Lección de Escuela Sabática de Adultos 4to Trimestre 2020, Escuela Sabática Adultos 4to Trimestre 2020, Lección 4to Trimestre 2020,
Lección 12: Para el 19 de diciembre de 2020
EL SÁBADO: CÓMO EXPERIMENTAR Y VIVIR EL CARÁCTER DE DIOS
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1, 2; Éxodo 16:14–29; Isaías 58:1–14; Mateo 12:1–13; Lucas 13:10–17.
PARA MEMORIZAR:
“También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Mar. 2:27, 28).
Jodie era la única adventista en su carrera de posgrado, y su decisión de no asistir a algunos eventos sociales en sábado hacía que sus creencias fueran muy visibles. Un día, una de sus amigas, Gayle, le preguntó a Jodie si quería pasar las siguientes seis noches de viernes con ella, porque sabía que Jodie de todos modos no hacía “nada” en esas noches.
Durante las siguientes cuatro noches de viernes cenaron juntas, tocaron música, compartieron sus experiencias cristianas y, en general, disfrutaron de la compañía mutua. El quinto fin de semana, Gayle le dijo a Jodie que había ido a comprar y miró su reloj. Oh, bien, pensó. Pronto será sábado. De repente se dio cuenta de que en las últimas semanas había aprendido más de su Dios y había profundizado su fe. El sábado había sido una oportunidad para la educación y el desarrollo personal. Esta historia muestra cómo el sábado no solo es un día de descanso sino también un medio de enseñanza.
Sábado
El sábado dirige nuestros pensamientos a la naturaleza, y nos pone en comunión con el Creador. En el canto de las aves, el murmullo de los árboles, la música del mar, podemos oír todavía esa voz que habló con Adán en el Edén al frescor del día. Y mientras contemplamos su poder en la naturaleza, hallamos consuelo, porque la palabra que creó todas las cosas es la que infunde vida al alma. El “que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios 4:6…
El sábado no era para Israel solamente, sino para el mundo entero. Había sido dado a conocer al hombre en el Edén, y como los demás preceptos del Decálogo, es de obligación imperecedera. Acerca de aquella ley de la cual el cuarto mandamiento forma parte, Cristo declara: “Hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley”. Así que mientras duren los cielos y la tierra, el sábado continuará siendo una señal del poder del Creador. Cuando el Edén vuelva a florecer en la tierra, el santo día de reposo de Dios será honrado por todos los que moren debajo del sol. “De sábado en sábado”, los habitantes de la tierra renovada y glorificada, subirán “a adorar delante de mí, dijo Jehová”. Mateo 5:18; Isaías 66:23 (El Deseado de todas las gentes, pp. 248-250).
Dios dio a los hombres el recordativo de su poder creador, a fin de que lo vieran en las obras de sus manos. El sábado nos invita a contemplar la gloria del Creador en sus obras creadas. Y a causa de que Jesús quería que lo hiciéramos, relacionó sus preciosas lecciones con la hermosura de las cosas naturales. En el santo día de descanso, más especialmente que en todos los demás días, debemos estudiar los mensajes que Dios nos ha escrito en la naturaleza. Debemos estudiar las parábolas del Salvador allí donde las pronunciara, en los prados y arboledas, bajo el cielo abierto, entre la hierba y las flores. Cuando nos acercamos íntimamente al corazón de la naturaleza, Cristo hace que su presencia sea real para nosotros, y habla a nuestros corazones de su paz y amor (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 14, 15).
[M]ientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello. Si el sábado se hubiese observado universalmente, los pensamientos e inclinaciones de los hombres se habrían dirigido hacia el Creador como objeto de reverencia y adoración, y nunca habría habido un idólatra, un ateo, o un incrédulo. La observancia del sábado es señal de lealtad al verdadero Dios, “que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua”. Resulta pues que el mensaje que manda a los hombres adorar a Dios y guardar sus mandamientos, los ha de invitar especialmente a observar el cuarto mandamiento (El conflicto de los siglos, p. 433).
TIEMPO PARA SORPRENDERSE
¿Alguna vez te preguntaste por qué Dios decidió darnos dos relatos armoniosos de la Creación en los dos primeros capítulos del Génesis? Génesis 1 relata la semana de la Creación y el milagro creciente de la Tierra a medida que se le da forma y luego vida, culminando en la creación del hombre y la mujer en el sexto día. Génesis 2 analiza el mismo relato, pero desde una perspectiva diferente, haciendo hincapié en el sexto día. Adán está ahora en el centro de la escena, y todo lo que se describe está allí para él y para su mujer: el jardín, los ríos, los animales y demás.
La Creación es demasiado profunda para un relato único. En primer lugar, aprendemos del poderoso Creador artístico que tiene buen ojo para la belleza perfecta. Luego conocemos al Dios de las relaciones, que quiere que los seres humanos se amen y se cuiden mutuamente y al resto de la Creación.
Lee Génesis 1 y 2 y observa cómo el primer sábado (Gén. 2:1–3) nos remite al primer relato de la Creación e introduce el segundo relato de la Creación. ¿Cómo te ayudan tus conclusiones a entender lo que puede significar la bendición divina del sábado y su santificación?
