a la misión de Cristo desde la riqueza de sus propios antecedentes y experiencia personal con Jesús.
Compara Hechos 16:11 al 15 y 40; y 12:11 y 12. ¿Qué invitación le extendió Lidia a Pablo inmediatamente después de su conversión? ¿A dónde fueron Pablo y Pedro después de ser liberados de la prisión?
■ ¿Has pensado en comenzar un Grupo pequeño en tu hogar o unirte a un amigo para comenzar un Grupo pequeño en el hogar de esa persona? Si ya formas parte de un Grupo pequeño, piensa en lo que puedes compartir con tu clase de la Escuela Sabática esta semana sobre sus beneficios.
Notas EGW
Miércoles
Poco después de llegar a Corinto, Pablo encontró “a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, que hacía poco que había venido de Italia, y a Priscila su mujer”. Estos eran “de su oficio”. Desterrados por el decreto de Claudio, que ordenaba a todos los judíos que abandonaran Roma, Aquila y Priscila habían ido a Corinto, donde establecieron un negocio como fabricantes de tiendas. Pablo averiguó en cuanto a ellos, y al descubrir que temían a Dios y trataban de evitar las contaminadoras influencias que los rodeaban, “posó con ellos, y trabajaba… Y disputaba en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos”. Hechos 18:2-4 (Los hechos de los apóstoles, pp. 281, 282).
Salgan juntos dos o más para hacer obra de evangelización. Visiten a la gente, orando, cantando, enseñando, explicando las Escrituras y atendiendo a los enfermos. Algunos pueden sostenerse a sí mismos como colportores, otros, imitando al apóstol [Pablo], pueden dedicarse a un oficio manual o de otra índole. Al llevar adelante su obra, reconociendo su incapacidad, pero dependiendo humildemente de Dios, obtienen una experiencia bendecida. El Señor Jesús va delante de ellos, de modo que tanto entre los ricos como entre los pobres encuentran buena voluntad y ayuda…
Por todo el mundo se necesitan mensajeros de la gracia. Conviene que familias cristianas vayan a vivir en poblaciones sumidas en las tinieblas y el error, que entren en campos extranjeros, conozcan las necesidades de sus semejantes y trabajen por la causa del Maestro. Si se estableciesen familias tales en puntos tenebrosos de la tierra, donde la gente está rodeada de tinieblas espirituales, para dejar que por su medio brillase la luz de la vida de Cristo, ¡cuán noble obra se realizaría! (El ministerio de curación, pp. 112, 113).
Después de muchas demoras inevitables, Pablo llegó por fin a Corinto, escenario de tan ansiosas labores pasadas, y por un tiempo el objeto de su profunda solicitud. Encontró que muchos de los primeros creyentes todavía le consideraban con afecto como el que les había llevado primero la luz del evangelio. Cuando saludó a estos discípulos y vio las evidencias de su fidelidad y celo, se regocijó porque su trabajo en Corinto no había sido estéril.
Los creyentes corintios, una vez tan propensos a perder de vista su alta vocación en Cristo, habían desarrollado fuerza de carácter cristiano. Sus palabras y hechos revelaban el poder transformador de la gracia de Dios, y eran ahora una poderosa fuerza para el bien en ese centro de paganismo y superstición. En la asociación de sus amados compañeros y estos fieles conversos, el cansado y turbado espíritu del apóstol halló reposo (Los hechos de los apóstoles, p. 299).
“Y un día de sábado —continúa Lucas— salimos de la puerta junto al río, donde solía ser la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían juntado. Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor”. Lidia recibió alegremente la verdad. Ella y su familia se convirtieron y bautizaron, y rogó a los apóstoles que se hospedaran en su casa (Los hechos de los apóstoles, p. 172).
Miércoles
Poco después de llegar a Corinto, Pablo encontró “a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, que hacía poco que había venido de Italia, y a Priscila su mujer”. Estos eran “de su oficio”. Desterrados por el decreto de Claudio, que ordenaba a todos los judíos que abandonaran Roma, Aquila y Priscila habían ido a Corinto, donde establecieron un negocio como fabricantes de tiendas. Pablo averiguó en cuanto a ellos, y al descubrir que temían a Dios y trataban de evitar las contaminadoras influencias que los rodeaban, “posó con ellos, y trabajaba… Y disputaba en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos”. Hechos 18:2-4 (Los hechos de los apóstoles, pp. 281, 282).
