Lección 5 de Primarios
UNA NUBE LOS GUÍA
Marcos se divirtió mucho en el campamento de verano. Le gustó especialmente trabajar en cuero o piel. Siguió con todo cuidado las instrucciones de su consejero al hacer una nueva billetera.
Nuestra historia bíblica nos habla de un grupo de personas que también siguieron las instrucciones.
Siguieron instrucciones de Dios, poco comunes, pero sí muy importantes.
Éxodo 13:21, 22; 14:19, 20; Patriarcas y profetas, cap. 25; pp. 253-261.
“Yo te busco con todo el corazón; no dejes que me desvíe de tus mandamientos”
(Salmo 119:10).
Adoramos a Dios cuando le obedecemos.
Después de 400 años de esclavitud, los israelitas iban finalmente rumbo a la tierra prometida. Pero, ¿qué camino debían seguir? Todo lo que veían delante de ellos era el seco y caluroso desierto.
Dios no los dejó errar por el desierto. Más bien los dirigió personalmente y
en una forma adecuada. “De día, el Señor, iba al frente de ellos en una
columna de nube para indicarles el camino; de noche, los alumbraba con una
columna de fuego. De ese modo podían viajar de día y de noche” (Éxodo 13:21).
Durante el día la nube les daba sombra bajo el sol ardiente. En la noche,
cuando la temperatura en el desierto se volvía muy fría, la columna de fuego
les daba calor y luz. La nube guiaba a los israelitas por el desierto, camino
del Mar Rojo. Al llegar allí, se detuvo.
Pronto los egipcios se dieron cuenta de que al irse los israelitas, se habían quedado sin esclavos. Muy pronto el ejército de faraón se lanzó camino del desierto. Querían hacer regresar a los israelitas. Entonces los israelitas vieron una gran nube de polvo que venía hacia ellos. Desde su campamento a la orilla del mar, podían ver los carros de guerra que venían hacia ellos. ¿Qué podían hacer? La montaña les cerraba el paso por un lado. El Mar Rojo les impedía que fueran hacia adelante. Y el ejército de faraón continuaba avanzando hacia ellos. Estaban atrapados y además aterrorizados.
—No tengan miedo —dijo Moisés—. Quédense quietos y verán hoy la salvación de Dios.
El ejército del faraón se acercaba cada vez más. Pero la nube de protección de los israelitas hizo algo asombroso. Se levantó por encima de los israelitas y luego se colocó entre ellos y el ejército de los egipcios. De un lado se convirtió en una nube que les trajo oscuridad a los egipcios. Por el otro lado era fuego que les daba luz a los israelitas.
—Di a los israelitas que marchen en dirección al mar —dijo Dios a Moisés.
Aun cuando no había nada, sino aguas profundas delante de ellos, los israelitas obedecieron. Tomaron sus cosas y se dirigieron al mar.
—Levanta tu vara y extiéndela sobre el mar—le mandó Dios a Moisés.
Moisés obedeció y un fuerte viento comenzó a formar un sendero seco y firme a través del mar. Del lado derecho y del izquierdo del sendero se formó una pared de agua. Toda la noche la columna de fuego les proporcionó luz y los israelitas pasaron por el sendero seco.
Los egipcios siguieron a los israelitas en el sendero a través del mar. Tan
pronto como el último
de los israelitas llegó sano y salvo a la otra
orilla, el Señor le habló nuevamente a Moisés:
—Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan a su lugar.
Nuevamente Moisés obedeció y el ejército de los egipcios se ahogó en el Mar Rojo cuando las aguas volvieron a su lugar.
¡Qué gran celebración tuvieron los israelitas aquella mañana en la otra parte del Mar Rojo! “¡Alabaré al Señor porque mucho se ha exaltado!”, cantaban.
“¡El Señor es mi fortaleza y mi canto; el Señor es mí salvación!” ¡Cuán hermoso servicio de alabanza tuvieron!
Esa mañana los israelitas adoraron a Dios en una forma especial. Deseaban agradecerle por haberlos cuidado. Pero si no hubieran obedecido, nunca habrían celebrado la victoria. Imagina lo que habría sucedido si no hubieran obedecido la orden de Dios. Su obediencia fue un acto de adoración tanto como el servicio de alabanza que celebraron esa mañana.
Adorar es honrar a Dios. Podemos usar nuestra voz y nuestros cantos para
honrar a Dios. Y también nuestra vida puede darle honor, cuando hacemos lo que
él nos pide que hagamos.
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Dios les bendiga!!!
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