Imagínate que eres Adán o Eva en ese primer sábado. Es tu primer día de vida, tu primer día con tu cónyuge y tu primer día con Dios. ¡Qué día de aprendizaje! Empiezas a aprender del Dios que fue capaz de crear tanta belleza. Te maravillas al ver un elefante en un momento y una rana al siguiente; cada uno de ellos, único. Sonríes al ver las travesuras de la jirafa o el búfalo. Te quedas boquiabierto por los muchos colores y formas, embelesado por la sinfonía de los sonidos; te deleitas con la variedad de sabores y olores deliciosos; y disfrutas explorando las delicias de diferentes texturas. Ante todo, comienzas a aprender sobre las relaciones: responsabilidad, cuidado, amor. Lo experimentas con tu Creador; comienzas a practicarlo con el resto de los seres creados.
El primer sábado no podría haber sido una experiencia pasiva para Adán y Eva. Fue una oportunidad creada por Dios para que se concentraran en su Creador y en lo creado. Era el momento para sorprenderse.
■ Enumera las diferentes oportunidades de aprendizaje que Adán y Eva tuvieron durante ese primer sábado. ¿Cuáles de estas oportunidades todavía continúan siendo relevantes hoy, aunque de una forma diferente? ¿Cómo pueden enriquecer tus sábados?
Domingo
El gran Jehová había puesto los fundamentos de la tierra; había vestido a todo el mundo con un manto de belleza, y había colmado el mundo de cosas útiles para el hombre; había creado todas las maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creación fue realizada en seis días. “Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda su obra que había hecho. Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios creado y hecho”. Génesis 2:2, 3. Dios miró con satisfacción la obra de sus manos. Todo era perfecto, digno de su divino Autor; y él descansó, no como quien estuviera fatigado, sino satisfecho con los frutos de su sabiduría y bondad y con las manifestaciones de su gloria.
Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir, lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre había de reposar durante este sagrado día, para que, mientras contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sobre la grandiosa obra de la creación de Dios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabiduría y bondad de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia hacia su Creador (Historia de los patriarcas y profetas, p. 28).
Al bendecir el séptimo día en el Edén, Dios estableció un recordativo de su obra creadora. El sábado fue confiado y entregado a Adán, padre y representante de toda la familia humana. Su observancia había de ser un acto de agradecido reconocimiento de parte de todos los que habitasen la tierra, de que Dios era su Creador y su legítimo soberano, de que ellos eran la obra de sus manos y los súbditos de su autoridad. De esa manera la institución del sábado era enteramente conmemorativa, y fue dada para toda la humanidad. No había nada en ella que fuese obscuro o que limitase su observancia a un solo pueblo.
Dios vio que el sábado era esencial para el hombre, aun en el paraíso. Necesitaba dejar a un lado sus propios intereses y actividades durante un día de cada siete para poder contemplar más de lleno las obras de Dios y meditar en su poder y bondad. Necesitaba el sábado para que le recordase más vivamente la existencia de Dios, y para que despertase su gratitud hacia él, pues todo lo que disfrutaba y poseía procedía de la mano benéfica del Creador (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 28, 29).
La observancia del sábado entraña grandes bendiciones, y Dios desea que el sábado sea para nosotros un día de gozo. La institución del sábado se estableció con gozo. Dios contempló con satisfacción la obra de sus manos. Declaró que todo lo que había hecho era “bueno en gran manera”. Génesis 1:31. El cielo y la tierra se llenaron de regocijo. “Las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios”. Job 38:7. Aunque el pecado entró en el mundo para mancillar su obra perfecta, Dios sigue dándonos el sábado como testimonio de que un Ser omnipotente, infinito en bondad y misericordia, creó todas las cosas. Nuestro Padre celestial desea, por medio de la observancia del sábado, conservar entre los hombres el conocimiento de sí mismo. Desea que el sábado dirija nuestra mente a él como el verdadero Dios viviente, y que por conocerle tengamos vida y paz (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 351).
TIEMPO PARA REDESCUBRIR
Cuando se pide a Moisés que saque a los israelitas de Egipto, está claro que las masas han perdido su perspectiva como hijos de Dios. Necesitan redescubrir quién es el Dios que requiere su adoración y les da tantas promesas de un futuro increíble. El sábado es una experiencia de aprendizaje fundamental en su viaje de redescubrimiento. También se convierte en una señal clara para las demás naciones de la relación especial entre Dios y esta nación. La experiencia del maná tipifica la forma en que Dios educa a los israelitas.
En Éxodo 16:14 al 29, ¿qué lecciones aprendieron los israelitas?
Dios provee el milagro del maná para los israelitas, dándoles suficiente comida para cada día. Si les hubiese dado más de esa cantidad, entonces podrían haber olvidado quién era su Proveedor. Así que, cada día realizaba un milagro para ellos, y ellos veían el cuidado de Dios. No obstante, los sábados la situación era diferente, ya que el día debía ser especial. Ahora ocurrían dos milagros: doble porción el viernes, y la comida no se echaba a perder durante la noche. Eso hacía que el sábado los israelitas se maravillaran del Dios que era su Libertador y redescubrieran lo que significaba ser el pueblo de Dios.