Salgan juntos dos o más para hacer obra de evangelización. Visiten a la gente, orando, cantando, enseñando, explicando las Escrituras y atendiendo a los enfermos. Algunos pueden sostenerse a sí mismos como colportores, otros, imitando al apóstol [Pablo], pueden dedicarse a un oficio manual o de otra índole. Al llevar adelante su obra, reconociendo su incapacidad, pero dependiendo humildemente de Dios, obtienen una experiencia bendecida. El Señor Jesús va delante de ellos, de modo que tanto entre los ricos como entre los pobres encuentran buena voluntad y ayuda…
Por todo el mundo se necesitan mensajeros de la gracia. Conviene que familias cristianas vayan a vivir en poblaciones sumidas en las tinieblas y el error, que entren en campos extranjeros, conozcan las necesidades de sus semejantes y trabajen por la causa del Maestro. Si se estableciesen familias tales en puntos tenebrosos de la tierra, donde la gente está rodeada de tinieblas espirituales, para dejar que por su medio brillase la luz de la vida de Cristo, ¡cuán noble obra se realizaría! (El ministerio de curación, pp. 112, 113).
Después de muchas demoras inevitables, Pablo llegó por fin a Corinto, escenario de tan ansiosas labores pasadas, y por un tiempo el objeto de su profunda solicitud. Encontró que muchos de los primeros creyentes todavía le consideraban con afecto como el que les había llevado primero la luz del evangelio. Cuando saludó a estos discípulos y vio las evidencias de su fidelidad y celo, se regocijó porque su trabajo en Corinto no había sido estéril.
Los creyentes corintios, una vez tan propensos a perder de vista su alta vocación en Cristo, habían desarrollado fuerza de carácter cristiano. Sus palabras y hechos revelaban el poder transformador de la gracia de Dios, y eran ahora una poderosa fuerza para el bien en ese centro de paganismo y superstición. En la asociación de sus amados compañeros y estos fieles conversos, el cansado y turbado espíritu del apóstol halló reposo (Los hechos de los apóstoles, p. 299).
“Y un día de sábado —continúa Lucas— salimos de la puerta junto al río, donde solía ser la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían juntado. Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor”. Lidia recibió alegremente la verdad. Ella y su familia se convirtieron y bautizaron, y rogó a los apóstoles que se hospedaran en su casa (Los hechos de los apóstoles, p. 172).
Jueves 3 de septiembre
DINÁMICAS DE LOS GRUPOS PEQUEÑOS
Los Grupos pequeños son un vehículo que Dios usa para hacer crecer a su iglesia. Son “refugios seguros” para que las personas expresen sus problemas y discutan preocupaciones mutuas. Brindan oportunidades para el crecimiento espiritual en el contexto de las relaciones afectuosas. Inicialmente, muchos no cristianos se sentirán más cómodos participando en una reunión de Grupo pequeño en un hogar que asistiendo a un servicio tradicional de la iglesia por primera vez.
Lee Hechos 4:31; 12:12; 20:17 al 19 y 27 al 32. Enumera los diferentes ele-mentos en estos grupos del Nuevo Testamento. ¿En qué actividades parti-ciparon estos grupos?
Los primeros cristianos se reunían para interceder por los demás, orar por preocupaciones mutuas, compartir una cálida comunión, estudiar la Pa-labra de Dios, capacitarse para el servicio, ayudar a protegerse mutuamente contra los falsos maestros y participar juntos en actividades misioneras.
Los grupos pequeños marcan la diferencia. Las personas que unen sus dones en el servicio, las personas que se centran en el poder del Espíritu Santo para la misión, son un arma poderosa en las manos del Señor.
Lee Mateo 9:37 y 38. ¿Qué dice Jesús acerca de la cosecha, y cuál es su solución al problema?
Los discípulos solo vieron débiles posibilidades para el progreso del evan-gelio, pero Jesús vio grandes oportunidades. Compartió la buena noticia con ellos de que “la cosecha es abundante”, y luego señaló el problema: “Son pocos los obreros” (Mat. 9:37, NVI). La solución de Cristo fue orar “al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” (9:38, NVI). Los Grupos pequeños son una respuesta a la oración de Cristo y aumentan exponencialmente el número de trabajadores para la cosecha de Cristo.
