Lección de Escuela Sabática de Adultos 2do Trimestre 2021, Escuela Sabática Adultos 2do Trimestre 2021, Lección 2do Trimestre 2021,
Lección 3: Para el 17 de abril de 2021
“POR SIGLOS PERPETUOS”
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:6; 6:5, 11; 6:18; 9:12–17; Isaías 4:3; Apocalipsis 12:17.
PARA MEMORIZAR:
“Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Gén. 6:8).
Las bacterias son organismos demasiado pequeños para verlos sin un microscopio. Dadas las condiciones favorables para el crecimiento (suficiente calor, humedad y alimento), las bacterias se multiplican a un ritmo extremadamente rápido. Por ejemplo, algunas bacterias se reproducen por simple fisión (división): una célula madura simplemente se divide en dos células hijas. Cuando la fisión tiene lugar a cada hora, una bacteria puede producir más de 18 millones de bacterias nuevas en 24 horas.
Este fenómeno microscópico en el mundo natural ilustra el rápido crecimiento del mal en la humanidad después de la Caída. Dotada de intelectos gigantes, salud robusta y longevidad, esta raza vigorosa abandonó a Dios y prostituyó sus facultades excepcionales tras la iniquidad en todas sus formas. Dios eligió detener aquella rebelión desenfrenada mediante un diluvio universal.
Reseña de la semana: ¿Qué le hizo el pecado a la Creación de Dios? ¿Cuáles fueron algunas de las características de Noé? ¿Qué elementos involucraba el pacto con Noé? ¿De qué manera se revela la gracia de Dios en el pacto con Noé antes del Diluvio? ¿Qué nos enseña el pacto que Dios hizo con la humanidad después del Diluvio sobre su amor universal por nosotros?
Sábado
En todo período de la historia de esta tierra, Dios tuvo hombres a quienes podía usar como instrumentos oportunos a los cuales dijo: “Sois mis testigos”. En toda edad hubo hombres piadosos, que recogieron los rayos de luz que fulguraban en su senda, y hablaron al pueblo las palabras de Dios. Enoc, Noé, Moisés, Daniel y la larga lista de patriarcas y profetas, todos fueron ministros de justicia. No fueron infalibles; eran hombres débiles, sujetos a yerro; pero el Señor obró por su medio a medida que se entregaban a su servicio (Obreros evangélicos, p. 13).
El mundo estaba en su infancia; no obstante, la iniquidad del género humano se había hecho tan profunda y general que Dios no pudo soportarla más; y dijo: “Raeré los hombres que he criado de sobre la faz de la tierra”. Génesis 6:7. Declaró que su Espíritu no contendería para siempre con la humanidad culpable. Si los hombres no cesaban de manchar el mundo y sus ricos tesoros con sus pecados, los borraría de su creación, y destruiría las cosas que con tanta delicia les había brindado…
“Por la fe Noé, habiendo recibido respuesta de cosas que aun no se veían, con temor aparejó el arca en que su casa se salvase: por la cual fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe”. Hebreos 11:7. Mientras Noé daba al mundo su mensaje de amonestación, sus obras demostraban su sinceridad. Así se perfeccionó y manifestó su fe. Dio al mundo el ejemplo de creer exactamente lo que Dios dice. Todo lo que poseía lo invirtió en el arca. Cuando empezó a construir aquel inmenso barco en tierra seca, multitudes vinieron de todos los rumbos a ver aquella extraña escena, y a oír las palabras serias y fervientes de aquel singular predicador. Cada martillazo dado en la construcción del arca era un testimonio para la gente (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 80–82)
El mundo no es más favorable hoy para el desarrollo del carácter cristiano que en los días de Noé. Entonces se había extendido tanto la impiedad… Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová… Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé”. Génesis 6:7–9. Sí, en medio de esa era degenerada, Noé era un placer para su Creador.
Estamos viviendo en los últimos días de la historia de esta tierra, en una era de pecado y corrupción, y como Noé hemos de vivir de tal manera que seamos un placer para Dios al manifestar las alabanzas de Aquel “que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Pedro 2:9. En la oración que Cristo elevó a su Padre antes de su crucifixión, dijo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Juan 17:15 (Mensajes selectos, t. 1, p. 105).
EL PRINCIPIO DEL PECADO (GÉN. 6:5)
La opinión divina al final de la Creación de Dios fue que todo “era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). Luego entró el pecado, y el paradigma cambió. Las cosas ya no eran “buenas en gran manera”. La ordenada Creación de Dios se vio empañada por el pecado y todos sus repugnantes resultados. La rebelión alcanzó proporciones terribles en los días de Noé; el mal consumió a la raza. Aunque la Biblia no nos da muchos detalles (ver además PP 78-81), las transgresiones y las rebeliones evidentemente fueron algo que ni siquiera un Dios amoroso, paciente y perdonador podía tolerar.
¿Cómo pudo empeorar todo con tanta rapidez? Quizá la respuesta no sea tan difícil de encontrar.
¿Cuántas personas, hoy en día, al mirar sus propios pecados, no se han preguntado lo mismo: cómo es que todo empeoró tan rápido?