Los israelitas tuvieron que comer este maná durante cuarenta años (Éxo. 16:35). Dios también ordena a Moisés que guarde un gomer de maná, para recordar a los israelitas cómo los alimentó en el desierto (16:32, 33). Esto también habría de ser un recordatorio de la experiencia especial del día de reposo.
También hubo otras ocasiones en que Dios les dejó en claro a los israelitas que el sábado es especial.
El sábado era una forma que Dios utilizó para ayudar a los israelitas a redescubrir su identidad y a su Dios. Se les pidió que obedecieran y santificaran el sábado, pero esto fue en el contexto de desarrollar una comprensión más profunda del carácter de su Creador y de construir una relación duradera basada en las promesas.
■ Estás hablando con un adolescente que considera que el sábado es “aburrido”. Él lo guarda solo porque eso es lo que dicen la Biblia y sus padres. ¿Qué sugerencias le darías para ayudarlo a (re)descubrir el sábado como una experiencia positiva de aprendizaje?
Lunes
Cuando el Señor liberó a su pueblo Israel de Egipto y le confió su ley, le enseñó que por la observancia del sábado debía distinguirse de los idólatras. Así se crearía una distinción entre los que reconocían la soberanía de Dios y los que se negaban a aceptarle como su Creador y Rey. “Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel”, dijo el Señor. “Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo”. Éxodo 31:17, 16.
Así como el sábado fue la señal que distinguía a Israel cuando salió de Egipto para entrar en la Canaán terrenal, así también es la señal que ahora distingue al pueblo de Dios cuando sale del mundo para entrar en el reposo celestial. El sábado es una señal de la relación que existe entre Dios y su pueblo, una señal de que este honra la ley de su Creador. Hace distinción entre los súbditos leales y los transgresores (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 351).
En ocasión del éxodo de Egipto, la institución del sábado fue recordada al pueblo de Dios en forma destacada. Mientras estaba todavía en servidumbre, sus capataces habían intentado obligarlo a trabajar en sábado aumentando la cantidad de trabajo que le exigían cada semana. Fueron haciendo cada vez más duras las condiciones del trabajo y exigiendo cada vez más. Pero los israelitas fueron librados de la esclavitud y llevados adonde pudieran observar sin molestias todos los preceptos de Jehová. La ley fue promulgada en el Sinaí; y una copia de ella, en dos tablas de piedra, “escritas con el dedo de Dios”, fue entregada a Moisés. Durante casi cuarenta años de peregrinación, el día señalado por Dios fue recordado constantemente a los israelitas por el hecho de que no había maná cada séptimo día, y la doble porción que caía en el día de preparación se conservaba milagrosamente (Profetas y reyes, pp. 134, 135).
Durante su ministerio terrenal, Cristo recalcó la vigencia de lo ordenado acerca del sábado; en toda su enseñanza manifestó reverencia hacia la institución que él mismo había dado. En su tiempo el sábado había quedado tan pervertido que su observancia reflejaba el carácter de hombres egoístas y arbitrarios más bien que el carácter de Dios. Cristo puso a un lado las falsas enseñanzas con que habían calumniado a Dios los que aseveraban conocerle. Aunque los rabinos le seguían con implacable hostilidad, no aparentaba siquiera conformarse con sus exigencias, sino que iba adelante observando el sábado según la ley de Dios.
En lenguaje inequívoco atestiguó su consideración por la ley de Jehová. “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas: no he venido para abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas”. Mateo 5:17, 18 (Profetas y reyes, pp. 135, 136).
TIEMPO PARA APRENDER PRIORIDADES
Los altibajos de la experiencia de Israel con Dios estaban estrechamente relacionados con la forma en que se identificaban con el sábado. Dios consideraba que la falta de voluntad para respetar el sábado era una señal de que él era irrelevante en la vida de ellos (Jer. 17:19–27). Un compromiso renovado con el sábado también fue parte de la restauración, una señal de que las prioridades eran correctas. Isaías 58 representa un contraste interesante.
Lee Isaías 58:1 al 14. ¿Qué le está diciendo Dios a su pueblo aquí que es relevante para nosotros hoy?
Los israelitas fingen ser seguidores de Dios (en su adoración, en su ayuno), pero su estilo de vida después de terminar el culto muestra que solo están siguiendo las formalidades de un comportamiento correcto; no hay un compromiso sincero y de corazón con la Ley de Dios.
Isaías, en el capítulo 58, identifica lo que Dios espera de su pueblo.