El interés principal de todos los Grupos pequeños efectivos es el testi-monio y el servicio. El ministerio en Grupos pequeños pronto se extinguirá si su enfoque es interno y no externo. Si el Grupo pequeño se vuelve egoísta y poco más que un grupo de conversación, fracasará en su propósito y perderá la razón vital de su existencia. Los Grupos pequeños existen para guiar a las personas a Jesús, nutrir su fe en él y capacitarlas para dar testimonio de Jesús.
■ ¿Es posible que Dios te esté llamando a comenzar un Grupo pequeño en tu hogar? ¿Por qué no comenzar a orar por lo que Dios puede estar impresionándote? Pue-des estar al borde del momento más gratificante de tu vida espiritual.
Notas EGW
Jueves
Llamando a los doce en derredor de sí, Jesús les ordenó que fueran de dos en dos por los pueblos y aldeas. Ninguno fue enviado solo, sino que el hermano iba asociado con el hermano, el amigo con el amigo. Así podían ayudarse y animarse mutuamente, consultando y orando juntos, supliendo cada uno la debilidad del otro. De la misma manera, envió más tarde a los setenta. Era el propósito del Salvador que los mensajeros del evangelio se asociaran de esta manera. En nuestro propio tiempo la obra de evangelización tendría mucho más éxito si se siguiera fielmente este ejemplo (El ministerio de la bondad, p. 65).
Nuestras iglesias deben colaborar en la obra de cultivar la vida espiritual, con la esperanza de obtener cosechas repetidas… El suelo es duro, pero el terreno inculto debe ararse. Hay que sembrar los secretos de la rectitud moral. Maestros amados por Dios, no dejéis de trabajar, como si temierais al mal tiempo, porque el trabajo que realizáis crecerá constantemente. No os detengáis ni os desaniméis. El que siembra con lágrimas cosechará con regocijo. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. 1 Corintios 3:9. Recordad que no debéis confiar en vosotros mismos.
Como nunca antes, debemos orar no solo que sean enviados obreros al gran campo de la mies, sino pedir un claro concepto de la verdad, a fin de que cuando lleguen los mensajeros de la verdad podamos aceptar el mensaje y respetar al mensajero (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 419).
Debemos celebrar reuniones con el fin de orar, para pedir al Señor que abra el camino para que la verdad penetre en las fortalezas donde Satanás ha puesto su trono; y que disperse la sombra que él ha interpesto en el sendero de los que procura engañar y destruir. Tenemos la seguridad: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16.
Pedid que se ore por la gente a favor de las cuales trabajáis; presentadlos delante de la iglesia como objetos de sus súplicas. Será justamente lo que los miembros de la iglesia necesitan para tener sus mentes alejadas de sus dificultades insignificantes; para sentir una gran preocupación, un interés personal, por un alma que está a punto de perecer. Seleccionad otra alma, y otra más, buscando diariamente la dirección de Dios, colocando todo delante de él en fervorosa oración, y trabajando con la sabiduría divina. Al hacer esto, Dios otorgará su Espíritu Santo para convencer de pecado y convertir el alma (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 87).
Organícense en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros. Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y la paciencia que manifestó Cristo y, evitando las palabras apresuradas, usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe. Trabajen con el mismo amor que Cristo en favor de los que no están en el redil, olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a otros. Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo, aumentará su número (Maranatha: El Señor viene, pp. 38, 39).
Jueves
Llamando a los doce en derredor de sí, Jesús les ordenó que fueran de dos en dos por los pueblos y aldeas. Ninguno fue enviado solo, sino que el hermano iba asociado con el hermano, el amigo con el amigo. Así podían ayudarse y animarse mutuamente, consultando y orando juntos, supliendo cada uno la debilidad del otro. De la misma manera, envió más tarde a los setenta. Era el propósito del Salvador que los mensajeros del evangelio se asociaran de esta manera. En nuestro propio tiempo la obra de evangelización tendría mucho más éxito si se siguiera fielmente este ejemplo (El ministerio de la bondad, p. 65).