Busca los textos enumerados a continuación. Anota la cuestión que plantean. Observa la progresión constante del pecado:
1. Gén. 3:6
2. Gén. 3:11-13
3. Gén. 4:5
4. Gén. 4:8
5. Gén. 4:19
6. Gén. 4:23
7. Gén. 6:2
8. Gén. 6:5,11
Génesis 6:5 y 11 no se produjeron en el vacío; había una historia detrás. Este terrible resultado tuvo una causa. El pecado empeoró progresivamente. Es lo que tiende a hacer. El pecado no es como un corte o una herida, con algún proceso automático incorporado que trae curación. Al contrario, el pecado, si no se controla, se multiplica; nunca se satisface hasta llevar a la ruina y la muerte. No es necesario imaginar la vida antes del Diluvio para ver ese principio en acción; existe a nuestro alrededor incluso en la actualidad. No es de extrañar que Dios odie el pecado; no es de extrañar que, tarde o temprano, el pecado sea erradicado. Un Dios justo y amoroso no puede hacer otra cosa con eso.
Por supuesto, lo bueno es que, aunque él desea deshacerse del pecado, anhela salvar a los pecadores. De eso se trata el Pacto.
Domingo
Los hombres desprovistos de la gracia de Dios, se complacen en hacer el mal. Andan en tinieblas y carecen de poder para ejercer dominio sobre sí mismos. Dan rienda suelta a sus pasiones y apetitos hasta que se pierden los sentimientos más delicados y se manifiestan únicamente las pasiones animales. Esos hombres necesitan experimentar un poder controlador más elevado, que los constriña a obedecer. Si los dirigentes no ejercen poder para aterrorizar al malvado, este se hundirá hasta el nivel de las bestias. La tierra se torna cada vez más corrompida (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 323).
Es una ley del espíritu humano que nos hacemos semejantes a lo que contemplamos. El hombre no se elevará más allá de sus conceptos acerca de la verdad, la pureza y la santidad. Si el espíritu no sube nunca más arriba que el nivel humano, si no se eleva mediante la fe para comprender la sabiduría y el amor infinitos, el hombre irá hundiéndose cada vez más. Los adoradores de falsos dioses revestían a sus deidades de cualidades y pasiones humanas, y rebajaban así sus normas de carácter a la semejanza de la humanidad pecaminosa. Como resultado lógico se corrompieron.
“Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal… Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia”. Génesis 6:5, 11. Dios había dado a los hombres sus mandamientos como norma de vida, pero su ley fue quebrantada, y como resultado cometieron todos los pecados concebibles. La impiedad de los hombres fue manifiesta y osada, la justicia fue pisoteada en el polvo, y las lamentaciones de los oprimidos ascendieron hasta el cielo (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 79, 80).
¿Os obligará Dios a obedecer? ¿Forzará él vuestra voluntad? Nunca. El Señor os ha dotado de talentos, inteligencia y raciocinio. Él ha enviado del cielo a su Hijo unigénito para que abriera un camino para vosotros y para poner a vuestro alcance la inmortalidad. ¿Qué explicación podéis dar a Dios por vuestra debilidad, vuestra desobediencia, vuestra impureza, vuestros malos pensamientos y acciones?…
No penséis que Dios va a hacer un milagro para salvar a las almas débiles que albergan el mal, que practican el pecado, o que va a introducir algún elemento sobrenatural en sus vidas para elevarlas del ámbito del yo a una esfera más alta donde la tarea sea comparativamente fácil y no requiera ningún esfuerzo especial, ninguna lucha especial, ninguna crucifixión del yo; todos los que se demoran en el campo de Satanás esperando que esto se haga, perecerán con los obradores del mal. Serán repentinamente destruidos, y ya no habrá remedio.
Si Dios ha hecho provisión para que el hombre tenga la vida eterna, tiene formas de capacitarlo para que ejercite la santidad en su vida. Todos los que quieren dar evidencia de que han echado mano de la vida futura, demostrarán en forma práctica por medio de su vida y su carácter que están viviendo en novedad de vida, en pureza y santidad aquí, cumpliendo con lo que ha sido revelado (Testimonios para los ministros, pp. 452, 453).
EL HOMBRE NOÉ (GÉN. 6:9)
En medio de todos los textos sobre la maldad del mundo antediluviano (anterior al Diluvio), el hombre Noé se destaca en contraste con quienes lo rodeaban. Lee el pasaje anterior y fíjate en los tres puntos especiales que la Biblia menciona sobre él. Escribe de la mejor manera lo que crees que significa cada uno de estos puntos:
1. Era “varón justo”
2. Era “perfecto”
3. “Con Dios caminó”
Sin lugar a dudas, Noé era alguien que tenía una relación salvífica con el Señor. Era alguien con quien Dios podía trabajar; alguien que lo escuchaba, le era obediente y confiaba en él. Por eso, el Señor pudo usar a Noé para cumplir sus propósitos, y por eso Pedro, en el Nuevo Testamento, lo llamó “pregonero de justicia” (2 Ped. 2:5).
Lea Génesis 6:8. ¿Cómo nos ayuda ese texto a comprender la relación entre Noé y el Señor?
