Lección 1: La Carta a los Hebreos y a nosotros | El mensaje de Hebreos | Escuela Sabática 1T 2022
Lección 1: Para el 1° de enero de 2022
LA CARTA A LOS HEBREOS Y A NOSOTROS
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 2:3, 4; l Pedro 4:14, 16; Hebreos 1p-9, 13; 1 Reyes 19:1-18; Hebreos p2-14; Números 13.
PARA MEMORIZAR:
"Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa" (Heb. 10:36).
¿Alguna vez imaginaste cómo sería escuchar predicar a Jesús o a uno de los apóstoles? Tenemos extractos de escritos y resúmenes de algunos de sus sermones, pero estos brindan solo una idea limitada de cómo sería escucharlos. No obstante, Dios conservó en las Escrituras al menos un sermón completo para nosotros: la carta de Pablo a los Hebreos.
Pablo, el autor de Hebreos, se refirió a su propia obra como una "palabra de exhortación" (Heb. 13:22). Esta expresión se utilizaba para referirse al sermón (Hech. 13:15; 1 Tim. 4:13). Por lo tanto, se cree que Hebreos es el primer "sermón cristiano completo" que tenemos. Hebreos estaba dirigido a creyentes en Cristo que experimentaron dificultades. Algunos fueron públicamente avergonzados y perseguidos (Heb. rn:32-34). Otros afrontaban problemas económicos (Heb. 13:5, 6). Muchos estaban cansados, y habían comenzado a cuestionarse su fe (Heb. p2, 13). ¿Alguno de nosotros hoy puede sentirse identificado?
Sin embargo, el apóstol, con un sermón conmovedor, los desafió (a ellos y, por extensión, a nosotros) a perseverar en la fe en Jesús y a fijar sus ojos en Jesús, quien ahora está en el Santuario celestial.
Sábado
Estudiad cuidadosamente el primer capítulo de Hebreos. Interesaos en las Escrituras. Leedlas y estudiadlas con diligencia. “Porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna —dijo Jesús—, y ellas son las que dan testimonio de mí”. El tener un conocimiento experimental e individual de Dios y de Jesucristo significa todo para nosotros, del “que Dios envió”. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Fundamentals of Christian Education, p. 404).
Hombres, mujeres y jóvenes, Dios requiere de vosotros que poseáis valor moral, firmeza de propósito, fortaleza y perseverancia, mentes que no admitan los asertos ajenos, sino que investiguen por su cuenta antes de aceptarlos o rechazarlos, y escuchen y pesen las evidencias, y las lleven al Señor en oración. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada”. Santiago 1:5… Esta petición de sabiduría no debe ser una oración sin sentido, que se olvide tan pronto como se haya terminado. Es una oración que expresa el enérgico y ferviente deseo inspirado al corazón por un consciente anhelo de poseer sabiduría para discernir la voluntad de Dios.
Después de hecha la oración, si no obtenemos inmediatamente la respuesta, no nos cansemos de esperar, ni nos volvamos inestables. No vacilemos. Aferrémonos a la promesa: “Fiel es el que os ha llamado; el cual también lo hará”. 1 Tesalonicenses 5:24. Como la viuda importuna, presentemos nuestros casos con firmeza de propósito. ¿Es importante el objeto y de gran consecuencia para nosotros? Por cierto que sí. Entonces, no vacilemos; porque tal vez se pruebe nuestra fe. Si lo que deseamos es valioso, merece un esfuerzo enérgico y fervoroso. Tenemos la promesa; velemos y oremos. Seamos firmes, y la oración será contestada; porque, ¿no es Dios quien ha formulado la promesa? Cuanto más nos cueste obtener algo, tanto más lo apreciaremos cuando lo obtengamos… Se nos recomienda aquí que no nos cansemos, sino que confiemos firmemente en la promesa. Si pedimos, él nos dará liberalmente, sin zaherir (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 119).
Mientras esté en el mundo, el creyente arrostrará influencias adversas. Habrá provocaciones que prueben su genio; y es afrontándolas con el espíritu debido como se desarrollan las gracias cristianas. Si se soportan mansamente las injurias y los insultos, si se responde a ellos con contestaciones amables, y a los actos de opresión con la bondad, se dan evidencias de que el Espíritu de Cristo mora en el corazón, y de que fluye la savia de la Vid viviente por los pámpanos. En esta vida estamos en la escuela de Cristo, donde hemos de aprender a ser mansos y humildes de corazón; en el día del ajuste final de cuentas veremos que todos los obstáculos que encontramos, todas las penurias y molestias que fuimos llamados a soportar, eran lecciones prácticas en la aplicación de los principios de la vida cristiana. Si se soportan bien, desarrollan en el carácter virtudes como las de Cristo, y distinguen al cristiano del mundano (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 323).
UN COMIENZO GLORIOSO
Para entender este sermón y aplicar su mensaje a nosotros, necesitamos entender la historia de la congregación a la cual fue dirigido y su situación cuando recibió la carta del apóstol.
Lee Hebreos 2:3 y 4. ¿Cuál fue la experiencia de conversión de la audiencia de Hebreos?
Este pasaje implica que la audiencia de Hebreos no había escuchado a Jesús predicar. Recibió el evangelio mediante otros evangelistas que les habían anunciado la noticia de la "salvación".
Pablo también dice que los evangelistas les "confirmaron" el mensaje y que Dios mismo había dado "su testimonio[...] con señales" y "prodigios" (NVI). Esto significa que Dios había brindado una confirmación experiencia! del evangelio mediante señales y otras obras poderosas, entre ellas los "dones distribuidos por el Espíritu Santo" (NVI). El Nuevo Testamento relata que a menudo había señales como curaciones milagrosas, exorcismos y el derramamiento de dones espirituales que acompañaban la predicación del evangelio en nuevos lugares.