Nuestras iglesias deben colaborar en la obra de cultivar la vida espiritual, con la esperanza de obtener cosechas repetidas… El suelo es duro, pero el terreno inculto debe ararse. Hay que sembrar los secretos de la rectitud moral. Maestros amados por Dios, no dejéis de trabajar, como si temierais al mal tiempo, porque el trabajo que realizáis crecerá constantemente. No os detengáis ni os desaniméis. El que siembra con lágrimas cosechará con regocijo. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. 1 Corintios 3:9. Recordad que no debéis confiar en vosotros mismos.
Como nunca antes, debemos orar no solo que sean enviados obreros al gran campo de la mies, sino pedir un claro concepto de la verdad, a fin de que cuando lleguen los mensajeros de la verdad podamos aceptar el mensaje y respetar al mensajero (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 419).
Debemos celebrar reuniones con el fin de orar, para pedir al Señor que abra el camino para que la verdad penetre en las fortalezas donde Satanás ha puesto su trono; y que disperse la sombra que él ha interpesto en el sendero de los que procura engañar y destruir. Tenemos la seguridad: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16.
Pedid que se ore por la gente a favor de las cuales trabajáis; presentadlos delante de la iglesia como objetos de sus súplicas. Será justamente lo que los miembros de la iglesia necesitan para tener sus mentes alejadas de sus dificultades insignificantes; para sentir una gran preocupación, un interés personal, por un alma que está a punto de perecer. Seleccionad otra alma, y otra más, buscando diariamente la dirección de Dios, colocando todo delante de él en fervorosa oración, y trabajando con la sabiduría divina. Al hacer esto, Dios otorgará su Espíritu Santo para convencer de pecado y convertir el alma (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 87).
Organícense en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros. Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y la paciencia que manifestó Cristo y, evitando las palabras apresuradas, usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe. Trabajen con el mismo amor que Cristo en favor de los que no están en el redil, olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a otros. Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo, aumentará su número (Maranatha: El Señor viene, pp. 38, 39).
Viernes 4 de septiembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Hace algunos años, una pequeña iglesia europea, en las afueras de una de las principales ciudades del continente, decidió que tenía que hacer algo importante para el Señor. La iglesia estaba estancada. Nadie había sido bautizado por años. Si la tendencia actual continuaba, la iglesia tenía poco futuro. El pastor y la junta de iglesia oraron fervientemente y consideraron cuidadosamente lo que podrían hacer.
Mientras estudiaban el Nuevo Testamento, decidieron establecer un ministerio de Grupos pequeños. Nueve laicos en la congregación captaron la visión. Se comprometieron a orar juntos y estudiar cómo establecer su mi-nisterio de Grupos pequeños de manera efectiva. Pronto decidieron hacer de cada uno de sus hogares un centro evangelizador. Los Grupos aprendieron a ejercer sus dones de varias maneras. Lanzaron ministerios de oración y hospitalidad. Desarrollaron amistades en la comunidad. Se acercaron en actos de bondad a su familia, amigos y exadventistas. Los líderes de Grupos pequeños comenzaron estudios bíblicos en 9 hogares, con 40 invitados. Es-taban asombrados de lo que estaba haciendo el Espíritu Santo. Finalmente, 17 de los 40 fueron bautizados.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En clase, discute más a fondo los elementos esenciales en cada Gru-po pequeño como se describe en la lección del jueves. ¿En qué otro tipo de actividades podría participar un Grupo pequeño? ¿Cuáles son las formas en que un Grupo pequeño podría ayudar a quienes tienen dones especiales a poder usar esos dones como nunca antes?
2. ¿Por qué es tan importante que los Grupos pequeños mantengan un enfoque externo de misión? Es decir, por mucho que un Gru-po pueda ayudar a nutrir y apoyar a sus miembros, ¿por qué debe mantenerse siempre centrado en su propósito de difundir el evan-gelio? ¿Por qué, también, un Grupo pequeño siempre debe mante-nerse conectado con el cuerpo de la iglesia local? ¿Por qué es eso tan importante?
3. ¿Alguna vez has sido parte o has oído hablar de Grupos pequeños que no funcionaron de manera efectiva y finalmente se extinguieron? Comenta las razones por las cuales crees que esto podría suceder.