La palabra gracia aparece aquí por primera vez en las Escrituras, y evidentemente tiene el mismo significado que en las referencias del Nuevo Testamento, donde se describe el favor misericordioso e inmerecido de Dios ejercido hacia los pecadores, que no lo merecen. Por lo tanto, debemos entender que, por muy “perfecto” y “justo” que fuera Noé, aun así era un pecador que necesitaba el favor inmerecido de su Dios. En ese sentido, Noé no es diferente de cualquiera de nosotros que buscamos fervientemente seguir al Señor.
Al entender que Noé necesitaba la gracia de Dios, al igual que el resto de nosotros, considera tu propia vida y hazte esta pregunta: ¿Podría decirse de mí que soy, como Noé, “justo”, “perfecto” y que camino “con Dios”? Escribe tus argumentos para cualquier postura que adoptes y (si te sientes cómodo) compártelas con la clase el sábado.
Lunes
Noé permaneció firme como una roca en medio de la tempestad. Toda clase de impiedad y corrupción moral lo circundaba; pero en medio del desprecio y el ridículo popular, en medio de la desobediencia e impiedad universal, Noé se destacaba por su santa integridad y su fidelidad inquebrantable. Mientras el mundo que lo rodeaba ignoraba a Dios y gozaba con toda clase de perversión extravagante que lo condujo a la violencia y a crímenes de toda especie, el fiel predicador de justicia comunicó a esa generación que un diluvio de agua inundaría la tierra a causa de la tremenda maldad de sus habitantes. Los invitó a creer en Dios y a arrepentirse, y a encontrar refugio en el arca.
El mensaje que predicaba era una viva realidad para Noé. En medio de las burlas y de las chanzas del mundo, fue un testigo inflexible de Dios. Su humildad y su justicia contrastaban claramente con los crímenes repugnantes, las intrigas y la violencia que se practicaba continuamente a su alrededor. Poder acompañaba sus palabras; porque era la voz de Dios a través de su siervo. El vínculo con Dios lo fortaleció con el vigor del poder infinito… Cuán sencilla y semejante a la de un niño fue la fe de Noé, en medio de la incredulidad y de las burlas del mundo (Reflejemos a Jesús, p. 314).
Noé no asoció con su mensaje los agradables y complacientes engaños de Satanás. No reprodujo el sentimiento de muchos que en esos días sostenían que la misericordia de Dios era tan grande que Él no haría una obra tan terrible. Muchos afirmaron que Dios concedería a los impíos otro período de prueba; pero Noé no los tranquilizó ni alentó en ellos la más mínima esperanza de que quienes descuidaran la oportunidad presente, rechazaran la verdad presente, fueran favorecidos con otra oportunidad de salvación… Él conocía el poder de Dios, y comprendía que Dios cumpliría su palabra. Su temor de Dios no lo alejó del Creador, antes lo acercó más a él y lo condujo a derramar su alma en ferviente súplica (Reflejemos a Jesús, p. 315).
La pluma inspirada, fiel a su tarea, nos habla de los pecados que vencieron a Noé, Lot, Moisés, Abraham, David y Salomón, y hasta nos cuenta que aun el enérgico espíritu de Elías se abatió bajo la tentación durante su terrible prueba. Están fielmente registradas la desobediencia de Jonás y la idolatría de Israel. La negación de Pedro, la aguda contienda que hubo entre Pablo y Bernabé, las flaquezas de los profetas y los apóstoles, todo queda revelado por el Espíritu Santo, que descorre el velo del corazón humano. Ante nosotros se expone la vida de los creyentes, con todos sus defectos e insensateces, que están destinados a ser una lección para todas las generaciones que los habían de seguir. Si hubiesen sido perfectos, habrían sido sobrehumanos, y nuestra naturaleza pecaminosa nos haría desesperar de llegar jamás a tal punto de excelencia. Pero al ver cómo lucharon y cayeron, cómo cobraron nuevamente ánimo y vencieron por la gracia de Dios, cobramos aliento para avanzar contra los obstáculos que la naturaleza degenerada coloca en nuestro camino (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 15).
EL PACTO CON NOÉ
“Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo” (Gén. 6:18).
En este versículo tenemos los fundamentos del Pacto bíblico que Dios hace con la humanidad: Dios y la humanidad concertan un acuerdo. Muy simple.
Sin embargo, hay más elementos de los que se ven a simple vista. Por empezar, está el elemento de la obediencia por parte de la humanidad. Dios dice a Noé que él y su familia entrarán en el arca. Tienen su parte que hacer, y si no la cumplen, el pacto se rompería. Si el pacto se rompe, ellos serían los perdedores en última instancia, porque son los beneficiarios del pacto. A fin de cuentas, si Noé le hubiese dicho que no a Dios y no hubiese querido acatar el pacto, o hubiese dicho que sí, pero luego cambiara de opinión, ¿cuáles habrían sido los resultados para él y su familia?
Dios dice que es “mi pacto”. ¿Qué nos dice esto sobre la naturaleza básica del Pacto? ¿Qué diferencia habría en nuestro concepto del Pacto si el Señor lo hubiera llamado “nuestro pacto”?