Al comienzo de la Era Cristiana, Dios derramó su Espíritu sobre los apóstoles en Jerusalén para que pudieran anunciar el evangelio en idiomas previamente desconocidos para ellos y realizar milagros (Hech. 2; 3). Felipe realizó milagros similares en Samaria (Hech. 8); Pedro, en Jope y Cesarea (Hech. 9, ro); y Pablo, a lo largo de su ministerio en Asia Menor y Europa (Hech. 13-28). Estos hechos poderosos eran evidencias vivenciales que confirmaban el mensaje de "salvación": el establecimiento del Reino de Dios, la salvación de la condenación y la liberación de los poderes del mal (Heb. 12:25-29).
El Espíritu les dio a los primeros creyentes cristianos la convicción de que sus pecados habían sido perdonados; por lo tanto, no temían el Juicio y, como resultado, sus oraciones eran audaces y confiadas, y su experiencia religiosa era dichosa (Hech. 2:37-47). El Espíritu también liberó a los esclavos de los poderes del mal, lo que fue una prueba contundente de la superioridad del poder de Dios sobre las fuerzas del mal y reveló que el Reino de Dios se había establecido en la vida de ellos.
■ ¿Cuál es la historia de tu conversión? ¿De qué manera has sido confirmado en tu fe y creencia en Jesucristo como tu Salvador y Señor? ¿Por qué a veces es bueno recordar cómo Dios actuó por primera vez en tu vida para llevarte a él?
Domingo
Mediante su Espíritu Santo, la voz de Dios nos ha venido continuamente en forma de amonestación e instrucción, para confirmar la fe de los creyentes en el espíritu de profecía. El mensaje ha venido repetidas veces: Escribe las cosas que te he dado para confirmar la fe de mi pueblo en la posición que ha tomado. El tiempo y las pruebas no han anulado la instrucción dada, sino que han establecido la verdad del testimonio dado mediante los años de sufrimiento y abnegación. La instrucción que fue dada en los primeros días del mensaje ha de ser retenida como instrucción segura de seguir en estos días finales… Si estudiamos cuidadosamente el segundo capítulo de Hebreos, aprenderemos cuán importante es que retengamos firmemente cada principio de la verdad que ha sido dada (Mensajes selectos, t. 1, p. 46).
Cristo decidió que cuando él ascendiera al cielo, concedería un don a los que habían creído y a los que creerían en él. ¿Qué don sería lo suficientemente rico para señalar y embellecer su ascensión hacia el trono del Intercesor? Debía ser digno de su grandeza y condición de Rey. Resolvió dar su Representante, la tercera persona de la Divinidad. Este don no se podía sobrepujar. Cristo quería dar todos los dones en uno, y por lo tanto, su donación fue el Espíritu divino, poder santificador, que ilumina y convierte… Descendió con plenitud y poder como si por siglos hubiera estado contenido; y se derramó sobre la iglesia, para que esta lo transmitiera al mundo…
Los creyentes se convirtieron de nuevo. Los pecadores se unieron con los cristianos para buscar la perla de gran precio… Cada cristiano veía en su hermano la divina imagen de la benevolencia y el amor. Un solo interés prevalecía. Un solo tema sorbía todos los demás. Todos los pulsos latían en sano concierto. La única ambición de los creyentes era ver quién podía revelar con mayor perfección la semejanza del carácter de Cristo, y quién podía hacer más para ensanchar su reino (Mi vida hoy, p. 37).
Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios.
Es imposible para las mentes finitas comprender la obra de la redención. Su misterio supera al conocimiento humano; sin embargo, el que pasa de muerte a vida comprende que es una realidad divina. Podemos conocer aquí por experiencia personal el comienzo de la redención. Sus resultados alcanzan hasta las edades eternas (El Deseado de todas las gentes, p. 144).
LA LUCHA
Cuando los creyentes confesaron su fe en Cristo y se unieron a la iglesia, establecieron un límite que los distinguió del resto de la sociedad. Lamentablemente, esto se convirtió en una fuente de conflicto porque implícitamente emitía un juicio negativo sobre su comunidad y sus valores.
Lee Hebreos 10:32 al 34; y 13:3. ¿Cuál fue la experiencia de la audiencia
de Hebreos después de su conversión?
Es muy probable que los lectores de Hebreos sufrieran verbal y físicamente a manos de turbas incitadas por los oponentes (p. ej., Hech. 16:19-22; 17:1-9). También fueron encarcelados, y es posible que además hayan sido golpeados, porque los funcionarios tenían el poder de autorizar el castigo y el encarcelamiento, a menudo sin seguir las normas judiciales apropiadas, mientras reunían pruebas (p. ej., Hech. 16:22, 23).
Lee Hebreos 11:24 al 26; y 1 Pedro 4:14 y 16. ¿Cómo nos ayudan las experiencias de Moisés y de los lectores de 1 Pedro a comprender por qué se perseguía a los creyentes cristianos?
Sufrir “el vituperio de Cristo” significaba simplemente identificarse con Cristo y soportar la vergüenza y el abuso que implicaba esta asociación con su nombre. La animosidad pública contra los cristianos era resultado de sus compromisos religiosos distintivos. La gente puede sentirse ofendida por prácticas religiosas que no comprende o por personas cuyo estilo de vida y moralidad podrían hacer que otros se sientan culpables o avergonzados. A mediados del siglo I d.C., Tácito consideraba que los cristianos eran culpables de “odio contra la humanidad” (A. J. Church y W. J. Brodribb, trad., The Complete Works of Tacitus, Anales 15.44.1). Cualquiera que sea la razón exacta de esa acusación –indudablemente falsa–, muchos cristianos primitivos, como aquellos a quienes Pablo les había escrito esta carta, estaban sufriendo por su fe.