Esto no es todo. Lea Isaías 58:13 y 14. ¿Por qué Dios se centra en el sábado al final de este capítulo? El profeta utiliza frases similares a las del resto del capítulo: evita “hacer tu voluntad en mi día santo”; no sigas “en tus propios caminos”; evita hacer “tu voluntad” y hablar “tus propias palabras”, advierte el profeta. En otras palabras, el sábado no es momento para hacer la rutina de la adoración, solo para abstraernos en nuestros propios pensamientos y llevar una vida irrelevante para la adoración. El sábado debe ser un día “santo” y una “delicia”. En el contexto del resto del capítulo, el sábado tiene que ver con deleitarse en aprender el carácter y los propósitos de Dios, y luego vivir ese carácter y esos propósitos en nuestra relación con los demás. Conocer la forma de observancia y adoración del sábado no es suficiente. El aprendizaje debe impactar la vida. El sábado es el momento para aprender las prioridades y vivirlas.
■ ¿Te deleitas en el sábado? Si no, ¿qué puedes hacer para cambiar eso? ¿Has aprendido a honrar el sábado? Analicen con la clase de la Escuela Sabática lo que esto podría significar. Sean lo más prácticos posible.
Martes
Cristo quería enseñar a sus discípulos y a sus enemigos que el servicio de Dios está antes que cualquier otra cosa. El objeto de la obra de Dios en este mundo es la redención del hombre; por lo tanto, lo que es necesario hacer en sábado en cumplimiento de esta obra, está de acuerdo con la ley del sábado. Jesús coronó luego su argumento declarándose “Señor del sábado”, es decir un Ser por encima de toda duda y de toda ley. Este Juez infinito absuelve a los discípulos de culpa, apelando a los mismos estatutos que se les acusaba de estar violando…
[Jesús] Declaró que su ceguera había interpretado mal el objeto del sábado. Dijo: “Si supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes”. Mateo 12:7. Sus muchos ritos formalistas no podían suplir la falta de aquella integridad veraz y amor tierno que siempre caracterizarán al verdadero adorador de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 252).
El sábado es un broche de oro que une a Dios y a su pueblo. Pero el mandamiento del sábado ha sido violado. El día santo de Dios ha sido profanado. El sábado ha sido sacado de su lugar por el hombre de pecado, y se ha ensalzado en su lugar un día de trabajo común. Se ha hecho una brecha en la ley, y esta brecha ha de ser reparada. El sábado debe ser ensalzado a la posición que merece como día de reposo de Dios. En el capítulo 58 de Isaías, se bosqueja la obra que el pueblo de Dios ha de hacer. Debe ensalzar la ley y hacerla honorable, edificar en los antiguos desiertos y levantar los fundamentos de muchas generaciones. A los que hagan esta obra, Dios dice: “Serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de Jehová lo ha hablado”. Isaías 58:12-14 (Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 353, 354).
Necesitamos estudiar, meditar y orar, Tendremos entonces visión espiritual para discernir los atrios interiores del templo celestial. Percibiremos los temas de los himnos y agradecimientos del coro celestial que está alrededor del trono…
Dios enseña que debemos congregarnos en su casa para cultivar los atributos del amor perfecto. Esto preparará a los moradores de la tierra para las mansiones que Cristo ha ido a preparar para todos los que le aman. Allí se congregarán en el Santuario de sábado en sábado, de luna nueva en luna nueva, para unir sus voces en los más sublimes acentos de alabanza y agradecimiento a Aquel que está sentado en el trono y al Cordero para siempre jamás (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 368).
TIEMPO PARA ENCONTRAR EL EQUILIBRIO
Jesús respetó y confirmó la Ley de Dios (Mat. 5:17, 18). Sin embargo, Jesús también desafió a los dirigentes religiosos sobre su interpretación de la Ley. Ninguno de sus desafíos fue más amenazante para el establishment que las decisiones que tomó en relación con la observancia del sábado. Las sinagogas no dejaban de hacer del sábado una oportunidad para educar: allí se leía y se interpretaba la Torá sin excepción. Los escribas y los fariseos conocían la letra de la Ley. Sin embargo, Jesús llegó mucho más lejos en la educación de sus seguidores en lo concerniente al día de reposo.
Lee Mateo 12:1 al 13 y Lucas 13:10 al 17. ¿Qué le enseñó Jesús a la gente de su época, y a nosotros hoy, con estos hechos?
Las controversias en torno al hecho de que Jesús sanaba en sábado apuntan a importantes debates espirituales sobre la naturaleza del pecado, la razón del sábado, la relación entre Jesús y el Padre y la naturaleza de la autoridad de Jesús.
La actitud de Jesús hacia el sábado está bien resumida en nuestro versículo para memorizar de esta semana: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Mar. 2:27, 28). Él quería enfatizar que el sábado no debería ser una carga. Fue “hecho” (creado) como una oportunidad única para que las personas aprendan del carácter de Dios, que hizo el sábado, y para que aprendan vivencialmente a valorar su Creación.
Al plantear interrogantes mediante su accionar, Jesús impulsa a sus discípulos, a los dirigentes judíos y a las multitudes a pensar más profundamente sobre las Escrituras y sobre lo que significaban su fe y su Dios. Es muy fácil que cualquiera de nosotros quede tan atrapado en normas y reglamentos que quizá no sean malas en sí, pero que se vuelven un fin en sí mismas, en vez de ser un medio para alcanzar un objetivo, y ese objetivo debería ser el conocimiento del carácter del Dios al que servimos. Y esto nos lleva a obedecerle fielmente sobre la base de nuestra confianza en los méritos de la justicia de Cristo en nuestro favor.