Independientemente de la particularidad de esta situación, aquí vemos la dinámica básica divino-humana que se encuentra en el Pacto. Al establecer “mi pacto” con Noé, Dios muestra nuevamente su gracia. Demuestra que está dispuesto a tomar la iniciativa para salvar a los seres humanos de los resultados de sus pecados. En resumen, este Pacto no debe verse como una especie de unión entre iguales, en la que cada “socio” del Pacto depende del otro. Podríamos decir que Dios “se beneficia” del Pacto, pero solo en un sentido radicalmente diferente del que lo hacen los seres humanos. Él se beneficia porque aquellos a quienes ama recibirán la vida eterna, una satisfacción no pequeña para el Señor (Isa. 53:11). Pero eso no quiere decir que él se beneficie de la misma manera que nos beneficiamos nosotros, que estamos en el extremo receptor del mismo Pacto.
Considera esta analogía: un hombre se cayó de un barco en medio de una tormenta. Alguien desde la cubierta dice que le arrojará un salvavidas para subirlo. Sin embargo, el que está en el agua tiene que estar de acuerdo con su parte del “trato”; es decir, asir y aferrarse a lo que se le ha proporcionado. En cierto modo, de eso se trata el Pacto entre Dios y la humanidad.
■ ¿Cómo te ayuda esa analogía a entender el concepto de la gracia presente en el Pacto? ¿Cómo te ayuda a comprender en qué debe basarse tu relación con Dios, incluso en este momento?
Martes
La combinación de la fe y las obras de Noé condenó al mundo. No solo predicó la verdad presente apropiada para su época, sino que puso en práctica cada sermón que pronunció. Aunque nunca hubiera elevado su voz para formular sus amonestaciones, sus obras, su carácter santo en medio de los corruptos e impíos, habrían sido sermones condenatorios para los incrédulos y disolutos de aquella época. Soportó con paciencia y humildad semejante a la de Cristo las provocaciones, los insultos, las burlas y los escarnios. A menudo se escuchaba su voz elevada a Dios en oración, pidiendo su poder y ayuda a fin de poder cumplir todos los mandamientos de Dios. Esto era un poder condenador para los incrédulos (This Day With God, p. 235; parcialmente en Cada día con Dios, p. 233).
El mundo ha llegado a ser temerario en la transgresión de la ley de Dios. A causa de la larga clemencia divina, los hombres han pisoteado su autoridad. Se han fortalecido mutuamente en la opresión y la crueldad que ejercen contra su herencia… Pero existe una línea que no pueden traspasar. Se acerca el tiempo en que llegarán al límite prescrito. Aun ahora casi han pasado los límites de la paciencia de Dios, los límites de su gracia y misericordia. El Señor se interpondrá para defender su propio honor, para librar a su pueblo, y para reprimir los desmanes de la injusticia.
En los días de Noé, los hombres habían descuidado la ley de Dios hasta que casi todo recuerdo del Creador había desaparecido de la tierra. Su iniquidad alcanzó tal grado que el Señor trajo un diluvio sobre la tierra que arrasó a todos sus impíos habitantes.
En diversas edades el Señor ha hecho conocer la forma en que obra. Cuando ha llegado una crisis, él se ha manifestado, y se ha interpuesto para estorbar la ejecución de los planes de Satanás. En el caso de naciones, familias e individuos, permitió a menudo que las cosas llegaran a una crisis, y entonces su intervención se efectuó en forma notable. En esas ocasiones él ha manifestado que hay un Dios en Israel que hará que su ley permanezca incólume y defenderá a su pueblo (Palabras de vida del gran Maestro, p. 141).
Cuando Adán y Eva fueron creados recibieron el conocimiento de la ley de Dios; conocieron los derechos que la ley tenía sobre ellos; sus preceptos estaban escritos en sus corazones. Cuando el hombre cayó a causa de su transgresión, la ley no fue cambiada, sino que se estableció un sistema de redención para hacerle volver a la obediencia. Se le dio la promesa de un Salvador, y se establecieron sacrificios que dirigían sus pensamientos hacia el futuro, hacia la muerte de Cristo como supremo sacrificio…
Adán enseñó a sus descendientes la ley de Dios, y así fue transmitida de padres a hijos durante las siguientes generaciones. No obstante las medidas bondadosamente tomadas para la redención del hombre, pocos la aceptaron y prestaron obediencia. Debido a la transgresión, el mundo se envileció tanto que fue menester limpiarlo de su corrupción mediante el diluvio. La ley fue preservada por Noé y su familia, y Noé enseñó los diez mandamientos a sus descendientes (Historia de los patriarcas y profetas, p. 378).
LA SEÑAL DEL ARCO IRIS
“Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra” (Gén. 9:12, 13).
Pocos fenómenos naturales son más hermosos que el arco iris. ¿Quién no recuerda, de cuando era niño, la primera fascinación y asombro cuando esas asombrosas franjas de luz se arqueaban a través del firmamento como una especie de portal místico que invita al cielo (o tal vez, simplemente como el cinturón de un payaso)? Incluso como adultos, ver esos colores extravagantes en las nubes puede dejarnos sin aliento. No es de extrañar que incluso hoy el arco iris se utilice como símbolo para tantas cosas: desde organizaciones políticas, sectas, bandas de rock, y hasta agencias de viajes (busca la palabra “arco iris” en la web, y lo verás). Obviamente, esas hermosas franjas de color todavía tocan acordes en nuestro corazón y en nuestra mente.
Por supuesto, ese era el objetivo de Dios.
¿Por qué dijo el Señor que el arco iris sería una señal? Génesis 9:12-17.