■ Toda persona, ya sea cristiana o no, sufre. Sin embargo, ¿qué significa sufrir por causa de Cristo? ¿Cuánto sufrimiento enfrentamos por causa de Cristo, y cuánto se debe a nuestras propias decisiones?
Lunes
Desde el monte de los Olivos el Salvador contempló la tormenta que estaba por caer sobre la iglesia apostólica y, al penetrar más profundamente en el futuro, su ojo distinguió la fiera y devastadora tempestad que azotaría a sus seguidores en las edades venideras de oscuridad y persecución. En pocas y breves palabras de terrible significado, predijo la porción que los gobernantes de este mundo asignarían a la iglesia de Dios. Los seguidores de Cristo debían transitar la misma senda de humillación, reproche y sufrimiento que había recorrido su Maestro. La enemistad que se había manifestado hacia el Redentor del mundo se manifestaría también contra todos los que creyeran en su nombre.
La historia de la iglesia primitiva da testimonio del cumplimiento de las palabras del Salvador. Los poderes de la tierra y el infierno se coligaron contra Cristo en la persona de sus seguidores… Se encendieron los fuegos de la persecución. Se expropiaron las posesiones de los cristianos y se los arrojó de sus hogares. “Soportaron gran lucha y aflicción”. “Experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles”. Hebreos 11:36 (La historia de la redención, pp. 336, 337).
En Egipto, en su calidad de afortunado caudillo militar y favorito del rey y de la nación, se había acostumbrado a recibir alabanza y adulación. Se había granjeado la simpatía del pueblo. Esperaba llevar a cabo con sus propias fuerzas la obra de libertar a Israel. Muy diferentes fueron las lecciones que hubo de aprender como representante de Dios. Al conducir sus ganados por los montes desiertos y por los verdes pastos de los valles, aprendió a tener fe, mansedumbre, paciencia, humildad y a olvidarse de sí mismo. Aprendió a cuidar a seres débiles y enfermos, a salir en busca de los descarriados, a ser paciente con los revoltosos, a proteger los corderos y a nutrir los miembros del rebaño ya viejos y enclenques.
En esta labor Moisés se fue acercando al supremo Pastor. Llegó a unirse estrechamente con el Santo de Israel. Ya no se proponía hacer una gran obra. Procuraba hacer fielmente y como para Dios la tarea que le estaba encomendada… Conocía a Dios como Dios personal, y al meditar en su carácter se compenetraba cada vez más del sentido de su presencia. Hallaba refugio en los brazos del Eterno (El ministerio de curación, p. 377).
El alma afligida nunca es más amada por su Salvador que cuando está experimentando quebrantos por amor de la verdad. Cuando el creyente, por amor de la verdad, comparece ante tribunales injustos, Cristo está a su lado. Todos los vituperios que caen sobre el creyente humano, caen también sobre Cristo en la persona de sus santos. Cristo dijo: “Yo le amaré y me manifestaré a él”. Juan 14:21. Cristo es condenado otra vez en la persona de sus discípulos. Cuando el creyente es encarcelado por causa de la verdad, Cristo se le manifiesta y llena su corazón con su amor. Cuando experimenta la muerte por amor a Cristo, él le dice: Matarán el cuerpo, pero no pueden matar el alma. “Confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33 (A fin de conocerle, p. 274).
MALESTAR
Los lectores de Hebreos lograron retener su fe y su compromiso con Cristo, a pesar del rechazo y la persecución. Sin embargo, el conflicto hizo mella a largo plazo. Pelearon la buena batalla y salieron victoriosos pero también cansados.
Lee Hebreos 2:18; 3:12 y 13; 4:15; 10:25; 12:3, 12 y 13; y 13:1 al 9 y 13.
¿Cuáles eran algunos de los desafíos que enfrentaban los creyentes?
Hebreos nos dice que los lectores siguieron teniendo dificultades. Continuaron los ataques verbales y probablemente de otro tipo contra su honor (Heb. 13:13). Algunos creyentes todavía estaban en prisión (Heb. 13:3), algo que pudo haber agotado a la iglesia económica y psicológicamente. Estaban cansados (Heb. 12:12, 13) y fácilmente podían “desmayar” (Heb. 12:3).
Es habitual entre las personas y las comunidades que, después de que pasa la emoción de la victoria, las defensas psicológicas y de otro tipo se relajan y se vuelven más vulnerables al contraataque de sus enemigos. La fuerza que una persona o una comunidad movilizó para enfrentar una amenaza inminente es más difícil de reunir por segunda vez.
Lee 1 Reyes 19:1 al 4. ¿Qué le sucedió a Elías?
“Pero una reacción que con frecuencia sigue a los momentos de mucha fe y de glorioso éxito oprimía a Elías. Temía que la reforma iniciada en el Carmelo no durase; y la depresión se apoderó de él. Había sido exaltado a la cumbre de Pisga; ahora se hallaba en el valle. Mientras estaba bajo la inspiración del Todopoderoso, había soportado la prueba más severa de su fe; pero en el momento de desaliento, mientras repercutía en sus oídos la amenaza de Jezabel y Satanás prevalecía aparentemente en las maquinaciones de esa mujer impía, perdió su confianza en Dios. Había sido exaltado en forma desmedida, y la reacción fue tremenda. Olvidándose de Dios, Elías huyó hasta hallarse solo en un desierto deprimente” (PR 118, 119).