■ ¿Cómo observas el sábado? ¿Se ha vuelto un día de “no hagas esto y no hagas aquello”, en lugar de un tiempo para descansar verdaderamente en el Señor y conocerlo mejor? Si es así, ¿cómo puedes cambiar para obtener más de lo que Dios quiere para ti?
Miércoles
Al apartarse los judíos de Dios, y dejar de apropiarse la justicia de Cristo por la fe, el sábado perdió su significado para ellos. Satanás estaba tratando de exaltarse a sí mismo, y de apartar a los hombres de Cristo, y obró para pervertir el sábado, porque es la señal del poder de Cristo. Los dirigentes judíos cumplían la voluntad de Satanás rodeando de requisitos pesados el día de reposo de Dios. En los días de Cristo, el sábado había quedado tan pervertido, que su observancia reflejaba el carácter de hombres egoístas y arbitrarios, más bien que el carácter del amante Padre celestial. Los rabinos representaban virtualmente a Dios como autor de leyes cuyo cumplimiento era imposible para los hombres. Inducían a la gente a considerar a Dios como un tirano, y a pensar que la observancia del sábado, que él les exigía, hacía a los hombres duros y crueles. Era obra de Cristo disipar estos conceptos falsos. Aunque los rabinos le perseguían con una hostilidad implacable, ni siquiera aparentaba conformarse a sus requerimientos, sino que seguía adelante, observando el sábado según la ley de Dios (El Deseado de todas las gentes, pp. 250, 251).
Los que tienen una relación viva con Dios saben que la divinidad obra a través de la humanidad. Cada alma que coopera con Dios hará justicia, amará misericordia y se humillará ante Dios…
Cuando sanó en el día sábado y fue acusado de quebrantar la ley de Dios, le dijo a sus acusadores: “Cada uno de vosotros, ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se la debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? Al decir estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él”. Lucas 13:15-17. El Señor mira con compasión sobre las criaturas que hizo (Ser semejante a Jesús, p. 145).
Debemos cuidar celosamente los extremos del sábado. Recordemos que cada momento del mismo es un tiempo santo y consagrado…
Hay otra obra que debe recibir atención en el día de preparación. En ese día deben ponerse a un lado todas las divergencias entre hermanos, ora sea en la familia o en la iglesia. Expúlsese del alma toda amargura, ira y malicia. Con espíritu humilde, “confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”. Santiago 5:16.
Antes que empiece el sábado, tanto la mente como el cuerpo deben retraerse de los negocios mundanales, Dios puso el sábado al fin de los seis días de trabajo para que los hombres se detengan y consideren lo que han ganado en la semana en su preparación para el reino puro que no admitirá a ningún transgresor. Debemos hacer cada sábado un examen de nuestra conciencia para ver si la semana transcurrida trajo ganancia o pérdida espiritual (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 357).
UN TIEMPO PARA LA COMUNIDAD
Jesús les dio el ejemplo a sus discípulos al asistir semanalmente a la sinagoga. Después de la resurrección, ellos continuaron con esta modalidad, al igual que los demás seguidores de Jesús. La sinagoga se convirtió en uno de los principales lugares para que los apóstoles hicieran preguntas relacionadas con la resurrección, y el sábado brindaba una oportunidad clave para que la comunidad se reuniera y aprendiera. Ciertamente, Jesús era el Mesías hebreo, el Mesías predicho en el Antiguo Testamento, del que leían en la sinagoga cada sábado. ¿Qué mejor lugar para que los creyentes promovieran a Jesús que en la sinagoga, especialmente cuando testificaban ante los judíos y otros que temían a Dios (Hech. 13:16, 26)?
Observa los siguientes pasajes. ¿Qué nos dicen sobre los seguidores de Jesús como testigos en ámbitos públicos? Mientras lees estos textos, piensa en dónde estaban hablando, con quiénes hablaban, qué se dijo y cuáles fueron los resultados. Hechos 13:14–45; 16:13, 14; 17:1–5; 18:4.
El testimonio de los apóstoles se basaba en la experiencia personal y en las Escrituras. Pablo se explayó en la historia de Israel, comenzando con “nuestros padres” (Hech. 13:17) en Egipto, y siguió su historia desde el establecimiento en la Tierra Prometida hasta los jueces, los reyes y David, y de allí hizo una transición perfecta hasta Jesús.