El Señor dijo que usaría el arco iris como una señal “del pacto mío” (Gén. 9:15). Es interesante que utilice la palabra pacto aquí porque, en este caso, el pacto difiere de cómo se usa en otros lugares. En contraste con el pacto con Abraham o el pacto del Sinaí, no hay una obligación específica expresada por parte de aquellos que se beneficiarían del pacto (incluso Noé). Las palabras de Dios aquí son para todos, para “todo ser viviente de toda carne” (Gén. 9:15) “por siglos perpetuos” (Gén. 9:12). Las palabras de Dios son universales, abarcadoras, independientemente de si alguien elige obedecer al Señor o no. En este sentido, el concepto de pacto no se usa como en otras partes de la Biblia que hablan de la relación entre Dios y los seres humanos.
¿En qué sentido este pacto también revela la gracia de Dios? ¿Quién inició este pacto? ¿Quién es el máximo benefactor?
■ Aunque el pacto, según se expresa aquí, no se presenta con obligaciones específicas para la parte que nos toca a nosotros (la parte de Dios, por supuesto, es no destruir nunca más el mundo con un diluvio), el hecho de conocer lo que simboliza el arco iris, ¿cómo podría influir sobre nosotros para vivir en obediencia al Señor? En otras palabras, ¿hay algunas obligaciones implícitas de nuestra parte cuando miramos al cielo y vemos el arco iris? Piensa en el contexto en el que se dio el arco iris y las lecciones que podemos aprender de ese relato.
Miércoles
En su regocijo por verse libre, Noé no se olvidó de Aquel en virtud de cuyo misericordioso cuidado habían sido protegidos. Su primer acto después de salir del arca fue construir un altar y ofrecer un sacrificio de toda clase de bestias y aves limpias, con lo que manifestó su gratitud hacia Dios por su liberación, y su fe en Cristo, el gran sacrificio. Esta ofrenda agradó al Señor y de esto se derivó una bendición, no solo para el patriarca y su familia, sino también para todos los que habrían de vivir en la tierra. “Y percibió Jehová olor de suavidad; y dijo Jehová en su corazón: No tornaré más a maldecir la tierra por causa del hombre… Todavía serán todos los tiempos de la tierra; la sementera y la siega, y el frío y calor, verano e invierno, y día y noche, no cesarán”. Génesis 8:21, 22.
En esto había una lección para las futuras generaciones. Noé había tornado a una tierra desolada; pero antes de preparar una casa para sí, construyó un altar para Dios. Su ganado era poco, y había sido conservado con gran esfuerzo. No obstante, con alegría dio una parte al Señor, en reconocimiento de que todo era de él. Asimismo nuestro primer deber consiste en dar a Dios nuestras ofrendas voluntarias. Toda manifestación de su misericordia y su amor hacia nosotros debe ser reconocida con gratitud, mediante actos de devoción y ofrendas para su obra (Historia de los patriarcas y profetas, p. 96).
¡Qué compasión con el hombre falible fue poner el hermoso y multicolor arco iris en las nubes como prueba del pacto del gran Dios con el hombre! Ese arco debía manifestar a todas las generaciones el hecho de que Dios destruyó a los habitantes de la tierra mediante un diluvio a causa de su gran maldad. Era su propósito que cuando los niños de las generaciones sucesivas lo vieran en las nubes y preguntaran por qué se extendía por los cielos ese magnífico arco, sus padres se refirieran a la destrucción del mundo antiguo por medio del diluvio porque la gente se había entregado a toda clase de impiedad, y las manos del Altísimo le habían dado forma y lo habían colocado en el cielo como señal de que Dios nunca más enviaría las aguas de un diluvio sobre la tierra.
Ese símbolo que aparece en las nubes debe confirmar la fe de todos y afianzar su confianza en Dios, pues es una prueba de la misericordia y la bondad divinas hacia el hombre, y que aunque el Señor se vio obligado a destruir la tierra por medio del diluvio, su misericordia sigue envolviendo el planeta. Dios dijo que se acordaría del hombre cuando viera el arco en las nubes. No debemos entender que alguna vez se iba a olvidar de él. No. Lo que ocurre es que habla con el hombre en su propio idioma, para que este lo pueda comprender major (La historia de la redención, p. 73).
Las palabras y promesas de Dios son el único fundamento de nuestra fe. Tomad la palabra de Dios como verdad, como una voz viva que os habla, y obedeced fielmente cada requerimiento. Dios, que ha prometido, es fiel… La debilidad de nuestra fe limita nuestras bendiciones. Dios no está maldispuesto para dar; él es el manantial de poder (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 80).
“QUEDÓ SOLAMENTE NOÉ”
“Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca” (Gén. 7:23).
En este versículo se encuentra la primera mención del concepto de “remanente” en las Escrituras. La palabra traducida “quedó” proviene de otra palabra cuyas raíces se usan muchas veces en el Antiguo Testamento donde se transmite la idea de un remanente.
“Dios me envió delante de ustedes para preservarles un remanente en la tierra, y para guardarlos con vida mediante una gran liberación” (Gén. 45:7, NBLA; cursiva añadida).
“Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes” (Isa. 4:3; énfasis añadido).
“Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede” (Isa. 11:11; énfasis añadido).