■ Piensa en esos momentos en los que fracasaste en tu vida cristiana, y trata de comprender las circunstancias y los factores que contribuyeron al fracaso. ¿Qué podrías haber hecho diferente?
Martes
Usted puede realizar mucho para sus hermanos si se oculta en Dios y permite que el Espíritu Santo suavice su espíritu. Usted tiene que enfrentar a un grupo difícil de personas. Están llenas de prejuicio amargo, pero no más de lo que estaba Saulo. Dios puede obrar poderosamente por sus hermanos si usted no se interpone en el camino ni pone impedimentos en su propio sendero. Permita que el calor del amor, la compasión y la ternura moren en su corazón mientras trabaja. Usted puede derribar las paredes férreas del prejuicio si solo se aferra a Cristo…
Como siervo de Dios, usted no debe desanimarse demasiado fácilmente por las dificultades o por la más fiera oposición. Salga, no en su propio nombre, sino en la fortaleza y el poder del Dios de Israel. Soporte rigores como un buen soldado de la cruz de Cristo. Jesús soportó la contradicción de pecadores contra sí mismo. Considere la vida de Cristo y cobre ánimo, y avance con fe, valor y esperanza (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 476, 477).
[E]n lugar de que las cosas tomen un cariz favorable, hombres perversos, maestros seductores irán empeorando, engañándose a sí mismos y a los demás. Debemos esperar una mayor oposición de la que hemos experimentado… Ahora debemos hacer de Cristo nuestro refugio, o en los días que nos esperan nuestras almas serán vencidas por las tinieblas y la desesperación. Hay un punto más allá del cual la ayuda humana no sirve de nada. Cada uno debe vivir por fe a medida que se vea forzado a entrar en un conflicto más severo y aparentemente mortal con los poderes de las tinieblas. Cada uno debe permanecer o caer por sí mismo. Las flechas del destruidor están por ser lanzadas contra los fieles, y ningún poder terrenal puede desviarlas. Pero si nuestros ojos pudieran ser abiertos, podríamos ver ángeles de Dios que rodean a los justos, para que ningún daño les acontezca…
Debemos contemplar a Jesús, estudiar sus palabras, orar por su Espíritu. Deberíamos estar solos con Dios con más frecuencia para meditar y orar. Oremos más y hablemos menos. No podemos confiar en nuestra sabiduría, en nuestra propia experiencia, en nuestro propio conocimiento de la verdad; debemos aprender diariamente, acudiendo a nuestro Maestro celestial en busca de instrucción, y entonces, sin parar mientes en el ocio, en el placer o en la conveniencia, debemos avanzar sabiendo que es fiel el que nos ha llamado (Nuestra elevada vocación, p. 364).
Todas las veces que uno está rodeado de nubes, perplejo por las circunstancias, o afligido por la pobreza o la desgracia, Satanás está cerca para tentar y molestar. Ataca nuestros puntos débiles del carácter. Busca sacudir nuestra confianza en Dios, quien sufre debido a que existe tal situación. Somos tentados a desconfiar de Dios, a objetar su amor. A menudo el tentador se nos acerca como lo hizo con Cristo, poniendo de manifiesto ante nosotros nuestras flaquezas y debilidades. Espera desanimar el alma y quebrantar nuestro apoyo en Dios. Entonces está seguro de su presa. Si lo enfrentásemos como Jesús lo hizo, escaparíamos a muchas derrotas (Nuestra elevada vocación, p. 258).
AVANZAR JUNTOS
¿Qué les aconsejó el apóstol a los lectores que hicieran en vista de su situación? ¿Qué podemos aprender de Hebreos para nuestro propio beneficio? Analicemos de qué manera Dios ayudó a Elías a recuperarse de su desánimo.
Lee 1 Reyes 19:5 al 18. ¿Qué hizo Dios para restaurar la fe de Elías, su
siervo?
La historia de la interacción de Dios con Elías después del Carmelo es fascinante porque muestra el tierno cuidado y la sabiduría con la que Dios suple las necesidades de quienes están en peligro y que luchan por recuperar la fe. Dios hizo varias cosas por Elías. En primer lugar, se preocupó por sus necesidades físicas. Le proveyó comida y lo dejó descansar. Luego, en la cueva, amablemente lo reprendió: “¿Qué haces aquí, Elías?”, y lo ayudó a entender más en profundidad cómo él obra y cumple sus propósitos. Dios no estaba en el viento, en el terremoto ni el fuego, sino en una voz suave y apacible. Entonces, Dios le dio a Elías una obra que hacer y lo tranquilizó.
Lee Hebreos 2:1; 3:12 al 14; 5:11 a 6:3; y 10:19 al 25. ¿Qué sugirió Pablo que deberían hacer los creyentes?
En todo Hebreos, podemos encontrar varias instrucciones que el apóstol les dio a los lectores para ayudarlos a recuperar su fuerza y su fe originales. El autor insiste en que atiendan las necesidades físicas de sus hermanos en la fe. Sugiere que debían practicar la hospitalidad y visitar a los presos, lo que implicaba atender sus necesidades. El apóstol exhorta a los lectores a ser generosos, recordando que Dios no los abandonará (Heb. 13:1-6). Pablo también los reprendió y los animó. Les advirtió que no “perd[ieran] el rumbo” (Heb. 2:1, NVI) y que no tuvieran “un corazón pecaminoso e incrédulo” (Heb. 3:12, NVI), y los animó a crecer en su conocimiento de la fe (Heb. 5:11–6:3). También señaló la importancia de la asistencia constante a las reuniones de la iglesia (Heb. 10:25). En resumen, sugirió que avanzaran juntos, que se animaran unos a otros y que se motivaran a tener amor y hacer buenas obras, pero también exaltó a Jesús y su ministerio en el Santuario celestial en favor de ellos (Heb. 8:1, 2; 12:1–4).
