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Primarios | Lección 4: El día que Jesús lloró | 2do Trimestre 2025 | Año B

Primarios | Lección 4: El día que Jesús lloró | 2do Trimestre 2025 | Año B
Primarios | Lección 4: El día que Jesús lloró | 2do Trimestre | Año B

Lección 4 de Primarios

TITULO

 

¿Murió alguien a quien amabas? ¿Has perdido a un amigo o a una mascota?
Un día Jesús visitó a algunos amigos que tenían malas noticias que darle. Jesús se sintió tan triste, que lloró. ¿Qué piensas que hizo entonces?


Texto y clase de referencias:
Juan 11; El Deseado de todas las gentes, cap. 58; pp. 495-506.
Versículo para memorizar:
“Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas”
(Gálatas 6:2).
Mensaje:
Dios desea que me interese en los demás.

 

El versículo más corto en la Biblia es también uno de los más tristes: Juan 11:35: “Jesús lloró”. ¿Qué lo hizo llorar? ¿Fue cuando lo abandonaron sus discípulos?
¿Fue cuando
estaba siendo
azotado por los
guardias romanos?
¿Lloró cuando
estaba colgando de
la cruz?

No. Jesús lloró cuando murió su amigo.

María, Marta y Lázaro vivían en Betania, no muy lejos de Jerusalén. Estas dos hermanas y su hermano eran muy amigos de Jesús. Con frecuencia él se quedaba con ellos cuando estaba en Betania. Ellos reconocían su poder, así que, cuando Lázaro enfermó, María y Marta le enviaron un aviso a Jesús.

Pero Jesús no tenía prisa. Se quedó donde estaba dos días más y entonces se dirigió a Betania. Para cuando llegó a Betania, Lázaro había muerto hacía cuatro días.

Jesús sabía que Lázaro iba a morir. Tenía planes de resucitar de los muertos a Lázaro, a fin de probar de una vez por todas que él, Jesús, era el Hijo de Dios. Pero las pobres hermanas de Lázaro no conocían este plan. Todo lo que sabían era que Lázaro estaba muy enfermo, que lo habían mandado llamar, y que Jesús no había venido. Cuando Marta escuchó la noticia de que Jesús estaba cerca de Betania, salió a su encuentro.

—Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto —le dijo a Jesús. Pero había en ella un rayo de esperanza—. Yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas —añadió Marta.

—Yo soy la resurrección y la vida —dijo Jesús—. El que cree en mí, vivirá, aunque muera. ¿Crees esto?


—Sí —dijo Marta—. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Ahora tenía fe en su corazón y corrió a encontrar a su hermana.

—EI Maestro está aquí —le dijo a María—. Quiere verte.

María salió apresuradamente a los límites del pueblo para encontrar a Jesús. Cuando lo vio, se echó a sus pies y le repitió lo mismo que le había dicho Marta.

—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Jesús sabía lo que iba a pasar enseguida. Iba a pedir que quitaran la piedra que cubría la entrada de la tumba. Oraría a su Padre celestial y llamaría a Lázaro para que saliera de la tumba. Lázaro saldría envuelto todavía en el sudario. En solo unos cuantos minutos estas hermanas tendrían nuevamente a su hermano con ellas y todos estarían felices.

Pero en ese momento dos de sus mejores amigos tenían el corazón destrozado y una de ellas estaba llorando a sus pies. Su tierno corazón se conmovió y lloró lleno de simpatía por sus amigos. Se identificó con la pérdida de María y Marta. Sintió el dolor que ellas sentían. Lloró porque ellas lloraban.

Jesús nos dio un ejemplo aquí de cómo llevar las cargas de los demás. Nos mostró cómo tratarlos. Él desea que nos pongamos en el lugar de los demás. Sentir lo que ellos sienten. Así como Jesús se identificó con la pérdida de sus amigos, nosotros también debernos compartir las alegrías y tristezas de los demás.

 

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Dios les bendiga!!!

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