4. Piensa en la historia anterior, sobre lo que sucedió en Europa con el ministerio en Grupos pequeños. ¿Por qué crees que funcionó tan bien? ¿Qué hicieron que fue, en muchos sentidos, tan simple y tan efectivo? ¿Por qué, también, trabajar desde el entorno “más seguro” de los hogares, en lugar de un edificio de iglesia, podría ser una forma efectiva de iniciar una evangelización al vecindario o comunidad?
Notas EGW
Viernes
Reflejemos a Jesús, 25 de noviembre, “La hospitalidad de Lidia”, p. 335;
Obreros evangélicos, “La oración secreta”, pp. 267-272.
Viernes
Reflejemos a Jesús, 25 de noviembre, “La hospitalidad de Lidia”, p. 335;
Obreros evangélicos, “La oración secreta”, pp. 267-272.
LECCIONES DE ESCUELA SABÁTICA DE ADULTOS
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Dios lo bendiga!!!
- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO -
Lección 10
Lección 10
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Texto clave: Génesis 1:1-3.
Enfoque del estudio: 1 Corintios 12:12-25; Hechos 2:41-47; 6:3-7; 12:5, 12-18; 16:9, 10; 16:14, 15.
Parte I: RESEÑA
En algunas partes del mundo, los grupos pequeños forman la base de la educación espiritual y el alcance de la iglesia. En otras partes del mundo, hay pocos –si alguno– grupos pequeños en las congregaciones locales. Los grupos pequeños se describen a lo largo de las Escrituras en una variedad de formas. Aunque se detallan en Éxodo como parte del plan organizativo de Moisés para Israel, son un eje principal del testimonio del Nuevo Testamento tanto en el ministerio de Jesús como en la iglesia del primer siglo.
Los grupos pequeños cumplen múltiples funciones, y no todos están organizados de la misma manera. Hay una variedad de tipos de grupos. Algunos son principalmente grupos de crianza que enfatizan la oración y el estudio de la Biblia. Otros grupos están más enfocados en el testimonio y la divulgación, y aun otros brindan comunión cristiana y resolución de problemas. La característica más común en las Escrituras es que los grupos pequeños combinan oración, estudio de la Biblia, compañerismo y testimonio. Los pequeños grupos exitosos que son sostenibles deben tener estos cuatro elementos.
Los grupos pequeños que no logran concentrarse en la misión a menudo no sobreviven por mucho tiempo. Los grupos pequeños con solo un enfoque misionero y poca o ninguna oración, estudio bíblico y compañerismo a menudo “agotan” a sus miembros en una actividad incesante. En la lección de esta semana, analizaremos brevemente los grupos pequeños del Antiguo Testamento, pero pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo examinando cuidadosamente el ministerio de grupos pequeños de Jesús, y los pequeños grupos dinámicos y multifacéticos en el libro de los Hechos.
Parte II: COMENTARIO
El primer versículo de la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1) usa la palabra plural para Dios. Es el sustantivo hebreo “Elohim”. A lo largo de la historia cristiana, los estudiosos han visto en este versículo el concepto de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este concepto es aún más claro en Génesis 1:26. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (1:26). Aquí el nombre plural de Dios se combina con el verbo en plural “hagamos” y el adjetivo posesivo plural “nuestra”, para indicar una vez más la pluralidad de la Deidad. Génesis 1, combinado con la revelación adicional de la Escritura, proporciona evidencia sólida como una roca de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, como tres personas eternas distintivas, coexistieron en un grupo pequeño de unidad indivisible y trabajaron juntos en diferentes roles para crear este mundo y el cosmos. (Ver Gén. 1:1; Efe. 3:9; Heb. 1:1-3; Col. 1:13-17.)
La Biblia enseña que Dios no existe en soledad; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo existieron juntos desde toda la eternidad, en comunión íntima y abundante amor mutuo. El amor reflejado en la relación de los miembros de la Trinidad y su cooperación juntos en la Creación y la Redención son un ejemplo para todos los grupos pequeños de hoy.