Miércoles
Aunque el lugar del monte Horeb al cual Elías se había retirado era un sitio oculto para los hombres, era conocido por Dios; y el profeta cansado y desalentado, no fue abandonado para que luchase solo con las potestades de las tinieblas que le apremiaban. En la entrada de la cueva donde Elías se había refugiado, Dios se encontró con él, por medio de un ángel poderoso enviado para que averiguase sus necesidades y le diese a conocer el propósito divino para con Israel.
Mientras Elías no aprendiese a confiar plenamente en Dios no podía completar su obra en favor de aquellos que habían sido seducidos al punto de adorar a Baal. El triunfo señalado que había alcanzado en las alturas del Carmelo había preparado el camino para otras victorias aun mayores; pero la amenaza de Jezabel había desviado a Elías de las oportunidades admirables que se le presentaban. Era necesario hacer comprender al hombre de Dios la debilidad de su posición actual en comparación con el terreno ventajoso que el Señor quería que ocupase (Profetas y reyes, p. 123).
Nada podemos hacer sin valor ni perseverancia. Decid palabras de esperanza y de ánimo a los pobres y a los desalentados. Si es necesario, dadles pruebas tangibles de vuestro interés, ayudándoles cuando pasan algún apuro. Quienes gozan de muchas ventajas deben tener presente que ellos mismos todavía yerran en muchas cosas, y les duele que se les señalen sus propios yerros y se les presente un hermoso modelo de lo que debieran ser. Recordad que la bondad puede más que la censura (El ministerio de curación, p. 148).
“Satanás es hábil para sugerir dudas e idear objeciones al testimonio directo que Dios envía, y muchos piensan que es una virtud, un indicio de inteligencia en ellos el ser incrédulos y presentar dudas. Los que desean dudar, tendrán abundante ocasión para ello. Dios no se propone evitarnos toda oportunidad de ser incrédulos. Él da evidencias, que deben ser investigadas cuidadosamente con mente humilde y espíritu susceptible de ser enseñado; y todos deben decidir por el peso de la evidencia”. “Dios da suficiente evidencia para que pueda creer el espíritu sincero; pero el que se aparta del peso de la evidencia porque hay unas pocas cosas que su entendimiento finito no puede aclarar, será dejado en la atmósfera fría y helada de la incredulidad y de la duda, y perderá su fe” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 633).
Cuando una persona llega a cierta edad, esperamos de ella una inteligencia correspondiente, de acuerdo con sus años y sus oportunidades… Y si esperamos esta manifestación de crecimiento intelectual en el niño, a medida que avanza en años, ¿no hemos de esperar también que el cristiano crezca en gracia y experiencia?…
Dios no desea que seáis siempre novicios. Necesita en su obra todo lo que podáis obtener aquí para lograr cultura mental y discernimiento claro. Él desea que lleguéis al último tramo de la escalera, y después que avancéis hacia el reino de Dios (Hijos e hijas de Dios, p. 332).
EN ESTOS POSTREROS DÍAS
Lee Hebreos 1:2; 9:26 al 28; 10:25 y 36 al 38; y 12:25 al 28. ¿Qué aspecto
resalta Pablo aquí, especialmente con respecto al tiempo?
Hay un elemento muy importante, que el apóstol enfatiza, que le agrega urgencia a su exhortación: los lectores están viviendo en los “postreros días” (Heb. 1:2) y más promesas están a punto de cumplirse (Heb. 10:36–38). Es interesante, como veremos, que a lo largo del documento Pablo compara a su audiencia con aquella generación del desierto que se encontraba ante la frontera de Canaán, lista para entrar en la Tierra Prometida. Les recuerda: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Heb. 10:37). Y luego los anima: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Heb. 10:39). Con esta última exhortación les recordaba a ellos, y a nosotros, los peligros que históricamente ha experimentado el pueblo de Dios justo antes del cumplimiento de las promesas de Dios.
El libro de Números habla de esto mismo. El registro bíblico dice que dos veces, justo antes de entrar en la Tierra Prometida, Israel sufrió importantes derrotas. La primera vez –registrada en Números 13 y 14– nos habla de las dudas que varios dirigentes dispersaron entre la congregación e hicieron que le faltara fe a Israel. Como resultado, la congregación decidió nombrar un nuevo líder y regresar a Egipto, justo en el momento en que estaban a punto de entrar en Canaán.
La segunda vez, los israelitas se enredaron con la sensualidad y la adoración falsa en Baal Peor (Núm. 24; 25). Si bien Balaam no pudo invocar maldiciones sobre los israelitas, Satanás usó las tentaciones sexuales para llevar a Israel a la adoración falsa y al pecado, y para provocar el disgusto de Dios sobre ellos.
El apóstol advierte a los lectores de Hebreos acerca de ambos peligros. En primer lugar, los exhorta a que se aferren a la confesión de su fe y fijen sus ojos en Jesús (Heb. 4:14; 10:23; 12:1-4). En segundo lugar, los exhorta contra la inmoralidad y la codicia (Heb. 13:4-6). Finalmente, los exhorta a observar y obedecer a sus líderes (Heb. 13:7, 17).
■ Tomando en cuenta nuestra interpretación del estado de los muertos (que no bien cerramos los ojos al morir, lo siguiente que veremos es la Segunda Venida), ¿en qué sentido podemos decir que todas las personas han vivido en los “últimos días”?
