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Intermediarios | Lección 2: David enfrenta a Goliat | 1er Trimestre 2024 | Año A

Intermediarios | Lección 2: David enfrenta a Goliat | 1er Trimestre 2024 | Año A

Lección 2 de Intermediarios
DAVID ENFRENTA A GOLIAT


Intermediarios | Lección 2: David enfrenta a Goliat | 1er Trimestre | Año A

Textos clave y referencias:
1 Samuel 17;
Patriarcas y profetas, cap. 63, pp. 631-636.).

Versículo para Memorizar:
«Tú eres mi protector,
mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto
escondite»
(Salmo 18: 2).

Mensaje:
Dios es nuestro campeón; él gana las victorias por nosotros.



Piensa en una ocasión en que te enviaron con un encargo especial. ¿Era algo que tenías ganas de hacer, o era algo que te causaba temor? ¿Se convirtió esa ocasión en algo muy diferente de lo que debía ser? En la historia de hoy, un muchacho fue enviado a hacer un mandado que se convirtió en una batalla.

El joven David llegó a la cumbre de una colina y desde allí vio el campamento del ejército de Israel. Su padre lo había enviado con provisiones para sus tres hermanos mayores, que habían permanecido acampados durante tres semanas. El padre deseaba saber cómo se encontraban.

Cuando David llegó al campamento, preguntó a un soldado qué sucedía. Este le informó de que había movimiento en las filas de los filisteos, sus enemigos, por lo que los soldados israelitas se estaban preparando para el ataque. David miró preocupado a sus hermanos.

Cuando su hermano Eliab lo vio, le preguntó irritado qué estaba haciendo allí. Antes de que David pudiera contestar, se produjo un gran silencio en el lugar. David vio que de entre las filas de los filisteos avanzaba un gigante. Estaba protegido por un casco y una coraza. Iba armado con la lanza más grande que David hubiera visto. También llevaba una enorme espada.
—¿Quién es ese? —preguntó David asombrado.
—Ese es el gigante Goliat
—contestó un soldado atemorizado.
—¡Envíen a un hombre a pelear conmigo, cobardes! —tronó Goliat—. Si su hombre gana, los filisteos serán sus siervos.


Pero si yo gano, los israelitas serán nuestros servidores.
David esperó que alguien aceptara el desafío. Pero nadie se movió. El silencio hizo que Goliat gritara con más fuerza sacudiendo su enorme lanza:
—¡Escuchen, cobardes! ¡Maldito sea el Dios de Saúl e Israel!
—¿Por qué tenemos que dejar que hable de ese modo? —exclamó David dirigiéndose a sus hermanos—. ¡No podemos permitir que desafíe a nuestro Dios! ¿Qué les pasa a todos?
¿Le tienen miedo al gigante?
Alguien comunicó al rey Saúl los comentarios de David, quien lo mandó a buscar y le pidió explicaciones.
—No entiendo —dijo David valerosamente— por qué nadie tiene valor suficiente para pelear con ese filisteo.

Saúl quiso dar una explicación, pero no la encontró. De pronto David supo lo que debía hacer.
—Si nadie quiere pelear —dijo con decisión—, ¡yo lo haré!
—¿Tú? ¡Eres solo un muchacho! —objetó Saúl—. No sabes nada sobre las técnicas de la batalla. En cambio Goliat ha sido entrenado desde niño.

—Es verdad, rey Saúl. Pero Dios peleará y ganará la batalla en mi lugar. Una vez un oso, y otra vez un león, atacaron mis ovejas, Dios me dio la fuerza necesaria y los maté. Sé que hoy hará lo mismo.
El Rey le dijo que le daría permiso para enfrentarse con Goliat, pero tenía que ponerse su armadura. David se la puso, pero apenas podía moverse con ella. Le dijo al Rey que iría a la batalla sin ella. De modo que tomó su báculo de pastor y se dirigió hacia el valle.

—Dios, esta batalla es tuya —oró David.
Cuando llegó a un arroyo recogió cinco piedras lisas y las echó en el zurrón de pastor que traía consigo.


Goliat observó a David que se aproximaba, y comprendió que no era un soldado el que iba a pelear con él, sino un muchacho.
—¿Acaso crees que soy un perro que vienes a mí con palos?
—bramó Goliat levantando la visera de su casco.

—Tú vienes a pelear conmigo con espada, lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel —dijo David con voz clara y fuerte.

David tomó rápidamente una piedra de su bolsa y la puso en su honda. Goliat, en un arranque de rabia, se lanzó al encuentro de su retador. David hizo girar su honda con velocidad y de pronto lanzó la piedra en dirección a la cabeza del gigante. La piedra avanzó con fuerza y dio en el blanco en medio de la frente de Goliat.

El filisteo vaciló un momento y luego cayó de bruces en tierra. Se produjo un profundo silencio en el valle. David sabía que todos lo miraban.


Los filisteos huyeron aterrorizados. Goliat, su héroe y campeón, había sido abatido.
Los soldados israelitas lanzaron gritos de victoria. Había terminado la batalla. Ahora Israel tenía un campeón más famoso que Goliat. Dios había ganado la victoria por ellos.

 

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Dios les bendiga!!!

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