Analiza Génesis 7:23 y los otros ejemplos. ¿Cómo entiendes el concepto de remanente aquí? ¿Cuáles fueron las condiciones circundantes que dieron lugar a un remanente? ¿Cómo encaja el Pacto con la idea de un remanente?
Al momento del Diluvio, el Creador del mundo llegó a ser el Juez del mundo. El juicio mundial que se acercaba planteaba la cuestión de si toda la vida en la Tierra, incluso la vida humana, sería destruida. Si no, ¿quiénes serían los sobrevivientes? ¿Quién sería el remanente?
En este caso, fueron Noé y su familia. Sin embargo, la salvación de Noé estaba vinculada al pacto de Dios con él (Gén. 6:18); un pacto que tuvo su origen en un Dios de misericordia y gracia, y que fue ejecutado por él. Sobrevivieron solo por lo que Dios hizo por ellos, aunque su cooperación fue importante. Más allá de cuáles fueran las obligaciones del pacto de Noé, y sin importar con cuánta fidelidad las cumplió, su única esperanza estaba en la misericordia de Dios.
■ Sobre la base de nuestra interpretación de los acontecimientos de los últimos días, que incluye un momento en que Dios tendrá un remanente (ver Apoc. 12:17), ¿qué paralelismos podemos extraer de la historia de Noé que nos ayudarán a prepararnos para ser parte del Remanente? ¿En qué medida tomamos decisiones a diario que podrían impactar sobre de qué lado estaremos finalmente en ese momento?
Jueves
Se destruyó a los habitantes del mundo de Noé debido a que, después de habérseles concedido un período de 120 años durante el cual elegir entre el bien y el mal, deliberadamente escogieron seguir caminos malvados. Fueron destruidos por el diluvio porque no aprovecharon la oportunidad que Dios les dio para arrepentirse y volver a él.
Ahora como entonces, antes de la gran destrucción del mundo por medio del fuego, se ha concedido un período de prueba y de gracia. Se da a los hombres la oportunidad de mostrar si serán o no leales a Dios. Satanás está tratando de hacer que los que están en posiciones de confianza busquen la regeneración del mundo mediante planes de su propia invención. Estos hombres quieren ser reformadores, pero fracasan porque no orientan sus esfuerzos de acuerdo con las instrucciones de Cristo. ¿Podrían ellos reformar a otros cuando no se reforman a sí mismos?…
Como testigos de Dios, tenemos un mensaje que llevar a todo el mundo. El Señor tiene muchos hijos que nunca escucharon la verdad para este tiempo. Los siervos de Dios deben darles la advertencia final (Alza tus ojos, p. 86).
Para la iglesia de Dios, que custodia su viña en la tierra hoy, resultan de un valor especial los mensajes de consejo y admonición dados por los profetas que presentaron claramente el propósito eterno del Señor en favor de la humanidad. En las enseñanzas de los profetas, el amor de Dios hacia la raza perdida y el plan que trazó para salvarla quedan claramente revelados. El tema de los mensajeros que Dios envió a su iglesia a través de los siglos transcurridos fue la historia del llamamiento dirigido a Israel, sus éxitos y fracasos, cómo recobró el favor divino, cómo rechazó al Señor de la viña y cómo el plan secular será realizado por un remanente piadoso en favor del cual se cumplirán todas las promesas del pacto…
Espere Israel en Dios. El Señor de la viña está ahora mismo juntando de entre los hombres de todas las naciones y todos los pueblos los preciosos frutos que ha estado aguardando desde hace mucho. Pronto vendrá a los suyos; y en aquel alegre día se habrá cumplido finalmente su eterno propósito para la casa de Israel (Profetas y reyes, pp. 15, 16).
Contemplad la cruz del Calvario. Es una garantía permanente del ilimitado amor, la inconmensurable misericordia del Padre celestial. Ojalá todos se arrepintieran e hicieran sus primeras obras. Cuando hagan esto las iglesias, amarán a Dios por sobre todas las cosas y a sus prójimos como a sí mismos… El pueblo de Dios habitará en Cristo, será revelado el amor de Jesús, y un Espíritu animará todos los corazones regenerando y renovando a todos a la imagen de Cristo, modelando de igual manera todos los corazones. Como ramas vivientes de la Vid verdadera, todos se unirán con Cristo: la cabeza viviente. Cristo morará en cada corazón, guiando, consolando, santificando y presentando al mundo la unidad de los seguidores de Jesús, lo que así dará testimonio de que las credenciales celestiales son proporcionadas a la iglesia remanente. La unidad de la iglesia de Cristo demostrará que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo (Mensajes selectos, t. 1, pp. 451, 452).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “El Diluvio”, pp. 78-94; y “Después del Diluvio”, pp. 95-101.