Jueves
Lo que Cristo fue para Juan en el exilio lo será para su pueblo que sentirá la mano de la opresión a causa de su fe y testimonio por Cristo… Fueron llevados por la tormenta y la tempestad de la persecución a las hendiduras de las peñas, pero estaban ocultos en la de los siglos y en la fortaleza de las montañas, en las cuevas y en las guaridas de la tierra, el Salvador revela su presencia y su gloria.
Un poco más de tiempo, y el que ha de venir vendrá y no tardará. Sus ojos, como llama de fuego penetran en las prisiones bien custodiadas para buscar a los que están ocultos, porque sus nombres están escritos en el libro de vida del Cordero. Esos ojos del Salvador están por encima de nosotros, a nuestro alrededor, en toda dificultad, disciernen todo peligro, y no hay lugar donde no puedan penetrar; no hay aflicciones o sufrimientos de su pueblo que escapen a la simpatía de Cristo (That I May Know Him, p. 360; parcialmente en A fin de conocerle, p. 358).
“Aférrate”. Esto no significa decir, “aférrate a tus pecados”; sino, aférrate del bienestar, de la fe, de la esperanza que Dios te ha dado por su Palabra. Nunca te desanimes. Un hombre desanimado no puede hacer nada. Satanás está tratando de desanimarte, diciéndote que no vale la pena servir a Dios, y que da lo mismo disfrutar de los placeres y goces de este mundo. Pero, “¿de qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma?” Tú puedes gozar de los placeres mundanos a expensas del mundo futuro; pero, ¿estás dispuesto a pagar tal precio?
Debemos “aferrarnos” y vivir a la altura de toda la luz que hemos recibido del cielo. ¿Por qué? Porque Dios desea que nos aferremos fuertemente de la verdad eterna, y actuemos como su mano ayudadora, para comunicar la luz a aquellos que no se han dado cuenta del amor que siente hacia ellos. Cuando os entregáis a Cristo, hacéis una promesa ante la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, las tres grandes Personalidades, dignatarios del cielo. “Aferraos” a esa promesa (Hijos e hijas de Dios, p. 353).
Podéis elegir quién gobernará vuestro corazón y controlará vuestra mente. Si elegís abrir la puerta a las sugestiones del maligno, vuestra mente estará llena de desconfianza y rebeldía. Podéis manifestar vuestros sentimientos, pero cada duda que expresáis es una semilla que germinará y dará fruto en la vida de otro, y será imposible contrarrestar la influencia de vuestras palabras. Podéis restableceros de vuestro período de tentación… pero otros que han sido conmovidos por vuestra influencia tal vez no sean capaces de escapar de la incredulidad que habéis sugerido. Cuán importante es que hablemos a los que nos rodean únicamente cosas que produzcan fortaleza espiritual e iluminen (A fin de conocerle, p. 227).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
David A. deSilva explica claramente por qué los primeros cristianos sufrieron persecución: “Los cristianos adoptaron un estilo de vida que [...] habría sido considerado antisocial e incluso subversivo. La lealtad a los dioses, expresada en la asistencia religiosa a los sacrificios y cosas por el estilo, se consideraba un símbolo de lealtad al Estado, las autoridades, los amigos y la familia. La adoración de las deidades era algo así como un símbolo de la dedicación de uno a las relaciones que mantenían estable y próspera a la sociedad. Al abstenerse de lo primero, los cristianos (al igual que los judíos) inspiraban desconfianza como posibles violadores de las leyes y [como] elementos subversivos dentro del Imperio” (Perseverance in Gratitude, p. 12).
“Para los desalentados, hay un remedio seguro: fe, oración y trabajo. La fe y la actividad impartirán una seguridad y una satisfacción que aumentarán de día en día. ¿Están tentados a ceder a presentimientos ansiosos o al abatimiento absoluto? En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no teman. Tengan fe en Dios. Él conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su compasión y su amor infinitos son incansables. No teman que deje de cumplir su promesa. Él es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que lo aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige. El apóstol Pablo atestiguó: ‘Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. [...] Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte’ (2 Cor. 12:9, 10)” (PR 121).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Es posible ser “diferente” debido a nuestro compromiso cristiano y, sin embargo, no ser acusado de “separación” y desprecio por los demás? Si es así, ¿cómo?
2. La palabra “exhortación”, en la Biblia, puede ser una respuesta de reprensión o de ánimo. ¿Qué cuidado debemos tener al reprender a una persona desanimada?
3. ¿Qué similitudes encuentras entre la experiencia de los lectores de Hebreos y la de la iglesia de Laodicea, de Apocalipsis 3:14 al 22? ¿De qué manera nuestra experiencia hoy, dos mil años después, es similar a la de ellos, y qué podemos aprender de las similitudes?
Viernes
Mensajes selectos, “Tengamos las lámparas despabiladas y ardiendo”, t. 1, p. 222;
Los hechos de los apóstoles, “Cartas escritas desde Roma”, pp. 378-380.
"EN ESTOS POSTREROS DÍAS: EL MENSAJE DE HEBREOS"
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Dios lo bendiga!!!
Lección 1
EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
Parte I: RESEÑA
Texto clave: Hebreos 2:3, 4; 1 Pedro 4:14, 16; Hebreos 13:1–9, 13; 1 Reyes 19:1–18; Hebreos 3:12–14; Números 13.