Pablo y otros también mostraron que su experiencia personal y su interpretación tenían sentido dentro del contexto de las Escrituras. Presentaron información, debatieron y discutieron. La combinación del testimonio personal y bíblico impartidos mediante la predicación, la enseñanza y el debate era muy poderosa. Como muestran los pasajes de la Biblia, algunos de los dirigentes religiosos tenían envidia de la autoridad de los apóstoles y del poder resultante que tenían sobre la gente, tanto judíos como gentiles.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día también tiene una larga historia de propiciar el testimonio y la exposición de las Escrituras mediante la predicación y la enseñanza. La combinación de la Escuela Sabática con el culto de adoración (predicación) y otras reuniones sabáticas (reuniones de jóvenes, por ejemplo) brinda una sólida base educativa formal para la adoración adventista del séptimo día. Si bien esto debe complementarse con otras experiencias de aprendizaje, es esencial para la experiencia educativa del sábado.
Jueves
El sábado no está destinado a ser un período de inactividad inútil. La ley prohíbe el trabajo secular en el día de reposo del Señor; debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida; ninguna labor que tenga por fin el placer mundanal o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas. La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la ley. Honraba el sábado.
Nuestro Salvador dictaminó que la obra de aliviar los sufrimientos es una tarea de misericordia y no una violación del sábado.
Nunca se deben descuidar las necesidades de la humanidad doliente. Con su ejemplo el Salvador nos ha demostrado que es justo aliviar el sufrimiento en sábado (Mi vida hoy, p. 238).
El Espíritu de Dios acompañó las palabras que fueron habladas, y fueron tocados los corazones. El apóstol apeló a las profecías del Antiguo Testamento, y su declaración de que estas se habían cumplido en el ministerio de Jesús de Nazaret, convenció a muchos, que anhelaban el advenimiento del Mesías prometido. Y las palabras de seguridad del orador de que “el evangelio” de la salvación era para judíos y gentiles por igual, infundió esperanza y gozo a aquellos que no se contaban entre los hijos de Abraham según la carne.
“Y saliendo ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el sábado siguiente les hablasen estas palabras”. Habiéndose disuelto finalmente la congregación, “muchos de los judíos y de los religiosos prosélitos”, que habían aceptado las buenas nuevas que se les dieron ese día, “siguieron a Pablo y Bernabé; los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en la gracia de Dios” (Los hechos de los apóstoles, p. 140).
¡Oh, que todos pudieran ver, como yo lo he visto, el gozo de los que han trabajado hasta el máximo de sus capacidades, con humildad y mansedumbre, para ayudar a las almas a venir a Jesús! ¡Oh, qué gozo sentirán los obreros cuando las almas salvadas por su intermedio expresen su gratitud en las mansiones celestiales!
Aunque Cristo será glorificado como el único Redentor, habrá una superabundancia de gratitud de los salvados hacia los instrumentos humanos empleados en su salvación. Su gratitud a los que los rescataron encontrará expresión en palabras tales como: “Estaba en un camino que deshonraba y ofendía al Redentor; tú me manifestaste amor por mi alma y me abriste la Palabra de Dios. Yo estaba al borde de la ruina; tus oraciones, tus emocionadas súplicas, tu ferviente interés, atrajeron mi atención. Pensé que debías tener la verdad o no hubieras estado tan preocupado por la salvación de los demás. Leí la Palabra de Dios por mí mismo y descubrí que lo que me decías era la verdad. Estoy salvado y alabaré a mi Redentor por su incomparable misericordia y amor perdonador” (Reflejemos a Jesús, p. 228).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “El sábado”, pp. 248-256.
“Ninguna otra institución confiada a los judíos propendía tan plenamente como el sábado a distinguirlos de las naciones que los rodeaban. Dios se propuso que su observancia los designase como sus adoradores. Debía ser una señal de su separación de la idolatría y de su conexión con el Dios verdadero. Pero, con el fin de santificar el sábado, los hombres mismos deben ser santos. Por fe, deben llegar a ser participantes de la justicia de Cristo. Cuando dio a Israel el mandato: ‘Recuerda el día del sábado para santificarlo’, el Señor también les dijo: ‘Me seréis varones santos’ (Éxo. 20:8; 22:31). Únicamente en esa forma podía el sábado distinguir a los israelitas como adoradores de Dios” (DTG 250).
“Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. [...] Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios” (DTG 255).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. A menudo los adventistas del séptimo día dedican tiempo a considerar lo que no es aceptable hacer en sábado. Elaboren una serie de preguntas que se centren en los ideales analizados en esta lección y que enfaticen el sábado como una experiencia educativa. Por ejemplo: “¿Qué hago en sábado que me permite aprender más sobre el carácter de Dios?”
2. Analicen las citas de Elena de White que están más arriba. Estas sugieren que no es solo la formalidad de guardar el sábado lo que distingue a los observadores del sábado en la comunidad. ¿Cómo serían los que son “participantes de la justicia de Cristo” y los “santos”? ¿Qué tiene que ver esto con el sábado?
3. ¿De qué manera pueden enriquecer su experiencia sabática? Identifiquen tres objetivos que se centren en lo que les gustaría aprender mediante la observancia del sábado en los próximos doce meses.
Viernes
Mensajes selectos, t. 3, “El sábado es un día de servicio”, pp. 295, 296;
En los lugares celestiales, 24 de mayo, “Acuérdate del día de reposo”, p. 153.