Vemos esta verdad modelada en el Nuevo Testamento, especialmente en el ministerio de Jesús y sus discípulos. Lucas 6:13 registra que Jesús selecciona a los doce discípulos de entre sus muchos seguidores. Antes de su selección, “pasó la noche orando a Dios” (Luc. 6:12). Cuando el Espíritu Santo lo dirigió, eligió doce discípulos para formar parte de su grupo pequeño. Dentro de ese grupo pequeño, su círculo íntimo de Pedro, Santiago y Juan tuvo el contacto más cercano con él. Jesús oró con y por sus discípulos. Él compartió la Palabra de Dios con ellos. A menudo comían juntos, desarrollaban lazos de comunión duraderos, compartían la vida de los demás y participaban juntos en la misión de Cristo.
Aunque eran hombres de orígenes variados, personalidades diferentes, temperamentos muy diversos y entendimientos diversos, Jesús pudo reunirlos después de la resurrección con el objetivo decidido de alcanzar al mundo para Cristo. Juntos eran más fuertes que si estuvieran separados. En la unidad hay fortaleza, y en la división hay debilidad. Cuando los miembros de la iglesia se organizan en grupos pequeños, unidos en una misión en la que cada componente comprende su papel en el cuerpo de Cristo, la iglesia dará un poderoso testimonio al mundo.
Consideremos algunos ejemplos del ministerio de grupos pequeños en el libro de los Hechos. Hechos 2 registra que hubo tres mil personas bautizadas el día de Pentecostés. ¿Cómo se nutrieron estos primeros cristianos después de su conversión? ¿Qué mantuvo fuerte a la iglesia cristiana? El registro dice: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hech. 2:42). Este pasaje es extremadamente instructivo. Los nuevos conversos se nutrían en pequeños grupos a través de la oración, el compañerismo social y la renovación de su fe a través del estudio de la Biblia. Su vida estaba llena de “alegría” y “alabanzas”. La comunidad que los rodeaba fue conmovida por el testimonio de sus palabras y el ejemplo de su vida. Este testimonio fue tan poderoso que “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hech. 2:47). Una iglesia unida, organizada para el servicio, es testigo poderoso en la comunidad.
En 1 Corintios 12, el apóstol Pablo usa las imágenes del cuerpo de Cristo para describir la estructura organizativa de la iglesia. Cada miembro tiene una valiosa contribución para hacer en el cuerpo. Cuando pensamos en el cuerpo humano, reconocemos que los diferentes miembros o partes del cuerpo están organizados en sistemas. Cada componente del cuerpo no funciona de manera independiente. El cuerpo humano está compuesto por once sistemas vitales para el funcionamiento efectivo de todo el organismo. Algunos ejemplos son el sistema digestivo, el sistema circulatorio, el sistema nervioso y el sistema respiratorio.
Imagina el sistema respiratorio como un grupo pequeño con diferentes miembros, incluida la nariz, la boca, la laringe, la tráquea y los bronquios, que proporcionan oxígeno a las células. El sistema respiratorio da vida a través de sus conductos de aire a todo el cuerpo. ¿Comienzas a entender ahora por qué el Espíritu Santo impresionó al apóstol Pablo para usar el cuerpo como una ilustración de la iglesia?
Él declara: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Cor. 12:27). Los miembros, organizados en grupos pequeños, cada uno contribuyendo con sus dones individuales al conjunto, crean un ambiente saludable para que cada miembro crezca espiritualmente y para que la iglesia crezca numéricamente. Cuando piensas en el cuerpo humano, cada miembro tiene una función. No hay espectadores ociosos; cada miembro del cuerpo tiene un papel que desempeñar. Primera de Corintios 12:20 al 22 deja este punto enfáticamente claro: “Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”.
Cada miembro de la iglesia es de vital importancia. Cada uno ha sido dotado para el servicio dentro del cuerpo. Los grupos pequeños se convierten en el vehículo que Dios usa para direccionar el testimonio de cada miembro para el bien de todo el cuerpo. Estos grupos interrelacionados, con diferentes roles y responsabilidades, proporcionan la base de una iglesia saludable. La participación en un grupo pequeño fomenta el compromiso cristiano, la responsabilidad y la rendición de cuentas. El cristianismo no es una experiencia solitaria; somos cristianos en la comunidad, contribuyendo mediante el uso de nuestros dones en y para la comunidad.