“El arco iris, un fenómeno físico natural, es un símbolo adecuado de la promesa de Dios de no volver a destruir la Tierra mediante un diluvio. Puesto que las condiciones climáticas serían diferentes después del Diluvio, y en la mayoría de las partes del mundo las lluvias tomarían el lugar del anterior y benéfico rocío para humedecer la tierra, convenía que Dios utilizara algún medio para aquietar los temores de los hombres cada vez que comenzara a llover. Toda persona que así lo desee puede ver en los fenómenos naturales la revelacion de Dios mismo (ver Rom. 1:20). De esa manera, el arco iris es para el creyente la evidencia de que la lluvia traerá bendición, y no destrucción universal” (Comentarios de Elena de White en CBA 1:277).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. “En aquellos días el mundo bullía, la gente se multiplicaba, el mundo bramaba como un toro salvaje, y el gran dios se enardeció con el clamor. Enlil oyó el clamor y les dijo a los dioses del concilio: ‘El alboroto de la humanidad es intolerable y ya no es posible dormir debido a babel’. Así que los dioses acordaron exterminar al hombre” (“The Story of the Flood”, en The Epic of Gigamesh, p. 108). Compara esta versión sobre la razón del Diluvio con la razón que da la Biblia.
2. Noé hizo más que advertir a su generación del juicio inminente de Dios. El propósito de su advertencia era ayudar a la gente a sentir su necesidad de salvación. ¿Por qué las verdades de la salvación generalmente no son populares? Enumera y analiza algunas cosas que impiden que muchos acepten el plan de Dios para su salvación. Ver Juan 3:19; 7:47, 48; Juan 12:42, 43; Santiago 4:4.
Resumen: En el estudio de esta semana, hemos notado que los pactos que Dios hizo con Noé son los primeros que se abordan explícitamente en la Biblia. Muestran su misericordioso interés en la familia humana y su deseo de entablar una relación salvífica con ella. Dios ratificó su pacto con Noé, y fue el compromiso de Noé con Dios lo que lo protegió de la apostasía imperante y finalmente salvó a él y a su familia del devastador juicio del Diluvio.
“Ese símbolo [el arco iris] que aparece en las nubes debe confirmar la fe de todos y afianzar su confianza en Dios, pues es una prueba de la misericordia y la bondad divinas hacia el hombre; y que aunque el Señor se vio obligado a destruir la Tierra por medio del Diluvio, su misericordia sigue envolviendo el planeta” (HR 72, 73).
Viernes
La historia de la redención, “La construcción del arca”, pp. 65–67;
Historia de los patriarcas y profetas, “Después del diluvio”, pp. 95–101.
"LA PROMESA: EL PACTO ETERNO CON DIOS"
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Dios lo bendiga!!!
Lección 3
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
TEXTO CLAVE: GÉNESIS 6
Parte I: RESEÑA
Noé respondió al pacto de Dios entregando su vida a Dios y abriendo su corazón al amor de Dios. El arca era un símbolo del compromiso de Noé de apoyar el pacto que había aceptado, y Dios lo recompensó salvando a la familia de Noé del juicio final del mundo antediluviano: el Diluvio.
Parte II: COMENTARIO
El principio del pecado
Observa las siguientes citas, teniendo en mente el pecado de Caín: “Los pecados son como círculos en el agua cuando se arroja una piedra: uno genera otro. Al haber ira en el corazón de Caín, el asesinato le iba a la zaga” (P. Henry, en F. S. Mead, 12.000 Religious Quotations, p. 407). “El pecado es un estado mental, no un acto externo” (W. Sewell, en F. S. Mead 12.000 Religious Quotations, p. 409). “El misericordioso Creador le perdonó la vida [a Caín] y le dio oportunidad para arrepentirse. Pero Caín vivió solo para endurecer su corazón, para alentar la rebelión contra la divina autoridad, y para convertirse en jefe de un linaje de osados y réprobos pecadores. Este apóstata, dirigido por Satanás, llegó a ser un tentador para otros; y su ejemplo e influencia hicieron sentir su fuerza desmoralizadora, hasta que la tierra llegó a estar tan corrompida y llena de violencia que fue necesario destruirla” (PP 64).
El hombre Noé
Como el radiante lirio Amaryllis que rocía su agradable fragancia entre los espinos de Tierra Santa, el personaje de Noé reflejó el aroma del Cielo durante la desafiante era antediluviana. El significado hebreo de Noé indica que “Yahvéh trae consuelo”. Al igual que a nosotros, si bien Noé había nacido pecador, él se había consolado con la fidelidad de Yahvéh al pacto con Adán. Este era el único medio de esperanza y salvación para Noé. Fue la gracia de Dios la que lo impulsó, cuando era joven, a abrazar un estilo de vida obediente en medio de la iniquidad decadente. “Los antediluvianos vivían muchos centenares de años, y cuando tenían cien años eran considerados jóvenes. [...] Entraban en la etapa de plena actividad entre los sesenta y los cien años, aproximadamente el tiempo en que los de mayor longevidad de hoy [...] no están más en actividad” (“Comentarios de Elena de White”, CBA 1:1.103, 1.104).
El pacto de Dios con Noé
“La declaración de Génesis 6:18, aunque breve, contiene conceptos profundos. Predice disposiciones para el futuro de la humanidad. Al establecer este pacto con el que sobreviviría al diluvio con su familia, Dios dispensa su abundante gracia y misericordia. La seguridad de la humanidad en el presente y la seguridad de la salvación en el futuro surgen de la gracia de Dios y de la acción divina en su favor. [...]