Introducción:
Fue la iglesia cristiana primitiva la que inicialmente recibió y leyó el libro de Hebreos como una carta del apóstol Pablo. La autoría de Pablo se advierte por la inclusión de Hebreos entre las epístolas paulinas en los manuscritos griegos. En los manuscritos más antiguos que existen, que datan de alrededor de 200 d.C., Hebreos se ubica justo después de la Epístola de Pablo a los Romanos. En la actualidad, encontramos a Hebreos justo antes de las epístolas generales del Nuevo Testamento: Santiago; 1 y 2 Pedro; 1, 2 y 3 Juan; y Judas. El comienzo de Hebreos no sigue el protocolo habitual que se utiliza en la redacción de cartas (ver Heb. 1:1-3). De hecho, en el libro no se menciona el nombre de Pablo ni el de los destinatarios específicos; no hay saludos ni agradecimientos (comparar con Fil. 1:1-11). Sin embargo, Hebreos termina como una carta. Aquí, el autor, de quien Elena de White da fe de que es Pablo, da instrucciones pertinentes a su audiencia: “Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente” (Heb. 13:24). Para concluir, agrega deseos finales de despedida: “La gracia sea con todos vosotros” (Heb. 13:25). Por lo tanto, a la luz de las variaciones que hemos señalado, podemos decir que Hebreos es una epístola un tanto inusual.
Temática de la lección:
- La lección de esta semana enfatiza tres cosas: el “género” de la epístola, su audiencia y los “postreros días”, en los que viven los lectores.
Parte II: COMENTARIO
El género de Hebreos
El estilo de Hebreos se ha identificado como una homilía, o sermón cristiano. ¿Cuáles son las razones textuales para considerar que Hebreos es un sermón?
En primer lugar, Pablo define su obra como una “palabra de exhortación” (Heb. 13:22), más conocida como un discurso oral. Asimismo, durante su primer viaje misionero, Pablo y Bernabé asisten el sábado a la sinagoga de Antioquía en Pisidia. Los líderes de la sinagoga le preguntan a Pablo y a Bernabé si tienen “alguna palabra de exhortación para el pueblo” (Hech. 13:15). Pablo se pone de pie y pronuncia el sermón evangélico en la sinagoga, registrado en Hechos 13:16 al 41.
En segundo lugar, el libro de Hebreos usa el pronombre plural en primera persona (nosotros/nos/nuestro) de una manera característica. Este estilo permite que el hablante se identifique con la audiencia al mismo tiempo que hace valer su autoridad.
En tercer lugar, hay varias referencias a hablar y oír, no a escribir y leer, que en los demás escritos definen la redacción de Pablo. Analiza los siguientes ejemplos: “[…] acerca del cual estamos hablando ” (Heb. 2:5); “Acerca de esto tenemos mucho que decir , y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír ” (Heb. 5:11); “aunque hablamos así” (Heb. 6:9); “El punto principal de lo que venimos diciendo es que […]” (Heb. 8:1); “¿Y qué más digo ?” (Heb. 11:32; énfasis añadido).
En cuarto lugar, una hábil alternancia entre exposición y exhortación atraviesa Hebreos. Un orador del período grecorromano utilizaba esta modalidad para explicar claramente sus argumentos sin perder la atención del oyente. Este recurso oratorio nos ayuda a identificar fácilmente los patrones de alternancia en el libro de Hebreos. Por lo tanto, observamos que la exposición de Hebreos 1 apunta directamente a la exhortación de Hebreos 2:1 al 4. El argumento de Hebreos 2:5 al 18 inmediatamente se convierte en una aplicación en Hebreos 3:1. El debate de Hebreos 3:2 al 6 se concentra en la frase “por tanto”; la cual, a su vez, se encauza en la exhortación de Hebreos 3:7 al 13. Luego, la exposición de Hebreos 3:14 al 19 se aplica en Hebreos 4:1, mientras la exposición de Hebreos 4:2 al 10 desemboca en la exposición de Hebreos 4:11 al 16, entre otros ejemplos. (Para un análisis más detallado sobre la alternancia entre exposición y exhortación en Hebreos, ver Donald A. Hagner, Encountering the Book of Hebrews: An Exposition, Encountering Biblical Studies [Grand Rapids, MI: Baker, 2002], p. 28).
En quinto lugar, la forma en que Pablo presenta los temas habla en favor de una forma oral de discurso, mediante el cual se produce un efecto acumulativo. Estos temas se desarrollan totalmente más adelante. Por ejemplo, la comunión que Jesús tiene con los seres humanos mencionada en Hebreos 2:14 al 18 se hace temática en Hebreos 5:1 al 10. La fe de Jesús, descrita en Hebreos 3:1 al 6, se hace explícita en Hebreos 12:1 al 3. Su papel como Sumo Sacerdote (Heb. 4:14; 5:1-10) se desarrolla más cabalmente en Hebreos 7:1 a 9:28.
En síntesis, si vemos a Hebreos como una “palabra de exhortación”, entonces la conclusión parece ineludible: Hebreos se delineó, al menos originalmente, como un sermón. En síntesis, los elementos que se encuentran dentro de la carta que dan peso a esta conclusión son: (1) el uso distintivo del pronombre plural en primera persona, (2) las referencias a oír y hablar, (3) la alternancia entre exposición y exhortación, así como (4) la manera en que Pablo introduce los temas en forma sutil y luego los desarrolla.
Preguntas para reflexionar: ¿En qué otro lugar de la Biblia o del Nuevo Testamento se registran sermones, y cómo se comparan con Hebreos? ¿Qué elementos en común tienen estos sermones con Hebreos y en qué elementos difieren?
