Lección 11 de Infantes
EL PRIMER CANTO DE NAVIDAD
¿Qué es lo primero que haces cuando estás asombrado por algo?
¿Deseas contárselo a alguien? ¿Alguna vez has sentido que deseas cantar?
LUCAS 2:8–14;
EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES, cap. 4, pp. 29-33.
“Todo don perfecto desciende [...] del Padre”
(SANTIAGO 1:17).
Jesús es el precioso don de Dios para nosotros.
La noche en que
Jesús nació fue muy especial para los ángeles en el cielo. Observaban muy
emocionados el nacimiento de Jesús en un establo, y cómo su madre, María, lo
envolvió tiernamente y lo acostó en el pesebre. No podían permanecer callados
ni un minuto más. Dios acababa de dar al mundo el precioso don de su Hijo.
¡Era una noticia maravillosa!
Pero nadie en la tierra conocía el maravilloso acontecimiento que acababa de suceder. Nadie se presentó para dar la bienvenida a Jesús, el recién nacido Rey. Los ángeles querían compartir su felicidad con alguien, pero todos en Belén estaban durmiendo tranquilamente. ¡Tenían que contárselo a alguien! ¿A quién se lo contarían?
Esa noche los pastores velaban sus rebaños en una colina cerca de la ciudad. Esa misma noche los pastores estaban hablando acerca de la promesa que Dios había hecho hacía mucho tiempo. Ellos sabían que Dios había prometido enviar un Salvador, y oraban para que viniera pronto.
De repente, los pastores vieron una luz brillante. Nunca habían visto algo tan brillante en la noche, y eso los atemorizó. Entonces escucharon una voz cuando miraron hacia el cielo. ¡La luz brillante era un ángel!
“No tengan miedo —dijo el ángel—. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Repentinamente el cielo brilló con cientos de gloriosos y resplandecientes ángeles. Cantaban un canto especial, que ninguno de los pastores había escuchado jamás. Los pastores miraban y escuchaban con asombro.
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz,
a todos los que gozan
de su buena voluntad”.
¡Los ángeles estaban muy felices porque podían compartir las noticias del nacimiento de Jesús! Su hermoso canto brotaba de corazones rebosantes de gozo. Era un canto de alabanza por el precioso don de Jesús.
Y ese fue el primerísimo canto de Navidad. Ahora, todavía cantamos acerca del
nacimiento de Jesús, y agradecemos a Dios por el precioso don de su Hijo,
Jesús.
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Dios les bendiga!!!
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