Aquí hay algunos ejemplos prácticos en el libro de los Hechos. En Hechos 6, surge un problema dentro de la iglesia con respecto a la alimentación de las viudas pobres. Hubo una “murmuración” de que las viudas de habla griega estaban siendo descuidadas en la distribución diaria de alimentos. Este problema podía llegar a ser tan divisivo que se corría el riesgo de disgregar a la iglesia. ¿Cómo se resolvió el problema? Se estableció un pequeño grupo llamado diáconos para reunirse, buscar el bien del cuerpo y encontrar una solución. Como resultado de la dotación unificada de estos hombres piadosos, el problema se resolvió. Aquí hay otro ejemplo de la efectividad de los grupos pequeños en el libro de Hechos. En Hechos 12, Pedro fue encarcelado por Herodes. Parecía que el destino del apóstol estaba sellado. La iglesia formó un grupo pequeño de oración en un hogar. Los miembros buscaron fervientemente a Dios. Milagrosamente, Pedro fue liberado. Los grupos pequeños de creyentes comprometidos que oran marcan una diferencia eterna.
En Hechos 16, el apóstol Pablo organizó un equipo misionero médico-evangélico, incluido el joven protegido de Lucas y Pablo, Timoteo, para evangelizar a Grecia. Las iglesias establecidas en Filipos, Tesalónica y Corinto dan testimonio de la efectividad de su trabajo. Aquí hay tres tipos de grupos pequeños: el grupo de Hechos 6, que trabajó principalmente dentro de la iglesia; el grupo de oración de Hechos 12; y el grupo de evangelización de Hechos 16.
Una de las cosas en las que debemos ser extremadamente cuidadosos en la organización de grupos pequeños es pensar que cada grupo debe ser igual. En el Nuevo Testamento, había diferentes grupos, que satisfacían diferentes necesidades, desempeñaban diferentes ministerios, para el bien del conjunto.
Cada grupo estaba implicado en la oración, el compañerismo, el estudio de la Palabra y el servicio. Pero las formas, la estructura y el ministerio del grupo variaban, según los dones de los miembros. Algunos grupos eran predominantemente de cuidado interno, que ministraban dentro del cuerpo de Cristo, mientras que otros grupos eran predominantemente misioneros, que se enfocaban en ganar a las personas perdidas para Cristo.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Además de nuestro testimonio individual por Cristo, los grupos pequeños brindan una oportunidad para que los dones combinados de cada uno se utilicen a su máxima capacidad. No todos están llamados a hacer lo mismo, pero todos están llamados a usar los dones que Dios les ha dado. Los grupos pequeños son una forma emocionante de involucrarse en la vida de la iglesia. Estos son algunos de los diversos tipos de grupos pequeños para compartir con tu clase:
1. Unidades de Acción de la Escuela Sabática : Las clases de la Escuela Sabática para adultos se reúnen para orar juntas, tener comunión, compartir una comida, estudiar la Palabra y planificar actividades misioneras. En algunas partes del mundo, estas unidades de acción de la Escuela Sabática son la base misma para el crecimiento de la iglesia.
2. Grupos de ministerio : Pequeños grupos de seis a doce miembros de la iglesia con dones e intereses similares se unen para cumplir una tarea o ministerio específico. Un ejemplo podría ser un ministerio de la salud que realiza cursos de cocina, seminarios de manejo del estrés, seminarios de estilo de vida, etc. Otros ejemplos podrían ser el ministerio de vida familiar, ministerio juvenil, ministerio de estudio bíblico o ministerio de literatura, en el cual el Espíritu Santo guía a los miembros con intereses similares a formar un grupo pequeño a fin de usar sus dones para alcanzar a la comunidad.
3. Grupos de fortalecimiento : Estos son grupos pequeños de entre seis y doce miembros de la iglesia cuyo propósito principal es cuidar y fortalecer la fe de los miembros. Estos grupos a menudo se reúnen en hogares durante un período de entre tres y seis meses para compartir las alegrías y las penas, las luchas y los triunfos de los demás mientras oran, comparten, estudian la Palabra y confraternizan.
Aquí hay tres posibilidades prácticas para que te involucres más activamente por Cristo:
En la iglesia cristiana del Nuevo Testamento, no había espectadores. Así que, vamos a involucrarnos. Creceremos en Cristo, y otros serán bendecidos, a medida que usemos nuestros dones para el servicio en el contexto de un grupo pequeño.
LECCIONES DE ESCUELA SABÁTICA DE ADULTOS
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