La audiencia de Hebreos
No se revela claramente la identidad exacta de la audiencia de Hebreos porque el libro no sigue el protocolo habitual que se utiliza en la redacción de cartas, por el que se habría mencionado a la audiencia. Lo que podemos decir con certeza del texto bíblico es que los destinatarios son cristianos. Esta conclusión parece ser clara en el llamado de Pablo a que se aferren a su profesión: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión” (Heb. 4:14; ver además Heb. 10:23). Está muy debatido si los destinatarios eran cristianos judíos, cristianos gentiles o una audiencia mixta. La epístola nunca menciona a judíos ni a cristianos. Tampoco menciona la circuncisión ni el Templo (que no debe confundirse con el “santo”, traducido como santuario, ni con “tienda”, traducido como tabernáculo). Además, la epístola elude las referencias divisivas a judíos o gentiles. Estos hechos hablan a favor de una audiencia mixta. Por tanto, el título “a los Hebreos” es una antigua conjetura sobre los destinatarios. Independientemente de quiénes sean, el grupo importante al que deben pertenecer es el “pueblo de Dios” (Heb. 4:9).
La epístola va dirigida a una comunidad de cristianos que obviamente vivió al menos una experiencia en tres etapas.
La primera etapa se distinguió por la evangelización, llevada a cabo por los testigos presenciales de Cristo y quienes oyeron a estos (Heb. 2:3). Esta etapa estuvo acompañada por señales divinas, milagros y la distribución del Espíritu Santo (Heb. 2:4). Quienes se hicieron cristianos durante esta etapa fueron “iluminados”, “gustaron el don celestial”, “fueron hechos partícipes del Espíritu Santo” y “gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero” (Heb. 6:4, 5). Mediante esas experiencias, la comunidad desarrolló su identidad colectiva y se diferenció del mundo exterior.
La segunda etapa se caracterizó por la persecución desde fuera de la comunidad, mientras que las personas dentro de la comunidad se solidarizaban entre sí (Heb. 10:32, 33). La persecución se volvió terriblemente feroz; sin embargo, Pablo recuerda que la audiencia “sufri[ó] con gozo” “el despojo de [sus] bienes” (Heb. 10:34). Una persecución tan cruel durante un período prolongado pudo ocasionar fatiga, dudas y malestar.
Esta condición parece ser el problema en la tercera etapa. Por eso, Pablo da un sermón tan apasionado. Quiere animar, exhortar y advertir a su audiencia. Les advierte para que “no p[ierdan] el rumbo” (Heb. 2:1, NVI), porque él desea que nadie se “apart[e] del Dios vivo” (Heb. 3:12) y que “ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”, como lo hizo la generación del Éxodo (Heb. 4:11). Pablo anima a su audiencia a progresar en lugar de retroceder. Sin embargo, se da cuenta de que los miembros de su audiencia tienen “necesidad de leche, y no de alimento sólido” (Heb. 5:12). Además, sus destinatarios están “dejando de congregar[se], como algunos tienen por costumbre” (Heb. 10:25). Pablo exhorta a su audiencia a no perder la confianza, porque “tiene grande galardón” (Heb. 10:35).
En resumen, se puede concluir que la audiencia de Hebreos estaba compuesta por cristianos que pasaron por las etapas de evangelización fervorosa, luego la de persecución feroz y, finalmente, estaban tan fatigados y desanimados que Pablo temió por su salvación eterna. El propósito de Pablo al pronunciar su enérgico sermón es abordar esa experiencia de agotamiento y desánimo espiritual.
Preguntas para reflexionar: Piensa en el ciclo de vida de tu iglesia. Analiza dónde se encuentra en su experiencia con Dios en comparación con la audiencia de Hebreos. ¿Estarías dispuesto a sufrir hasta el punto de aceptar con gozo el saqueo de tus posesiones? Cristo observó que la iglesia de Éfeso había perdido su primer amor (Apoc. 2:4). Se podría hacer una observación similar respecto de la audiencia de Hebreos, cuyo entusiasmo espiritual fue disminuyendo a medida que su sufrimiento se intensificaba y crecía. ¿Cuáles son las consecuencias de esa pérdida?
“Estos postreros días”
El discurso final y decisivo de Dios a la humanidad llega a través de Jesús, el Hijo, “en estos postreros días” (Heb. 1:1, 2). Estos “postreros días” comienzan con la encarnación de Cristo y terminarán con su segunda venida, cuando sus enemigos serán convertidos en “estrado” de sus pies (Heb. 1:13). Dios no solo habló a través de las palabras de Jesús “en estos postreros días”, sino también a través de sus acciones, especialmente su muerte, resurrección y exaltación. Por eso, “es necesario que [tanto la audiencia de Hebreos como nosotros] con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Heb. 2:1).
Pregunta para reflexionar: “Es preciso, por tanto, que tomemos en serio el mensaje recibido, si no queremos navegar a la deriva”. ¿Qué transmite esta metáfora náutica de Hebreos 2:1 de “navegar a la deriva” que se encuentra en la Biblia La Palabra?
Parte III: APLICACIÓN A LA VIDA
Cuando Beethoven tenía cinco años, tocaba el violín bajo la tutela de su padre. A los trece años, era concertista. A los veinte años, estudió con músicos de renombre, como Haydn y Mozart. Como Beethoven desarrolló sus habilidades, llegó a ser un compositor prolífico. Su entusiasmo por la música hizo realidad varias sinfonías majestuosas, unos cuantos conciertos para piano y numerosas piezas de música de cámara. Su amor por la música lo impulsó cada vez más a sus logros musicales. Sin embargo, Beethoven no era ajeno a las dificultades. Cuando todavía no había cumplido treinta años, comenzó a perder la audición. Después de los cincuenta, Beethoven quedó totalmente sordo. ¡Imagínate lo que eso significó para él como músico!
Ponte en el lugar de la audiencia de Hebreos. En el apogeo de su entusiasmo cristiano, ocurre un desastre inesperado. Entonces, ¿cómo responderías tú al sermón de Hebreos?
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