“La expresión típica de la realización de un pacto no aparece en este pasaje, a saber, [...] ‘cortar un pacto’, o [...] ‘hacer un pacto’. Aquí, el término que se utiliza es establecer (heqîm). Una investigación cuidadosa de este término en relación con el pacto revela el sentido de ‘mantener’o ‘confirmar’ (comparar con Deut. 9:5; 27:26; 1 Sam. 15:11; 2 Sam. 7:25; 2 Rey. 23:3, 24, y otros). Este descubrimiento nos da la impresión de que el establecimiento del pacto por parte de Dios implica la confirmación de un compromiso que Dios había anunciado anteriormente” (G. F. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 29).
La señal del arco iris
En consecuencia, en la saga del pacto de la gracia, hay dos retratos y lugares diferentes del arco iris bíblico y multicolor. Por un lado, en Génesis 9, Cristo reveló un arco iris cósmico como señal de su misericordia y gracia para con el remanente de Noé que sobrevivió al diluvio. Por otro lado, Cristo revelará al remanente, al final de los días, el arco iris singular que rodea el Trono de Dios (ver Eze. 1:26-28; Dan. 12:1, 2).
“Luego un arco iris, que refleja la gloria del Trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo y parece envolver a cada grupo en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan a los objetos de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo del pacto de Dios y ansían ser amparadas de su deslumbrante claridad” (CS 693, 694, énfasis añadido; ver Apoc. 6:13-17).
“Quedó solamente Noé”
“La primera mención explícita de un remanente en la Biblia aparece en Génesis 7:23: ‘Quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca’. La palabra que se traduce como ‘quedó’ deriva de la raíz hebrea sa’ar, que de diferentes formas expresa la idea de remanente en el Antiguo Testamento. [...]
“No podemos pasar por alto el hecho de que el remanente que sobrevivió a la primera catástrofe mundial era gente de fe y confianza (Gén. 6:9 y 7:1). Como la Biblia utiliza el diluvio [de Noé] como un tipo de la destrucción del tiempo del fin, esta observación tiene mucha importancia” (G. F. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 31).
“Algunos de los carpinteros que contrató para construir el arca creyeron en el mensaje, pero murieron antes del diluvio; otros conversos de Noé regresaron al mundo” (FEC 565).
“¡Era la afirmación de un hombre contra la sabiduría de miles! No dieron crédito a la advertencia [...]. Cristo declara que habrá una incredulidad similar respecto de su segunda venida. [...] Cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de la iglesia; cuando las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en perspectiva con muchos años de prosperidad mundana; entonces, tan repentinamente como el relámpago cruza los cielos, se terminarán sus visiones brillantes y sus falaces esperanzas” (CS 386).
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Para reflexionar: Uno de los pecadores más refinados que vivió en la antigua Atenas fue Arístides. Arístides era justo, amable y equitativo. Entonces, ¿por qué la mayoría votó por su destierro? El consenso fue que se cansaron de escuchar que a Arístides lo llamaran “El justo”. El delito de Arístides fue que su bondad contrastaba demasiado con la “maldad” de los demás.
1. Como en el caso de Arístides, si no hubiera sido por la “bondad” de Noé, nunca nos habríamos dado cuenta de lo malo que era el mundo antes del Diluvio. Al igual que ocurrió con Noé, el hecho de que reflejemos a Cristo tiene su precio. Considera el precio que tienes que pagar por ser un verdadero cristiano hoy. ¿Tenemos nosotros, como Arístides y Noé, la resiliencia necesaria para soportar el trato negativo que podamos recibir? ¿En qué medida?
2. Romanos 12:2 nos insta a no amoldarnos al mundo, sino a transformarnos. Noé es un ejemplo clásico de cómo se puede lograr esto. ¿Qué podemos aprender de la vida de Noé que nos permita no caer en el pecado de la conformidad? ¿Crees que Dios espera que nos preocupemos por otras almas, como hizo con Noé? Explica tu respuesta en el contexto de los desafíos modernos para testificar.
3. Si hubiera habido un hospital para enfermos mentales en la época de Noé, sus “amigos” seguramente lo habrían internado. Todo lo que dijo e hizo manifestaba “locura”. Este mundo considera a menudo que la sabiduría de Dios es una locura. Como actores del Pacto, estamos sujetos a burlas y acusaciones. ¿Cómo podemos estar preparados para esos tratos? Piensa en al menos tres promesas bíblicas que puedas reclamar durante esos momentos.
4. Génesis 6:6 afirma que Dios estaba tan consternado por la maldad del mundo antediluviano, que lamentó haber creado a la humanidad. ¿Qué significa que Dios se haya arrepentido? El arrepentimiento de Dios ¿sugiere que es capaz de cometer errores?
5. En Génesis 6:9 se menciona que Noé era justo y perfecto. Estas cualidades que poseía ¿eran innatas en él, al margen de Dios? ¿Cuál es la naturaleza de la justicia que se dice que tenía Noé?
6. El hecho de que Dios buscara tener un pacto con los seres humanos ¿sugiere que nos “necesita” de alguna manera? Explica. ¿En qué sentido podría ser así?
7. El concepto de remanente es difícil para muchos, ya que insinúa arrogancia y triunfalismo. ¿Por qué no pueden justificarse las actitudes de arrogancia o triunfalismo a la luz de la idea bíblica de remanente?
8. ¿Qué sugiere el arco iris en Génesis 9:12 al 17 acerca de los medios que utiliza Dios para influir sobre la raza humana para que lo escoja?
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