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Intermediarios | Lección 12: ¡Ahora todos juntos! | 3er Trimestre 2024 | Año A

Intermediarios | Lección 12: ¡Ahora todos juntos! | 3er Trimestre 2024 | Año A

Lección 12 de Intermediarios
¡AHORA TODOS JUNTOS!


Intermediarios | Lección 12: ¡Ahora todos juntos! | 3er Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
Hechos 18:1-28;
Los hechos de los apóstoles, caps. 24, 26.

Versículo para Memorizar:
“Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrán dose mutuamente”.
(Romanos 12:10).

Mensaje:
Mostramos amor por Jesús cuando trabajamos juntos con otros creyentes.



¿Alguna vez has vivido con personas que no son de tu familia biológica? Era común para la gente de la iglesia primitiva compartir todo: trabajo, tiempo, ministerio, espacio. De esta manera ellos no tan solo eran capaces de esparcir el evangelio más efectivamente, sino que también podían apoyarse entre ellos mientras lo hacían.

—Priscila —llamó Aquila—. Traje un invitado a la casa. Por favor ven a saludarlo.
Priscila se apresuró a bajar los escalones hacia la tienda.
—Ya voy —canturreó.

Mientras venía cruzando la puerta, Aquila dijo a su invitado: —Quiero que conozcas a Priscila, mi esposa.

Pablo se inclinó ligeramente.
—Priscila, Pablo es un creyente como nosotros. Acaba de llegar de Atenas.


Extendiendo la mano para saludarlo, Priscila sonrió y dijo: —Bienvenido a Corinto.
—Gracias —replicó Pablo—. Es bueno encontrarse con alguien aquí en Corinto que conoce a nuestro Salvador. Aquila, me dijiste que viniste a Corinto desde Roma, ¿qué te hizo salir de allí?
—El emperador Claudio ordenó que todos los judíos salieran de Roma —dijo Aquila en voz baja.
—Debido a que Aquila y yo deseábamos testificar a los incrédulos, pensamos que Corinto podría ser un lugar perfecto —añadió Priscila.
—Pero también tenemos que ganarnos la vida —continuó Aquila—. Decidimos abrir nuestro negocio de fabricar tiendas aquí, como lo hicimos en Roma.
—¿Tienen suficiente trabajo como para necesitar ayuda?—preguntó Pablo.
—¡Sí! Los negocios van en aumento, y no podemos cumplir con todos los compromisos —replicó Aquila—. Pero no hemos podido encontrar a alguien que conozca el oficio de hacer tiendas.
—Yo aprendí cuando era muy joven —dijo Pablo—. Voy a necesitar alguna forma de sostén propio.
—¡Alabado sea Dios! —dijo Aquila—. Puedes empezar a trabajar mañana.
—Y puedes quedarte con nosotros —añadió Priscila.

Pablo, Priscila y Aquila se establecieron en la rutina de trabajar durante el día en la pequeña fábrica de tiendas y estudiaban juntos en las tardes. Cada sábado iban a la sinagoga. Hablaban con los judíos y los griegos que adoraban allí, Pablo les habló acerca de Jesús y de su muerte.

Un día, Pablo estaba cortando la tela para una tienda, cuando dos hombres entraron a la tienda.
—¡Silas y Timoteo! —exclamó, soltando sus herramientas y rodeando el banco de trabajo para abrazarlos—. ¿Qué hacen aquí?
—Es que extrañamos no verte en Atenas —dijo Silas—. Cuando supimos que estabas en Corinto, decidimos venir aquí.
—Quiero que conozcan a mis amigos y compañeros de trabajo —dijo Pablo.


Con Silas y Timoteo en Corinto, Pablo pudo emplear todo su tiempo en la predicación. Se dedicó a los judíos, pero muchos de ellos rehusaron escuchar lo que él les decía.
—Desde ahora en adelante predicaré a los gentiles —decidió finalmente. Incluso los judíos trataron de matarlo, pero el gobernador romano, Galión, no permitió que le hicieran daño. Pablo se quedó por más de un año predicando y enseñando en Corinto.
—Creo que Dios me está invitando a dejar Corinto por un tiempo—les dijo Pablo a Aquila y Priscila cierta mañana.
—Esto es asombroso, Pablo —dijo Aquila—. Yo he sido impresionado con la misma idea.

Los siguientes días los dedicaron a completar los pedidos de tiendas y a realiar arreglos en casa.

Pronto empacaron e hicieron su viaje para Éfeso. Priscila y Aquila encontraron un lugar donde quedarse y Pablo se dirigió a la sinagoga. Pasó varios días en Éfeso conversando con los judíos.
—Quédate con nosotros—les dijeron ellos.
—Debo volver a Jerusalén para las festividades, pero voy a regresar si es la voluntad de Dios —respondió Pablo.


Pablo dejó a Aquila y a Priscila en Éfeso para que avanzaran con el trabajo que habían iniciado mientras él navegaba a Cesarea. Trabajaron duro para enseñar a otros las buenas nuevas de Jesús.



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Dios lo bendiga!!!

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