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Lección 12
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
El sábado es mucho más que 24 horas de descanso del trabajo: es un regalo de tiempo teológicamente rico e íntimo que nos brinda nuestro Creador. Independientemente de lo que sepamos sobre el sábado, sin duda siempre habrá más por descubrir.
Pero ¿qué tiene que ver el sábado con la educación? Piensa en los momentos en que más has aprendido acerca de Dios. Los estudios, los sermones, la camaradería, los oradores especiales, los cantos, los seminarios, los cultos de recepción del sábado, las reuniones campestres, las comidas a la canasta, ¿cuántos de estos momentos tuvieron lugar en las horas sabáticas? Si reflexionamos un poco, para muchos de nosotros, el sábado ha sido una “universidad a través del tiempo”, en la que hemos sido aceptados, educados y continuamos siendo investigadores residentes en los caminos y el Reino de Dios.
El sábado también garantiza tiempo para volver a aprender lo que olvidamos. La prueba del sábado referida al maná era realmente una prueba de confianza y obediencia para volver a familiarizar a Israel con su Dios después de una permanencia desconcertante en Egipto. Jesús utilizó el sábado para reestructurar la santidad en el sentido de aliviar el sufrimiento humano, en lugar de priorizar las tradiciones que acrecentaban las prohibiciones para el sábado (Mat. 12:11, 12). Su reprensión brillante pero breve: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” se presenta como un monumento de reeducación y corrección (Mar. 2:27). Jesús es “Señor aun del día de reposo”, y podemos aprender de él al estudiar sobre el sábado (Luc. 6:5).
Parte II: COMENTARIO
Un testimonio sobre las motivaciones
la gente para obedecer las leyes de Dios.
Podemos enfatizar las consecuencias negativas de la desobediencia (miseria, esclavitud, castigos y muerte). También podemos usar motivaciones positivas, en las cuales la obediencia se presenta de manera tan atractiva que la gente sentirá que se está perdiendo una gran aventura si descuida las leyes de Dios.
Me di cuenta de esta dicotomía dentro de las motivaciones al hablar con cristianos no adventistas. Cuando se enteraron de que yo era “aniquilacionista” (que no cree en un lugar de tormento eterno), dos cristianos diferentes, que no estaban familiarizados entre sí, hicieron el mismo comentario en dos ocasiones diferentes, como si leyeran un guion común: “¿No pierdes fuerzas para evangelizar y ganar almas al no valerte de un infierno que arde eternamente?” Recuerdo cuán impactado quedé con ese comentario y, luego de contener la sorpresa, les hice saber que creía que el carácter de Jesús y su plan de redención eran suficientemente atractivos como para realmente atraer a las personas a Dios. Un poco avergonzados, ambos dijeron rápidamente algo así como: “Por supuesto, sí, eso también funcionaría”. Pensé para mis adentros: “Sí, eso espero”. Pero su respuesta instintiva a mi aniquilacionismo básicamente era: “¿Cómo puedes lograr que la gente entre en el cielo sin subir la temperatura del infierno?” Fíjate cómo la teología afecta inexorablemente la evangelización.
Logré entender, quizá por primera vez, que la evangelización adventista del séptimo día y, por extensión, la educación, se ven impelidas exclusivamente a descubrir el corazón de Dios para presentarlo de tal forma que la gente se sienta atraída, en lugar de verse forzada psicológicamente. Sí, forzada psicológicamente. Porque, francamente, si la tortura que arde eternamente es la realidad de los perdidos, me da igual quién sea Dios a estas alturas, ¡solo dime las palabras mágicas o las doctrinas ortodoxas que tengo que creer para poder escapar de la pesadilla del azufre eterno! ¿Quién sabe hasta qué punto las iglesias llenan sus bancos sobre la base de ese argumento? Pero la educación adventista no pone esa pieza en su caja de herramientas para utilizarla con sus alumnos. Por supuesto, la muerte final y el remordimiento son argumentos negativos legítimos, y en algunos casos pueden invocarse para que alguien comience a pensar seriamente en su futuro. Pero, por cada argumento negativo, hay una docena de aspectos positivos que nos impulsan a actuar por lo que recibiremos, no por lo que evitaremos. Piensa en un matrimonio feliz: ¿son el miedo al dolor y las complejas consecuencias del divorcio los que mantienen unidos a los cónyuges o han encontrado otra fuente que los mantiene unidos? Apliquemos estas reflexiones para comprender la importancia del sábado.
Texto bíblico
Hay 89 capítulos en los cuatro evangelios. Es relativamente fácil ver cuántos de esos capítulos hablan de la percepción que Jesús tenía del sábado. Hay 11 casos. Esto se traduce en una proporción de uno de cada 8 capítulos de los evangelios que hablan del sábado. Esa cifra sustancial se vuelve más relevante al recordar dos hechos: (1) Jesús hizo tantas cosas que, si se hubiese escrito todo, Juan “piens[a] que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25). (2) Los primeros evangelios probablemente fueron escritos unos treinta años después de la muerte de Jesús. Ahora, reunamos esos dos hechos. La mayoría de los cristianos asume que la institución del sábado terminó en la Cruz. Pero, si fuera así, ¿no sería extraño que 1⁄8 de los evangelios hable sobre las reformas sabáticas de Jesús? Si el sábado como institución hubiera desaparecido hacía treinta años con el sacrifcio de Cristo, especialmente en vista de que había mucho otro material sobre la vida de Jesús que podría haberse registrado, ¿por qué sería relevante este énfasis sobre el sábado para la incipiente iglesia? Una respuesta rápida es decir, al menos, que los primeros cristianos todavía guardaban el sábado. Aunque esto es cierto, esa posiblemente sea la conclusión menos interesante, porque quizás haya algo de mayor importancia que eso. Aquí hay algunas conexiones fascinantes entre el sábado, la salvación, Jesús y su Reino. (Lo siguiente fue extraído de G. Robinson, The Origin and Development of the Old Testament Sabbath—A Comprehensive Exegetical Approach, pp. 413, 414.):
1. Las genealogías de Mateo y de Lucas están organizadas según un arreglo sabático o séptuple, o sobre la base de múltiplos de 7. Mateo, por ejemplo, ofrece 3 grupos de 14 generaciones en las que Abraham, David y Jesús son los puntos culminantes. Jesús es la continuación y la culminación del esquema de salvación, que comenzó en Israel. Lucas refiere 77 generaciones, comenzando desde la Creación hasta Jesús. La vinculación de Jesús con la Creación a través de la genealogía muestra que su salvación es para toda la humanidad; una verdad fundamental que simboliza el sábado.
2. El hecho de que Jesús sea “Señor del sábado” (ver Mat. 12:8, NVI) significa que el sábado pertenece al Mesías, así como pertenecía a Yahvéh en el Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento, el sábado era una señal del pacto que Dios tenía con Israel, para que supieran que aquel que es el Señor del sábado es Dios (Eze. 20:20) y que él es quien los santifica (Eze. 20:12; Éxo. 31:13). El extranjero que guardaba el sábado también tenía garantizado recibir un “lugar en mi casa” y un “nombre perpetuo” (Isa. 56:5), que será una casa de oración “para todos los pueblos” (56:7). “En este sentido, el sábado sin duda se da por el bien […] del hombre, para su salvación”. Jesús refuerza estos mismos argumentos al preguntar retóricamente si el sábado es un tiempo para “salvar la vida” (Mar. 3:4) y liberar a los que sufren de la “ligadura” (Luc. 13:16). El sábado está íntimamente relacionado con la salvación en el Antiguo Testamento (Deut. 5:15), y lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento, en el concepto de Jesús.
3. Así como el Templo en el Antiguo Testamento funcionaba como el lugar del perdón, la liberación y la salvación, Jesús, al ser mayor que el Templo, es ahora el lugar de la salvación. Es conmovedor ver la salvación que Jesús ofrece en sus curaciones (la palabra para “salvar”, sozo, a menudo se utiliza para referirse a la curación física; p. ej., Mat. 9:22; Mar. 6:56; Luc. 17:19). Jesús elige demostrar sus actos de curación/salvación en el día de reposo (p. ej., Mar. 3:4; Luc. 13:10; Juan 5:1, 9). En cada uno de estos casos, y otros más, se podría haber esperado hasta otro día que no fuese sábado; pero quizá Jesús tenía la intención de “mostrar la inminencia del Reino de Dios (Luc. 4:16-19; 7:22)”, y relacionó a propósito el sábado con la salvación a fin de que el sábado continúe siendo “la señal del reino mesiánico”.
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Las ideas presentadas en la parte de “Comentario” son la punta del iceberg en lo que respecta a la importancia del sábado en las Escrituras. Los adventistas dedicamos demasiado tiempo tratando de educar a otros para que obedezcan el mandato del sábado con el mismo puñado de textos. Por consiguiente, somos propensos a pasar por alto la amplitud de la teología del sábado a lo largo de toda la Escritura. Finalmente, para que nadie desestime todo este análisis sobre el sábado pensando que son argumentos bíblicos que los adventistas exageran para encontrar más apoyo sabático, la teología que acabamos de ver, donde Jesús, el Reino mesiánico, la nueva Creación y el sábado están entretejidos, no fue escrita por ningún adventista del séptimo día. No tenemos que ser adventistas del séptimo día para ver estas conexiones; solo se necesita una Biblia y una mente abierta.
Algunos consejos prácticos para aprender más sobre el sábado, además del hecho de que aún debemos guardarlo:
1. Lee y escucha material teológico más avanzado publicado por el Instituto de Investigación Bíblica de la iglesia o la Sociedad Teológica Adventista. Aunque solo comprendas el cuarenta por ciento de lo que lees, seguirás aprendiendo, y tu comprensión aumentará con la exposición continua.
2. Forma un Grupo pequeño de lectura para analizar materiales más desafiantes acerca del sábado. De esta manera, pueden ayudarse mutuamente.
"LA EDUCACIÓN"
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Dios los bendiga!!
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